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NÓRDICA

NÓRDICA

Patricia Carina Dip


Dip, Patricia Carina
Nórdica / Patricia Carina Dip. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : Gorla, 2022.
248 p. ; 21 x 14 cm.

ISBN 978-987-1444-68-7

1. Poesía Argentina. I. Título.


CDD A861

Primera edición © 2022 EDITORIAL GORLA

Raúl Scalabrini Ortiz 48


Ciudad Autónoma de Buenos Aires (1414)
República Argentina
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ISBN
ÍNDICE

NÓRDICA / 9
TRAS LAS HUELLAS DEL TIEMPO / 101
LA VIDA ELEMENTAL / 161
NÓRDICA
I

Infancia

Él duerme debajo de la cama


porque encontró un techo
y ahora la cama es su matria.
Y si no ve la luz del
día se le antoja que un
día
tiene una extensa duración,
como un tren que se
recorriera a sí mismo,
como un canto de hombre y de pájaro.
12 Patricia Carina Dip

Porque durar es un recurso que los muertos condenan


Nórdica 13

cinco tardes seguidas mirando la barraca


y la hora del hallazgo se esfumó por el
vientre cuando estaba a punto de esculpir su
rostro
entablando diálogo con los animales
feroces de una ferocidad sibilina e ignota
como la sombra de una tarde lluviosa

nórdica
14 Patricia Carina Dip

Amor como fuga de sitios


Como una fuga musical
como una vela de piedra
que no deja de arder
porque nadie puede encenderla.
Nórdica 15

los días
felices sueltos
perdiéndose
en mi
recuerdo

no tengo más preguntas


mis labios descansan
vacíos en todos los
cuerpos

mis manos injustas se


sostienen entre mesas
desconocidas toman papeles
viejos
caen palabras de amor
de cartas amarillas

no estoy
16 Patricia Carina Dip

Sin razón de
ser, con un pálido
desvirtuarse
cae la tarde
por la
pared
Nórdica 17

de trenes vacíos y
desesperanzas se alimenta tu
mirada,
retirada, impávida ante el acontecer
18 Patricia Carina Dip

Perfume del alba,


maniatado
por una lengua de regreso

la lluvia,
que anhelaba
constituirse
en
encuentro.

Tus ojos,
solamente ellos
ofrecen a mi
alma un estarse
lejos.
Nórdica 19

si salir del lugar del letargo es


entrar a un lugar cualquiera,
me desangro en amapolas y dilemas
20 Patricia Carina Dip

Agua clara

agua clara, que sea como la


claridad más ensombrecida
o como el sonido retornante

sin embargo, la procesión de los días


afina las garras para sostener la tierra

la procesión de dolores sutiles se


amalgama en el lecho quebradizo de
palabras mágicas

y mientras
busca, las
compuertas
del cosmos se desploman sonámbulas, tajeadas

la sangre se coagula y la noche murmura

entonces el bosque arde y la única


autenticidad es la de las llamas
Nórdica 21

todo mudándose,
para ni siquiera descalza
converger con la tierra
22 Patricia Carina Dip

todo el día fugando al


día y la mendiga
saliendo del bar
con su saco marrón
oscuro abrochado al
revés
Nórdica 23

tenebrosa aparición de
fósiles en el caudal de la
palabra, majestuosa
ceremonia del cero

será el universo del


cansancio, ni lo sé

ni lo advierto
en esta incesante suma
de cadáveres apilados
24 Patricia Carina Dip

La boca reseca de plegarias,


los ojos se incendian
de ausencia.

Y no es un pedido de
auxilio, tan sólo
una forma de acceder
al lenguaje de
estatuas en la noche
de marfil.
Nórdica 25

la coraza de la
noche se desgarra
ardida
y el resto de estrellas
son heridas
26 Patricia Carina Dip

frenética
colmena de
ilaciones
el lenguaje espectral
Nórdica 27

Qué moribunda se
puso de golpe,
de trapo que era, muñeca
se deshilachó
y bajo una pluma
perdida en el pasto
sus últimos hilos
en verde se
hundieron,
en verde carente de verdor.
28 Patricia Carina Dip

donde tu rostro comienza


lo perfora el cenicero
palabra infértil
matrona obscena
que cuenta sus
muertos con pedacitos
de látex
Nórdica 29

II

tantos incendios mentales


para no saber qué es la
leña dame agua clara
y beberé aunque no entienda
30 Patricia Carina Dip

Conciencia

rendir culto a cualquier


paisaje a cualquier
perro
que atraviesa la noche
como un espejismo del
cosmos
rodar de
aquí salir de
aquí
Nórdica 31

nadie nombra el
después ni las
inconexas líneas que
consumen un retrato
32 Patricia Carina Dip

de querer,
quisiera
la luz primera
del alba
Nórdica 33

Despedida

amor de

claroscuro
te vas cayendo en mi abrazo
de sombra mutilada

pues

estoy poblada de
demonios que desvirtúan
mi cuerpo para sostener
el mármol

mientras

la mente dibuja
laberintos y se pierde a sí
misma
en el trazo fino
que elabora el
caos
34 Patricia Carina Dip

sólo quiero
decir lo
imprescindible
vomitando
flores
sobre los pies descalzos
Nórdica 35

Padre,
no sé cómo decirte
en que sombra tenebrosa
hundo los dedos
para darte otra existencia,

para darme una


presencia de multicolor
estadía en la tierra.
36 Patricia Carina Dip

¿quién dirá una palabra


sin ser sacrificado por su
peso?
Nórdica 37

Silencio que la tarde


petrifica a tal punto
que mi mano ya es de piedra,
corroída
por el turbio balanceo
que repite
la cabeza aún no sellada por la tierra.
38 Patricia Carina Dip

Lo que nadie anuncia


acaecerá
para obligar
a los
pájaros
a enterrarse en mi orificio.
Nórdica 39

Me has llegado al hartazgo,


me has columpiado
en mi propia
inconclusa certeza.
Ya el beso se ahorca en su lengua.
40 Patricia Carina Dip

No es posible
orientarse en el centro
del polvo. Como un
cementerio que se
erigiera
por detrás de los puestos
de vendedores
ambulantes. Yacen en
fatal emboscada los
nombres
de aquellos que un día
clamaron por la sal
ahogándose
de vida detenida,
de boca reseca
en la comisura, en el borde.
Nórdica 41

Asfixia de la tarde
que pierde
el color del verano.
42 Patricia Carina Dip

No sé cómo decirte
que el silencio
azulea el paisaje
cuando te
amuro contra el
pastizal para
ahorcarte
con besitos de serpiente.
Nórdica 43

Con cuántas voces


nombrar la sílaba
primera acaso se
rompa
la carta del moribundo...
44 Patricia Carina Dip

No sé cómo tenderme
para que la ofrenda no
parezca
un sacrificio.
Debes ser
impenetrable a la
desdicha.
Siempre azul.
Nórdica 45

La plaza amamanta al sol


como si tuviera un
recuerdo.
46 Patricia Carina Dip

Pestaña que resiste el


parpadeo y se
extiende
en su diminuta
participación con el
mundo, horizontal.
Ni siquiera la luz
la exime del
ocaso.
Nadie diría que la tristeza
se acomoda en los
segmentos plácida y
paralela.
Nórdica 47

Ebeltoft

La fragata perpetúa
la distancia
de los adioses

Elena de
papel y él
entre la oscuridad
invernal y el mar
Ebeltoft hundiéndose
porque vos no estás

Esta
soledad
definida
es ausencia
de tus palabras
silencio
espectral
aunque la noche
gritara

aunque la noche gritara


esta soledad continuaría
en la ausencia de tus palabras
48 Patricia Carina Dip

¿Señalo con el dedo sólo el


dedo o la molecular sucesión
de objetos extraviados
detrás de la señal
que después tuvo un
nombre y antes,
una repetición
absurda de
atrocidades?
Nórdica 49

Con todas estas sobras de la noche


muerdo mi carne
con la única intención de comprobarme.
50 Patricia Carina Dip

qué voy a hacer con el tiempo,


con este malestar
de aurora tragándose el crepúsculo

con este no saber


cuál es el último
trazo
que define una existencia
Nórdica 51

de las llamas abres mil


fronteras para consumir mi
sangre
y dejar mi cuerpo
en palidez de
carne
52 Patricia Carina Dip

y todo es delirio en el aire


y nada se funde en el
fuego

asfixia de morir de
pronto sin poder decirlo

los ojos grandes


del pez espada
agigantan el
miedo

quítame esta perforación


de anguila
que me hago con los dedos
cuando me toco

no me deja respirar
Nórdica 53

Prescindible

a veces pienso en tales


términos que tu amor es mi
poema
54 Patricia Carina Dip

cuerpo
marmóreo y de
abetal
cada vez que sueña
Nórdica 55

No hacía otra cosa que revolver la canasta


hasta que se cayó otra vez.
Es que no sabe que el dolor
tiene mimbres infinitas.

Le dijo que se pusiera de


pie, no le dijo cómo se
hace para quemar una
canasta
dibujada en el papel.
56 Patricia Carina Dip

III

Embriagada de celo
felino sostiene su porte,
desborda la sábana
y cae
en el embudo de la noche.

Naufraga en los océanos del


goce, un puerto de sangre,
marinos y flores.

Mojada de impulso
asesino, compuerta
mandibular donde la
lengua
asoma con su flota de
punzones.

Arranca el telón de un arañazo


única butaca
Y un dibujo sin nombre.
Nórdica 57

No habrá de desarmarse
en la repetición sucesiva
del mismo gesto, la misma
sorpresa, en la identidad de su
nombre dividida.

Habitada por cuerpos


suspendidos en la tensión del
cero.

En el cerco del goce


donde
se desechan las miradas
para babear a solas.

Segmentos inútiles de
memoria, casi
esperma animal.

Fornicación de sombras.
58 Patricia Carina Dip

Cruzando las piernas en pedido de


auxilio y nadie allí
para acceder a la ofrenda del nido.

