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TEMA 4

El sustantivo

Introducción

1. Caracterización formal del sustantivo


1.1. Estructura del sustantivo
1.2. El género del sustantivo
1.2.1. Generalidades
1.2.2. Sustantivos variables e invariables
1.3. El número del sustantivo
1.3. l. Contextos de distribución del plural
1.3.2. Sustantivos variables e invariables
1 .4. Ejemplos del análisis morfológico del sustantivo
2. Caracterización semántica del sustantivo
2.1. Clases de sustantivos por el significado
3. Caracterización sintáctica del sustantivo
INTRODUCCIÓN

En este tema se estudia una de las categorías gramaticales o clase de palabras


variable con contenido léxico: el sustantivo, unidad esencial, junto con el verbo, para
el análisis sintáctico de una oración.
El estudio formal del sustantivo se centrará básicamente en la estructura interna y
sus constituyentes morfológicos: los morfemas flexivos (género y número) y los
derivativos (afijos). Dicho estudio es relevante para el estudio de otras categorías,
como el adjetivo, el artículo y el pronombre.
A continuación, se tratarán algunos aspectos semánticos del sustantivo y,
sintéticamente, los sintácticos.

1. CARACTERIZACIÓN FORMAL DEL SUSTANTIVO


El sustantivo es, junto con el adjetivo y el verbo, una de las tres clases de
palabras con significado léxico y forma variable. También el adverbio tiene
significado léxico, pero es una forma invariable.
En términos generales, el sustantivo designa frecuentemente realidades (seres vivos
o cosas, sean concretas o abstractas), a diferencia del adjetivo, que expresa cualidades o
propiedades de esas realidades; son sustantivos libro, niño, alegría, etc., y adjetivos,

El sustantivo presenta básicamente la siguiente estructura morfológica: «lexema o raíz +


(morfema derivativo) + morfema flexivo de género + morfema flexivo de número».

oscuro, alto, alegre, etc.

1.1. ESTRUCTURA DEL SUSTANTIVO

Según lo estudiado, el sustantivo alumnos se analiza como: alumn- (raíz o


lexema) + -o (morfema flexivo de género masculino) + -s (morfema flexivo de
número plural); y carteros como: cart- (raíz o lexema) + -er (sufijo que denota
“oficio”) + -o (morfema flexivo de género masculino) + -s (morfema flexivo de
número plural).
• El lexema es la parte de la palabra que aporta el significado: alumn (o) “persona
que cursa estudios”.
• El morfema flexivo es el constituyente morfológico que indica género (-o) y
número (-s) y permite la concordancia con el adjetivo, el artículo y otros
determinantes: el alumno bueno.
• El morfema derivativo o afijo es el constituyente morfológico que sirve para
crear otra palabra con diferente significado (sala y salón). Va antepuesto a los
morfemas flexivos (o al lexema, si es un prefijo: antesala).
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Como ya sabemos, el símbolo Ø representa el morfema cero, que aparece cuando
un morfema (masculino, singular, etc.) no tiene representación: sabemos que el
sustantivo cónsul es singular sin que haya un segmento morfológico que represente el
significado “singular”; por el contrario, sabemos que cónsules es plural porque aparece
el morfema -es que indica “plural”. El análisis de cónsul sería como sigue: cónsul-
(lexema) + Ø (morfema cero flexivo de género masculino) + Ø (morfema flexivo de
número singular), frente al de cónsules, que sería: cónsul- (lexema) + Ø (morfema
cero flexivo de género masculino) + -es (morfema flexivo de número plural).

1.2. EL GÉNERO DEL SUSTANTIVO

1.2.1. Generalidades

El género es una de las categorías propias del sustantivo, compartida con sus
modificadores (el adjetivo y los determinantes) o sustitutos (pronombre).

Todos los sustantivos son, semánticamente, masculinos o femeninos, aunque


no siempre exista una marca específica que lo indique. Precisamente, en esos casos
el género viene expresado por sus modificadores.

Así, dado el sustantivo margen, que puede ser masculino o femenino, sabemos que
es masculino en el sintagma nominal el margen derecho y en la oración Pon margen al
texto o quítalo; y que es femenino en el sintagma nominal la margen derecha y en la
oración Hay patos en esa margen del río y también en aquella.

