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GOLPE DE ESTADO BLANDO

8 de febrero de 2024

Julio César Rodríguez Gómez


jcrg.emperador@gmail.com

El concepto de "golpe de estado blando“, en un estado social de derecho, implica un


cambio en el sistema de gobierno que, aunque no recurre a métodos violentos, socava
los principios fundamentales de la democracia y el estado de derecho. En el contexto
actual de Colombia, al parecer, el posible golpe está siendo orquestado por fuerzas
oscuras del poder que operan a través de instituciones visibles como la Corte Suprema,
la Fiscalía y la Procuraduría General de la Nación. Sus acciones se manifiestan de varias
maneras:

1. Manipulación de instituciones democráticas: Utilizan su poder para influir en el


poder judicial, las altas cortes y los organismos de control, que permanecen
silenciosos o actúan en consecuencia, antidemocráticamente.

2. Control de medios de comunicación: La supresión, distorsión e inducción de


información crítica o alternativa es evidente, lo que limita la capacidad de la
ciudadanía para tomar decisiones informadas.

3. Supresión del accionar gubernamental: Buscan a toda costa, debilitar o eliminar


efectivamente la capacidad del gobierno para actuar.

4. Corrupción sistémica: Paradógico que los golpistas, que hacen uso indebido de
fondos públicos para sus propósitos antidemocráticos, erosionando el estado de
derecho, sean precisamente los mayores aupiciadores del detrimento patrimonial.

5. Restricciones a la sociedad: Se observan allanamientos ilegales; persecuciones;


imposición de leyes restrictivas; cierre de procesos; vencimiento de términos;
investigaciones sin fundamento y posible destrucción de acervos probatorios.

Estas acciones conjuntas representan una grave amenaza para la democracia y el


estado de derecho en Colombia, y requieren una respuesta urgente por parte de la
ciudadanía, como está sucediendo, dado que las instituciones que tienen la obligación
constitucional de estar comprometidas con la defensa de estos valores fundamentales,
son las que están propiciando el desenlace que puede resultar catastrófico. No es posible
que exijan respeto por la separación de poderes, cuando son ellos quienes tratan de
destruir las estructuras democráticas. No se necesita ser adepto al gobierno para
entenderlo.

Conincido con el investigador Luis Miguel Cárdenas, cuando afirma que el gobernante
del solio de nariño, ha demostrado ser un estadista de marca mayor, aunque puede ser
políticamente incorrecto; el Fiscal saliente muestra sus fauces de burro domado, con
caricias melodiosas del músico antecesor y la Corte Suprema de Justicia, aduciendo
profundidades analíticas, solo actúa a razón de sus intereses políticos, surgidos de su
conformación en cuotas partidarias.

En noctámbula tertulia con el académico e investigador Luis Miguel, al parecer, la


pretensión es elegir a una Fiscal, que se comprometa a no investigar a sus jefes políticos,
y el pueblo no puede cohonestar apasiblemente con semejante ruta dictatorial y permitir,
tolerantemente y en apasible sumisión, semejante alienación. Desafortunadamente,
algunos aceptan la mediación, movidos por su arribismo, interés mediático personal o lo
más grave aún, por su posible mediocridad política, que los conduce de igual manera a
su desgracia, resistiéndose a creer que un camino dictatorial como el que se está
promoviendo no le hace daño a la democracia de un país, convirtiéndose en cómplice de
una sangrienta resolución. El pueblo no resiste más abuso del poder, cualquiera lo puede
ver. No es plausible, bajo ningún pretesto, repetir la historia de violencia, que se puede
estar gestando.

El Fiscal erige su campaña presidencial en el desprestigio, construyendo una base


sismoresiste a los posibles embates jurídicos, que le permitan salir ileso del merecido
presidio, con muros de complicidad e impunidad en favorecimiento de actores del poder,
iniciando una desenfrenada, torpe e inmerecida carrera por el poder, que nunca le será
otorgado.

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