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1987 - Editorial

La Superintendencia de BOMBEROS de la POLICÍA FEDERAL ARGENTINA, con el fin de


capitalizar a través del tiempo, conocimientos técnicos y científicos, experiencias profesionales y todo
aquello que relacionado a la misión bomberil posibilite nutrir las capacidades profesionales de sus
cuadros, ha cristalizado a partir de la primera publicación del “Boletín Profesional” –Enero 1943- una
aspiración con características propias que, aún hoy, por su valioso contenido, despierta el interés
general.
La necesidad de adquirir nuevos conocimientos, el paulatino avance de las ciencias
aplicadas, el crecimiento casi sorpresivo de la ciudad y las consecuentes concentraciones
poblacionales permanentes y transitorias de éstas, significó y sigue significando un compromiso
lógico en la evolución misma de nuestro quehacer profesional y el deber de plasmar una mayor
capacidad de respuesta a las distintas inquietudes preventivas o llamados de socorro que a cada
instante se producen.
Perseguirá vivo pues, hasta después de nuestros días, este verdadero y ya casi histórico
arquetipo bibliográfico, que sin dudas, a pesar de los distintos inconvenientes propios de nuestra era
–ya sea en el orden social y fundamentalmente de recursos económicos-, seguirá acopiando
innumerables inquietudes profesionales con alcance de verdadera vigencia y elevada profesionalidad.
Esta finalidad sólo se logra, mediante el entendimiento profundo y una imperiosa
necesidad de lograr el perfeccionamiento tecnológico suficientemente moderno acompañado de un
significativo espíritu de sacrificio que superen para su consecución los inconvenientes de nuestra
realidad social.
Así el hombre-bombero, continuará conformando y cimentando el primer gran escalón de
la vertiginosa carrera que la misión impone.
El “Boletín Profesional”, en suma, pretende consolidar aprendizaje tecnológico, operativo,
aplicación de nuevos criterios operativos, etc., las que sumadas a los propios recursos humanos, de
los cuales se nutre, constituya una edición abierta en pro del desarrollo participativo y particularizado
de sus integrantes.

LA DIRECCIÓN

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Protección Contra Incendio
Por el Auxiliar Superior de 1º (j) Bautista José Maneire (Ing. Civil)
Prof. Academia Superior Estudios Policiales.

RESUMEN
1. El Decreto 351/79, reglamentario de la Ley nº. 19587 de Higiene y Seguridad en el
Trabajo, incluye en su Capítulo 18 nuevas normas de Protección Contra Incendio aplicable a los
establecimientos que se instalan, amplíen o modifiquen sus instalaciones. Los establecimientos en
funcionamiento o en condiciones de funcionamiento deberán cumplimentar asimismo dichas
normas, atendiendo a las circunstancia de cada caso y a los fines provistos por la Ley.

2. El sistema instituido por el Decreto 351/79 contempla los siguientes aspectos:

a) Resistencia al fuego de los elementos estructurales y constructivos, de modo que


el incendio eventual sólo pueda ocasionar daños menores.
b) Sectorización del edificio a efecto de impedir la propagación del fuego.
c) Medios de escape seguros –libres de fuego, humo y gases del incendio para
garantizar el salvamento de vidas.
d) Condiciones de incendio, para asegurar el mantenimiento de los servicios
esenciales y disponer de las instalaciones y equipamientos necesarios para
favorecer la extinción.

3. En contraposición con las normas anteriores que tienen un carácter general, el sistema
ahora instituido contempla el problema del incendio para cada edificio en particular. A esto fines,
puede detectarse con razonable aproximación el “incendio asociado” y, en función del mismo y del
“riesgo” que presenta el establecimiento, es posible llegar a soluciones económicas sin perjuicio de la
seguridad.

1. EL PROBLEMA DEL INCENDIO

1. Protección Contra Incendio

1.1. La protección contra incendio comprende el conjunto de reglamentaciones y


normas destinadas a evitar dicho tipo de siniestros en el uso de edificio y de las condiciones de
construcción, situación, instalación y equipamiento que deben observarse. Estos conceptos se hacen
extensivos a usos que no comporten edificios en la medida que los mismos requieran.

Los objetivos que se persiguen son los siguientes:

a) Que el incendio no se produzca.


b) Si se produce, que quede asegurada la evacuación de las personas.
c) Que se evite la propagación del fuego y los efectos de los gases tóxicos.
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d) Que se faciliten las tareas de ataque al fuego y su extinción.
e) Que como consecuencia del siniestro, no se originen daños estructurales
irreparables.

1.2. Se acostumbra a considerar la protección contra incendio, como dividida en


tres ramas: a) Protección Preventiva o Prevención, b) Protección Pasiva o Estructural, c) Protección
Activa o Extinción.

1.2.1. De acuerdo a esta clasificación, corresponde a la Protección Preventiva o


Prevención el estudio de los riesgos de incendio resultantes de las distintas actividades o actitudes
humanas y de las características particulares de los ambientes donde dichas actividades se realizan.
Se ocupan asimismo de las instalaciones eléctricas; gas; hornos; chimeneas; almacenamiento, y uso
de sustancias inflamables; estudio de materiales atacables por el fuego y toda otra cuestión vinculada
con causa de origen de incendios.

Estos estudios dan lugar a la formación de reglamentaciones y normas cuya amplia


difusión a nivel popular o técnico profesional procura la Prevención a través de publicaciones,
conferencias, cursos de capacitación, etc.

El Objetivo perseguido, en síntesis, es evitar la gestación de incendios.

1.2.2. Corresponde a la protección Pasiva o Estructural prever la adopción de las


medidas necesarias para que, en caso de producirse el incendio, quede asegurada la evacuación de
las personas, limitado el desarrollo del fuego, impedidos los efectos de los gases tóxicos y garantizada
la integridad estructural del edificio.

Para lograr estos objetivos se tienen en cuenta dos aspectos básicos en la concepción del
edificio: diseño y estructura. El estudio de las características de los medios de escape, la
sectorización, la resistencia al fuego de los distintos elementos constructivos, las condiciones de
seguridad de las instalaciones y el equipamiento necesario para cada caso particular, pertenecen al
dominio de esta rama de Protección.

1.2.3. La Protección Activa, destinada a facilitar las tareas de ataque al fuego y su


extinción presenta dos aspectos: Público y Privado. El primero contempla todo lo relacionado con las
labores operativas de los Cuerpos de Bomberos y sus materiales; el segundo, la disponibilidad de
elementos e instalaciones para atacar inicialmente al fuego y procurar su extinción. Dentro de este
segundo aspecto se incluye también la organización y entrenamiento de bomberos “privados” y de
cuerpos de bomberos internos en las fábricas.

1.2.4. La división de la Protección Contra Incendio en las tres ramas que veníamos
contemplando es puramente formal y se realiza al solo fin de ordenar y facilitar los estudios. No

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constituyen dichas ramas “compartimientos estancos”: sus reglamentos y normas, frecuentemente
se ocupan de temas comunes a dos o más de ellas.

Es el caso por ejemplo de las normas sobre manejo, transporte, almacenamiento y


expendio de materiales inflamables en los establecimientos industriales, o comerciales. Los aspectos
referidos a las cantidades existentes en los lugares de trabajo, diseño de los recipientes que los
contienen, condiciones para el transporte, precauciones en la manipulación, medidas generales de
seguridad, etc. son del dominio de la Prevención; las características constructivas de los depósitos
para el almacenamiento y su situación con respecto a otros ambientes, a la vía pública y edificios
linderos están dentro del campo de la Protección Estructural y los equipos e instalaciones para
favorecer la extinción se encuadran en los objetivos de la protección activa.

En este estudio nos ocupamos en particular de la Protección Estructural incursionando en


las otras dos ramas cuando resulta necesario para enfocar los temas en forma integral.

2. INVESTIGACIÓN DE INCENDIOS Y SUS INFLUENCIAS SOBRE LA PROTECCIÓN

2.1. Desde el punto de vista gramatical, el incendio se defina como “el fuego grande que
abraza lo que no debe arder”. Jurídicamente, en la legislación argentina, el incendio –como delito- se
consuma al crearse un peligro común (ver Código Penal Art. 186).

La investigación pericial que se inicia con la labor operativa, culmina con el


establecimiento –certero o presuntivo- del origen y causa del fuego.

Esta intervención es la fuente que realimenta el proceso de constante actualización de la


Protección contra Incendio en sus distintas ramas, al proporcionar información concreta sobre
incendios reales; naturaleza de los efectos en combustión; intensidad y extinción del fenómeno al
tiempo del arribo de los servicios de socorro; desarrollo del fuego y características de su evolución
sobre materiales, instalaciones o equipos; rapidez y violencia del proceso; comportamiento de los
elementos estructurales; origen y causa del fuego, etc.

La estadística racional, clasificando los datos obtenidos, proporciona finalmente


elementos de gran valor para la orientación de los estudios sobre Protección contra Incendio y para
la fijación de las políticas a seguir en tal sentido.

3. EL INCENDIO COMO FENÓMENO TÉRMICO

3.1. En los cálculos estructurales, las variaciones de temperatura sólo se tienen en cuenta para
estructuras importantes y siempre dentro de los límites de los desniveles estacionales. En estructuras
comunes pueden no considerarse en el cálculo estático estas influencias, pero en este caso deben adoptarse

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disposiciones constructivas (juntas de dilatación) tendientes a permitir el desplazamiento de las estructuras y
evitando, por consiguiente, la introducción de tensiones adicionales por esta causa.

Para la Capital Federal se ha constatado una temperatura media en invierno de +10°C y en verano
de +20°C y se admiten las siguientes, como mínima y máxima: -3°C y +38°C respectivamente (ver Código de la
Edificación, Artículo 8.6.1. 1.h). En los cálculos, en general se adopta una variación de temperatura de 28°
Centígrados.

El incendio, que produce efectos térmicos mucho más importantes se considera como un evento
excepcional.

3.2. La investigación científica sobre el desarrollo y la propagación del fuego y los métodos
adecuados para su prevención y dominio, se basa fundamentalmente en la experiencia que surge de la
intervención en casos reales y en la experimentación en laboratorio. Esto es así, en virtud de los numerosos
factores intervinientes que dificultan el tratamiento generalizado.
3.3
"No hay dos incendios iguales". Esta expresión coman en el léxico de los Bomberos, revela
precisamente la multiplicidad de formas y matices propias del fenómeno ígneo, originadas en el gran número
de variables que lo caracterizan.

Mencionarnos a continuación algunas de estas variables, que se pueden agrupar en tres grandes
grupos, a saber:

a) Naturaleza del combustible:


- Estado físico,
- Grado de humedad,
- Poder calorífico,
- Temperatura de combustión,
- Cantidad de material,
- Disposición del material,
- Estado de subdivisión (en los sólidos), etcétera.-

b) Naturaleza del local:


- Materiales constitutivos,
- Capacidad térmica,
- Dimensiones del local,
- Dimensiones y disposición de aberturas,
- Efectos de tiraje,
- Dificultad para el acceso de los servicios de extinción, etcétera.

