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HALL, P. Ciudades del mañana. Historia del urbanismo en el siglo XX. Barcelona:
Ediciones del Serbal, Colección La Estrella Polar, 1996.
Antonio Algaba
Hall nos propone en este libro participar en un viaje organizado por el primer siglo del
urbanismo anglosajón (aunque en su oferta también incluye alguna breve excursión por
el viejo continente). En las trece escalas (capítulos) programadas nuestro guía pretende
mostrarnos el desarrollo del urbanismo desde sus inicios allá por 1880 hasta las
infociudades del final del milenio. No obstante, consciente de las limitaciones de estos
viajes, centra su oferta según sus propias palabras "más sobre las ideas más que sobre las
realizaciones". Hall nos propone un viaje organizado consciente de que la mayoría de su
clientela quedará insatisfecha. Todos conocemos las limitaciones de tiempo y espacio de
los viajes organizados. No obstante, también debemos reconocer sus virtudes, en este
caso cualquier apasionado por el urbanismo, la historia urbana, la geografía, la historia
de la política social o la vivienda social sabrá apreciar la labor de Peter Hall como guía
en este viaje, no creo que ninguno de sus viajeros presente a la vuelta de la última página
de la obra una queja en el libro de reclamaciones de la compañía.
El libro trata sobre las obras de las figuras centrales del urbanismo: Howard, Unwin,
Parker, Osborn; Geddes, Mumford, Stein, MacKaye, Chase: Burnham, Lutyens; Le
Corbusier; Wells, Weber: Wrught, Turner, Alexander; Friedmann, Castells, Harvey. Lo
esencial de las aportaciones de estas figuras paradigmáticas puede resumirse en el
carácter visionario y utópico de la mayoría de sus propuestas. Ideas que permanecieron
en barbecho porque los tiempos no estaban maduros Y que cuando por fin las visiones
fueron descubiertas y resucitadas, se aplicaron, muchas veces, en lugares distintos y en
circunstancias muy diferentes, y, a menudo, a través de mecanismos distintos de los que
sus autores habían imaginado.
El capítulo séptimo, La ciudad de las torres, está dedicado a la influencia de las ideas de
Le Corbusier. Quizás este apartado no sea del agrado de los urbanistas que han subido a
un pedestal a este autor, pues para Hall toda la obra del Gran Arquitecto es criticable. A
Hall (más próximo a las ideas de los urbanistas anarquistas como Howard o Mumford) le
horroriza que con Le Corbusier las casas pasen a ser máquinas para vivir que deben
producirse en serie y cambien de nombre para pasar a llamarse celdas o unidades de
habitación en un claro intento de asesinar el concepto del hogar y la personal
idiosincracia de cada individuo; tampoco le convencen los intentos de descongestionar
los centros urbanos aumentando su densidad mientras en sus planes olvidaba
intencionadamente las deseconomías que comportaban sus proyectos; también denuncia
que inicialmente en los proyectos del maestro la zonificación estuviese orientada a
segregar las clases sociales, hasta que sus ideas fueron aceptadas en la URSS, momento
en que adaptó sus teorías a la construcción de una sociedad sin clases. Pero la principal
crítica de Hall a la obra de Le Corbusier está basada en su autoritarismo centralizado, un
urbanismo que debía ser conducido por los expertos y en el que la gente corriente sólo
tendría el poder de elegir al experto. Esta crítica al autoritarismo de los urbanistas es uno
de lo ejes centrales del libro, aplicable a toda una serie de planificadores que tratan de
"imponer sus propios sistemas de valores a gente que los tiene diferentes". La manera de
vivir promulgada por Le Corbusier y sus seguidores no respetaba la idiosincracia y las
necesidades de una gente que no conocían. Fueron diseñadas sin humildad desde el
concepto de belleza y bien burgués. A pesar de todo, las ideas de Le Corbusier
divinizadas por los arquitectos han tenido una plasmación mucho menor de lo que la
leyenda haría suponer. Únicamente el bloque de alta densidad ha sido universalmente
reproducido. No obstante, fuera del contesto para el que Le Corbusier lo ideó. Este
bloque ha sido sufrido como una mala enfermedad por sus habitantes mayoritariamente
pobres, mientras la clase media que fue la inspiración para su creación ha huido de él
como si se tratase de la peste.
