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CARÁTULA

UNIVERSIDAD ESTATAL DE MILAGRO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES,


EDUCACIÓN COMERCIAL Y DERECHO
(FACSECYD)

PSICOLOGÍA EN LÍNEA

SEGUNDO SEMESTRE, C2

MATERIA: Bases Biológicas II

ESTUDIANTE: Balón Muñoz Julexy Rosiluz

TEMA DEL ENSAYO:


La conducta después de una lesión cerebral

DOCENTE: Mena Mejia Maria Monserrath Msc.

FECHA DE ENTREGA: 09/09/2021


INTRODUCCIÓN

Una lesión cerebral puede representar un serio problema con afectaciones en


distintas áreas de la vida de la persona afectada, como las alteraciones físicas o
cognitiva, en el presente ensayo me enfocaré en el área psicosocial. “Una persona con
una lesión cerebral (TBI, por sus siglas en inglés) puede tener varios tipos de problemas
emocionales” (Hart y Cicerone, 2010).

Las personas que han sufrido algún tipo de traumatismo craneoencefálico (TCE),
a nivel neurológico, presentan problemas relacionados con el “pensamiento, atención y
memoria” (Portellano, 2005), que presenta un mayor impacto en la continuidad de la vida
diaria del individuo que ha sido afectado, debido a que el proceso de recuperación llega
a durara hasta años luego de la lesión.

Las posibilidades de que se presenten secuelas a nivel neuronal luego de un TCE


son muy elevadas, especialmente si la lesión fue muy grave, y la mayoría de estas
afectaciones repercuten directamente en la conducta de la persona, muchas veces
interfiriendo en el desarrollo “normal” de sus actividades diarias.

Por tanto, un correcto seguimiento neuropsicológico, es necesario y fundamental,


para lograr una rehabilitación eficaz, de forma que las secuelas de la lesión, puedan ser
controladas y manejadas, reduciendo el impacto de las mismas en el paciente.

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DESARROLLO
La conducta después de una lesión cerebral

A partir de un TCE, las afectaciones que se pueden desarrollar a nivel conductual


son variadas y complejas, pudiéndose presentar hasta horas, días o semanas después
del daño cerebral. “La prevalencia de trastornos emocionales y de cambios de la
personalidad después de un traumatismo craneoencefálico es muy elevada” (Muñoz et
al., 2000), generando afectaciones a nivel: conductual, cognitivo-emocional, familiar, de
rehabilitación y social-laboral.

Nivel conductual: un evidente cambio de los comportamientos y conductas


luego de una lesión cerebral, son evidentes, especialmente para personas del círculo
afectivo más cercano al paciente.

Nivel cognitivo-emocional: cambios en los estados de ánimo, son frecuentes


cuando las lesiones abracan las áreas cerebrales encargadas de las emociones,
generando trastornos como la depresión y la ansiedad, algunos de ellos impiden el
reconocimiento, tanto de las emociones propias como de las ajenas.

Nivel familiar: para las familias de las personas que han sufrido un TCE, suele
ser un poco más fácil sobrellevar las consecuencias de la parte física que, del área
conductual, siendo este un gran impedimento en la pronta recuperación total del
paciente.

Nivel de rehabilitación: la rehabilitación es uno de los factores más importantes


luego de un TCE, pero muchas veces, esta suele ser abandonada debido a la falta de
cambios o avances ante las secuelas de las lesiones, afecta mucho, el hecho de que el
terapeuta o la familia se mantenga con un aire desalentador y pesimista.

Nivel social-laboral: el lograr retomar el ritmo cotidiano de la persona afectada


en el ámbito de las relaciones interpersonales fuera de la familia, y del laboral, puede
convertirse en toda una odisea y muchas veces en un panorama poco alentador y
llamativo para el paciente.

Por ello, una evaluación neuropsicológica luego de una lesión cerebral, se


vuelve fundamental para sobrellevar las consecuencias que esta genera.

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Portellano, (2005), destacó algunas de las afectaciones neuropsicológicas que
se generan, seccionándolas en diversas áreas, como se presenta a continuación:

Figura 1
Trastornos neuropsicológicos más frecuentes en los TCE

Fuente: Portellano, 2005.


