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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

Andrés Fernandez Garrido

MONOGRAFIA DE NARRACIONES
EXTRAORDINARIAS

INTEGRANTE: CHACON SOLIS ROGGER


MARLON
ASESOR:
PEDRO A.GONZALES

HUÁNUCO-PERÚ
DEDICATORIA:
esta monografía se la dedico a mis padres Kyra y Roger qué con su
ejemplo y cariño me apoyaron en todo momento
AGRADECIMIENTO:
Esta monografía fue un proceso de aprendizaje y experimentación
personal, que necesito de la paciencia de mucha gente para llegar a
buen término.
El Gato Negro:
Un hombre que en su infancia fue dócil, bondadoso y por sobre todo
amaba a los animales, creció con este carácter. Se casó joven, y su
esposa compartí el mismo amor por los animales. Ellos tenían
muchas bestias, pero entre ellas se destacaba una: un gato
completamente negro, llamado Pluton. Este era el favorito del
hombre. Por culpa del demonio su carácter y temperamento se
alternaron y desde ese día comenzó a descuidar a sus animales
con excepción de Pluton. Su enfermedad empeoró y le quito un ojo
a Pluton y luego mató al animal ahorcándolo. Esa misma noche la
casa del hombre se incendió y al aproximarse el señor hacia la
multitud que se encontraba rodeando su casa observó la imagen de
un gato igual a Pluton grabada en la blanca superficie. Él saca sus
conclusiones sobre lo ocurrido. Luego de unos días este hombre
encontró un gato igual a Pluton con la excepción de que tenía una
macha indefinida en el pecho. Llevó a esta bestia hacia su casa.
Pero luego de un par de días comenzó a odiar a este animal, hasta
un punto que tenía intención de matarlo. Un día el señor bajó al
sótano para realizar una tarea doméstica y el gato lo siguió. Intentó
matarlo con un hacha pero su esposa lo detuvo y en un acto más
que demoníaco, se soltó del brazo de la mujer y le clavó el hacha
en la cabeza, y ello causó su muerte. El hombre pensó donde
esconder el cuerpo y se le ocurrió detrás de la pared y así lo hizo.
Pasaron 2 y luego 3 días y el señor no sentía culpa. El cuarto día la
policía fue inesperadamente a la casa y la revisaron hasta que
encontraron el cuerpo. Y el hombre descubre que sobre la cabeza
de la mujer se encontraba el cuerpo de la bestia que asesinó.
El Retrato Oval:
Un hombre y su sirviente ingresan a un castillo abandonado
temporariamente. Se instalaron en un aposento pequeño, en una
apartada torre del edificio. Las decoraciones eran ricas, pero viejas.
Había pinturas en las paredes. En la cama encontró un pequeño
volumen que contenía la crítica y descripción de las pinturas. Leyó
este volumen hasta la medianoche. Se le cae el candelabro y
descubre un retrato oval que le había pasado inadvertido. Era el de
una joven mujer. Estaba pintado con la técnica vigente. Era una
pintura admirable, tenía una absoluta posibilidad de vida. Buscó en
el volumen lo que decía con respecto a esta pintura. El retrato había
sido pintado por un hombre que amaba a una mujer (la pintada en
el retrato), pero también al arte, en cambio, ella lo amaba, pero
odiaba al arte. La dama oyó que el hombre iba a retratarla. La dama
se posó dócilmente en la torre, mientras él se gloriaba de su trabajo.
El retrato que estaba pintando era el de la mujer que amaba.
Cuando faltaba poco por hacer el espíritu de la dama osciló. Se
aplicó lo que faltaba y el hombre gritó: “¡Ciertamente, esta es la vida
misma!”. Miró a su amada y estaba muerta.
El pozo y el péndulo:
El narrador recibe una sentencia de muerte por parte de la corte de
la Inquisición, que lo juzga por un crimen que no conocemos. Tras
escucharla, al hombre lo invade el terror y, si bien por un momento
cobra esperanza al ver “siete velas blancas” como “formas
angélicas” en una mesa del lugar, luego empieza a tener visiones
delirantes que se transforman en “espectros sin ningún sentido, con
cabeza de llamarada” (693). En ese momento, se vuelve incapaz de
seguir oyendo a sus jueces y, finalmente, se desmaya. Al despertar,
advierte que se encuentra en un espacio a oscuras e intenta poner
en orden sus recuerdos, pero no consigue identificar cuánto hay de
real en ellos.