En español, frente a otras lenguas (latín, rumano, etc.), no hay sustantivos de


género neutro; el neutro solo se conserva en algunas formas pronominales y el artículo:
esto, eso, aquello, algo, cuanto, lo…

El comportamiento del género no es uniforme en todos los sustantivos. Varía


mucho según se trate de realidades sexuadas o asexuadas.
El género está motivado en los nombres que designan seres animados, pues
existe una correlación entre el género gramatical (comúnmente, marcado con los
morfemas -o / -a) y el sexo del referente (hombre/mujer, macho/hembra): maestro /
maestra, perro / perra, etc.; si bien, esta correlación entre forma y significado no se
manifiesta siempre: mariscal, alférez, mártir, hormiga...
También es motivado el género de algunos nombres de realidades asexuadas. Eso
ocurre con la mayoría de los sustantivos que pueden agruparse en clases léxicas, ya que
adoptan el género del nombre genérico; así, los colores son masculinos porque el
sustantivo color es masculino (el azul) y las horas del día son femeninos porque el
sustantivo hora es femenino (las seis). Por esa misma razón, son masculinos los
nombres de ríos, lagos, mares y océanos, golfos, cabos, montes, volcanes, valles,
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números cardinales, días de la semana, meses, años, notas musicales, coches, aviones,
barcos, clubes, departamentos, estados…; el Ebro, el Cantábrico, el tres, el lunes, el
Racing, etc.; son femeninos los nombres de islas, lagunas, sierras, letras del alfabeto,
empresas, sociedades e instituciones, facultades, universidades, motocicletas.... las
Baleares, la (sierra) de Gredos, las dos, la ele, la OTAN, etc.
Hay palabras cuyo género es masculino o femenino aun cuando la terminación
del sustantivo (en -o / en -a) invite a su interpretación contraria; así, son masculinos
el lila, el Etna, el Guadiana, un la sostenido, etc.; y son femeninos las Mauricio, la o,
las cuatro, etc. (pero existen excepciones).

Los términos que expresan “color” pueden ser sustantivos (entonces, son
masculinos: el rojo, el rosa) o adjetivos (en este caso, son masculinos o femeninos
según el género del sustantivo al que se aplican: blusa roja, cabello rojo).

Asimismo, se considera motivado el género que viene determinado por la clase de


sufijo; por ejemplo, son femeninos todos los nombres acabados en -triz (actriz), -
dumbre (muchedumbre) o -ción (tentación); y son masculinos los nombres en -dor, -
tor, -sor, -or con significado “agente u oficio” (detractor, leñador, asesor, autor).
También sería motivado el género masculino (en general) de los nombres
compuestos de «verbo + sustantivo»: abrelatas, tragaluz. . .

1.2.2. Sustantivos variables e invariables

Aunque todos los sustantivos tienen género, inherente o motivado, hay muchos,
como el citado margen, que, al no expresarlo formalmente, se consideran invariables; el
hablante identifica su género gracias al artículo o el adjetivo con que concuerda. Solo
los nombres de realidades sexuadas, y no todos, presentan marcas de concordancia
(gato/ gata). Según esta distinción, los sustantivos se dividen en variables e
invariables.

1.1.2.1. Sustantivos variables

Los variables son nombres de referentes sexuados: nombres comunes o propios de


persona (niño, Juan), nombres de cargos y oficios (maestro) y nombres de animales
(perro).

Algunos sustantivos variables (-o/-a) son originariamente adjetivos: agrónomo,


mecánico, administrativo, extremeño, navarro, sabio, beato, santo, loco, etc. (lo
mismo ocurre con algunos sustantivos invariables: imperdible, pendiente,
automático, impermeable, etc.).

A. Referentes sexuados
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El femenino de los sustantivos referidos a individuos sexuados se forma
regularmente de las dos formas siguientes:
— añadiendo el morfema -a al nombre masculino si acaba en consonante (es decir,
con morfema cero: Ø): león / leona;
— sustituyendo por -a la vocal (normalmente, -o, -e) del masculino: niño / niña, jefe
/jefa. En este sentido, las variantes (alomorfos) del morfema de género masculino
en español son -o, -e y Ø (morfema cero).