C) Condiciones ambientales:
- Presión,
- Temperatura,
- Humedad relativa,
- Viento (intensidad y dirección) etcétera.·

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3.2.1. Estas variables además, pueden influenciarse entre sí. A título de ejemplos -por
supuesto, no taxativos- se citan a continuación algunas relaciones.

a) El poder calorífico de un material (cantidad de calor liberada por la combustión de


la unidad de masa es el dato más representativo de la combustibilidad de una sustancia y
depende de la composición química (presencia de carbono e hidrógeno) y de la estructura
molecular. El aumento del grado de humedad lo afecta, no solamente por el porcentaje menor de
sustancia combustible presente sino también porque la eliminación del exceso de agua requiere la
absorción de calor por parte de la misma para su transformación en vapor. El aumento del
contenido de humedad, por consiguiente, provoca un descenso del poder calorífico.

b) La energía necesaria para que la combustión tenga lugar es función de la clase de


fuente de ignición, las características físico-químicas de la materia combustible y de las
condiciones ambientales.

c) La apertura de puertas o ventanas en un momento dado, puede activar el efecto


de tiraje colaborando al desarrollo del fuego, etcétera.

3.3. Para suplir el inconveniente derivado de la multiplicidad de variables, se ha generalizado la


referencia del fenómeno térmico constituido por el incendio a tres parámetros
fundamentales:

3.4.
1) Temperatura alcanzada,
2) Cantidad de calor desarrollado,
3) Duración.

De estas magnitudes se derivan otras de Importancia:


1) Velocidad del incremento de temperatura,
2) Velocidad de producción.

3.3.1. Partiendo de la observación en numerosos casos reales y pruebas de laboratorio, en


distintos países se han compilado datos sobre las temperaturas alcanzadas en los incendios, en función del
tiempo. En algunos casos se han realizado relevamientos de temperaturas durante el desarrollo de los
siniestros; en otras oportunidades los datos han surgido del examen de materiales utilizados en la
construcción siniestrada, a partir del conocimiento del punto de fusión de los mismos y, finalmente, se han
obtenido mayores precisiones recurriendo en laboratorios de incendio a la medida de tiempos y temperaturas
desarrolladas en locales construidos especialmente a tales fines.

La representación gráfica de estos procesos adquiere las características que presentamos en la


figura 3.3.1. en la cual se observa que el incendio presenta, en general tres fases expresadas en términos de
tiempo, a saber:

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a) Fase I, que se corresponde con el PERIODO PRELIMINAR, caracterizado por un régimen
confuso y complejo, durante el cual las temperaturas crecen lentamente en función del tiempo
debido a que el calor producido se aplica a elevar la temperatura del combustible, la del aire
circundante y las zonas del local vecinas al foco de fuego.

En este período las temperaturas difieren sensiblemente de un punto a otro del local en
en fuego y la variación del valor medio de las mismas está relacionada con un gran número de
parámetros.

b) Fase II, que se corresponde con el PERIODO DE PROPAGACIO (1-2) donde la


temperatura aumenta rápidamente al ser mayor la cantidad de combustible en actividad, al
aumentar la velocidad de combustión, etc. La duración de esta fase está vinculada con la cantidad de
materia combustible presente y la alimentación de aire en cantidad suficiente para asegurar la
combustión (forma cóncava de la curva con respecto al eje horizontal).

El punto 2, en la culminación del período, se corresponde con el equilibrio entre el calor


desarrollado y el que se disipa: esta temperatura máxima del evento se produce en un tiempo que es
el que precisamente denominamos DURACIÓN del incendio (ver apartado 3.3.). Este tiempo se
conoce también como aquél en que se logra el DOMINADO.

c) Fase III, correspondiente al PERIODO DE DECRECIMIENTO, la cual la temperatura


desciende rápidamente con el tiempo (curva de forma convexa con respecto al eje horizontal). La
finalización de esta fase se logra con el Extinguido.

3.3.2. Por supuesto que cada incendio tendrá su propia representación gráfica, variando
la duración de las fases y la máxima temperatura alcanzada.

Del análisis de familias de curvas de incendios individuales con los más altos valores
registrados durante un lapso apreciable puede llegarse a establecer una curva "standard", o curva
característica tiempo-temperatura, como envolvente de aquellas. De esta manera, todo punto de la

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curva "standard" se corresponderá con un par de valores de tiempo y temperatura siempre superior
a los efectivamente registrados.

Otro criterio, que se basa en consideraciones de tipo probabilístico consiste en tornar


valores medios para la curva "standard", de modo que la misma pueda ser sobrepasada por algunos
incendios de excepcional importancia.

La figura 3.3.2. ilustra los conceptos anteriores.

3.3.3. En la figura: 3.3.3. se muestra la forma que presenta, en general, una curva
característica tiempo-temperatura, relacionándola con un incendio real que la sobrepasa y con un
incendio lento.

Se observa que la curva standard presenta rápidos e importantes aumentos de


temperatura en los primeros minutos para ir asumiendo luego pendientes cada vez menores. En caso
de perdurar un incendio por varias horas difícilmente se alcanzara temperaturas que superen los
1.200 ºC.

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La importancia de esta curva reside en su utilización como programa térmico en los
ensayos de incendio que, para la determinación de la resistencia al fuego, se realizan en hornos
normalizados.

3.4. La cantidad de calor desarrollado es el tercer parámetro fundamental al considerar


en el estudio del incendio como fenómeno térmico. Tiene, además, una gran importancia en lo que
se refiere al comportamiento ante la acción del fuego de los materiales constructivos y los elementos
estructurales.

Este parámetro depende esencialmente de la cantidad de poder calorífico de los


materiales combustibles presente en el sector de incendio. En el incendio real, es afectado por
numerosos factores concurrentes (ver apartado 3.2.).

La máxima cantidad de calor desarrollada estaría dada por la suma de los productos de
los pesos de los materiales combustibles presentes por su respectivos poderes caloríficos; es decir,
considerando la combustión completa y en ausencia de dispersiones.

3.4.1. Con miras a simplificar resulta conveniente referir los materiales presentes a un
combustible “standard”, adoptándose a tal efecto la madera con poder calorífico (4.400 Cal/Kg (18,41
MJ/Kg). En este caso, designamos con Pi los pesos en Kg de los materiales combustibles y con Ki los
respectivos poderes caloríficos en Cal/Kg el peso en Kg de madera equivalente se obtendrá de la
relación:

n
Pm. 4.400 Cal/Kg. = ∑ Pi . Ki
I=1

De donde se deduce:

n

I=1 Pi.Ki
Pm= ----------------------------
4.400 Cal/Kg.

(1)

Refiriendo esta carga ideal a la superficie S del sector de incendio en estudio,


obtendremos una magnitud fundamental que designamos como carga de fuego:

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q f = Pm/S (2)

Es decir que la carga de fuego representa el peso de madera ideal, supuesta


uniformemente distribuida, capaz de desarrollar una cantidad de calor equivalente a la que
produciría la combustión completa de los materiales contenidos en el sector de incendio.

3.4.2. Supongamos, por ejemplo, que en un sector de incendio de superficie S= 300 m2. se
encuentra la siguiente carga de combustible:

a) Hilados de lana: P1 = 6.530 Kg.


b) Hilados de algodón: P2 = 2.000 Kg.
c) Hilados sintéticos: P3 = 400 Kg.
d) Otros Madera: P4 = 3.500 Kg.

Los poderes caloríficos respectivos son:

a) Lana: K1 = 4.940 Cal/Kg.


b) Algodón: K2= 3.980 Cal/Kg.
c) Sintéticos: K3= 10.000 Cal/Kg.
d) Otros- Maderas K4= 4.400 Cal/Kg.

La cantidad total de calor desarrollado resulta de:

a) Q1 = P1. K1 = 6.530 x 4.940 = 32.258.200 Cal.


b) Q2 = P2. K2 = 2.000 x 3.980 = 7.960.000 Cal.
c) Q3 = P3. K3 = 400 x 10000 = 4.000.000 Cal.
d) Q4 = P4. K4 = 3.500 x 4.400 = 15.000.000 Cal.
∑Q = 59.618.200 Cal.

El peso de la madera equivalente es entonces:

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Pm = 1=1 Q1 / km = 59.618.200 cal./4.400 Cal/Kg.= 13.549,6 Kg.

Y la carga de fuego:

Q f = p m /S = 13.549,6 kg /300 m2 = 45 kg./ m2

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3.4.3. En el cálculo de la carga de fuego se incluyen todos los materiales combustibles
presentes en el sector considerado; aún los incorporados al edificid mismo (pisos, cielorrasos,
revestimientos, puertas, etcéteras).

Los combustibles líquidos o gaseosos contenidos en tuberías, recipientes o depósitos se


supondrán uniformemente repartidos sobre la superficie del sector de incendio.

Si la repartición del material combustible dentro del local realizada permanentemente de


una manera desigual se toma como base la carga de fuego más elevada en una superficie parcial de
200 m2.
Las explosiones sólo se consideran como posibles fuentes de ignición.

3.4.4. El Decreto 351/79, reglamentario de la Ley 19.587 de Higiene y Seguridad en el


Trabajo, adopta como poder calorífico de la madera equivalente 18,41 MJ. (equivalente
aproximadamente a 4.400 Cal/Kg,). Esa unidad de medida (Megajoule) es la que corresponde al
SIMELA (Sistema Métrico Legal Argentino; Ley 19.511).

La equivalente resulta de:

1Cal/Kg. = 4.186 x 10-3 MJ (3)

En la tabla 3.4.4. se dan valores de los poderes caloríficos de algunas sustancias.

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3.5. En los incendios puede estimarse en forma suficientemente aproximada el
valor de las temperaturas alcanzadas, relacionándolas con el color de la luz emitida.

La correlación es la siguiente:

ESCALA CROMÁTICA DE LA TEMPERATURA

500º C ROJO NACIENTE (VISIBLE EN LA OSCURIDAD)


700º C ROJO PROFUNDO
800º C ROJO CEREZA NACIENTE
900º C ROJO CEREZA
1000º C ROJO CEREZA VIVO
1100º C ANARANJADO OSCURO
1200º C ANARANJADO VIVO

3.5.1. Para la medición de las temperaturas durante el proceso del incendio se utiliza
el instrumental adecuado. Entre los aparatos más comunes citaremos los pirómetros ópticos y los de
radiación.

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Con posterioridad al siniestro es posible también apreciar los rangos de las temperaturas
alcanzadas mediante la observación de las modificaciones del estado físico de ciertos elementos que
integran por lo común las instalaciones del edificio o su mobiliario. Otra posibilidad surge del análisis
de los daños estructurales y de la coloración característica que asumen ciertos materiales a
determinados niveles térmicos."

3.6. Existe una correlación entre la carga de fuego y la duración probable del incendio
(tiempo en que se alcanzan las máximas temperaturas). Esta predicción puede hacerse a través de
curvas resultantes de ensayos, basadas en la cantidad necesaria de madera ideal con cuya
combustión completa se alcanza, para cada par de valores tiempo-temperatura la curva "standard".

Una expresión aproximada -utilizada para cargas de fuego de hasta 150 Kg/m2.- es la
siguiente: D=0,02 q (4).

Donde D = carga de fuego en kg./m2.

Por ejemplo, para una carga de fuego de 25 kg./m2. puede esperarse duración del
incendio de 30 minutos; para una carga de fuego de 100 kg./m2. de 2 hs. etcétera. –

3.6.1. La posibilidad de detectar el “incendio asociado" a un edificio, conociendo en


función de su uso y con razonable aproximación la máxima temperatura y el tiempo de duración del
evento permite planificar una protección que –al contemplar cada caso en particular- será ecuánime
y económica.

