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10 - Dorm
10 - Dorm
MANADA DE ZEUS 10
DORM
El agente del FBI Justin Dorm trabajó de encubierto durante los dos
últimos años. Cuando un narcotraficante rival entra en la casa donde está
trabajando, Dorm sabe que algo no está bien. El hombre se siente como
alguien totalmente malvado y Dorm se encuentra en medio de un baño de
sangre.
A Bobby Saldaña le echaron a las calles a una edad muy temprana para
trabajar para Díaz Chávez. Quiso a Dorm desde el primer momento en que
puso sus ojos encima del hombre. Pero Dorm ha dejado muy claro que no
quiere nada de Bobby, eso hasta que el infierno se desata y los dos deben huir
para salvar sus vidas.
Ermest Varnes sabía que Dorm era su pareja cuando el agente dejó la
ciudad dos años atrás. Durante una patrulla, Ernest descubrió a Dorm y a otro
hombre durmiendo en un coche en la parte de atrás de la tienda de ropa
Lassiter.
Pero sus problemas solo acaban de empezar. Bobby tiene una poderosa
sombra detrás, él además luchara con uñas y dientes, contra el apareamiento
poniéndose a sí mismo y a los demás en peligro.
CAPITULO 1
―Esta es la reunión que estuve esperando ―dijo Díaz Chávez mientras
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dejaba el vaso de zumo sobre la mesa frente a él. Años de una vida dura
estaban grabados en la cara del hombre, el agente encubierto del FBI Justin
Dorm asintió solemnemente.
―El señor de la droga que domina la Costa Este estará aquí, y aún así
no pareces nervioso. ―Unos ojos que le recordaron a Dorm los de un halcón
lo estudiaron―. ¿Por qué es eso?
Chaves le dio una sonrisa que desmentía el nerviosismo que Dorm sabía
que el hombre sentía. Él estaba a punto de conocer a su futura esposa. De las
pocas veces que la había visto, él sabía el porqué. Ella era joven, esbelta y
llena de fuego. Chaves iba a tener sus manos llenas. El tipo ya no era un
jovencito. Era un hombre cerca del final de los cuarenta y rechoncho alrededor
de la cintura. No hay duda de que Chávez era un hombre muy peligroso, pero
cuando se trataba de su novia, actuaba un poco crispado.
Dorm se giró sobre sus talones, clavando a Bobby contra la pared, una
mano rodeando la delgada garganta del hombre. ―¿Qué diablos estás
diciendo?
Sin lealtad.
Oh, claro. Esto no era lo que Dorm necesitaba. El chico era atractivo,
pero Dorm no estaba dispuesto a ser engañado o atrapado en una situación
comprometida. Este caso era demasiado importante para tirara todo por la
borda por un pedazo de culo.
Desde el primer día supo que había algo diferente acerca de Bobby. No
podía saber el qué, pero el hombre se distinguía del resto de los matones.
Parecía demasiado… ¿delicado? ¿Era esa la palabra adecuada? Quizás era más
suave. En cualquier caso, Bobby no parecía que perteneciera aquí.
En una esquina, Dorm noto a Bobby mirando a Castañeda con sus ojos
llenos de temor. Parecía ser la única otra persona que veía al hombre por lo
que realmente era.
Ni humano ni mortal.
Esto no estaba bien. ¿Dónde estaba la hermana del hombre? ¿Por qué
los hombres de Castañeda se veían listos y preparados? Dorm noto a Bobby
acercándose a él, sus ojos verdes nunca dejaron al señor de las drogas. Una
abrumadora necesidad de proteger a Bobby Saldaña se apodero de Dorm. Él se
acerco y agarro a Bobby justo cuando los hombres de Castañeda abrían fuego,
abatiendo a los hombres de Chávez.
Doblaron una esquina, Dorm se libro por milímetros de que una bala
impactara en su cabeza, golpeando la pared en lugar de su lamentable culo. 10
Oyó gritos, cosas rompiéndose, y una voz fuerte y ensordecedora grito antes
de que él y Bobby desaparecieran en la noche.
* * *
Tenía un escondite. Por desgracia, estaba al otro lado del país. Coger un
avión estaba fuera de discusión. Los hombres de Castañeda sin duda
comprobarían los aeropuertos y la estación del tren. Parecía que el hombre no
quería supervivientes. Dorm tenía el presentimiento de que él y Bobby iban a
ser cazados sin piedad.
―No. ―Bobby miro detrás de ellos una vez más―. Pero yo sentí algo.
Dorm también lo había sentido. No estaba seguro de por qué él y Bobby
sintieron algo maligno y los hombres de Chávez no. Tal vez eran inmunes a la
sensación ya que trabajaban para un hombre corrupto. Hablando de…
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―¿Qué hacías para Chávez?
La forma en que el hombre lo dijo hizo que Dorm pensar que había
perdido puntos ante los ojos del chico. ―No éramos tan cercanos para que yo
fuera su jodido escudo. ―El miró a Bobby―. No pareces uno de los hombres
de Chávez.
―Se lo he dicho al chico. ―El Sr. Perry hizo una mueca―. Él sabe
todas las reglas. Me aseguré de que él conozca todas las leyes.
Ernest se sentó allí por un momento, pensando en Dorm. Era algo que
hacía a menudo desde que el agente se fue de la ciudad. El Sheriff Jesse
Dekalb le dijo a Ernest que Dorm volvería, que iba a Washington a resolver
algunas cosas. Pero eso había sido hace más de dos años. No había tenido la
oportunidad de decirle a Dorm que era su pareja. Él pensaba que el otro chico
había sentido la conexión, pero al parecer se había estado engañando.
Ernest soltó una risa. ―Gracias. Corta esto de manera suave. ―Se había
reunido con la mujer de Arkanes muchas veces, ella era una mujer dulce y sus
intenciones eran buenas, pero no iba a permitir que ella le buscara pareja
cuando él ya tenía un compañero. Arkanes era extraño, pensó. Él nunca se
refería a Caroline como su compañera, solo su esposa. Nunca había oído sobre
shifters en una relación así antes.
Aún así, aparcó cuidadosamente junto al coche que solo estaba ahí
parado. Ernest caminó lentamente por el lado del conductor. ¿Qué joder? ¿Era
Dorm él que estaba en el asiento del conductor?
