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PRESERVACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN Y CONTROL DEL PODER

1. Concepto y fundamentos de la preservación de la Constitución:

El fundamento de la preservación de la constitución es garantizar

la estabilidad, la seguridad y la legitimidad del sistema político, así como

el respeto a la dignidad humana, la democracia y el Estado de derecho.

La preservación de la constitución implica el cumplimiento de sus

disposiciones por parte de todos los órganos y autoridades del Estado,

así como la defensa de su integridad y supremacía frente a posibles

amenazas o violaciones.

Para preservar la constitución, existen diversos mecanismos de

control constitucional, que son los medios jurídicos para verificar la

conformidad de las normas y los actos con la constitución, y para declarar

su invalidez o inaplicabilidad en caso de contradicción. Estos mecanismos

pueden ser preventivos o sucesivos, abstractos o concretos, difusos o

concentrados, según el momento, el objeto y el órgano que los ejerce.

1.1. Definición de la Constitución como norma suprema

La Constitución como norma suprema significa que es la

ley fundamental que rige el ordenamiento jurídico de un Estado, y

que todas las demás normas y actos deben respetar sus principios

y valores. La Constitución establece la organización, el

funcionamiento y los límites del poder político, así como los

derechos y deberes de los ciudadanos. La Constitución es la

expresión de la soberanía popular y la garantía de la democracia y

el Estado de derecho.
La Constitución es la norma suprema de un país, que

establece los principios fundamentales y las reglas básicas de

organización y funcionamiento del Estado. Es un documento

jurídico que garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos,

establece la estructura y los poderes del gobierno, y define las

relaciones entre los diferentes órganos del Estado.

La Constitución tiene un carácter superior a cualquier otra

ley o norma jurídica, y su cumplimiento es obligatorio para todos

los ciudadanos y autoridades del país. Además, establece los

mecanismos de protección y defensa de los derechos

fundamentales, como los recursos de amparo o los tribunales

constitucionales.

La Constitución puede ser modificada o reformada, pero

generalmente requiere de un procedimiento especial y de mayorías

cualificadas para su modificación, con el fin de proteger su carácter

de norma suprema y garantizar la estabilidad y continuidad del

ordenamiento jurídico.

1.2. Importancia de la preservación de la Constitución para el

Estado de derecho

La preservación de la Constitución para el Estado de derecho es

muy importante, ya que implica el respeto a la norma suprema que

regula el ordenamiento jurídico, la organización del Estado, los

derechos fundamentales de los ciudadanos y los límites del poder

político. La Constitución es la expresión de la soberanía popular y

la garantía de la democracia y el Estado de derecho.


La preservación de la Constitución requiere de mecanismos de

control constitucional, que verifiquen la conformidad de las normas

y los actos con la Constitución, y que declaren su invalidez o

inaplicabilidad en caso de contradicción. Así se evita la

arbitrariedad, el abuso de poder y la vulneración de los derechos

humanos.

La preservación de la Constitución también implica el cumplimiento

de los deberes primordiales del Estado, como defender la

soberanía nacional, garantizar la plena vigencia de los derechos

humanos, proteger a la población de las amenazas contra su

seguridad y promover el bienestar general que se fundamenta en

la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación.

La preservación de la Constitución es, en definitiva, la base para el

funcionamiento adecuado del Estado Constitucional de Derecho,

que busca asegurar la convivencia pacífica, el progreso social y el

respeto a la dignidad humana.