En su absorta estación
de mujer del dibujo, los embrujos
tarde,
el resto del mal colado
café en la boca del
retrato, arde el color
quemado
en la hornalla esfumándose,
tarde de Gardel y de después...
Nórdica 59

Abuso

La depredadora de la fiesta
se desnuda en el altar
y se lanza sobre las hostias

palpitante carozo, milagro de la luz lunar


que arremete con su poción esquelética

el niño llora con las manos quedas


entre la aborigen carcajada de los
roedores

peca la pena si se queda


apenas una delgada sombra en el viento derramado
60 Patricia Carina Dip

Poetas

colosal sabotaje a la noción


del habla

a tanta pacata palabra


percanta amurada

tentación, tentativa
de romperle el
vestido
y clavarle los ojos al ancla

inútil, oh inútil, vocativo

voces repetidas resplandecen


rencorosas
vocifera como una autómata

traga trocitos el perro


peludo y hambriento
Nórdica 61

se le cae la mirada
mientras
se sostiene en sus patitas de polla

la miseria del gallinero la señala


como aprendiz del cacareo

retuerce el pescuezo encadenada


en sombras
y se corta el alambre

plumas y polvos espesan el aire


62 Patricia Carina Dip

IV

Crepuscular

rugiente amante el mar


que me esculpe las
manos
con su lengua febril de humedad
Nórdica 63

porque había una bahía


en el último cuento,
quién la hubiera visto.
64 Patricia Carina Dip

no es necesario quererlo
todo para ascender al puente
donde te veo con tu sombrero cayendo
mientras el paisaje se sustrae
en un gesto dudoso
Nórdica 65

Pueblo contra las olas

aquietarse es el destino
de la marea

veo que nadie llega

salto mortal contra la luz solar


porque nadie va a llegar

yace una raíz apretada


a la tierra
en su último abrazo

trepidar de voces
sentenciando
a la que no vendrá

si en la fosa lunar
donde duerme el
mar se encontrara
alguien la
empujaría
66 Patricia Carina Dip

la noche
cancelada se
cierne ajustada en
el candado

cerrando los
ojos te atrapa

abriendo
adiós,
adiós
Nórdica 67

la vehemencia en la mirada
biselando el espejo
donde todo es insinuación
68 Patricia Carina Dip

Se ata el nudo de la
zapatilla como si estuviera
colgándose, con una súbita
precisión posterior al sueño.
Nórdica 69

rumor que
provoca el borde
del camino cuando
nadie hay
70 Patricia Carina Dip

margarita tenía una casa


blanca y verde
Det ved jeg ikke
io non so
I don’t know
yo no sé
je ne se pa
siempre la noria
sos tonto vos
je ne se
pa le
contestó
una chica de ojos
perdidos no entiendo qué
significa
¿qué cosa?
ojos
perdidos
I don’t know
es una metáfora
aunque quizá sea
también
una personificación
es posible
Det ved jeg ikke
se
confunden los
recursos
todo se confunde
No estoy de
acuerdo.
Nórdica 71

en las grandes confusiones


nada es cierto
y todo sirve
y me duele el est
ómago
qué es el ómago
errare omago est
no, omagum
errare omagum est
es mago
72 Patricia Carina Dip

ustedes
los
europeos
se pueden morir
discutiendo
democráticamente
sobre los éticos
dilemas
que los aquejan
y seguir tirando bombas
con ellos
los mac
cuyos
problemas
de moral
son
tecno
ustedes
y ellos
podrían
pudrirse
con los
Pinocho y los
Oviedo entre
lores
tal vez
nosotros
durmiéramos en paz
Nórdica 73

nosotros los del sur


esperamos que a Augusto
los lores condenen por siempre
que la impunidad no sea
gozada por él ni por los lores
que todos sus muertos
se levanten con
nosotros los del sur
74 Patricia Carina Dip

Paragua-í

otra vez el tereré


y esta vez
argaña
en la tela de la muerte
cubierto por las balas
pero paragua í
está ahí
entre cubas y
oviedo para que les
llegue el juicio
final
Nórdica 75

todos tus muertos


danzarán
hasta el fin de los tiempos
general

todos ellos esperan


la hora de la
emboscada y a la dicha
consagrada se
entregarán

en las fuentes en las plazas


en los cielos de santiago
y paraguay
en las cumbres de argentina
en las playas de uruguay
en los lagos de bolivia

alguien te recordará
para ofrecerle
a los niños que
dejaron una ronda
interminable de
muñecos y juegos
para que griten
furiosos y contentos
juguemos a la mancha de la
vida y que pierda el general
76 Patricia Carina Dip

inconsciente
entre las
márgenes de lo
que pudo ser
y lo que estalló
entre las mujeres
que pudo amar
y la que amó
entre los
zapatos de la
infancia
y los pasos
perdidos sin
nombre ni suerte
tendido entre
bombardeos la noche
confunde
a sus
refugiados y el
amanecer no
coincide
con la esperanza
Nórdica 77

Vía satélite

Si caminando distraídamente,
estallara, y de repente ya no más.
Musae good bye.
Entonces ciertamente, la certeza.
O la dehesa con olor a quemado, o el
sonido de una antigua fuga.

Carne pútrida, casi negra, expuesta


en cada esquina como símbolo de la
batalla. Sarajevo, San Pedro, Avellaneda,
la comarca.

El tanque y el perro se instalan en el


límite de la fotografía mientras el
reportero ladra.
Si el girasol dejara de rotar, el paisaje,
seguramente, ya no se anularía.
78 Patricia Carina Dip

Resignación

una multitud de múltiples miradas


desciende
cambiando la piel
al contacto del suelo
empolvado

como si la tierra
apelara a un truco
para gozar del hombre oscuro

el marmolado sonido
locomotora_pájaro_campanilla
se extiende ancho
entre las sábanas
de un cuarto paralelo a la estación
donde el alcohol se evapora
de puro abandono
Nórdica 79

sangre,
con la frecuencia del
parpadeo en el centro del
oasis del cuerpo
80 Patricia Carina Dip

Andrés escobar asesinado por un arco en contra

(homenaje a Andrés Escobar, jugador de fútbol


asesinado por narcotraficantes colombianos lue-
go de haber cometido un gol en contra en 1994)

me da la medalla Medellín
andrés indefenso
coliseo de restos en el centro
sangre derramada
la medalla fogoneo
cuerpo abierto
me delito veintisiete
entre doce
en contra
del arco
funesto
fundido
fenecer
en la fosa común
desdibujado el
pie me ama
medallín
clavado de
perfil levedad
y oscuro estalla
rueda ronda
macabra dijo sí
nostalgia mansa
col me ama
obsceno ritual
qué
estalla lontananza
Nórdica 81

fiebre
desbordada juego
ruego fuego y yo
qué puedo
y mi ama eslava
es clavado
colnovia acorralada
me da
me la da
coliseo por un
tejido por una
telaraña
cae
rebota cansada
82 Patricia Carina Dip

liberarse
del líbero
en el Líbano
deliberadamente
liberal
era
Nórdica 83

el
cartón y
el tren
el
doblez
de la estación
donde nada queda
donde todo duele
donde siempre
llueve
y el tren
en el sur
de
cartón,
y la señal que no llega
84 Patricia Carina Dip

de olores llena
la nada inmunda
se pasea
Nórdica 85

las palabras caen como


bombas y el humo de sus
incendios
sólo se expande
86 Patricia Carina Dip

los ojos de la muchacha


petrificados sobre el
santuario
el templo multiplicado por los pasos
de todos aquellos que alguna vez
osaron
penetrar en los recónditos modos
de la contemplación,
las horas
perdiendo significación,
indiferentes en su definitivo
saberse necesarias,
el error de la guerra llegando
incesante a la costa este
Nórdica 87

VI

Perishing things

i is so

little
that there is a need
of you
in every way
88 Patricia Carina Dip

de amores tristes te alimentas


voraz de intensidades
de bocas y de gestos grises
que apenas percibes
como un plato que pierde su
borde en el límite del agua que
cae
Nórdica 89

cuando todo se
desmorona se
desmiembra
se
deshace
trato
inútil
de hallar
un modo de afirmar
pero
sólo
encuentro
alfabetos
extranjeros,
pérdidas...
90 Patricia Carina Dip

Señal

nevaba la noche
que se incendió su cuarto
y era tan reiterativa la nieve
Nórdica 91

Traición del amanecer, ella ríe y ríe.


La nariz empolvada y la fruta en los labios.
Llueve sobre Moscú.
¿A quién le importa algo?
92 Patricia Carina Dip

Ínfimo

como capturar una presa inesperada


violín de antorchas en el puerto
volando el féretro
Nórdica 93

pequeños amores
guerreros
que no obtienen
redención
94 Patricia Carina Dip

capturada en la
mirada toda la esencia
del día se desvanece
mientras
vuelve
a preguntarse
alguien
sobre el sentido
del ser
Nórdica 95

la inutilidad
de las manos del niño
que pegadas a su
cuerpo repiten un gesto
de negación
96 Patricia Carina Dip

caen palabras inútiles


como ladrillos huecos
Nórdica 97

las manos resumen la historia


cruzadas
en perplejidad abismal
situados
los dedos
ante la imposibilidad
de palpar lo
inexistente esfuerzo
inútil
por llegar
toda la tierra se cierra
sobre su propio eje
se
esconde
la tarde
tras el último
crepúsculo se presiente
un final pero las manos
quedas son el único
decir posible
98 Patricia Carina Dip

no ser más que un error


y no esperar corrección
alguna, la estructura del
silencio
la seguridad del final
Nórdica 99

me
deshabito ante la
presencia
del final
y me escondo
en páramos lejanos
me canso
me voy desheredando
me vacío
me auto infiero
como objeto
indirecto
TRAS LAS HUELLAS DEL TIEMPO
La barca pasa, pero el río queda
Proverbio malayo

