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MANADA DE ZEUS 10

DORM
El agente del FBI Justin Dorm trabajó de encubierto durante los dos
últimos años. Cuando un narcotraficante rival entra en la casa donde está
trabajando, Dorm sabe que algo no está bien. El hombre se siente como
alguien totalmente malvado y Dorm se encuentra en medio de un baño de
sangre.
A Bobby Saldaña le echaron a las calles a una edad muy temprana para
trabajar para Díaz Chávez. Quiso a Dorm desde el primer momento en que
puso sus ojos encima del hombre. Pero Dorm ha dejado muy claro que no
quiere nada de Bobby, eso hasta que el infierno se desata y los dos deben huir
para salvar sus vidas.
Ermest Varnes sabía que Dorm era su pareja cuando el agente dejó la
ciudad dos años atrás. Durante una patrulla, Ernest descubrió a Dorm y a otro
hombre durmiendo en un coche en la parte de atrás de la tienda de ropa
Lassiter.
Pero sus problemas solo acaban de empezar. Bobby tiene una poderosa
sombra detrás, él además luchara con uñas y dientes, contra el apareamiento
poniéndose a sí mismo y a los demás en peligro.
CAPITULO 1
―Esta es la reunión que estuve esperando ―dijo Díaz Chávez mientras
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dejaba el vaso de zumo sobre la mesa frente a él. Años de una vida dura
estaban grabados en la cara del hombre, el agente encubierto del FBI Justin
Dorm asintió solemnemente.

―Fue una larga espera. ―Sus ojos se desviaron hacia el vestíbulo


donde, en una hora, el señor de la droga, Amidio Castañera, estaría entrando
con su hermana más joven para casarse con Chávez. Este trato había sido
negociado durante más de un año. Dorm estaba deseando atrapar a estos
bastardos y largarse de aquí.

―El señor de la droga que domina la Costa Este estará aquí, y aún así
no pareces nervioso. ―Unos ojos que le recordaron a Dorm los de un halcón
lo estudiaron―. ¿Por qué es eso?

Durante un momento se observaron el uno al otro, y entonces Dorm se


encogió de hombros indiferente. ―Más bolas que cerebro.

Chávez se rió y guiñó a Dorm. ―Eso es muy cierto.

Dorm quería ir al otro lado de la mesa y golpear al hombre en su


enrojecida cara. Estuvo cerca de abandonar la Agencia para instalarse en Pride
Pack Valley, pero cuando él fue a decirles que se fueran a la mierda, su jefe le
había dicho que el caso en el que había estado trabajando durante 18 meses se
había calentado. Había quedado un hueco libre en la organización de Chávez,
permitiendo a Dorm infiltrarse en la familia y pasar rápidamente a través de
las filas, logrando colocarse como el teniente de Chávez.
Durante más de dos años, había estado al lado de Chávez. Él estaba
muriéndose por volver a la pequeña ciudad, pero no hasta que este bastardo
estuviera detrás de los barrotes. Chávez estaba sentado ahí con su perfecto
traje blanco y su petulante sonrisa en su rostro. El pelo que una vez había sido 3
espeso y brillante era ahora más fino y estaba colocado de forma que
escondiera las zonas donde empezaba a escasear.

Él realmente sentía lástima por la hermana de Castañeda.

―Te quiero a mi lado cuando el Señor Castañeda y sus hombres


lleguen.

Chaves le dio una sonrisa que desmentía el nerviosismo que Dorm sabía
que el hombre sentía. Él estaba a punto de conocer a su futura esposa. De las
pocas veces que la había visto, él sabía el porqué. Ella era joven, esbelta y
llena de fuego. Chaves iba a tener sus manos llenas. El tipo ya no era un
jovencito. Era un hombre cerca del final de los cuarenta y rechoncho alrededor
de la cintura. No hay duda de que Chávez era un hombre muy peligroso, pero
cuando se trataba de su novia, actuaba un poco crispado.

Dorm dio una señal afirmativa cuando Chávez empezó a tomar su


desayuno de nuevo. Chávez estaba tratando de unir su imperio con el de
Castañeda. Si lo lograba, no los podrían detener. Era el trabajo de Dorm
detenerlos a ambos. Había conseguido suficiente información sobre ambos
para poner a cada hombre a la sombra por un largo tiempo.

Simplemente estaba esperando a que estuvieran bajo el mismo techo.


Había un equipo del FBI esperando a una milla de aquí. Tan pronto como
Castañeda apareciera, empezarían los fuegos artificiales.

―¿Estás perdido en tus pensamientos, verdad? ―Chávez dejó su


tenedor, una vez más, sus penetrantes ojos observando a Dorm. El capo era
muy inteligente y no era un hombre al que enfrentar con la guardia baja―.
¿Necesitas un rápido alivio de la tensión? ―La sonrisa lobuna que el hombre
le dio a Dorm le dijo que estaba pensando en sexo. Él le había ofrecido muchas 4
mujeres durante los dos últimos años, y él siempre encontraba una escusa para
rechazarlas.

―Tenemos poco tiempo ―Dorm respondió―. Una hora no es


suficiente para mi apetito. ―Era gay. En este entorno, esto podía matarle,
junto con el hecho de que él era una agente encubierto.

Los ojos de la serpiente se posaron en él antes de que Chávez se riera.


―Estás en lo cierto. Una hora no es suficiente tiempo para amar a una mujer,
aunque sea temporal.

Dorm se levanto, necesitaba algo de aire fresco. ―Si me disculpa.

Chávez le despidió mientras una seductora joven entraba en el comedor.


El tipo era un cerdo. Chávez tenía a su joven esposa viniendo, y allí estaba,
acariciando los pechos a otra mujer, mientras le sonreía y la miraba con deseo.
Dorm nunca entendería a los hombres como Chávez. Ellos tomaban y
tomaban, nunca pensando en nadie salvo en ellos mismos.

Por milésima vez, Dorm pensó en el ayudante de policía de Pride Pack


Valley, y su polla empezó a crecer. Se preguntaba si el tipo habría encontrado
a alguien o si todavía estaría solo. Él había aprendido muy poco sobre el
ayudante Ernest Varnes antes de dejar la ciudad. Pero lo que había averiguado
realmente le intrigaba.

Tampoco podía esperar para salir de esta línea de trabajo y disfrutar de


un ritmo más lento. Se estaba volviendo demasiado viejo para esta mierda.
Todavía estaba en sus primeros treinta, pero su cuerpo estaba empezando a
sentirse como de cincuenta.
―Tú nunca has aceptado a las hermosas mujeres que Chávez te ofrece.
Dorm continuó andando, haciendo su mejor esfuerzo para ignorar a Bobby 5
Saldama. El chico había sospechado de Dorm desde el primer día. Y con
razón, considerando que era un agente encubierto.

―Tal vez las mujeres no son de tu agrado.

Dorm se giró sobre sus talones, clavando a Bobby contra la pared, una
mano rodeando la delgada garganta del hombre. ―¿Qué diablos estás
diciendo?

―Eso no es lo que yo estoy diciendo. ―Bobby trató de hablar, pero sus


palabras se ahogaron mientras su cara enrojecía―. Es lo que todos los chicos
susurran por aquí porque nunca te ven con una mujer.

―Eso es porque yo estoy trabajando, gilipollas. Yo no mezclo los


negocios con el placer. ―Dorm soltó al chico, dando un paso atrás, trató de
calmar sus nervios. Él estaba satisfecho ante lo que iba a ocurrir dentro de
poco. Otro día tratando con los hombre de aquí y probablemente habría
disparado contra uno de ellos.

―Pero ―Bobby dijo mientras frotaba su garganta―. Tú vives bajo el


techo de Chávez, y nunca hay nadie llenando tu cama por las noches.

―Vete a la mierda. ―Dorm estaba cansado de los rumores que había


estado escuchando acerca de su sexualidad. Era como vivir con hombres cuyas
bolas se hubieran encogido. Nadie se atrevía a decirle algo a la cara. ¿Por qué
Bobby había esperado hasta hoy para acercarse a él? Si alguno de esos
susurros llegaba a los oídos de Chávez, Dorm sabía que no sobreviviría. A
Chávez le encantaban las mujeres y había expresado su odio por los
homosexuales.

Dorm podía ser el teniente del hombre, pero el señor de la droga no 6


vacilaría al disparar.

Sin lealtad.

Con rápidos avances, Bobby se interpuso en el camino de Dorm, sin


dejarle avanzar. ―Yo no estoy tratando de hacer un enemigo.

Su paciencia se había agotado. Dorm se sentía nervioso, listo para dejar


este lugar detrás de él. Todavía quedaba un maldita hora más, y este gilipollas
estaba acosándole. ―Gracioso, podrías haberme engañado.

―Eres el teniente de Chávez. Yo estaría loco si me hiciera tu enemigo.


―Dorm no confiaba en nadie―. Entonces, ¿qué pasa con toda esta mierda de
la que estás hablando? ―Bobby se acercó, su voz bajó a un mero susurro
mientras las puntas marrón claro de su pelo cubrían uno de sus ojos verdes―.
Porque yo me estoy ofreciendo. Si necesita… aliviar el estrés… estoy
dispuesto.

Oh, claro. Esto no era lo que Dorm necesitaba. El chico era atractivo,
pero Dorm no estaba dispuesto a ser engañado o atrapado en una situación
comprometida. Este caso era demasiado importante para tirara todo por la
borda por un pedazo de culo.

Tuvo que mantener su papel como el teniente de Chávez. Ser suave no


era una opción. ―Ofréceme tus servicios una vez más y te cortaré los cojones.

Loa ojos del hombre se agrandaron, mientras él asentía rápidamente.


Dorm se sentía mal, pero no lo suficientemente mal como para retirar su
amenaza. El chico podía estar realmente interesado, pero una vez más, él
podía estar preparando una trampa para Dorm. Él no iba a tomar la
oportunidad, incluso si había pasado demasiado maldito tiempo desde que 7
había estado con alguien. Deliberadamente tiró su labio hacia atrás con
disgusto. ―Vete de aquí.

Bobby le dio una última mirada de deseo antes de salir rápidamente de


su vista. Dorm sacudió la cabeza. Era irreal. Si no tuviera que mantener su
cubierta, ¿habría dicho que si a la oferta del hombre? Dorm no quería pensar
en la respuesta.

Desde el primer día supo que había algo diferente acerca de Bobby. No
podía saber el qué, pero el hombre se distinguía del resto de los matones.
Parecía demasiado… ¿delicado? ¿Era esa la palabra adecuada? Quizás era más
suave. En cualquier caso, Bobby no parecía que perteneciera aquí.

Dorm se apoyo en la pared, mirando hacia arriba a la bóveda


profusamente decorada. Bobby no era el único que no encajaba en este estilo
de vida. La casa de Chávez era demasiado recargada para su gusto. Los
azulejos de mosaico del suelo hacían que extrañara la alfombra que tenía en su
apartamento. Extrañaba caminar sobre la superficie blanda con los pies
descalzos y sentarse delante de la televisión en bóxers, pero sobre todo,
extrañaba su cómodo y desgastado sofá.

La habitación que tenía aquí era demasiado extravagante.

―Ha llegado temprano ―uno de los hombres de Chávez dijo en voz


alta mientras se apresuraba hacia el comedor a toda carrera.

Dorm se separo de la pared, poniendo cara de póker antes de reunirse


con Chávez en el vestíbulo.

No le pasó desapercibido que todas las bellas mujeres que el señor de la


droga tenía normalmente alrededor de la casa hubieran desaparecido. Dorm, 8
no dudaba que hubiesen sido enviadas fuera de aquí para siempre. A Chávez
le gustaban las cosas bonitas, pero le gustaba más el dinero. Y una alianza con
Castañeda no sólo aseguraba que el hombre continuara siendo rico sino
también le abrirá puerta en el mundo de las drogas en lugares inalcanzables
para él.

La puerta delantera se abrió, y los hombres de Castañeda entraron en


primer lugar, colocándose a ambos lados de la puerta y a lo largo de las
paredes del vestíbulo. Estos hombres se veían tan letales como su reputación
decía, ellos observaron todo mirando alrededor de los hombres de Chávez. El
hombre que entró detrás exudaba dureza junto a suave elegancia, mostrando
que estaba al cargo de la situación en todo momento. Su mandíbula firme y
sus ojos inteligentes observaron todo antes de volverse hacia Chávez con una
sonrisa. Las alarmas de Dorm se dispararon de inmediato. Él nunca había visto
antes a Castañeda. Esta era la primera vez que había puesto los ojos encima
del señor de las drogas, pero había algo sobre él.

Cuando Castañeda puso sus fantasmales ojos sobre Dorm, él supo al


momento que interrogaría al hombre. Esos ojos. No eran humanos. Dorm
había estado en Pride Pack Valley, había visto a un hombre convertirse en
lobo. Sabía que había criaturas sobrenaturales andando por el planeta.

Y Castañeda era uno de ellos. Apostaría su vida. Pero el señor de las


drogas no solo exudaba firmeza y suavidad, había algo totalmente maligno. El
aura asfixiaba a Dorm. Nadie parecía darse cuenta de que el hombre tenía unos
extraños ojos amarillentos. Nadie parecía darse cuenta de la falta de olor que
lo rodeaba. Todos los presentes en la sala notaban la tensión, pero sólo como
dos familias rivales.

Dorm necesitaba llamar a los refuerzos. Algo en su instinto le decía que


esto sería un baño de sangre en lugar de una redada. Pero no podía distanciarse 9
para usar el teléfono. Se esperaba que estuviera al lado de Chávez.

En una esquina, Dorm noto a Bobby mirando a Castañeda con sus ojos
llenos de temor. Parecía ser la única otra persona que veía al hombre por lo
que realmente era.

Ni humano ni mortal.

Los ojos verdes de Bobby se posaron en Dorm, una mirada inquieta


marcando su expresión. Dorm rápidamente aparto la mirada. Él no estaba
seguro de lo que estaba sucediendo, pero sabía lo que ocurriría en pocos
minutos. Había que pararlo, pero no sabía cómo.

―Señor Castañeda ―Chávez fue el primero en extender su mano―. Es


un placer tenerlo en mi casa.

Esto no estaba bien. ¿Dónde estaba la hermana del hombre? ¿Por qué
los hombres de Castañeda se veían listos y preparados? Dorm noto a Bobby
acercándose a él, sus ojos verdes nunca dejaron al señor de las drogas. Una
abrumadora necesidad de proteger a Bobby Saldaña se apodero de Dorm. Él se
acerco y agarro a Bobby justo cuando los hombres de Castañeda abrían fuego,
abatiendo a los hombres de Chávez.

Dorm se tiro al suelo, puso a Bobby debajo de su cuerpo mientras


intentaba salir esquivando las balas. No era fácil para un hombre de su
tamaño, siguió manteniendo un fieme agarre sobre la mano de Bobby mientras
se levantaba y corría por el pasillo, en dirección a la salida trasera. Se oía ruido
de pisadas. Alguien estaba viniendo por él.

Doblaron una esquina, Dorm se libro por milímetros de que una bala
impactara en su cabeza, golpeando la pared en lugar de su lamentable culo. 10
Oyó gritos, cosas rompiéndose, y una voz fuerte y ensordecedora grito antes
de que él y Bobby desaparecieran en la noche.

* * *

Dorm miró sobre su hombro mientras él y Bobby corrían por la calle


adoquinada. El hombre no había dicho una palabra en todo el tiempo. Sólo se
mantenía a la par de Dorm mientras ellos se escabullían entre las sombras. Si
la redada se había terminado, él no lo sabía. Alguien los estaba siguiendo y
Dorm estaba decidido a permanecer vivo, mantenerse delante de quien quiera
que viniese tras ellos.

―¿Tienes algún lugar donde escondernos? ―Bobby finalmente habló.


Su voz sonaba tensa, y su mirada seguía vagando por todas partes. Dorm no
estaba seguro de porqué había llevado al tipo con él. Ese impulso de proteger
al hombre aún estaba allí, lo que hacía que se cuestionara su propia cordura.
Bobby Saldaña era uno de los hombres de Chávez. ¿Por qué incluso se había
molestado en mantener vivo al hombre?

Tenía un escondite. Por desgracia, estaba al otro lado del país. Coger un
avión estaba fuera de discusión. Los hombres de Castañeda sin duda
comprobarían los aeropuertos y la estación del tren. Parecía que el hombre no
quería supervivientes. Dorm tenía el presentimiento de que él y Bobby iban a
ser cazados sin piedad.

Agarrando a Bobby por la parte de atrás del cuello, tiro de él a un


oscuro callejón cuando unos faros aparecieron en la calle. El camión paso a su
lado despacio, el conductor buscaba algo. Dorm se metió aún más dentro de
las sombras oscuras mientras les pasaban. Tenía su Walther P99 en una mano,
y la otra tapaba la boca de Bobby. El chico no había hecho un solo sonido,
pero realmente no le conocía y no correría ningún riesgo. 11

Agarró el cañón suavemente con su mano mientras el camión los


pasaba. Había un coche aparcado en la acera justo delante de Dorm, y él sabía
que era su manera de escapar. Pero antes de que pudiera llegar a él, el mismo
camión pasó junto a ellos de nuevo.
Dorm esperó. Cuando pareció que el camión se había marchado, él
llevo a Bobby fuera del callejón lleno de basura y le empujo hacia el coche.
La suerte estaba de su lado esa noche porque el coche estaba abierto. Bobby se
deslizó al asiento trasero, acostándose como Dorm le indico antes de que
arrancara el coche.

Amidio Castañeda trabajaba en la costa Este, y Dorm no estaba


demasiado seguro de si ellos estarían a salvo si iban en esa dirección, pero no
sabía en quien podía confiar. Zeus y sus hombres eran los únicos no humanos
que él conocía. Si había alguna oportunidad de sobrevivir, Zeus era el hombre
para mantenerles seguros a él y a Bobby de cualquier mierda en la que
Castañeda y sus hombres estuvieran metidos.

Sacando el coche de su aparcamiento, Dorm tomó los callejones y calles


menos transitados mientras atravesaba la pequeña ciudad. No respiró hasta
que había traspasado los límites de la ciudad y se encontraban en su dirección.
Bobby levantó su cabeza, echando un vistazo por la ventana trasera durante un
largo momento, después se encaramó en el asiento delantero.

―¿Sabes que ocurrió? ―Dorm pregunto.

―No. ―Bobby miro detrás de ellos una vez más―. Pero yo sentí algo.
Dorm también lo había sentido. No estaba seguro de por qué él y Bobby
sintieron algo maligno y los hombres de Chávez no. Tal vez eran inmunes a la
sensación ya que trabajaban para un hombre corrupto. Hablando de…
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―¿Qué hacías para Chávez?

―Ahora nada ―Contestó Bobby―. Pero soy uno de sus soldados de


menor rango, alguien prescindible. Tú eres su teniente, pero saliste a la
primera señal de problemas.

La forma en que el hombre lo dijo hizo que Dorm pensar que había
perdido puntos ante los ojos del chico. ―No éramos tan cercanos para que yo
fuera su jodido escudo. ―El miró a Bobby―. No pareces uno de los hombres
de Chávez.

Bobby sonrió, pero la sonrisa no ocultaba el miedo en sus ojos. ―Yo


estaba en las calles. Cuando Chávez te quiere, es un suicidio decir que no. Yo
no tenía opción. Tu sí. Ví la forma en que ascendías en las filas de Chávez.
Parece que te gusta ser el segundo al mando. Dios sabe que cometiste actos
horribles para alcanzar tu posición.

