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El sustantivo
Introducción
1.2.1. Generalidades
El género es una de las categorías propias del sustantivo, compartida con sus
modificadores (el adjetivo y los determinantes) o sustitutos (pronombre).
Así, dado el sustantivo margen, que puede ser masculino o femenino, sabemos que
es masculino en el sintagma nominal el margen derecho y en la oración Pon margen al
texto o quítalo; y que es femenino en el sintagma nominal la margen derecha y en la
oración Hay patos en esa margen del río y también en aquella.
Los términos que expresan “color” pueden ser sustantivos (entonces, son
masculinos: el rojo, el rosa) o adjetivos (en este caso, son masculinos o femeninos
según el género del sustantivo al que se aplican: blusa roja, cabello rojo).
Aunque todos los sustantivos tienen género, inherente o motivado, hay muchos,
como el citado margen, que, al no expresarlo formalmente, se consideran invariables; el
hablante identifica su género gracias al artículo o el adjetivo con que concuerda. Solo
los nombres de realidades sexuadas, y no todos, presentan marcas de concordancia
(gato/ gata). Según esta distinción, los sustantivos se dividen en variables e
invariables.
A. Referentes sexuados
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El femenino de los sustantivos referidos a individuos sexuados se forma
regularmente de las dos formas siguientes:
— añadiendo el morfema -a al nombre masculino si acaba en consonante (es decir,
con morfema cero: Ø): león / leona;
— sustituyendo por -a la vocal (normalmente, -o, -e) del masculino: niño / niña, jefe
/jefa. En este sentido, las variantes (alomorfos) del morfema de género masculino
en español son -o, -e y Ø (morfema cero).
— con sufijo -esa: -o / -esa: ogro / ogresa, -e / -esa: duque / duquesa, -a /-esa: guarda
/ guardesa, / -esa: Ø /-esa: juglar /juglaresa;
Un sufijo de origen culto típicamente femenino es -triz, que forma oposición con el
sufijo -tor, -dor (actor / actriz, emperador / emperatriz).
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A veces, los sufijos alternantes no expresan el mismo significado: actora/ actriz.
Asimismo, el sufijo comporta un cambio de significado; no representa el género
opuesto: vampiro/ vampiresa.
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1.2.2.2. Sustantivos invariables
Los nombres invariables son más numerosos que los variables, se refieran a seres
sexuados o a cosas. La mayoría no tiene una marca morfológica (o morfema) que
exprese género, aunque tengan género gramatical, que se manifiesta a través del
determinante y el adjetivo. Distinguimos los siguientes grupos según se refieran a
realidades sexuadas o asexuadas.
A. Referentes sexuados
Sustantivos de género común:
Los casos son muy numerosos: artista, astronauta, colega, recluta, albacea,
suicida, guía, granuja, nómada, déspota, autómata, estratega, alférez, hereje,
consorte, testigo, panoli, cursi, saltimbanqui, etc.
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lince, puma, pantera, avutarda, urraca, abubilla, ardilla, avestruz, codorniz,
águila, bisonte, escarabajo, mariposa, tortuga, galápago, buitre, lagartija, ñu,
antílope, cebra, cucaracha, marmota, capibara, ocelote, etc.
El determinante no presenta variación: bien tiene forma masculina (el gorila),
bien femenina (la criatura). Se suelen distinguir añadiendo los términos macho y
hembra en los nombres de animales: la jirafa macho / hembra.
Funcionan como epicenos muchos plurales de nombres de persona, como
padres, reyes, profesores, autores, etc., ya que pueden referirse al conjunto de
hombre y mujer: padres= padre + madre, reyes= rey + reina.
Esa tendencia a formar femeninos en -a ha favorecido la transformación de
muchos nombres invariables, de género común y epicenos, especialmente
referidos al hombre, en nombres variables, con distinción bien morfológica (en el
sustantivo: el elefante / la elefanta), bien gramatical (en el artículo: el / la bebé).
Son epicenos los nombres de animales de género ambiguo (ánade, chinche,
etc.) pues tanto el masculino como el femenino sirven para referirse
indistintamente a los dos sexos, y, además, para su distinción, recurren a los
términos macho y hembra.
Sustantivos heterónimos:
Son otros ejemplos yerno / nuera, padre / madre, macho / hembra, varón /
mujer, carnero / oveja, fraile / monja, caballero / dama, padrino / madrina,
patriarca / matriarca, padrastro / madrastra, papá / mamá, compadre /
comadre...
B. Referentes no sexuados
Sustantivos de género inherente o no motivado:
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Son la mayor parte de los nombres de cosa: mesa, árbol, papel, carta, etc.
En español, los sustantivos solo pueden tener dos números: singular y plural.
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a) -s si la palabra acaba en vocal átona: casas > casa + -s;
b) -es si la palabra acaba en consonante distinta de -s o es aguda en -s:
ratones> ratón + -es, reveses > revés + -es;
c) Ø (morfema cero) si es palabra llana o esdrújula acabada en -s: lunes, atlas,
tesis, miércoles: el lunes y los lunes + Ø.