Repetición

Hay escenas de mi vida que jamás olvidaré. Al menos en lo que


respecta a reconstruir de un modo incesante una misma ima-
gen. Recordar, por otra parte, no es más que repetir, siempre de
un modo nuevo, lo ya visto. Me resulta extraño pensar que la
repetición no sea de lo mismo, aunque sería mejor decir que sí
es lo mismo lo repetido, pero adquiriendo una nueva cualidad,
aunque más no sea por el hecho cuantitativo de que vuelva a su-
cederse. La repetición se basa en el número, si bien la matemáti-
ca nos remite finalmente a la ontología. Creo que hay un ser del
número, pero no es lo uno sino lo múltiple. Las múltiples veces
que te he besado, siendo el besar siempre el mismo, no pueden
compararse a la última y, sin embargo, no podría expresar con
claridad en qué se distinguen. Porque tu boca y mi boca son las
de siempre hasta que un día se cierran y ya el beso no es posible.
De repente compruebo que tu boca y mi boca nunca son las
mismas, pero se repiten.
104 Patricia Carina Dip

Infancia

Nada me resulta tan similar al desamparo como las niñas y el


tren. Un secreto destino ya empezaba a incorporarse desde en-
tonces. Incorporarse, por supuesto, es entrar a un cuerpo de
manera necesaria y con premeditación.
Tras las huellas del tiempo 105

Santuario del tiempo

Cualquier cosa que se me ocurra en relación con el tiempo me


resulta insignificante. Quizá porque no puedo evitar pensar en
todos aquellos que pensaron en su definición antes. Y así, par-
tiendo de una idea, crearon filosofías y físicas.
Una vez tuve una teoría del tiempo que no fue ni demostrada
ni refutada, lo que me hace dudar bastante de su status. De to-
dos modos, creo que podría ser refutable o demostrable, y con
ello sólo logro asombrarme del poder de las palabras y de la
inutilidad del lenguaje.
En mi teoría sólo el pasado era actualizable porque el tiempo
se representaba circularmente de tal manera que ni futuro ni
presente hubiera. Exigía la modificación del lenguaje y con ella,
la de la mente de los hombres.
Se me ocurre ahora que quizá fuera un poco deplorable y des-
alentadora, sólo pasado, todo concluido, nada por realizar. Ni
metas ni propuestas. Sin embargo, puede que no esté tan mal
ser un poco decadente y mortal.

El tiempo es tan sólo la mayor distancia que un día recorres.


106 Patricia Carina Dip

El mejor día de la vida, para los míseros


mortales, es el primero que huye
Séneca, De la brevedad de la vida

Ecos

Un inquietante sucederse de voces del pasado me busca y está a


punto de concretar su emboscada. Temo al sonido como a nada
en esta tierra. Dios es una voz antes que un rostro.
Tras las huellas del tiempo 107

Tedio

Largas tardes de verano en las que el pensamiento se resiste


y no quiere sujetarse a viejas fórmulas, simplemente no está.
La mente, por su parte, ni siquiera se resiente, sólo contempla
como hiciera un ojo de animal o de hombre, desprovisto del
don de la visión. El calor que se adhiere a la piel es signo de ago-
tamiento total. En estos casos es mejor la soledad que el acom-
pañamiento que exacerba la sensación de ahogo. La asfixia en la
que el deambular cotidiano debería finalizar. Ya que la ausencia
del aire en el cuerpo provoca un efecto mortal. Al igual que el
exceso de agua. Finalmente, tan sólo se trata de combinar con
precisión meridiana los cuatro elementos.
108 Patricia Carina Dip

Sinrazón

No sé cómo pensar sobre ciertos sentimientos que surgen algu-


nas veces y pujan por imponer su necesidad. No puedo aceptar
que la vida sea este sucederse natural, este ciclo biológico que
consiste tan sólo en nacer, crecer, reproducirse (según el caso) y
morir. El hombre debe tener una finalidad superior. Tengo que
convertir mi vida en otra cosa, en un discurrir de posibles mun-
dos, en un devenir de múltiples formas, en una única experien-
cia que demuestre su necesidad de existir. De modo contrario
todo será inútil. Y aunque eso no me importe, quiero transitar
por un sendero indudable.
Tras las huellas del tiempo 109

Desorden

Una sola letra puede alterar el orden de los hechos y el pro-


blema consiste en detectarla. De la misma manera sucede con
otras representaciones menos visibles que el lenguaje. Sin em-
bargo, a quién puede importarle.
110 Patricia Carina Dip

Indecisión

La inconstancia es un signo de inmadurez. El comprender sú-


bito acerca de la limitación del tiempo que nos ha sido otor-
gado, que le hemos robado a los dioses, o bien, que hemos
inventado para saciar nuestro aburrimiento, ocasiona una
irreparable pérdida.
Tras las huellas del tiempo 111

Final

El último momento de la tarde se insinúa tan sólo para recor-


darte que el tiempo se agota. Todo lo que deseas debes obte-
nerlo ahora.
112 Patricia Carina Dip

Angustia

Sales a la calle y no encuentras más que ruidos y gigantes corre-


dores. Entras a tu cuarto y sólo hallas la repetición constante
de la nada. Te callas y el silencio te estrangula, gritas, y nadie
viene a rescatarte.
Tras las huellas del tiempo 113

Abismo

El temor que ciertas certezas provocan es tan grande que sólo


puedo callar ante la inutilidad. Mi pensamiento es inerte cuan-
do se trata de otorgar nuevos nombres a la profecía. No deseo
la muerte, pero sé, sin embargo, que es lo único deseable.
114 Patricia Carina Dip

Conciencia

La seguridad de que nuestro tiempo es escaso sólo puede acer-


carnos a la muerte.
Tras las huellas del tiempo 115

Sonido

El sonido es la forma que la memoria adquiere con el transcur-


so del tiempo. Recuerdo los días en que la danza se convirtió
en ritual, y la música me persigue. Qué haré con la música, qué
haré con el tiempo.
116 Patricia Carina Dip

Paisaje otoñal

El otoño danés es una sugestiva memoria de enamorados. Llu-


via y gris helado multiplicando las ocasiones del encuentro. Sin
embargo, aquí, hoy es sólo un deseo sin horizonte. La estación
arrogante, oscura y abandonada a las cinco de la tarde. Los pies
mojados, un frenético vociferar de corporales sustancias que
buscan el nombre, tus manos, Fernando.
Habré de ser alguien a quien aún no he conocido o fui alguna
que estuvo entre tus brazos durante largas horas paceñas, tal
vez la misma que camina por las recortadas calles de Helsingør
con la paciencia de una niña que presiente.
Del sentir al vivir media el recuerdo.
Hoy recordé escenas de mi vida como si estuviera o hubiese
estado ordenando un ropero. Crear una memoria es construir
un edificio, laboriosamente, planos y arquitectura de una boca
que calla para no entrar en el obsceno mundo de las palabras
primitivas. Te extraño como nunca te he extrañado, extranjera
de mí, absolución del clima y de lo llano.
Tras las huellas del tiempo 117

Dreams

Alcanza sentir el murmullo del agua para imaginar los océanos,


así como también es suficiente el llanto para comprobar el do-
lor que la muerte encierra. No puedo saber si he de vivir para
encontrarte, pero seguramente el sueño no alcanzará.
118 Patricia Carina Dip

Señales

No puedo detectar cuál fue la causa que me produjo esta en-


fermedad incontrolable que me aleja de mí. Busco en el pasado
las señales de un error o de un dolor, pero todas se confunden
y se hace tarde. La locura se apodera de mí como una intrusa
extranjera dispuesta a todo.
Tras las huellas del tiempo 119

Quietud

Es suficiente que la noche caiga para que los días me consuman


sin piedad. A veces sueño con cucarachas y no alcanzo a com-
prender qué sustitución o deseo expresan esas imágenes.
120 Patricia Carina Dip

Cinismo

Solamente el invierno es capaz de alejarme de las tristes sensa-


ciones en las que me sumergen las demás estaciones.
Tras las huellas del tiempo 121

Sin redención

Repentinamente todos los fantasmas infantiles surgen desde


una superficie única para otorgarle al temor la necesidad de ex-
pandirse. No saber qué hacer con ellos y aterrarse y revolcarse
hasta ahorcarse. No querer sentir el frío de las madrugadas en
las que la caricia no es posible o la impudicia es necesaria.
122 Patricia Carina Dip

Magic sounds

Son inútiles las horas del invierno que llegan hasta mí desde las
plácidas postales grises de tu amor. Todas las voces que preparo
para alegrarte se ahogan en un seco sonido de ensueño por-
que tengo tantas cosas que decirte que las palabras se cansan de
existir y comienzan a suicidarse.
Tras las huellas del tiempo 123

Memorial

Quizá sea la memoria lo que vaya desapareciendo de manera


paulatina para señalarnos lo cerca que estamos de la muerte. Sa-
ber que sin su participación nada queda de la casa en el bosque
o el lago primigenio de algún encuentro. Que las imágenes, aun
las más insignificantes, constituyen un ser que soy, y sin ellas mi
propia historia, incluso constituida de modo privado, pierde su
pasado para enloquecerme.
Fácilmente se desvanecen los micro mundos de sensaciones y
recuerdos que podrían significar una transformación elemental
de quien ya soy, y entonces comienzo a sentir que las casua-
les maneras de abandonar lugares sin razón, o precipitarse a la
decisión irracional, o simplemente la tardanza invadiendo los
estados de ánimo, no son más que cualidades esenciales de una
sustancia inútil como son los recuerdos. Sin embargo, “la tarde
va a morir”, y esta vez es para siempre.
124 Patricia Carina Dip

Letanía

Las tardes repetían su ritual absurdo, deslizándose


mudas en el invierno danés. El cuarto vacío, las voces extrañas
y el recuerdo aquél de tu mirada necesaria en la inestabilidad
de los jardines.
Tras las huellas del tiempo 125

¿Cuántas veces tendré que abrir la puerta para que llegue el día
en que estés del otro lado? Aquellos veranos polvorientos en
los que no había sospechado que volvería la infancia a tomarme
por la espalda alguna vez, esos lejanos y sugestivos modos de
constituirme, demostraron que –hoy podría asegurarlo– nada
conozco ni conoceré si no es a tu lado.
126 Patricia Carina Dip

Aunque toda mi existencia deba resumirse en un instante, lo


aceptaré tan sólo alimentando mis inútiles palabras con el don
de tu mirada.
Tras las huellas del tiempo 127

¿Por qué tuviste que mirarme?