Dorm miró la gran señal que daba la bienvenida a Arizona. ―Soy un


agente del FBI.

Los ojos verdes de Bobby parpadearon un par de veces mientras miraba


a Dorm. ―Repíteme eso.

No lo repetiría. Sabía que Bobby le había oído. Ya no estaban en la casa


del Señor de la droga y no regresarían. Chávez estaba muerto. No había
ninguna razón para que él ocultara la verdad. Necesitaba ponerse en contacto
con el asistente del director y averiguar lo que le sucedió al equipo de apoyo.
Después de conducir toda la noche, aparco en un motel de mierda con
traficantes y prostitutas merodeando por el aparcamiento. Bobby se mantenía
pegado a su lado, mientras él los registraba bajo un aliar y pagaba en efectivo. 13

No se molestó porque algunos matones rodearan el coche en el que


habían llegado. Si robaban la maldita cosa le estarían haciendo un favor. Dorm
no quería continuar conduciendo un coche con matriculas de California. Poner
todo un país entre él y Castañeda era la única cosa que estaba en su mente por
ahora.

Usando la tarjeta de la puerta, entró en la habitación con Bobby. El


lugar no se parecía al palacio de Chávez, pero a él no le importaba. Nunca
quiso tener los suelos de baldosas y los techos en bóveda.

Dorm cogió la cama más cercana a la puerta, deslizando su pistola


debajo de la almohada antes de caer sobre el colchón. Afortunadamente, era
un tipo con el sueño ligero. Sí Bobby intentaba cualquier cosa, le metería un
tiro en la cabeza.
.
CAPITULO 2
―Tengo una denuncia contra tu hijo por sobrepasar el límite de
14
velocidad dentro del vecindario. ―Los ayudantes Ernest Varnes y Terrance
Arkanes estaban en el porche amarillo y blanco de la casa del Sr. Perry.

―Se lo he dicho al chico. ―El Sr. Perry hizo una mueca―. Él sabe
todas las reglas. Me aseguré de que él conozca todas las leyes.

―Al parecer olvidó que una es no sobrepasar los límites de velocidad.


―Ernest descansaba su mano sobre la culata de su arma, apoyado contra el
porche en una pose relajada―. Esto es solo un aviso, Chuck.

―Entiendo. ―El Sr. Perry asintió―. Me ocuparé de Amos.

―Lo agradezco ―Ernest toco el ala de su sombrero e inclinó su cabeza


antes de salir del porche. Anduvo con paso cuidadoso y directo al coche
patrulla. Arkanes a su lado.

Ernest se sentó allí por un momento, pensando en Dorm. Era algo que
hacía a menudo desde que el agente se fue de la ciudad. El Sheriff Jesse
Dekalb le dijo a Ernest que Dorm volvería, que iba a Washington a resolver
algunas cosas. Pero eso había sido hace más de dos años. No había tenido la
oportunidad de decirle a Dorm que era su pareja. Él pensaba que el otro chico
había sentido la conexión, pero al parecer se había estado engañando.

Arrancando el motor, Ernest salió a la carretera. Recorrió el tranquilo


vecindario, observando las calles para detectar cualquier signo de los Hell
Hounds. No era que él se encontrara en ese tipo de patrulla, pero desde que el
caso había estallado aquí no hacía demasiado tiempo, Ernest estaba en alerta
máxima. Todavía tenía que cumplir con sus tareas ordinarias, como decirle al
Sr Perry sobre su hijo, pero el Sheriff Dekalb les había dicho a todos los
ayudante que mantuvieran sus ojos y oídos bien abiertos. Y sí veían algo
sospechoso, llamaran a Tony Monroe.
15
Zeus había puesto a Tony a cargo de la investigación de los Hell
Hounds dos años atrás, después de que Tony se emparejara con Logan y
Rave. Ver al hombre sólo le recordaba que Dorm no estaba.

Ernest había excedido sus límites conduciendo y se sentía un poco


hambriento. El almuerzo estaba a la vuelta de la esquina, y él y Arkanes ya se
habían puesto de acuerdo para comer en Theo`s.

―Mi esposa sigue pidiéndome que te invite a cenar ―Arkanes dijo


entrando en conversación―. Soy testigo de que ahora ella está intentando
organizarte una cita con su prima Louise.

―Tú sabes que soy gay ―Ernest respondió.

―Díselo a mi mujer, eso no la detendrá en su intento de que dejes tu


estado de soltero. Confía en mí, estuvo pensando en enrollarte con su
hermano, pero no dejaría ni que mi perro se acercara al chico. ―El hombre se
estremeció―. Le diré que rechazaste la invitación una vez más.

Ernest soltó una risa. ―Gracias. Corta esto de manera suave. ―Se había
reunido con la mujer de Arkanes muchas veces, ella era una mujer dulce y sus
intenciones eran buenas, pero no iba a permitir que ella le buscara pareja
cuando él ya tenía un compañero. Arkanes era extraño, pensó. Él nunca se
refería a Caroline como su compañera, solo su esposa. Nunca había oído sobre
shifters en una relación así antes.

Cada uno con lo suyo.


Sí él decía que ya había encontrado a su pareja, ella le dejaría en paz,
pero después le asediaría sin descanso para saber más sobre Dorm y por qué
él no estaba aquí. 16

Ernest podía prescindir de ese tipo de investigación.

―Se está acercando la fecha, ¿verdad? ―Ernest pregunto mientras


conducía alrededor de la calle, haciendo su mejor intento para cambiar de
tema. Sabía que Arkanes estaba nervioso acerca del nacimiento de su primer
cachorro. El hombre estaba orgullosísimo pero entraba en pánico cada vez que
Caroline llamaba.

Arkanes sostuvo su rostro. ―No me lo recuerdes. Sigo teniendo


pesadillas sobre ella entrando en trabajo de parto y su hermano es el que
aparece. ¿Qué tipo de mierda retorcida es esa? ¿Por qué sigo teniendo sueños
en los que ella da a luz a su hermano?

―Porque tú no puedes soportar al tipo ―Ernest se burlo―. Y ella


mantiene la amenaza de que le permitirá mudarse con ustedes.

Ernest redujo cuando vio un coche aparcado detrás de la tienda de ropa


de Lassiter. El propietario, Lassier, estaba de vacaciones. No debería de haber
nadie aparcado allí. Pride Pack Valley estaba teniendo problemas con el
exceso de Hell Hounds últimamente, pero esos animales no conducían.

Aún así, aparcó cuidadosamente junto al coche que solo estaba ahí
parado. Ernest caminó lentamente por el lado del conductor. ¿Qué joder? ¿Era
Dorm él que estaba en el asiento del conductor?

¿Y quién era el hombre en el asiento del acompañante? Esto no tenía


ningún sentido para Ernest. No había visto al tipo en más de dos años y
¿encontraba a su pareja durmiendo en un coche con algún otro hombre?

―¡Eh!, no es ese… 17

Arkanes no tuvo oportunidad de terminar lo que estaba diciendo. Dorm


se había despertado, su pistola en frente de la cara de Ernest en cuestión de
segundo. Era extraña la rapidez con el que el hombre había reaccionado. Su
revólver era compacto, fácil de manejar y mortal. Dorm no flaqueaba, no
parpadeaba y no parecía ser completamente consciente de que era Ernest el
que estaba en su puerta. Él estaba observando a Ernest tranquilo, serio,
inquebrantable.

―Tranquilo ahora. ―Ernest levanto sus dos manos, mostrándole a


Dorm que no estaba armado―. No estoy aquí para hacerte daño. Simplemente
estoy comprobando si necesitan cualquier tipo de ayuda.

Dorm pestañeó y, a continuación, bajo su arma. Su cabeza giro hasta


mirar al pasajero, que se había despertado, mirando primero a Ernest y luego a
Arkanes. Ernest no conocía al tipo, pero él tenía escrito astuto por todas partes.
Su cabello castaño claro cubría la mitad de su rostro, mostrando un único ojo
verde. La palabra que le vino a su mente era… lindo.

Dorm, por otro lado, parecía nervioso. Sus ojos oscuros recorrieron todo
el callejón antes de volver a aterrizar en Ernest. No le prestó ninguna atención
a Arkanes, pero Ernest podría decir que el otro ayudante no había sido
descartado. Así no era como había imaginado que volvería a ver a su
compañero. Especialmente no con un lindo tipo acurrucado en el asiento junto
a él, una fina manta sobre su regazo.

Parecían dos hombres en la carretera, con problemas y buscando un


lugar para esconderse. Sus ropas estaban arrugadas, y el hombre junto a Dorm
tenía grandes bolsas bajo sus ojos… bueno por lo menos en el ojo que él podía
ver.
18
Necesito ver a Zeus. ―Dorm se sentó, su cuerpo llenando toda la
ventana―. Pero primero tengo que deshacerme de este coche.

Los ojos de Ernest buscaron a Arkanes. Ellos estaban pensando lo


mismo. Dorm estaba conduciendo un vehículo robado y alguien estaba detrás
de él. Ese conocimiento hizo que Ernest quisiera saber en lo que su
compañero se había metido. ―¿Ese problema te está siguiendo?

―Él es un shifter de ocelote ―dijo Arkanes desde el lado del


acompañante. El ayudante inclinó su cabeza a un lado e inhalo. ―Un gato.

―¿Un qué? ―Los ojos de Dorm recorrieron al chico sentado junto a él.
Era como si Arkanes acabara de anunciar que el extraño era un demonio.
Dorm no parecía muy contento―. ¿Por qué no me lo dijiste?

―No preguntaste ―el extraño contesto―. No era importante, y no es


algo que anuncie a los humanos.

Ernest se asomo por la ventana, tomo una bocanada de aire. Su corazón


golpeando cuando se dio cuenta de que estaba mirando a su segundo
compañero. El chico miro a Ernest, sacudiendo la cabeza ligeramente. No
estaba seguro de por qué el hombre no quería que Dorm supiera que ellos tres
eran compañeros, pero le dio un imperceptible guiño antes de retroceder.

Su cabeza estaba demasiado ocupada dándole vueltas al hecho de que el


tenia dos compañeros como para discutir el punto. Pensaba que sólo el Alfa
Zeus y sus soldados tendrían dos compañeros. No era algo que ocurriera
normalmente. Sin embargo, sucedió. Ernest sabía que no iba a dejar que Dorm
se fuera esta vez, y ciertamente no iba a permitir que el otro hombre se alejara
tampoco.
19
―¿Quién eres? ―Ernest pregunto al pasajero.

―Su nombre es Bobby Saldaña ―Dorm respondió por su compañero―.


Es una larga historia, pero ahora, tengo que ir a ver a Zeus.

Dorm no sabía que Ernest era un shifter lobo. El agente del FBI solo
sabía de Zeus y sus hombres. Él quiso decirle al tipo, pero parecía que Dorm
ya tenía bastante en su cabeza ahora. Habría tiempo para las explicaciones más
tarde.

―Puedo llevarte con él ―Ernest se separó mientras Dorm salía del


coche―. También puedo deshacerme del coche.

―Gracias ―Dorm respondió mientras esperaba que Bobby saliera. No


estaba seguro de cuál era la relación entre Dorm y Bobby. Viendo que Dorm
se había sorprendido al saber que Bobby era un shifter. Ernest apostaría a que
ellos no estaban durmiendo juntos. Pero eso era solo una teoría. No podía
saber nada a ciencia cierta por ahora.

Dorm subió en el asiento delantero del coche patrulla. Arkanes le


dirigió a Ernest una sonrisa divertida. Su compañero era un macho dominante
y a Ernest le gustaba eso. Bobby miró al asiento de atrás y después a Ernest.
―No voy en la parte trasera.

Acercándose, Ernest se inclino sobre él, acercando sus labios al oído del
hombre. ―No estás arrestado, compañero. Tú estás a salvo.
El hombre se veía poco convencido.

―Sube ―Dorm dijo ásperamente desde el asiento del acompañante.


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Bobby miró a Ernest una vez más antes de introducirse en la parte
trasera. Parecía que había algunos problemas entre los dos. Ernest se ocuparía
de eso más adelante también. Lo importante era tener a ambos seguros y cerca
de él… aunque sólo acabara de encontrar a Bobby.

El viaje a la casa de Zeus no tomaba mucho tiempo, todo estaba


tranquilo en el coche. Ernest quería preguntar qué había ocurrido a Dorm, pero
lo dejo, solo por ahora, él iba a obtener algunas respuestas.

Tomo el largo camino de la entrada, estacionó detrás de una multitud


de vehículos. Dorm no dijo ni una palabra cuando salió, cerró la puerta del
coche y se dirigió directamente hacia la entrada. El hombre no fue por el
camino. Cruzó el césped, sus pasos seguros y confiados.

―Tienes que dejarme salir ―dijo Bobby desde el asiento trasero.


Girando su cabeza, Ernest vio que los ojos de Bobby estaban clavados en la
espalda de Dorm.

Ernest salió, pero en lugar de dejar que Bobby saliera, abrió la puerta de
Arkanes. ―Danos un minuto.

Su compañero asintió ―Voy a salir de tu vista por un tiempo.


Ernest se sentó en el asiento trasero, dejando la puerta abierta, mirando
hacia Bobby. ―¿Qué demonios está pasando?

Los ojos verde oscuro miraban lejos, la mandíbula del hombre


desafiante. Bobby estaba actuando como si Ernest fuera el malo en esta
película. No lo entendía. No se conocían, pero Bobby tenía que saber lo que
significaba ser compañeros. Para Ernest eso lo era todo. Un lazo irrompible.
No había nada que no hiciera por Bobby o Dorm.
21
―Mira…

La boca de Bobby se torció en una sonrisa cínica. ―No, mira tú. Yo no


sé nada, amigo. Podemos ser compañeros, pero eso no significa nada para mí.
No intentes hacerte mi amigo jugando la carta del protector.

Ernest se separó sintió como si le hubiesen golpeado. Los bellísimos


ojos entornados de una forma obstinada, diciéndole a Ernest sin palabras que
Bobby no iba a decirle nada.

Lo que realmente le tomó por sorpresa fue que Bobby le dijera que ser
compañeros no significaba nada para él. Ernest se movió del asiento,
golpeando la puerta al cerrarla así el podría recuperar su compostura. Era
cierto que ellos no sabían nada el uno del otro, pero el hombre no tenía que ser
tan cruel por eso.

Tal vez podría conseguir las respuestas de Dorm, Ernest dejo a Bobby
en el coche. Entró en la mansión, sabía exactamente donde encontraría a Dorm
y a Zeus. Bryck, uno de los soldados de Zeus, estaba parado dentro del
vestíbulo, apoyado contra la pared. El lobo gris le miro con ojos fuertes e
inteligentes. No dijo una palabra cuando Ernest camino hacia la oficina del
Alfa.

Había un suave murmullo detrás de la puerta de roble maciza, Ernest


levantó su mano y golpeó. Las voces se calmaron antes de que la voz
profunda de barítono de Zeus le pidiera a Ernest que entrara. Los ojos de
Ernest aterrizaron en Dorm, estaba sentado frente al escritorio del Alfa. Dorm
encontró su mirada enfocada.

―Toma asiento ―Zeus señalo a la silla al lado del agente de campo―.


Parece que tu pareja tiene mucho… 22

―¿Él qué? ―Dorm se giro hacia Ernest, sus ojos oscuros llenos de
ira―. Jódeme, hombre ―el tipo murmuró antes de poner sus manos sobre su
cabeza―. Mi día parece que cada vez va a mejor.

Eso hacía dos compañeros reaccionando con nada más que desdén hacia
Ernest. Y aquí él había pensado que su día iba a ser todo aburrido. Zeus era la
única persona a la que Ernest le contó que Dorm era su pareja. Él no había
pensado detener al Alfa de revelar ese detalle de información. Bueno, el gato
estaba fuera de la bolsa.

―¿Hay más malditos secretos sobre los que deba saber? ―La voz de
Dorm era menos que amistosa cuando dirigió una mirada helada a Ernest.
Afortunadamente Ernest no se intimidaba con facilidad. Él se encogió de
hombros perezosamente.

―Probablemente. ―Si Dorm quería ser un gilipollas, entonces Ernest


podía ser evasivo con sus respuestas. Idealizó a este hombre durante mucho
tiempo, más de dos años, y ¿el tipo quería tratar a Ernest como un
sospechoso? Eso realmente era una mierda.

―Vosotros dos podéis trabajar vuestra mierda más tarde. ―Zeus miró a
ambos. Ernest esperaba que Dorm discutiera, pero el hombre hizo un simple
gesto y lanzó una mirada que decía que ellos definitivamente hablarían más
tarde.
* * *

―Esto es una jodida mierda. ―Bobby intentó mover la manilla de


nuevo, pero la puerta no se movía―. Yo sabía que no debía de confiar en el 23
policía. ―Se paró. ¿No era Dorm un policita también? ¿De qué jodida forma
terminó estando acoplado con dos representantes de la ley? Era bastante
irónico teniendo en cuenta que era un niño de las calles que había crecido en
la organización de Chávez.

Dorm probablemente entregaría a Bobby a sus superiores una vez le


interrogara. Bobby tenía que salir de aquí. No estaba seguro de lo que había
estado pensando cuando confió en que Dorm cuidaría de él. Policías y
criminales no se mezclan, emparejados o no. Dorm había demostrado su
verdadera cara donde Chávez.

El tipo se disgustó por la idea de estar con un hombre gay. ¿No le había
amenazado con cortar las bolas a Bobby si se acercaba a él? Desde que
salieron huyendo, Dorm no le había tocado o hecho cualquier sugerencia sobre
querer a Bobby de esa manera. El hombre era todo negocios y nada más.

A la mierda con ellos. No tuve a nadie a mi lado en toda mi vida, y


ahora no necesito a nadie.

Aun así, el rechazo se sentía fuerte alrededor de él mientras comprobó


el espacio entre la parte delantera y trasera de los asientos. Quitándose su
ropa, cambió a su forma de ocelote. Una vez estuvo en el asiento delantero,
Bobby cambió a su forma humana, salió y abrió la puerta trasera, agarrando su
ropa se vistió rápidamente.

No tenía ninguna pista de donde estaba, pero quedarse no era algo


inteligente para hacer.
Emparejado con dos policías. El destino debía de estar riéndose ahora,
vengándose de Bobby por cosas que nunca quiso hacer mientras fue un
empleado del jodido señor de las drogas. Fue arrojado a las calles cuando era
muy joven y pasó los últimos ocho años trabajando para Chávez, nunca 24
ascendiendo en sus filas, siempre un soldado de a pie.

Pero él no quería ascender en el escalafón. Todo lo que Bobby quería


era ser libre. Ahora que lo era, él no dudo en largarse. No había salido de una
cárcel para entrar en otra.

Llegando al final del camino, Bobby se agachó cruzando la valla de


madera y no miró atrás. Sería mucho más rápido si viajaba en su forma de
ocelote, pero no tenía ropa de repuesto y caminar desnudo no era una idea
atractiva para él.

Él había recorrido dos millas antes de que sintiera que alguien lo estaba
siguiendo. Sabía que Dorm era humano y el ayudante un shifter de lobo.
Oliendo el aire, llegó a la conclusión de que el olor no pertenecía a ninguno de
sus compañeros. ¿Alguno de los hombres de Chávez escapó de la carnicería y
le estaba siguiendo, o era Castañeda y sus hombres los que estaban aquí para
terminar lo que habían empezado?

Cualquiera de las opciones era mala.

