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El Sentir de leer y escribir

Hablar y escuchar, leer y escribir, verbos que a lo largo de nuestra vida siempre nos han
hecho seguir de distintos modos, sobre el otro, sobre lo otro, sobre el mundo, pues como lo
mencionaba Skylar “leer no es para cambiar uno, sino quizá para darse cuenta que uno
puede ser siempre otra cosa”. es decir, volviendo sobre el sentir, un sentir que nos permite
desde que nacemos conocer el mundo, un sentir que es cuerpo. Cada persona tiene una
historia que se refleja en su cuerpo en forma de cicatrices, arrugas, postura y gestos. Al
igual que en la escritura, cada uno tiene su propio estilo y voz, y es el puente para transmitir
infinidad de mensajes y narrativas, que estando en lo cierto o no, hacen parte de la
experiencia vivida de la persona que las dice, escribe, lee o cuenta para inmergirnos en
otros mundos y de otros modos.

Aun cuando la lectura es personal, en tanto es medio para interpretar y significar la realidad
tiene como punto de partida el lenguaje, donde se comparten experiencias, expectativas y
finalidades individuales, el valor que se le confiere no solo parte de una significación
individual sino también social, pues se realiza con el “otro” con el que estoy
constantemente en comunicación ya sea para suplir necesidad o una forma de aprendizaje
constante pues mediante el habla del lenguaje participamos y nos sentimos permanecientes
a una cultura en este sentido, el lenguaje constituye una forma de representar al mundo
sobre el cual comunicamos nuestra forma y discurso de vida que además se refleja en el
cuerpo pues acontece dentro de nosotros y lo exteriorizamos en forma de gestos, actitudes,
movimientos del “cuerpo desnudo” de Viela que refleja las conversaciones más íntimas con
nosotros mismos.

volviendo la mirada sobre el cuerpo es posible enseñar a leer y escribir des de allí, pero
todo depende de la mirada que le brindemos a ese enseñar pues es provocando, mostrando,
ofreciendo desde como Viela lo menciona con el cuerpo humano expresivo que muestra
algo que no se ve, envuelto en un campo de signos e, inconscientemente, lo que se oculta a
la mirada está escondido en el interior del cuerpo: bajo la piel. En este sentido, es necesario
re-pensar sobre la experiencia con éstos verbos, que, si bien fueron truncados, opacados,
entristecidos por unas prácticas que dolían al ser repetitivas y envueltas en una atmosfera
que no daba ningún otra salida a las formas de las letras donde la d no podía ser la b aunque
tuvieran estructura parecida, prácticas que tocaban sentires de dolor pues el intentar y
recibir regaños al no lograrlo se convierte en frustración y en un recuerdo cada que
queramos acudir a ese eco de la lectura con Skylar.

Y es que revivir es un juego que se entreteje con el resignificar, acciones que ayudan a
reflexionar sobre las formas y figuras de la escritura, una escritura con la que me hubiera
gustado jugar de niña, en medio del lodo en el parque del colegio o quizás en las texturas
del pasto al que no podíamos ir porque nos ensuciábamos y no en medio de líneas
cuadriculadas que definían mis trazos, aunque el panorama parezca un poco confuso, no
todo está perdido, pues desde mi estado de infancia tengo aun la oportunidad de dialogar,
jugar, leer y escribir, con otras infancias, esos niños y niñas a las que les quiero mostrar que
la lectura y la escritura, al igual que las raíces de un árbol, vamos a cultivar para que
puedan crecer de manera armónica que muevan un sentir en su interior que sea mucho mas
tangible y dispuesto para toda nuestra vida mediante la interacción con otros modos de
lectura y mundos culturales en las que para Skylar se “abueliza” la lectura donde leer es un
gesto antiguo, anacrónico, derivado de un acto fraternal, amistoso, de conversar sobre
culturas con la lectura y la escritura por medio del contacto con la tierra, relatos de los
antepasados que son sabiduría y tejidos en forma de escritura que reflejan toda una historia
de vida.