―¡Eh!, no es ese… 17
Dorm, por otro lado, parecía nervioso. Sus ojos oscuros recorrieron todo
el callejón antes de volver a aterrizar en Ernest. No le prestó ninguna atención
a Arkanes, pero Ernest podría decir que el otro ayudante no había sido
descartado. Así no era como había imaginado que volvería a ver a su
compañero. Especialmente no con un lindo tipo acurrucado en el asiento junto
a él, una fina manta sobre su regazo.
―¿Un qué? ―Los ojos de Dorm recorrieron al chico sentado junto a él.
Era como si Arkanes acabara de anunciar que el extraño era un demonio.
Dorm no parecía muy contento―. ¿Por qué no me lo dijiste?
Dorm no sabía que Ernest era un shifter lobo. El agente del FBI solo
sabía de Zeus y sus hombres. Él quiso decirle al tipo, pero parecía que Dorm
ya tenía bastante en su cabeza ahora. Habría tiempo para las explicaciones más
tarde.
Acercándose, Ernest se inclino sobre él, acercando sus labios al oído del
hombre. ―No estás arrestado, compañero. Tú estás a salvo.
El hombre se veía poco convencido.
Ernest salió, pero en lugar de dejar que Bobby saliera, abrió la puerta de
Arkanes. ―Danos un minuto.
Lo que realmente le tomó por sorpresa fue que Bobby le dijera que ser
compañeros no significaba nada para él. Ernest se movió del asiento,
golpeando la puerta al cerrarla así el podría recuperar su compostura. Era
cierto que ellos no sabían nada el uno del otro, pero el hombre no tenía que ser
tan cruel por eso.
Tal vez podría conseguir las respuestas de Dorm, Ernest dejo a Bobby
en el coche. Entró en la mansión, sabía exactamente donde encontraría a Dorm
y a Zeus. Bryck, uno de los soldados de Zeus, estaba parado dentro del
vestíbulo, apoyado contra la pared. El lobo gris le miro con ojos fuertes e
inteligentes. No dijo una palabra cuando Ernest camino hacia la oficina del
Alfa.
―¿Él qué? ―Dorm se giro hacia Ernest, sus ojos oscuros llenos de
ira―. Jódeme, hombre ―el tipo murmuró antes de poner sus manos sobre su
cabeza―. Mi día parece que cada vez va a mejor.
Eso hacía dos compañeros reaccionando con nada más que desdén hacia
Ernest. Y aquí él había pensado que su día iba a ser todo aburrido. Zeus era la
única persona a la que Ernest le contó que Dorm era su pareja. Él no había
pensado detener al Alfa de revelar ese detalle de información. Bueno, el gato
estaba fuera de la bolsa.
―¿Hay más malditos secretos sobre los que deba saber? ―La voz de
Dorm era menos que amistosa cuando dirigió una mirada helada a Ernest.
Afortunadamente Ernest no se intimidaba con facilidad. Él se encogió de
hombros perezosamente.
―Vosotros dos podéis trabajar vuestra mierda más tarde. ―Zeus miró a
ambos. Ernest esperaba que Dorm discutiera, pero el hombre hizo un simple
gesto y lanzó una mirada que decía que ellos definitivamente hablarían más
tarde.
* * *
El tipo se disgustó por la idea de estar con un hombre gay. ¿No le había
amenazado con cortar las bolas a Bobby si se acercaba a él? Desde que
salieron huyendo, Dorm no le había tocado o hecho cualquier sugerencia sobre
querer a Bobby de esa manera. El hombre era todo negocios y nada más.
Él había recorrido dos millas antes de que sintiera que alguien lo estaba
siguiendo. Sabía que Dorm era humano y el ayudante un shifter de lobo.
Oliendo el aire, llegó a la conclusión de que el olor no pertenecía a ninguno de
sus compañeros. ¿Alguno de los hombres de Chávez escapó de la carnicería y
le estaba siguiendo, o era Castañeda y sus hombres los que estaban aquí para
terminar lo que habían empezado?
Deja de mentirte a ti mismo. Sabes que esas son tus emociones, tus
sentimientos más profundos.
―¿Ahora?
Bobby limpió las lágrimas de sus ojos mientras miraba hacia arriba para
ver a dos hombres parados cerca de él. Uno tenía el pelo largo y negro hasta
los hombros y una barba de candado. Él tenía una cicatriz larga y marcada en
su cara. El segundo era un poco más bajo que el primero, su pelo igual de
negro pero corto y elegante.
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―¿Quién eres? ―Bobby miro a los dos. Había un crudo poder de
maldad envolviendo a ambos hombres. Los instintos de Bobby le gritaban que
corriera para escapar de estos dos porque ninguno de ellos tenía buenas
intenciones.
La ira corrió por sus venas. ―No soy un niño. ―Bobby no era humano
y había pasado ya sus años de juventud. Que este hombre ser refiriese a él
como un niño enojaba a Bobby. Pero fue cuidadoso, muy cuidadoso. Estos
hombres se veían más mortíferos que los hombres de Chávez.
El hombre detrás del primer tipo soltó una cruel carcajada. ―Apuesto a
que su sangre es dulce como el infierno.
―Cierto ―el primer tipo dijo antes de tirar de Bobby más cerca―. Si
Mateo le quería tan desesperadamente, no debió dejar ir a este gatito.
Uno de los perros ganaba terreno y estaba sólo unos metros por detrás
de Bobby. Él sabía que no podía escapar. Ellos eran demasiado rápidos para
dejarles atrás. Gritó cuando le tiraron, golpeando el suelo duro antes de que el
gran Rottweiler hundiera sus dientes en el hombro de Bobby.
CAPITULO 3
28
―¿Y no tienes ni idea de quién era? ―Zeus pregunto a Dorm.
―No lo sé. Todo lo que sé es que sentí algo totalmente maligno en esa
habitación. No estoy seguro de por qué nadie más lo sintió. ―Dorm nunca
olvidaría la sensación de putrefacción y descomposición que noto cuando
Amidio Castañera caminó por el vestíbulo de Chávez. Era como si Dorm
estuviera mirando a un espectro disfrazado. Él podía admitirse a si mismo que
había estado muerto de miedo cuando sintió que la oscuridad le rodeaba―.
