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GRAN ENCICLOPEDIA de la Comunidad Valenciana a4 TOMO VItE Gua- Lan & GENERALITAT 0 VALENCIANA iy’ aE Valéncia Terra i Mar EE VNIVERSITAT ] VALENCIA © 2005 Gran Enciclopedia de la Comunidad Valenciana Edita Editorial Prensa Valenciana ‘Traginers, 7 © 46007 Valencia Colaboradores (GENERALITAT VALENCIANA, ‘VALENCIA TERRA 1 MAR - DIPUTACIO, DE VALENCIA UNIVERSITAT DE VALENCIA Consune scv -55-5 (romo 8) ISBN 84-87502-47-4 (obra completa) duos recibian el mismo tratamiento faneratio, pero se desconoce qué pasaba con aquellas cue no recibian cl tratamiento normativo, Tan sélo algunos nifios de cor:a edad, recién nacidos 0 de pocos meses, eran inhu- imados en el interior de las viviendas, bajo el suelo, a veces en una usna y 2s0 ajuar. (HBR/CMP. Lengua ibérica Se denomina len- propia de los gua ibérica a la leng iberos, la cual, como es habitual en estos casos, estarfa més bien consti- tuida por una coneatenacién de dialectos, mucuamence inteligibles al meiios en las zonas contiguas, Dentro de unas fechas dificiles de determinar, la lengea ibérica se hhablé en época preomana y al menos en buena p na desde el sudeste d or pa rrdneo, aunque con importantes de la roma- Francia y por kn del licoral medite- infiltraciones en el valle del Ebro y hasta la cuenca superior del Gua- dalquivir; en ambos casos con sus nut adp tituye el substrato bisico con el cual el latin se encontré en estos territorios, conformando el primer singular ingrediente autéctono del que, en mayor 0 menor medida, por contacto con el lacin resuleari ablas roménicas an a la larga las de esta zona. La difecta documen. tacién lingitstica del ibérico proce. de esencialmente, dé los -en com- paracién con otras lenguas de la antigua Hispania= muy abundantes textos conservados, pues poseemos redactados en esta lengua bastante mas de millar y medio de inserip- ciones efectuadas sobre diversos materiales: cerémicas, onedas, algiin bronce, piedras, mosaicos, pero sobre todo plomos, material este que, con su cerca del centenar de documentos, constituye el soporte més caracteristico de la escritura ibérica. Mas indirecta- te, nuestros datos sobre la len- gua ibérica proceden asimismo de transcripciones efecruadas -mayor- mente de nombres propios al grie g0 0, sobre todo, rastreable glosa en autores tuales hablas de la guos, topéni nos p zona. Aunque objeto atin de multi tiende actualmente a pensar que en gran parte de su territorio histérico ¥ en una época hoy todavia por determinar Ja lengua ibérica se asenté sobre un substrato lingiisti- €0 de carécter indoeuropeo, acaso céltico. Presenta asimismo el ibéri- co indudables analogias con el anti- guo aquitano, lengua hablada en la misma épocx en discontinuas par tes del suroeste de Francia, sobre todo en territorio pirenaico, y de cuyas variances meridionales proce den sin duda las diversas hablas del Abora bien pese a los inveterados y a ve vascuence histérico, ingenuos intentos de los defensores del vascoiberismo, versién extrema de los postulantes de una selaciér entre ambas lenguas, el ibérico no se deja interpretar desd redaccién en su le gua, lo los de escritura. La denominada variedad del al dos los quiz més antiguos docu mentos ibéricos conservados (siglo IV aC): se trata sabre todo de una lomo ibero escrito de La Bastida de les Alousos. Muse de Prehistoria « Valencia @ Ibérica ise erin i Transtiteracion |" Fondiogia A | Seeae | a Gratemas: Pom de Oy F.7D ARNE: MeAREVTE: BELAC:BaSERNL.26/ ARERE ‘ute: SesaeROceTINE: Rita WUNSTAs:SELCAIUSTar UNST BaRNY Uscotad NTH: LACONIA NBR Uses Sei Transiiteracion Pro oe La saves (1b: UNS SAL: BASITR SABAAY Oat: NAR: Guns sonal SESaeRSCuRan: SESDIRGADEDNY SERAIALK MATTE {er IOUDEDN LDU RACAL BEKO SEaeOMMAN veintena de plomos hallados en una zona comprendida