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UNIVERSIDAD ESTATAL DE MILAGRO

SEGUNSO SEMESTRE

CURSO:

C1

CARRERA:

PSICOLOGÍA ONLINE

ASIGNATURA:

BASES BIÓLOGICAS DE LA PSICOLOGÍA

ESTUDIANTE:

MABEL ESPINOZA

TEMA:

ACTIVIDAD NERVIOSA SUPERIOR

DOCENTE:

PSC. MARÍA MENA MEJÍA

MILAGRO-ECUADOR
LA CONDUCTA DESPUÉS DE UNA LESIÓN CEREBRAL

El daño cerebral adquirido (DCA), hace referencia a la condición en la cual un cerebro,


cuyo desarrollo ha sido normal hasta ese momento, sufre una lesión súbita que genera una
alteración en su estructura y en su funcionamiento, en la mayoría de los casos, en las
estructuras cerebrales, que da lugar a diferentes problemas de muy diversa índole, ya que el
cerebro controla todas las funciones vitales desde la más básicas (respiración, presión arterial,
frecuencia cardiaca).

Las alteraciones de conducta (equivalentes a los trastornos orgánicos de la personalidad),


como consecuencia de un daño cerebral adquirido, son consideradas como algunas de la más
relevantes en la neuropsicología. Las alteraciones conductuales en pacientes con daño cerebral
adquirido son una de las secuelas con mayores implicaciones pronósticas. Suponen un
obstáculo importante para la reinserción laboral y afectan de manera muy significativa a las
relaciones familiares e interpersonales.

Los cambios de personalidad o conducta pueden originarse a partir de las dos fuentes de una
lesión cerebral:

• Cambios fisiológicos específicos en cómo el cerebro experimenta, comprende y


expresa emociones.
• Reacciones emocionales, que son una respuesta natural a los cambios en la vida
provocados por una lesión cerebral.

La mayoría de los trastornos conductuales están relacionados con la hiperactividad general


y la falta de control emocional (impulsividad, irritabilidad, agitación psicomotora, agresión) o
con una falta de activación (apatía, iniciativa reducida, motivación reducida). Estos trastornos
pueden aparecer tardíamente, hasta dos años después de la lesión.

Es importante, también identificar correctamente los diferentes tipos de trastornos


conductuales. Para ello, además de utilizar los test neuropsicológicos, es imprescindible
apoyarse y confiar en los familiares del paciente para conseguir información sobre
comportamientos actuales.
El daño cerebral adquirido se produce principalmente por dos grandes causas: los accidentes
cerebrovasculares (ACV) isquémicos o hemorrágicos y, en segundo lugar, los traumatismos
craneoencefálicos (TCE). A gran distancia de ellos, hay que añadir un pequeño grupo de
enfermedades neurológicas en los que destaca la encefalopatía hipóxica secundaria a parada
cardiorrespiratoria reanimada, ciertos tumores cerebrales, tanto primarios como metastásicos.
(Alverdi, & Garde, 2008)

Las lesiones cerebrales pueden dañar las conexiones que van desde la corteza cerebral (la
parte del cerebro que desempeña un papel en la memoria, la atención, la percepción, cognición
y la conciencia) al sistema límbico (la parte del cerebro que soporta funciones como las
emociones, comportamientos y motivación). Estas conexiones nos permiten evaluar nuestras
reacciones emocionales, comprender cuán importantes son los eventos y decidir una respuesta
que satisfaga la demanda de la situación. Cuando estas conexiones se lesionan, la respuesta
emocional difiere de lo que era antes de la lesión, no siempre están sincronizadas con la
situación actual. (Micaela)

Trastornos de ansiedad y daño cerebral

Ciertos trastornos de ansiedad son comunes en pacientes que hayan sufrido lesión cerebral,
estos cuadros no se suelen presentar con la sintomatología habitual y en ocasiones son
asumidos como una reacción normal ante el trauma.

Pocos estudios se han centrado específicamente en el síndrome ansioso asociado al daño


cerebral adquirido. Una revisión de la literatura existente sugiere que los pacientes con lesión
cerebral traumática padecen frecuentemente trastornos de ansiedad, en especial trastorno por
ansiedad generalizada y trastorno de pánico.
https://www.redalyc.org/pdf/3440/344030759003.pdf

La persona afectada con una lesión cerebral ve un cambio drástico de su vida, ya que sufre
alteraciones físicas (motoras-sensitivas) y neuropsicológicas (cognitivas, conductuales,
emocionales). Las alteraciones cognitivas más comunes son los déficits de atención, memoria
o disfunción ejecutiva; siendo la depresión-ansiedad, las manifestaciones más típicas
emocionalmente. En cuanto a la conducta, puede observarse un cambio en la personalidad de
estos pacientes aumentando las manifestaciones de agitación, irritabilidad, agresividad.