Ahora temo no reconocerme ya
si no es en la esperanza de volverte a ver.
128 Patricia Carina Dip

En algún mundo de naturaleza indefinible, donde nadie


juzgue el valor del amor, tenderé mis manos y encontraré tu
abrazo para siempre abierto en la extensión completa del sur-
co ante el sol.
Tras las huellas del tiempo 129

No emprender el viaje, tan sólo porque la distancia no es medi-


da del alma, podría convertirse en ya no levantarse jamás predi-
ciendo el retorno del cansancio.
130 Patricia Carina Dip

Aquellos momentos inexpresables han forjado un imperio in-


terior del cual sólo puedo alejarme tristemente, esperando re-
cuperar la liviandad de sentarse a observar la caída del sol.
Tras las huellas del tiempo 131

Si ni siquiera fuera posible imaginar el lugar del reencuentro


me negaría a respirar.
132 Patricia Carina Dip

Melancolía

sólo mirarte alcanza para ver la despedida


Tras las huellas del tiempo 133

quisiera
dejar
de traicionarme
al dormir
mientras
los niños aspiran
como perros
que presintieran
el veneno
134 Patricia Carina Dip

Cada despedida suma una traición. No puedo volver a decir


adiós. Me asusta ese gesto mentiroso que se apropia de mis la-
bios cuando me voy. Debería permanecer en el sitio apropiado,
debería saber desgestualizarme.
Tras las huellas del tiempo 135

En cada estación alguien canta. El viaje continúa. No obstante,


lo he perdido todo y a nadie puedo reprocharle nada. El salvaje
existir de la indiferencia con que vamos desapareciendo. Cuan-
do nadie me recuerde, lo mismo será que morir.
136 Patricia Carina Dip

Guardar de los sentidos el recuerdo del color, las voces, las ri-
sas apresuradas en la madrugada. Dar resguardo a cada detalle,
establecerse en los países interiores, explorar las geografías del
amor que huye. Dormir sin sobresaltos hasta recuperar el ins-
tante en el que todo es posible. El cansancio de la tristeza me
consume en horas de desasosiego. La debilidad de mi mano re-
trasa toda escritura pues débil imagen me otorga el espejo cuyo
reflejo es mi perfil sin vos.

Tantas veces se multiplicó la dicha en tu presencia que ausente


quedo detrás de alguien que no soy.

Tiempo vivido, consumido, imaginado y descifrado ante la di-


cha. Finitas horas concluidas que sólo confirman el dolor de la
ruptura. Mil veces desarmo el mismo rompecabezas, pero no
logro que las piezas adquieran la forma temporal de la alegría.

Mi patria fue tu nombre. Ahora queda el exilio del lenguaje, la


memoria de la música que ya no llega a situarse puesto que me
falta el lugar.

La fragilidad de todos mis pensamientos fugándose, la noche


larga y sola, vaciándose. El adiós no es los adioses, tantos ince-
santes modos de acercarse a la muerte. Este adiós me deja inno-
ble entre sonidos que no soy capaz de reconocer, con mis voces
y la ausencia del sentido de mí. Me abandona en la tierra que
me sostenía, me consume y agota.
Tras las huellas del tiempo 137

No es callar por ausencia de palabras sino por el espantoso


temor que me provoca su exceso. El discurrir indiscrimina-
do del discurso oculta siempre una ausencia. Es la muerte del
decir pleno, del que tanto dudo, pues la plenitud no necesita
ser dicha.
138 Patricia Carina Dip

La sensación de felicidad todo lo inunda y lo transforma. La


sensación de infelicidad también. Sin embargo, a quién le im-
porta si lo que sentimos es real o es solamente lo que creemos
sentir, o quizá lo que queremos, o lo que queremos creer que
sentimos. A mí no me importa.
Tras las huellas del tiempo 139

Ningún camino es cierto hoy. Nada me subyuga ni enfurece.


Todo es un triste pretexto para continuar hacia un lugar que no
conozco, siguiendo una senda que todavía no he encontrado.

La contradicción. Habito en ella. Me sumerjo irremediable-


mente. No es lo que deseo, pero es lo que realizo.

Entre el sexo y el amor habita el deseo.

No tengo ninguna dirección que buscar, ninguna puerta que


tocar, ninguna boca que alimentar. Soy un monstruo.

Matar no es ningún argumento. Morir no interrumpe nada.


140 Patricia Carina Dip

Lluvia de estrellas. Cuerpos crucificados en la noche cosmo-


polita de los buenos aires. Calor y agitación sin nombre y el
descubrimiento de una antigua bestia. Amores rotos, voracida-
des de antaño, la pasión que enciende los muebles y deja inútil-
mente que los labios se abstengan de los juramentos. La dicha
es tan preciada, precisa y pequeña, que no se debe oscurecerla
con el lenguaje de los hombres. Murmullos en la noche, lluvia
de estrellas y cuerpos que transmiten el calor de los adioses.
Tras las huellas del tiempo 141

Cada intento es figura de un presagio. Vuelves otra vez con las


manos vacías y aborreces más que ninguna otra cosa las pregun-
tas. Prefieres el absurdo, eliges la equivocación, estás perdida.
142 Patricia Carina Dip

Recortes de hojas muertas sobre la mesa vacía. Exposición de


las sombras y, en algún rincón, el tiempo.
Tras las huellas del tiempo 143

Mi única esperanza es la escritura. Sin embargo, me harto de las


palabras, de la vacía retórica de los discursos, de la inflamación
verbal que oculta traiciones indecibles. La gran política del ab-
surdo es sostener mensajes que nadie cree, que todos repiten y
a nada conducen.
144 Patricia Carina Dip

Quiero salir del círculo nihilista a la realidad exterior, empírica


y material. No soporto las formas sutiles de disfrazar la cobar-
día, creo que toda escritura es una traición. Existo y me traicio-
no, continúo traicionándome como hace tanto tiempo.

No crezco más. No mejoro. Soy toda repetición de pobres ra-


zonamientos gastados.
Tras las huellas del tiempo 145

Celebro encontrarte cada vez que las elusivas formas de tu con-


ciencia se alejan del terreno sinuoso de las especulaciones para
abandonarte en la inmediatez del instante. Allí se expresa lo
sagrado. Comienza la música. Salen a escena personajes de ex-
trema sensibilidad.

Pienso entonces que la duplicidad es una oportunidad. De este


modo, lo que percibo puede conducirme a nuevos descubri-
mientos. Estoy atenta.
146 Patricia Carina Dip

Una nueva estación impone la presencia del


transcurso del tiempo tan sólo para que vuel-
va a comprobar que vivir alejada de vos me
hunde en la tristeza. No obstante, supongo
que la distancia obliga a cambiar de perspec-
tiva sobre el análisis de los fenómenos y, en
cierto sentido, me ayuda a reflexionar. Digo
en cierto sentido porque mi tema es siempre
el mismo, la paradoja.

Estoy en este cuarto mío escuchando los


pájaros cantar y soñando con una casa en el
campo que se pierde por un camino de polvo.
Y vos estás, vos, vos.
Tras las huellas del tiempo 147

cómo resumir con este pobre lenguaje mío el tiempo transcurrido


las tardes de sol
las noches sin horas, dadas a la inocencia
busco la inocencia
busco tantas cosas perdidas
y sólo encuentro una niña
que todo lo observa con la misma pasión

ludmila

sola vos
vos, vos
148 Patricia Carina Dip

he hecho lo que he podido


hedado
hestado
heviajado
hedormido
Tras las huellas del tiempo 149

Noviembre

pequeña
ojos cristalinos
me queda nada en la mirada
salvo tu impronta guerrera
que me arrastra y me lleva

aprender a morir
aprender a dejar morir
aprender a partir

sin la muerte no hay olvido


sin olvido la existencia es imposible

me resisto siempre a dejar partir


me resisto a morir en los adioses
no aprendo

muriendo este amor que me dio la vida


nacerá algo otro y mejor
que no llego a entender hoy

pero no puedo dejar morir este amor

dejar

es inútil que me resista


sin embargo
me hundo tantas veces
me olvido de mí
me asfixio
150 Patricia Carina Dip

por no entender
por no querer
por no poder
morir

vete ya
vete de mi
Tras las huellas del tiempo 151

Cuando transitas el camino se impone la experiencia. La doble


relación entre lo interno y lo externo. Todo aquello que imagi-
naste se hace y se deshace simultáneamente. Tocas las piedras,
descansas, te asustas, buscas una y otra vez una señal que te in-
dique cómo salir de la encrucijada. Encuentras a otros pasean-
tes que han decidido también recorrer el mismo camino. Los
observas, los conoces, les hablas. Te distraes.
152 Patricia Carina Dip

En un papel los años devienen la quimera del instante en que


se escribe, ¿cómo puede la escritura resumirlo todo así? ¿Qué
podré decir de todas las tardes de lectura, los viajes, las manos
repitiendo gestos de despedida? No encuentro el modo de vol-
verme presente en este cuarto poblado de recuerdos que me
expulsa al exterior. Pero salir, ¿a dónde? Me quedo sin destino,
inquieta, buscando el nudo de un ovillo plateado y largo que
tanto se ha enredado ya sin mí...

Tal vez sea la conciencia del tiempo lo que nos obliga a pensar.
Tras las huellas del tiempo 153

Sólo dos cosas veo con certeza. El envejecimiento y la repeti-


ción. Quiero aprender a modificar mi mirada sobre las cosas.
Necesito volverme niña para tener la esperanza de lo nuevo. La
prístina seguridad de la riqueza del tiempo en que aparece ante
tus ojos el primer jardín.

Este sabor amargo es distinto porque me detengo a saborear la


despedida por primera vez. Un adiós sólo comparte con otro el
nombre. Cada vez que te vas abandonas un modo de estar en el
mundo. Ningún modo es igual a otro y sin embargo se parecen.
¿Dónde quedó la alegría que sentí en aquel encuentro?

Propiciar el encuentro como un ritual donde el otro es alimento.


154 Patricia Carina Dip

La despedida es la muerte
pero cuando el muerto es un traidor
el dolor se vuelve extraño
cómo extrañar a quien ya no existe
Tras las huellas del tiempo 155

Esta seguridad que me llega de lo más hondo, de mis propias


entrañas, y que los hombres que he amado se han empecinado
en hacer desaparecer, la reconstruyo con pedacitos de hojas se-
cas que recibo de la mano de mi hija.

