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Arquidiócesis de Bucaramanga

Instituto Teológico Pastoral Benedicto XVI

SEMINARIO DE SANTIDAD LAICAL

Grupo 3

Dimensión Sacerdotal del Bautismo

En un espíritu sinodal, hemos participado todos en unicidad y con nuestras miradas enfocadas
en la misión que el Señor nos ha encomendado en cada una de nuestras parroquias, logrado
con esfuerzo reunirnos de forma presencial y virtual, podemos decir nuevamente que hemos
comenzado a conocernos un poco más y aprendiendo a caminar juntos como familia.
Reunidos en oración, hemos pedido al Espíritu Santo, que nos ilumine y nos santifique con
sus dones, para poder comprender, reflexionar y vivir dando no solo una respuesta escrita,
sino también quedando con un compromiso como respuesta.

¿Por qué es importante la celebración de la Eucaristía dominical en la fe cristiana?

En la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios en el capítulo 10 y 11 nos expresa
la importancia que debemos tener sobre la cena del Señor, no solo en cuanto a la presencia
real de su cuerpo y sangre si no en la participación de todos en la cena eucaristía. El apóstol
dice: La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de
Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun
siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo
pan. I Corintios 10,16-17, además podemos observar, que esta importancia se ha transmitido
de generación en generación hasta nuestros días como lo expresa el Apóstol así: “Porque yo
recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue
entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se
da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo también la copa después de cenar
diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo
en recuerdo mío.» Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la
muerte del Señor, hasta que venga. I Corintios 11:23-26
La Eucaristía es nuestro alimento y motivo por el cual nos congregamos para dar gracias a
Dios, recordando el sacrificio de su hijo nuestro Señor Jesucristo por acción del Espíritu
Santo. La iglesia peregrina conmemora la entrega total de Jesús por amor hacia nosotros cada
domingo, es el centro de nuestra fe porque se conmemora la resurrección de Cristo y el
encuentro con Él ya que es fundamental para nuestra vida.
En la celebración dominical formamos una sola comunidad en Cristo, nos unimos para adorar
a Dios y fortalece nuestro espíritu en un encuentro con él, un encuentro con el amado, en el
amor y la bondad que él solo sabe dar en cada hostia consagrada.