Hay algunos casos particulares:

a) Algunos femeninos se construyen siguiendo un determinado esquema:


— con sufijo -ina: -o / -ina: gallo / gallina, -e / -ina: héroe / heroína, -i / -ina: rey /
reina (lat. regina), -í / -ina: jabalí /jabalina, / -ina: zar / zarina;

— con sufijo -esa: -o / -esa: ogro / ogresa, -e / -esa: duque / duquesa, -a /-esa: guarda
/ guardesa, / -esa: Ø /-esa: juglar /juglaresa;

— con sufijo -isa: -o / -isa: diácono / diaconisa, -e / -isa: sacerdote / sacerdotisa, -a / -


isa: profeta / profetisa, -í / -isa: gurí / gurisa, -i / -isa: Eloy / Eloísa, Ø / -isa:
histrión / histrionisa.

Un sufijo de origen culto típicamente femenino es -triz, que forma oposición con el
sufijo -tor, -dor (actor / actriz, emperador / emperatriz).

b) Otro caso especial es el representado por nombres con doble femenino. El


hecho de que el femenino de ciertos oficios o cargos, del tipo generala o
alcaldesa, resulte ambiguo —ya que puede entenderse como la “mujer que
ejerce ese cargo o profesión' o como la”esposa del hombre que ejerce ese
cargo o profesión”— ha provocado que se busque otra fórmula que no resulte
ambigua, lo que ha originado que algunos nombres hayan desarrollado dos
formas del femenino; así, para designar a la”mujer que ejerce la abogacía',
puede decirse la abogada o la abogado: la primera sigue el modelo regular
adjuntando la -a al masculino (abogado —+ abogada) y la segunda mantiene
la forma masculina y discrimina el femenino mediante el artículo.

Idéntica circunstancia ocurre en sustantivo juez, médico, jefe, sirviente, teniente,


capitán, etc. (el juez / la juez –la jueza, el médico / la médico - la médica). Tal
circunstancia ha favorecido la formación de dobletes o tripletes, uno con sufijo
especial, del tipo sastre / sastra - sastresa, poeta / poeta - poetisa, almirante / al-mirante
- almiranta - almirantesa, prior /priora - prioresa, emperador / emperadora emperatriz...

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A veces, los sufijos alternantes no expresan el mismo significado: actora/ actriz.
Asimismo, el sufijo comporta un cambio de significado; no representa el género
opuesto: vampiro/ vampiresa.

c) Otros nombres siguen el proceso inverso: se han creado masculinos a partir


de femeninos (azafata y azafato), y se forman dobletes del tipo la modista /
el modista - el modisto. Esta tendencia se ha extendido a otros nombres
referidos a persona o animal: líder / líder - lideresa, tigre / tigra - tigresa,
etc. De este modo, muchos nombres considerados tradicionalmente
comunes, así como algunos epicenos (véase 1.2.2.2), se han convertido en
variables: azafata / azafato, presidente / presidenta, elefante / elefanta
d) En algunos casos se produce un cambio semántico en oposiciones como
músico / música, constructor / constructora, segador / segadora, cochero /
cochera, etc., en los que el masculino designa la persona y el femenino, la
actividad, ciencia, entidad jurídica, máquina, lugar, etc. No obstante, el
femenino es semánticamente ambiguo, pues también puede designar a la
mujer. A veces, es el masculino el que adquiere otro significado: platero
“mueble para guardar platos” / platera “mujer que labra el oro, plata, etc.”;
costurero “mesita de costura” / costurera “mujer que hace labores de
costura”; si bien el platero y el costurero son también la “persona que labra
el oro, plata, etc.” y la “persona que cose”.
B. Referentes no sexuados