Calmándose, Bobby miró alrededor, tratando de escuchar si alguien


estaba acercándose. El bosque estaba lleno de aves y pequeños animales, el
suave susurro del viento mientras atravesaba los árboles, pero no escuchaba
ninguna otra cosa. Lo más extraño era el hecho de que Bobby comenzaba a
sentir que había perdido toda esperanza. Las excusas dadas durante tantos
años a la organización de Chávez empezaron a arrastrarse dentro de él, la
culpa golpeándolo haciendo que sus piernas flaquearan.
Sentía dolor en la parte posterior de la garganta, amenazándole con
derramar lágrimas. Todos estos años con el señor de la droga, y muchos años
antes de eso, Bobby había estado solo. Nadie en la organización de Chávez 25
había sido su amigo, incluso Dorm. Bobby todo lo que quería era ser aceptado,
para saber que tenía una persona a su lado.

Pestañeó, preguntándose por qué los arraigados sentimientos estaban


saliendo a la superficie. Él nunca había necesitado a nadie, y no necesitaba a
sus compañeros.

Sí seguro. Tú estás desesperado por que tus compañeros te quieran, te


amen, que no te juzguen por lo que tuviste que hacer para poder sobrevivir.

Bobby se agarró la cabeza, haciendo todo lo posible para librarse de


esos pensamientos inquietantes. Algo no estaba bien. Quien quiera que le
estuviera siguiendok estaba proyectando esos sentimientos. Bobby no era así.

Deja de mentirte a ti mismo. Sabes que esas son tus emociones, tus
sentimientos más profundos.

―¡Cállate! ―Bobby cayó de rodillas, meciéndose mientras acunaba su


cabeza. Era una rata callejera de mierda que no merecía encontrar la felicidad.
Dorm y el policía debían irse y dejar que Bobby siguiera con su miserable
vida―. No ―susurro, su garganta se apretó más fuerte―. Soy un ser humano,
y merezco ser amado.

―¿Ahora?

Bobby limpió las lágrimas de sus ojos mientras miraba hacia arriba para
ver a dos hombres parados cerca de él. Uno tenía el pelo largo y negro hasta
los hombros y una barba de candado. Él tenía una cicatriz larga y marcada en
su cara. El segundo era un poco más bajo que el primero, su pelo igual de
negro pero corto y elegante.
26
―¿Quién eres? ―Bobby miro a los dos. Había un crudo poder de
maldad envolviendo a ambos hombres. Los instintos de Bobby le gritaban que
corriera para escapar de estos dos porque ninguno de ellos tenía buenas
intenciones.

El que tenía la cicatriz irregular estaba delante de Bobby. ―¿Qué hace


un niñito lindo como tú solo en el bosque?

La ira corrió por sus venas. ―No soy un niño. ―Bobby no era humano
y había pasado ya sus años de juventud. Que este hombre ser refiriese a él
como un niño enojaba a Bobby. Pero fue cuidadoso, muy cuidadoso. Estos
hombres se veían más mortíferos que los hombres de Chávez.

El hombre ladeo su cabeza, sus ojos oscuros carentes de compasión o


bondad. ―Un shifter. ―Él se inclinó hacia adelante, oliendo a Bobby―. Gato.

El hombre detrás del primer tipo soltó una cruel carcajada. ―Apuesto a
que su sangre es dulce como el infierno.

Bobby grito cuando el hombre de cuclillas delante de él agarro un


puñado de su pelo y tiro hacia atrás. El maldito acerco su cara al cuello de
Bobby e inhalo profundamente, tanto que Bobby pudo oír el aire entrando en
él. ―Has sido marcado.

―¿Por quién? ―El segundo hombre pregunto, pero no parecía


demasiado preocupado. Su expresión le dijo que el tipo estaba disfrutando de
lo que el otro le estaba haciendo. Sus ojos oscuros estaban casi tan vacíos
como los del primer hombre, pero él mantenía un resquicio de emoción.h

El hombre de la cicatriz irregular olfateó de nuevo. ―Mateo.


27
―¡Joder! ―dijo el segundo hombre―. Mateo no manda una mierda. Él
puede ocultar quien es a todos los demás pero no a los Hell Hound.

―Cierto ―el primer tipo dijo antes de tirar de Bobby más cerca―. Si
Mateo le quería tan desesperadamente, no debió dejar ir a este gatito.

Bobby empujó su cuerpo, soltando la mano de su pelo. Él sabía que fue


más por la sorpresa que por la fuerza que lo había conseguido, pero no
desperdició la oportunidad empujándose sobre sus pies y despegando. Pronto
el sonido de ladridos pudo ser escuchado. Bobby miro por encima de su
hombro viendo dos de los perros más grandes que había visto alguna vez en su
vida, persiguiéndole. Su corazón latía violentamente en el pecho, sus
miembros amenazando con romperse.

¿Qué demonios estaba pasando? Bobby no tenía ni idea de quienes eran


o lo que querían de él. ¿Quién era Mateo? ¿Era Amidio Castañeda el mismo
tipo? ¿De eso era de lo que estaban hablando? Bobby sabía que Castañera era
pura maldad desde el momento en que puso sus ojos sobre el tipo. También
sabía que el hombre no era humano.

Uno de los perros ganaba terreno y estaba sólo unos metros por detrás
de Bobby. Él sabía que no podía escapar. Ellos eran demasiado rápidos para
dejarles atrás. Gritó cuando le tiraron, golpeando el suelo duro antes de que el
gran Rottweiler hundiera sus dientes en el hombro de Bobby.
CAPITULO 3
28
―¿Y no tienes ni idea de quién era? ―Zeus pregunto a Dorm.

―No lo sé. Todo lo que sé es que sentí algo totalmente maligno en esa
habitación. No estoy seguro de por qué nadie más lo sintió. ―Dorm nunca
olvidaría la sensación de putrefacción y descomposición que noto cuando
Amidio Castañera caminó por el vestíbulo de Chávez. Era como si Dorm
estuviera mirando a un espectro disfrazado. Él podía admitirse a si mismo que
había estado muerto de miedo cuando sintió que la oscuridad le rodeaba―.
Necesito averiguar si el equipo de respaldo ha sobrevivido.

Dorm estaba indeciso sobre llamar a la oficina. Si el equipo estaba


muerto y Dorm de repente aparecía, no quería que las sospechas entraran en su
camino. Pero no podía vivir sin saber si aquellos hombres inocentes estaban
vivos o muertos.

―Hare que Toni lo compruebe ―dijo Zeus―. Si lo que estás diciendo


es cierto, entonces no quiero que nadie sepa que estás vivo y aquí.

Tony había sido el socio de Dorm antes de retirarse y comenzar a


trabajar para Zeus. Tony era obstinado y podría buscar la información en casi
todo el mundo. Aunque habían pasado dos años desde que el dejo el FBI, el
hombre aún estaba bien conectado. Tony sabría como obtener la información
sin preguntar, averiguar lo que estaba pasando sin salir directamente con
preguntas.

―Tiene que haber algo sobre Chávez en las noticias ―Varnes señalo―.
Internet debe tener algo sobre la redada, a menos que las cosas estén
cubriéndose desde arriba.
Zeus abrió el portátil de su escritorio y estaba arrancándolo cuando la
puerta de su oficina se abrió de golpe. Dorm salto sobre sus pies cuando él vio
a Bobby inconsciente en los brazos de un tipo. Había sangre en el cuello de 29
Bobby, en la camisa y en ambos brazos.

―¿Qué mierda pasó? ―Dorm pregunto.

Varnes estaba al lado del desconocido, tomando a Bobby del tipo y


sujetándolo. Coloco el cuerpo de Bobby en el sofá mientras el extraño decía
―Hell Hounds. Encontré a Morbius y Rythicam atacando a este tipo en los
bosques.

―¿Quién son los Hell Hounds? ―Dorm tenía la sensación de que no


quería saberlo. Solo el nombre le decía que no podía ser bueno. Y a juzgar por
la condición de Bobby, él tendría razón.

―¿Le han mordido, Taz? ―Zeus pregunto mientras rodeaba la mesa y


llegaba junto a Varnes, este estaba quitándole la camisa a Bobby.

―Varias veces ―respondió Taz―. Tomó una buena pelea conseguir


que esos bastardo le soltaran. Bryck y yo casi fuimos mordidos también. Los
Hell Hounds parecían decididos a tener al tipo.

Hell Hounds. Mordiscos. Varias veces. Dorm estaba totalmente


confundido y furioso de ver a Bobby inconsciente, herido y pareciendo tan
pequeño en el sofá. ―Que alguien me explique esta mierda. ―Dijo
amenazante.

―Un Hell Hound es amenazante y letal. Son criaturas viles que se


alimentan del caos y la miseria. Su mordedura es venenosa. Siendo tu pareja
un shifter, él tiene una oportunidad de sobrevivir al mordisco. ―Zeus
explicó―. Has vuelto en un mal momento, nosotros estamos en guerra, Dorm.
Las cosas son un caos en el mundo paranormal.
30
Aunque Dorm no sabía nada sobre compañeros o acerca de esta guerra.
Él sabía que no podía dejar morir a Bobby. Se lamió sus labios y levanto sus
manos para pasarlas por su pelo entonces se dio cuenta de lo mucho que le
temblaban. Bobby era un chico de la calle que había trabajado para un Señor
de la droga. ¿Por qué estaba tan preocupado por el tipo?

¿No trabajabas tú para Chávez?

Sí, pero estaba encubierto.


¿Y no te dijo Bobby que no tenía otra opción? Él no es un mal joven, fue
víctima de las circunstancias, forzado por los hombres de Chávez y por la
propia vida.

Oh, joder. Estaba teniendo una conversación mental consigo mismo.


¿Eso no era un signo de locura?

―Llévenlo arriba ―Zeus ordeno a Taz.

―Yo puedo llevarlo ―Dorm cogió a Bobby del sofá y apretó sus
dientes. Bobby estaba ardiendo. Taz le condujo arriba, donde Dorm puso al
hombre más pequeño en la cama―. ¿Qué hago ahora?

―Nosotros ―Valnes le corrigió.

―Zeus va a llamar a Nazaryth ―dijo Taz―. Hemos tratado con estas


mordeduras antes pero nunca con tantas.
Dorm podía ver en los ojos de Taz que lo que realmente quería decir era
que “nadie que hubiera sido mordido varias veces había sobrevivido”. Estaba
escrito en la cara del hombre. Taz estaba mirando a Bobby como si el supiera
que el hombre iba a morir y no había nada ni nadie que pudiera hacer algo 31
para ayudarle.

Eso no era aceptable.

―¿Alguna vez viste algo así antes? ―Dorm pregunto a Valnes después
de que Taz les mostrara el cuarto y se fuera.

La tristeza con la que movió la cabeza lo dijo todo. ―No.

Algo apretó el pecho de Dorm. Se dio cuenta de que lo que sentía era
miedo. Había pasado mucho tiempo desde que él se preocupara por alguien
más, el sentimiento se sentía ajeno a él. Durante dos años Dorm había vivido
infiltrado en la organización de Chávez, manteniendo las distancias, nunca
permitiendo que nadie se acercara. Incluso antes de esa misión, Dorm nunca
se había preocupado por nadie realmente.

Tony había sido su compañero, y Dorm no había querido ver al hombre


herido, pero no había sentido ningún vínculo.

Sentía uno con Bobby. Dorm no entendía las emociones que le


atravesaban. Y ahora que Valnes estaba cerca, Dorm se sentía… completo.
¿Qué demonios estaba pasando con él?

Bobby estaba tan, tan pálido que casi parecía muerto. ―No puedo
quedarme quieto sin hacer nada.
―No hay mucho que puedas hacer. ―Varnes tomó asiento en la cama y
paso su mano sobre el cabello castaño claro de Bobby―. Sólo tenemos que
sentarnos aquí y esperar.

―¿Esperar a que? ―Dorm pregunto mientras sentía la rabia hirviendo


dentro de él―. ¿A que muera? 32

―No hay cura ―Varnes respondió―. No hay ninguna cura conocida


para la mordedura de los Hell Hound. Eso es lo que es, un mordisco del
infierno. ―Los labios del ayudante estaban apretados como si él se sintiera
enfadado, tan indefenso como Dorm―. ¿Crees que yo quiero sentarme aquí y
verle retorcerse de dolor?

Dorm cruzo la habitación y abrió la puerta, encontrando un cuarto de


baño. Buscó hasta que encontró unas toalla y luego las mojó y regresó a
Bobby. Él pensó en como el pequeño hombre se había ofrecido a sí mismo a
Dorm, él le había mirado con esperanza. Bobby nunca debería haber
pertenecido a la organización de Chávez.

Después de sobrevivir al cartel y escapar de Castañeda, Bobby podría


morir. Eso era muy injusto en el libro de Dorm. Gente como Bobby Saldaña
merecía tener una segunda oportunidad, no que la vida continuara lanzando
mierda sobre él.

Dorm, tú estabas pensando que Bobby era un matón, y ¿ahora tu estas


de su lado? Sí, él lo hacía. Algo había cambiado dentro de Dorm muy rápido y
sabía que no podía dejar morir a Bobby.

Presionó el paño frío sobre la frente de Bobby, con la esperanza de que


eso ayudara con la fiebre. Bobby se revolvió mientras gemía. Dejando el paño
en su cabeza, Dorm le quitó los zapatos a Bobby y frunció el ceño cuando
algo pequeño cayó a la cama. Tomo el pequeño trozo de metal y lo examino.
―San Cristóbal ―Varnes dijo mientras miraba la pequeña medalla en la
mano de Dorm. Bobby debe de haberlo guardado allí con la esperanza de que
lo protegiera. Porqué no lo había llevado en su cuello era una incógnita. Dorm
la aparto antes de seguir quitándole a Bobby los calcetines y la camiseta. 33
Tomó la medalla y la colocó en el bolsillo delantero del hombre.

No creía en la medalla, pero no iba a despreciar ninguna posibilidad


ahora. Bobby necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir.

* * *

―¿Así que una familia vino y sacrifico a los otros? ―Ernest pregunto
después de tomar una toalla en el baño y mojarla una vez más, para poner el
paño frío sobre la frente de Bobby.
―Eso lo resume todo. ―Dorm estaba apoyado contra la pared, sus
facciones duras mientras miraba a Bobby.

Ernest podía decir que Dorm iba a ser un hombre difícil para tener
cerca. Él estuvo en guardia y no dijo mucho en las pasadas cinco horas.
Ambos se sentaron allí en silencio, mirando a su pareja.

―¿Es eso lo que ocurrió hace dos años? ―Ernest pregunto―. ¿Cuándo
volviste al FBI a decirles que lo dejabas?

―Estaba trabajando en un caso antes de venir a Pride Pack Valley. El


caso se puso caliente y me enviaron. ―Dorm se deslizó por la pared y se sentó
en el suelo, dejando que sus brazos colgaran encima de sus rodillas mientras
miraba hacía el techo―. Estuve trabajando en ese caso durante mucho tiempo
antes de que se enfriara, le dediqué un montón de tiempo tratando de detener a
Díaz Chávez y a Amidio Castañeda.
―Oí sobre ellos ―Eran hombres peligrosos. El FBI había detenido a
Chávez unos años atrás por evasión de impuesto, pero él ganó el juicio.
Castañeda no había estado en el poder desde hacia tiempo, pero su nombre
infundía temor en muchos corazones. Era como si él se convirtiera en un 34
célebre Señor de la droga durante la noche. Eso fue lo que dijeron las noticias
un par de años atrás. Era como si los dos hombres fueran intocables. Saber
que Dorm y Bobby estuvieron involucrados con estos hombres hizo que
Ernest se mareara.

Había tantas cosas que podrían haber ido mal. Por lo que escuchó en la
oficina de Zeus, Dorm puso su vida en la línea de fuego para conseguir estar
cerca de Chávez. ¿Qué si el Señor de la droga hubiera descubierto que Dorm
era un agente encubierto? La imagen de lo que Chávez hubiera hecho era algo
sobre lo que Ernest no quería ni pensar.

Y Bobby. Trabajó para Chávez mucho antes de que Dorm apareciera.


¿Cómo había sido su vida? ¿De dónde venía? ¿Dónde había crecido? Había
tantas preguntas que Ernest le quería hacer a los dos hombres, pero podía ver
que Dorm no era muy receptivo en este momento.

―Deberías estar feliz por no conocerles ―Dorm respondió. La forma en


que lo dijo hizo que Ernest se preguntara sobre lo que ocurrió en California.
Dorm le dijo a Zeus que Castañeda no era humano. ¿Qué significaba eso?
¿Cómo lo descubrió Dorm? Cuanto más tiempo estaba Ernest sentado
reflexionando sobre todas estas cosas, más frustrado se sentía.

Su lobo gemía, quería que Ernest se acercara a Dorm y consolara a su


compañero. Esta era la primera vez que Ernest ignoraba a su bestia. Dorm
estaba sentado en el suelo, una montaña de músculos de acero, se veía
totalmente confundido y cerrado al mundo.
―Mira, Dorm. Sé que no me conoces, pero quiero ayudar de cualquier
forma que pueda.

Dorm bajó los ojos, mirando directamente a Ernest. ―¿Qué eres? 35

La pregunto hizo que Ernest se apagara hasta que se dio cuenta de lo


que Dorm estaba preguntando. ―Un lobo.

Una risa baja retumbo en el pecho de Dorm. ―Un gato y un perro.


Tienes que estar bromeando. ―Paso su mano por su pelo oscuro y corto―. Mi
vida se vuelve cada día más extraña.

Ernest no estaba seguro de sí debería estar ofendido. ―No tengo pulgas


y no entierro huesos. ―La idea de enterrar su hueso en Dorm le vino a la
cabeza, pero decidió guardarlo para sí mismo―. Los Shifters no somos como
los animales domésticos. En nuestro mundo, los lobos y los gatos pueden estar
juntos.

Deslizó su mirada hacia la ventana, mirando el cielo nocturno que


estaba lleno de millones de estrellas. A Ernest no le gustaba la actitud de
Dorm ahora. Tenían que estar juntos, aunque solo fuera por Bobby. Discutir
sobre razas no estaba en su agenda.

―Lo siento ―Dorm dijo en un tono bajo―. Estuve tratando con


asesinos y hombres encubiertos demasiado tiempo. A veces olvido que hay
gente decente en el mundo.

Deslizándose de la cama, Ernest se movió hasta quedar en el suelo junto


a Dorm. Tanto si Dorm estaba receptivo o no, Ernest necesitaba sentirle cerca.
Extrañó al hombre durante dos años, soñando con él, ansiando al humano
como una droga. Ahora que Dorm estaba aquí, todo lo que Ernest quería era
tocar alguna parte del tipo. ―Yo no te molestaré más sobre lo que sucedió
mientras estabas encubierto. Eso era tu negocio. Pero ahora que estas aquí,
quiero llegar a conocerte, Dorm ―Ernest se rasco la cabeza pensativo―. ¿O
prefieres que te llame Justin? 36

―Respondo a los dos ―Dorm contesto.

―No quiero saber a cual respondes ―dijo Ernest―. Quiero saber con
cual prefieres que te llame.

Una sonrisa torcida apareció en la cara de Dorm, y Ernest sintió que su


corazón golpeaba un poco más rápido. Sintió que se ruborizaba, algo que casi
nunca le pasaba. Había una pequeña grieta en la armadura del hombre y él
quería ver más de esa sonrisa.

―Estoy acostumbrado a Dorm

Ernest extendió su mano. ―Y tú puedes llamarme Ernest.