entre las actuales provincias de Murcia y Alacant, con un restimonio aislado mas recientemente encontrado en Sagunt. Si bien con evidentes influjos -dificiles de ponderar y jerarquizar— de las tres otras gran- 1g0 des tradiciones escrivurarias del Mediverrineo antiguo: fenicia, helénica y etrusca, por su singulari- dad se considera un desarrollo pro- pio del pueblo ibérico y sin otro parangén que muy probablemente la aiin més antigua escritura habi- tualmente denominada tarsésica, un modelo grafemético caracteris- tico de los iberos y consistente en lo que ha venido a llamarse sistema hemialfubético (0 también hemisila- bemogrdfico), asi denominado por emplear una. notacién alfabética para vocales y consonantes conti- nuas (A, E, [... L, M, N...) pero silabemogeéfica para las consonan- tes oclusivas, que representan, pues, un silabema, en concreto, tuna secuencia de oclusiva seguida de-vocal (Ba, Be, Bi... Ca, Ce, Gi... Ta, Te, Ti...). De este tan sin- gular sistéma hemialfabético se conocen a su vez dos variedades. Los textos de la variedad denomi nada levantin 0 nordoriental abar- can un territorio que comprenderia desde el sur de Francia hasta apro- ximadamente la provincia de Ala- cant. Sin embargo, ya en las comar- «as interiores del sur de la provincia de Valencia, esta variedad se solapa con la meridional u occidental, que abarcarfa, aunque con mucha menor densidad, el sureste de la peninsula, Ambas escrituras se diferencian también en que, mien- tras la primera es dextrorsa —es decir, se escribe regularmente hacia Ja derecha como el latin clisico— la meridional procede, en cambio, generalmente en la direccién con- cratia, es decir, es sinistrorsa, como el artésico. Con diferencia, la mayor parte de la documentacién procede del hemialfabeto levanci- no, del que poseemos unos mil ochocientos documentos, mientras que del hemialfabero meridional se conocen sélo.una treintena de ins- cripciones. Los valores de los sig- nos resultan también mucho mejor conocidos en la escritura levantina, pues pricticamente sélo subsisten dudas en lo tocante a la identifica- cida de un signo (H, que se emples sin duda como silabemograma para notar la secuencia /na/ pero proba- blemente también para algtin otro valor), mientras que el valor fono- ‘0 de un pufiado de signos meridionales es todavia objeto de debate. Ademis, junto a textos o formas indudablemente ibéricos la epigrafia en escritura meridional presenta formas 0 textos que pro- bablemente no pertenezcan a la lengua ibérica. Véanse los cuadros adjuntos con los signarios, en sus variantes mds habituales, de las escrituras greco-ibériea y levantina, las que menos dudas suscitan, asi como sus equivalencias Fonoldgicas y respectivas transliteraciones, si bien ha de decirse que estas ileimas no han alcanzado aiin una repre- sentacién unificada, por lo que varfan en mayor o medida segiin los autores. Hay, ademés, indicios de que al menos las variantes més septentrionales de la escritura levantina, aproximadamente desde el norte de Castellé hasta Francia, podian distinguir también entre oclusivas sordas (Ta, Te, Ti... Ca, Ce, Ci...) y sonoras (Da, De, Di Ga, Ge, Gi...) como sistem: mente hacia también sélo la escri- tura grecoibérica. El origen y secuenciacién cronolégica de las escrituras propiamente epicéricas, la levantina y la meridional asi como de la escritura tartésica, més afin a esta dltima, siguen siendo ‘objeto de debate por los especialis- tas, Parece seguro, en cambio, que las variedades empleadas para escri- bir la lengua celtibérica derivan casi directamente de la escritura levan- tina, Consecuentemente, la mayor parte de las inseripciones en ibérico pueden leerse sin dificultad y la fonologia de tal lengua es razona- blemente bien conocida. Sin embargo, los textos ibéricas apenas resultan