La preservación de la Constitución es de suma importancia para el

Estado de derecho por varias razones:

a) Garantiza los derechos y libertades individuales: La Constitución

establece los derechos y libertades fundamentales de los

ciudadanos, como la libertad de expresión, de asociación, de

religión, entre otros. Preservar la Constitución significa proteger

estos derechos y asegurar que sean respetados.

b) Limita el poder del gobierno: La Constitución establece los límites

y las restricciones al poder del gobierno. Establece los poderes y


funciones de los diferentes órganos del Estado, como el poder

ejecutivo, legislativo y judicial, y establece los mecanismos de

control y equilibrio entre ellos. Preservar la Constitución significa

asegurar que el gobierno actúe dentro de los límites establecidos y

no abuse de su poder.

c) Promueve la estabilidad y la seguridad jurídica: La Constitución es

la ley suprema del país y establece el marco legal en el que se

desarrolla la sociedad. Preservar la Constitución significa mantener

la estabilidad y la seguridad jurídica, ya que proporciona certeza y

previsibilidad a los ciudadanos y a las instituciones.

d) Fomenta la igualdad y la justicia: La Constitución establece los

principios de igualdad y justicia, y prohíbe la discriminación.

Preservar la Constitución significa garantizar que todas las

personas sean tratadas de manera igualitaria ante la ley y que se

respeten sus derechos.

e) Permite el cambio y la adaptación: Si bien la Constitución es un

documento fundamental, también debe ser flexible y capaz de

adaptarse a los cambios sociales y políticos. Preservar la

Constitución implica proteger los mecanismos de reforma

constitucional y asegurar que estos se utilicen de manera

adecuada y responsable.

En resumen, la preservación de la Constitución es esencial para el

Estado de derecho, ya que garantiza los derechos y libertades

individuales, limita el poder del gobierno, promueve la estabilidad y la


seguridad jurídica, fomenta la igualdad y la justicia, y permite el cambio

y la adaptación.

1.3. Fundamentos teóricos de la preservación constitucional:

soberanía popular, separación de poderes y derechos

fundamentales

La soberanía popular es un principio político que establece

que el poder político emana del pueblo y es ejercido por él. Según

este principio, el pueblo tiene el derecho de elegir a sus

representantes y participar en la toma de decisiones políticas a través

de mecanismos democráticos, como elecciones y referendos.

La soberanía popular implica que el pueblo tiene la capacidad

de decidir sobre asuntos de interés común y que los gobernantes

deben actuar en beneficio de la voluntad popular. Este principio se

opone a la idea de que el poder político proviene de una autoridad

divina o de una élite gobernante.

En un sistema democrático, la soberanía popular se

materializa a través del voto, donde los ciudadanos eligen a sus

representantes y participan en la toma de decisiones a través de sus

representantes electos. Además, la soberanía popular implica la

protección de los derechos y libertades individuales, así como la

rendición de cuentas de los gobernantes ante el pueblo.

En resumen, la soberanía popular es el principio que

establece que el poder político reside en el pueblo y es ejercido por él

a través de mecanismos democráticos. Es un principio fundamental


en los sistemas democráticos y garantiza la participación ciudadana

en la toma de decisiones políticas.

La separación de poderes y los derechos fundamentales son

dos conceptos que están estrechamente relacionados en el marco de

la democracia y el Estado de Derecho. La separación de poderes

consiste en la distribución de las funciones del Estado entre tres

órganos independientes: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el

poder judicial. El objetivo de esta separación es evitar la

concentración y el abuso del poder, y garantizar el equilibrio y el

control mutuo entre los distintos poderes. Los derechos

fundamentales son aquellos derechos inherentes a la persona

humana, que se reconocen y protegen por las normas

constitucionales y los tratados internacionales. El respeto y la garantía

de los derechos fundamentales son la finalidad y el límite del ejercicio

del poder por parte del Estado. La separación de poderes contribuye

a la protección de los derechos fundamentales, ya que impide que un

solo poder pueda vulnerar o restringir arbitrariamente los derechos de

los ciudadanos. Además, la separación de poderes permite que cada

poder cumpla una función específica en relación con los derechos

fundamentales.

2. Control de poder y su relación con la preservación constitucional

El control de poder es el conjunto de mecanismos jurídicos y

políticos que tienen como objetivo limitar y equilibrar el ejercicio del poder

político por parte de los órganos del Estado, evitando así su abuso o

desviación. La preservación constitucional es el respeto y la defensa de


la Constitución como norma suprema y fundamento del orden jurídico, que

establece los principios, derechos y deberes que rigen la convivencia

social y política.