Pues en el momento en que los niños y las niñas comienzan a explorar el mundo que les
rodea es donde descubren nuevas formas de comunicarse y expresarse, y no digo comunicar
y expresar porque precisamente ese “arse” el que pone a la infancia en el centro de todo.
Lenguajes que están en el vivir, esperando a ser escuchados, leídos y conversados, no
ignorados. Es por eso que es fundamental que al igual que las raíces del árbol, la enseñanza
de la lectura y la escritura no sea forzada. Debe ser natural y gradual, que se adapte a las
necesidades y ritmos de cada niño y niña.

Entra entonces al juego un nuevo aspecto, el desear alejado de ese dolor que nos marca las
formas en las que nos enseñan y por el contrario nos hace querer no acercarnos a la lectura
nos quita ese deseo, pues si bien Emilia Ferreiro (1997) nos cuenta que, en el pasado, la
enseñanza de la lectura y la escritura estaba reservada solo para la élite y las clases
dominantes, situación que cambió con la aparición de la imprenta y la democratización de
la educación, dando pie al acceso libre y gratuito de los textos ¿porque estamos tan alejado
de ellos? Porque durante tantos años la escuela nos arranco de las manos ese deseo por el
lenguaje y lo convirtió en un imposición de la que siempre nos vamos a sentir alejados y no
nos permite conocer el mundo en un sentir pero también está la otra imagen en la que se le
ofrece otra oportunidad a la lectura de ser deseada donde se acercaron a la lectura para
conocer otros mundos que cambian las miradas y que reflejan voces en nuestra mente
mientras leemos e imaginamos posibles gestos y movimientos a medida que la historia
transcurre y que nos hace pensar y percibir las cosas de otro modo.

La lectura en libros parece estar desapareciendo lentamente como si fuera una especie en
peligro de extinción pues ahora remplazamos sentir un libro, sus hojas, e incluso su olor por
un clic en un instante que nos ofrece la lectura del libro que deseamos en cualquier
momento lo cual también puede ser otra oportunidad para la lectura pues el poder acceder a
esta en todo momento nos puede aproximar a ella sin dejar por completo de lado los libros
que nos inmergen de formas distintas en olores y letras que podemos sentir.

Quizás en la sociedad actual, hemos olvidado la importancia de esa semilla. En lugar de


sembrar y cultivar la lectura, hemos optado por lugares más rápidos de lectura, como la
televisión, las redes sociales, los videojuegos los cuales debemos convertir en aliados
dentro del aula puesto que esta al alcance los niños, Estas formas de entretenimiento son
más fáciles de consumir y no requieren el mismo nivel para alimentar y nutrir la semilla de
la imaginación que encontramos en un libro pues allí imaginamos de distintas formas y con
lo digital ya todo tiene una imagen propuesta de lo que es mejor imaginar pues detrás de
una historia hay mil mundos posibles para los niños.

Es por esta razón, que resuena en mi cabeza la necesidad de nuevas formas de escritura ,
lectura y lenguaje pues como lo menciona Malagusi los niños tienen 100 lenguajes y solo
que brindamos uno de esos 100 dejando los otros 99. Es necesario dar paso a una lectura
entendida como un mapa que nos guía a través de la comprensión de un texto, un lugar, una
mirada, un sentir y que nos permita navegar por un territorio desconocido mediante los
cuento, las historias y las formas en cómo les hacemos llegar esas historias a los niños
como la Profe Elsa que nos invita a pensar en las palabras de otras formas como aquellas
que huelen rico o que suenan fuerte y desatan emociones en nuestro interior que nos hacen
llegar a una comprensión más profunda (o quizás, una des-comprensión), donde cada paso
que demos nos lleva más cerca de nuestro destino, y cada forma o figura de la lectura nos
lleva a un mundo donde seamos interminablemente habitados por otros que esos otros
pueden ser los personajes de los cuentos o quizás las lecturas del entorno como ese otro que
cambia nuestros sentires.

Para que ese riguroso entrenamiento del que nos habla Emilia Ferreiro se convierta en un
deseo voluntario por la fantasía y los mundos que se esconden detrás de las letras y las
palabras de la literatura infantil nos ayuda a despertar la sensibilidad estética en el niño y
niña sin olvidarnos de su carácter lúdico y didáctico para que sean ellos los que vayan
descubriendo aquello que más les guste y no lo que los demás le asignen pues en la
literatura infantil estimula la imaginación y la creatividad de los niños para que poco a poco
se despierte en ellos la sensibilidad por el mundo que nos rodea.