La Eucaristía es el acto central de la vida cristiana y desde el inicio de la Iglesia está vinculada
al domingo, como el día más importante, el día de la resurrección de Jesucristo y del
encuentro con él. Así se expresa en los Padres de la Iglesia, en el Magisterio y en la misma
celebración actual, dentro del rito romano.
La eucaristía es la autopista al cielo lo decía el beato Carlos Acutis , es el regalo más hermoso
que DIOS nos dio por medio de su Hijo Jesucristo.
Si es posible, debemos asistir no solo los domingos sino todos los días a recibir a Jesús en la
Santa Eucaristía, oír la homilía completa y volver a releer las lecturas diarias para entenderlas
con la ayuda del Espíritu Santo.
¿Por qué es importante la Eucaristía?
Con razón ha proclamado el Concilio Vaticano II, que el Sacrificio eucarístico es «fuente y
cima de toda la vida cristiana». «La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien
espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida
a los hombres por medio del Espíritu Santo». Por tanto, la mirada de la Iglesia se dirige
continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena
manifestación de su inmenso amor.
¿Qué relación tiene con la Iglesia?
Del misterio pascual nace la Iglesia, precisamente por eso la Eucaristía, que es el sacramento
por excelencia del misterio pascual, está en el centro de la vida eclesial. Se puede observar
esto ya desde las primeras imágenes de la Iglesia que nos ofrecen los Hechos de los
Apóstoles: «Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la
fracción del pan y a las oraciones». La «fracción del pan» evoca la Eucaristía. Después de
dos mil años seguimos reproduciendo aquella imagen primigenia de la Iglesia.
En conclusión, es muy importante saber que estamos cumpliendo con el primer mandamiento
de la Santa Madre Iglesia, nos reunimos a escuchar la palabra de Dios y participar del
encuentro con Jesús en la eucaristía; recordando su pasión, muerte, resurrección y gloria;
porque también al estar en gracia de Dios, tenemos esa alegría de recibir a Jesús
sacramentado, teniendo presente que lo hacemos con fe en la promesa de Jesús, esperanza en
de la salvación y por amor a Dios.
Explicar la Dimensión celebrativa de nuestra vida cristiana
Nuestra vida cristiana comienza en el bautismo, desde allí tenemos nuestro primer encuentro
con la dimensión celebrativa, el camino de los sacramentos, luego desde el momento en que
tomamos conciencia de que nuestra prioridad es ayudar a edificar el reino de Dios y
continuamos un camino lleno de riqueza sacramental, en los sacramentales, el oficio divino,
en la liturgia de la iglesia y las riquezas inagotables de la piedad popular, donde no solo lo
hacemos desde nuestra parroquia o templo, sino también desde nuestro hogar, nuestra
familia, nuestros vecinos y comunidad en general y lo hacemos de una manera consagrada,
con amor, con convicción, esfuerzo y dedicación.
Se celebra en nuestro diario vivir, ayudando a edificar el reino de Dios cuando lo hacemos
por medio de la personas que nos rodean, desde una catequesis celebrativa, que es tomarla
viva, haciendo que niños, jóvenes y adultos, tengan ganas de volver a encontrarse con Dios,
con la comunidad y con los hermanos, desempeñando esta bella labor de una manera positiva
en oración, en reconciliación, en obediencia, en gratitud y fidelidad a Dios Padre.
La dimensión celebrativa es un desafío permanente, es un caminar con diversas etapas, donde
se adquiere madurez, profundidad y transformación de vida para llegar a ser un adulto
discípulo misionero, congregados siempre en comunidad, mediante diferentes
acontecimientos, nuestra vida en la fe cristiana y católica se nutre y se alimenta esencialmente
de los sacramentos, sacramentales y el oficio divino, la manifestación en lo que creemos y
profesamos, que nos lleva a una fe viva y ardiente, es ayudada como alimento espiritual con
la piedad popular como el rosario, las procesiones, el viacrucis y las novenas de navidad, ect.
Es también un camino, la fe, se robustece y sus frutos se dan con el tiempo, ése es el
testimonio; celebrar es disponer de nuestro tiempo y espacio con palabras, gestos y actitudes,
es Jesús mismo quien viene a nosotros, y nuestro reto es lograr que permanezca en nosotros,
viviendo en gracia y amando a Dios por encima de todo. La obediencia está en dejar que sea
El en nosotros y negarnos a nosotros mismos es decir a nuestros egoísmos, siendo otros
Cristos veremos con sus ojos, sentiremos con su corazón a los demás como verdaderos
hermanos en El, ya no vivimos para nosotros, sino vivimos para El, entregando nuestra vida
al servicio de los demás y es una realidad dinámica que ayuda a vivir la fe y su compromiso
transformador de una realidad.
En conclusión, nuestra vida cristiana hacemos varias celebraciones basadas en la fe que
profesamos, por ejemplo: Hacemos la primera comunión, la confirmación y luego
celebramos la eucaristía, la cual puede realizarse una vez al día, o una vez a la semana, una
vez al mes o una vez al año. Se supone que se debe hacer diaria, algunos de nosotros la
hacemos una vez a la semana y en esencial los domingos. Otras celebraciones se realizan una
vez al año, a saber: La pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, la semana santa, el
nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, la navidad.
Todos estos actos, son una demostración de nuestra vocación cristiana y nuestra devoción a
Cristo y tiene un importancia vital en nuestra vida cristiana ya que es parte del sustento de
nuestra fe celebrada y vivida en comunidad.
Celebrar los diversos acontecimientos de la vida desde la fe
La participación activa y la común unión de todos los fieles se expresa especialmente en las
celebraciones de la litúrgicas, es necesario aprender las oraciones, cantos y todo lo
relacionado durante la celebración de la liturgia, estos acontecimientos se mueven en el
respeto, silencio, oración, meditación, adoración, veneración, alabanza y glorificación al
santísimo sacramento del altar “JESÚS “.
Reconocer el signo de nuestros tiempos en la realidad que vivimos, pues nosotros también
somos pecadores y por lo tanto debemos tener un arrepentimiento y una conversión para estar