a) Algunos nombres de cosa presentan variación en su estructura (aunque


creemos que no obedece a una oposición de género): barco / barca,
cuchillo / cuchilla, farol / farola, banco / banca, huerto / huerta, cesto /
cesta, cubo / cuba, caldero / caldera, charco / charca, jarro /jarra, canasto /
canasta, bolso / bolsa, campano / campana, río / ría, pimiento / pimienta,
hoyo / hoya, huevo / hueva, leño / leña, madero / madera...
El cambio de la vocal final puede comportar un cambio de significado: de
tamaño (barco / barca, garbanzo / garbanza), de forma (farol /farola), de
expresividad (palabra / palabro), de clase (terno / terna), etc.
b) Tampoco creemos que es de género la oposición -o / -a que diferencia el
árbol o arbusto y su fruto o la planta y su flor: manzano / manzana, lila /
lilo, etc., sino que se trata de un proceso derivativo.
c) Forman un caso aparte aquellos nombres de cosa que pueden usarse
indistintamente en masculino o femenino para designar el mismo referente:
níspero y níspera designan igualmente el fruto del árbol (níspero). Ocurre
lo mismo con carrasco y carrasca, paraguayo y paraguaya, azucarero y
azucarera, etc. Se diferencian, pues, de los anteriores en que el cambio
formal -o / -a no comporta cambio semántico ni referencial.

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1.2.2.2. Sustantivos invariables

Los nombres invariables son más numerosos que los variables, se refieran a seres
sexuados o a cosas. La mayoría no tiene una marca morfológica (o morfema) que
exprese género, aunque tengan género gramatical, que se manifiesta a través del
determinante y el adjetivo. Distinguimos los siguientes grupos según se refieran a
realidades sexuadas o asexuadas.

A. Referentes sexuados
Sustantivos de género común:

Son nombres referidos a persona con indistinción morfológica de género


gramatical. El género, en correlación con el sexo, viene determinado por el
determinante o el adjetivo: el / la taxista, el mártir santo / la mártir santa.

Los casos son muy numerosos: artista, astronauta, colega, recluta, albacea,
suicida, guía, granuja, nómada, déspota, autómata, estratega, alférez, hereje,
consorte, testigo, panoli, cursi, saltimbanqui, etc.

Desde el punto de vista morfológico, los sustantivos de género común:

— se construyen, en un alto porcentaje, con los sufijos -ista y -nte: tenista,


corista, estudiante, emigrante, vidente…;
— son originalmente adjetivos en -e, -a, -al, -ar y otras consonantes: salvaje,
suicida, hipócrita, indígena, intelectual, oficial, auxiliar, joven...;
— son gentilicios en -í, -ú, -a, -ata, -ense, -ita: ceutí, hindú, maya, celta,
croata, dálmata, emeritense, sefardita, moscovita...;
— son cultismos en -a: atleta, aristócrata, patriota...;
— son compuestos de «verbo + nombre» o de otra clase, como cantamañanas,
sacamuelas, correveidile, metomentodo, etc.

Sustantivos de género epiceno:

Son nombres referidos a persona o, sobre todo, a animal (también a algunas


plantas) con absoluta indeterminación del género, ya que sirven indistintamente
para designar al hombre o el macho y a la mujer o la hembra: víctima, criatura,
persona.

Los ejemplos son numerosos: jirafa, hormiga, gorila, ballena, calandria,


víbora, sapo, mosquito, liebre, serpiente, marta, alce, ciempiés, cóndor, delfín,

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lince, puma, pantera, avutarda, urraca, abubilla, ardilla, avestruz, codorniz,
águila, bisonte, escarabajo, mariposa, tortuga, galápago, buitre, lagartija, ñu,
antílope, cebra, cucaracha, marmota, capibara, ocelote, etc.
El determinante no presenta variación: bien tiene forma masculina (el gorila),
bien femenina (la criatura). Se suelen distinguir añadiendo los términos macho y
hembra en los nombres de animales: la jirafa macho / hembra.
Funcionan como epicenos muchos plurales de nombres de persona, como
padres, reyes, profesores, autores, etc., ya que pueden referirse al conjunto de
hombre y mujer: padres= padre + madre, reyes= rey + reina.
Esa tendencia a formar femeninos en -a ha favorecido la transformación de
muchos nombres invariables, de género común y epicenos, especialmente
referidos al hombre, en nombres variables, con distinción bien morfológica (en el
sustantivo: el elefante / la elefanta), bien gramatical (en el artículo: el / la bebé).
Son epicenos los nombres de animales de género ambiguo (ánade, chinche,
etc.) pues tanto el masculino como el femenino sirven para referirse
indistintamente a los dos sexos, y, además, para su distinción, recurren a los
términos macho y hembra.