Dorm deslizo su mano sobre la de Ernest, los dedos del hombre


agarrándola. El tipo no la agito pero si la sostuvo. Ellos se miraron a los ojos
durante un largo tiempo antes de que Ernest se acercara y reclinara su cabeza
sobre el hombro de Dorm. Su pareja envolvió su brazo alrededor de Ernest y
ambos se quedaron allí sentados en silencio.

Bobby gritó, haciendo que ambos hombres saltaran sobre sus pies. Él
estaba agitándose en la cama, sus ojos se abrían y cerraban intermitentemente.
Ernest no sabía qué hacer. La puerta se abrió y Nazaryth entró, llevaba un
tazón en su mano. Los labios del hombre eran delgados, y su rostro mostraba
determinación.
Nazaryth miro fijamente a Bobby durante mucho tiempo antes de
sacudir su cabeza y murmurar. ―Sólo un maldito gato.

Ernest empezó a decirle a Nazaryth que su compañero no era un gatito 37


sino un hombre adulto, pero la expresión en la cara de Nazaryth le detuvo.
Estaba llena de pesar, como si el hombre pensara que Bobby no iba a lograrlo.
Ernest estaba enfermo y cansado de que todo el mundo pensara de esa manera.
Bobby iba a hacerlo. Ernest no iba a renunciar.

―Pongan este bálsamo sobre las heridas de los mordiscos. ―El líder de
las Bestias Aladas entrego el recipiente a Dorm―. Ayudará a curar las
heridas.

―¿Qué va a pasar con él? ―Ernest le pregunto.

Nazaryth sacudió la cabeza mientras pasaba su mano suavemente por la


cabeza de Bobby, mirando al shifer ocelote con calidez. ―No voy a mentir.
Tu pareja puede que no consiga pasar la noche. Pero si lo hace, un liquido
negro comenzara a salir de sus poros. ―Nazaryth les miró a los dos―. No lo
toquéis y quitenselo lo más rápido que puedan. El vomitara, se retorcerá de
dolor y puede que sus iris se vuelvan negros. Esto no va a ser bonito.

Dorm empezó a untar la sustancia del tazón sobre las marcas de


mordisco de Bobby. Cubrió cuatro lugares diferentes. Bobby se había
calmado, pero sus ojos estaban todavía cerrados y su cuerpo blando cuando
Dorm le había estado moviendo de un lado a otro para aplicar la mezcla.
Nazaryth salió de la habitación y cerró la puerta.

―¿Secreción negra? ―A Ernest no le gustaba como sonaba eso. Le


quito los vaqueros a Bobby, y entonces Dorm comprobó la parte delantera de
las piernas de Bobby así como la parte de atrás. Parecía que los perros habían
mordido a su pareja solo en la parte superior de torso. Si Taz y Bryck no
hubieran estado patrullando los bosques, no quería pensar cuantas heridas más
podían haberle causado.
38
Él tenía una gran deuda con esos dos hombres.

Una vez que Bobby fue examinado, Ernest buscó en el baño y encontró
vendajes que podrían utilizar para cubrir las heridas. No quería que el bálsamo
se quitara al frotarse con las sabanas. Quería el bálsamo sobre Bobby. Dorm le
ayudó a cubrir cada marca antes de que los dos volvieran a sentarse en el
suelo, esta vez cerca de la cama.

Ernest no dudó en inclinarse contra Dorm. Estaba cansado. Dorm le


acerco y murmuro para que él descansara. Ernest no quería dormirse, pero con
todo lo que había pasado hoy, encontró que sus parpados se estaban haciendo
pesados.

* * *

Habían pasado treinta y seis horas y no había cambios. Bobby estaba


inconsciente todavía. Dorm comenzaba a pensar que no despertaría. Había
cambiado tres veces las vendas, aplicando la sustancia que el desconocido
había traído. Dorm comprobó el pulso de Bobby y aún latía fuerte. No estaba
seguro de si eso significaba que el tipo saldría de esta, pero esperaba que fuera
una indicación de que Bobby estaba luchando contra todo lo que estaba
pasando.

Ernest había ido a hablar con Zeus, dejando a Dorm sentado con Bobby.
Se inclinó, después de dejar la taza a un lado, pasando su mano por los
cabellos de Bobby. ―Vamos, gatito. Sé que eres un superviviente. Tienes que
luchar contra esto. No escapamos del mal para que te mueras.
Bobby gimió mientras sus piernas se movían sin descanso. Dorm se
reclino en el colchón mientras continuó pasando su mano por el cabello de
Bobby. Había oído que las víctimas en estado de coma podían oír lo que 39
pasaba alrededor de ellos. Bobby no estaba en lo que los doctores
considerarían un coma estándar, pero él tampoco estaba completamente
despierto. Hablar con el chico podría ayudar.

―Yo no quise alejarte. No sabía quién eras tú para mí. ¿Por qué no me
lo dijiste nunca? Estuvimos uno alrededor del otro durante dos años, Bobby.
¿Por qué no me dijiste?

Lo que daría por ver esos ojos verdes. Solo una vez o dos Dorm había
visto la sonrisa llegar a los ojos de Bobby y eso causo que el cuerpo de Dorm
se apretara con necesidad.

Esa era una de las razones por las que se había mantenido alejado de
Bobby. El hombre había hecho que Dorm quisiera llegar a conocerlo mejor.
Esa no era una opción. Había notado que unos pocos hombres de la
organización de Chávez miraban a Bobby… como si ellos también le quisieran
o le conocieran íntimamente.

Dorm no entendía su irritación y enfado en aquel momento, pero todo


tenía sentido para él ahora, de alguna forma retorcida. Sí lo que Ernest le dijo
era verdad, entonces, por supuesto, Dorm estaría celoso de que otros hombres
miraran a Bobby.

Era aún más difícil para él meter en su cabeza el hecho de que Ernest y
Bobby eran sus compañeros. Dorm iba a tener que averiguar lo que eso
conllevaba, pero por ahora, quería que Bobby despertara.
―¿No hay cambios? ―Ernest pregunto cuando entro en la habitación.
Entregándole un vaso de agua a Dorm.

―Se movió un poco, pero nada más. ―Dorm aparto el vaso antes de 40
ponerse de pie y estirarse―. ¿Ya ha oído Toni algo sobre la redada?

―Aún está trabajando en ello.

Tony debería haber obtenido alguna respuesta para ahora. Alguien


estaba obstruyendo al tipo y eso no era una buena cosa. Pero Tony era
inteligente y sabia los pasos que tenía que seguir para asegurarse de que
ninguno de ellos fuera descubierto. La única pregunta era ¿quién quería barrer
esta operación debajo de la alfombra, eliminando y sellando los registros?

―Estoy empezando a sentirme como un pato ―dijo Dorm. Tal vez


venir aquí no había sido una buena idea. Dorm todavía no entendía porque los
Hell Hounds atacaron a Bobby justo después de que ellos llegaran a la ciudad.
Zeus dijo que los lobos estaban en guerra, y que las cosas eran un caos, pero
Dorm no creía en las coincidencias―. Creo que necesitamos trasladarle.

―No podemos. Bobby no esta los suficientemente bien.

―Los ataques aleatorios ocurren todo el tiempo ―dijo Dorm―. Pero un


ataque al azar tan pronto como nosotros llegamos a donde Zeus, después de
salir huyendo de algo totalmente maligno, hace que todo mi maldito radar me
diga que tengo que irme.

―Podemos llevarlo a mi casa. ―Ernest colocó la taza en la mesa junto


a la cama―. Esta encima del Bar de Teo.

Estaba pensando en un lugar que no estuviera en Pride Pack Valley,


pero realmente ¿quería poner a Bobby en la carretera en su condición? Esta
mansión tenía lobos viviendo en ella. ¿Dónde podría estar más protegido que
aquí? Aun así, Dorm todavía sentía el ojo maligno de Castañeda centrado en
este lugar. 41

Sí eso era cierto, ¿Dónde podrían estar ellos a salvo? Dorm deslizo sus
dedos sobre su arma reglamentaria, odiaba el hecho de que se enfrentaba a
algo que no era humano. Podría tatar con los seres humanos. Podía disparar a
los humanos. ¿Castañeda podía ser asesinado?

―Podemos quedarnos aquí por ahora. ―No tenía otra opción. Dorm
odiaba no tener opciones.

―Creo que sería lo mejor. ―Ernest estuvo de acuerdo.

Disgustado por tener que esconderse, Dorm bajó las escaleras y salió
por la puerta principal. Se recostó contra la columna y sacó su teléfono
llamando a Tony. ―¿Tienes algo ya? ―Él sabía lo qué Ernest le había dicho,
pero odiaba estar en la oscuridad.

―Hola a ti también, extraño ―dijo Tony―. No he oído nada de ti en


dos años y tu jodido tonto del culo ¿no puedes solo decir hola?

Dorm sonrió a pesar de que no tenía ganas. Había una parte de él que
realmente había extrañado a su ex compañero y amigo. Era refrescante
escuchar una voz de su pasado. ―Hola. Tony Monroe.

―Mejor ―dijo Tony―. No, no he podido ponerme en contacto con mi


amigo. Las cosas están siendo barridas debajo de la alfombra. Incluso no
puedo acercarme al Subdirector.
―Como si la operación nunca hubiera sucedido y quienes estaban en
ello de repente tienen una amnesia total.

―Exactamente ―dijo Toni―. Y mi contacto, que nunca se toma un día 42


de descanso, de repente tiene una atracción por la arena blanca y las
sombrillitas. ―Tony hizo una pausa antes de decir― Mantenme informado
sobre tu compañero, Dorm. He estado lidiando con los Hell Hounds desde
hace algunos años, y las mordeduras son algo desagradable.

Unos bonitos ojos verdes llenaron la visión de Dorm, y sintió que su


pecho se apretaba ante la idea de perder a Bobby. ―Lo haré.

Después de colgar a Tony, volvió arriba. La puerta de la habitación


estaba abierta, y podía oír hablar a Ernest.

―Vamos, guapo. Tú puedes pelear con esto. Estuve esperando durante


mucho tiempo a mi compañero. Aunque, nunca pensé que tendría dos. ―El
hombre sonrió suavemente―. Y no es cierto que Dorm es la cosa más sexy
que jamás has visto. Tengo la sensación que los tres vamos a tener una buena
vida juntos, y no puedo esperar para empezar.

Dorm entró en la habitación con un torbellino de emociones


atravesándole. El ayudante le miro con unos ojos marrones intensos antes de
volver su vista a Bobby. Dorm sintió como si él estuviera caminando entre la
niebla, viviendo la vida de otra persona y en cualquier momento despertaría
para encontrarse sentado en su sofá, viendo un anuncio de televisión.

―Puedo sentir tu confusión ―dijo Ernest―. Nunca antes sentí a alguien


que estuviera tan perdido.

―¿Sentirme? ―Dorm se movió más cerca, sus ojos oscilando entre


Bobby y Ernest.

Ernest se encogió de hombros. ―Los lobos pueden sentir emociones,


pueden olerlas. 43

―No entiendo este mundo ―dijo Dorm―. No tiene sentido para mí, en
absoluto. ―La confusión era clara en su tono―. La única cosa que tenía clara
hace dos años era que había seres humanos en este planeta, y entonces
descubrí que también había lobos. Ahora… ―Dorm sacudió su cabeza,
tratando de captar el concepto que definiera a las cosas totalmente malvadas
que había en este planeta y que no eran humanos.

Ernest suspiró. ―Sí, la mitad del tiempo no lo entiendo tampoco. Hay


cosas de algunas especies que me asombran.

Dorm abrió la boca para decir algo más cuando los ojos de Bobby se
abrieron de repente y un grito ensordecedor lleno la habitación.
CAPITULO 4

Ernest saltó a sus pies, viendo como una secreción negra comenzó a 44
salir de la boca de Bobby. Nazaryth había dicho que tenían que quitar esta
mierda del cuerpo de Bobby tan pronto como apareciera. Pero verlo de
primera mano le aterrorizaba. ―Voy corriendo al baño.

Dorm asintió mientras recogía a Bobby, y los dos corrieron hacía el


cuarto de baño. Dorm puso a Bobby en la bañera mientras Ernest empezaba a
llenarla con agua tibia. Bobby grito otra vez, retorciéndose en los brazos de
Dorm, el dolor grabado profundamente en su cara.

Ernest cogió una toalla pequeña y comenzó a limpiar la sustancia negra,


arrugando su nariz ante el acre olor. Dorm levanto a Bobby cuando comenzó a
vomitar otra vez. Más de la negra sustancia.

―Es una buena señal ―dijo Ernest mientras sus manos temblaban―.
Su cuerpo esta luchado con ello.

Bobby comenzó a temblar, sus músculos tensándose y flexionándose.


Dorm lo sostenía, pero Ernest veía el miedo que sentía el hombre. Mierda, así
se veía él. Él nunca había experimentado algo así en su vida. Todos los
paranormales habían oído sobre las mordeduras de los Hell Hound, pero
Ernest nunca las había visto de primera mano.

Le dolía el corazón al ver a Bobby sacudiéndose de la forma en que lo


hacía. El tipo parecía como si le hubieran sumergido en un baño de hielo. Sus
dientes estaban tiritando mientras sus extremidades se sacudían. Dorm le
sujetaba como mejor podía mientras Ernest trataba de limpiar al pequeño
gatito.
―Me duele ―Bobby lloro suavemente―. Hagan que pare.

―Lo estamos intentando ―dijo Ernest―. Estamos intentándolo como el 45


infierno, cariño.

Cuando Ernest limpio todas las partículas de esa basura que pudo, Dorm
levanto a Bobby de la bañera. El agente mantuvo a Bobby acunado contra su
pecho mientras Ernest quitaba las sabanas de la cama. Rebusco en un armario
hasta que encontró otras limpias y luego hizo la cama lo más rápido que pudo.

Dorm finalmente acomodo a Bobby, y le arropó. En ese momento


Bobby cerró sus ojos, Ernest podía decir que el hombre estaba durmiendo,
exhausto por la terrible experiencia. Las manos de Ernest temblaban cuando
las pasó por su cabeza, agradeciendo a quien quiera que le estuviera
escuchando el que Bobby iba a estar bien.

Esto era un milagro en sí mismo.

―¿Esta superándolo? ―Dorm le pregunto mientras se bajaba de la


cama, sus ojos fijos en el cuerpo de Bobby dormido.

―En gran medida ―Infiernos si Ernest lo sabía. Si Bobby sacaba esta


mierda de él, tenía que estar bien. Al menos esperaba tener razón―. ¿Por qué
no te metes en la cama al lado de él e intentas dormir algo?
Dorm dudo y entonces él se quito sus zapatos, acostándose al lado del
pequeño shifter de ocelote antes de colocar su gran cuerpo alrededor de su
pareja. Ernest cruzo la habitación, presionando su espalda contra la pared
junto a la puerta. Sus rodillas se sentían débiles, y sus pensamientos estaban
enmarañados.
―¿Cómo esta él? ―Zeus pregunto mientras se acercaba.

―La sustancia negra de la que Nazaryth habló salió de su cuerpo.


46
Zeus asintió con su cabeza rapada. ―Entonces él ha atravesó la parte
más dura. Lo único que ahora necesita es descanso.

Ernest podía tomar algo de descanso para él mismo, pero quería vigilar
a los dos hombres mientras dormían. Los problemas estaban alrededor de ellos
y él no podía permitirse bajar la guardia. No ahora. No cuando tenía dos
compañeros que cuidar. Además, tenía miedo de que si cerraba sus ojos, Dorm
desaparecería otra vez.

Lo que realmente necesitaba ahora era algo de aire fresco que limpiara
su desordenada mente. Todo está ocurriendo demasiado rápido. Ernest solo
quería que las cosas fuera un poco más despacio para que el pudiera tomar
aliento.

―La casa es segura. ¿Por qué no vas a buscar algo para comer? ―Zeus
le preguntó.

El alfa estaba cuidando de él, pero la comida era la última cosa en la


mente de Ernest.

―Sólo necesito un poco de aire. ―se separó de la pared y bajó por el


pasillo. Antes de que pudiera salir, Jasper salió de una de las habitaciones.

―¿Cómo esta él? ―preguntó el pelirrojo―. Escuché que tu compañero


fue mordido por esos chuchos desagradables.

Ernest metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones cuando el


cansancio empezó a establecerse en él. Sus ojos le escocían y todo lo que
quería hacer era dormir. Quizás podría volver a la habitación y tumbarse al
lado de Dorm.
47
―Él saco esa mierda negra de su cuerpo.

Jasper extendió la mano y apretó su hombro. ―Es una buena señal.


Ahora todo lo que tenemos que hacer es encontrar a esos dos imbéciles y
matarlos

Sí solo fuera tan fácil. Morbius y Rythicam eran perros experimentados.


Sería muy difícil matar a cualquiera de ellos. Habían probado ese punto una y
otra vez.

Ernest extrañaba los días antes de los Hell Hounds, los tiempos simples
cuando todo lo que les preocupaba eran algunos renegados. Las cosas se
estaban volviendo demasiado complicadas. Ahora había algún dios demente
del infierno que se había perdido y nadie sabía dónde se había ido.

Tan triste como eso sonaba, Marino era mejor opción para tratar que
Mateo.

―¿Por qué no vas a descansar un poco? te enviaré algo para comer a tu


habitación. ―Jasper preguntó―. Te ves como una mierda.

―Gracias ―dijo Ernest, la sugerencia sonaba muy bien. El paseo podía


esperar. Estaba parado ahí y sus ojos apenas se mantenían abiertos.

Jasper le guiñó un ojo. ―Mis palabras nunca han sido censuradas.

Al parecer no. ―Si el Sheriff DeKalb viene a buscarme…


―Nosotros le informamos de lo que estaba pasando. Sabes tan bien
como yo, que él no interfiere cuando se trata de un apareamiento. Ve y pasa
algo de tiempo con tus parejas, y yo te enviare algo para comer. 48

Ernest asintió en agradecimiento antes de dirigirse hacia su habitación.


Bostezó mientras cerraba la puerta detrás de él y se quitó sus botas. En lugar
de arrastrarse detrás de Dorm, se colocó en la espalda de Bobby. Ernest
envolvió sus brazos alrededor de su compañero más pequeño y cerró los ojos,
dejando que al mundo detrás mientras él tomaba un muy necesario descanso.

* * *

Bobby despertó sintiendo como sí la calefacción estuviera al máximo.


Estaba sudando por todas partes y no podía moverse. Cuando consiguió que
sus ojos se abrieran, pudo ver por qué. Tenía dos grandes hombres rodeándole.
El pecho de Dorm estaba presionado contra un delgado Bobby y el hombre
estaba roncando lo sufrientemente fuerte como para derribar las paredes. El
policía de la pequeña ciudad estaba detrás de Bobby, ubicado cerca de su
espalda.

La bilis subió por su garganta, y Bobby tenía que permanecer


completamente quieto para que el sabor metálico desapareciera de su boca. Si
el vomitaba una vez más, sus tripas solo saldrían por su garganta.

No podía quedarse aquí. Tenía un policía a cada lado. ¿Qué pasaba si


Dorm lo arrestaba por todos los crímenes que Bobby tuvo que cometer…
aunque no hubiera tenido más remedio que hacerlo? No podía correr el riesgo.
El hombre le había engañado durante dos largos años. No había forma de
saber lo que era capaz de hacer.
Desafortunadamente, no podía pensar en un modo de liberarse sin
molestar a los hombres. Él estaba bastante apretado.