en gracia de Dios y de esta manera tener una verdadera participación en la celebración de la
liturgia. Es importante reconocer que es Jesús mismo, en su sencillez hecho pan y vino para
cada uno de nosotros como alimento del espíritu.
Cuando nosotros como pueblo de Dios, participamos en los diferentes acontecimientos
litúrgicos, nos invita a vivir y entorno a Jesucristo Eucaristía como fuente y culmen de toda
la liturgia.
En la celebración de los misterios de la fe reconocemos algunos acontecimientos.
 Adviento: Prepararse a recibir a Jesús que viene.
 Navidad: Celebrar el nacimiento de Jesús de una familia
 Cuaresma: Se celebra el tiempo de penitencia, de reflexión y ayuno para acompañar
a Jesús para cuando se entrega su vida por la humanidad.
 Triduo Pascual: Son 3 días Santos para conmemorar la pasión, muerte y Resurrección
de Jesús.
 Pascua: Nos preparamos para celebrar el gozo de Jesús resucitado y que nos envía el
Espíritu Santo.
Reconocer en cada acontecimiento, que nuestra vida es un memorial de la pasión y muerte
de nuestro Señor Jesucristo, Muriendo cada día con El, también resucitamos a su Gracia y
de esta forma participamos del plan de salvación para todos, reconociendo que Jesús dio su
vida por cada uno de nosotros, sin importar su raza, lengua o nación, familia y sin ningún
tipo de parámetros todos somos hijos de Dios.
Conclusión, la participación en los acontecimientos de la vida cristiana y en las celebraciones
litúrgicas debe ser plena, responsable y dinámica, en la piedad popular, se debe tener en
cuenta el discernimiento del Magisterio vivo de la iglesia, ante tanta revelación privada que
no cesan de salir día a día. Debemos tener en cuenta lo que nos enseña el catecismo de la
Iglesia católica en el numeral 67 que dice: “A lo largo de los siglos ha habido revelaciones
llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la
Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al depósito de la fe. Su función no es la de
"mejorar" o "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla más
plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el
sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones
constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia.”
¿Qué es necesario tener en cuenta para la Formación litúrgica al Pueblo de Dios?
Reto post pandemia: Participación, activa y consciente, en la liturgia de la comunidad
parroquial, ¿Cómo responder a este reto?
Encontramos en consenso varias respuestas validas, y una en común es estar en gracia de
Dios, con nuestra vida debemos dar testimonio, con alegría de recibir a Jesús Eucaristía y
que esa alegría se trasmita a los hermanos católicos y no católicos, Dios primero y por encima
de todas las cosas y circunstancias y así se responde ante los retos de la comunidad cristiana
ante las dificultades vividas.
La presencia de Jesús en la celebración de la eucaristía, durante la pandemia se vio mediada
por la tecnología para que tuviera mayor alcance a todas las personas y el Papa francisco
concedió muchas indulgencias.
Como primera instancia, un reto importante es comenzar a formar formadores, la pandemia
fracturo la dinámica de los encuentros, pero nos dispuso a un anhelo a volver a comenzar, a
motivar el retorno de los grupos apostólicos, aun cuando muchos de los que conocíamos
familiares, amigos y conocidos habían retornado a la casa del padre por la enfermedad.
Retomar es la clave, para ir a evangelizar en los campos y ciudades, para ello es importante
los cursos, capacitaciones, estudios religiosos, seminarios y retiros sobre la formación de la
Biblia, para que todos estén preparados y formados para la liturgia, pero lo más importante
es tener el Amor de Dios y su Gracia para darnos a los demás.
La invitación a integrarse a ser parte de los diferentes grupos apostólicos, debe ser una tarea
de todos y para todos, para mantenernos unidos como la familia Católica que somos, viviendo
e invitando a cada hermano a ser partícipe del milagro de cada Eucaristía, siendo testimonio
de la necesidad que tenemos del pan vivo bajado del cielo, participando en las diferentes
actividades parroquiales y siendo miembro activo de sus grupos, reunirse para preparar la
celebración eucarística, propender la participación de toda la comunidad que esté animada
mediante el equipo de animación litúrgica, lectura y cantos. Y finalmente participar más
activamente con el párroco para que todas las celebraciones eucarísticas en el templo de Dios
sean vividas plenamente como el rebaño que somos.
La Santa Madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella
participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas.
Esta frase tantas veces mencionada, y sobre la que se ha escrito en un sinfín de ocasiones
durante todos estos años, se encuentra plasmada en la Constitución de Liturgia Sacrosanctum
concilium, del Concilio Vaticano II (1962-1965).
Debemos reconocer que, durante estos años, grandes avances se dieron al lograr que se
revisaran los libros litúrgicos y que las celebraciones se realizaran en las lenguas actuales,
aumentando también de esta manera la participación de los fieles en sus respuestas con
aclamaciones, salmodias, los gestos y las posturas corporales, y también el fomentar el
Sagrado Silencio durante las celebraciones.
Conclusión, debemos reflexionar que cada vez que realizamos una acción como las que
hemos mencionado anteriormente, procurar la participación en la acción litúrgica, a la cual
todos tenemos derecho, porque la Liturgia es la fuente primaria y necesaria de donde han de
beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano.
Si bien, en las comunidad parroquial de cada parte del mundo, ha regresado a la misa y ha
comulgado, confesado, hecho la primera comunión y demás actividades litúrgicas en sus
respectivas parroquias, también ha ocurrido que, al igual que en los seminarios hay pocos
aspirantes a sacerdotes, también es escasa la participación de las nuevas generaciones en la
Santa misa. En este sentido, es necesario que la iglesia entienda los cambios sociales y
culturales que están ocurriendo y desarrollar nuevos planes y estrategias para que se
incremente la afluencia de fieles a la sagrada misa.

