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Los cimientos se echaron en 1974 cuando adquirí un vergajo o pene de toro. De niño
me mandaban al campo durante las vacaciones de verano, y allá me dieron un vergajo
de toro como látigo para los animales. En esa época en 1974 vivía en la ciudad de
Akranes en la costa sudoccidental, trabajando como director de una escuela
secundaria. Algunos de mis profesores trabajaban durante el verano en una cercana
estación ballenera y después del primer espécimen, empezaron a llevarme penes de
ballenas, en principio para tomarme el pelo. Paulatinamente surgió la idea de que sería
interesante coleccionar ejemplares de más especies de mamíferos.
La colección de tales órganos procedió lentamente al principio, y en 1980 tenía 13
especímenes, cuatro de ellos de ballenas y nueve de mamíferos terrestres. En 1990
había 34 ejemplares y cuando el museo abrió en Reykjavík en agosto de 1997 los
ejemplares eran 62 de número.
La reacción de los visitantes ha sido muy favorable. Se han publicado más de
cien artículos sobre el museo en 26 países de todo el mundo. El número de visitantes
ha incrementado gradualmente, llegando a 13.000 en el verano de 2011.
El conservador
El conservador, Hjörtur Gísli Sigurðsson, hijo del fundador (nacido en 1964), dejo su
trabajo como jefe de logísticas para encargarse del museo. Por eso se mudó el museo
del pueblo de Húsavík y lo abrió de nuevo en un local central en Reykjavík en
noviembre de 2011. Ha reorganizado y modernizado el museo totalmente conforme a
un alto nivel de nuestros tiempos.
El nuevo curador es un hombre de experiencia muy variada. De nino y adolescente
vivía en países diferentes como Escocia, Suecia y México y ha viajado mucho por el
mundo. Es muy aficionado a la naturaleza, es un competente cazador y pescador de
cana y maestro autodidacto de la cocina. Como hijo del fundador puede ser
considerado como muy capaz de dirigir el desarrollo scientífico de la falología del
porvenir.