Sustantivos heterónimos:

Son los nombres de persona o animal que expresan la oposición masculino /


femenino cambiando el lexema: hombre / mujer, toro / vaca, caballo / yegua.

Son otros ejemplos yerno / nuera, padre / madre, macho / hembra, varón /
mujer, carnero / oveja, fraile / monja, caballero / dama, padrino / madrina,
patriarca / matriarca, padrastro / madrastra, papá / mamá, compadre /
comadre...

Sustantivos de un único género:


Son sustantivos que, por razones semánticas, biológicas, sociales,
religiosas o culturales, no admiten, en teoría, oposición genérica de ningún
tipo (es decir, ni por variación en el sustantivo o en el artículo, ni por un
sufijo especial, ni por heteronimia), ni toleran que se añada macho / hembra,
hombre / mujer: son solo masculinos o femeninos: ángel, navarca, emir,
almuédano, visir, cardenal, sumo pontífice, rajá, pachá, gheisa, sirena,
ciclán, eunuco, tenorio, donjuán, vestal, trotaconventos. . . (A estos cabría
sumar algunos nombres propios: Adonis, Afrodita, Isaac, Hércules. ..).

B. Referentes no sexuados
Sustantivos de género inherente o no motivado:
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Son la mayor parte de los nombres de cosa: mesa, árbol, papel, carta, etc.

En este grupo, la diferencia -o (masculino) / -a (femenino) es más asistemática


que en los nombres de seres animados, pues, aunque son masculinos la mayoría de
los acabados en -o, hay numerosos masculinos en -a (poema, enigma, mapa,
clima...) y decenas de femeninos en -o, bien por razones etimológicas o históricas
(nao, seo, mano, libido…), bien por un proceso de acortamiento léxico (moto,
radio, dinamo, foto...). Las demás terminaciones (e, -u, Ø) se reparten el masculino
y el femenino: coche / noche, espíritu / tribu, haz / paz, etc.
En algunos sustantivos la oposición -o /-a es puramente casual: libro / libra,
caso / casa, peso / pesa, palo / pala, tallo / talla, velo / vela, suelo / suela, fauno /
fauna, etc.; aunque a veces parece posible determinar algún tipo de distinción
semántica (véase 1.2.2. l): punto / punta, ruedo / rueda, ramo / rama, gráfico /
gráfica, giro / gira, pico / pica, fallo /falla, etc.
Otras veces se diferencian por el artículo: el / la pez, el / la cometa, el frente /
la frente, el / la cólera, el / la corte, el / la clave, el / la pendiente, el / la tema, el /
la doblez, el / la canal, el / la parte, el / la capital, el / la editorial, el / la coma, el /
la lente, etc. Así, el pez designa el “animal” y la pez, la “sustancia pegajosa”; el
cometa designa el “astro” y la cometa, el “juguete infantil”; etc.

Sustantivos de género ambiguo:

Son, mayoritariamente, nombres de cosa que admiten la variación del


determinante sin cambio de significado: el / la mar, el / la maratón. La
Academia (DIJE) describe como ambiguos algunos nombres de animales:
ánade, chinche, ónice (ónix), cobaya, llama.

Otros ejemplos son: agravante, aguafuerte, apóstrofe, armazón, atenuante,


calor, color, crisma, esperma, hojaldre, interrogante, reúma o reuma, tilde...
Algunos presentan preferencia de género según se construyan en singular o
plural: el arte gótico / las artes marciales, el mar - la mar / los mares - alta mar, las
dotes, los azúcares, etc.

1.3. EL NÚMERO DEL SUSTANTIVO

En español, los sustantivos solo pueden tener dos números: singular y plural.

El singular no tiene marca morfológica (morfema cero): casa + Ø.


El plural posee tres variantes (alomorfos) condicionadas fonéticamente:

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a) -s si la palabra acaba en vocal átona: casas > casa + -s;
b) -es si la palabra acaba en consonante distinta de -s o es aguda en -s:
ratones> ratón + -es, reveses > revés + -es;
c) Ø (morfema cero) si es palabra llana o esdrújula acabada en -s: lunes, atlas,
tesis, miércoles: el lunes y los lunes + Ø.