Las exigencias de la protección tienen que contemplar también la índole del riesgo desde
el punto de vista de la reacción al fuego de los materiales combustibles predominantes y de la
velocidad de combustión de los mismos- ya que esa característica se relaciona con una intervención
oportuna de los servicios de extinción.

3.6.2. Aparte del riesgo propiamente dicho y de la magnitud de la carga de fuego,


aparecen numerosos factores que pueden concurrir para aumentar o disminuir el grado de peligro
qué presentará un edificio ante su incendio eventual. Entre los factores negativos (que aumentan el
grado de peligro) citaremos:

a) el diseño o dimensionamiento inadecuado de los medios de escape;


b) la comunicación a través de conductos, de los sectores de incendio;
c) las dificultades para el acceso de los servicios de extinción, et.

Algunos de los factores positivos (disminuyen el grado de peligro) son los siguientes:

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a) las instalaciones de avisadores o detectores de incendio;
b) las instalaciones de rociadores automáticos;
d) Ia presencia constante de personal de vigilancia y serenos;
e) el equipamiento y la capacitación profesional del personal de extinción;
f) disposiciones constructivas o instalaciones especiales que contemplen el problema de
incendio, etc.

Una correcta evaluación del riesgo de incendio y de los factores concurrentes así mismo
puede dar lugar a la formulación de soluciones alternativas a las exigidas, que representen una mayor
economía sin perjuicio de la seguridad. Asimismo, la mayor precisión en la determinación de la
resistencia al fuego (Ap. 3.3.3.) y la amplia variedad de gradaciones útiles de la misma abren un vasto
campo para la investigación de los materiales constructivos desde el punto de vista del incendio.

PROTECCIÓN CONTRA INCENDIO II


RIESGO DE INCENDIO Y RESISTENCIA AL FUEGO

1. Requisitos Fundamentales

1.1. Para cumplir con los objetivos de la protección contra incendio del decreto
351/79 en su Capítulo 18 y Anexo VII, contempla los siguientes requisitos fundamentales:

a) Sectorización del edificio, dividiéndolo en compartimientos estáticos al humo, fuego y


gases del incendio.
b) Disposición de medios de escape, en cantidad y dimensiones adecuadas para
posibilitar una evacuación rápida y segura.
c) Resistencia al fuego, de las estructuras y elementos constructivos, para garantizar que
el incendio eventual origine solamente daños menores.
d) Condiciones de construcción, instalación y equipamiento para mantener los servicios
esenciales en caso de incendio y para favorecer la extinción.

Es decir que se prevé un sistema de autodefensa del edificio mismo con la finalidad
primordial de salvar vidas y para evitar que, a consecuencia del siniestro, se produzcan lesiones
irreparables.

Por razones didácticas se encara primero, en esta nota, la determinación de la resistencia


al fuego exigible.

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2. Riesgo de Incendio

2.1. El riesgo de incendio reconoce gradaciones, determinadas por la peligrosidad relativa


de los materiales predominantes y los productos que con ellos se elaboran, transformen, manipulen
o almacenen.

El decreto 351/79 amplía el campo de riesgo hasta ahora reconocido –en el Código de la
Edificación de la Ciudad de Buenos Aires- introduciendo dos nuevos grados: combustible e
incombustible. El primero, combustible, como valoración intermedia entre las clasificaciones, clásicas
de los materiales en muy combustible, poco combustible permitiendo lograr una mayor flexibilidad
en la aparición del peligro de incendio y posibilitando, por lo tanto, soluciones más económicas sin
perjuicio de la seguridad. El segundo, incombustible, para llenar un notorio vacío en la gradación
anterior que no contemplaba las características de ciertos materiales (el acero, por ejemplo).

En el Cuadro 2.1. se contemplan, en forma comparativa los riesgos establecidos en el


Código de la Edificación y en el Decreto 351/79.

Cuadro 2.1. Riesgo de Incendio

Según Código de Edificación Según Decreto 351/79


Explosivo R1 Explosivo
Inflamable R2 Inflamable
Muy Combustible R3 Muy Combustible
R4 Combustible
Poco Combustible R5 Poco Combustible
R6 Incombustible
Refractario R7 Refractario

2.1.1. Corresponde a las categorías anteriores las siguientes definiciones.

a) Explosión: Sustancia o mezcla de sustancia susceptible de producir en forma súbita


reacción exotérmica con generación de grandes cantidades de gases, por ejemplo
diversos nitroderivados orgánicos, pólvora, determinados éteres nítricos y otros.
b) Inflamable: Líquidos que pueden emitir vapores que mezclados en proporciones
adecuadas con el aire originan mezclas combustibles. Según el valor de su punto de
inflamación momentánea (Flash Point) se lo ubica en una categoría determinada, a
saber:
1. Inflamable de primera categoría: cuando el punto de inflamación
momentánea es igual o superior a 40º C; por ejemplo: alcohol, éter, nafta,
benzol, acetona, etc.

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2. Inflamable de segunda categoría: si el punto de inflamación momentánea
está comprendido entre los 41º C y 120º C; por ejemplo: Kerosene, aguarrás,
ácido acético y otros.
Si el punto de inflamación momentánea excede los 120º C se lo clasifica como muy
combustible.

c) Muy combustible: materia que expuesta al aire puede ser encendida y continúa
ardiendo una vez retirada la fuente de ignición; por ejemplo: hidrocarburos pesados,
madera, papel, tejidos de algodón, etcétera.
d) Combustible: materia que puede mantener la combustión aún después de suprimida
la fuente externa de calor; por lo general necesita un abundante aflujo de aire; en
particular se aplica a aquellas materias que pueden arder en hornos diseñados para el
ensayos de incendio y a las que están integradas por hasta un 30 % de su peso por
materias muy combustibles por ejemplo: determinados plásticos, cueros, lanas, maderas,
y tejidos de algodón tratados con retardadores, etc.
e) Poco combustible: materia que se enciende al ser sometida a altas temperaturas, pero
cuya combustión invariable cesa al ser apartada de la fuente de calor; por ejemplo:
celulosa artificial y otras.
f) Incombustible: materia que al ser sometida al calor o llama directa puede sufrir
cambios en su estado físico, acompañados o no por reacciones químicas endotérmicas,
sin formación de materia combustible alguna; por ejemplo el hierro, plomo, etc.
g) Refractaria: Materia que al ser sometida a altas temperaturas, hasta 1.500º C aún
durante períodos muy prolongados, no altera ninguna de sus características físicas o
químicas; por ejemplo; amianto, ladrillos refractarios, etc.

2.1.2. Como alternativa para clasificar los materiales o productos en "muy combustibles"
o "combustibles" puede tenerse en cuenta la velocidad de combustión de los mismos, que se define
como la pérdida de peso por unidad de tiempo. A estos fines se relaciona la velocidad de combustión
del material analizado con la de un combustible normalizado (madera apilada, en estado de densidad
media y superficie media). Si la relación es igualo mayor que la unidad, el material se considerará
como "muy combustible" y si es inferior a la unidad podrá clasificarse como "combustible".

Es decir:

M= velocidad de combustión real / velocidad de combustión standard

Si m es igual o mayor que 1: es muy combustible


Si m es menor que 1: combustible

2.1.2.1. Este sistema tiene en cuenta, fundamentalmente el estado de subdivisión que


pueden presentar los materiales sólidos. En estado compacto fardos prensados o grandes bloques,

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presentan una superficie exterior muy reducida con relación: a la que ofrecerían en estado de mayor
subdivisión, siendo en consecuencia en estos últimos más rápido el ataque por el fugo.

En general, suelen considerarse tres estados típicos de subdivisión contemplando grados


decrecientes de la velocidad de combustión.
a) Estado I, superficie elevada-densidad reducida; propio de materiales en su estado
suelto, reducido a pequeños trozos, etc. etc.
b) Estado II: superficie media-densidad media; correspondiente a materiales apilados,
con intersticios que permiten el flujo de aire. La madera, en este estado, constituye el
combustible "standard".
c) Estado III: superficie reducida-elevada densidad; característico de materiales
compactos, prensados, etc.

Algunos valores característicos, aproximados, del coeficiente “m” (ver fórmula 1) se dan
en el Cuadro 2.1.2.1.

CUADRO 2.1.2.1. VALORES DEL COEFICIENTE “m”


MATERIALES ESTADO I ESTADO II ESTADO III
SUPERFICIE ELEVADA SUPERFICIE MEDIA SUPERFICIE REDUCIDA
DENSIDAD REDUCIDA DENSIDAD MEDIA ELEVADA DENSIDAD

Madera 1,4 1,0 0,5


Papel 1,7 1,2 0,6
Algodón 1,2 0,8 0,5
Lana 0,8 0,6 0,4
Plástico 1,3 1,0 0,7
Goma 1,3 1,0 0,7

2.1.2.2. Como excepción al criterio de considerar la velocidad de combustión relativa para


definir la inclusión de in material en Riesgo 3 o 4 (“muy combustible” o “Poco combustible”) se cita el
Decreto 351/79 el algodón y otros, que en cualquier estado de subdivisión se considerarán como muy
combustibles.

Se tiene en cuenta, de esta manera, a los materiales o procesos que pueden originar de
concentraciones de polvo o pelusa en los ambientes industriales, ya sea en suspensión o depositado
en techos, paredes, maquinarias, artefactos luminosos, etc. El riesgo de incendio se ve aquí
enormemente aumentado por la velocidad de combustión, que puede alcanzar valores elevadísimos
y aún de carácter explosivo.

Un sistema eficaz de eliminación de polvos o un grado adecuado de humedad -a veces


requerido por el proceso mismo (hilanderías, por ejemplo)- contribuyen a atemperar el problema.

20
3. Comportamiento de los materiales de construcción

3.1. El comportamiento ante la acción del fuego de los materiales de construcción puede
contemplarse desde dos puntos de vista: la reacción al fuego y la resistencia al fuego.

La reacción al fuego comprende el conjunto de características que hacen a la


combustibilidad del material, la velocidad de dicho proceso, las temperaturas de inflamación, el
poder calorífico, la propagación de las llamas, la producción de humos y gases tóxicos, la forma de
abrasamiento, etcétera.

La resistencia al fuego contempla la determinación del tiempo durante el cual los


materiales y elementos constructivos conservan las cualidades funcionales que tienen asignadas en el
edificio mismo, interesan aquí, particularmente, la fisuración, la reducción de resistencia mecánica, el
gradiente térmico la reducción de secciones, la acción combinada del calor el agua de extinción, etc.

Por supuesto que el fenómeno ígneo es tan complejo y particularizado que los ensayos de
incendios sólo contemplan aspectos parciales del problema, cuya evaluación final no puede
independizarse; de la experiencia que surge de la observación de los hechos reales. En este sentido;
debe tenerse presente que toda pretensión de asimilación directa de los resultados de un ensayo de
laboratorio a la realidad del comportamiento en el incendio, puede ser aleatoria.

3.2. En nuestro medio, los ensayos de incendio más comunes se realizan en hornos
normalizados siguiendo un programa térmico determinado por una curva característica tiempo-
temperatura. También se efectúan experiencias alternativas mediante soplete a gas de llama
calibrada.

4. Resistencia al fuego

4.1. La curva cronométrica utilizada en los ensayos en hornos antes citados responde a la
siguiente expresión (sin aprobación oficial).

T –To = 290 log (29t / 1)

En la tabla 4.1 se dan las coordenadas resultantes de aplicar la (2) a algunos valores
característicos de tiempo.