Los niños tienen cien lenguajes, pluralidad de códigos lingüísticos, no se quedan en lo que
ven, sino que ven más allá. Las ideas surgen de experiencias reales dando como resultado
respuestas y conclusiones reales. Y eso era lo que Malaguzzi pretendía, que los niños
aprendieran a través de hechos reales. Cada niño es diferente, singular y por eso mismo
cada individuo se relaciona con los otros de diferente manera y tiene habilidades diferentes.
Según él los educadores debían basarse en la observación y el descubrimiento de las
diferentes formas que los niños tienen de participar, proceder y elegir sus formas en las que
ven el mundo y lo interpelan con sus otras miradas de la lectura. Uno de los aspectos más
destacado y característico de Loris Malaguzzi, fue su idea de «Los cien lenguajes del niño».
«El niño tiene cien lenguajes, cien manos, cien pensamientos, cien formas de pensar, de
jugar y de hablar, cien siempre cien formas de escuchar, de sorprender, de amar, cien
alegrías para cantar y entender, de leer y de escribir».

Reconociendo todas las maneras diferentes que tiene el niño de interpretar el mundo y
representar sus ideas y teorías acerca del mundo. En su poema «No Way. The Hundred is
There», que significa, «Sin dudas, los cien están allí», Malaguzzi exhorta a los adultos a
reconocer y valorar todas las formas de expresión y comunicación que tienen los niños, los
lenguajes expresivos que la cultura olvidada en la formación y en el afán por conseguir un
resultado.

Es por ello que en el enfoque Reggio Emilia escuchar es visto como un verbo activo, no
pasivo. Escuchar da significado al mensaje, y valor a la persona en las formas que envía
mensajes como apropiación de su mundo. En sus aulas es común ver a los maestros con una
máquina de foto digital o con una pequeña filmadora, hablando en voz muy baja con un
alumno o un grupo pequeño de alumnos, preguntando y escuchando, esperando por la
respuesta, haciendo preguntas reflexivas, pidiendo descripciones, intentando que el alumno,
que también se dirige en voz baja, pueda expresar y elaborar sus propios pensamientos. Y
es allí cuando el maestro graba, filma, escribe o fotografía toda la expresión del niño, que al
terminar el día será analizada en conjunto con otros maestros. «Trabajar con los niños
quiere decir tener que hacer las cuentas con poca certeza y muchas incertidumbres. Lo que
nos salva es buscar y no perder el lenguaje de la maravilla que perdura, en cambio, en los
ojos y en la mente de los niños». (Malaguzzi, 1995).

Es por ello necesario abrir nuestras miradas a otras formas en las que se da la lectura y la
escritura en el desarrollo de los niños y en cómo adaptar los procesos educativos a las
necesidades individuales de cada estudiante pues aunque en el aula nos encontremos en un
mismo lugar el ambiente y las necesidades son diferentes para cada niño. Skylar destaca la
importancia de crear un ambiente de aprendizaje en el cual los niños se sientan motivados y
cómodos para explorar la lectura y la escritura. Promueve la idea de que no existe una única
manera de enseñar estos procesos, sino que se deben adaptar a las características y
habilidades de cada niño.

En sus libros, Skylar aborda la necesidad de fomentar la lectura como un acto placentero y
no como una obligación, como con otras excusas y temáticas les hacemos llegar estas
experiencias que acontecen el interior de los niños. Destaca la importancia de ofrecer a los
niños una amplia variedad de textos que sean relevantes y significativos para ellos,
permitiéndoles explorar diferentes géneros literarios y temas de su interés pues recaemos en
uno o dos textos de literatura para niños en un mundo que nos ofrece muchas oportunidades
a la fantasía mediante estas formas de lectura.
En cuanto a la escritura, Skliar promueve la idea de que los niños deben ser alentados a
expresarse por escrito desde una edad temprana donde los niños pueden expresar sus ideas
y esta en nosotros darles valor a esa escritura inicial en los niños. Propone estrategias para
que los niños adquieran confianza en su capacidad de escribir y valora el proceso creativo
por encima del resultado final, defiende la importancia de proporcionar retroalimentación
constructiva y apoyo emocional durante el proceso de escritura.

