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universal fueron los relatos cortos. El misterio y la intriga marcaron su camino para
demostrar toda su creatividad y capacidad artística.
En sus narraciones los acontecimientos ocurren en un lugar donde aparecen
todos los detalles. El terror se transmite directamente mediante las palabras y
descripciones de los ambientes. Esta versión, posee la mayoría de sus cuentos más
significativos, todo un placer leerlo para aquellos amantes de la buena narrativa.
Gracias a su labor, fue considerado el padre del cuento del terror y el precursor
de historias de detectives. Uno de sus protagonistas es Auguste Dupin, quien se
dedica a la investigación de diversos crímenes y hurtos. En gran parte de sus
relatos, las incógnitas se resuelven de manera analítica.
Es un relato de detectives, en donde Auguste Dupin, una persona que fue muy
adinerada pero que perdió todo. Esto lo llevó a vivir con sus libros. Es bastante
observador y muy buen escuchador. Con pocos detalles va descifrando cada una
de las cosas que a la vista de la «hábil» policía francesa se le escapa.
El cuento en sí trata sobre un doble asesinato, de una madre y su hija.
Todo transcurre en un misterio escalofriante. Las pistas no llevan a nada, los
testigos se confunden con lo que escucharon, el motivo principal lo atribuyen a un
robo. Mas, la posición de uno de los cuerpos los hace pensar que se trato de un ser
sobrenatural que hizo todo.
Aunque, nada se le escapa a la mirada de Dupin, quien después de escudriñar
cada detalle de la casa, descubre al asesino. Que en realidad escapa de cualquiera
de las deducciones sacadas por los policías y los testigos.
Berenice
La barrica de amontillado
El gato negro
Él siempre se destacó por su amor a la naturaleza y los animales, ese motivo fue
el principal a la hora de conocer a su esposa. También, esa razón, los hizo adoptar
varios animales como perros, pájaros, gatos. Pero las cosas no duran para siempre
y lentamente el amor que sentía de niño por los animales comienza a desaparecer,
y qué decir del amor a su esposa.
Su corazón se llena de rabia e ira frente a ellos, y cuando cree estar al borde del
precipicio, aparece un gato negro, él le devuelve el amor que se había perdido.
Mas, lo que una vez se aprende no se olvida, y la ira regresó. Y consigo las
tragedias que terminan en un hecho desquiciado para él.
El escarabajo de oro
Júpiter, el esclavo, juraba que por el peso, el tamaño y la forma de aquel extraño
espécimen, era de oro. Pero tanto su amo como el amigo de éste le dijeron que no,
que tales cosas no existían. Mas, el esclavo tenía razón en cierta manera de verlo,
el escarabajo sí los llevó al oro.
Pero antes de aquellos, su amo tuvo que resolver un sinfín de enigmas que
rondaban al animal y a un pergamino que apareció misteriosamente y que luego
de mucho investigar, dieron con su origen.
Todo se desenvuelve en un ambiente de misterio y analítica, para llegar al
desenlace de descubrir el oro del escarabajo.
El entierro prematuro
No hay nada peor para una persona que sufre de catalepsia, que lo entierren
vivo.
A lo largo de este relato, Poe nos muestra varias historias de gente que ha sido
sepultada y que no está muerta. A veces han pasado varios días desde que
entraron en su estado de catalepsia y, por ende, lo dan por muertos. Mas, no
siempre es así, y en ocasiones suelen despertar días después que son enterrados.
Algunos mueren por falta de aire o de la impresión que se llevan cuando se dan
cuenta de donde están, otros han sido salvados.
El protagonista relata su propia experiencia al ser uno de los que sufren
catalepsia. Y da a conocer cada uno de sus temores frente a ser enterrado vivo,
sufre de pánico con sólo pensarlo. Pero una actividad lo hace recapacitar y darse
cuenta que no puede vivir con ese miedo constante.
Eleonora
Los anteojos
Cuando eres corto de vista o tienes problemas para ver, lo mejor es usar
anteojos. No hagas lo que el protagonista de este cuento hizo, ya que por eso, se
enamoró perdidamente de una mujer que apenas distinguía, pero ante sus ojos era
una diosa.
Tal fue su amor, que apresuradamente le pidió se casaran. La mujer aceptó.
Su sorpresa fue enorme cuando logró ver, por medio de ópticos de teatro, lo que
realmente era quien se había convertido en su esposa. El asombro fue mucho y las
maldiciones pocas. Todo por no querer arruinar su perfecto rostro con anteojos.
La carta robada
Otra vez, Auguste Dupin, hace de las suyas en este relato detectivesco.
Nuevamente ayuda a la policía francesa a descubrir dónde se esconde la carta
robada y que está siendo utilizada para el chantaje.
Se mofa, otra vez, de la astucia del policía. Y en un muy poco tiempo, logra
descubrir con exactitud el lugar en que se esconde el trozo de papel.
¿Será que a Dupin no se le escapa nada?
El pozo y el péndulo
El demonio de la perversidad