TABLA 4.1 CURVA CARACTERÍSTICA TIEMPO-TEMPERATURA

T – To ºC 0 627 714 765 853 940 990 1027 1078


T MIN 0 5 10 15 30 60 90 120 180

4.1.1. La temperatura en los hornos se genera por combustión de madera, gas o fuel Oil.
21
La mediación de temperatura se efectúa con termocuplas, tomando la media de estas
lecturas.

La desviación admisibles en los valores de las temperaturas se establece en el 10% para


los primeros 30 min. Y el 5% para los intervalos mayores.

Los elementos a ensayar deben ser construidos tal como han de emplearse de la realidad
y de las mayores dimensiones posibles. Todos los elementos deben estar cargados, durante el ensayo
con carga admisible teórica.

4.1.2. Por derivación de la (2) se obtiene la velocidad del incremento de la temperatura.

Dt/dt = 3.652 / 29t + 1 (3)

Los valores resultantes son los siguientes:

TABLA 4.1.4. VELOCIDAD DEL INCREMENTO DE TEMPERATURA

DT/DT ºC/MIN - 25,01 12,55 8,38 4,19 2,10 1,40 1,05 0,70 0,52 0,35
T MIN 0 5 10 15 15 30 60 120 180 240 360

4.1.3. En la figura 4.1.3. se muestra, en coordenadas cartesianas, la curva característica


tiempo-temperatura que responde a la expresión matemática que figura en el apartado 4.1. y la
curva que refleja la velocidad de incremento de temperatura obtenida por derivación de la anterior.

De la observación de este gráfico y la tabla 4.1. surge que, en el ensayo, los 800º C se
alcanza en un tiempo relativamente breve (los primeros veinte minutos); los 1000º C después de una
hora y que luego la temperatura crese lentamente hacia los 1200º C. En la realidad, un incendio no se
desarrolla nunca de acuerdo con la curva característica; en general, las temperaturas que se alcanzan
en el incendio real son inferiores a las de la curva “standard” salvo el piso (valor máximo) que pueden
sobrepasarla.

22
4.2. La expresión resistente al fuego es una convención relativa que expresa la propiedad
de un material o elemento constructivo, en virtud de la cual se lo considera apto para resistir la
acción de un incendio durante un tiempo de terminado.

En rigor, no existe ningún material que sea perfectamente resistente al fuego; es decir,
que conserve inalterable indefinidamente sus propiedades características. En consecuencia, el
concepto de resistencias al fuego está forzadamente limitado en el tiempo.

Es del caso aclarar, además, que el término “resistencia al fuego” no es del modo alguno
sinónimo de “incombustible” la incombustibilidad es condición necesaria pero no suficiente. Es el
caso por ejemplo, del acero: es material incombustible, pero sus propiedades características decaen
notablemente con las altas temperaturas, disminuyendo por consiguiente su resistencia mecánica.

Otro ejemplo lo ofrece el comportamiento ante el calor de las piedras naturales: siendo
incombustible no son, en general resistentes al fuego y, especialmente bajo la acción de bruscas
variaciones de temperatura, se hienden o quebrantan.

4.2.1. La resistencia al fuego aparece, pues como una cualidad de índole muy compleja
mucho más que la incombustibilidad que está íntimamente reflejada con la fundición que el material
o elemento constructivo debe desempeñar.

23
Una puerta metálica, por ejemplo, es incombustible pero pada poder considerarse
resistente al fuego, debe ser protegida adecuadamente de modo que bajo la acción del calor no se
deforme hasta el punto de permitir el pasaje del humo y llamas. Además, aún que en el caso de
deformarse siguiera manteniendo esa condición de estanquidad, tampoco debe trasmitir calor entre
una y otra cara en cantidad suficiente como para determinar la propagación del fuego a materiales
combustibles ubicados en las proximidades de esta última. Es decir que una puerta resistente al
fuego debe ser relativamente indeformable y tener bajo coeficiente de conductibilidad térmica,
pudiendo ser para determinados rangos de esa resistencia –también de madera-.

Cuando el material deba soportar habitualmente temperaturas elevadas –como en el


caso de conductos prefabricados para chimeneas, por ejemplo –pueden resultar convenientes que el
coeficiente de conductibilidad no sea tan bajo ya que al producirse fuertes gradientes de
temperatura en las capas inferiores fuertemente calentadas tienden a exfoliarse. En síntesis, la
resistencia al fuego aparece como una cualidad distinta según el papel que juegue cada material o
elemento constructivo: indeformabilidad y capacidad para conservar sus propiedades resistentes en
las estructuras; resistente al pasaje del fuego, calor humo y gases en los entrepisos, muros y puertas
que limitan los sectores de incendio; aislamiento térmico en los revestimientos; etc.

4.2.2. Las clases de resistencias al fuego normalizadas son las que se indican en la Tabla
2.2.2. Se dedignan con la letra “F” seguida de número que indica el tiempo en minuto durante el cual,
en un ensayo indicado, el material o elemento constructivo conserva su cualidad.

TABLA 4.2.2. RESISTENCIA AL FUEGO NORMALIZADAS

RESISTENCIA AL FUEGO
CLASE DURACIÓN (min) DENOMINACIÓN
F30 30 RETARDADOR
F60 60
F90 90 RESISTENTE AL FUEGO
F120 120
F180 180 ALTAMENTE RESISTENTE AL FUEGO

4.2.3. Para clasificarse en las distintas categorías los materiales deben cumplir una serie
de requisitos, que fijarán las normas a dictarse. Un proyecto de norma es el que se ofrece a
continuación:

4.2.3.1. Para clasificarse en la clase F30 de resistencia al fuego, los materiales deberán
cumplir las siguientes condiciones:

a) Los elementos constructivos que cierran el sector de incendio deberán impedir el paso
del fuego en el ensayo durante más de 30 minutos como mínimo.
b) No deberán presentarse gases inflamables o tóxicos en la cara opuesta al fuego.

24
c) En la cara opuesta al fuego no se deberá registrar una elevación de la temperatura
promedio mayor de 140° C por encima de la temperatura inicial de la probeta al
comenzar el ensayo. En ninguno de los puntos de medida la elevación de temperatura
superará en 180º C la temperatura inicial.
d) Las paredes deberán conservar su espesor al final del ensayo adadmitiendose huecos
de hasta 10 mm. de profundidad como máximo, o bien deberán resistir el impacto de
una esfera de acero de 2 kg. sobre una probeta de 2x2 m.
e) Los elementos constructivos portantes bajo su carga de servicio y los no portantes bajo
su propio peso, no deberán presentar fallas durante el ensayo.
f) En todos los elementos estructurales solicitados total o predominantemente a flexión,
la velocidad de flexión no podrá sobrepasar durante la solicitación por el fuego el valor
de:

∆/f/∆t + 12 / 9000 h
Dónde:

1 = Luz entre proyecto, en cm.


H = Altura estática, en cm.

En columnas de acero que no puedan ser ensayadas bajo la carga se servicio, la


temperatura media del acero no deberá sobrepasar los 400º C.

4.2.3.2. Para clasificarse como resistente al fuego F60, los materiales y estructuras
deberán cumplir con las condiciones establecidas en el apartado anterior durante un lapso de 60 min.

4.2.3.3. Para clasificarse como resistente al fuego F90, los materiales y estructuras
deberán cumplir con las siguientes condiciones:

a) Las establecidas en el Ap. 4.2.3.1., durante un lapso de 90 min.


b) Los componentes de elementos estructurales que sean estáticamente importantes o
que por su destrucción permitan al fuego avanzar sin impedimentos, han de ser
ejecutados con materiales incombustibles.
c) Los techos que cierren un sector de incendio deberán tener una capa continua de
material incombustible.
d) Al finalizar el ensayo de resistencia al fuego, las paredes que cierran los sectores de
incendio deberán ser capaces de resistir un chorro de agua a presión de 2 Kg/Cm2
durante tres minutos. El diámetro de la boquilla de proyección será de 13 milímetros y
el chorro de agua deberá originarse a 3 m de la probeta y, en lo posible actuar
perpendicularmente.
e) Los elementos estructurales con revestimiento o recubrimiento deberán mantener su
integridad frente a la acción del ataque con agua (Descripción en d).

25
4.2.3.4. Para clasificarse como resistente al fuego F120, los materiales y estructuras
deberán cumplir con las condiciones establecidas en 4.2.3.3. durante 120 min.

4.2.3.5. Para clasificarse como resistente al fuego 180 los materiales y estructuras
deberán cumplir con las siguientes condiciones:

a) Los establecido en 4.2.3.3. durante 180 min.


b) Serán ejecutados con materiales incombustibles.

4.2.3.6. Las estructuras que soporten cubiertas de peso promedio igual o menor de 40
2
Kg./m y las cubiertas deberán cumplir, para los distintos elementos que componen el sector de
incendio, con los siguientes requerimientos independientemente de los que les correspondan de
acuerdo al riesgo de incendio:

a) Tener una resistencia al fuego mínima de F30.


b) Ser ejecutadas con materiales incombustibles para los riesgos 2 y 3.
c) Los muros que dividen sectores de incendio y requieren una resistencia al fuego
igualo mayor que F 90, se propagarán en 0,50 m. por sobre las cubiertas.
d) No se establece ninguna exigencia particular para los Riesgos 5 a 7.

4.3. La resistencia al fuego exigible a los elementos constitutivos de los edificios se


fijan en el Decreto 351/79 en función del riesgo que implican las actividades predominantes en los
edificios, sectores o ambientes de los mismos.

A estos fines se establecen los riesgos siguientes (Tabla 4.3.)

26
ACTIVIDAD CLASIFICACIÓN DE LOS MATERIALES SEGÚN SU COMBUSTIÓN
PROMEDIO
RIESGO 1 RIESGO 2 RIESGO 3 RIESGO 4 RIESGO 5 RIESGO 6 RIESGO 7
RESIDENCIAL
NP NP R3 R4 - - -
ADMINISTRATIVO
COMERCIAL
INDUSTRIAL R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7
DEPÓSITO
ESPECTÁCULOS -
NP NP R4 R4 - -
CULTURA
REFERENCIAS
Riesgo 1 = Explosivo
Riesgo 2 = Inflamable
Riesgo 3 = Muy Combustible
Riesgo 4 = Combustible
Riesgo 5 = Poco Combustible
Riesgo 6 = Incombustible
Riesgo 7 = Refractario
NP = No Permitido
El riesgo 1 Explosivo se considera solamente como fuente de ignición.

4.3.1. La resistencia al fuego exigible para los elementos estructurales y constructivos


debe tener en cuenta, además del riesgo predominante antes definido, la carga de fuego. Este último
parámetro, al permitirnos predecir la duración del incendio nos proporciona los valores básicos para
el riesgo 3 que se aumentan o disminuyen en un rango para los riesgos 2 y 4 respectivamente.