Pasa un tiempo y el narrador recuerda que un auto de fe se había


celebrado la noche de su juicio. En esta ceremonia, típica de la
Inquisición, se anuncian las sentencias de los pecadores antes de
proceder a la ejecución. Sin embargo, él no solo no está muerto,
sino que está en un calabozo. Espantado, deduce que lo han
condenado a una muerte cruel en los calabozos de Toledo, famosos
por la crueldad con la que ejecutan a sus prisioneros. Tras adquirir
esta certeza, el prisionero vuelve a desmayarse.

Luego de un tiempo indefinido, el protagonista recobra la conciencia


y comienza a explorar el calabozo, que se encuentra
completamente a oscuras. En medio de su tarea, tropieza y, debido
al cansancio, vuelve a quedarse dormido en el sitio. Al despertar,
nota que le dejaron un trozo de pan y una jarra con agua cerca
suyo.

El narrador retoma el recorrido y deduce que la habitación es


relativamente grande, aunque no puede determinar su forma. Se
propone entonces atravesarla cruzando el centro. Sin embargo, en
medio de su caminata vuelve a tropezar y aterriza al borde de un
pozo circular. Para detectar su profundidad, toma una piedra que
encuentra en el piso y la arroja. El sonido de su caída le da la pauta
de que el pozo es muy profundo y de que tiene agua en el fondo. En
ese momento, unos ruidos cercanos y el breve destello de una luz
le hacen reconocer que lo están observando y piensa que el pozo
es, en realidad, una prueba: seguramente le esperaba una muerte
cruel y tortuosa si caía. Profundamente asustado, cavila junto al
pozo hasta quedarse dormido.

Al despertar, el hombre bebe el agua que le han dejado, pero esta


parece estar adulterada, porque nuevamente lo vence el sueño.
Cuando recupera la conciencia, una luz tenue le permite observar la
celda, que resulta ser más pequeña de lo que había calculado.
También se percata de que la habitación es cuadrada y que unas
largas placas de metal decoradas con figuras tenebrosas decoran
sus paredes. Cerca suyo, alcanza a ver el pozo en el centro de la
habitación.

Pero eso no es todo: él mismo se encuentra en una nueva situación


ya que, mientras dormía, alguien lo dejó atado a una estructura de
madera. Ahora, una correa se enrolla sobre su cuerpo y lo mantiene
inmovilizado boca arriba. Únicamente es capaz de mover la cabeza
y, en menor medida, un brazo, pero solo lo suficiente para alcanzar
la comida que le dejaron en un plato cercano. En esta ocasión no le
dieron agua, y la comida está condimentada en exceso para
producirle sed. Finalmente, observa que un péndulo cuelga de una
imagen pintada en el techo. La pintura representa a un anciano, el
Padre Tiempo, y el péndulo es en realidad una filosa cuchilla que se
balancea sobre él al tiempo que desciende lentamente. Entonces
concluye que, como había logrado evitar la muerte en el pozo, sus
torturadores decidieron utilizar un método de ejecución alternativo.

Durante un interminable período de tiempo, el personaje observa al


péndulo que oscila cada vez más cerca de su cuerpo. Comprueba
que, por su posición, la cuchilla fue dispuesta de modo tal que
pueda atravesarle el corazón. Al principio reza por una muerte
rápida y, en un ataque de desesperación, se esfuerza por acercar
su cuerpo a la cuchilla. Luego se calma y pierde otra vez la
conciencia.

Al despertar, comprueba que el dispositivo no cambió de posición y


deduce que lo detuvieron mientras dormía, para que esté
consciente mientras la cuchilla se acerca. Aunque unas ratas que
salieron del pozo devoraron la mayor parte de su comida, el
narrador come algunos restos e intenta recuperar la esperanza.
Pese a ello, la ansiedad que le produce su situación lo desespera y
siente que pierde la cordura. El péndulo se activa de nuevo y a él lo
invade la angustia mientras empieza a luchar para liberarse de sus
ataduras.