Desde un enfoque emocional y conductual, estos trastornos surgen a partir de
lesiones cerebrales en el lóbulo frontal, lóbulo temporal y estructuras circundantes. “Las
lesiones en el córtex frontal orbital y cingular, y en estructuras del sistema límbico
producen con frecuencia alteraciones en el comportamiento y cambios emocionales en
los pacientes traumáticos” (Jodar et al. 2013). En el área emocional, percibimos la
aparición de trastornos del estado de ánimo como la depresión, la ansiedad y sus
derivados, como el trastorno bipolar o psicosis, aunque estos últimos son poco
probables, producto de desajustes a nivel químico que esta relacionado directamente
con la lesión cerebral. “En caso de no ser correctamente diagnosticados y tratados a
tiempo, éstos pueden entorpecer marcadamente el trabajo del terapeuta” (Legascue,
2007).
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Mientras que, en la personalidad, identificamos cambios como la aparición de
“apatía y la pérdida de interés por el entorno, el embotamiento afectivo, la irritabilidad,
los episodios de conducta explosiva, los problemas de impulsividad, la desinhibición y la
euforia, la labilidad emocional, la conducta egocéntrica e infantil” (Ariza et al., 2004),
estos problemas se encuentran asociados a una disfunción en la corteza orbital.

Para la rehabilitación neuropsicológica producto de TCE, Sánchez at al. (2007),


describen tres conceptos que deben ser entendidos:

La restauración: en donde aquella habilidad o función que se estuvo afectada


pueda regenerarse a partir de la premisa de la repetición e imitación.

La sustitución: consiste en que el paciente genere la capacidad de volver a


hacer cosas, usando otras funciones de su cuerpo.

La compensación: y esta última, radica en buscar y usar elementos externos


que ayuden a compensar y reducir el impacto de las funciones que se han visto
afectadas.

La gravedad de estas lesiones puede variar de acuerdo a distintos factores,


como la duración del coma, el estado postconfusional, la ausencia o presencia de
amnesia, y hasta la personalidad del individuo antes de TCE.

“Las alteraciones psicopatológicas en pacientes con traumatismo


craneoencefálico son muy prevalentes y tienden a persistir años después de la lesión”
(Castaño et al., 2012), especialmente sin un control correcto del tipo de trastorno que se
haya desarrollado o por automedicación. A pesar de ello, el tipo, el grado y el área
afectada por la lesión, no sería un factor que predisponga la presencia prolongada de
este tipo de afectaciones.

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CONCLUSIONES

A pesar de las grandes implicaciones físicas que conlleva un traumatismo


craneoencefálico, se presentan de igual manera, altos riesgos y posibilidades de
generarse problemas a nivel conductual y emocional del paciente, que si no son tratados
a tiempo pueden afectar directamente la recuperación física, volviéndola más lenta, larga
y con una menor posibilidad de recuperación óptima del estilo de vida que el paciente
llevaba antes de la lesión cerebral.

Estas afectaciones a nivel conductual y emocional, son mucho más evidentes para
los familiares y amigos cercanos de las personas afectadas, como los cambios bruscos
en el comportamiento de las personas, y son estos mismos los que se convierten en un
pilar fundamental para la completa rehabilitación del paciente, sin el apoyo de estos es
muy poco probables que el afectado muestre predisposición para cumplir con el proceso
de rehabilitación.

Varios cambios evidentes son la presencia de ansiedad o depresión en el ámbito


emocional. Mientras que por el lado conductual, la irritación y la pérdida del interés son
las que más destacan.

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BIBLIOGRAFÍA

Ariza, M., Pueyo, R. y Serra, M. (2004). Secuelas neuropsicológicas de los traumatismos


craneoencefálicos. Anales de psicología, 20 (2), 303-316. ISSN: 1695-2294.

Castaño, B., Bernabeu, M., López, R., Bulbena, A. e Ignacio, J. (2012). Perfil
psicopatológico de pacientes con traumatismo craneoencefálico evaluados
mediante el Inventario Neuropsiquiátrico. Revista de Psiquiatría y Salud Mental, 5
(3), 160-166. DOI: 10.1016/j.rpsm.2012.02.004.

Hart, T. y Cicerone, K. (2010). Problemas emocionales después de una lesión cerebral


traumática. Model Systems Knowledge Translation Center.
https://msktc.org/lib/docs/TBI-emotional_Sp.pdf

Jodar, M., Redolar, D., Blázquez, J., González, B., Muñoz, E., Periañez, J. y Viejo, R.
(2013). Neuropsicología. Editorial UOC. ISBN: 978-84-9064-004-3.

Legascue, I. (2007). Neuropsiquiatría y daño cerebral. Acción Psicológica, 4 (3), 17-25.


ISSN: 1578-908X.

Muñoz, J., Miguel, J. y Cano, A. (2000). Evaluación de las alteraciones emocionales en


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Portellano, J. (2005). Introducción a la neuropsicología. McGRAW-HILL. ISBN: 84-481-


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Sánchez, I., Lertxundi, N., Ignacio, J. y Ruiz, R. (2007). Trastornos del comportamiento
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