Niña, te agradezco esa sonrisa sin tamaño ni fin que me obliga


a seguir creciendo y a olvidarlo todo.

Berenice, toda hecha de alegría y perspicacia, de frutas infini-


tas, de olor a jazmín.
156 Patricia Carina Dip

Tan cerca y tan lejos


que me aterra
tan claro, tan fácil y tan extensa la espera

¿Qué hago contigo?


¿Qué hago con mi espera de vos acechándome?
gracias a mi hija compruebo cuánto me he equivocado,
lo mal que he comprendido,
lo poco que he tolerado,
veo a mis padres y agradezco
los contemplo, me observo en el medio de dos generaciones
y acepto mi pequeñez...
ellos me han dado cada uno de los elementos
y ella me ayuda a integrarlos
Tras las huellas del tiempo 157

hombre del conejo


un niño detrás del árbol
que se esconde
que sonríe

no sé qué hacer contigo


no sé si te quedas o te vas
158 Patricia Carina Dip

quisiera levantarme un día y caminar sin detenerme a tu lado,


caminar hacia tu abrazo
como el sol se levanta detrás de la luna sin dudarlo.
Tras las huellas del tiempo 159

este deseo es raro


no vacila
no se aquieta

necesito dormir y despertar en el campo


como si jamás hubiera viajado
como si nunca me hubiera confundido
como si nadie me hubiera decepcionado
a solas contigo
160 Patricia Carina Dip

mirarte es atravesar todos los caminos


me hundo en tus ojos

y soy como nadie me ha visto


LA VIDA ELEMENTAL
I. CAE LA NOCHE BOCA ARRIBA

paisaje otoñal

No logras reconciliarte con el tiempo


tampoco con el espacio
No logras entender qué ha sucedido
para que estés allí parada
inmóvil y atónita
en medio del camino

Los abrazos y las tardes,


la comida y el vino, la siesta,
todo se desdibuja
en el atónito silencio que consume tus huesos
¿Qué sucede, quién llega, qué hay detrás de las palabras?
164 Patricia Carina Dip

confesión

He conjurado a los dioses, he saltado al precipicio de las vo-


ces, corrido por el campo a oscuras, contemplado las estrellas
maravillada, esperado la hora señalada, roto las etiquetas, cues-
tionado los saberes, reído y llorado sin parar, mirado tus ojos
de niña adulta, rasgado mis vestiduras por amor y todavía no
entiendo nada.
La vida elemental 165

en la noche
el grillo, el ladrido del perro,
la sombra de tu nombre
en el vino
que se reparte…
166 Patricia Carina Dip

si por mi fuera te daría la vida entera


si yo pudiera
nunca pero nunca
se alejarían tus ojos de la primavera

niña de alfalfa
noche de siembra
luna redonda
sobre la faz de tus trenzas…
La vida elemental 167

si la noche comenzara otra vez


seguramente
te diría que salgamos de paseo
te pediría que imaginemos
el transcurrir de los momentos
el silbido del tren
la estación a la madrugada
las despedidas
168 Patricia Carina Dip

la mirada del cerezo

Y repentinamente volvió la juventud por un instante,


esa fuerza inconsciente y colosal que aplasta todas las dudas,
que nos empuja a un futuro lleno de posibilidades
que nos da la omnipotencia de la eternidad;
sí, repentinamente lo sentí todo otra vez,
como si hubiera retrocedido en un tren
que sin aviso me condujo al pasado,
al amor sin barreras, a la consustanciación de las conciencias;
cómo saber si es posible que vuelva a retornar
ese impulso total, cómo conjurarlo…

y poco a poco aprendo a resignarme


lentamente,
sin contradicción,
a pesar de la resistencia,
a pesar del enojo y del hastío;
si fuera capaz de olvidarme de mí misma
y volver a mirar el mundo con ojos nuevos,
si fuera capaz de abandonar mis tontas teorías
y lanzarme al espontáneo encuentro
en la mirada del cerezo o del duraznero;
cómo quisiera sentir que miro y es la primera vez que veo.
La vida elemental 169

Homenaje a Julio Huasi

y dónde estás ahora que tanto extraño las horas de desatención,


de olvido, de la nada que nadea y de la noche que anochece
entre los muchos y tantos
dónde estás vos,
que tanto hiciste por nosotros,
por los que creemos en los increíbles,
esas cosas que tanto nos emparentan
dónde estás ahora que te busco tanto
vos, vos, vos…

simplemente intentaré no ser tan absurda


ni frágil, ni ridícula,
lo intentaré todo para encontrar la forma,
pero
no puedo asegurar una victoria.
170 Patricia Carina Dip

viernes no santo

lluvia que huye y lava las culpas de la ciudad


la oscuridad atraviesa las conciencias y Santiago
¿dónde está? viernes no santo de fines de agosto;
mientras el ritmo del granizo avanza
ellos hablan, una pareja cualquiera
en la esquina de Pedro Goyena y Donato Álvarez,
hablan de sus vidas y de sus cosas,
de la normalidad, del afuera,
ella siente paz cuando vuelve de la oración,
él la mira con cierto escepticismo
pero, escucha, espera, cree…
yo contemplo todo hoy con atónito asombro
quiero volver a estar entre las gentes
sin tregua
quiero ver a mis hijas sonreír descansadas,
quiero amar otra vez como ayer
y quiero que Santiago vuelva
La vida elemental 171

extravío

más perdida que nunca entre la gente


desearía la claridad meridiana de la juventud
cuando todo es seguro
no obstante
algo me dice que es tarde
y que la desazón sabe a hiel
el veneno de la historia
se desparrama en finas copas
mientras alguien duerme
y el sueño alienta los equívocos
172 Patricia Carina Dip

extraña batalla la que se entabla contra uno mismo,


inútil evitarla e imposible ganarla,
me tiendo boca arriba sobre la hierba y pienso en tu voz
me extravío entre la multitud de imágenes que aparecen
ante mi memoria,
cómo es posible que todo eso lo logre tu voz...

me pregunto por qué el deseo es volátil y ligero,


qué lo despierta, qué lo apaga...

me pregunto y preguntándome me encuentro hundida


en mi propia palabra, incapaz de distinguir el enunciado
de la enunciación, vacía de semántica, cayendo a esa región
del lenguaje en que nos perdemos mientras pensamos...

intento evitar la huida a la pluralidad de nombres


para concentrarme en mí,
quiero asirme enteramente y comprender
pero
fracaso

y es tan clara la dificultad que casi abandono el juego,


sin embargo,
me empecino nuevamente
y descubro la novedad de la escritura
que en el instante aparece sugestiva

casi misteriosa
diría
La vida elemental 173

dejarse caer hasta el fin de las horas


sin premura ni demora
devorar el instante
a pura entrega de palabras
enredándose
en la batalla del lenguaje bajo la sombra del tilo
174 Patricia Carina Dip

lo inconsciente

cuando llega la noche te acuna el sueño


y caes en dimensiones lejanas y desconocidas
buscas en los laberintos de tu corazón
la manera de salir del encierro de los días,
una voz, un nombre, tal vez te parezcan un refugio

cuando llega la noche te acuna el sueño


y caes, caes, caes, a los fondos más hondos
al abismo de las palabras cuyo eco te asombra,
no buscas nada ya, todo está simultáneamente ofrecido

cuando llega la noche te acuña el sueño


y te olvidas de las traiciones de los días,
ríes sin cesar y lloras sin angustia,
estás a salvo del acecho constante de tu mente
te sumerges en las cuevas del origen del lenguaje
te tiendes en la hierba,
simplemente te tiendes
La vida elemental 175

in vino veritas transcurre el paisaje del alma


blanda y blanca
que contempla extrañada sus antiguas paradas,
no es capaz de discernir el negro del blanco
y no sabe ya a qué teatro asistir
en la sureña expansión de la conciencia
que presiente la cercanía de la Antártida,
el suelo que pisas tiene fundamento blanco
la tierra no tiembla, pero esconde antiguos recados
que no logras descifrar y que nadie ha descifrado
176 Patricia Carina Dip

deshonrando la poesía me hundo en el fango para embarrar


bien mis pies y ensuciarme completamente hasta el hartazgo
para evocar la felicidad del baño, entre las raras horas del vera-
no, de aquellos veranos extensos y febriles sobre la arena plena
de piedras, llenas del sol perpendicular a la cara y a las manos,
se esfumaron tras ellas las emociones de la juventud y quedó el
invierno largo e inútil que no convence a nadie
La vida elemental 177

buenos aires 2019

con los ojos rojos ella corre el colectivo mientras él desaparece


de la escena tras el agua,
lluvia torrencial en buenos aires y decadencia de la calle y sus
inúmeros habitantes,
las calles de buenos aires suman cientos de durmientes noctur-
nos, que no saben a dónde dirigirse con la lluvia, ella observa
absorta alrededor pero no puede apiadarse de nadie
no le entra más el dolor
solamente siente que el mundo se le cae, que el agua es dema-
siada
que el dolor empuja desde muy hondo, desde muy abajo desde
muy adentro
que ya no corresponde detenerse en identidades o milagros,
huye de sí misma en movimiento, intenta desprenderse de todo
lo que todavía la consume, corre sin determinación en la fría
noche de los buenos aires no del 20 del 19 dos mil y tanto ha
pasado paredón y después que ya nadie arriesgaría a describir
la ciudad que fue, ésta no dice nada de aquella y ella tampoco
178 Patricia Carina Dip

detrás de la platense sombra de ensenada se hunde el misterio


de los nombres,
la tierra extranjera y lejana, las raíces familiares que se pierden
en entrecruzamientos desconocidos, la rapidez con la que se
suman recuerdos a la memoria vaciada de ese amor que quedó
guardado, en esa inmensa noche de vocablos raros, y toda una
generación que se va yendo, ellos, los hermanos, y ella, ya silen-
ciada por la pena, esquiva y quieta se va despidiendo; no sé qué
hacer con la presencia de estas partes esenciales de mi vida que
no entiendo; no sé cómo decirle a mi padre todo esto
La vida elemental 179