Necesito averiguar si el equipo de respaldo ha sobrevivido.
―Tiene que haber algo sobre Chávez en las noticias ―Varnes señalo―.
Internet debe tener algo sobre la redada, a menos que las cosas estén
cubriéndose desde arriba.
Zeus abrió el portátil de su escritorio y estaba arrancándolo cuando la
puerta de su oficina se abrió de golpe. Dorm salto sobre sus pies cuando él vio
a Bobby inconsciente en los brazos de un tipo. Había sangre en el cuello de 29
Bobby, en la camisa y en ambos brazos.
―Yo puedo llevarlo ―Dorm cogió a Bobby del sofá y apretó sus
dientes. Bobby estaba ardiendo. Taz le condujo arriba, donde Dorm puso al
hombre más pequeño en la cama―. ¿Qué hago ahora?
―¿Alguna vez viste algo así antes? ―Dorm pregunto a Valnes después
de que Taz les mostrara el cuarto y se fuera.
Algo apretó el pecho de Dorm. Se dio cuenta de que lo que sentía era
miedo. Había pasado mucho tiempo desde que él se preocupara por alguien
más, el sentimiento se sentía ajeno a él. Durante dos años Dorm había vivido
infiltrado en la organización de Chávez, manteniendo las distancias, nunca
permitiendo que nadie se acercara. Incluso antes de esa misión, Dorm nunca
se había preocupado por nadie realmente.
Bobby estaba tan, tan pálido que casi parecía muerto. ―No puedo
quedarme quieto sin hacer nada.
―No hay mucho que puedas hacer. ―Varnes tomó asiento en la cama y
paso su mano sobre el cabello castaño claro de Bobby―. Sólo tenemos que
sentarnos aquí y esperar.
* * *
―¿Así que una familia vino y sacrifico a los otros? ―Ernest pregunto
después de tomar una toalla en el baño y mojarla una vez más, para poner el
paño frío sobre la frente de Bobby.
―Eso lo resume todo. ―Dorm estaba apoyado contra la pared, sus
facciones duras mientras miraba a Bobby.
Ernest podía decir que Dorm iba a ser un hombre difícil para tener
cerca. Él estuvo en guardia y no dijo mucho en las pasadas cinco horas.
Ambos se sentaron allí en silencio, mirando a su pareja.
―¿Es eso lo que ocurrió hace dos años? ―Ernest pregunto―. ¿Cuándo
volviste al FBI a decirles que lo dejabas?
Había tantas cosas que podrían haber ido mal. Por lo que escuchó en la
oficina de Zeus, Dorm puso su vida en la línea de fuego para conseguir estar
cerca de Chávez. ¿Qué si el Señor de la droga hubiera descubierto que Dorm
era un agente encubierto? La imagen de lo que Chávez hubiera hecho era algo
sobre lo que Ernest no quería ni pensar.
―No quiero saber a cual respondes ―dijo Ernest―. Quiero saber con
cual prefieres que te llame.
Bobby gritó, haciendo que ambos hombres saltaran sobre sus pies. Él
estaba agitándose en la cama, sus ojos se abrían y cerraban intermitentemente.
Ernest no sabía qué hacer. La puerta se abrió y Nazaryth entró, llevaba un
tazón en su mano. Los labios del hombre eran delgados, y su rostro mostraba
determinación.
Nazaryth miro fijamente a Bobby durante mucho tiempo antes de
sacudir su cabeza y murmurar. ―Sólo un maldito gato.
―Pongan este bálsamo sobre las heridas de los mordiscos. ―El líder de
las Bestias Aladas entrego el recipiente a Dorm―. Ayudará a curar las
heridas.
Una vez que Bobby fue examinado, Ernest buscó en el baño y encontró
vendajes que podrían utilizar para cubrir las heridas. No quería que el bálsamo
se quitara al frotarse con las sabanas. Quería el bálsamo sobre Bobby. Dorm le
ayudó a cubrir cada marca antes de que los dos volvieran a sentarse en el
suelo, esta vez cerca de la cama.
* * *
Ernest había ido a hablar con Zeus, dejando a Dorm sentado con Bobby.
Se inclinó, después de dejar la taza a un lado, pasando su mano por los
cabellos de Bobby. ―Vamos, gatito. Sé que eres un superviviente. Tienes que
luchar contra esto. No escapamos del mal para que te mueras.
Bobby gimió mientras sus piernas se movían sin descanso. Dorm se
reclino en el colchón mientras continuó pasando su mano por el cabello de
Bobby. Había oído que las víctimas en estado de coma podían oír lo que 39
pasaba alrededor de ellos. Bobby no estaba en lo que los doctores
considerarían un coma estándar, pero él tampoco estaba completamente
despierto. Hablar con el chico podría ayudar.
―Yo no quise alejarte. No sabía quién eras tú para mí. ¿Por qué no me
lo dijiste nunca? Estuvimos uno alrededor del otro durante dos años, Bobby.
¿Por qué no me dijiste?
Lo que daría por ver esos ojos verdes. Solo una vez o dos Dorm había
visto la sonrisa llegar a los ojos de Bobby y eso causo que el cuerpo de Dorm
se apretara con necesidad.
Esa era una de las razones por las que se había mantenido alejado de
Bobby. El hombre había hecho que Dorm quisiera llegar a conocerlo mejor.
Esa no era una opción. Había notado que unos pocos hombres de la
organización de Chávez miraban a Bobby… como si ellos también le quisieran
o le conocieran íntimamente.
Era aún más difícil para él meter en su cabeza el hecho de que Ernest y
Bobby eran sus compañeros. Dorm iba a tener que averiguar lo que eso
conllevaba, pero por ahora, quería que Bobby despertara.
―¿No hay cambios? ―Ernest pregunto cuando entro en la habitación.
Entregándole un vaso de agua a Dorm.
―Se movió un poco, pero nada más. ―Dorm aparto el vaso antes de 40
ponerse de pie y estirarse―. ¿Ya ha oído Toni algo sobre la redada?
Sí eso era cierto, ¿Dónde podrían estar ellos a salvo? Dorm deslizo sus
dedos sobre su arma reglamentaria, odiaba el hecho de que se enfrentaba a
algo que no era humano. Podría tatar con los seres humanos. Podía disparar a
los humanos. ¿Castañeda podía ser asesinado?