comprensibles, ya que sobre su morfologia y Kexico posee- mos enormes lagunas. Parece demostrado que la morfologia ibé- rica era de cardcter-aglutinante, como evidencian la constancia y regularidad de sus morfemas, mayormente prefijos (-AR, —EN, NI, ~Te...), que efectivamente podian aparecer _aglutinados (CARENND, pero sélo -y siempre hipotéticamente han podido pro- ponerse funciones sintécticas para unos pocos de esos numerosisimos morfemas. En cuanto al léxico, humildemente ha de reconocerse que ~y siempre vaga y dubicativa- mente los sérminos comunes 2 los cuales podria acribuirse con alguna verosimilitud un significado, ape- nas sumarian lo que los dedos de tuna mano (ILTIR ‘pueblo — ciu- dad’, SALIR ‘plata — monedz...). Resulta, en cambio, bien identifi cada una gran cantidad de antropé- rnimos ibéricos, casi todos masculi- nos, ¥ que, en su modelo mis comin y caracteristico, son com- puestos retrasilébicos de estructura bimembre (ADIN-GIBAS, IL- TiR-ATIN, OTo-ILTIR;, Bal- SE-BiLOS, BiLOS-TiBaS; AR- Ci-§OSIN, SOSIMILVS...). La mayorta de los textos ibéricos estén recogidos, con ordenacién geogré- fica y oportunos comentarios, en los sucesivos voliimenes de los Monumenta Linguarum Hispanica- rum editados por Jirgen Unter- man, cuyas abreviacuras de eferen- cias constituyen la convencién més generalizada para su tratamiento en el Ambito. (XB), teeRO, Et Revista quincenal de Ale- cant, donde aparecié en 1898 1903, en diversas imprentas. Fue sit redactor jefe Francisco . Figueras Pacheco IBEROS Pucblos prerromanos que hhabitaron Ia franja costera de la Peninsula Ibérica, desde el rio Gua- dalquivir hasta el rfo Heraule (Fran- cia), durante los siglos VI y I aC. Ibe- ria es el nombre con, quie los autores sgticgos designaron las tierras situadas en los limites det mundo conocido: el Céucaso, por el Noreste y la Penin~ sula Ibérica, por Occidente; después ‘comprende la totalidad de la franja costera, para finalmente extendeise a toda la Peninsula en un concepto similar al de la Hispania romana. La palabra ibero parece que se aplicé, en principio, a la gente que vivia cerca de los rios 6 en zonas pantanosas; de ahi que se les ubicase junto al rio Tinto, el Xtiquer o el Ebro, citados por los autores antiguos como iber La rafces etnoculturales de los iberos se remontan a las poblaciones del Bronce Final y del Hierro Antiguo, desacrollando una evolucién original ¥ propia estimulada, a partir de los siglos VII y VII aC, por los contac tos y por las relaciones comerciales as: los fenicios y los griegos. Los ibe- ros munca Ilegaron a formar una uni dad politica organizada, pues eran un mosaico de etnias con una cultura material, lengua y modos de vida comunes, pero a la vez con grandes diferencias apreciables de unas zonas a otras, Entre los numerosos pueblos ‘mencionados por los autores clésicos destacartan” los”indiketes,”laievanos, ilergetes, cessetanos, sedetanos, ore- tanos bastetanos, mastienos y turde- tanos. En la actual Comunidad Valenciana se sitian tres de estos pucblos:ilercavones, edetanos y con- testanos, -Los edetanos, segiin las fuentes latinas, se extendfan entre los fos Xtiquer y Millars, dejando el limite occidental més difuso; los con- testanos ocuparian a actual provin- Segura y Xiiquer, y Ips ilercavones desde el Xaiquer hasta el Ebro, penetrando también en la provincia de Teruel. La cia de Alacant entre los arqueologia se ha encargado de mati- estas afirmaciones de las fuentes Yi ast, por ejemplo, los contestanos se hacen Iegar hasta la provincia de Albacete, mientras que los edetanos leg: montafiosas del interior de la provin- cia de Valencia. (HBR) fan sélo hasta las escribaciones Iberos 1 Yacimiento arqueolégico de Los Villares (Caudete de “las Fuentes), poblado ibero do

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