Oración:
Oh Dios que te dignaste en estos servidores, y nos utilizas como instrumentos de salvación,
ayúdanos a ser dóciles a tu Espíritu, a darlo todo sabiendo nuestras limitaciones, que no
nos de miedo en ser tu amigo, porque así nos llamaste, cuando nos escogiste.
Amen.

INTEGRANTES
Parroquia Santa Teresa de Calcuta
ADRIANA VARGAS PINZON, BRUNILDA DIAZ VESGA, CINDY FABIOLA GELVEZ
VILLAMIZAR, MARIA PAULA ORDOÑEZ y MARY LUZ LOZANO ARGUELLO
Parroquia Anunciación del Señor
ANDREA CAROLINA VARGAS ÁLVAREZ, CARMEN ALICIA GUERRERO
GELVEZ, CLAUDIA LILIANA LIZARAZO VILLAMIZAR, GLORIA STELLA AVILA
BARRERA, LYDA MARCELA BARRAGÁN COMBITA (Parroquia Santa Laura
Montoya), MARILYN MONROY LOZADA, ODETH MAYERLY ROJAS AMADO,
TERESITA DEL NIÑO JESUS CAMACHO GOMEZ y LUIS JOBANY QUIROGA
MARÍN.
Parroquia San Francisco Javier
AMISAEL LASSO PABON, LUIS ALBERTO GUIZA ARIZA, ALEJANDRINA CALA
DE VARGAS, ANA MATILDE QUINTERO, IRMA AZUCENA LOPEZ, JANNETH
VARGAS MURILLO, LETICIA OTERO, LUZ NOHORA CHAPARRO RUEDA y
WILLIAN JOSE BLANCO ARDILA.
Parroquia Santa María Bernarda Bütler
LAURA SORAYA CACERES MORENO, LUDY AMPARO VILLAMIZAR VERA,
ABIGAIL ARIZA VARGAS y AGUSTIN MORALES VELASQUEZ

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