El valor dual que puedan comportar ciertos plurales deriva del contexto, no
de la existencia de un morfema específico, como reyes cuando hacen referencia al
rey y la reina: Los Reyes de España han inaugurado el Congreso.
• La variante -s:
a) Aparece en las palabras polisílabas acabadas en vocal átona (casas, libros) o
tónica -é, -ó (cafés, dominós), o en monosílabas en -é (pies, ces).
b) En las notas del pentagrama y en las letras en -á del alfabeto: dos, res, kas.
c) Alterna con -es en palabras polisílabas acabadas en vocal tónica -á, -í, -ú, si
bien unos sustantivos prefieren -s y otros, -es: sofás, pero faralaes; jabalíes,
pero bisturís; champús, pero tabúes. La alternancia -s / -es es bastante
frecuente no solo en el habla coloquial: jabalís / jabalíes, maniquís /
maniquíes, rubís / rubíes, tabúes / tabús. . .
d) Es casi exclusiva si, en una palabra aguda acabada en diptongo -ey, -oy, -ay
/ -ai, la -y se transforma en -i: jersey --- jerséis, guirigay--- guirigáis, paipái--
- paipáis.
e) También en los sustantivos agudos acabados en diptongo o triptongo en -uí,
-ú: benjuís, miaus, guaus.
f) Aparece en numerosos préstamos (y algunos latinismos) acabados en
consonante que no están totalmente aclimatados: complots, récords, chalets,
robots, hábitats, déficits, superávits... (suelen llevar -es si están adaptados:
eslóganes Algunos permanecen invariables: los stop, los test.
• La variante -es aparece:
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b) En los monosílabos y polisílabos agudos en -ey (salvo jersey): reyes, bueyes,
virreyes.
c) Alternando con -s, cuando es una palabra polisílaba acabada en vocal tónica -
á, -í, -ú: faralaes, jabalíes /jabalís, tabúes / tabús.
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Los segundos son aquellos que, de manera excepcional, conocen un único
número, bien el singular (singularia tántum), bien el plural (pluralia tántum):
a) Los singularia tántum son los sustantivos que solo se construyen en singular:
salud, tez, sed, grima, este, oeste, norte, sur, cariz, etc. Cabría añadir otros
nombres de uso habitual en singular (fe, cenit, ecuador, zodíaco, grial, niebla),
como los que designan virtudes o defectos y enfermedades (bondad, pereza,
avaricia, tifus, peste, malaria)
b) Los pluralia tántum son los sustantivos que solo se construyen en plural:
albricias, víveres, enseres, nupcias, bártulos, maitines, exequias, entendederas,
andurriales, vivales, frescales, vituallas, aledaños, calendas, tinieblas, esponsales,
fauces, zaragüelles, anteojeras, prismáticos... Muchos pluralia tantum aparecen
en el seno de una locución: a hurtadillas, hacer añicos, hacer trizas, etc.
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d) reagrupamiento: re- (morfema derivativo, prefijo) + -a- (morfema
derivativo, prefijo) + -grup- (lexema) + -a- (morfema flexivo verbal, vocal
temática +miento (morfema derivativo, sufijo) + (morfema flexivo, morfema
cero de número singular) [palabra derivada, primero, por parasíntesis: grupo +
agrupar; segundo, por prefijación: agrupar y reagrupar; y, tercero, por
sufijación: reagrupar + reagrupamiento].
• común / propio: flor, mesa, risa, etc. / Ana, Teruel, Tajo, etc.
El nombre común (o apelativo) sirve, ante todo, para señalar que una
realidad (un ser vivo o una cosa concreta o abstracta) pertenece a una clase
determinada. Lo que, en cierto modo, hace el nombre común es clasificar las
realidades, es decir, establecer clases, de modo que los individuos de una clase
comparten un conjunto de propiedades o atributos.
El nombre propio no denota clase o conjunto de propiedades, sino que
particulariza o identifica una entidad. Suele escribirse con mayúscula.
El nombre propio no tiene, en sí, significado. Son nombres propios los nombres
de pila de las personas (antropónimos), los de seres de la mitología y la Biblia, los de
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animales, etc., y los apellidos (patronímicos) (Luis, López, Hércules, Babieca,
Platero), los apodos, seudónimos, sobrenombres y nombres artísticos (El Greco,
Azorín), los nombres de lugares y accidentes geográficos (topónimos): ciudades,
países, continentes, ríos, sierras, cabos, etc. (Toledo, Asturias, España, Asia), los
nombres de instituciones, empresas, clubes, etc. (Café Gijón, Teatro Albéniz, El Betis),
los astros, planetas. . . (Luna, Marte), los horóscopos (Géminis, Piscis), las asignaturas
(Latín, Arte)…
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3. CARACTERIZACIÓN SINTÁCTICA DEL SUSTANTIVO
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