Su mejor opción era dar la vuelta y gatear hasta el final de la cama. El 49


plan sonaba genial, pero no tenía fundamento. Especialmente cuando Bobby
realmente intento moverse desde el cabecero hasta los pies de la cama. No era
tan fácil como pensaba.

Bueno, tal vez de espaldas. Si Bobby podía rodar sobre su espalda,


luego podría liberarse de este mar de carne.

Su cuerpo estaba aún débil por el ataque. Bobby estaba dolorido y sus
músculos entumecidos. Pero cuanto más permanecía aquí, mas peligro corría.
Esa cosa que estuvo donde Chávez no era humana.

Desde luego que no.

¿Qué pasa si después venía a por él?

Había oído hablar a esos Hounds. Habían dicho que Mateo le había
marcado. Bobby no estaba seguro de lo que eso significaba. No podía ser nada
bueno. Él esperaba que esos Hounds estuvieran hablando basura, pero lo
dudaba mucho.

Le tomó unos veinte minutos conseguir darse la vuelta. Tan pronto


como se movió del sitio, uno de los hombres se desplazó cerrando el espacio.
No conocía a Ernest, pero le sorprendía que Dorm fuera de los que se
acurrucaban.

Incuso si consiguieras liberarte, ¿Cómo vas a salir de esta casa? Bobby


miró por la ventana y se pregunto si con la caída se rompería algo. Tendría que
ser rápido. Tenía que haber lobos custodiando la finca.

Bobby finalmente logro ponerse sobre su espalda. Usando los músculos


de su estomago, se impulso para quedar sentado. Tuvo que tomar unas pocas 50
respiraciones y luego se lanzo hacia adelante. Cuando su estómago golpeó el
otro lado de la cama casi vomitó.

Alcanzó el borde, colgando sobre él, inspira espira… inspira espira. La


habitación comenzó a girar. Permaneció quieto durante un segundo intentando
que retomar el control.

Cerró sus ojos y gimió mentalmente cuando uno de los hombres le


abrazó alrededor de sus piernas.

Mierda.

Miro sobre su hombro y vio a Dorm descansando su maldita barbilla en


los tobillos de Bobby, sus brazos estrechamente apretados alrededor de sus
pantorrillas.

¿Cómo demonios le podía pasar esto a él? Sacudió la pierna, pero Dorm
se agarraba como un perro a su hueso. Su apretado agarre impedía que Bobby
llegara al suelo.

Y entonces Dorm empezó a acariciar su pierna, tarareando mientras


dormía.

Genial. El federal se lo estaba haciendo con la pierna de Bobby,


probablemente soñando con tener sexo con él. Sí el tipo empezaba a follarla,
Bobby iba a patear a Dorm en la boca.

Movió los dedos de los pies, haciendo cosquillas a Dorm bajo su


barbilla. El hombre palmeo el pie de Bobby, y aflojo su agarre. Bobby tiro
fuerte, las rodillas de Dorm en su muslo.

Se congeló, su respiración suave mientras esperaba que el tipo 51


despertara.

Dorm no despertó.

Bobby se deslizó al suelo una vez que liberó sus piernas. Rodó sobres
sus manos y rodillas, listo para levantarse y encontrar su ropa, entonces la
habitación comenzó a girar y girar tan rápido que Bobby se cayó de lado,
quedando sobre su espalda y la mirada en el techo. Sí él solo pudiera… Bobby
rodó de lado y comenzó a vomitar de nuevo. Sus tripas se apretaban mientras
su estómago se retorcía.

―¿Qué demonios estás haciendo ahí? ―Ernest le preguntó mientras se


asomaba por el borde de la cama.

El estómago de Bobby se retorcía demasiado violentamente para que el


contestara. Sus brazos se sacudieran cuando trató de levantar su peso. Sí se
caía, su cara quedaría plantada encima del vómito

No era una bonita opción.

Dorm se levantó y salió de la cama antes de que los brazos de Bobby lo


traicionaran. Levantó a Bobby del suelo y le llevó hasta el baño.

Una vez que estaban en el lavabo, el hombre dijo ―La caída podría
haberte roto algo.
¿Cómo sabía lo que Bobby había planeado? Era como si Dorm pudiera
leer su mente, pero eso era imposible…impresionante, pero imposible.
Bobby yacía en los brazos de Dorm como un gato borracho mientras
este le lavaba la cara. Odiaba la sensación de impotencia, de debilidad. Había
cuidado de sí mismo desde antes de que lo secuestraran en la calle para que 52
trabajara para Chávez. No necesitaba a nadie y ciertamente no necesitaba a
dos policías para que cuidaran de él.

―Necesito unos pantalones ―gruñó Bobby―. Mi polla esta colgando.

Dorm frunció el ceño. ―Estoy más preocupado porque vuelvas a


enfermar y estés tratando de escapar.

Bobby trató de empujarse fuera de los brazos de Dorm, pero eran como
bandas de acero envueltas alrededor de él. Dejó de intentarlo y se dejó caer de
nuevo. ―Soy un delincuente que tiene dos oficiales de policía como parejas.
¿Qué esperas que haga?

―No eres un delincuente ―Dorm dijo cuando terminó de limpiar a


Bobby―. Sólo una víctima de las circunstancias.

Bobby realmente quería reír ante eso. El sonido sonó amargo mientras el
giraba su cabeza lejos de Dorm. ―Yo apenas soy una víctima. Tú estarías
mejor sin mí de todos modos. ¿Por qué quieres atarte a alguien como yo?

―Tal vez me acostumbré a tu encantadora personalidad ―Dorm tiró la


toalla a un lado―. Tal vez me gusta tratar con hombres que tienen la
autoestima por los suelos―. Es un gran cambio para mí.

―No tienes que ser un idiota ―Bobby espeto.

―Y tú no tienes que seguir pensando que eres inútil. ―Dorm sentó a


Bobby en el mostrado y puso sus manos a ambos lados de sus muslos. Sus
ojos al mismo nivel, a Bobby le estaba costando mantener la mirada del
hombre.
53
―Finalmente eres libre de ese imbécil. Tal vez necesites tomarte un
tiempo para averiguar exactamente quién es realmente Bobby Saldaña.

Bobby trató de saltar del mostrador, pero Dorm lo bloqueó. ―No


puedes correr para siempre. Tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a ti
mismo.

―Mira, Dr. Phil, no necesito que me des lecciones sobre quién soy.
Vete a la mierda. ―Cruzó sus brazos sobre el pecho, rechazando a Dorm. El
hombre podía irse al infierno. Dorm no sabía una mierda sobre él. Durante dos
años le había estado esquivando, y él necesitaba que siguiera haciéndolo.

―Ya no estás solo ―dijo Dorm―. Así que deja de actuar como si
fueras tú contra el mundo.

―Dice el hombre al que no podía importarle menos si yo hubiera


muerto allí en California. ¿Qué, ahora que descubriste que somos compañeros,
cambiaste de opinión? Por lo menos antes yo sabía que tú estabas siendo
honesto. No intentes que hable de mi vida, poli. Simplemente vete a la mierda
y quítate de mi camino. ―Esta vez cuando Bobby trató de bajar, Dorm le dejó.

Él entró en la habitación, miró a Ernest y se dirigió a la puerta de la


habitación.

―¿Te vas desnudo? ―Ernest pregunto.

―No, estoy usando mi orgullo. ―Bobby alcanzo la manilla de la puerta.


Sólo para ser levantado del suelo. Se estaba cansando bastante de que lo
llevaran a cuestas. Intento patear sus piernas atrás, pero Ernest esquivó el
intento.
54
―No caminaras desnudo por ahí ―dijo Ernest, sus palabras bajas y
amenazantes―. Nadie va a ver ese bonito culo tuyo excepto Dorm y yo.

―¿Por qué no me besas el culo? ―No había manera de que esos dos no
le desaprobaran. Ellos eran honrados ciudadanos que caminaban por el lado
correcto de la ley. ¿Cómo podrían no mirarlo con una considerable cantidad
de desdén? ¿Qué policía no miraba a una rata callejera con desprecio?

―¿Por qué no te pones sobre mis rodillas mientras Dorm te nalguea?

―Bobby odiaba la emoción que le recorría ante esa imagen. Esa


amenaza no debería encenderle. Giró la cabeza para ver como Dorm se
inclinaba contra el marco de la puerta del baño, sus ojos oscuros con hambre.

―Me pones una mano encima y te saco los malditos ojos. ―Bobby no
pudo lanzar ninguna otra amenaza. Los dos hombres eran mucho más grandes
que él. Aunque la idea le daba risa, soltó la amenaza convencido.

El corazón de Bobby golpeaba fuerte su pecho cuando Dorm se separo


del marco de la puerta y se dirigió hacia él. Empezó a entrar en pánico. ―Casi
me he muerto hace unas pocas horas. Dame un respiro.

Ernest deslizó su mano alrededor de la cadera de Bobby y envolvió sus


dedos alrededor de su erección. ―Parece que te has recuperado muy bien.

―Muy bien ―respondió Dorm mientras se colocaba delante de Bobby,


los dos hombres le rodeaban formando una jaula.
Sus duros cuerpos presionando a Bobby desde todos los ángulos,
haciéndole gemir interiormente ante la promesa escondida en los ojos de los
dos. Él no debería querer a estos hombres. Bobby debería intentar salir de allí. 55
Intentó recordar por qué y no pudo. No cuando estaba rodeado por dos
atractivos hombres.

―Yo quise hacer esto desde la primera vez que te vi. ―Dorm se
apoderó de la barbilla de Bobby y la sostuvo firmemente en su lugar antes de
inclinar su cabeza y tomar los labios de Bobby en un beso abrasador―. Tan
suave ―el hombre murmuro.

Los brazos de Ernest se apretaron alrededor de Bobby mientras la


lengua de Dorm se deslizaba profundamente en su boca. El hombre rompió el
beso y entonces viajó a lo largo del cuello de Bobby. Dorm colocó sus labios
sobre el cuello y succionó marcándole. Los dos hombres se movieron
lentamente hacia atrás, llevando a Bobby hacia la cama.

Bobby estaba demasiado ido para protestar. Todo lo que quería era
sentirse vivo, creer que estos dos hombres realmente le querían. Se enfrentaría
a la realidad después, pero por ahora, se permitió caer en un mar de
sensaciones.

Ernest le coloco en la cama. Bobby estaba jadeando cuando vio a los


hombres desnudarse, revelando líneas duras y músculos gruesos. Sus entrañas
se anudaron y sus músculos se congelaron, esperando lo que estaba por venir.

Dios, voy a tener sexo con dos hombres al mismo tiempo. El


pensamiento le sorprendió y lo excitó en igual medida, pero Bobby no podía
quedarse allí quieto. Agarro la camisa de Dorm hasta que el hombre levanto
sus brazos y pudo deslizarla sobre su cabeza, tirándola a un lado.
Tanto Ernest como Dorm se acostaron en la cama, y Bobby jadeó
cuando los dos hombres comenzaron a besarse. Sinceramente era la cosa más
caliente que nunca había visto. Bobby se tumbo, agarrando su polla mientras 56
observaba a los dos grandes hombres amándose.

Tal vez el podría estar aquí un poco más. La escena que se desarrollaba
delante de él bien merecía la espera.

Ernest rompió el beso y miró a Dorm, dándole una mirada que decía
que no había terminado con él, ni con mucho. Dorm asintió, haciéndole saber
que le entendía y entonces Ernest se puso de lado, presionando su pecho
desnudo contra la espalda desnuda de Bobby.

Bobby se puso más duro.

―Dime que retroceda y me voy a alejar ―dijo Ernest mientras


presionaba sus labios junto al oído de Bobby―. Te lo prometo.

Bobby no dijo ni una palabra, pero tampoco se relajó. Ernest yacía junto
a él, su propia respiración superficial. El calor de Bobby empezó a entrar en
Ernest mientras su polla se presionaba entre sus nalgas.

El hombre no se separó.

Extendiendo sus dedos, Ernest paso su mano por el pecho de Bobby.


Cuando su mano alcanzó la parte inferior del estómago del hombre, sintió la
cabeza de la polla de su compañero.

Bobby estaba duro como una piedra.


Dorm se movió detrás de Ernest, sus labios acariciando el hombro
expuesto de Ernest, enviando pequeñas chispas de electricidad a lo largo de su
piel. Esta era la primera vez que Ernest había estado con dos hombres al
mismo tiempo y el pensamiento lo excitaba. Dorm y Bobby no eran dos 57
desconocidos con una necesidad, sino que eran sus compañeros. Ese
pensamiento hacia que todo se sintiera más íntimo, más profundo antes sus
ojos.

Y tener al shifter de ocelote que casi había perdido, solo aumentaba la


necesidad de Ernest de proteger al hombre del mundo y de sí mismo. Había
oído la conversación del baño, y Dorm tenía razón. La autoestima de Bobby
estaba por los suelos. Ernest planeaba cambiar eso.

Rozó con sus dedos la cabeza del pene de Bobby y luego jugó con el
pre semen de hombre. Deslizó el líquido claro sobre sus dedos disfrutando de
la sensación. La respiración de Bobby se estaba convirtiendo definitivamente
en jadeos. Presiono sus labios en la curva del cuello de Bobby y deslizó su
lengua a través de la suave extensión, probando la salada piel mientras los
dedos de Dorm apretaban el culo de Ernest. No estaba seguro de si debía
presionar hacia delante al pliegue donde su polla estaba acurrucada o empujar
hacia atrás a las cálidas manos de Dorm.

Ambas opciones le llenaban de deseo y necesidad, haciendo que su


cabeza diera vueltas y su lobo aullara de placer.

―Colócale entre nosotros ―Dorm susurro al oído de Ernest―. Deja que


ambos le mostremos a Bobby lo mucho que le queremos.

Era decisión de Bobby. Ernest no iba a obligarlo. Si Bobby les quería a


ambos, tenía que hacérselo saber. Si él solo quería a Ernest, entonces no iba a
mover al tipo.
Bobby hizo un ligero asentimiento con su cabeza.

Ernest mentalmente levantó su puño al aire. Él iba a golpear ese 58


delicado culito. Tuvo que respirar lentamente, consiguiendo un poco de
control antes de pasar a Bobby sobre él y colocar al hombre más pequeño
entre él y Dorm.

Por supuesto, Ernest se aseguró de que el culo de Bobby estuviera


mirando hacia él.
―Codicioso bastardo ―Dorm le dijo a Ernest con una sonrisa. Lo que
hizo que los ojos oscuros del hombre brillaran. Era una hermosa vista.

―Claro que sí ―dijo Ernest.

―Ah, hola. Estoy aquí ―Bobby dijo.

Créeme, lo sé ―Dorm respondió.

―¿Vamos a seguir debatiendo o vamos a empezar con el espectáculo?


―Ernest pregunto, y Dorm se rió. Ernest sintió que la risa golpeaba algo
dentro de él. El sonido era hermoso y profundo, había pasado los dos últimos
años temiendo que nunca la volvería a oír.

Bobby dio un gruñido gutural, que hizo que la polla de Ernest se


emocionara. El ruido era demasiado sexi.

―Entonces yo me pido su tentadora polla ―Dorm dijo.

Bobby solo estaba allí entre ellos, sus ojos verdes iban de Ernest a
Dorm. ―¿Qué se supone que haga?
―Observa ―Ernest dijo mientras a movía sus cejas sugestivamente.
Bobby miro con escepticismo hasta que Dorm se deslizó por la cama y trago
la polla de Bobby hasta la raíz. 59

―¡Joder! ―Bobby grito mientras sus manos se aferraron de golpe en la


cabeza de Dorm. Ernest miraba con fascinación como el humano trabajaba la
polla de Bobby con experiencia. Estaba usando sus labios, lengua y dientes
mientras Bobby se arqueaba contra el pecho de Ernest, su respiración cada vez
más forzada.

Agarrando el mentón de Bobby, Ernest inclino la cabeza hacia atrás y


dejo un rastro de besos en su cuello, añadiendo más placer al que Dorm le
estaba dando. El hombre se agitaba en sus brazos, sus gemidos haciendo eco a
través de la habitación. Ernest alineo sus caderas mientras chupaba el cuello
de Bobby, dejando que su polla se frotara arriba y abajo en el pliegue del culo
de Bobby.

―¿Quieres sentir mi polla en tu culo, estirándote, llenándote? ―Ernest


pregunto a Bobby, manteniendo su tono suave.

Los ojos de Ernest bajaron, bloqueándose con los de Dorm, mientras


continuaba volviendo loco a Bobby con su perversa boca. Hubo un destello de
lujuria en los ojos de Dorm. El hombre quería ver a Ernest follando a Bobby.

Los dos hacían sentir a Ernest cosas crudas y salvajes que amenazaban
con volverle loco. Sintiendo el vínculo que ya estaba creciendo entre ellos tres,
Ernest se agacho y coloco la punta de sus dedos en la apretada entrada de
Bobby. ―Voy a meter mi polla aquí―. Presiono un dedo contra el apretado
musculo.
―Dios, si… por favor ―Bobby rogó sin aliento mientras se empujaba
contra el dedo de Ernest.

Ernest se rió entre dientes y tocó la oreja del gato. ―Yo quiero oírte 60
ronronear, gatito.

Dorm soltó la polla de Bobby y subió arriba de la cama, su mirada


sensual y oscura. ―Y yo voy a meter mi polla en tu culo, Ernest.

Ernest se olvido de cómo respirar. Esa era una invitación que le haría un
hombre feliz. Había pasado demasiado tiempo desde que había sentido una
mano áspera agarrarle mientras le follaban contra el colchón. Había estado sin
sexo desde que descubrió que Dorm era su compañero. Estaba tan encendido
que su cuerpo zumbaba con anticipación.

―Mantén ese pensamiento ―dijo Ernest con un gruñido antes de


colocar a Bobby sobre su estómago. El pequeño hombre era flexible,
girándose con facilidad. Bobby levanto su culo al aire, mostrando
abiertamente a Ernest lo que él quería.

Y maldita sea si Ernest no estaba listo para dárselo.

―Lubricante, necesitamos lubricante. ―Ernest estaba desesperado.


Sabía sin lugar a dudas, mejor que cualquier cosa que hubiera sabido en toda
su vida, que si no ponía su polla en el culo de Bobby en los próximos sesenta
segundo la maldita cosa se rompería.

Esto sólo era un hecho.

―Uh… ¿lubricante? ―Bobby dijo por encima de su hombro, como si


nunca hubiera oído hablar de esa cosa resbaladiza.
El corazón de Ernest latía fuera de control. El iba a tener un ataque al
corazón. Lo sabía. Su control se había reducido. No estaba seguro de cuánto
tiempo más podía aguantar. 61

Los ojos de Bobby se ampliaron un poco. ―¿No tienes nada?

Ernest miro fijamente a Bobby, dejando que el hombre viera la total


necesidad que le llenaba, por primera vez. Bobby no había sido receptivo a
Ernest o a Dorm. El shifter de gato los había mirado como si fueran el
enemigo. Ernest quería ayudar a cambiar la percepción que tenia de él y
Dorm. Era algo imprescindibles si él iba a dejar que el hombre lo manejara.
No era tonto, no pensaba que una ronda de sexo caliente cambiara la idea de
Bobby.

Eso iba a necesitar mucho más trabajo.

Bobby inhalo tembloroso, sus ojos apuntando arriba y abajo. ―De


acuerdo, necesitamos lubricante.

―¿Sera este suficiente? ―Dorm pregunto sacando una botella de aceite


para bebes del cajón de la mesita de noche.