(Martín& Roig, 2014)


Causas del daño cerebral adquirido

Los pacientes con daño cerebral adquirido, a causa interna o externa, tienen trastornos de
conducta y emocionales que les impide realizar las actividades de la vida diaria.

Los trastornos de conducta son difíciles de entender por los familiares; requieren
profesionalismo, experiencia en las intervenciones profesionales, dado la escasa definición
literatura de especialidad por la similitud con otros síntomas (cognitivos y psicológicos).

La mayoría de los trastornos conductuales están relacionados con la hiperactividad general


y la falta de control emocional. Estos trastornos puedan aparecer tardíamente, hasta dos años
después de la lesión. (Tatiana, 2020)

Qué hacer con los cambios de conducta

Reconocer la emoción

Hay muchas razones relacionadas al daño cerebral que explican cuando una persona que
tiene una lesión cerebral sufre de problemas para controlar las emociones, como la frustración,
la ansiedad y la ira. Existen muchas respuestas emocionales comprensibles, en la cual todos los
cambios y desafíos conlleva a recuperarse de una lesión cerebral, siempre debemos reconocer
el origen de esas emociones o conductas.

Averiguar la causa o el origen

Debemos buscar la manera correcta de lo que sucedió en esa situación o conversación


especifica que desencadenó la explosión emocional de la persona con lesión cerebral.
Comprender la respuesta de comportamiento al desencadenante es trascendental.

Elegir un enfoque para procesar las emociones

Se debe encontrar un nuevo proceso que se adapte mejor a las necesidades del paciente, en
la cual ayude a las personas cercanas al mismo a comprender lo que está sucediendo. Una buena
opción es encontrar nuevas formas de comunicarse, compartir con familiares y cuidadores.

• Mejorar la comunicación utilizando estrategias que sean fijadas por los


profesionales.

• Hacer ejercicio para ayudar al cuerpo a liberar la frustración o la ira.


• Escribir un diario, también puede ayudar al paciente a poner sus sentimientos en
pensamientos y aportar con claridad las emociones que se están procesando.

Neuropsicología

Tradicionalmente, se entendía por neuropsicología las relaciones entre conducta-cerebro.

A finales de los años 60 se produce un encuentro entre la neuropsicología y la ciencia


cognitiva, que concibe el cerebro como un sistema de procesamiento de la información
generando modelos de dichos procesamientos para cada función cognitiva, de tal manera que
la neuropsicología es la disciplina que explica las alteraciones conductuales de un paciente
neuropsicológico en la vida cotidiana, tras la lesión cerebral. (Immaculada, 2008)

Rehabilitación de los trastornos de conducta

La intervención en los trastornos de conducta es uno de los principales objetivos que se


establece en la práctica clínica. Su importancia es debida a que este tipo de alteraciones impacta
sobre todas las áreas de la persona y su entorno.

En primer lugar, supone el principal obstáculo en la reintegración laboral del paciente. Por
ejemplo, la persona con trastornos de memoria quizá no pueda reincorporarse a su puesto, pero
si puede trabajar en otro que no exija sus capacidades perdidas.

En segundo lugar, la familia recibe un impacto emocional mayor que en el caso de trastornos
cognitivos como agnosias, etc. Estos déficits son vividos como discapacidades que impiden al
paciente desenvolverse como antes de la lesión, pero la persona sigue siendo ella misma.
Además del impacto en el entorno familiar, los déficits conductuales implican un hándicap en
el proceso rehabilitador, esté se ve interferido en gran medida por la presencia de este tipo de
comportamientos.

Tercero, la propia rehabilitación (neuropsicológica, aunque también física, logopédica,


ocupacional, etc.). Se ve afectada por la conducta del paciente. La falta de motivación y, por lo
que tanto, de implicación en la terapia, así como la falta de respeto a los terapeutas y a las
normas del proceso rehabilitador son obstáculos muy importantes para el resultado exitoso de
la intervención.
Déficit de funciones cognitivas

Algunos déficits cognitivos sólo se hacen evidentes mediante la valoración neuropsicológica


estandarizada o la entrevista pormenorizada al paciente a su familia, y, sin embargo, el impacto
social que pueden tener sobre la interacción social es importante.

¿Cuáles son las principales alteraciones emocionales que pueden aparecer tras un daño
cerebral?