En su interior se libra una batalla entre la esperanza y la


desesperación y, en un rapto de de lucidez, idea un plan para
salvarse: con su único brazo libre, frota la correa que lo ata en los
restos de comida para que las ratas la devoren. Las hambrientas
alimañas se abalanzan sobre su cuerpo y roen las ataduras justo a
tiempo para que pueda zafarse. Inmediatamente, el péndulo se
retrae hacia el techo, lo que le confirma que todo el tiempo lo han
estado vigilando.

Sin embargo, la situación vuelve a cambiar. El narrador percibe que


la temperatura aumenta, producto de algún fuego proveniente de
las paredes. A la vez, las paredes empiezan a cerrarse y lo empujan
hacia el pozo. Desbordado por el llanto y el miedo, al borde del
pozo y de la muerte, el narrador grita con desesperación. Está a
punto de caer y no puede hacer nada para evitarlo. Finalmente se
entrega a la muerte, desolado, en el preciso instante en que un
brazo lo rescata. Reconoce entonces al general Lasalle, líder del
ejército francés. Ha derrotado a la fuerza a la Inquisición en Toledo
y él está salvado.
 El Gato Negro
 El pozo y el péndulo
 El Retrato Oval

En este trabajo se hace un acercamiento a la obra Narraciones
Extraordinarias, del autor estadunidense Edgar Allan Poe. Son
cuentos cortos que envuelven al lector en ambientes fantásticos de
casos misteriosos y algo fantásticos, en donde la labor de
investigación, hace de estos relatos una mezcla de documentos
policíacos mezclados con la ficción y los enigmas.
Además de realizar un resumen para cada narración, se elabora un
cuento basado en cada uno de los de Poe, para desarrollar la labor
escritora y creadora de nosotros como estudiantes.
Los cuentos de Edgar Alan Poe, se pueden clasificar de tres
maneras diferentes, según el sentimiento que reflejan. Están los de
la experiencia o sabiduría, como pueden ser “asesinatos en la Rue
Morge”, “manuscrito hallado en una botella”, la trilogía de Dupin.
También podemos clasificar otro grupo como el amor, en estos,
todos los personajes sufren por algún ser querido o por amar a una
mujer que finalmente se pierde, y finalmente tenemos los de agonía,
son los que algún personaje sufre una muerte dolorosa como “hop-
Frog”, “La verdad en el caso del señor Valdemar”, “ El barril de
amontillado”, “ El pozo y el péndulo”, y como anexo podríamos
incluir unos como indescifrables, son aquellos que aún que se lean
más de tres veces es difícil hallarles una concordancia,
probablemente fueron hechos en una de las ilustraciones de Poe.
Estas cuatro “categorías” analizadas corresponden a características
en la vida de Edgar.
Por otra parte, en la mayoría de sus cuentos se refería a sus
personajes principales, como personas con notorios problemas
psicológicos, como trastornos de personalidad o esquizofrenia. La
mayoría narrados en primera persona, los cuentos son una especie
de vivencia, que experimentó o imaginó, o bien, son atacados por
alguna enfermedad de carácter terminal, o alguna pérdida de un ser
muy querido.
Las similitudes e información analizada, me llevaron a la conclusión
de que los hechos que llevaron a Poe a desarrollar una
personalidad tan particular fueron : los traumas que tubo desde
pequeño y a lo largo de su vida, la temprana pérdida de sus padres,
los problemas que tenía con el alcohol, y con el opio, la enfermedad
y posterior muerte de su mujer a quien amó mucho, el trato que
tenía con su padrastro, la tuberculosis que presentaron la mayoría
de sus seres más queridos, una siempre evidente falta de afecto,
etc. Todos estos hechos fueron llevándolo a tener enfermedades
psicológicas como pudieron ser : depresión crónica, trastorno de
personalidad, una esquizofrenia si es que su genética estaba
dispuesta, un trastorno esquizotípico, y quizás otras enfermedades
que, lamentablemente, me son imposible de corroborar, puesto que
no existen mayores datos sobre su enfermedad físicas ni
psicológicas.
Por último no puedo dejar de mencionar el aporte que Edgar A Poe.
Representó para la literatura a nivel mundial, siendo considerado el
padre del terror, el suspenso y el relato corto; tanto su vida como
sus obras siguen siendo dignas de apreciación absoluta.

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