a nicolás dip

es el vértigo del pasado y la amnesia, el silencio de la tarde que


se va que se va, la lluvia reiterándose y la catedral en la neblina
irguiéndose como testigo de un secreto que no logro develar,
lo miro todo con calma, busco en cada rincón una manera de
llegar al centro de mí misma, todo esto tiene algún sentido, pa-
rece que quisiera consolarme frente al espejo repitiendo frases
inconexas, y todos esos recuerdos compartidos, y los nombres
y las canciones de cuna y la abuela detrás de la alta puerta, con
su esbelto silencio y su tristeza, no se puede descifrar el sentido
del recuerdo, no se puede entrar a ese lugar vedado por el pa-
sado en el que la infancia se solidificaba detrás de las voces de
los adultos, alejados de toda conexión con la niñez, y hoy que
quiero retornar a ese momento no logro otra cosa que asustar-
me de la larga noche, de la triste voz, de la falta de todo coraje
para el adiós
180 Patricia Carina Dip

identidad

quiero escribir hasta desangrarme


que cada letra se adhiera a las entrañas
para otorgar al poema
la real realidad
de la unidad del cuerpo

quiero escribir hasta lastimarme


sabiendo que el sentir le da a la palabra
un destino imborrable
no sucumbir ya más ante el espectáculo
de la repetida farsa que se atraganta
en la garganta cuando hablo

quiero escribir hasta desoírme


y no decir nada más que lo necesario
me indigno de mí me harto de este desteñido falsario de vivir

quiero escribir hasta deshuesarme y que nada más que el esqueleto


diga su verdad sin dobleces ni ambigüedad observante de las reglas
de la gramática infernal y la verdad

quiero escribir sin desafiarme por el solo placer que las manos
encuentran
al unirse con la mente en el pensamiento del poema
febril de humedad y de después del tango
por honor a julio
por lo que fue y ya no queda en el espacio
por la recuperación de la memoria que nos constituye
a nosotros los de antaño
La vida elemental 181

sencillez

si desapareciese ahora mismo


no me daría cuenta
a nadie haría daño
lentamente me hundiría en el paisaje conurbano
tras el ladrido de ese perro manso sin contestar ya más preguntas
sin postular hipótesis en vano
descalza
confundida en los sonidos de la tarde del sábado
podría ahora mismo desaparecer de este mundo
sin más penas ni olvidos
con la plena convicción
en la atónita búsqueda de sentido nadie llegaría desde ningún lugar
a evitar la deshonra del hartazgo
y todo quedaría en el tenue límite del orden del cansancio
182 Patricia Carina Dip

todo el poder al soviet

mientras retomo las viejas consideraciones acerca de esos raros


modos de abordar los temas que a veces nos aquejan, suspendo
momentáneamente el pensamiento para entender las falacias
modernas, ni yo ni mis ideas siguen ningún rumbo cuando me
tomo un instante para decir quizá hayamos vivido equivocados
gracias a Descartes, que tanto se esforzó por alcanzar la certeza
del yo, y allí nos dejó hundidos en el cogito, pero a quién podría
importarle esto hoy, y la Duma y el Smolni y Lenin y todo el
poder al soviet
La vida elemental 183

embriaguez

Una palabra tuya basta para sembrar una extensa tierra de


fantasías infinitas, es frondosa y multiforme la visión, encan-
tadora la mirada profunda de esos tus ojos nublados por la
noche; me embriago de solo contemplar el monólogo de tus
manos al explicarte;
qué simple sería
aceptar que eso es todo.
184 Patricia Carina Dip

y el alma se va mientras el cuerpo queda mostrando las marcas


del dolor, los vestigios del ayer, el rostro del abandono, el evan-
gelio de los sufrimientos; y el alma se va, mientras el cuerpo
pierde lentamente la agonía de los últimos días y se va transfor-
mando en cenizas, al azar liberadas en calles extranjeras, junto
a restos de partículas de polvo que vuelven de donde salieron;
y el alma se va…
La vida elemental 185

despedida

cuando amanece y lentamente la naturaleza comienza a


pronunciarse,
se va poblando de sonidos la conciencia,
primero un ladrido, luego una extraña sinfonía de pájaros,
hasta que finalmente me voy hundiendo en los recuerdos
y aparece la imagen de amigos que no están;
me concentro en una de ellas, primero el nombre y después
una sucesión de inconexos momentos que constituyen la secuencia
de encuentros preciosos hoy;
qué hacer con la presencia ausente que se impone,
cómo reconstruir lo que le dio a mi existencia
ese vínculo personal que sin saberlo orientó muchas decisiones,
qué decirte para devolverte a la vida, al menos a ésta, de la
palabra escrita;
qué sentido tendrá esta palabra pronunciada en silencio como
homenaje
a la distancia, en otro mundo, en otra provincia, en otro tiempo;
de repente entiendo esta innombrable ficción de escribir,
entrelazándose con la otra absurda ficción de vivir,
y nuevamente el tiempo, los tiempos abiertos en la vivencia del
recuerdo
que resucita
186 Patricia Carina Dip

conversión

te veo partir y no logro contener el llanto,


parece que todo lo que me define
es lo único que tienes que negar para consolidarte,
ahora presumes de la reflexión
como si hubieras descubierto el horizonte de sentido del
mundo todo,
por mi parte, cada día más indefensa
mientras te contemplo en esa conversión única y radical,
de niña a mujer,
de lúdica a racional
La vida elemental 187

II. HONDOS BAJOS FONDOS

ciudad capital

la importancia del silencio no puede apreciarse en la triste no-


che de la despedida; sin embargo, algo en las palabras que caen
una tras otra detrás del humo del cigarro indica un horizonte
forastero; La Plata, con sus bosques y sus diagonales, no logra
sustraerse a la condena del destino humano, porque nadie pue-
de evitar esa contracción absurda que provoca la muerte, aún
en la ciudad capital; nada se equipara al dolor del solamente
irse en la angustia de la toda vida reducida a cero, cercado por
otros enfermos que desoyen el suplicio de vivir rodeado por
fantasmas, mientras el cuerpo se convierte en un receptáculo
de químicos intentos, inútiles por cierto; y la resistencia sola-
mente nos recuerda cuán indefensos estamos ante la muerte
188 Patricia Carina Dip

cuál será la imagen del último minuto


no podrías saberlo
de qué modo el dolor se desvanece en un repentino parpadeo
que guarda de la vida y sus contradicciones
simplemente
un vertiginoso sucederse de movimientos inconexos
de nombres olvidados
de paisajes recorridos
sin la conciencia del final…
si pienso en el instante de la muerte
no comprendo por qué no estás
La vida elemental 189

quisiera verte realmente, contemplarte detrás de un vidrio os-


curo y definir qué es de vos lo que efectivamente existe, y qué
lo que de tu imagen no es otra cosa que la adición de mi deseo,
solamente de ese modo lograría saber qué hay de cierto en lo
que creo que siento y, aun así, sin claridad ni precisión, todavía
te espero
190 Patricia Carina Dip

la distancia de la muerte, la geografía o el silencio,


cualquier lejanía nos deja solos en una completa indefensión
y entonces la vida se vuelve misteriosa
y la palabra necesaria;
cuando quitas del escenario los artificios de la escenografía
no sabes cómo actuar y comprendes recién en ese instante
que la sustancia de la acción está en el cuerpo del actor,
buscas reproducir ese descubrimiento en la hoja de papel
y crees intuir que la sustancia del tiempo está en la poesía,
la quieres cercar para darle a la vida
dimensión de eternidad
y temes no estar a la altura de esos desafíos,
entonces te sumes en la observación de tus propios recuerdos
para construir con ellos la ilusión de continuidad,
pues sabes bien que sin ella no hay tiempo ni conciencia
ni poema
La vida elemental 191

ayer san francisco del monte de oro, hoy villa larca,


villa elena, papagayos, cortaderas,
esta provincia absorbe el poema como una esponja,
plenitud de serranía,
morada de primitivos secretos y nombres,
melancolía de la ciudad que no está,
pueblos de sordos nombres
en la inestabilidad de las horas
que se van tensando como las cuerdas
de algún instrumento musical a la espera de ser ejecutado
192 Patricia Carina Dip

busco las palabras adecuadas como si quisiera descubrir una


prenda única dentro de una caja de telas mezcladas, fracaso en
demostrarte cuánto le da a mi mundo tu presencia, entiendo
que quieras jugar ese papel de chica ruda
pero sería tanto más sencillo si simplemente me dijeras que hay
un temor que te habita y que no podés saber todavía cómo ha-
brás de cercarlo;
no me resigno a no decirte lo que siento, buscaré incesante-
mente la forma de abrazarte para que entiendas que el mundo
es grande y terrible,
pero que aun así todo es posible
La vida elemental 193

aunque la tarde se agotara por completo


en el último instante de agonía del sol
te reservaría un pensamiento
194 Patricia Carina Dip

y ahora todo lo que diga será en vano


no podrá resolverse en una forma cierta
se desarmará como el hielo al contacto del sol
y en esa falta de conclusión
me sumergiré
a la espera de otro mediodía
La vida elemental 195

los cielos de villa larca guardan misterios secretos, se despliegan


todo el tiempo sobre la sierra dormida, que despierta lenta-
mente y con la lluvia se reanima, las noches retoman la senda de
sonoridad infinita, los ojos se van perdiendo en la fecundidad
del discurrir puntano, los cielos de villa larca petrifican la mira-
da, que no encuentra más descanso que en el silencio del alma
196 Patricia Carina Dip

una voz amplificándose desde el camino de polvo


ladra un perro desganado
cerca del atardecer serrano
los sonidos se vuelven cada vez más claros
mientras se acomoda el sueño
en los rincones consagrados a la contemplación del cielo
en la desolación del pago
La vida elemental 197

Nuevamente la lluvia retoma antiguos escenarios que se des-


ploman con la tarde, entre las voces conocidas un sonido sutil
se impone, entre los nombres tal vez pueda encontrar el modo
de hacer del lenguaje un festín originario. La perspectiva del
poema no es independiente del sonido y, entonces, otra vez el
agua calmando a las fieras, porque todo en el aire es insinua-
ción, e insistentemente la gramática reaparece casi plena otor-
gándole majestuosidad a los sinuosos vaivenes del alma, quién
pudiera tan solo con intentarlo llegar a la simplicidad…
198 Patricia Carina Dip