El valor dual que puedan comportar ciertos plurales deriva del contexto, no
de la existencia de un morfema específico, como reyes cuando hacen referencia al
rey y la reina: Los Reyes de España han inaugurado el Congreso.

1.3.1. Contextos de distribución del plural

• La variante -s:
a) Aparece en las palabras polisílabas acabadas en vocal átona (casas, libros) o
tónica -é, -ó (cafés, dominós), o en monosílabas en -é (pies, ces).
b) En las notas del pentagrama y en las letras en -á del alfabeto: dos, res, kas.

c) Alterna con -es en palabras polisílabas acabadas en vocal tónica -á, -í, -ú, si
bien unos sustantivos prefieren -s y otros, -es: sofás, pero faralaes; jabalíes,
pero bisturís; champús, pero tabúes. La alternancia -s / -es es bastante
frecuente no solo en el habla coloquial: jabalís / jabalíes, maniquís /
maniquíes, rubís / rubíes, tabúes / tabús. . .

d) Es casi exclusiva si, en una palabra aguda acabada en diptongo -ey, -oy, -ay
/ -ai, la -y se transforma en -i: jersey --- jerséis, guirigay--- guirigáis, paipái--
- paipáis.
e) También en los sustantivos agudos acabados en diptongo o triptongo en -uí,
-ú: benjuís, miaus, guaus.
f) Aparece en numerosos préstamos (y algunos latinismos) acabados en
consonante que no están totalmente aclimatados: complots, récords, chalets,
robots, hábitats, déficits, superávits... (suelen llevar -es si están adaptados:
eslóganes Algunos permanecen invariables: los stop, los test.
• La variante -es aparece:

a) Cuando el sustantivo en singular (clan, papel) acaba en consonante distinta de


-s (clanes, papeles) o es palabra aguda acabada en -s, -x (compás, dos, fax:
compases, doses, faxes).

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b) En los monosílabos y polisílabos agudos en -ey (salvo jersey): reyes, bueyes,
virreyes.
c) Alternando con -s, cuando es una palabra polisílaba acabada en vocal tónica -
á, -í, -ú: faralaes, jabalíes /jabalís, tabúes / tabús.

d) En los nombres de las vocales distintas de la e: aes, íes, oes, úes.


e) En numerosos préstamos acabados en consonante si están adaptados:
eslóganes, cócteles, yogures, estándares, mítines... Hay vacilación en
chándales /chándals, gánsteres / gánsters, clubes / clubs, filmes /films.
• El morfema cero (Ø) tiene lugar:

a) Cuando la palabra es llana o esdrújula y acaba en consonante -s, simple o


agrupada, o -x: el / los atlas, caos, cosmos, martes, miércoles, virus, albatros,
bíceps, fórceps, clímax, fénix, tórax; la / las tesis, crisis, dosis, caries,
parálisis... Son invariables en cuanto al número, solo reconocible gracias al
artículo.
b) En los compuestos de «verbo + sustantivo», como saltamontes y
guardaespaldas, y en los nombres en -s del tipo manazas, melenas, manitas,
guaperas, calzonazos, vivales, frescales, etc.

1.3.2. Sustantivos variables e invariables

El sustantivo puede ser variable (con variación de número) o invariable.


• Los sustantivos variables son mayoría, y se ajustan a los dos primeros
contextos de distribución (véase 1.3. l): silla-s, sillón-es.
• Los sustantivos invariables son de dos tipos: los que admiten variación de
número en el artículo y los que no la admiten.
Los primeros se corresponden con los sustantivos el / los jueves, la / las
diagnosis, el / los ántrax, el / los calzonazos. Algunos compuestos de verbo +
sustantivo que tienen forma de plural al acabar en -s son invariables: el / los
guardacoches, el / los sacapuntas; no así otros: el cortacésped / los cortacéspedes,
el tragaluz / los tragaluces.

Para formar el plural en los compuestos, debe tenerse en cuenta lo siguiente: si


son compuestos gráficos, la marca de plural aparece en el último elemento:
bocacalle-s, pasodoble-s; si son compuestos sintagmáticos, el morfema se añade
al primer elemento si la estructura es N + N o N + prep. + N: hombre-s rana,
molino-s de viento, y a los dos elementos si la estructura es N + A: guardia-s
civil-es.