No es habitual que después de sufrir un daño cerebral y sobre toso en las fases iniciales,
aparezcan trastornos de ansiedad, depresión, debido a que ambas alteraciones emocionales
están muy condicionadas por la falta de conciencia de los déficits. Por tanto, la presencia de
alteraciones emocionales va a estar determinadas por el grado de conciencia de la situación
sufrida y de la percepción del cambio que la persona tenga.

En general, a medida que transcurre el tiempo desde la lesión se va optando por métodos de
tipo compensatorios y menos por los restauradores. En el caso de las alteraciones de conducta,
se puede entrenar a los pacientes a compensar sus conductas deficitarias. Por ejemplo,
reentrenar la conducta apropiada según cada situación, de modo automático, sin depender del
correcto procesamiento de la situación por parte del paciente, o independientemente de que
tenga o no motivación para hacerlo. (Sánchez, Lertxundi, & Ruiz, 2007)

Existen cuatro enfoques en la rehabilitación neuropsicológica de las alteraciones de


conducta:

1. Las terapias de control del entorno: Consiste en modificar las influencias que
puedan alterar la conducta del paciente, tales como visitas, ruidos, iluminación, etc.
2. Las estrategias de comunicación: Se centra en mejorar las habilidades sociales del
paciente, así como los estilos comunicativos de sus familiares o cuidadores.
3. La terapia de conducta: Trata de identificar y registrar los estímulos que provocan
conductas no deseadas, así como las propias conductas.
4. Las terapias de autocontrol: Su objetivo es que el paciente sea consciente de qué
conductas debe evitar y cuáles repetir, de qué conducta es apropiada en un entorno
y cuál no, y de qué puede hacer para evitar una conducta determinada.
CONCLUSIÓN

Luego de presentarse una lesión a nivel cerebral en los individuos la conducta cambia
dependiendo del daño ocasionado.

Por lo general los cambios se dan en la personalidad, pueden ser que la persona se torne
violenta o a veces también si los daños son sumamente graves este no tiene reacción alguna y
se vuelve vegetativo

Los familiares de un paciente que sufre daños cerebrales deben realizar los cuidados
necesarios para la recuperación a través de terapias, alimentación, atención psicológica y sobre
todo demostrarle afecto en todo momento

Debido a que la mayor parte de los accidentes ocurren en el medio laboral las empresas
públicas y privadas deben contar con un programa de rehabilitación física y neuropsicológica
para que sus empleados y trabajadores tengan una atención rápida y adecuada para que el grado
de afectación no sea tan alto para las familias; ya que los familiares que se encargan del cuidado
del paciente son los que sufren de estrés y estos juegan un papel preponderante en el proceso
de rehabilitación por lo que es necesario que estos también sean atendidos con terapias
psicológicas familiares.

Cómo estudiantes debemos investigar este tipo de traumas que sufren las personas para irnos
preparando y cuando estemos en el campo profesional podamos asumir la atención a los
pacientes y familiares con calma y haya buenos resultados en las orientaciones que otorguemos
en ese momento.
Referencias
Alverdi, F., Iriarte, M., Mendía, A., Murgialdai, A., & Garde, P. (22 de diciembre de 2008).
Pronóstico de las secuelas tras la lesión cerebral. Med Intensiva. Recuperado el 08 de
septiembre de 2021, de
file:///C:/Users/FAMILL~1/AppData/Local/Temp/S0210569109712136.pdf

Immaculada, G. (2008). El daño cerebral sobrevenido: un abordaje transdisciplinar dentro de


los servicios sociales. Psychosocial Intervention, 17(3). Recuperado el 08 de
septiembre de 2021, de
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-05592008000300002

Martín, N., Muriel, V., Aparicio, C., Sánchez, R., & Roig, T. (2014). Una revisión de escalas
de evaluación para medir el cambio de conducta debido a la lesión cerebral y el
tratamiento de estos cambios. Acción Psicológica, 11(1). Recuperado el 08 de
septiembre de 2021, de
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1578-908X2014000100008

Micaela. (s.f.). Cambios de conducta tras el daño cerebral. DACER. Recuperado el 08 de


septiembre de 2021, de https://www.dacer.org/cambios-de-conducta-luego-del-dano-
cerebral/

Sánchez, I., Lertxundi, Q., & Ruiz, R. (Junio de 2007). Trastornos del comportamiento en
daño cerebral adquirido. Acción Psicológica, 4(3), 101-112. doi:1578-908X

Tatiana, C. (06 de Agosto de 2020). Identificar los trastornos de conducta en daño cerebral
adquirido (DCA). ISEP. Recuperado el 08 de septiembre de 2021, de
https://www.isep.es/actualidad-neurociencias/identificar-trastornos-conducta-dano-
cerebral-adquirido-dca/

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