Cuando te cansas de un juego puedes comenzar otro, sin em-


bargo, no lo entiendes y crees que la esencia de lo lúdico está en
la repetición; error de errores, que niega la naturaleza del jugar,
determinada por la sorpresa y el goce; vuelvo entonces la pági-
na con la esperanza de partir de cero, me aterra esta melancolía
que me toma por la espalda como si no pudiera expresarme de
otro modo que no fuera haciendo alusión a la oscuridad, pero
sabemos que el lenguaje pone toda su industria en engañarnos
y entonces la única alternativa es callar
La vida elemental 199

Ninguna palabra mía bastará para conformarte,


y está bien así… Sin embargo, un nudo de emociones se anuda
cada vez más fuertemente mientras intento que te acerques y
recuerdes esos instantes de la infancia en los que simplemente
podíamos compartir la absurda representación de vivir.
Entiendo que tu camino te pertenece solo a vos,
pero esta distancia me deja sin destino
y busco imágenes que me permitan recuperar algún consuelo.
Probablemente no te haya sabido escuchar realmente,
y me haya enredado tontamente en complejidades inútiles.
No sabría reconocer hoy la diferencia entre las páginas en blanco
que se van consumiendo con la presunción de una respuesta.
Nada de lo que diga llegará a la orilla de tu presente,
tal vez el futuro nos depare algún encuentro en el que seas
capaz de perdonarme.
200 Patricia Carina Dip

no sé a qué has venido a mi vida


ni por qué razón no emprendí la retirada,
me consumo en reiteraciones innecesarias
por la incapacidad de partir;
repentinamente veo en la lejanía de las palabras
un color que fue perdiéndose con los años,
se trata quizá simplemente de morir,
quién lo hubiera dicho,
un negro presagio
se extendía sobre la calle soleada sin que nadie lo notara
y hoy en el pleno aislamiento compruebo
que nada queda ya de lo que fui…
La vida elemental 201

qué pena me da no lograr acariciar tu recuerdo


con la emoción de la esperanza,
no hay manera de otorgarle a este sueño
un lugar mejor,
una ventana de la que asomen
helechos despeinados al sol,
lo he intentado todo y ha sido inútil
202 Patricia Carina Dip

cuando el viejo mundo está desapareciendo frente a nuestras narices,


no porque fuera bueno, ni el mejor de los posibles,
sino sencillamente porque llegó el final,
debo tener la valentía de enfrentarme a mí misma
y responder sin dubitar
que todo lo que deseas tienes que conseguirlo ahora
porque el tiempo ya se agotó
y los amores perdidos ya no se recuperan
La vida elemental 203

el mundo conocido se esfumó


y una honda desazón lo cubre todo,
no obstante,
ya habrá tiempo para resignarse;
ahora corren las agujas del reloj
indicando lo imposible
y solo me importa
descansar
tímidamente
entre voces conocidas
204 Patricia Carina Dip

esta ausencia de presencia que se impone con el aislamiento


¿servirá tal vez para comprender?
todo ha caído al vacío
y sigue precipitándose sin parar
para que logremos ver detrás del vidrio oscuro
la certeza de algún encuentro posible
real
realísimo
La vida elemental 205

no hay manera de mirar al poema sin transformarse,


en la oscuridad de los encierros
las máscaras se confunden cada vez más
con los rostros;
hemos perdido a los otros,
nos hemos hundido en nosotros mismos
y nada queda de la posibilidad de la alegría
si no es en el encuentro,
cercenado hoy,
prohibido
206 Patricia Carina Dip

esta mímica absurda de vivir


con covid
no puede ser más que apariencia
de una realidad que no se puede asir
ni refutar
de un real descontento universal
que duele de no poderse ni expresar

esta mímica absurda de vivir


trae aires de renovación
pero nada queda claro
bajo el sol

este hundimiento fantasmal


a los hondos bajos fondos
de la vida elemental
no puede dejarnos
indiferentes
La vida elemental 207

ni la angustia puede expresar este encierro total


ni la sombra de una antigua pena
ni los sueños más confusos
no hay imagen
ni palabra
208 Patricia Carina Dip

El cerco cada vez más estrecho


de conversaciones mudas
que se replican unas a otras,
tontamente
entre imágenes salvajes
y sonidos raros,
voces lejanas de gentes queridas
se superponen continuamente
a los colores de una paleta indescifrable
que se expone
ante los ojos llorosos
de una anciana que no logra entender
La vida elemental 209

La palabra cercada por la ausencia se detiene y nada logra que


retome el cauce,
las noches y los días se repiten en una asfixiante sucesión sin
nombre,
porque las pérdidas se concentran en una sumatoria imprevista,
lo imposible acecha.
210 Patricia Carina Dip

Hic et nunc solo la negación de lo acontecido,


transcurre un tiempo encerrado en sí mismo
que no sucede pero no es eterno,
que le concede a la paradoja la perplejidad del retorno,

raras horas desenmascaradas de encanto

una mirada desolada que no logra asir el misterio

nuevamente el intento de existir detrás de las fábulas


frente al espejo oscurecido por la noche
donde ninguna imagen es reflejada con certeza
de este lado del mundo
la música le da forma al recuerdo
en una sucesión de imágenes
desordenadas

de este lado del mundo


el desaliento
el dolor de las aisladas despedidas el extraño sueño del reencuentro

he quedado así
atónita
sin respuesta
ni modo de unir en una palabra
el paso dificultoso del tiempo

he quedado así contemplando el pasado


esperando una nueva era
que no llega
La vida elemental 211

sorda de repeticiones
ciega y muda
ante la ausencia de emociones

y en este desconcierto
me hundo en mí
reiterando absurdos
volviendo a la infancia
vacía de expectativa

ensoñada
212 Patricia Carina Dip

y un día sin notarlo desapareciste de mí


todo el color de tu palabra ancha
se desvaneció en una transparencia
rara
sin notarlo el dolor se desvaneció
como si hubiera sabido
qué camino debía seguir
para perderse en la tarde inmunizada
La vida elemental 213

La ausencia de palabras capaces de asir el desconcierto me hun-


de en el abismal pensamiento de mí misma; los otros no están y
me amordazo como una hechicera en busca del pan de la mira-
da, la única que otorga al encuentro la realidad de la presencia;
nadie hay y caigo en el sueño que no reconforta, en la vastedad
del silencio; una vez más a la espera de nuevas y frondosas ma-
neras de reconocerse…
214 Patricia Carina Dip

Qué extrañeza total la de estos días mortales


que se van
tras el recuerdo de pasadas horas inocentes
y la imagen del paisaje que aquieta el corazón
se desvanece entre hojas secas de un otoño sin fin

qué hora aciaga en la continuidad del desencuentro


La vida elemental 215

escribo como si estuviera volviendo a aprender


como si jamás hubiera recorrido la hoja con recuerdos lejanos
y emociones circundantes

escribo como si fuera la primera vez


y un nombre de hombre me empujara a expresar palabras
inquietas
llenas de congoja
movimiento desafíos

escribo como si nunca antes hubiera intentado siquiera hacer


que las palabras
danzaran libremente hasta encontrar el modo
exacto
único perfecto
de hacer algo con mi soledad
216 Patricia Carina Dip

tu nombre me empuja a lo más hondo de mi propia libertad


no sé por qué me veo recorriendo caminos sin reproches
ni reclamos ni nada de todo eso que aparece cuando hablamos
de amor
tu nombre me muestra un recorrido diferente un modo joven
y certero de dar la dicha que dure mientras exista de hablar con
los codos y las manos y el cuerpo todo
tratando de decir lo que nos acerca

tu nombre extranjero me define más que mil vecindades


La vida elemental 217

retrato

En un gesto de último momento, distraídamente, alcanza a


percibir la terquedad del final de todas las cosas. Como si se
tratara de un capricho de la naturaleza, que en su autómata
repetición expusiera las razones de un hallazgo que ningún
lenguaje ha sido capaz de expresar. Hurgando entre confusos
recuerdos mira repentinamente a través de la ventana, que en
absoluta conjunción con el silencio le ofrece un paisaje de su-
perpuestos veranos a la espera de la palabra liberadora que no
llega. Se olvida de sí mismo y premeditadamente evita pensar.
218 Patricia Carina Dip

desorientado

Desorientado corazón de niña que busca una alianza con el


tiempo. No comprende que no logrará evitar la repetición ni el
engaño. Intuye que la risa puede salvarla. Se precipita hacia ella
como a los pies de un extraño, en busca de todas y cada una de
las respuestas de su afanoso intento de superación. Todavía te
recuerdo jugando en el parque en la continuidad del dramatis-
mo infantil. Y me pregunto, ¿por qué tuviste que irte de ahí?
La vida elemental 219

desconcierto

a lo largo y a lo ancho de esta extensa hora me conmueve es-


tar todavía aquí, observando cómo los instantes se desvane-
cen en una frenética carrera; muy íntimamente entristecida
por todos los adioses y partidas, propios y ajenos, buscando
la manera de acceder a la imprudencia de la juventud, ya sin
recursos para creer.
220 Patricia Carina Dip

era la luna primera


y el nombre
el desconocimiento de lo que vendría
la ilusión de eternidad
era el origen
silvestre
de todas las fuentes
la loca agonía de esperar
el mirar de esos tus ojos errantes
y hambrientos
era el augurio siniestro
del hundimiento
y sin embargo
la tarde se desplomaba silenciosa
sin dejar rastros de desolación
era la voz susurrante de un amante
en el último vagón
La vida elemental 221

confusas imágenes se apoderan de mí sin previo aviso, se amon-


tonan instantes inconexos mientras pienso qué mundo habita-
rán nuestros hijos, qué tristeza profunda observar esta forma
esquiva de sentir, este falaz hartazgo de vivir, siendo la vida lo
único con lo que contamos,
parece que la guerra se ha extendido para siempre ante nuestra
mirada atónita
y somos incapaces de terminarla
222 Patricia Carina Dip

