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GEOGRAFÍA URBANA

La geografía urbana es la disciplina dedicada al análisis de la organización y el funcionamiento de las


ciudades. Su objeto de estudio es el espacio urbano, examinando cuestiones vinculadas a su ubicación, su
distribución y su desarrollo territorial .Esta área del conocimiento observa las diversas etapas de la revolución
urbana, denominación que se le otorga al conjunto de los procesos históricos que llevaron a
la urbanización y a la expansión de las metrópolis. También investiga cómo se relacionan las ciudades entre
sí.

Características

· Densidad poblacional baja.


·Prevalece la naturaleza.
·Predominan las actividades económicas del sector primario.
·Espacios amplios y más limpios.

·Densidad poblacional alta.


·Presenta un mayor desarrollo económico, tecnológico y científico.
·Predominan las actividades económicas del sector secundario y terciario.
·Alta contaminación.

partir de lo anterior, la Geografía urbana, una de las ramas más influyentes en la actualidad de la Geografía
Humana, tiene la intención de introducirnos al conocimiento y comprensión de las comunidades urbanas,
privilegiando el enfoque geográfico, de modo que sea posible ubicar y definir los elementos que componen y
dan sentido a la estructura urbana, tanto de carácter físico como humano.

La geografía urbana se relaciona con los aspectos espaciales del desarrollo urbano; por lo tanto, analiza las
ciudades, su localización, sus características, su crecimiento, las relaciones con otras ciudades y con el
entorno rural, etc. Además, se interesa por los fenómenos que se dan al interior de las ciudades: patrones de
uso del suelo, aspectos culturales, dinámicas sociales, patrones de circulación, patrones de crecimiento natural
y social, así como la interrelación de las ciudades con el medio ambiente que la geografía urbana es una sub-
disciplina relativamente reciente. El primer tratado de geografía urbana apareció en Francia en 1963, producto
de la idea creadora del geógrafo Pierre George. Fue precisamente a partir la década de los sesenta que la
ciudad se han vuelto un objeto de estudio pluridisciplinario, dado su carácter de inagotable fuente de
información y de innovación, así como potente motor del desarrollo económico, social y cultural. A partir de
la Revolución Industrial, las ciudades se han convertido en el foco de atención privilegiado de las
preocupaciones de los gobiernos y de los estudiosos de la sociedad, privilegiando en muchos casos el enfoque
de la geografía urbana. A partir de la industrialización, el crecimiento explosivo y el enorme poder de
atracción que significaron las ciudades para amplísimos contingentes de población rural ávida de empleo y
mejores condiciones de vida, hicieron que las zonas urbanas se convirtieran en caóticos desarrollos
habitacionales sin infraestructura, equipamientos ni servicios básicos para el cada vez más importante número
de habitantes. Es importante aquí precisar que el crecimiento urbano producto de la desaforada dinámica
industrializadora no se dio de la misma manera ni al mismo ritmo en todo el mundo. En efecto, en los países
más desarrollados del planeta, el masivo poblamiento urbano tuvo su despegue hacia finales del siglo XIX,
entre 1875 y 1900, mientras que en los países en desarrollo (llamados ahora “de economías emergentes”) esto
sucedió al finalizar la primera mitad del siglo XX y hasta prácticamente 1975. Sin embargo, en los países con
un incipiente crecimiento económico y con una dinámica industrial más lenta, como es el caso de las naciones
del África negra y algunos del sub-continente asiático, la industrialización apenas está despegando.

Pero lo más remarcable del explosivo crecimiento urbano se puede sintetizar en el hecho de que a principios
del siglo XX, sólo el 10% de la población mundial vivía en ciudades, mientras que hacia mediados de ese
siglo, la proporción de la población del planeta que habitaba en ciudades había llegado al 30%. Al iniciar la
segunda década del tercer milenio y con siete mil millones de habitantes en el mundo, alrededor del 52% de
ellos habitamos en ciudades, lo que equivale a 3,640 millones de personas que nos acomodamos, de una u otra
manera, en entornos urbanos. Durante el siglo XX y la primera década del siglo XXI, la población urbana ha
crecido más rápidamente que la población mundial.

Pero la dinámica del crecimiento urbano no ha sido homogéneo ni estandarizado; el crecimiento urbano se ha
concentrado en ciudades cada vez más importantes, por lo menos así lo fue durante las décadas finales del
siglo XX. Hacia 1800, había en el planeta alrededor de 45 ciudades de más de 100 mil habitantes, mientras
que a finales del siglo XX había más de dos mil ciudades que sobrepasaban los 100 mil habitantes. Hacia el
mismo año de 1800, había sólo tres ciudades en el mundo con un millón de habitantes (Londres, Tokio y
Pekín). Para principios del siglo XX existían en el planeta 16 ciudades de más de un millón de habitantes,
mientras que en el año 2000 había 442 ciudades de más de un millón de pobladores (ONU). Los países que
concentran el mayor número de ciudades de más de un millón de habitantes son: China, con 89 ciudades; La
India, con 46 ciudades; Estados Unidos de América, con 42 ciudades; Brasil, con 21 ciudades, y México, con
12 ciudades de más de un millón de habitantes.

Por otro lado, a mediados del siglo XX sólo había 10 aglomeraciones de cinco millones o más de habitantes;
en el año 2000 había ya 33 ciudades con población mayor a los cinco millones de pobladores, de las cuales 15
sobrepasaban los ocho millones y seis los 15 millones de habitantes (Beaujeu-Garnier, 2000:21).

Mientras que en los países desarrollados el crecimiento urbano ha llegado casi a su plafón, en algunos países
en desarrollo, como es el caso de ciertos países del África subsahariana, el crecimiento urbano se mantiene en
niveles de explosividad; hacia 1980 había en el África negra sólo una ciudad de un millón de habitantes,
mientras que para el año 2000 había ya por lo menos nueve ciudades de más de un millón de habitantes.

Pero a pesar de que 52% de la población mundial habita ya en ciudades, lo que equivale, como ya se
mencionó líneas arriba, a 3,640 millones de seres humanos, todos ellos podrían fácilmente acomodarse en el
territorio que ocupan los nueve estados mexicanos de la región centro – occidente del país (Aguascalientes,
Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas) y que es de
356,783 km², lo que equivale solamente al 18.16% de los casi dos millones de kilómetros cuadrados que
tienen los Estados Unidos Mexicanos.

En efecto, si hipotéticamente se debiera acomodar al total de la población mundial urbana en el espacio


nacional comprendido por la región centro – occidente de México, a cada habitante urbano corresponderían
98 m² de territorio. Pero si se considera que en cada vivienda pudieran habitar dos ocupantes y el terreno
promedio para cada casa fuera de 120 m², entonces todavía quedarían 138,320 km²para la instalación de la
infraestructura vial y los equipamientos necesarios para la vida citadina.

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