―¡Sí! ―Ernest agarro la pequeña botella y casi arrancó la tapa. El


gorgoteo que vino de la botella cuando el aceite cayó en sus dedos era uno de
los sonidos más satisfactorios que Ernest jamás había oído. Se aseguró de que
sus dedos estuvieran generosamente lubricados y entonces devolvió la botella
a Dorm.

―¿Listo, cariño? ―él pregunto mientras miraba los bonitos ojos verdes
de Bobby. No podía creer que finalmente iba a reclamar a uno de sus
compañeros y Dorm le iba a reclamar a él. Había esperado demasiado tiempo
para esto, aunque no había tenido ni idea de que Bobby existiera. Eso no
importaba.
62
Bobby asintió lentamente. ―Sólo no me mates. Nunca he estado con
dos hombres antes.

La lujuria de Ernest disminuyó ligeramente cuando vio el temor


brillando en los ojos de Bobby. Él nunca haría nada para herir al hombre, no
importaba cuanto deseaba enterrarse dentro del tipo. ―Nunca te hare daño,
Bobby, te lo prometo.

―Nunca confíes en la palabra de un policía. ―Había una gran cantidad


de emoción detrás de esas palabras, pero Bobby la escondió rápidamente
dejando caer sus ojos―. Estuve en el lado equivocado de la ley durante
demasiado tiempo.

Ernest agarro la barbilla de Bobby con su mano y giro la cara del


ocelote hasta que sus miradas se encontraron. ―Nunca hice una promesa que
no haya cumplido. Nuestro pasado no existe en esta cama. Sólo somos tú, yo y
esa bestia atractiva a tu otro lado.

Bobby miró a Ernest con los ojos muy abiertos durante lo que
parecieron un millón de años. Sabía que habían sido sólo segundos porque su
polla seguía de una sola pieza, pero nunca se sintió más agradecido que
cuando Bobby asintió hacia él.

―Voy a ir despacio, Bobby.

Bobby estaba demasiado tenso, decidió explorar el cuerpo del hombre


más pequeño antes de llegar a las cosas buenas. Apartó un mechón de pelo
castaño claro de la frente de Bobby antes de besarle allí. Paso sus labios a lo
largo de la nuca de Bobby y luego hacia abajo, abriendo un camino a través
de la piel de seda.
63
El profundo gemido de Bobby era música para sus oídos. Ernest sonrió
mientras hociqueaba la garganta del Shifter antes de trazar otro camino de
besos hacia abajo por la espalda. Las bolas de Ernest empezaron a doler
cuando un estremecimiento de excitación sacudió levemente a Bobby. El
cuerpo de Ernest se estremeció con la necesidad de correrse, pero se negó a
hacerlo antes de que lo hiciera Bobby. Eso significaba sólo una cosa. Él
necesitaba aumentar las apuestas.

Ernest oyó un grito alto y estrangulado llenado la habitación cuando se


inclino hacia abajo y coloco su lengua alrededor de los músculos de culo de
Bobby. Sonrió durante un momento, entonces dio un largo lametazo a su
apretada entrada. Introduciendo su lengua junto con su dedo índice. Lo
empujo una y otra vez, cuando pensó que podía tomar más añadió otro dedo.

La lengua de Ernest jodía a Bobby una y otra vez alternando con sus
dedos. Movía sus dedos a un ritmo constantes asegurándose de rozar la
glándula de Bobby tan a menudo como podía hasta que el shifter parecía estar
en el borde.

Ernest se coloco entre las piernas de Bobby y posiciono la cabeza de su


polla en la entrada del hombre y entonces hizo su camino lentamente estirando
el apretado anillo alrededor de su gruesa polla, pulgada a pulgada. Los
temblores empezaron a recorrer su cuerpo antes incluso de que hubiera
recorrido todo el camino. Esta iba a ser la escena de sexo más corta de la
historia… como un segundo.

―Dios, Bobby, te sientes tan jodidamente bien.


Un pequeño temblor atravesó el cuerpo de Bobby. ―Me alegra que lo
apruebes. Claro que él lo aprobaba. El había estado fantaseando con el jodido
culito de Bobby desde que descubrió que el gato era su pareja. 64

Ernest empezó a moverse, tan lentamente como su cuerpo le permitía,


empujando sus caderas hacia adelante y hacia atrás hasta que sólo la cabeza de
su polla permanecía agarrada al apretado agujero de Bobby. Poco a poco,
mientras el cuerpo de Bobby comenzó a succionar el suyo, Ernest empezó a
moverse más rápido.

Hasta que una del las veces al echarse hacia atrás sintió un dedo
resbaladizo en la entrada de su culo.

Ernest jadeó y se alegro cuando su anillo de músculos cedió ante la


invasión. Casi no podía respirar por el placer que le atravesó mientras Dorm le
estaba estirando. Él empujó, moliéndose contra los empujes de los dedos de
Dorm entonces movió sus caderas hacia adelante, hundiéndose en Bobby.

¿Cómo no había hecho un trío antes? Era la manera perfecta de tener


sexo, la única manera… con él intercalado en el medio.

―Dorm. ―Ernest no estaba suplicando, no exactamente. Sólo estaba


sugiriendo, con mucho ímpetu, que el maldito humano se diera prisa o el
espectáculo se acabaría antes de que fuera follado contra el colchón. Ya podía
sentir un cosquilleo en la base de su pene, y no tenía mucho tiempo antes de
correrse. Él era del tipo de esperar a que sus parejas se vinieran con él.

La cabeza de la polla de Dorm empujó repentinamente entre las mejillas


del culo de Ernest y se introdujo. Ellos se congelaron ante la sensación de
placer. Ernest amaba la sensación de la rígida polla de Dorm enterrada dentro
de su sudoroso cuerpo. Sentía su propia polla enterrada en el interior de
Bobby.

―Ahora ―Dorm susurró al oído de Ernest. 65

Ernest comenzó a empujar lentamente dentro y fuera de Bobby. Podía


sentir contraerse el canal apretado de Bobby alrededor de su polla con una
intensidad casi brutal. La mano de Ernest se movió tanteando el estómago y el
pecho de Bobby. Acariciando hacia abajo entre sus cuerpos, rastreando sus
dedos sobre el duro eje de Bobby.

Los dedos de Ernest se apoderaron de la polla de Bobby, y con un fuerte


golpe, sintió la crema liquida sobre sus dedos cuando se vino, su culo
apretando y ordeñando a Ernest de la manera más sensual que nunca había
experimentado.

Ernest gimió cuando la larga y gruesa polla le llenó perfectamente


acariciando a través de su próstata con cada golpe de las caderas de Dorm.
Gimió cuando el ángulo de Dorm se alteró y su lugar fue golpeado una y otra
vez.

Sus empujes comenzaron a vacilar mientras se acercaba al orgasmo. Él


golpeaba su polla cada vez más dura dentro de Bobby, meciendo la cama con
la fuerza de sus empujes. Se hincho dentro de Bobby, rellenando el trasero del
shifter mientras se venía con un profundo gemido. Ernest enterró su rostro en
el hombro de Bobby, oliendo el aroma dulce y la sensación de la piel
resbaladiza de Bobby contra su pecho.

El humano detrás de él silbó y luego apretó los hombros de Ernest hacia


abajo y comenzó a subir y bajar sobre él, empalándole mientras sus empujes
de repente aumentaron en intensidad. Ernest era plenamente consciente de la
dureza de los músculos de Dorm mientras el hombre golpeaba contra él.

Ernest gritó mientras fuego líquido explotaba en todo su cuerpo. Hundió


sus colmillos profundamente en el hombro de Bobby, empujando duro en su 66
culo. Manchas oscuras bailaban delante de los ojos de Ernest mientras se
corría, llenado el trasero de Bobby hasta que se desbordó y corría entre sus
muslos.

El profundo rugido gutural que retumbó a través del pecho de Dorm fue
la única advertencia que Ernest recibió antes de que el pene del hombre se
enterrara en él y un abrasador líquido caliente inundara su culo, lanzando a
Ernest en una ola sensual que hizo temblar todo su cuerpo.

Sacó sus colmillos fuera del hombro de Bobby y luego sonrió cuando
vio que Bobby estaba profundamente dormido. El hombre había terminado
agotado, y Ernest se sintió un poco culpable por tomarlo tan duro. Pero él no
lamentaba haber reclamado al shifter.

―Joder. ―Dorm apoyo su frente en la espalda de Ernest antes de dejar


su polla salir libre. Ernest tiró a Bobby a sus brazos mientras Dorm colocó su
mano en la cadera de Ernest. Así era como las cosas debían de ser entre ellos.
CAPITULO 5

67
―Al menos ahora sabemos cómo Mateo planeaba hacer su dinero.
―Christian se sentó detrás del escritorio, sus brazos cruzados mientras miraba
a Zeus―. Pero tú no estás cien por cien seguro de que él sea el antiguo dios
que escapó del infierno.

Estirando sus piernas frente a él para estar más cómodo, Zeus se


encogió de hombros. ―Joder si lo sé. La pareja de Dorm, Bobby, dice que se
sentía como maldad pura cuando estaba en la habitación con el señor de la
droga. Y cuando fue atacado por esos perros del infierno, ellos mencionaron el
nombre de Mateo, dijeron que el antiguo dios había marcado a Bobby.

―Y el ha dirigido un cartel de drogas durante dos años. Conozco ese


nombre. ―Cristian dijo―. Amidio Castañeda tomó el control de la Costa Este
y sembró el terror por todo el territorio.

Hubo un golpe en la puerta antes de que Nazaryth entrara. Zeus sentado


ahí esperaba que el hombre rellenara los huecos de lo que sabía hasta el
momento. No había tenido tiempo para hablar con él cuando la bestia alada
llego a su casa ayer.

―Envié a mis hombres a comprobar el lugar de Chávez en California


―Nazaryth dijo―. Definitivamente es Mateo. Su olor todavía era persistente
allí. Pero hacía tiempo que se había ido, y no saben dónde está. ―El hombre
se giro hacia Zeus―. ¿Y dices que marco a ese shifter de ocelote?

Zeus asintió.

―Entonces el vendrá a Pride Pack Valley. Cuando un antiguo dios


marca a alguien, él usa a esa persona para sustentar su vida aquí en la tierra.
Va a drenar la fuerza vital de Bobby para reponer su cuerpo humano.

Zeus frunció el ceño. ―¿Por qué Mateo elegiría a Bobby? Tiene un 68


montón de hombres en su organización, mucha gente a la que puede drenar
allí bien a mano.

―Los shiters mantienen el sustento por más tiempo ―Nazaryth


respondió―. Él habrá imaginado lo que Bobby era antes de la masacre y lo
marcó. Mateo probablemente supuso que Bobby no se iría lejos. Pero ahora
que marcó al tipo, tiene que terminar el proceso antes de que se ponga
demasiado débil y vuelva al infierno. Sólo tenemos que atraparle cuando
intente poner sus manos sobre Bobby.

―¿Cómo? ―Zeus preguntó―. Mis hombres son muy buenos, pero


estamos hablando de un Dios.

―El va a quedarse conmigo ―Nazaryth dijo―. Mis hombres le


protegerán hasta que Mateo vuelva al infierno.

―¿Y que impedirá que Mateo se libere otra vez? ―Christian


preguntó―. ¿Cómo podemos garantizar que él se quede allí?

―Le llevara cientos de años volver a tener la fuerza que necesita para
siquiera intentar huir. No hay mucho que podemos hacer para asegurarnos de
que no vuelva, pero al menos tendremos algunos cientos de años sin él.
―Nazaryth miró a Zeus―. Mis hombres se dirigen a tu casa ahora para
recoger a Bobby y a sus compañeros.

Zeus soltó un gruñido bajo. ―Podrías haber avisado.


―Lo estoy haciendo ―Nazaryth se quedó allí parado―. Los mantendré
informados si averiguo algo. Pero tal vez quieras decirle al supervisor del
ayudantes Varnes que él se tomará unas largas vacaciones hasta que la
situación se resuelva. ―Se paró a mitad de camino hacia la puerta y 69
preguntó― ¿Vio Bobby el grillete en el tobillo de Mateo?

―No mencionó ningún grillete ―dijo Zeus.

La cara de Nazaryth se volvió más dura antes de que mirara a


Christian. ―Sí Jaden alcanza a Mateo, no sé qué va a pasar. Él fue el único
capaz de mandar a Mateo al infierno la primera vez.

Christian pasó la mano por su cara antes de quedarse parado. ―Genial,


como si no tuviéramos suficientes problemas a los que enfrentarnos. Ahora
me tengo que preocupar de que mi tío no diezme toda la Costa Este para llegar
a Mateo.

* * *

Dorm salió y fue saludado por una cálida brisa de verano. Necesitaba el
aire para despejar la cabeza. Todo estaba pasando tan rápido que no había
tenido tiempo para pensar. Se había ido de donde Chávez para llegar a la casa
de Zeus y entonces Bobby había sido atacado. Y ahora los tres habían sellado
su relación al tener relaciones sexuales.

Era como una larga montaña rusa sin solución a la vista.

Respiró cuidadosamente, constantemente, dejándolo salir lentamente.


Dorm tenía dos compañeros.

Dos.
Siempre encontró difícil hacer malabares con un tipo. Por esa razón se
había quedado solo consigo mismo, absorto en su trabajo. Ligar era demasiado
complicado. ¿Y ahora tenía que hacer malabares con dos? Dorm no sabía 70
cómo iba a hacer eso.

Tal vez deberías de haber pensado en eso antes de follar al ayudante.

Caminó por el sendero detrás de la casa, trabajando todo en su mente.


Los lobos parecían saber de dónde venía la maldad de Chávez. ¿Les seguiría
hasta aquí? ¿Estaban a salvo en la mansión? El césped estaba bien cuidado y
los arbustos bien podados en un terreno atractivo, pero sería suficiente para
alejar a Amidio Castañeda. Incluso siendo humano, Dorm había sentido el
poder del hombre.

Los pelos de la nuca de Dorm se erizaron. Alguien le estaba


observando. Miró alrededor, explorando su entorno. Giró y vio a Chey. El
hombre pequeño se le acercó con cautela. ―Confuso, ¿no?

Dorm no conocía al tipo y no iba a discutir su jodida situación. Él se


encogió de hombros y siguió caminando, esperando que chey tomara la
indirecta y se largara.

―Yo me refería a nuestro mundo ―continuó Chey.

Dorm recordaba a Tony diciéndole dos años atrás que Chey era capaz
de sanar a una persona tanto física como emocionalmente. Tal vez estaba en la
naturaleza del tipo tratar de ayudar. A pesar de todo, Dorm no era muy bueno
expresando sus sentimientos y no iba a derramar sus tripas con este tipo. ―Me
estoy acostumbrando a ello.
―Creo que…

―Mira ―Dorm dijo mientras dejaba de caminar y se volvía hacia el


hombre―. Aprecio que trates de ayudar, pero… 71

―No, no lo haces ―Chey replicó―. Quieres que me vaya y te deje en


paz.

―Así que ¿Por qué no lo haces?

El hombre se encogió de hombros. ―Porque tu pareja necesita a alguien


que le apoye. Él puede alejarte, pero no es eso lo que quiere.

Dorm paso la mano por su pelo ―¿Y tu descubriste esto con tu visión
especial?

Chey sonrió. ―No, cualquiera puede verlo si presta la suficiente


atención. Está en su lenguaje corporal y en sus ojos.

Chey había parado para comprobar a Bobby solo hacía un rato. ―¿Lo
viste durante qué, unos dos segundos?

―Soy muy bueno leyendo a la gente. Estuve haciendo esto durante


tanto tiempo como puedo recordar.

―Te gustas tener un poder superior ―Dorm declaró.

―Mandaría este “regalo” lejos si pudiera. ¿Te gustaría tomar el


sufrimiento de alguien dentro de ti y mantener esos recuerdos dolorosos
contigo hasta que se disipan? No es algo que pedí, pero ayudo a la gente. Así
que no es tan malo.
Dorm no sabía exactamente cómo funcionaba el poder de Chey y por lo
que estaba escuchando, lo sintió por el hombre. El mundo paranormal era una
mierda extraña. Era como True Blood dentro de The Twilight Zone. (1) Él 72
estaba seguro de que nunca se acostumbraría a esto.

Chey se puso rígido y luego inclinó su cabeza hacia atrás, oliendo el


aire. Eso era algo que un lobo haría, Dorm se quedó momentáneamente
fascinado y casi se perdió al hombre que apareció descendiendo detrás de
Chey.

¿Descendiendo?

Dorm se trasladó delante de Chey, recordando la advertencia de Toni de


no tocar al hombre. Mantuvo una distancia corta pero todavía asegurando que
Chey estuviera detrás de él.

―Está bien ―Chey dijo―. Solo es Dog.

―¿Qué es lo que está bien en un hombre aterrizando después de


aparecer volando? ―Dorm pregunto―. ¿Cómo demonios eso es normal?

Chey se rio entre dientes. ―Tu realmente estas ante una revelación Tal
vez deberías hablar con Ernest y Bobby sobre el mundo en que ahora te
encuentras. Puede hacerte las cosas un poco más fáciles.

Dorm lo dudaba. Incluso si uno de sus compañeros le hubiera advertido


de que los hombres volaban, todavía sería extraño como la mierda el
presenciarlo.

―Chey ―el hombre dijo mientras se acercaba―. Me enviaron para


recoger al ayudante y a sus compañeros.

―¿Recogerlos para qué? ―Dorm se puso rígido mientras observaba al


hombre. El tipo tenía rastas oscuras y la piel de color caramelo. Sus ojos eran 73
en forma de almendra, y sólo con una mirada, uno pensaría que era exótico.
Pero Dorm también podía sentir la energía cruda que emanaba de este tipo―.
¿Qué joder quieres decir con “recogernos”?

El hombre gruño. ―Realmente odio tratar con los molestos humanos.


Debes de ser Dorm.

―¿Y tú eres? ―Aunque ya se lo había dicho. Pero a Dorm no le


gustaba el hecho de que éste, sólo llego volando y declaró que se llevaba a
Dorm y a sus compañeros lejos. ¿A dónde?

―Yo soy Dog, segundo al mando de Nazaryth y estoy aquí para recoger
a Bobby, al ayudante Varnes y a tu irritante culo para que Mateo no le drene la
vida a Bobby. La única razón por la que tú vas es que eres la pareja de Bobby
y no interferimos en los apareamientos. Eso es una razón suficiente, ¿o sigo?
―Dog dijo.

Dorm estaba a un pelo de golpear al hijo de puta. Todo era nuevo para
él, y lo mínimo que este bastardo podía hacer era explicar las cosas sin gruñir
las palabras. ―¿Qué quieres decir con drenar?

―Se te explicará todo una vez que estés escondido como un perrito
caliente en su bollo. Ahora entra y así podemos conseguir poner esto en
marcha. Quiero salir de aquí en cinco minutos.

―¿Pueden dejar el concurso de meadas? ―Chey pidió―. Me está


entrando migraña.
Los ojos de Dog se suavizaron un poco cuando miro a Chey. ―Lo
siento. Pero es imperativo que salgamos de aquí antes de que Mateo aparezca.
Renato y Vydeck ya están arriba buscando a los otros hombres, y yo 74
realmente no quiero quedarme aquí y discutir con un macho… dominante.

Dorm dio la vuelta sobre sus talones y corrió a la casa. ¿Quién coño
eran Renato y Vydeck? ¿Por qué estaban arriba con Ernest y Bobby? Corrió
escaleras arriba y por el pasillo. Entró en la habitación y se encontró a Bobby
discutiendo con dos extraños.