III. TRISTITIA

transcurrir

me inclino ante la presencia de la noche


con la sola intención de guardar sus secretos
pero la noche calla
no logro sujetarme
me precipito
me desestabilizo

no sé nada

ni lo que fui ni lo que pensé


ni lo que sentí

me sumerjo en la hora de la desrealización


y no me asusta perderme para siempre

parezco una lejana pasajera de otros trenes

que arriba a un lugar desconocido


sin precisa actividad ni domicilio

caigo en el abismo de la historia


y me asombro de sentir
cómo aquí el tiempo parece detenido
La vida elemental 223

ella

la miro con extrañeza y desazón


mientras las horas pasan tantas cosas habitan en mí
que no quiero mostrarle

me empuja a los lugares más oscuros


me muestra lo negro y hondo
de mi tristeza…

la quiero querer sin desenfreno ni hastío


quisiera que se dejara caer frente a mí
sin juzgarme

con la esperanza de que algún día


podamos otra vez
en silencio y sin premura
compartir juntas
el instante preciso
en que muere la tarde
224 Patricia Carina Dip

temor

ha llegado la hora de enfrentar la verdad


tu miedo más oculto y escondido
te vistes y te mueves
en el festejo de las apariencias,
le temes a todo y a todos,
hablas un idioma de pocos,
te entiendes con menos,
no comprendes nada…

has jugado el juego de la vida


con las escasas palabras
de un abecedario olvidado
y ahora ya no sabes
cómo decirte
lo inútil que ha sido
vestirte

quieres enfrentar lo venidero


y te falta tesón,
eres como una actriz insignificante
que ha conseguido un papel menor
y sin embargo lo representa con la absoluta seriedad
del escenario expectante y lleno
La vida elemental 225

lo dices otra vez como si fuera cierto


lo repites casualmente
perdido en lejanos pensamientos
quisieras lograr la precisión
de la palabra justa
pero hay algo que te impide
llegar al centro de tus sentimientos

lo dices otra vez


lo repites como si fuera cierto
226 Patricia Carina Dip

todo el perfume del mundo


cabe en tus manos
La vida elemental 227

cada gesto de hastío te aleja del espontáneo aparecer de la dicha


te haces daño sin notarlo
y no percibes la grandeza del atardecer majestuoso
ante tus ojos
de qué sirve el paisaje si no eres capaz de ver
228 Patricia Carina Dip

agradece que estás vivo y sintiendo


acepta el limitado tiempo
que te ha sido otorgado
y busca el modo
de dejar una estela celeste,
una manera de sentir y mirar
agradece
el momento transcurrido
y espera con ansias
el recuerdo de todo lo vivido,
llena de vino tu copa y brinda por ellos,
los que te acompañaron y se fueron,
los que te rodean y no te entienden
los que amas y no miras con justa medida,
agradece la noche boca arriba
y el mar en la ventana
La vida elemental 229

alerta

qué hacer con la infancia


y el horror cotidiano que atraviesa las calles
con un giro inesperado
una voz de alerta un recuerdo amargo

qué hacer con la niña


que sale a tientas y ríe
ríe sin presentir
230 Patricia Carina Dip

nostalgia

y una vez todo se reduce a un amigo, una casa, un paisaje...


atrás quedan las tribulaciones y los viajes,
como una película ya vista tantas veces
que a medida que los actores gesticulan
la trama se deshace

entre horas lentas y vacías


transcurro
intentando recuperar el furor de antiguas luchas

me miro en el espejo, no me veo con claridad,


no reconozco el reflejo de anteriores miradas,
la tarde calurosa cae entre las hojas
y presiento el atardecer
pero no siento nada…
nostalgia del amigo que se fue,
de la calle mojada, del olor al riego matutino
y de tu perfume en mi almohada
La vida elemental 231

tristeza de tilo y sauces

tristeza de barrios bajos donde ya no se anda,


ni con las manos abiertas ni con las venas
de Latinoamérica, tristeza de decirte adiós
con la boca salada y la mirada perdida
entre el tilo y los sauces

por donde baja la calle apenas se percibe una luz tenue


y un carruaje,
tristeza de albañil y de overol
aunque no haya nadie,
quizá un solo segundo de atención alcance
para que todo cambie,
la quietud del padecer termina de improviso
y un grito infame interrumpe
el lento discurrir de la tarde
232 Patricia Carina Dip

otro homenaje

había un poeta, julio, único en su estirpe,


loco de atar, rabioso y orillero,
cambalachero
y cadillac de oro,
jamás bronceado ni anestesiado,
siempre un orgullo de palabra pronunciada,
justamente,
sin fanfanorrear,
vos lo conociste cuando buscabas una voz
nueva y sencilla que te devolviera todo,
vos lo conociste, vos, vos
La vida elemental 233

como una cápsula que continuamente se encerrara a sí misma


la pequeña realidad se agota
entre las angostas paredes del acontecer cotidiano
y aunque busque mirar con extrañamiento los lugares y las cosas
los nombres y los hombres
nada nuevo hay…

será tal vez la incapacidad o el orden del cansancio


mientras tanto un antiguo deseo se asoma
sin dirección ni entendimiento
pretende que todo puede ser resignificado
y avanza a ciegas por la noche mansa
234 Patricia Carina Dip

alienación

me lanzo sin esperanza a la alienación del lenguaje


con la inocencia de un niño que corre
y aunque caiga vuelve a levantarse
simplemente porque no sé hacer otra cosa
tan ignorante de todo
de las luces y las sombras
me aquieto entre significantes vacíos
y busco el contenido en el poema que no llega
La vida elemental 235

quién diría que una tarde ella dejaría de sufrir


por cosas insignificantes
quién hubiera previsto
un desenlace tan falto de dramatismo
como estas horas sin contorno
que se apilan y amontonan
como una pila de ladrillo sobre ladrillo
los ojos buscan el horizonte sin ninguna certeza
y la voz lejana de un amigo muy querido
que no llega
se hace ancha como una avenida mojada por la lluvia
236 Patricia Carina Dip

desazón

el constructor de imágenes y falacias


hace del lenguaje el lugar ideal para ocultarse,
detrás de los conceptos se teje un mundo ilusorio
y la historia avanza por terrenos resbaladizos;
busco un momento para detenerme y cantar,
un instante para que la nada pueda ser contemplada,
mientras las palabras son tironeadas
hasta desfallecer en un ovillo enredado de lana
La vida elemental 237

el tren no llega y los pasajeros se inquietan mientras la noche


cae y los destinos no son claros, el conurbano se asoma en
toda su variedad en la estación, mientras tanto se anuncia la
lluvia y nadie, pero nadie, tiene paz en el corazón, el conurba-
no ladra agudamente frente a los espectadores ocasionales, y
el tren no llega…
238 Patricia Carina Dip

esa ciudad que no vio Calvino y sin embargo existió,


donde las palabras se desarman apenas pronunciadas
y los nombres cambian a cada instante,
esa ciudad que es la trampa del lenguaje,
donde habito siempre feliz esperando un nuevo amanecer
sin urgencia ni testigos,
la ciudad del silencio que se alza sobre las casas
y todo lo atrapa
mientras un transeúnte desprevenido intenta defenderse
del atropello de la calle ancha,
esa ciudad señores, no la encuentro hoy
rodeada de destellos fugaces y animales perdidos
en busca del diario alimento
La vida elemental 239

evangelio raro

te expones a la escena pública con la inocencia del niño que


juega distraídamente, sin ninguna conciencia del peligro; y está
bien así… hay que mantener el corazón atento a lo impredecible
y no decir jamás una palabra pretendida o estudiada, lanzarse al
escenario con las manos llenas y el oído atento al reclamo… hay
que seguir la huella de un evangelio raro ya en este mundo que
se agota en la multiplicación de las imágenes
240 Patricia Carina Dip

interrogante

la tierra no tiembla y la tarde no cae


todo lo que me rodea se resiste
y lo único claro son gestos de negación…

por qué se habrá perdido el instante


de la inocencia y cómo recuperarlo
dónde pararse con dignidad
dónde colocar el ramo…
La vida elemental 241

las palabras se amontonan unas sobre otras sin dejarle espacio


a los signos de puntuación que hacen de la gramática un arte
único y difícil allí espera alguien que el orden sea restablecido
algún punto de apoyo una pausa y una ausencia cierta flexible
espera que logre darle sentido al modo de decir que todo está
perdido habitado por la desolación y el desprecio las palabras
se amontonan como las moscas alrededor de la miel pero la
dulzura no está
242 Patricia Carina Dip

perdiendo el sentido del tiempo


cayendo en el abismo de lo innoble
enceguecida por la disparidad y la injusticia
mirando sin urgencia un cuaderno infantil
del que se desprenden pocas hipótesis
y ninguna flor sí baldomero y ninguna flor
La vida elemental 243

no puede ser

todo se desmorona
la vicedirectora volando por los aires
moreno 49
escuela olvidada
rota
abandonada pérdida de gas
explosión
dos muertos
estado de la educación bonaerense
falta
indiferencia
desidia
límite no puede ser
trabajando morir así
con las manos preparando el desayuno
de los niños abatidos por la desidia de sus gobernantes
no puede ser
morir así
244 Patricia Carina Dip

la verdad tarde o temprano emerge


como un cadáver
que en el río quedó esperando
se descubra
cómo la muerte atacó por la espalda sin recibir castigo
La vida elemental 245

finalmente acepto el desafío más concreto y duradero: la escri-


tura y sus vórtices, sus insinuaciones y equívocas maneras, aquí
estás sentada frente a la blanca página que te espera sin cesar,
siempre ofreciendo nuevos horizontes, dándote la oportuni-
dad de revertir tu absurda manera de huir de un pequeño desti-
no sin nombre… la escritura es una caja mágica de la que salen
todas las identidades y los estilos, los amigos y los enemigos, las
certezas y las dudas que conforman la personalidad que busca
presentarse ante el mundo con una voz nueva; no la niegues, no
te inquietes más, acepta esta ofrenda secreta y única, compren-
de que ya no puedes escapar, entrégate a la vida una vez más y
espera con inocencia la alegría de Márai

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