También en este mismo capítulo Hall nos explica la historia de las operaciones de la
Agencia de Renovación Urbana durante los años 30 y 40 en las ciudades de EE.UU. La
Agencia que reunió a diversos agentes urbanos consiguió con subvenciones públicas
destinadas a renovar los barrios degradados del centro y construir viviendas sociales
cerrar su libro de ejercicios expulsando la población pobre del centro de las ciudades,
facilitando el retorno de la clase media, incrementando el precio del suelo y haciendo
desaparecer al menos la mitad del número de viviendas que estos barrios albergaban, al
tiempo que se incrementó el número de comercios y oficinas; todo un éxito para la
planificación urbana, aunque un poco alejado a los objetivos originales con que se había
creado la agencia. El dinero público enriqueció al rico, mientras embelleció los centros
urbanos.
Y para finalizar el capítulo más denso de esta obra Hall nos presenta la tercera vía que
abrió la obra de Jane Jacobs Death and life of Great Americam Cities en la década de los
años 60. En esta obra Jacobs criticó el movimiento de la Ciudad Jardín por considerar a
la ciudad como la cuna de los males de la sociedad y atacó a los corbusianos por su
empleo indiscriminado de la zonificación y el bulldozer. Su propuesta abogaba por
ciudades densas con servicios y soportes subterráneos, barrios que albergaran a todos los
usos posibles, abiertos las veinticuatro horas. Desafortunadamente, con el tiempo, sus
ideas darían lugar a la ciudad yuppie de los ochenta repleta de comercios de diseño
adecuados al poder adquisitivo de unos pocos.
En el capítulo octavo, La Ciudad de la Difícil Equidad, Hall nos explica como en los
años 60 aconteció un cambio de mentalidad decisivo en la historia de las realizaciones
urbanas; con anterioridad a esta década, "planificadores y planificados estaban de
acuerdo en derribar para conseguir nuevas viviendas y vías de acceso pero a partir de
1968 la gente defendió la renovación (que los financieros descubrieron como negocio)'.
No obstante, la renovación era una idea vieja, ya en 1914 Geddes la propuso para
reemplazar las destrucciones masivas, pues consideraba la ciudad contemporánea como
el resultado de una adaptación de centenares de años. Era el fruto de un saber milenario
que no se debía destruir sino mejorar. Pero en la práctica las operaciones de renovación
de los centros urbanos tuvieron el mismo efecto que el método bulldozer: se expulsó a
sus humildes habitantes y se convirtieron los barrios del centro en una ciudad-boutique
destinada al consumo de los yuppies.
En el capítulo undécimo, La Ciudad de los Promotores, Hall nos explica el impacto que
tuvo la crisis económica de los años 70 sobre el urbanismo. La crisis provocó un cambio
de orientación, el urbanismo dejó de preocuparse por el control y planificación del
crecimiento, para fomentar el crecimiento fuese como fuese. El terrible estancamiento
del crecimiento hizo desaparecer las subvenciones para crear nuevas ciudades, todo el
dinero se destinó a sacar del agujero de la crisis a las ciudades ya existentes. En los 70,
las ciudades estaban en reconversión, se tuvieron que adaptar a la desaparición de la base
industrial de la economía urbana; todos los esfuerzos se orientaron a dar un nuevo papel
a la urbe como centro de servicios. El principal objetivo fue atraer a las entidades
financieras, el turismo y el dinero de los yuppies. "La idea que predominaba era que la
ciudad era una máquina de crear riqueza y que la función del urbanismo era engrasar la
maquinaría". La deserción de la industria dotaba a las ciudades con nuevos espacios a
los que se debía encontrar nuevos usos. Fue el periodo de las grandes operaciones de
renovación urbana (de los Dolls londinenses). El centro de la ciudad se convirtió en una
boutique para el consumo de los yuppies y en un señuelo para atraer a los turistas. Para
las políticas de vivienda social no corrieron buenos tiempos durante el periodo de las
administraciones Reagan y Thatcher.
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