―Podemos quedarnos aquí por ahora. ―No tenía otra opción. Dorm
odiaba no tener opciones.
Disgustado por tener que esconderse, Dorm bajó las escaleras y salió
por la puerta principal. Se recostó contra la columna y sacó su teléfono
llamando a Tony. ―¿Tienes algo ya? ―Él sabía lo qué Ernest le había dicho,
pero odiaba estar en la oscuridad.
Dorm sonrió a pesar de que no tenía ganas. Había una parte de él que
realmente había extrañado a su ex compañero y amigo. Era refrescante
escuchar una voz de su pasado. ―Hola. Tony Monroe.
―No entiendo este mundo ―dijo Dorm―. No tiene sentido para mí, en
absoluto. ―La confusión era clara en su tono―. La única cosa que tenía clara
hace dos años era que había seres humanos en este planeta, y entonces
descubrí que también había lobos. Ahora… ―Dorm sacudió su cabeza,
tratando de captar el concepto que definiera a las cosas totalmente malvadas
que había en este planeta y que no eran humanos.
Dorm abrió la boca para decir algo más cuando los ojos de Bobby se
abrieron de repente y un grito ensordecedor lleno la habitación.
CAPITULO 4
Ernest saltó a sus pies, viendo como una secreción negra comenzó a 44
salir de la boca de Bobby. Nazaryth había dicho que tenían que quitar esta
mierda del cuerpo de Bobby tan pronto como apareciera. Pero verlo de
primera mano le aterrorizaba. ―Voy corriendo al baño.
―Es una buena señal ―dijo Ernest mientras sus manos temblaban―.
Su cuerpo esta luchado con ello.
Cuando Ernest limpio todas las partículas de esa basura que pudo, Dorm
levanto a Bobby de la bañera. El agente mantuvo a Bobby acunado contra su
pecho mientras Ernest quitaba las sabanas de la cama. Rebusco en un armario
hasta que encontró otras limpias y luego hizo la cama lo más rápido que pudo.
Ernest podía tomar algo de descanso para él mismo, pero quería vigilar
a los dos hombres mientras dormían. Los problemas estaban alrededor de ellos
y él no podía permitirse bajar la guardia. No ahora. No cuando tenía dos
compañeros que cuidar. Además, tenía miedo de que si cerraba sus ojos, Dorm
desaparecería otra vez.
Lo que realmente necesitaba ahora era algo de aire fresco que limpiara
su desordenada mente. Todo está ocurriendo demasiado rápido. Ernest solo
quería que las cosas fuera un poco más despacio para que el pudiera tomar
aliento.
―La casa es segura. ¿Por qué no vas a buscar algo para comer? ―Zeus
le preguntó.
Ernest extrañaba los días antes de los Hell Hounds, los tiempos simples
cuando todo lo que les preocupaba eran algunos renegados. Las cosas se
estaban volviendo demasiado complicadas. Ahora había algún dios demente
del infierno que se había perdido y nadie sabía dónde se había ido.
Tan triste como eso sonaba, Marino era mejor opción para tratar que
Mateo.
* * *
Su cuerpo estaba aún débil por el ataque. Bobby estaba dolorido y sus
músculos entumecidos. Pero cuanto más permanecía aquí, mas peligro corría.
Esa cosa que estuvo donde Chávez no era humana.
Había oído hablar a esos Hounds. Habían dicho que Mateo le había
marcado. Bobby no estaba seguro de lo que eso significaba. No podía ser nada
bueno. Él esperaba que esos Hounds estuvieran hablando basura, pero lo
dudaba mucho.
Mierda.
¿Cómo demonios le podía pasar esto a él? Sacudió la pierna, pero Dorm
se agarraba como un perro a su hueso. Su apretado agarre impedía que Bobby
llegara al suelo.
Dorm no despertó.
Bobby se deslizó al suelo una vez que liberó sus piernas. Rodó sobres
sus manos y rodillas, listo para levantarse y encontrar su ropa, entonces la
habitación comenzó a girar y girar tan rápido que Bobby se cayó de lado,
quedando sobre su espalda y la mirada en el techo. Sí él solo pudiera… Bobby
rodó de lado y comenzó a vomitar de nuevo. Sus tripas se apretaban mientras
su estómago se retorcía.
Una vez que estaban en el lavabo, el hombre dijo ―La caída podría
haberte roto algo.
¿Cómo sabía lo que Bobby había planeado? Era como si Dorm pudiera
leer su mente, pero eso era imposible…impresionante, pero imposible.
Bobby yacía en los brazos de Dorm como un gato borracho mientras
este le lavaba la cara. Odiaba la sensación de impotencia, de debilidad. Había
cuidado de sí mismo desde antes de que lo secuestraran en la calle para que 52
trabajara para Chávez. No necesitaba a nadie y ciertamente no necesitaba a
dos policías para que cuidaran de él.
Bobby trató de empujarse fuera de los brazos de Dorm, pero eran como
bandas de acero envueltas alrededor de él. Dejó de intentarlo y se dejó caer de
nuevo. ―Soy un delincuente que tiene dos oficiales de policía como parejas.
¿Qué esperas que haga?
Bobby realmente quería reír ante eso. El sonido sonó amargo mientras el
giraba su cabeza lejos de Dorm. ―Yo apenas soy una víctima. Tú estarías
mejor sin mí de todos modos. ¿Por qué quieres atarte a alguien como yo?
―Mira, Dr. Phil, no necesito que me des lecciones sobre quién soy.
Vete a la mierda. ―Cruzó sus brazos sobre el pecho, rechazando a Dorm. El
hombre podía irse al infierno. Dorm no sabía una mierda sobre él. Durante dos
años le había estado esquivando, y él necesitaba que siguiera haciéndolo.
―Ya no estás solo ―dijo Dorm―. Así que deja de actuar como si
fueras tú contra el mundo.
―¿Por qué no me besas el culo? ―No había manera de que esos dos no
le desaprobaran. Ellos eran honrados ciudadanos que caminaban por el lado
correcto de la ley. ¿Cómo podrían no mirarlo con una considerable cantidad
de desdén? ¿Qué policía no miraba a una rata callejera con desprecio?