La tabla 4.3.1. y 4.3.1.b. dan los valores resultantes, tal como se establecen en el anexo
VII del Decreto 351/79.

a) Para residencias colectivas: 8 Kg/m2


b) Para edificios de oficina: 12 a 20 8 Kg/m2

TABLA 4.3.1.a. RESISTENCIA AL FUEGO EXIGIBLE PARA LOCALES VENTILADOS NATURALMENTE


CARGA DE FUEGO RIESGO 1 RIESGO 2 RIESGO 3 RIESGO 4 RIESGO 5
Hasta 15 Kg/m2 - F60 F30 F30 -
Desde 16 Kg/m2 hasta 30 Kg/m2 - F90 F60 F30 F30
Desde 31 Kg/m2 hasta 60 Kg/m2 - F120 F90 F60 F30
Desde 61 Kg/m2 hasta 100 Kg/m2 - F180 F120 F90 F60
Más de 100 Kg/m2 - F180 F180 F120 F90

27
TABLA 4.3.1.b. RESISTENCIA AL FUEGO EXIGIBLE PARA LOCALES VENTILADOS MECÁNICAMENTE
CARGA DE FUEGO RIESGO 1 RIESGO 2 RIESGO 3 RIESGO 4 RIESGO 5
Hasta 15 Kg/m2 - NP F60 F60 F30
Desde 16 Kg/m2 hasta 30 Kg/m2 - NP F90 F60 F60
Desde 31 Kg/m2 hasta 60 Kg/m2 - NP F120 F90 F60
Desde 61 Kg/m2 hasta 100 Kg/m2 - NP F180 F120 F90
Más de 100 Kg/m2 - NP NP F180 F120
Nota: NP = No Permitido

4.3.3. Las tablas siguientes: proporcionan algunos valores generalmente aceptados, de


resistencia al fuego:

a) Tabla 4.3.3.a. espesor en cm. de elementos constructivos en función de su


resistencia al fuego.
b) Protección mínima de partes estructurales para varios materiales aislantes
e incombustibles (Tabla 4.3.3.b.).

TABLA 4.3.3.a. ESPESOR EN CM. DE ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS EN FUNCIÓN DE SU RESISTENCIA AL FUGO


DESCRIPCIÓN F30 F60 F90 F120 F180
MUROS
DE LADRILLO CERÁMICO MACIZO MÁS 75%. NO PORTANTE 8 10 12 18 24
DE LADRILLO CERÁMICO MACIZO MÁS 75%. PORTANTE 10 20 20 20 30
DE LADRILLO CERÁMICO HUECO. NO PORTANTE 12 15 24 24 24
DE LADRILLO CERÁMICO HUECO. PORTANTE 20 20 30 30 30
DE HORMIGÓN ARMADO (ARMADURA SUPERIOR 0,2% EB CADA
6 8 10 11 14
DIRECCIÓN. NO PORTANTE
DE LADRILLO HUECO DE HORMIGÓN. NO PORTANTE 15 20

TABLA 4.3.3.b. PROTECCIÓN MÍNIMA DE PARTES ESTRUCTURALES PARA VARIOS


MATERIALES, AISLANTES E INCOMBUSTIBLE
PARTE ESTRUCTURAL A SER
MATERIAL AISLANTE ESPESOR MIN. (CD,
PROTEGIDA
F30 F60 F90 F120 F180
COLUMNAS DE ACERO VIGAS DE
HORMIGÓN 2.5 2.5 3.0 4.0 5.0
ACERO
LADRILLO CERÁMICO 3.0 3.0 5.0 6.0 10.0
BLOQUE DE HORMIGÓN 5.0 5.0 5.0 5.0 10.0
REVOQUE DE CEMENTO 2.5
S/METAL DESPLEGADO 2.5 7.0
REVOQUE DE YESO
S/METAL DESPLEGADO 2.0 6.0
ACERO EN COLUMNA Y VIGAS
RECUBRIMIENTO 2.0 2.5 3.0 4.0 4.0
PRINCIPALES DE HORMIGÓN
ACERO EN VIGAS SECUNDARIAS
RECUBRIMIENTO 1.5 2.0 2.5 4.0 3.0
DE HORMIGÓN Y LOSA

28
PROTECCIÓN CONTRA INCENDIO III

En los temas anteriores se contempló el problema del incendio, considerado como


fenómeno térmico, y se analizaron los riesgos y se analizaron los riesgos y la resistencia al fuego de
las estructuras y elementos constructivos. Ahora se considerará la sectorización y los medios de
escape, a la luz de las prescripciones del Decreto 351/79, reglamentario de la Ley Nacional 19.587 de
Higiene y Seguridad en el Trabajo.

El tema es fundamental y completa lo anteriormente tratado. En efecto, careciéndose de


una adecuada sectorización y resistencia al fuego no puede haber medios de escape confiable. Y si
estos últimos no conservan su integridad, permaneciendo libres de calor, humo y gases en el caso de
un incendio, puede convertirse el edificio en una trampa mortal.

Diseño y estructura aparece, pues, unidos para lograr una protección básica contra
incendio, que deben nacer con el proyecto mismo.

Tratándose de edificios existentes, la conocida argumentación de que en su momento


cumplieron con las normas en vigencia y no es justo exigirles ahora que se ajusten a nuevas
prescripciones con el correspondiente costo que esto implica, no aparece como válida frente al
peligro potencial de Incendio y la consiguiente necesidad de salvaguardar vidas y bienes. Si el costo
de una razonable seguridad resulta demasiado elevado debiera entenderse que el edificio no es apto
para el uso a que está destinado. Las normas incluidas en el Decreto 351/79, por otra parte,
contemplan el problema en forma individual; cada cosa debe considerarse en particular. Esto permite
llegar a una protección contra incendio justa, que tenga en cuenta los aspectos económicos sin
perjuicio de la seguridad.

1. La influencia del diseño

1.1. El objetivo fundamental de la protección estructural o pasiva es, por supuesto,


posibilitar el salvamento de vidas. Para ello debe dotarse al edificio de medios de escape adecuados y
garantizarse que, en caso de incendio, los mismos conservarán su integridad física y sus condiciones
de uso normal.

La integridad física dependerá de la resistencia al fuego de los elementos estructurales y


constructivos. Para poder ser uti1izados deberán ser estancosal fuego, humo , y gases del incendio;
señalizados ;ventilados e iluminados permanentemente; diseñados y dimensionados de manera que
puedan recibir sin inconvenientes el caudal humano que ha de transitarlos en la emergencia. Es,
menester también, por otra parte, limitar el desarrollo del fuego y el desplazamiento de los
productos de la combustión, compartimentando el edificio. De esta manera -sectorizando- se
facilitara la extinción, se reasegurará la preservación de los medios de escape y el siniestro sólo
originará daños menores.

29
1.2. La realidad del incendio muestra que sus consecuencias son tanto más graves cuanto
más se aparta el diseño del edificio y la materialización de su estructura de una efectiva protección
estructural.

La investigación pericial, en efecto, al estudiar, el desarrollo del fugo suele poner en


evidencia esas deficiencias. Por ejemplo, si los medios de escape son invadidos por el humo y gases
del incendio lo cual, en muchos casos suele ocurrir en muy breve lapso a partir del comienzo del
fuego quedan inutilizados como vía de escape o salida.

Si el incendio se propaga y adquiere gran intensidad, puede poner en peligro la


estabilidad de las estructuras y elementos constructivos no diseñados racionalmente y carente s de
una resistencia al fuego adecuada, llevándolos inclusive a experimentar daños irreparables y aún al
colapso.-

El incendio declarado, por otra parte suele poner en evidencia los defectos y vicios de la
construcción que, frecuentemente son los verdaderos responsables de los daños o derrumbes
originados durante el desarrollo del siniestro y aún con posterioridad al mismo. Debe afirmarse, por
otra parte que el derrumbe de un edificio a consecuencia de un incendio no es admisible; revela una
deficiente concepción, una mala construcción o un uso inadecuado.
Los daños estructúrales no siempre son detectables por la simple inspección ocular. La
estructura, aparentemente intacta, puede haber sido afectada en su capacidad portante por la
disminución de su propia resistencia mecánica. Por estas -circunstancias el Decreto 35 1/79 establece
que toda estructura que haya sufrido los efectos de un incendio debe ser objeto de una pericia
técnica que investigue sus condiciones de resistencia y estabilidad antes de procederse a su
rehabilitación.

1.3. La sectorización tiende a localizar el siniestro dentro de límites físicos


predeterminados. La falla y la consiguiente propagación del incendio se produce a veces a través de
aberturas, tuberías, o conductos de instalaciones o servicios centrales que atraviesan los muros
destinados a constituir barreras contra el fuego; por juntas de dilatación faltas de estanquidad o por
huecos de ascensores o escaleras que, siendo accesibles al fuego y humos, funcionan como
verdaderas chimeneas y dan lugar a la generación del evento.
Creemos del caso hacer notar aquí que los frentes de un edificio también son límites de
sectores de incendio. En-su materialización debe tenerse en que por lo mismo no debe propagarse el
fuego hacia otros niveles.

1.4. La influencia del diseño en la protección estructural tiene un carácter esencial. Debe
afirmarse que no puede haber razones de ninguna especie que puedan anteponerse a la seguridad de
un edificio, frente a un tipo de siniestro cuya posibilidad nunca debe descartarse totalmente.

30
En el criterio del proyectista debe llegarse a una simbiosis entre estética y seguridad. En
caso contrario puede construirse hermosas trampas que se pondrán en evidencia en el incendio
eventual.

1.5. La protección estructural, por fin, presenta características particulares para cada
edificio, en función del riesgo que su uso representa. Esta circunstancia, al excluir las
generalizaciones, introduce la ecuanimidad en las exigencias.

En síntesis en el concepto moderno de la protección estructural se contemplan los


aspectos económicos sin perjuicio de la seguridad.

1.5.1. Las normas no descartan la posibilidad de solicitar la aprobación de soluciones


alternativas distintas de las exigidas. Las variantes lógicas y fundamentadas -que surjan de la
experiencia en esta clase de experiencias- contribuirán además, al progreso de estas técnicas.

2. El criterio de la sectorización

2. El sector de incendio se define como un local o conjunto de locales delimitados por


muros y entrepisos de resistencia al fuego acorde con el riesgo que representa y la carga de fuego
que contiene, y que cuenta, además, con una salida directa a un medio de escape.

El objetivo fundamental que se persigue con esta compartimentación es limitar la


propagación del fuego y productos de la combustión, impidiendo su pasaje bacía otras zonas del
edificio. Este control de la propagación se extiende tanto sentido horizontal (en su misma planta)
cuanto en sentido vertical (hacia otros niveles).

El sector, en caso de incendio, ha de quedar aislado. El diseño del edificio y sus


instalaciones, por consiguiente, ha de basarse en el principio de disponer cerramientos y dispositivos
adecuados para la oportuna clausura de conductos y canalizaciones en los puntos en que atraviesen
las barreras cortafuego y para que el humo y gases no invadan los medios de escape.

En general, un sector de incendio debe abarcar como máximo una planta del edificio a
proteger, exceptuándose de esta norma únicamente los casos justificables por razones constructivas
o de operatividad (entrepisos abiertos; garajes en varias plantas; industrias de proceso continuo, etc.)

31
Figura 2.1. Sectorización

En la figura 2.1. se muestran, esquemáticamente, distintas posibilidades de sectorización.


Obsérvese la caja de escalera aislada con relacional resto del edificio e interrumpida en el nivel de la
salida. Esta disposición, que implica evitar que continúe la misma caja hacia los subsuelos es de
antigua data, pues ya figura en el Código de la Edificación de la Ciudad de Buenos Aires en su edición
de 1944 (artículo 4.7.3.2.c.). Es notorio qué, en nuestro medio y en muchos casos; no ha sido tenida
en cuenta.

2.2. La forma de encarar la disposición de los sectores de incendio en una planta de un


edificio está condicionada por una serie de disposiciones reglamentarias y puede ser influenciada por
consideraciones de tipo económico funcional.