Carlos Skylar aboga por una pedagogía inclusiva y sensible a la diversidad, donde la lectura
y la escritura sean herramientas para el desarrollo integral de los niños, fomentando su
autonomía, creatividad y capacidad de expresión. Sus ideas y reflexiones son valiosas para
aquellos interesados en la educación y la promoción de la lectura y la escritura en niños.

La lectura y la escritura son herramientas fundamentales en el ámbito educativo, y su


importancia va más allá de la adquisición de habilidades lingüísticas. Como maestra,
reflexionar sobre la lectura y la escritura permite comprender su poder transformador y
aprovechar todo su potencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje La escritura es una
poderosa herramienta de expresión pues detrás de ella se esconden grandes historias por
parte de los niños.

Ahora, la escritura no es un fin en sí mismo. Es un medio para aprender o para dar sentido a
la existencia. Porque escribir es una manera de existir, de construir y reconstruir el mundo
propio. Es la posibilidad de crecimiento continuo y no una simple destreza, ya que la
escritura, además de servir de puente para conocer o dar a conocer, también reforma la
conciencia; es decir, que la expresión escrita tiene efectos en los pensamientos y
sentimientos de quien la emite.

La lectura y la escritura son entendidas como dos procesos complementarios, donde saber
leer y escribir no significan sólo conocer el sistema alfabético de escritura, saber hacer
letras o poder decirlas en un acto de lectura. Saber leer y escribir es hacer uso adecuado del
lenguaje escrito, utilizando textos de circulación social, en sus distintas variedades,
interpretando sus diversos significados en situaciones comunicativas reales. Por ello, es
necesario hacer de la escuela un ámbito donde la lectura y escritura sean prácticas sociales,
donde leer y escribir sean instrumentos poderosos que permitan repensar el mundo y
reorganizar el propio pensamiento, donde interpretar y producir textos sean derechos
legítimos a ejercer, para convertirnos en verdaderos usuarios de la cultura escrita.

El por qué y el para qué enseñamos a leer y a escribir son determinantes, no sólo en cómo
aprenden nuestros niños y niñas; sino, en cómo enseñamos, por ello, es necesario hacer de
la escuela una comunidad de lectores que acudan a los textos buscando respuestas para los
problemas que necesitan resolver, tratando de encontrar información para comprender
mejor algún aspecto del mundo que es objeto de sus preocupaciones, buscando argumentos
para defender una posición con la que están comprometidos o para rebatir otra que
consideran peligrosa o injusta, deseando conocer otros modos de vida, identificarse con
otros autores y personajes o diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de otras
historias, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos...

También es necesario hacer de la escuela una comunidad de escritores que producen sus
propios textos para dar a conocer sus ideas, para informar sobre hechos que los
destinatarios necesitan o deben conocer, para incitar a sus lectores a emprender acciones
que consideran valiosas, para convencerlos de la validez de los puntos de vista o las
propuestas que intentan promover, para protestar o reclamar, para compartir con los demás
una bella frase o un buen escrito, para intrigar o hacer reír.

En resumen, la lectura y la escritura armoniosa son esenciales para el desarrollo integral de


los niños. Estas habilidades les permiten comunicarse eficazmente, desarrollar su
pensamiento crítico y creativo, comprender sus emociones, ampliar su conocimiento y tener
éxito en su educación. Fomentar un ambiente propicio para la lectura y la escritura
armoniosa desde una edad temprana es fundamental para sentar las bases de un aprendizaje
sólido y una vida enriquecedora en la que la lectura y escritura se convierten en nuestro
cómplice.
Bibliografía
Ferreiro. E,(2001) Pasado y presente de los verbos leer y escribir. México -
Argentina - Brasil - Chile - Colombia – España
Malaguzzi. L, Los niños y sus lenguajes.
Skylar. C. (2020), Ensayos En Lectura. Inutilidad, soledad y conversación,
Ediciones NEFI, Brasil.
Vilela. E. (2019) bajo los vestigios de un cuerpo: cultura, discurso y
acontecimiento Universidad de Porto, Portugal

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