―Me pones una mano encima y te saco los malditos ojos. ―Bobby no
pudo lanzar ninguna otra amenaza. Los dos hombres eran mucho más grandes
que él. Aunque la idea le daba risa, soltó la amenaza convencido.
―Yo quise hacer esto desde la primera vez que te vi. ―Dorm se
apoderó de la barbilla de Bobby y la sostuvo firmemente en su lugar antes de
inclinar su cabeza y tomar los labios de Bobby en un beso abrasador―. Tan
suave ―el hombre murmuro.
Bobby estaba demasiado ido para protestar. Todo lo que quería era
sentirse vivo, creer que estos dos hombres realmente le querían. Se enfrentaría
a la realidad después, pero por ahora, se permitió caer en un mar de
sensaciones.
Tal vez el podría estar aquí un poco más. La escena que se desarrollaba
delante de él bien merecía la espera.
Ernest rompió el beso y miró a Dorm, dándole una mirada que decía
que no había terminado con él, ni con mucho. Dorm asintió, haciéndole saber
que le entendía y entonces Ernest se puso de lado, presionando su pecho
desnudo contra la espalda desnuda de Bobby.
Bobby no dijo ni una palabra, pero tampoco se relajó. Ernest yacía junto
a él, su propia respiración superficial. El calor de Bobby empezó a entrar en
Ernest mientras su polla se presionaba entre sus nalgas.
El hombre no se separó.
Rozó con sus dedos la cabeza del pene de Bobby y luego jugó con el
pre semen de hombre. Deslizó el líquido claro sobre sus dedos disfrutando de
la sensación. La respiración de Bobby se estaba convirtiendo definitivamente
en jadeos. Presiono sus labios en la curva del cuello de Bobby y deslizó su
lengua a través de la suave extensión, probando la salada piel mientras los
dedos de Dorm apretaban el culo de Ernest. No estaba seguro de si debía
presionar hacia delante al pliegue donde su polla estaba acurrucada o empujar
hacia atrás a las cálidas manos de Dorm.
Bobby solo estaba allí entre ellos, sus ojos verdes iban de Ernest a
Dorm. ―¿Qué se supone que haga?
―Observa ―Ernest dijo mientras a movía sus cejas sugestivamente.
Bobby miro con escepticismo hasta que Dorm se deslizó por la cama y trago
la polla de Bobby hasta la raíz. 59
Los dos hacían sentir a Ernest cosas crudas y salvajes que amenazaban
con volverle loco. Sintiendo el vínculo que ya estaba creciendo entre ellos tres,
Ernest se agacho y coloco la punta de sus dedos en la apretada entrada de
Bobby. ―Voy a meter mi polla aquí―. Presiono un dedo contra el apretado
musculo.
―Dios, si… por favor ―Bobby rogó sin aliento mientras se empujaba
contra el dedo de Ernest.
Ernest se rió entre dientes y tocó la oreja del gato. ―Yo quiero oírte 60
ronronear, gatito.
Ernest se olvido de cómo respirar. Esa era una invitación que le haría un
hombre feliz. Había pasado demasiado tiempo desde que había sentido una
mano áspera agarrarle mientras le follaban contra el colchón. Había estado sin
sexo desde que descubrió que Dorm era su compañero. Estaba tan encendido
que su cuerpo zumbaba con anticipación.
―¿Listo, cariño? ―él pregunto mientras miraba los bonitos ojos verdes
de Bobby. No podía creer que finalmente iba a reclamar a uno de sus
compañeros y Dorm le iba a reclamar a él. Había esperado demasiado tiempo
para esto, aunque no había tenido ni idea de que Bobby existiera. Eso no
importaba.
62
Bobby asintió lentamente. ―Sólo no me mates. Nunca he estado con
dos hombres antes.
Bobby miró a Ernest con los ojos muy abiertos durante lo que
parecieron un millón de años. Sabía que habían sido sólo segundos porque su
polla seguía de una sola pieza, pero nunca se sintió más agradecido que
cuando Bobby asintió hacia él.
La lengua de Ernest jodía a Bobby una y otra vez alternando con sus
dedos. Movía sus dedos a un ritmo constantes asegurándose de rozar la
glándula de Bobby tan a menudo como podía hasta que el shifter parecía estar
en el borde.
Hasta que una del las veces al echarse hacia atrás sintió un dedo
resbaladizo en la entrada de su culo.
El profundo rugido gutural que retumbó a través del pecho de Dorm fue
la única advertencia que Ernest recibió antes de que el pene del hombre se
enterrara en él y un abrasador líquido caliente inundara su culo, lanzando a
Ernest en una ola sensual que hizo temblar todo su cuerpo.
Sacó sus colmillos fuera del hombro de Bobby y luego sonrió cuando
vio que Bobby estaba profundamente dormido. El hombre había terminado
agotado, y Ernest se sintió un poco culpable por tomarlo tan duro. Pero él no
lamentaba haber reclamado al shifter.
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―Al menos ahora sabemos cómo Mateo planeaba hacer su dinero.
―Christian se sentó detrás del escritorio, sus brazos cruzados mientras miraba
a Zeus―. Pero tú no estás cien por cien seguro de que él sea el antiguo dios
que escapó del infierno.
Zeus asintió.
―Le llevara cientos de años volver a tener la fuerza que necesita para
siquiera intentar huir. No hay mucho que podemos hacer para asegurarnos de
que no vuelva, pero al menos tendremos algunos cientos de años sin él.
―Nazaryth miró a Zeus―. Mis hombres se dirigen a tu casa ahora para
recoger a Bobby y a sus compañeros.
* * *
Dorm salió y fue saludado por una cálida brisa de verano. Necesitaba el
aire para despejar la cabeza. Todo estaba pasando tan rápido que no había
tenido tiempo para pensar. Se había ido de donde Chávez para llegar a la casa
de Zeus y entonces Bobby había sido atacado. Y ahora los tres habían sellado
su relación al tener relaciones sexuales.
Dos.
Siempre encontró difícil hacer malabares con un tipo. Por esa razón se
había quedado solo consigo mismo, absorto en su trabajo. Ligar era demasiado
complicado. ¿Y ahora tenía que hacer malabares con dos? Dorm no sabía 70
cómo iba a hacer eso.