―Joder si voy a ir de prisión en prisión ―dijo Bobby, su puños


cerrados a los lados―. Estuve tratando de irme de aquí. No necesito a nadie
que me proteja, y seguro que no me voy a ir con unos extraños a algún castillo
perdido en alguna montaña. Tú tienes que haberte vuelto loco.

―Estos son los chicos buenos ―Ernest dijo―. Sí ellos piensan que lo
mejor sería que nosotros fuéramos…

―Los chicos buenos no existen ―argumentó Bobby―. Solo los


hombres crueles y esos que creen que van a conseguir algo por ayudar a otro.

Dorm fue sacudido por la hastiada visión que Bobby tenia de la


humanidad. Él nunca supo que el hombre pensara de esa manera. Si él estaba
de acuerdo con Bobby, sobre no dejar que unos extraños se los llevaran,
entonces él solo estaría solidificando la creencia del hombre de que no había
buenas personas en el mundo.

Estaba entre la espada y la pared. Ernest miro hacia Dorm en busca de


ayuda. Dorm movió su cabeza. ―Yo, al menos, querría hablar con Zeus.
―No hay tiempo ―Dog dijo entrando en la habitación―. Nosotros
tenemos un vehículo esperando abajo. Tenemos que irnos ahora.

A Dorm realmente no le gustaba el tipo. 75

Ernest agarró el brazo de Dorm y le saco al pasillo. ―Creo que tenemos


que hacerles caso. Si las bestias aladas están involucrados, es que esta
situación se ha vuelto mortal.

Dorm empezó a preguntar a Ernest si había otras criaturas de las que


necesitaba saber, pero no estaba seguro de que quisiera conocer esos datos
ahora mismo. Ya estaba luchando por procesar el hecho de que había hombres
que realmente podían volar. ―Esta situación se volvió mortal en el momento
en que Castañeda entró en la mansión
.
―Pero las apuestas subieron mucho más alto.

―Uno de ellos menciono que Mareo quería drenar a Bobby ―Dorm


dijo.

Ernest asintió, y Dorm pudo ver la preocupación en los ojos del


hombre. ―Las otras Bestias Aladas nos informaron. Ellos dijeron que si
Mateo había marcado a Bobby, eso significaba que necesitaba a Bobby para
mantener su forma humana. Mateo viene a por Bobby, nos guste o no. Ir con
estos tipos es la mejor opción para salvar a nuestro compañero.

Ernest había jugado la tarjeta de la culpa. Dorm asintió a regañadientes.


―Bien.
―Miro a su compañero en la habitación―. Ahora todo lo que tenemos
que hacer es convencer a Bobby.
―El secuestro seria una opción para mí ―dijo Dorm―. No creo que él
quiera hacer frente a lo jodido que esta.

―Puede que no, pero no podemos dejar que se vaya. Creo que entonces 76
será el secuestro. ―Ernest entro a la habitación. Dorm respiró hondo antes de
seguir al hombre. Sin una sola palabra, Dorm recogió a Bobby y tiró al shifter
de gato sobre su hombro.

―¿Qué estás haciendo? ―Bobby gritó

―Tu no tienes poderes como Mateo ―Ernest argumento―. No estás


seguro aquí.

―Oh, yo tengo el super poder mas asombroso ―Bobby espetó―. Su


nombre es Me importa una mierda. Mira como lo uso.

Dorm realmente se rió. ―Cierra la boca. Tu vienes, fin de la discusión.

Bobby comenzó a golpear con sus puños la espalda de Dorm. ―¡No, no


voy!

―¿Estuviste escuchando? ―Ernest pregunto mientras todos ellos


empezaban a salir de la habitación.

―Estoy escuchado. ―Bobby dijo con sorna.

―Ya está bien ―Dorm le dijo a Ernest―. No quiere entender el peligro


en el que está. Ahora no puedes razonar con él. Nosotros solo tenemos que
atarle hasta que esto se acabe.

Y eso era exactamente lo que Dorm pensaba hacer si Bobby intentaba


escapar. Él podría tener algunas dudas sobre todo este mundo, pero estaba
seguro de una cosa.

Mateo iba a venir, y no había nada que pudiera hacer para detener al 77
dios.

* * *

Bobby estaba furioso. Esto era demasiado malo, el había vivido la mitad
de su vida con un señor de la droga, pero ahora que él había conseguido su
libertad, él se había metido derecho a una cárcel. Quería darle a Dorm una
patada en los huevos. Bobby sabía que la situación era mala, pero habría sido
agradable poder decir algo al respecto. La única razón por la que estaba siendo
tan pesado era porque todo el mundo estaba decidiendo sobre su vida.

Y ahora, una vez más, él estaba siendo llevado a algún lugar al que no
quería ir.

―Estará bien ―dijo Ernest cuando se metió en la parte trasera de la


camioneta y se sentó al lado de Bobby―. Hay mucha gente cuidando tus
espaldas.

―Deja de intentar razonar con él ―dijo Dorm cuando se unió a ellos―.


Él viene. Eso es definitivo.

Bobby quería golpear a Dorm directamente en su nariz. Él no quería que


todos estuvieran cuidándole. Bobby no había querido que le marcaran, y sin
duda no había pedido estar atado a dos policías.

―Yo soy un chico inteligente de la calle ―argumentó cruzando sus


brazos sobre su pecho―. Me fue muy bien por mi cuenta. ―Odiaba el hecho
de que los dos hombres olieran tan bien. Pero odiaba más el hecho de que las
imágenes de los tres teniendo sexo seguían apareciendo en su cabeza.

Había sido el sexo más caliente y más emocionante que había tenido. 78
Quería golpear a ambos hombres solo por ese hecho. Él quería golpearse a sí
mismo por anhelar otra ronda con ellos.

―Tú ya no estás mas por tu cuenta ―dijo Dorm―. Esa mentalidad tuya
de la calle no va a salvarte esta vez.

Los tres hombres que he habían venido detrás de ellos se subieron al


vehículo y entonces se alejó. Bobby consideró saltar de la camioneta, pero
Ernest podía leer su mente. Fue levantado de su asiento y puesto entre Ernest y
Dorm. Él gruño a Ernest.

―Eres sexy cuando estas enfadado ―Ernest dijo. Su voz baja―. Haz
ese sonido la próxima vez que yo este follándote.

―Entonces nunca volveré a hacer ese sonido ―dijo Bobby mientras


miraba hacia adelante, los brazos aún cruzados sobre su pecho.

Dorm deslizó su mano detrás de Bobby y lo reclinó en el asiento. Bajó


su cabeza, su boca tan cerca que sintió el aliento caliente del hombre en su
oreja. ―¿No quieres tener mis labios envueltos alrededor de tu polla otra vez?
Es difícil de creer.

La respiración de Bobby flaqueaba.

―¿No quieres la oportunidad de sentir la polla de Dorm enterrada


profundamente dentro de ti? ―Ernest preguntó acercando sus labios a la otra
oreja de Bobby―. ¿Me negarías el placer de saborearte en mi boca?
Empezó a jadear. Contra sus deseos, él estaba poniéndose duro. Intentó
disipar las imágenes, pero los dos hombres eran implacables.
79
―Dios, si ―Dorm dijo mientras su mano se deslizó hasta el muslo de
Bobby, peligrosamente cerca de su erección―. Quiero sentir ese culo apretado
alrededor de mi polla. Quiero saber lo que se siente mientras me chupas.
Quiero masturbarme mientras miro a Ernest mamarte.

El pecho de Bobby comenzó a subir y bajar más rápido mientras gotas


de sudor se formaban en su frente. Ellos no peleaban justo. Se supone que
ninguno de los dos debería prometer cosas perversas como forma de amenaza.
No estaba acostumbrado a este tipo de guerra. Las tácticas de Ernest y Dorm
estaban a punto de llevarle al orgasmo.

―Dos hombres fuertes dispuestos a complacerte ―dijo Ernest―. ¿Tú


quieres alejarte de eso?

Los dedos de Dorm se apoderaron de la erección de Bobby y dieron al


duro eje un suave tirón. ―Di las palabras y yo te chupo ahora, aquí en el
asiento de atrás.

―Burr, gatito ―Ernest lo engatuso.

Los ojos de Bobby se dispararon a los hombres en el asiento delantero,


y aunque ellos parecían ajenos a lo que estaba pasando, sabía que estaban
escuchando cada palabra. El hombre que conducía fijo los ojos en Bobby
durante un momentos antes mirar hacia afuera.

―Ellos no importan ―Ernest le susurró―. Haz como que no están aquí.

Bobby comenzaba a ceder ante Dorm cuando el SUV violentamente se


sacudió. Instintivamente, los brazos de Bobby salieron disparados antes de
que mirara fuera de la ventanilla.

Dos Hell Houds estaban persiguiendo la camioneta. El que estaba a la 80


derecha logro chocar contra el vehículo una vez más antes de que el conductor
acelerara.

―Malditos chuchos ―gritó el conductor―. Parece que el gato esta


fuera de la bolsa. ―El conductor miró por el espejo retrovisor a Bobby―. No
es un juego de palabras.

―¿Puedes perderlos? ―Ernest pregunto mientras se giraba en su


asiento para mirar por la ventana trasera.

―Los Hell Hounds, sí, pero no estoy tan seguro del tipo ese de pie en
medio de la carretera ―dijo el conductor.

Los ojos de Bobby se dispararon al parabrisas. Se quedó boquiabierto.


De pie en medio de la carretera estaba Castañeda. El conductor clavo el pie en
el acelerador y Bobby se golpeo cuando la SUV ganó aún más velocidad.

El conductor iba a golpear a Castañeda.

―Aguanten ―dijo el hombre sentado en el asiento del copiloto.

Bobby hizo su mejor esfuerzo para mantenerse a sí mismo en el asiente


mientras la SUV chocaba contra Castañeda. El señor de la droga rodó sobre el
capó y continuo moviéndose hacia arriba. Bobby miró detrás pero no vio al
hombre en el suelo.

―Él está en el techo ―grito Dorm.


El techo empezó a abollarse mientras el sonido de alguien golpeando el
metal lleno el interior. El hombre al otro lado del asiento bajo la ventanilla y
subió. 81

La mandíbula de Bobby cayó cuando el tipo salió volando.

Salió volando.

Joder él salió volando.

Parpadeó e intento decirse a sí mismo que no estaba perdiendo la


cabeza. Él sabía lo que había visto. Pero su cerebro no podía asimilar la
imagen.

El hombre que estaba sentado en el medio subió después y, sí… también


voló. Iba a necesitar algunas serias sesiones de terapia cuando todo estuviera
dicho y hecho.

La SUV se sacudió otra vez, y luego el conductor perdió el control. El


vehículo giró hacia un lado y luego comenzó a volcar. Bobby grito mientras su
cuerpo estaba dando vueltas. No se había puesto el cinturón de seguridad.

La SUV se deslizó y paró. Mientras Ernest y Dorm estaban colgados


boca abajo, Bobby estaba tirado en el suelo, en un mar de cristales rotos. Todo
su cuerpo golpeado, y estaba lleno de cortes dolorosos. Él olió su sangre.

Se congelo cuando escucho unos gruñidos bajos. Los Rottweilers habían


vuelo. Había uno a cada lado de la SUV volcada. Ellos se estaban acercando,
desnudando los colmillos, las cabezas bajas.
El conductor logró liberarse y salir gateando. Dorm y Ernest luchaban
por soltar sus cinturones de seguridad. Ernest finalmente cambia a su forma de
lobo y se movió libre.
82
Cuando Bobby miró hacia arriba, vio a Dorm usando un cuchillo para
cortar el cinturón. El duro hombre aterrizó encima de Bobby, haciéndole
perder el aliento antes de que Dorm se moviera y saliera de la camioneta.

Ernest también se había ido. Bobby estaba solo. Oyó los combates fuera
de la SUV. Tomando una respiración profunda, Bobby se puso a gatear fuera
del vehículo. Se paró y miró alrededor.

Ernest y Dorm estaban peleando con uno de los Rottweiler. El


conductor luchaba contra el otro. Las otras dos bestias aladas estaban peleando
con Castañeda.

Bobby observo el largo tramo de la carretera. Ahí era hacía donde


debería correr, esconderse. La tierra era llana.

Sacudiendo los cristales de sus manos mientras trataba de pensar en que


hacer. Esta era su oportunidad de escapar, de huir. Podía cambiar y marcharse
mientras que todo el mundo estaba ocupado con la lucha.

Pero cuando él empezó a dar un paso hacia atrás, la culpa comenzó a


corroerlo. No podía abandonar a Dorm y Ernest, no mientras los dos estaban
luchando contra el Rottweiler. Él no podía dejarles a un destino desconocido.
Bobby maldijo.

A él le estaba creciendo una maldita conciencia.

Sus ojos aterrizaron en una barra de hierro que se había desprendido de


la SUV. Bobby corrió a través de la carretera y la agarró. Volvió corriendo a
donde sus compañeros estaban peleando, blandiendo la barra de hierro sobre
su cabeza. Dorm rápidamente salió del camino, Ernest también, mientras
Bobby golpeaba la cabeza del Rottweiler con su arma improvisada. 83

El enorme perro aulló, se tambaleó y entonces agitó la cabeza


lanzándola hacia Bobby, gruñendo. Bobby golpeó la barra otra vez, listo para
luchar cuando él se pusiera de nuevo en pie. La barra se deslizó de sus dedos
mientras él se elevaba más y más.

―¡Tengo miedo a las alturas! ―gritó mientras era conducido hacia el


lado izquierdo. Bobby cerró sus ojos. Tenía mareos y nauseas.

Si el vomitaba, esperaba que su vómito aterrizara encima de Castañeda.

1 Series de televisión sobre vampiros y mundos alternativos


CAPITULO 6
Dorm estaba aliviado cuando uno de los hombres voladores agarro a
84
Bobby y despego. Su atención estaba dividida. Ahora podía concentrarse
totalmente. Se agachó y agarro el revólver de la correa de su tobillo. No pensó
que haría mucho daño, pero con suerte frenaría al enorme Rottweiler. Antes de
que tuviera la oportunidad de conseguir un tiro limpio. Dog le agarro de la
cintura y luego tiro hacia arriba con él. ―Bájame joder.

Dog gruño. ―Cállate. Estoy teniendo un momento bastante duro


concentrándome en mantener tu pesado culo en el aire. Rompe mi tren de
pensamiento y sólo podría dejarte caer.

La SUV se volvió una diminuta mancha mientras Dog hablaba. Dorm


lanzó una mirada buscando a Ernest y se sintió aliviado al ver que la tercera
Bestia Alada había agarrado al ayudante.

Pero todavía no estaban fuera de peligro. Se quedó atónito cuando


Castañeda también comenzó a volar. Él está alcanzándonos.

Dog miró hacia abajo y entonces maldijo. Se disparó hacia la izquierda,


cayendo, y luego se dirigió a una cadena montañosa. Dorm estaba a cinco
segundos de marearse. La altitud le hacía difícil respirar, pero si el hombre
continuaba con sus fantásticas maniobras, no había ninguna manera de que
Dorm fuera capaz de mantener su desayuno dentro.

Ernest y Bobby no estaban a la vista. Dorm estaba aliviado. Sus


compañeros llegarían a su destino sanos y salvo. Si él sobrevivía o no era
dudoso.

Y aquí él pensando que su vida de infiltrado había sido accidentada e


intensa. El subdirector cagaría gatitos si pudiera ver a Dorm ahora.

―Es como tratar de llevar un tanque por el aire ―se quejó Dog.
85
Pero tanto como el hombre se estaba quejando, sus cinco pies de
envergadura los llevaron sobre los picos de la montaña. Miró detrás de ellos,
pero ya no veía a Castañeda. ―Creo que lo hemos perdido.

Entonces tenemos que ir a casa ―dijo Dog―. No lo hemos perdido.


Probablemente él fue detrás de Bobby.

―Entonces ¿Qué coño estas esperando? ―Dorm pregunto cuando ellos


no cambiaron de dirección.

―Estoy esperando a que te calles ―dijo Dog―. Los otros hombres


estarán ayudando a proteger a Bobby. Estoy más preocupado porque nosotros
choquemos y ardamos. ¿Exactamente cuánto pesas?

Dorm cerró los ojos y pidió paciencia. No era un hombre pequeño, pero
tampoco era tan pesado. El hombre estaba tratando de encontrar una forma de
insultarlo. Se negó a decir ni una palabra y finalmente Dog cambió el curso.
No es que Dorm estuviera encantado con eso de ser llevado por los aires.
Estaba impaciente porque le pusieran en el suelo. Mientras ellos se acercaban
a una de las montañas, Dorm frunció el ceño, Estaba cubierta de una espesa
niebla y temía que Dog no fuera capaz de ver por dónde iba.
―Vas a chocar ―Dorm le advirtió.

―Lo tengo.

―¿Cómo puedes ver?


―¿Quieres que te suelte? ―Dog amenazó.

Dorm apretó los labios. Sí él no estuviera asustado de que Dog solo


hiciera eso, él golpearía al tipo. Pero Dorm tenía la sensación de que no 86
estaban cerca del suelo.

Aterrizaron en un balcón de mármol antes de que Dog le liberara y


luego rodara sus hombros. ―Voy necesitar un fisioterapeuta después de este
viaje.

―Eres un mentiroso ―Dorm espeto―. Ahora ¿Dónde están Bobby y


Ernest?

―Estamos aquí ―Ernest llamó. Dorm dejo a Dog en el balcón mientras


caminaba dentro. Se sorprendió al darse cuenta de que estaba de pie en alguna
especie de palacio construido en la ladera de la montaña.

¿Qué coño?

La habitación era espaciosa, y el suelo estaba hecho de mármol. Era un


tipo de espacio abierto, y resultaba impresionante. Había murales en las
paredes y techos, y pilares de piedra. El tapiz era hermoso. Pero también había
un toque moderno en el lugar. Dorm miró el enorme televisor de pantalla
plana, los sofás de cuero y una pared de estanterías llena de DVDs para
hartarse. Vio a sus compañeros, pero había más personas que Ernest y Bobby
allí.

Dorm estaba viendo a unos siete u ocho tipos. Un alto, bien formado
hombre con los ojos whisky oscuro y el pelo negro corto se acercó a él. Los
bíceps del tipo estaban tatuados, haciéndole parecer duro, aunque todavía
había un aire refinado en él.
―Soy Nazaryth ―dijo el hombre―. Y este es el lugar donde tu y tus
compañeros se van a quedar hasta que Mateo vuelva a los abismos del
infierno. 87

Dorm miró a cada hombre y tenía que admitirse a si mismo que los tipos
eran muy atractivos. Sí él no estuviera emparejado ya…

―Ruthless los acompañara a su habitación ―Nazaryth dijo antes de


salir.

Dorm y sus compañeros fueron guiados por un pasillo. Él pasó puertas


hechas de caoba maciza con extraños símbolos grabados. Dorm no tenía ni
idea de lo que querían decir, pero eran hermosas. No obstante, después de
estar en la casa de Chávez, no había querido ver otro lujoso lugar nunca más.
Pero este sitio le quitaba el aliento.

―Se quedarán aquí ―Ruthless dijo mientras él se paraba.

―Esto es muy raro ―Bobby dijo mientras entraba en el dormitorio―.


Me siento como si me hubiera metido en un cuento de los hermanos Grimm.

Había una cama King con cuatro postes en el centro de la habitación.