La relación entre el control de poder y la preservación

constitucional es que el primero es un medio para garantizar el segundo,

es decir, para asegurar que la Constitución se cumpla y se proteja de

cualquier amenaza o violación. El control de poder se basa en la

Constitución como parámetro de validez y legitimidad de los actos de

autoridad y de las normas inferiores, y busca que estos se ajusten a los

fines y valores que la Constitución consagra. Así, el control de poder

contribuye a la vigencia y la sobrevivencia del Estado de derecho y de la

democracia constitucional.

2.1. El control de poder como mecanismo para evitar abusos y

desviaciones:

El control de poder es una forma de prevenir y evitar el

abuso y la desviación del poder político, que puede afectar

negativamente a los derechos y libertades de los ciudadanos, así

como al funcionamiento del Estado de derecho y la democracia. El

control de poder se basa en la Constitución, que establece los

principios, valores, derechos y deberes que rigen la convivencia

social y política, y que limita y distribuye el poder entre los distintos

órganos del Estado. El control de poder se realiza mediante

mecanismos jurídicos y políticos, que pueden ser internos o

externos, formales o informales, preventivos o correctivos. Algunos

ejemplos de mecanismos de control de poder son: la separación


de poderes, el sistema de pesos y contrapesos, la rendición de

cuentas, la transparencia, la participación ciudadana, el control

constitucional, el control parlamentario, el control judicial, el control

social, el control electoral, el control mediático, el control ético,

entre otros. Estos mecanismos tienen como objetivo garantizar que

el poder se ejerza de acuerdo con la Constitución y la ley, que se

respeten los derechos humanos y las garantías constitucionales,

que se promueva el interés general y el bien común, y que se

sancionen las conductas ilegales, arbitrarias o corruptas de los

gobernantes.

2.2. Órganos de control de poder: judicial, legislativo y ejecutivo.

Los órganos de control de poder son las instituciones que

ejercen y fiscalizan el poder político en un Estado democrático, de

acuerdo con la Constitución y la ley. Los principales órganos de

control de poder son:

El poder judicial: Es el encargado de administrar justicia,

resolver conflictos legales, hacer cumplir las leyes y proteger los

derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos. Está

compuesto por los jueces y magistrados, que son independientes

e imparciales, y por los tribunales, que son los órganos

jurisdiccionales que aplican el derecho a los casos concretos. El

órgano supremo del poder judicial es la Corte Suprema de Justicia,

que tiene la función de interpretar la Constitución y controlar la

constitucionalidad de las normas y los actos de autoridad.


Poder legislativo: El poder legislativo: Es el encargado de

crear, modificar y derogar las leyes que regulan la convivencia

social y política, así como de ejercer control político sobre el

gobierno y la administración pública. Está compuesto por los

representantes elegidos por el pueblo, que conforman el Congreso

Nacional, dividido en dos cámaras: la Cámara de Diputados y el

Senado. El órgano supremo del poder legislativo es el Congreso

de la República, que tiene la función de aprobar las leyes, el

presupuesto nacional, los tratados internacionales y las reformas

constitucionales.

Poder ejecutivo: El poder ejecutivo: Es el encargado de

dirigir la administración del país, ejecutar las leyes, proponer y

ejecutar las políticas públicas, mantener el orden público y la

seguridad nacional, y representar al Estado en las relaciones

internacionales. Está compuesto por el presidente de la República,

que es el jefe de Estado y de gobierno, y por los ministros, que son

los jefes de los sectores o carteras ministeriales. El órgano

supremo del poder ejecutivo es el gobierno, que tiene la función de

dictar los decretos, reglamentos, planes y programas que orientan

la gestión pública.

Estos tres órganos de control de poder se basan en el

principio de separación de poderes, que busca evitar la

concentración y el abuso del poder político, y en el principio de

colaboración de poderes, que busca garantizar la coordinación y el

equilibrio entre los mismos


2.3. Amenazas a la independencia judicial y su impacto en el

control de poder.