Dorm recordaba a Tony diciéndole dos años atrás que Chey era capaz
de sanar a una persona tanto física como emocionalmente. Tal vez estaba en la
naturaleza del tipo tratar de ayudar. A pesar de todo, Dorm no era muy bueno
expresando sus sentimientos y no iba a derramar sus tripas con este tipo. ―Me
estoy acostumbrando a ello.
―Creo que…
Dorm paso la mano por su pelo ―¿Y tu descubriste esto con tu visión
especial?
Chey había parado para comprobar a Bobby solo hacía un rato. ―¿Lo
viste durante qué, unos dos segundos?
¿Descendiendo?
Chey se rio entre dientes. ―Tu realmente estas ante una revelación Tal
vez deberías hablar con Ernest y Bobby sobre el mundo en que ahora te
encuentras. Puede hacerte las cosas un poco más fáciles.
―Yo soy Dog, segundo al mando de Nazaryth y estoy aquí para recoger
a Bobby, al ayudante Varnes y a tu irritante culo para que Mateo no le drene la
vida a Bobby. La única razón por la que tú vas es que eres la pareja de Bobby
y no interferimos en los apareamientos. Eso es una razón suficiente, ¿o sigo?
―Dog dijo.
Dorm estaba a un pelo de golpear al hijo de puta. Todo era nuevo para
él, y lo mínimo que este bastardo podía hacer era explicar las cosas sin gruñir
las palabras. ―¿Qué quieres decir con drenar?
―Se te explicará todo una vez que estés escondido como un perrito
caliente en su bollo. Ahora entra y así podemos conseguir poner esto en
marcha. Quiero salir de aquí en cinco minutos.
Dorm dio la vuelta sobre sus talones y corrió a la casa. ¿Quién coño
eran Renato y Vydeck? ¿Por qué estaban arriba con Ernest y Bobby? Corrió
escaleras arriba y por el pasillo. Entró en la habitación y se encontró a Bobby
discutiendo con dos extraños.
―Estos son los chicos buenos ―Ernest dijo―. Sí ellos piensan que lo
mejor sería que nosotros fuéramos…
―Puede que no, pero no podemos dejar que se vaya. Creo que entonces 76
será el secuestro. ―Ernest entro a la habitación. Dorm respiró hondo antes de
seguir al hombre. Sin una sola palabra, Dorm recogió a Bobby y tiró al shifter
de gato sobre su hombro.
Mateo iba a venir, y no había nada que pudiera hacer para detener al 77
dios.
* * *
Bobby estaba furioso. Esto era demasiado malo, el había vivido la mitad
de su vida con un señor de la droga, pero ahora que él había conseguido su
libertad, él se había metido derecho a una cárcel. Quería darle a Dorm una
patada en los huevos. Bobby sabía que la situación era mala, pero habría sido
agradable poder decir algo al respecto. La única razón por la que estaba siendo
tan pesado era porque todo el mundo estaba decidiendo sobre su vida.
Y ahora, una vez más, él estaba siendo llevado a algún lugar al que no
quería ir.
Había sido el sexo más caliente y más emocionante que había tenido. 78
Quería golpear a ambos hombres solo por ese hecho. Él quería golpearse a sí
mismo por anhelar otra ronda con ellos.
―Tú ya no estás mas por tu cuenta ―dijo Dorm―. Esa mentalidad tuya
de la calle no va a salvarte esta vez.
―Eres sexy cuando estas enfadado ―Ernest dijo. Su voz baja―. Haz
ese sonido la próxima vez que yo este follándote.
―Los Hell Hounds, sí, pero no estoy tan seguro del tipo ese de pie en
medio de la carretera ―dijo el conductor.
Salió volando.
Ernest también se había ido. Bobby estaba solo. Oyó los combates fuera
de la SUV. Tomando una respiración profunda, Bobby se puso a gatear fuera
del vehículo. Se paró y miró alrededor.
―Es como tratar de llevar un tanque por el aire ―se quejó Dog.
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Pero tanto como el hombre se estaba quejando, sus cinco pies de
envergadura los llevaron sobre los picos de la montaña. Miró detrás de ellos,
pero ya no veía a Castañeda. ―Creo que lo hemos perdido.
Dorm cerró los ojos y pidió paciencia. No era un hombre pequeño, pero
tampoco era tan pesado. El hombre estaba tratando de encontrar una forma de
insultarlo. Se negó a decir ni una palabra y finalmente Dog cambió el curso.
No es que Dorm estuviera encantado con eso de ser llevado por los aires.
Estaba impaciente porque le pusieran en el suelo. Mientras ellos se acercaban
a una de las montañas, Dorm frunció el ceño, Estaba cubierta de una espesa
niebla y temía que Dog no fuera capaz de ver por dónde iba.
―Vas a chocar ―Dorm le advirtió.
―Lo tengo.
¿Qué coño?
Dorm estaba viendo a unos siete u ocho tipos. Un alto, bien formado
hombre con los ojos whisky oscuro y el pelo negro corto se acercó a él. Los
bíceps del tipo estaban tatuados, haciéndole parecer duro, aunque todavía
había un aire refinado en él.
―Soy Nazaryth ―dijo el hombre―. Y este es el lugar donde tu y tus
compañeros se van a quedar hasta que Mateo vuelva a los abismos del
infierno. 87
Dorm miró a cada hombre y tenía que admitirse a si mismo que los tipos
eran muy atractivos. Sí él no estuviera emparejado ya…
* * *
¿Y Bobby? Bien…
―No, quiero ayudar a acabar con esa cosa. No me voy a sentar aquí y
esperar que venga a por mí.
Bobby intentó salirse de entre los dos, pero Ernest agarró los brazos del
hombre. ―Te lo prometo. Le llamaremos.
―Eso no es por lo que intenta escapar ―dijo Dorm―. Creo que nuestro
gatito tiene miedo de enamorarse de nosotros.
―¿De qué tienes miedo? ―Dorm pregunto mientras pasaba sus nudillos 92
por el cuello de Bobby―. ¿De comprender que dos policías no son tan malos
como compañeros?
―Ya basta ―Bobby consiguió liberarse y dio unos pasos hacia atrás―.
El sexo no es la respuesta. Mi vida está en peligro y están actuando como
adolescentes sobre excitados.