En efecto, hay que tener en cuenta:

a) La distancia desde un punto cualquiera de un piso a una caja de escalera para


sectores (en pisos altos) que no deben superar los 40 metros medidos a través de la
línea de libre trayectoria; distancia esta que se reducirá a la mitad en sótanos;
b) La obligatoriedad de que cada, sector de incendio cuente con una salida directa
a un medio de escape; no es admitida la evacuación de un sector a través de otro.
c) La necesidad de subdividir los sectores cuando cumplimentando las
consideraciones anteriores se superen las áreas máximas permitidas (en riesgo 3 y 4
“muy combustible” y “combustible”, respectivamente).

32
d) La convivencia de segregar las áreas de distinto riesgo, a fin de lograr soluciones
más económicas.
e) La posibilidad de agrupar actividades compatibles son perjuicio de los aspectos
funcionales, a fin de simplificar la diagramación de los medios de escape, etc.

2.2.1. Las normas indican que cuando un sector de incendio es de riesgo 3 “muy
combustible” debe subdividirse de modo que los ambientes resultantes no exceden los 1.000 m2,
pudiendo llegarse hasta los 2.000 m2. si se cubre todo el ambiente excedido en superficie con
rociadores automáticos. Si se trata de riesgo 4 “combustible” la superficie máxima de cada ambiente
no podrá exceder los 1.500 m2. a menos de que se cubra toda el área de rociadores automáticos, en
cuyo caso podrá ampliarse hasta los 3.000 m2.
La subdivisión de los sectores se realizará con muros cortafuegos, cuya abertura de paso
debe clausurarse automáticamente, en caso de incendio, con puertas dobles de seguridad contra
incendio (P.D.S.C.I.). La resistencia al fuego de estos elementos divisorios será la correspondiente al
sector mismo (fig. 2.2.1.).

Figura 2.2.1. Subdivisión del


sector de incendio.

La puerta doble de seguridad contra incendio que se representa esquemáticamente en la


figura 2.2.2. es de cierre automático por gravedad, lo cual se logra en base a elementos fusibles. Se
construyen generalmente con superficie exterior en chapa de acero y su parte interna con materiales
aislantes, teniendo el conjunto características y espesores acordes con el grado de resistencia al
fuego que se necesite. No se permite, en estas puertas, ninguna parte de vidrio. Se fabrican también
otros tipos, con diferentes sistemas de funcionamientos.

Figura 2.2.2. Puerta de seguridad contra incendios.

Estas puertas deben mantenerse, normalmente, en posición cerrada, particularmente


fuera de las horas de trabajo.

2.2.2. La reglamentación relativa y la subdivisión de los sectores de incendio aplicable,


entre otros usos, a los locales comerciales, industrias y depósitos, reduce notablemente las

33
exigencias anteriores del Código de la Edificación de la Ciudad de Buenos Aires (Art. 4.12.2.2.) que no
reconoce el riesgo “combustible” y que para el “muy combustible” fija la superficie máxima de cada
ambiente en 1.000 m2., sin excepción. En lo referente a los muros cortafuegos las exigencias
anteriores eran uniformes, construido con ladrillos comunes macizos o en hormigón, con espesores
mínimos de acuerdo a su altura.

ESPESOR
ALTURA LIBRE DEL MURO
Ladrillo Hormigón
Hasta 4.00 m 0.30 0.07
Más de 4.00 0.45 0.15

Las nuevas normas (Decreto 351/79) exigen para los muros cortafuego una resistencia al
fuego similar a la del sector de incendio a dividir, sin preestablecer materiales o dimensiones. Por
supuesto que estos muros deberán cumplir, además, requisito de resistencia a la rotura por
compresión, resistencia al impacto, conductibilidad térmica; relación altura/espesor y disposiciones
constructivas que, en cada caso, establecerán las reglamentaciones correspondiente.

En la construcción de estos muros debe tenerse especial cuidado en evitar que los
conductos o tuberías emplazados en los mismos puedan permitir el paso del fuego, humo o gases del
incendio de uno a otro ambiente.

En caso de plantas con techado metálico, el muro cortafuego rebasará como mínimo 0,50
m. el punto más alto de la cubierta. Esta disposición no es necesaria cuando se trata de entrepisos de
hormigón armado.

2.2.3. Teniendo en cuenta que la resistencia al fuego exigible a los elementos


constructivos que constituyen el límite físico de cada sector de incendio está determinada por su
riesgo y carga de fuego, conviene evaluar juiciosamente las ventajas que pueden derivarse de
multiplicar el número de sectores en una misma planta, cuando la segregación de áreas de distintos
riesgos no afecte la operatividad de la misma.

2.3. Las fallas en la compartimentación, con la consiguiente posibilidad de superación de


las barreras de fuego, pueden deberse a una inadecuada elección de los elementos constitutivos de
los límites físicos del sector, falta de supervisión durante la construcción; deficiente mano de obra e
incompetencia en el diseño.

Hay muchos motivos por los cuales la sectorización puede no lograr se adecuadamente en
la práctica. En algunos casos la falla puede ser leve y sus consecuencias no significativas desde el
punto de vista de la seguridad; en otros el deterioro puede ser más serio.

34
La efectividad de los muros resistentes al fuego, aparte de La influencia negativa de los
factores arriba indicados, se ve afectada muchas veces por perforaciones para cables, conductos y
conexiones para las varias instalaciones del edificio.

En principio, cualquier orificio en muro cortafuego constituye un punto de peligro


potencial. Sin embargo, su contribución a la propagación del fuego, humo y gases del incendio
dependerá de sus dimensiones, grosor, lugar de ubicación y de la naturaleza del elemento
constructivo en que ha sido practicado.

Si el material del muro es incombustible, el tamaño del orificio no aumentará y el


material, por consiguiente, no contribuirá al desarrollo del calor. Si los gases del incendio pasan a
través del orificio, habrá cierta pérdida por convección hacia las paredes laterales y los gases saldrán
más fríos hacia el lado no expuesto. Además, la cantidad de gases que pasan serán función de la
diferencia de presión entre ambos lados del muro. En síntesis cuanto menor sea el orificio y mayor el
espesor del muro incombustible, menores serán los problemas creados por la falla.

En la práctica, los orificios más comunes se producen por un sellamiento ineficaz del
espacio entre conductos y muros, o entre las mismas canalizaciones, cuando un grupo de ellas pasa
por un mismo agujero.

Otras deficiencias surgen de deficiente llenado, en los muros y entrepisos de hormigón,


con los consiguientes huecos en el material; del inadecuado llenado de juntas, etcétera.

La investigación pericial, al evaluar la magnitud de los daños estructurales y del desarrollo


del fuego en el incendio real, tiene la oportunidad de poner en evidencia la verdadera calidad del
edificio afectado -desde el punto de vista de los materiales utilizados, mano de obra, diseño,
supervisión, mantenimiento, et. y relacionar estos aspectos con la magnitud adquirida por el
siniestro. Puede constituirse así en un valioso aporte al, margen de su finalidad específica para los
estudios sobre la seguridad contra incendios.

2.3.2. En muchos edificios hay espacios ocultos por encima de cielorraso suspendidos,
detrás de tabiques, etc., cuyas dimensiones son variables.

En el espacio comprendido entre el cielorraso suspendido y el entrepiso se colocan muy


frecuentemente los conductos para aire acondicionado, calefacción, instalación eléctrica, etc.,
albergando frecuentemente materiales muy combustibles.

Si no se toman las medidas precautorias del caso, eliminando los elementos combustibles
y sectorizando los espacios ocultos, el peligro potencial que estos representan es muy grande, ya que
el fuego puede propagarse a través de los mismos.

35
Una consideración particular merece el hecho de la propagación vertical de los incendios,
en estos edificios, a través de las fachadas.

2.3.3. Es indiscutible que en los "Edificios de altura" las disposiciones de seguridad contra
incendio deben ser particularmente severas.

Entre los distintos criterios utilizados para definir qué se entiende por edificio de altura
nos inclinemos –en virtud de su validez general- por el que expresa que se trata de un inmueble que
debe tener su autodefensa contra el fuego y en la cual los incendios tienen que ser combatidos
internamente, al superar su altura al alcance de los equipos de bomberos del área que está ubicado.

Una vez que las ventanas dl frente hacen explosión, es frecuente que el incendio se
propague de planta a planta. Los antepechos y salientes horizontales se oponen a veces a esa
extensión del incendio, pero no son absolutamente seguros. A demás, en muchísimos casos no
existen esos elementos y las fachadas son prácticamente acristaladas en su totalidad.

En estos casos, evidentemente habría que utilizar cristales o materiales transparentes


resistentes al fuego e iguales características tendrían que tener todos los elementos de fachada,
inclusive los marcos (es del caso recordar aquí que la incombustibilidad es condición necesaria pero
no suficiente, de la resistencia al fuego).

3. LOS MEDIOS DE ESCAPE. CARACTERÍSTICAS Y DIMENSIONES

3.1. Un medio de escape puede estar constituido, en general por tres secciones:

a) Un camino horizontal hasta una caja de escalera.


b) Una ruta vertical, escalera abajo.
c) Un tramo horizontal hacia la salida.

El trayecto a través del mismo debe realizarse por pasos comunes, libres de todo tipo de
obstrucciones y no estará interrumpido por locales de uso diferenciado.

Deberán estar permanentemente iluminados y señalizados, de manera que puedan


identificarse claramente la ruta de salida.

3.1.1. Usos diferentes, en un mismo edificio, requieren en general medios de escape


independientemente, a menos que no haya incompatibilidad para admitir un medio no común
calculado en forma acumulativa. El Decreto 351/79 establece específicamente la compatibilidad de
vivienda de encargado o sereno, con cualquier otro uso; pero en todos los casos la vivienda debe
tener comunicación directa con un medio de escape. En otros casos, la compatibilidad puede

36
resolverse por similitud de riesgo, debiendo ser aprobada expresamente por autoridad competente,
teniendo en cuenta que cada unidad de uso debe tener acceso directo a los medios de escape.

3.1.2. Las puertas que comuniquen a un medio de escape abrirán de modo que no
reduzca el ancho del mismo, serán de doble contacto y cierre automático tipo hidráulico (no se
admiten los dispositivos de cierre a resorte). Su resistencia al fuego, de acorde al Decreto 351/79,
debe ser la misma del sector a que corresponda, con un mínimo de F30. Las puertas incluidas en el
trayecto de un medio de escape abrirán en el sentido de salida.

La resistencia al fuego de las puertas de escape debe certificarse con los ensayos de
resistencia al fuego correspondiente, en los que se determinan el tiempo durante el cual el elemento
de ensayo no permite el pasaje de llamas y humo, colapso, elevación excesiva de temperatura en la
cara no expuesta o disminución de las características de operaciones.

3.1.3. Para una resistencia al fuego F30, las puertas pueden ejecutarse en madera maciza
de 4 cm. de espesor, formadas con piezas ensambladas y no yuxtapuesta. Se utiliza madera dura o
semidura, siendo de interés el bajo contenido de resinas, liviandad de peso, resistencia a los hongos y
a la descomposición y aptitud para soportar la inserción de clavos sin dar lugar a astilladuras o
hendiduras.

En el caso de utilizarse tableros macizos –solución excelente desde el punto de vista de la


resistencia al fuego- los espesores de los mismos pueden rebajarse hasta 23 mm.
Pueden tener estas puertas vidrios armados de seguridad en su tercio superior.
Los marcos pueden ejecutarse en madera pura de igual espesor o preferentemente en
chapa de acero.