La independencia judicial es un principio fundamental para

la democracia, el Estado de derecho y la protección de los

derechos humanos. Sin embargo, este principio se ve amenazado

por diversas formas de injerencia, presión o cooptación de los

poderes políticos, económicos o mediáticos sobre el sistema

judicial. Estas amenazas pueden afectar la autonomía, la

imparcialidad, la integridad y la eficacia de los jueces y las

instancias judiciales, y socavar su capacidad de controlar el poder

y garantizar la justicia.

Algunos ejemplos de amenazas a la independencia judicial son:

• La falta de garantías para el nombramiento, la permanencia,

la carrera y la remuneración de los jueces, que puede

generar dependencia o influencia indebida de otros poderes

o intereses.

• La interferencia o el desconocimiento de las decisiones

judiciales por parte de los poderes ejecutivo o legislativo,

que puede generar impunidad o desacato a la ley.

• La violencia, la intimidación, la estigmatización o la

persecución de los jueces, especialmente de aquellos que

investigan o juzgan casos de corrupción, violaciones de

derechos humanos o crímenes de lesa humanidad.

• La falta de recursos, de infraestructura, de capacitación o de

acceso a la información para el adecuado ejercicio de la


función judicial, que puede generar retrasos, ineficiencia o

arbitrariedad en la administración de justicia.

• La manipulación o la desinformación de los medios de

comunicación o de las redes sociales sobre la labor judicial,

que puede generar desprestigio, desconfianza o presión

social sobre los jueces o las instancias judiciales.

El impacto de estas amenazas a la independencia

judicial puede ser grave para el control de poder, pues puede

debilitar el equilibrio, la separación y la colaboración entre las

ramas del poder público, favorecer la concentración, el abuso o

la impunidad del poder, y vulnerar los derechos y las garantías

de los ciudadanos. Por ello, es necesario fortalecer la

independencia judicial como un valor democrático, un derecho

fundamental y una garantía de justicia.

3. Desafíos en la preservación de la Constitución y el control de poder:

La preservación de la Constitución y el control de poder son dos

aspectos fundamentales para la democracia constitucional, que implica el

sometimiento de todos los poderes públicos y privados a la norma

suprema y a los derechos fundamentales de las personas. Sin embargo,

estos aspectos enfrentan diversos desafíos en el contexto actual, tales

como:

• La crisis de legitimidad de las constituciones, que pueden ser

cuestionadas por su origen, su contenido o su vigencia, y que

pueden generar demandas de reforma o de cambio constitucional

por parte de diversos actores sociales y políticos.


• La tensión entre democracia y constitucionalismo, que implica el

equilibrio entre la soberanía popular y el respeto a los principios y

valores constitucionales, y que puede generar conflictos entre los

poderes constituidos y el poder constituyente, o entre la mayoría y

las minorías.

• La complejidad y diversidad de las fuentes del derecho, que implica

la coexistencia de normas nacionales e internacionales, de

derecho público y privado, de derecho escrito y consuetudinario, y

que puede generar problemas de coherencia, jerarquía y aplicación

del ordenamiento jurídico.

• La efectividad y eficiencia del control de constitucionalidad, que

implica el diseño, la función y el alcance de los órganos encargados

de verificar la conformidad de los actos normativos y

jurisdiccionales con la Constitución, y que puede generar

problemas de acceso, oportunidad, calidad y ejecución de las

decisiones judiciales.

Estos desafíos requieren de un diálogo permanente y constructivo

entre los diferentes actores e instituciones del sistema político y jurídico,

así como de una participación activa y responsable de la ciudadanía, para

fortalecer la cultura constitucional y el Estado de derecho.

3.1. Corrupción y su impacto en la preservación de la Constitución

La corrupción es un fenómeno que afecta gravemente la

preservación de la Constitución y el control de poder, pues implica

el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios

privados, vulnerando los principios y valores constitucionales, los


derechos humanos y el interés general. La corrupción tiene un

impacto negativo en diversos aspectos, tales como:

El orden jurídico: La corrupción implica el incumplimiento,

la violación o la manipulación de las normas que regulan la

actividad pública y privada, generando impunidad, inseguridad

jurídica y desconfianza en el sistema legal.