―¡Jódete!
―Estas más loco que una cabra si crees que no podemos ver a través de
esto ―Dorm dijo―. Eres demasiado obvio. ―El hombre caminó a través de la
habitación hasta quedar nariz con nariz con Bobby―. No nos odias porque
somos policías. Estas asustado porque alguien realmente se preocupa por ti.
―Si, yo… creo que estas proyectando tus propios sentimientos, amigo
―Bobby caminó hacia la puerta―. Nos vemos por ahí
―Mira, Dorm cree que debería dejarte solo. ―Ernest salió al balcón―.
Y tú crees que soy una especie de mediador. Eso está muy lejos de la verdad.
―¿Soy un obstáculo?
―No intentes pelear conmigo, Bobby. Sabes que eso no es lo que quise
decir. Mira… ―Ernest levantó una pierna y la paso por la barandilla― desde
que descubrí que Dorm era mi compañero, estuve luchado contra la soledad
durante dos malditos años. Eso es muy duro para un chico. Pero ahora que le
tengo de vuelta en mi vida…
Ernest se rio entre dientes y Bobby se giró para mirar al tipo. ―No, no
lo soy. No puedo hacer una rima ni para salvar la vida o recitar nada medio
romántico. ―Se separó de la pared, acercándose―. Pero yo sé lo que quiero,
Bobby Saldaña.
―Ese pequeño tipo que cree que no es lo bastante bueno para nadie,
pero que está equivocado. Yo veo más allá del áspero exterior. Veo al hombre
que quiere ser. Nunca te permitiste ser tú mismo. Siempre tuviste que
mantener las apariencias debido a tu entorno ―Ernest sujeto la cara de
Bobby―. ¿Por qué no bajas la guardia y ves como es el Bobby real?
―¿Quién eres tú, el poli bueno o el poli malo? ―La voz de Bobby era
baja y controlada mientras observaba a Dorm salir al balcón―. Ahórratelo. El
Dr. Phil ya me dio un discurso.
―El Dr. Phil. Eso es bonito. ―Dorm inclinó su cuerpo grande contra el
marco de la puerta. Aquellos viejos sentimientos volvieron, los sentimientos
de Bobby queriendo ofrecerse a Dorm. Pero no iba a jugar de nuevo. Podría
haber tenido sexo, pero eso fue por el calor del momento. Bobby estaba
recuperándose y no estaba del todo centrado.
Hubo un tiempo en el que él hubiera dado cualquier cosa por estar con
Dorm. Pero el hombre le había mentido durante dos malditos años, había
mirado a Bobby como si fuera un pedazo de mierda. ―Déjame en paz. Yo soy
un hombre que está buscando su propio camino en la vida. No te necesito ni a
ti ni a Ernest.
―¿Y cómo lo iba a saber yo? ―Dorm pregunto―. ¿Se supone que yo
arriesgara mi vida para poder meterme en tu cama?
―No puedes seguir así. ―Dorm abrazo a Bobby y esta vez, Bobby no
luchó para escapar. Todo lo que Bobby alguna vez había querido era ser
aceptado, saber que tenía aunque solo fuera una persona a su lado. Ahora tenía
dos compañeros que le decían que ya no estaba solo. Dos compañeros que le
decían que no lo juzgarían.
Bobby sentía la conexión. La había sentido la primera vez que puso sus
ojos en Dorm y también cuando conoció a Ernest, pero él había estado
luchando en contra. No había querido estar acoplado a dos hombres que tenían
sus vidas juntos. No cuando él se estaba desmoronando, lo había estado
haciendo durante un tiempo muy largo.
Bobby no quería que nadie cuidara de él. Él quería estar sobre sus pies.
Pero también estaba cansado de estar solo. Era cierto. Quería a alguien a su
lado, alguien que realmente se preocupara por él.
―No tienes que pensar en ello ahora ―dijo Dorm mientras apartaba el
pelo de los ojos de Bobby. El tacto era tan tierno que Bobby tuvo que contener
las lágrimas―. Tomate tu tiempo. Sólo quiero saber que vas a pensar sobre lo 100
que nosotros te estuvimos diciendo.
Tal vez podría confiar en ellos. Parecía que Dorm y Ernest realmente
querían hacer esto. Bobby respiro hondo y decidió que tal vez podría quitar
unos pocos ladrillos del muro que le protegía, solo los suficientes para dejar
que sus dos compañeros echaran un vistazo dentro.
* * *
Tenía que seguir recordándose que Bobby estaba tomándose las cosas
lentamente y que él no podía violar al hombre en la bañera, incluso aunque ese
fuera el único pensamiento en su cabeza.
Bobby suspiro. ―Todo lo que tuve fue una ducha. Me siento como si
estuviera en una piscina.
Esto era lo más relajado que Ernest había visto a Bobby. No quería
arruinar los sentimientos recientemente descubiertos del tipo intentando
pervertir al hombre. Pero observar a Bobby por ahí nadando, ver toda esa piel
perfecta, tenía los colmillos de Ernest amenazando con emerger.
―Estuve en una bañera de este tamaño ―dijo Dorm―. Pero nunca tuve
una vista tan exquisita antes. Dorm guiño un ojo a Ernest antes de volver su
mirada a Bobby.
Cuando Bobby nadó junto a él, Ernest levantó sus piernas y uso uno de
los dedos de su pie para acariciar el estómago de Bobby. No pudo evitarlo.
Trataba de comportarse. Realmente lo intentaba. Pero un hombre solo podía
resistir la tentación por un tiempo.
Bobby giró y salpicó agua hacia Ernest, quien escupió y limpió las 102
gotas de sus ojos antes de gruñir. ―Dos pueden jugar a este juego.
Y entonces Dorm deslizó dos dedos mojados dentro del culo de Ernest.
Ernest estaba en el borde, chillo, listo para caer. Dorm agarro el saco de
Ernest y dio un ligero tirón mientras Bobby lo tragó hasta el fondo de su
garganta. Arqueando la espalda, Ernest clamó mientras se corría en la garganta
de Bobby. Su cuerpo exhausto mientras sus piernas se volvían gelatina.
Pero tenía que tomarlo con calma. Esto le estaba matando, pero nunca
haría nada para herir a su compañero. A ningún compañero.