3.1.4. Para resistencias al fuego superiores las puertas se construyen en chapa de acero,
formando cajón con elementos separados por juntas aislantes, con todos sus herrajes y accesorios
atornilladas y remachados no soldados al marco y/o puerta. El núcleo se constituye con materiales
aislantes, de acuerdo a la resistencia al fuego a obtener. En general, estas puertas no deben tener
superficies vidriadas.

Los marcos, construidos en chapa de acero, sé hacen de igual ancho que los muros y
deben anclarse firmemente a estos últimos y al piso.

3. 1.5. A sólo título orientativo, ya que se carece de normas locales al respecto, se dan a
continuación algunas características aconsejables para las puertas de escape:

a) Superficie máxima de la abertura: 5 mm.


b) Ancho mínimo: 0,90 m.
c) Ancho mínimo: 2,40 m.

37
d) Altura máxima: 2,40 m.
e) Luz máxima entre puertas y piso: 6 mm.
f) Luz máxima entre puertas y marcos: 3 mm.
g) Luz máxima entre bordes (en puertas de dos hojas): 3 mm.
h) Ancho mínimo de la cubrejunta (para el contacto exterior): 25 mm.
i) El mecanismo cierrapuertas deberá montarse sobre chapas de refuerzo.

La máxima fuerza para vencer la sobrecarga del mecanismo de apertura deberá ser de 4,5
kg. aplicada en el picaporte, la mínima será la necesaria para mantener la puerta cerrada.

3.1.6. Las puertas giratorias de acuerdo a lo establecido en el Decreto 351/79 quedan


prohibidas como integrantes de medios de escape.

3.2. A los efectos del cálculo de las dimensiones de los medios de escape, los Códigos y
Reglamentos emplean dos métodos básicos;

a) Método por capacidad: consiste en diseñar las escaleras –conjunto de escalones,


rellanos y descansos- con superficie suficiente para albergar simultáneamente a los
ocupantes de la superficie de piso servida por aquellas, situadas al inmediato nivel
superior al tramo considerado (bien entendido que el ancho de una escalera no podrá
ser disminuido en el sentido de salida).

Suponiendo que la escalera fuera un lugar seguro –libre de fuego, humos y gases de
incendio- un tiempo de evacuación reducido no sería una condición esencial y la marcha podría ser
más reposada.

Este es el método que utiliza el Código de la Edificación de la Ciudad de Buenos Aires (Art.
4.7.7.1.). –

b) Método por tráfico: Se aplica el principio de evacuación de personas en un tiempo


determinado (coeficiente de salida). Es especialmente apto para establecimientos cuyos ocupantes se
encuentran en buenas condiciones físicas.

Este es el método que utiliza el Decreto 351/79, reglamentario de la Ley Nacional nº.
19.587 (Higiene y Seguridad en el Trabajo).

3.2.2. En la ya citado Art. 4.771 del Código de la Edificación se expresa, entre otros
conceptos:

1. La planta de la escalera se calcula sobre la base de una persona por cada 0.25 m2. de
área neta de escalones, rellanos y descansos incluidos dentro de la caja,

38
comportándose los rellanos situados al nivel de los pisos, sólo en un ancho igual al de
la escalera.
2. Cuando el número de ocupantes de un piso sea mayor que 80 hasta 160, el excedente
sobre 80 se puede acomodar en los rellanos situados al nivel del piso a razón de una
persona por cada 0.25 m2.

3.2.2.1. La concentración de personas adoptadas (0,25 m2. por persona) es un mínimo


que no debe reducirse. La experiencia demuestra que en estas condiciones la velocidad de avance es
del orden 16 m/min. o sea muy reducida. A estos efectos comparativos puede indicarse que para
concentraciones iguales o menores a 1 m2. por personas que logran velocidades del orden de los 48
m/min.

3.2.3. En el método por tráfico adoptado por el Decreto 351/79, los factores que
intervienen en el dimensionamiento son los siguientes:

a) La unidad de ancho de salida (u.a.s.).


b) La cantidad de personas que puedan pasar por una sección dada, de una u.a.s. en
la unidad de tiempo (coeficiente de salida).
c) El uso del inmueble, en base al cual se determinará su población.
d) El tiempo máximo en que los habitantes del edificio deben alcanzar un lugar
seguro (tiempo de escape).

3.2.3.1. La u.a.s. se define como el espacio para que las personas puedan pasar en una
sola fila.

Tratándose de edificios nuevos, la norma fija para las dos primeras u.a.s. 0,55 metros para
cada una y 0,5 metros para las restantes. Cuando se trate de edificios antiguos, donde no resulten
posibles las ampliaciones, pueden administrarse anchos menores (ver cuadro).

Cuadro 3.2.3.1.

ANCHO MÍNIMO ESTABLECIDO


u.a.s. Edificio Nuevo Edificio Existente
2 1.10 m 0,96
3 1,55 m 1,45 m
4 2,00 m 1,55 m
5 2,45 m 2,30 m
6 2,90 m 2,80 m

3.2.3.2. La cantidad de personas que pueden salir por una salida o bajar por una escalera,
es aproximadamente de 40 por u.a.s. y por minuto. Este guarismo, denominado coeficiente de salida
surge como un promedio de experiencias de evacuación.

39
3.2.3.3. Factor de ocupación

USOS X en m2
SITIOS DE ASAMBLEAS, AUDITORIOS, SALAS DE
5
CONCIERTO, SALAS DE BAILE
EDIFICIOS EDUCACIONALES, TEMPLOS 2
LUGARES DE TRABAJO, LOCALES, PATIOS Y
TERRAZAS DESTINADOS A COMERCIO,
3
MERCADOS, FERIAS, EXPOSICIONES,
RESTAURANTES
SALONES DE BILLARES, CANCHA DE BOLOS Y
BOCHAS, GIMNASIOS, PISTAS DE PATINAJE, 5
REFUGIOS NOCTURNOS DE CARIDAD
EDIFICIOS DE ESCRITORIOS Y OFICINAS,
8
BANCOS, BIBLIOTECAS, ASILOS, INTERNADOS
EDIFICIOS INDUSTRIALES; EL NÚMERO DE
OCUPANTES SERÁ DECLARADO POR EL 16
PROPIETARIO, EN SU DEFECTO SERÁ
SALAS DE JUEGO 2
GRANDES TIENDAS, SUPERMERCADOS, PLANTA
3
BAJA Y PRIMER SUBSUELO
GRANDES TIENDAS, SUPERMERCADOS, PISOS
8
SUPERIORES
HOTELES, PLANTA BAJA Y RESTAURANTES 3
HOTELES, PISO SUPERIORES 20
DEPÓSITOS 30

3.2.3.4. El tiempo máximo en que la población de un sector de incendio debe alcanzar un


lugar seguro –el exterior, un medio de escape o un espacio libre de riesgo- es función del tipo de
construcción (riesgo de incendio) y del uso de un cuidadoso estudio para cada caso particular y
oscila, en general entre 2 y 3 min. Para simplificar se toma habitualmente como válido 2,5 minutos.

3.2.3.5. El número “n” de u.a.s. requeridos se calcula con la expresión:

n=N/100 (1)

Donde “N”: Número total de personas al ser evacuadas, calculando en base al factor de
ocupación.
100: El coeficiente 100 resulta del producto del coeficiente de salida (40
personas/min. por u.a.s.) por el tiempo de escape.

En la expresión (1) las fracciones superiores a 0,5 se reducirán a la unidad por exceso.

40
Tratándose de subsuelos, a partir del segundo inclusive, se supone un número de
ocupantes doble del que resulta del Cuadro 3.2.3.3.

La expresión (1) puede también darse en función de la superficie de piso de cada sector
de incendio.
n= S(m2) / fac. ocup. X coef. sal. X tiempo de escape (2)

Debe tenerse en cuenta, además, que la aptitud de los medios de escape debe permitir,
en definitiva, evacuar simultáneamente los distintos locales que desembocan en ellos.

En la figura 3.2.3.5. se ofrece una interpretación gráfica del medio de escape de


dimensiones mínimas.

Figura 3.2.3.5. Medio de escape de dimensiones mínimas

3.2.4, En general, el número de medios de escape y de escaleras independientes se


determinará de acuerdo a las siguientes reglas:

a) Cuando por cálculo (Ap. 3.2.3.5.) correspondan hasta tres u.a.s. será suficiente
disponer de un medio de salidas o escalera de escape.
b) Para cuatro o más u.a.s. el número "X" de medios de escape y escaleras
independientes se determinará con la expresión:

X=n/4+1 (3)

Redondeando en exceso para fracciones iguales o mayores de 0.5

3.2.4.1. Sin perjuicio de las determinaciones anteriores se establecen condiciones


mínimas particulares en función de los distintos niveles que ocupen las unidades de uso. Será
determinante el mayor de los valores que se obtengan en ambos casos (Ap. 3.2.4. y 3.2.4.1.).

1) Locales en pisos bajo.

a) Si la unidad de uso tiene comunicación directa con la vía pública, la ocupación


es mayor de 300 y algún punto del local dista más de 40 m. de la salida -medios a
través de la línea libre trayectoria- tendrá como mínimo dos medios de escape.

41
Habiendo pisos altos con una salida general, uno de los medios de escape del piso
bajo, puede conectarse a través de un vestíbulo principal (fig. 3.2.4.1.a.).

Figura 3.2.4.1.a. Locales con salida


A la vía pública.

b) Las unidades de uso interiores, cuya ocupación sea mayor de 200 personas contarán
por lo menos con dos puertas a un medio de salida, lo más alejadas posible una de la
otra. La máxima distancia de un punto del local a una puerta mínima, medida a través
de la línea de libre trayectoria, será de 40 m. (fig. 3.2.4.1.b.).

Fig. 3.2.1.b. Unidades de uso inferiores, en PB

3. Locales en pisos altos, sótanos y semisótanos.

c) Si la superficie del piso es mayor de 2.500 m2. Por planta, cada unidad de uso
independiente dispondrá como mínimo de dos medios de escape.
d) Los edificios que en el futuro se usen para comercio o industria cuya superficie de piso
exceda los 600 m2. excluyendo el piso bajo, tendrán dos medios de escape como
mínimo, conformando “caja de escalera”. Se admite que una de las escaleras sean
“auxiliar exterior”.
e) Todo punto de un piso distará no más de 40 m. de una caja de escalera, medios a
través de la línea de libre trayectoria, esta distancia se reducirá a la mitad en los
sótanos.
f) La ubicación de las escaleras debe realizarse en forma tal que puedan ser alcanzadas
desde cualquier punto de una planta sin atravesar un eventual frente de fuego.

2.2.5. En los casos particulares de superposición de un medio de escape con el de entrada


o salida de vehículos, se acumularán los anchos exigidos. La separación física podrá realizarse por
medio de una vereda de 0,12 a 0,18 metros de altura con respecto al solado y con un ancho mínimo

42
de 0,60 m. o bien por una baranda. No obstante deberá contarse con una salida de emergencia a la
vía pública. Ver figura 3.2.5.

Fig. 3.2.5. Superposición de medios de escape.