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Los segundos son aquellos que, de manera excepcional, conocen un único
número, bien el singular (singularia tántum), bien el plural (pluralia tántum):
a) Los singularia tántum son los sustantivos que solo se construyen en singular:
salud, tez, sed, grima, este, oeste, norte, sur, cariz, etc. Cabría añadir otros
nombres de uso habitual en singular (fe, cenit, ecuador, zodíaco, grial, niebla),
como los que designan virtudes o defectos y enfermedades (bondad, pereza,
avaricia, tifus, peste, malaria)
b) Los pluralia tántum son los sustantivos que solo se construyen en plural:
albricias, víveres, enseres, nupcias, bártulos, maitines, exequias, entendederas,
andurriales, vivales, frescales, vituallas, aledaños, calendas, tinieblas, esponsales,
fauces, zaragüelles, anteojeras, prismáticos... Muchos pluralia tantum aparecen
en el seno de una locución: a hurtadillas, hacer añicos, hacer trizas, etc.

Deben considerarse pluralia tántum los plurales que no se corresponden con


el significado “plural” que expresaría la suma de varios singulares; esto es,
significan otra cosa distinta del singular: efemérides ('libro'), anales, afueras,
alrededores, honras, pompas (fúnebres), vísperas, completas, nonas, modales,
celos, grillos, esposas, trébedes, vinagreras, vinajeras, aguaderas, angarillas,
cendales, aguavientos.

Un conjunto particular de nombres variables está constituido por aquellos que


admiten plural y singular sin cambio semántico: alicate(s), anteojo(s),
alforja(s), barba(s), bigote(s), calzoncillo(s), espalda(s), gafa(s), lente(s),
media(s), nariz(es)pantalón(es), pinza(s), tenaza(s), tijera(s), tripa(s), baba(s),
muralla(s), escalera(s)…

1.4. EJEMPLOS DEL ANÁLISIS MORFOLÓGICO DEL SUSTANTIVO

a) muchachos: muchach- (lexema) + -o- (morfema flexivo de género


masculino) + -s (morfema flexivo de número plural) [palabra simple y
primitiva]
b) recogedores: re- (morfema derivativo, prefijo) + -cog- (lexema) + -e
(morfema flexivo verbal, vocal temática) + -dor- (morfema derivativo,
sufijo) — -es (morfema flexivo de número plural) [palabra derivada por
prefijación y sufijación: coger --- recoger--- recogedor].
c) casetita: cas- (lexema) + -et- (morfema derivativo, sufijo diminutivo) + -ita
(morfema derivativo, sufijo diminutivo) + Ø (morfema flexivo, morfema
cero de número singular) [palabra derivada por dos procesos de sufijación
apreciativa: casa, caseta, casetita].

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d) reagrupamiento: re- (morfema derivativo, prefijo) + -a- (morfema
derivativo, prefijo) + -grup- (lexema) + -a- (morfema flexivo verbal, vocal
temática +miento (morfema derivativo, sufijo) + (morfema flexivo, morfema
cero de número singular) [palabra derivada, primero, por parasíntesis: grupo +
agrupar; segundo, por prefijación: agrupar y reagrupar; y, tercero, por
sufijación: reagrupar + reagrupamiento].

2. CARACTERIZACIÓN SEMÁNTICA DEL SUSTANTIVO

El sustantivo es una categoría dotada de significado léxico, frente a, por ejemplo,


la preposición, la conjunción y el artículo.
El sustantivo designa, en general, una realidad (seres, objetos, ideas.. .); si bien
no es una clase homogénea: hay sustantivos que, como los verbos, indican acciones o
eventos (construcción, embarque, desplazamiento, caída...), o estados o resultados
(cansancio, embriaguez, calma...), o tiempo (período, jornada, plazo, arada...); o que,
como los adjetivos, denotan propiedades y cualidades (belleza, generosidad,
hermosura, acritud...).

2.1. CLASES DE SUSTANTIVOS POR EL SIGNIFICADO

La tradición gramatical establece diversas oposiciones en virtud de la clase


semántica del sustantivo. No obstante, a veces se producen solapamientos, en el
sentido de que un sustantivo puede adscribirse a dos clases o más distintas: así, niño
es común, humano, animado, individual, concreto y contable.