Lamiendo sus labios secos, Ernest sacó sus dedos. Joder. Estaba 108
nervioso y temía hacerle daño. Pero el anhelo en los ojos de Dorm obligaba a
Ernest a agarrar el lubricante y preparar su polla antes de arrojar la botella al
agua.
Dorm se giró hacia atrás, Ernest sintió la tensión en los músculos del
hombre. No se movió. No respiró. Esperó a que Dorm empezara a empujar
dentro de Bobby, permitiendo que el tipo estableciera el ritmo. Como Dorm se
follaba contra la polla de Ernest, sus manos exploraban la espalda de su
compañero, los bíceps gruesos y sus caderas estrechas. Ernest no podía no
tocarlo.
Ansió a Dorm durante dos largos años, y ahora que lo tenía, que se joda
el mundo. Sabía que Bobby no cambiaría en una noche, y sabia que Dorm
todavía estaba luchado por entender el mundo al que había sido lanzado, pero
él también tenía sus luchas. Estaba aterrado de despertarse una mañana y que
Dorm y Bobby se hubieran ido. No les había dicho a ninguno de ellos su
miedo, no podía.
Iba a ser difícil saltar de la cama y enfrentarse a quienquiera que fuese, 112
considerando que Bobby estaba tumbado no solo sobre Ernest sino que se
había movido hasta estar sobre Dorm también. El tipo era como una manta
humana.
―Todo lo que quiero es al gato ―un hombre con una cicatriz en la cara
dijo mientras se movía fuera de las sombras. Dorm podía ver donde había
disparado al tipo. Justo en el corazón. Pero el extraño estaba ahí parado como
si él no hubiera recibido una bala.
Esto era una locura. No había manera de que Ernest pudiera derrotar a la
bestia. Ellos habían tenido un infierno de lucha en la carretera y casi habían
perdido antes de que fueran sacados volando.
Los hombres se giraron, Dorm corriendo tras ellos. Ernest había ido ya
subiendo las escaleras y Dorm estaba aterrado de que algo le pasara al
ayudante.
Los hombres que habían venido con él se habían sumado a la pelea con
el sabueso. Todo lo que preocupaba a Dorm era encontrar la herida de Bobby.
Él pasaba sus manos sobre la piel del gato, explorando.
La batalla comenzó. Dorm vio como las bestias aladas atacaban y eran
derribados uno detrás de otro. No creía que estuvieran muertos, pero estaban
heridos y sangrando.
La pendiente se hizo mayor, y Dorm tenía que tener cuidado para 117
mantener el equilibrio. Un movimiento en falso y se caería por la ladera de la
montaña. Con la niebla aún colgando pesadamente en el aire, él no podía decir
por donde iba. Pero podría oír los combates que se llevaban a cabo arriba y
tenían muy poco tiempo antes de que Castañeda viniera detrás de ellos.
Podía ver la duda en los ojos de Ernest, pero Dorm la ignoró. Se paró de
golpe, Ernest chocando y Bobby detrás de él cuando Castañeda voló hasta
donde estaban y aterrizó con facilidad.
Dorm no sentía nada pero pura maldad emanaba del dios. Castañeda era
alto, intimidante, y Dorm deseaba poder patear el culo del tipo. No le gustaba
sentirse impotente. El quería arrancarle la piel.
Se agachó cuando algo oscuro voló junto a él. Dorm miró hacia donde
la cosa oscura misteriosa había volado para ver a otro hombre aterrizando
junto a Castañeda.
Dorm nunca se había movido tan rápido en su vida. No estaba seguro de
si el tipo que había llegado estaba del lado de Castañedo o de las Bestias
Aladas. Pero la única cosa que sabía con certeza era que tenía que llegar hasta 119
sus compañeros.
Dorm tuvo que parpadear un par de veces cuando vio los rasgos de 120
Jaden cambiar a algo totalmente diabólico. Una hilera de afilados colmillos
apareció en la boca del hombre mientras alas brotaban de su espalda.
Había algunas cosas de las que una persona no debería ser testigo.
Algunas cosas era mejor no recordarlas. Pero Dorm recordaría, y el tendría
pesadillas durante las próximas semanas.
Una oscura niebla rodeo a Jaden y Castañeda hasta que no podía verse a
ninguno de los dos. Nazaryth agarro a Bobby mientras Dorm y Ernest eran
cogidos también. Las Bestias Aladas les llevaron de vuelta a dentro y a su
habitación.
Dorm estaba conmocionado cuando Nazaryth dijo ―Esto terminó.
Aunque la guerra no ha terminado, creo que los tres estarán a salvo ahora.
Dorm realmente lo esperaba porque estaba listo para salir jodidamente 121
rápido de ahí.
* * *
Habían pasado dos meses desde que Jaden había destruido a Castañeda,
y Bobby sentía como si su vida finalmente iba en la dirección correcta.
Todavía no podía creer que Ernest y Dorm habían estado dispuestos a
sacrificarse para mantenerlo a salvo.
Nunca nadie había dado una mierda por el antes. Los dos le habían
demostrado que les importaba, y Bobby estaba empezando a descubrir quién
era en realidad.
Bobby se sentó hacia atrás y cruzó los brazos sobre su pecho como un
niño haciendo pucheros. Odiaba cuando Dorm y Ernest se unían contra él.
Bobby frunció el ceño. ¿Por qué Ernest le diría a Dorm que parara en
medio de la nada? Empezó a preguntar cuando Ernest se bajó del coche y
luego se deslizó en el asiento trasero. Pero Dorm no continuo conduciendo.
Continuó sentado ahí mientras Ernest se movía cerca de Bobby.
―Está bien ―le susurró Ernest―. No hicimos nada malo. ―Su pareja
le guiñó un ojo―. Nada que el viera por lo menos.
―Solo nos dirigimos a Village Brac ―Dorm dijo―. Nos detuvimos 124
para mirar el mapa.
¿Qué mapa?
Dorm agarró la mano de Bobby le llevó por las escaleras. ―Lo tienes
que ver.
Henry miraba a Bobby con unos ojos azules que parecían demasiado
grandes para su cara. Tenía esa mirada de cachorro mientras miraba a Bobby y
luego desvió la vista.
fin
COORDINACIÓN DE PROYECTO 128