4. CARACTERÍSTICA DE LAS CAJAS DE ESCALERAS

4.1. La caja de escalera deberá reunir los siguientes requisitos:

a) Será construida en material incombustible y contenida entre muros de resistencia al


fuego igual a la de mayor rango (entre los sectores de incendio que limitan con ellas).
b) Su acceso tendrá lugar a través de puerta de doble contacto, con una resistencia al
fuego similar a la de los muros de la caja. La puerta contará con un cierre automático
(de tipo hidráulico) y abrirá hacia adentro sin invadir el ancho de circulación.
c) En establecimientos de trabajo la caja de escalera tendrá acceso a través de una
antecámara con puertas resistentes al fuego y de cierre automático en todos los
niveles (fig. 4.1.c.). Se exceptúan de la obligación de tener antecámara las cajas de
escalera de los edificios destinados a oficinas o bancos cuya altura sea menor de 20
metros.

43
Fig. 4.1.c. Caja de escalera con antecámara.

d) Deberá estar claramente señalizada e iluminada permanentemente.


e) Deberá estar libre de obstáculos permitiéndose a través de ella ningún tipo de
servicio, tales como armarios para útiles de limpieza, aberturas para conductos y/o
compactador, puertas de ascensores, hidrantes, etc.
f) Cuando tenga una de sus caras sobre una fachada de la edificación, podrá tener
iluminación natural. Utilizando a efecto materiales transparentes resistentes al fuego.
g) Los revestimientos interiores serán incombustibles.
h) Se construirán en tramos rectos que no podrán exceder de 21 alzadas cada uno. Las
medidas de todos los escalones de un mismo tramo serán iguales entre sí y
responderán a la siguiente formula:

2ª + p = 0,60ª . 0,63 m

Donde: a = alzada que no será mayor de 0,18 m.


P = pedena, que no excederá de 0,26 m.

Los descansos tendrán el mismo ancho que el de la escalera.

Las escaleras circulares o compensadas sólo se admitirán en casos debidamente


justificados, debiendo ser solicitada su aprobación previa a la autoridad de aplicación. Si se le
aceptara, el ancho mínimo de los escalones será de 0,18 m. y el máximo de 0,38 metros.

i) Cuando la escalera tenga dos o tres unidades de ancho de salida llevará pasamanos en
ambos lados, para mayores u.a.s., también en el centro. Los pasamanos laterales o
centrales cuya protección total no exceda los 0,20 metros, pueden no tenerse en
cuenta en la medición del ancho.
j) La escalera, en forma continua, sólo puede seguir hasta el nivel de salida. Es decir que
la escalera de sótano, debe constituir caja aparte.
k) Para seis o más niveles las escaleras deben ser presurizadas convencionalmente, con
capacidad suficiente para garantizar la estanqueidad al humo y gases del incendio. Los
tomas de aire se ubican de manera que, en caso de incendio, no se contaminen con
humo los medios de escape.

Sin el edificio resulta posible, por su diseño, lograr un evacuación efectiva de humo, podrá
no exigirse la presurización.

4.1.1. En la presurización de la escalera, el flujo de aire deberá tener siempre dirección


ascendente se completará por un producto independiente con rejillas en cada nivel. Se requiere una

44
sobreposición reducida de 15,5 a 50 Pa (1,2 a 5,1 mm. de columna de agua) para lograr la
estanqueidad buscada.

4.1.2. La evacuación de humo se planifica utilizando su propensión natural al ascender. La


extracción se realiza en la parte alta de los, por conductos de tiraje natural o por acción mecánica.

Si bien es cierto que esta evacuación puede favorecer al aumento de la intensidad del
fuego, presenta como contrapartida la ventaja de una mayor visibilidad, y por consiguiente la
posibilidad de una mejor extinción, y la eliminación de gases tóxicos. La planificación de esta
extracción de humo, “dirigir el fuego” en caso de incendio y limitar los daños.

Los casos en que el edificio a consecuencia de una elevada “superficie de piso” en las
plantas altas, necesito por los mismos dos medios de escape. Es decir que se trata siempre de un
medio de escape complementario.

La ubicación de la escalera auxiliar exterior debe elegirse de modo que queda alejada de
vanos o ventanas desde donde pudiese ser alcanzada por el fuego o la radiación calórica, la cual la
tornaría impracticable a una emergencia, o bien dotándola de cerramientos seguros para lograr los
mismos fines.

Estas escaleras deben construirse –de acuerdo a las normas incluidas en el Anexo VII del
Decreto 351/79- con materiales incombustibles. Como generalmente, sobre todo en edificios
existentes, se ejecutan en hierro, la necesidad de alejarlas del fuego y del calor no solo surge de la
posibilidad de su uso sino también de la debilidad de este material frente a las acciones térmicas
propias de un incendio.

El desarrollo de esta escalera sobre frentes vidriados –en general, de características no


resistentes al fuego- las hace absolutamente inútiles frente a la misión que eventualmente deben
desempeñar.

Tratándose de medios de escape alternativos, las escaleras auxiliares exteriores deben


cumplir con los requisitos aplicables a cada vía de salida, a saber:

a) Su acceso tendrá lugar, en cada nivel, a través de puertas de doble contacto con una
resistencia acorde con la del muro en que está colocada. Esta puerta abrirá hacia la
escalera sin invadir el ancho de paso y contará con un cierre automático tipo
hidráulico.
b) Deberá quedar libre de obstáculos y de todo tipo de servicios, solo deberá usarse para
casos de incendio.
c) Se construirá en tramos rectos, que no podrán exceder de 21 alzadas cada uno. Las
medidas de los escalones de un mismo tramo serán iguales entre sí y responderán a la

45
misma fórmula de la caja de escalera (Ap. 4.1.h.). Los descansos tendrán el mismo
ancho que el de la escalera.
d) Deberá poseer cerramientos perimetrales que hagan seguro el tránsito por la misma.
e) Deberá conducir directamente a un espacio abierto o lugar seguro.

5.2. El ancho de la escalera auxiliar o exterior se determinará con el mismo criterio


aplicable a la caja de escalera que reemplaza y será además como mínimo de dos u.a.s. (1,10 m.).

5.3. La escalera auxiliar exterior, para ser efectiva, debe ser alcanzable a través de un
medio de escape (corredor o pasillo). Su ubicación en lugares donde el fuego o el humo pudieran
impedir eventualmente el acceso de la misma, la anularan de hecho.

6. ESCALERAS VERTICALES O DE GATO

6.1. Estas escaleras son admitidas en algunos casos como medios de escape, por ejemplo,
en sótanos pueden constituirse en alternativa para una de las salidas a planta baja, a través una
“trampa” en el piso, sin cerramiento con traba de abertura mínima 0,60 x 0,60 metros.
Cuando se la autorice, deberá reunir las siguientes características:

a) Serán construidas con materiales combustibles.


b) Tendrá un ancho no menor de 0,45 m. y se distanciarán por no menos de 0,15 m. de
la pared.
c) La distancia entre el frente de los escalones y las paredes más próximas al lado del
ascensor será por lo menos de 0,75 m. y habrá un espacio libre de 0,40 m. a ambos
lados del eje de la escalera.

6.1.1. En otros cosos, por ejemplo, en accesos a tanques de reserva de incendio, etc., a las
condiciones anteriores debe añadirse que los tramos no podrán tener más de 21 escalones, con
descansos en los extremos de cada uno y que en todo su recorrido y a partir de 2,25 m. de altura
sobre el solado deberán poseer apoyo continuo de espalda.

7. ESCALERA MECÁNICA

7.1. Cuando constituyan medio de escape, las escaleras mecánicas estarán encerradas
formando “caja” estanca al fuego y productos de la combustión. Serán construidas con materiales
resistentes al fuego del mismo rango que su caja y su funcionamiento deberá ser interrumpido al
detectarse el incendio.

46
8. RAMPAS

8.1. Pueden utilizarse rampas en lugar de escaleras de escape, siendo exigible las
condiciones que deben reunir las cajas de escalera.

La pendiente máxima admitida será 12% y su solado será antideslizante. Tendrán partes
horizontales, a manera de descanso y de ancho igual al de la rampa en los sitios donde cambian de
dirección y en los accesos.

9. OTRAS DISPOSICIONES PARA PROTEGER LOS MEDIOS DE ESCAPE

9.1. Como una condición general de extinción, aplicable a todos los edificios que superen
los 38 m. de altura, en el Anexo VII del Decreto 351/79 se establece que se protegerán los medios de
escape con un sistema de rociadores automático, completado con avisadores y/o detectores de
incendio.

10. ASCENSORES

Los ascensores no deben ser considerados como medio de escape porque no están
preparados para operar durante el transcurso de un incendio. Debe instruirse a los moradores de
todo edificio que nunca ha de utilizarse el ascensor como se salida de emergencia. Este edificio tiene
particular validez para los edificios existentes, donde no se ha tenido en cuenta la resistencia al fuego
para las paredes y puertas del pasadizo ni la estanqueidad de estas últimas al fuego, humo y gases del
incendio.

El calor y el humo pueden impedir el control de ascensor, el calor elevado puede dar lugar
al colapso de los cables de tracción, puede faltar la energía por cortocircuitos originados por las
llamas o agua o bien por el corte deliberado, etc.

El pasajero puede, por consiguiente, quedar atrapado en la cabina o bien ser conducido al
piso en llamas por falsas llamadas de botoneras deformadas por el fuego (esta circunstancia de
acuerdo a pruebas de laboratorio, puede producirse entre los 230 y 260 ºC, temperatura esta
alcanzada en contados minutos luego de entrar el incendio en su fase de propagación). También las
deformaciones de las puertas exteriores pueden originar presiones que impidan la apertura o cierre
de las mismas impidiendo al ascensor el arribo o partida según el caso. Se ha comprobado, en efecto,
que en muchos siniestros se han encontrado ascensores detenidos en los pisos incendiados.

Es posible diseñar ascensores de características contra incendio y precisamente el


Decreto 351/79 prescribe que en edificios de más de 25 m. de altura total deberá contarse como
mínimo con un ascensor de este tipo.

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Las normas locales pertinentes están en estudio. La idea fundamental indica que estos
ascensores, al detectarse el incendio y recibir la información por vía manual o automática (por
elementos detectores colocados en cada palier y en la parte superior del pasadizo) deberán cancelar
sus llamas y dirigirse a planta baja donde, con sus puertas abiertas, permanecerán a disposición de
los Bomberos y podrán accionarse con una llave especial –obedeciendo únicamente a los mandos
desde el interior- utilizándolos para el transporte de equipos o el rescate de personas atrapadas. Por
supuesto que estos ascensores, que serán construidos especialmente a prueba de incendio, contarán
con una alimentación eléctrica independiente que garantice su operatividad cuando, a consecuencia
de un incendio, se corte la corriente eléctrica general del edificio.

Un diseño del edificio que contemplara la ubicación de los ascensores fueran de la zona
de alto riesgo, colaboraría en el logro de una mayor eficiencia de estos elementos.

Y finalmente, aunque el principio general es que los ascensores no deben considerarse


como vía de escape, no puede descartarse que por la acción combinada del diseño del edificio y de la
adecuada construcción de los mismos pueda llegarse a soluciones que reviertan esa situación.

Son evidentes las ventajas que se obtendrían –desde el punto de vista de la seguridad- si
todos los ascensores del edificio, además del de características contra incendio, estuviesen
programados para salir de servicio y dirigirse a planta baja al tiempo de detectarse el fuego.

Montacargas y montaplatos no ofrecen el mismo problema que los ascensores ya que no


transportan pasajeros, en particular los citados en último término. Pero los mismos deben diseñarse
de modo que ni el incendio ni el humo puedan propagarse a través del hueco vertical.

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