Las oposiciones más comunes son las siguientes:

• común / propio: flor, mesa, risa, etc. / Ana, Teruel, Tajo, etc.

El nombre común (o apelativo) sirve, ante todo, para señalar que una
realidad (un ser vivo o una cosa concreta o abstracta) pertenece a una clase
determinada. Lo que, en cierto modo, hace el nombre común es clasificar las
realidades, es decir, establecer clases, de modo que los individuos de una clase
comparten un conjunto de propiedades o atributos.
El nombre propio no denota clase o conjunto de propiedades, sino que
particulariza o identifica una entidad. Suele escribirse con mayúscula.

El nombre propio no tiene, en sí, significado. Son nombres propios los nombres
de pila de las personas (antropónimos), los de seres de la mitología y la Biblia, los de
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animales, etc., y los apellidos (patronímicos) (Luis, López, Hércules, Babieca,
Platero), los apodos, seudónimos, sobrenombres y nombres artísticos (El Greco,
Azorín), los nombres de lugares y accidentes geográficos (topónimos): ciudades,
países, continentes, ríos, sierras, cabos, etc. (Toledo, Asturias, España, Asia), los
nombres de instituciones, empresas, clubes, etc. (Café Gijón, Teatro Albéniz, El Betis),
los astros, planetas. . . (Luna, Marte), los horóscopos (Géminis, Piscis), las asignaturas
(Latín, Arte)…

• animado / inanimado: niño, perro... (seres con animación) / mesa, libro. . .


(cosas concretas o abstractas: objetos, ideas, sentimientos )
• humano / no humano: niño, soldado... (nombres que designan seres humanos)/
perro, clavel, mesa... (nombres que designan animales, plantas y objetos o cosas
abstractas).
• individual / colectivo: vaso, bolso, niño... (nombres que indican seres u objetos
individuales) / tribu, clan, clero... (nombres que, en singular, denotan “conjunto”
o “multiplicidad”).
Los sustantivos colectivos son muy numerosos: alfabeto, abecedario, recetario,
cabildo, cofradía, comparsa, coro, orquesta, tropa, regimiento, ejército, destacamento,
batallón, compañía, cohorte, horda, tropel, turba, panda, pandilla, agrupación, grupo,
conjunto, asamblea, concilio, familia, parroquia, corpus, puñado, complejo, plantel,
vajilla, equipaje, florilegio, hato, hatillo, dote, atado, haz, ramillete, manada, banco,
colonia, enjambre, bandada, piara, recua, jauría, etc.
La noción “colectividad” viene muchas veces expresada por un sufijo que indica
“conjunto”: hayedo, alameda, grifería, alumnado, balconada, utillaje, griterío, gentío,
poemario, alcornocal, etc.
Además, algunos nombres, no siendo colectivos por naturaleza, se emplean a
veces con un sentido colectivo: el hierro (por el conjunto de elementos de hierro), la
cerámica (por el conjunto de objetos cerámicos), la loza (por el conjunto de platos y
tazas de loza), etc.
• contable / no contable: alumno, libro, manada... (nombres de seres u objetos
que se pueden contar o numerar) / agua, vino, arena, mijo, azafrán… (nombres
de objetos que no se pueden contar o numerar).
• concreto / abstracto: pincel, gorila, rosa. . . (nombres que denotan “objetos
físicos”, generalmente perceptibles por la vista y tangibles) / pasión, amor,
voluntad, salud, sed, bondad, ruido... (nombres que denotan entidades que no
pueden verse o tocarse, es decir, sentimientos, pensamientos, propiedades o
cualidades, etc.).
Muchos nombres abstractos se obtienen por medios morfológicos (sufijos): -ez
(acidez), -(i)dad (vanidad), -ción (producción), -dura (catadura), -ura (amargura), -tud
(pulcritud), -miento (acaloramiento), -e (rebaje), -o (embargo), etc.

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3. CARACTERIZACIÓN SINTÁCTICA DEL SUSTANTIVO

El sustantivo es el núcleo del sintagma nominal, el constituyente que impone su


género y número a los modificadores del sintagma (el determinante y el adjetivo): el
alumno estudioso/la alumna estudiosa.

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