El desempeño institucional: La corrupción implica el

deterioro, el debilitamiento o la captura de las instituciones

encargadas de ejercer, controlar o fiscalizar el poder público,

generando ineficiencia, inequidad y falta de transparencia en la

gestión pública.

La moral pública: La corrupción implica el

quebrantamiento, la erosión o la pérdida de los valores éticos y

cívicos que sustentan la convivencia social, generando

deshonestidad, apatía y deslegitimación de la autoridad pública.

El desarrollo nacional: La corrupción implica el desperdicio,

el desvío o el robo de los recursos públicos destinados a la

satisfacción de las necesidades colectivas, generando pobreza,

desigualdad y subdesarrollo en el país.

Por estas razones, la lucha contra la corrupción es un

deber constitucional y una exigencia democrática, que requiere de

la participación activa y responsable de todos los actores sociales

y políticos, así como de la aplicación efectiva de los mecanismos

de prevención, control y sanción de la corrupción.


3.2. Influencia política y económica en el control de poder

La influencia política y económica en el control de poder es

un tema complejo y relevante para las democracias de las

Américas. Según algunos estudios, existe una relación entre la

concentración de poder económico y político, que puede generar

desigualdad, corrupción, ineficiencia y distorsión de la voluntad

popular12. Por otro lado, existen teorías jurídicas que intentan

analizar y proponer soluciones para la gobernabilidad democrática,

basadas en principios como la separación de poderes, el estado de

derecho, la participación ciudadana y el control social

3.3. Amenazas a la independencia judicial y su impacto en el

control de poder

Las amenazas a la independencia judicial y su impacto en

el control de poder son un problema grave que afecta a la

democracia, el estado de derecho y los derechos humanos.

Algunas de las amenazas que enfrentan los jueces y los

operadores judiciales son:

• La presión política de los otros poderes del Estado, que

buscan influir o interferir en las decisiones judiciales,

mediante declaraciones públicas, proyectos de ley, reformas

constitucionales, sanciones disciplinarias o destituciones

arbitrarias.

• La corrupción que socava la integridad y la credibilidad de la

justicia, y que puede ser producto de la falta de


transparencia, la debilidad institucional, el clientelismo, el

nepotismo o el soborno.

• La violencia que pone en riesgo la vida y la seguridad de los

jueces y los operadores judiciales, especialmente cuando se

trata de casos relacionados con el conflicto armado, el

narcotráfico, los derechos humanos o la corrupción.

• La falta de recursos que limita la capacidad operativa y la

eficiencia de la justicia, y que se refleja en la escasez de

personal, infraestructura, tecnología, presupuesto o

capacitación.

El impacto de estas amenazas en el control de poder es

negativo, pues impide que la justicia cumpla su función de

garantizar el equilibrio entre los poderes, el respeto a la

Constitución y la ley, la protección de los derechos fundamentales

y la solución pacífica de los conflictos. Por el contrario, favorece la

concentración de poder, la impunidad, la arbitrariedad, la

desigualdad y la desconfianza ciudadana.


CONCLUSIONES:

La preservación de la Constitución y el control de poder son

fundamentales para garantizar la estabilidad y el buen funcionamiento de un

Estado de derecho. Sin embargo, existen desafíos que amenazan estos

principios, como la corrupción y la influencia política y económica. Para superar

estos desafíos, es necesario fortalecer los mecanismos de control, promover la

transparencia y la rendición de cuentas, y fomentar la educación cívica y la

conciencia ciudadana. Solo así se podrá preservar la Constitución y garantizar

un control efectivo del poder en beneficio de la sociedad.

En resumen, la preservación de la Constitución y el control del poder son

elementos esenciales para mantener un sistema democrático sólido y garantizar

los derechos y libertades de los ciudadanos. Estos temas son fundamentales

para el buen funcionamiento de cualquier sociedad y requieren la participación

activa y vigilante de todos los ciudadanos.

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