Dorm miró alrededor al lujo y sintió como si estuviera en el dormitorio de un
rey. La alfombra era gruesa, y el cuarto estaba decorado con muebles de
caoba, igual que las puertas. Estanterías altas hasta el techo forraban una de las
paredes. Había una zona de estar en una esquina. El lugar de Chávez era una
choza en comparación con esta sala.

Ruthless cerró la puerta detrás de él, dejando a Dorm y a sus parejas


dentro. Ernest cruzó la habitación y abrió una puerta, entrando. Dorm escucho
un largo silbido antes de que Ernest dijera ―tienes que ver este baño.

Bobby solo estaba ahí observándolo todo. Dorm caminó hacia su


pequeña pareja y puso sus manos sobre los hombros del hombre. ―No creo 88
que puedas escapar de este sitio.

Ninguno de ellos podría.

* * *

Adaptarse a las circunstancia era algo que Ernest estaba tratando de


hacer. No solo huyó de la ciudad, sino que se fue con dos individuos que no
conocía desde hacía mucho tiempo. Claro, podía decir que conocía a Dorm
desde hacía dos años, pero realmente no lo concia en absoluto.

¿Y Bobby? Bien…

―No me quedaré en este lugar ―Bobby caminó hacia las ventanas y


tiró las cortinas a un lado―. ¿En serio? ―Su voz sonó entre dientes y llena de
ira―. No puedo ver el suelo. ¿A qué altura estamos?

―Cálmate ―dijo Ernest―. No queremos escapar. Tienes un dios muy


enojado detrás de ti.

―Deja esa mierda de mediador ―Bobby dijo girándose hacia Ernest―.


Nada va a estar bien, y no vamos a trabajar en arreglar esto.

―No se puede razonar con él ―dijo Dorm mientras tomaba asiento en


la cama y se quitaba los zapatos―. Así que déjale que se quede ahí y se
prepare.
Ernest vio como Dorm se quitaba su camisa. Su boca se seco ante la
revelación de tantos músculos bronceados. Ernest intentaba recordar de lo que
estaba hablando, pero el cuerpo de Dorm causaba interferencias en su cerebro.
89
―¿Qué crees que estás haciendo? ―Bobby pregunto.

―Poniéndome cómodo. ―Respondió―. Fui arrojado en un mundo que


no puedo entender con criaturas persiguiéndome que no deberían existir. Creo
que puedo encontrar la manera de hacer frente a todo esto.

―¿Por qué te estás desnudando? ―Bobby preguntó―. El hombre


parecía enojado. Sus ojos se estrecharon y sus dedos estrujaban las cortinas.

―Creo que es mejor al desnudo ―Dorm soltó el botón de sus vaqueros


y entonces bajó la cremallera. Ernest estaba jadeando. La oscura línea de bello
que viajaba desde el ombligo de Dorm hacia sus jeans tenía a Ernest
relamiéndose por una probadita.

Oh, ¿a quien quería engañar? Quería tragar al hombre entero.

―Ese antiguo dios quiere drenarme para sustentar su vida. Fuimos


atacados durante el viaje y nos llevaron por el aire y ¿quieres tener sexo?
―Bobby soltó la cortina y dio un paso hacia adelante.

―Sí. ―Dorm asintió―. No puedo estar al borde todo el tiempo. Podría


llevarme a la locura. Necesito algún tipo de salida.

―Entonces continúa con tú actividad. ―Bobby se dirigió hacia la


puerta pero de repente dio la vuelta y apuntó con el dedo a Dorm―. ¿No te
preocupa que esa cosa ataque la ciudad de Zeus y masacre a todo el mundo?
―Eso es una posibilidad ―Ernest dijo―. Pero no estamos indefensos.
Hay otros tipos que pueden unirse para derrotar a esa cosa.

―Ni siquiera quiero saberlo ―dijo Dorm en un bajo susurro. 90

―Bien, yo sí ―Bobby dijo pasando sus dedos a través de su pelo―. Me


siento como un blanco fácil. ¿Qué pasa si Castañeda viene aquí? ¿Crees que
estos hombres pueden derrotarle? No. ¡Castañeda volaba! ¿Qué te dice esos?

―Tenemos que mantener la calma ―dijo Ernest―. Él podía ver a


Bobby poniéndose cada vez más histérico. Lo último que necesitaban era un
shifter de ocelote perdiendo los estribos. Tal vez Dorm tuviera razón. Tal vez
ellos necesitaban hacer que Bobby olvidara todo esto, incluso si era por un
tiempo limitado.

No podía pensar en alguna otra forma de calmar al tipo además de


abofetearle, y eso era algo que Ernest no quería hacer. No de la manera
histérica de todos modos. Un buen azote en el culo podía estar más de acuerdo
con él.

―Dime que me calme una vez más ―advirtió Bobby―. Y yo voy a


estrangularte mientras duermes.

―No te vayas al lado oscuro ―dijo Dorm deslizándose de la cama―.


Ernest tiene razón. No podemos lanzarnos a la yugular de los otros. Nosotros
tenemos que averiguar que planea hacer Zeus.

―Esto es más grande que Zeus ―argumento Bobby―. Castañeda es un


antiguo dios. ¿Qué parte de eso no entienden? Un lobo gris no es capaz de
derrotarlo. ¡La manada entera será aniquilada!
Dorm se movió detrás de Bobby, y Ernest se acercó, cubriendo el
frente del hombre.

―No puedo huir de esto y tampoco podéis protegerme. Castañeda es 91


poderoso e imparable. ―Bobby inhaló agudamente cuando Dorm coloco su
mano en la cadera de Bobby.

―¿Quieres deprimirte, tocar música angustiosa y mirar la lluvia por la


ventana? ―Ernest preguntó.

―No, quiero ayudar a acabar con esa cosa. No me voy a sentar aquí y
esperar que venga a por mí.

―Guau ―Dorm dijo―. Esa actitud es demasiado razonable para mí. Yo


estoy oficialmente incomodo ahora.

Bobby dio un gruñido bajo.

―De acuerdo ―Ernest levantó su mano―. Llamaremos a Zeus en unas


pocas horas.
―¿Por qué en unas horas?

―Bueno, necesitamos tiempo para violarte. ―Dorm dijo.

Bobby intentó salirse de entre los dos, pero Ernest agarró los brazos del
hombre. ―Te lo prometo. Le llamaremos.

―Eso no es por lo que intenta escapar ―dijo Dorm―. Creo que nuestro
gatito tiene miedo de enamorarse de nosotros.

Ernest sintió que Bobby se sacudía levemente mientras él le sujetaba los


brazos. Dorm tenía razón. Pero también podía ver el anhelo en los ojos de
Bobby.

―¿De qué tienes miedo? ―Dorm pregunto mientras pasaba sus nudillos 92
por el cuello de Bobby―. ¿De comprender que dos policías no son tan malos
como compañeros?

―A la mierda ―Bobby se rompió―. No me enamoraré de ningún


policía.

―¿Eso realmente importa? ―Dorm pregunto bajando la cabeza para


colocar un suave beso en el cuello de Bobby―. Somos compañeros. No
debería importar cuál es mi trabajo.

―Ya basta ―Bobby consiguió liberarse y dio unos pasos hacia atrás―.
El sexo no es la respuesta. Mi vida está en peligro y están actuando como
adolescentes sobre excitados.

Ernest vio la preocupación en los ojos verdes de Bobby, y quería


patearse a sí mismo.

―Tienes razón ―Dorm suspiró mientras pasaba una mano por su


pelo―. Yo solo estoy intentando tener sexo y así no tener que enfrentar los
problemas que tenemos. Continúa, llámame gilipollas. Pero yo pude afrontar
todo lo que la vida lanzó en mi camino. Pero esto… ―Dorm se giró y caminó
hacia la cama― es una locura. ¿Un antiguo dios? ¿Hombres que pueden
volar? Eso está tan lejos de la realidad que estoy empezando a pensar que me
he vuelto completamente loco.

―Nosotros estamos intentado todo para hacerle frente ―dijo Ernest.


―Pero no tienen que hacerlo ―Bobby dijo―. Déjenme ir y no tendrán
que preocuparse acerca de…

―No es una opción ―Ernest podía ver a donde iba, y él se imaginaba 93


que Bobby lo había calculado todo―. Crees que dos policías no quieren a una
rata callejera. Piensas que siempre te juzgaremos por lo que tenías que hacer
para sobrevivir.

―¡Jódete!

―Estas usando la cosa de policías como una escusa ―Ernest dijo―. Un


pretexto para alejarte de nosotros.

―No puedes decirme lo que yo siento ―Bobby dijo, su tono helado―.


No me conoces, ayudante Varnes.

―Estas más loco que una cabra si crees que no podemos ver a través de
esto ―Dorm dijo―. Eres demasiado obvio. ―El hombre caminó a través de la
habitación hasta quedar nariz con nariz con Bobby―. No nos odias porque
somos policías. Estas asustado porque alguien realmente se preocupa por ti.

―Si, yo… creo que estas proyectando tus propios sentimientos, amigo
―Bobby caminó hacia la puerta―. Nos vemos por ahí

Ernest fue a detener a Bobby, pero Dorm le agarró el brazo y sacudió la


cabeza. Cuando Bobby salió, Ernest miró a Dorm. ―¿Por qué me detuviste?

―Necesita tiempo, Ernest. Vivió su vida entera pensando que es escoria


y ¿crees que de repente va a pensar que él es un buen tipo? Podría ser, pero
Bobby no lo ve de ese modo.
―Entonces ¿qué sugieres? ―Ernest preguntó―. No quería dejar a su
compañero vagando por los pasillos. Tenía que encontrar la manera de que
Bobby dejara de pensar que era una rata callejera.
94
―Le enseñaremos. ―Dorm libero los brazos de Ernest―. Cuando todo
esté dicho y hecho, nosotros le mostraremos que él tiene un buen corazón.
CAPITULO 7
Bobby estaba parado en el balcón, mirando la niebla debajo y todo a su
95
alrededor. Podía sentir… algo llamándole, algo tirando de él.

―Mira, Dorm cree que debería dejarte solo. ―Ernest salió al balcón―.
Y tú crees que soy una especie de mediador. Eso está muy lejos de la verdad.

Bobby se giró y colocó su trasero en la barandilla de mármol. ―No


quiero que me molesten ahora, Ernest.

Ernest apoyó su espalda contra la pared. ―Sé que no quieres. Estaría


bien para ti si nunca habláramos de sentimientos en absoluto. Para decirte la
verdad, no soy un tipo de sentimientos. Pero reconozco un obstáculo cuando
lo veo.

―¿Soy un obstáculo?

―No intentes pelear conmigo, Bobby. Sabes que eso no es lo que quise
decir. Mira… ―Ernest levantó una pierna y la paso por la barandilla― desde
que descubrí que Dorm era mi compañero, estuve luchado contra la soledad
durante dos malditos años. Eso es muy duro para un chico. Pero ahora que le
tengo de vuelta en mi vida…

―Estoy en el medio ―Bobby debería haber sabido que estos dos no


podrían derribar sus murallas y ver a través de su exterior duro el anhelo que
se encontraba dentro de él.

―Sigue poniendo palabras en mi boca y voy a azotar tu culito ―Ernest


amenazó. ―Tú puedes pensar algo mejor que eso ¿verdad? ―El lobo sacudió
su cabeza―. Ese no soy yo, Bobby. Yo no quiero hacerte daño. Todo lo que
quiero es una oportunidad contigo.

Girándose, Bobby cruzó los brazos sobre su pecho y miró al abismo. No 96


confiaba en ninguno hombre. Infiernos, no los conocía. Incluso aunque había
estado alrededor de Dorm durante dos años, nunca había conseguido conocer
al hombre. ¿Y ellos querían que confiara en ellos? Sólo porque los tres fueran
compañeros no quería decir que automáticamente encajaran juntos. Eso no
significaba que podría confiarles su vida o su corazón.

―No eres muy romántico.

Ernest se rio entre dientes y Bobby se giró para mirar al tipo. ―No, no
lo soy. No puedo hacer una rima ni para salvar la vida o recitar nada medio
romántico. ―Se separó de la pared, acercándose―. Pero yo sé lo que quiero,
Bobby Saldaña.

Bobby trago. ―¿Y qué es eso?

―Ese pequeño tipo que cree que no es lo bastante bueno para nadie,
pero que está equivocado. Yo veo más allá del áspero exterior. Veo al hombre
que quiere ser. Nunca te permitiste ser tú mismo. Siempre tuviste que
mantener las apariencias debido a tu entorno ―Ernest sujeto la cara de
Bobby―. ¿Por qué no bajas la guardia y ves como es el Bobby real?

Bobby quito su barbilla de las manos de Ernest. ―No sé ni quien es el


verdadero Bobby. He sido un soldado de Chávez por tanto tiempo que me
siento… ―Se mordió el labio inferior mientras se giraba hacia la barandilla del
balcón.

―¿Perdido? ―Ernest dijo―. Lo sé. Pero inténtalo. Tal vez descubras


que te gusta tu verdadero yo.

Bobby escuchó como Ernest se alejaba. Lo que el shifter de lobo le


pedía era aterrador. Bobby no estaba acostumbrado a bajar la guardia, solía ser 97
duro como una roca.

No sabía cómo ser vulnerable.

―¿Quién eres tú, el poli bueno o el poli malo? ―La voz de Bobby era
baja y controlada mientras observaba a Dorm salir al balcón―. Ahórratelo. El
Dr. Phil ya me dio un discurso.

―El Dr. Phil. Eso es bonito. ―Dorm inclinó su cuerpo grande contra el
marco de la puerta. Aquellos viejos sentimientos volvieron, los sentimientos
de Bobby queriendo ofrecerse a Dorm. Pero no iba a jugar de nuevo. Podría
haber tenido sexo, pero eso fue por el calor del momento. Bobby estaba
recuperándose y no estaba del todo centrado.

Hubo un tiempo en el que él hubiera dado cualquier cosa por estar con
Dorm. Pero el hombre le había mentido durante dos malditos años, había
mirado a Bobby como si fuera un pedazo de mierda. ―Déjame en paz. Yo soy
un hombre que está buscando su propio camino en la vida. No te necesito ni a
ti ni a Ernest.

―No, eres un desastre esperando no tropezar con tus propios pies la


mitad del tiempo. El muro se ha roto, y yo soy el hombre que te ayudará a
pararte y dar un paso hacia adelante.

―No hay forma de que lo de en dirección a ti. No puedo confiar en ti. Y


yo no puedo confiar porque me mentiste durante dos años. Eres un maldito
policía.
―¿Te mentí? ―Dorm preguntó con incredulidad―. Qué se suponía que
hiciera, ¿decirle a alguien en la organización de Chávez que era un agente
encubierto y luego esperar que no revelara mi secreto? 98

―No te hubiera delatado ―Bobby contesto.

―¿Y cómo lo iba a saber yo? ―Dorm pregunto―. ¿Se supone que yo
arriesgara mi vida para poder meterme en tu cama?

Cuando Dorm lo expuso de ese modo, sonaba egoísta. Pero Bobby


estuvo solo la mayor parte de su vida, y cuando se dio cuenta de que Dorm era
su compañero, bueno… Él no fue capaz de pensar en nada más que en estar con
el hombre. Pero en aquel momento, pensaba que Dorm era igual que él,
alguien siendo utilizado por Chávez. ―Yo pensé que nosotros éramos almas
gemelas ―Bobby confesó―. Pensé que tú me entendías.

―Lo hago ―dijo Dorm mientras salía por la puerta y se acercaba a


Bobby―. Confía en mí cuando te dije que entendía tus circunstancias. No era
culpa tuya.
Bobby quería creer a Dorm y a Ernest. Cada parte de él anhelaba
rendirse y confiar en ellos.

―No puedes seguir así. ―Dorm abrazo a Bobby y esta vez, Bobby no
luchó para escapar. Todo lo que Bobby alguna vez había querido era ser
aceptado, saber que tenía aunque solo fuera una persona a su lado. Ahora tenía
dos compañeros que le decían que ya no estaba solo. Dos compañeros que le
decían que no lo juzgarían.

¿No era lo que había querido desde el principio? Pero dejarse ir


resultaba aterrador. ―Yo solo… ―Bobby no sabía que decir.
―Serás aceptado y amado, no juzgado. ―Dorm dijo―. Nadie tiene
nada contra ti, Bobby, solo tú. Tú eres el único que se está castigando ―Dorm
agacho la cabeza y puso sus labios sobre los de Bobby―. Ni Ernest ni yo 99
pensamos menos de ti.

Bobby presionó su espalda contra la barandilla cuando sintió el calor


del cuerpo de Dorm envolviendo el suyo. ―Tengo miedo, Dorm.

―Lo sé, bebe ―Dorm levantó a Bobby y lo llevó en brazos al cuarto―.


Pero tarde o temprano veras que ni Ernest ni yo vamos a lastimarte o juzgarte.
No soy un ángel exactamente, lo sabes.

―Yo tampoco ―dijo Ernest mientras cerraba la puerta detrás de


ellos―. Ninguno de nosotros lo somos. Pero no puedes decirme que no sientes
la conexión entre nosotros, que no sabes lo que significa ser compañeros.

Bobby sentía la conexión. La había sentido la primera vez que puso sus
ojos en Dorm y también cuando conoció a Ernest, pero él había estado
luchando en contra. No había querido estar acoplado a dos hombres que tenían
sus vidas juntos. No cuando él se estaba desmoronando, lo había estado
haciendo durante un tiempo muy largo.

Él no sabía cómo iba a hacer dinero ahora. Aunque Chávez no le había


pagado mucho, Bobby había vivido en la casa como todos los soldados de
Chávez, así que no tenía que pagar cuentas. No sabía nada, donde iba a vivir o
cómo sobreviviría y él no iba a asumir que estos dos se ocuparían de él.

Bobby no quería que nadie cuidara de él. Él quería estar sobre sus pies.
Pero también estaba cansado de estar solo. Era cierto. Quería a alguien a su
lado, alguien que realmente se preocupara por él.
―No tienes que pensar en ello ahora ―dijo Dorm mientras apartaba el
pelo de los ojos de Bobby. El tacto era tan tierno que Bobby tuvo que contener
las lágrimas―. Tomate tu tiempo. Sólo quiero saber que vas a pensar sobre lo 100
que nosotros te estuvimos diciendo.

Bobby solo pudo asentir. Tenía miedo de que si hablaba se rompería y


empezaría a llorar y eso era algo que no quería hacer.

―Vamos ―dijo Ernest mientras agarraba la mano de Bobby―. Yo


descubrí un televisor jodidamente bueno detrás de una de las paredes. Estoy
seguro de que hay algo que podamos ver.

Dorm preparó una película mientras Ernest se tumbaba en el sofá y


tiraba de Bobby hasta que ellos estuvieron acurrucados. Bobby nunca se había
acurrucado antes en su vida. Dorm agarró el mando del televisor y se sentó
junto a Bobby, poniendo los pies de Bobby sobre su regazo.

Eso era… acogedor.

Ninguno de ellos trataba de seducir a Bobby. Los tres vieron una


película de acción como si lo hiciera todos los días. Bobby finalmente se
relajó, acurrucándose contra Ernest mientras estiraba sus piernas sobre el
regazo de Dorm. Él pasaba sus grandes manos por las piernas de Bobby, y eso
se sentía bien, agradable.

Tal vez podría confiar en ellos. Parecía que Dorm y Ernest realmente
querían hacer esto. Bobby respiro hondo y decidió que tal vez podría quitar
unos pocos ladrillos del muro que le protegía, solo los suficientes para dejar
que sus dos compañeros echaran un vistazo dentro.
* * *

―Esta maldita bañera es más grande que mi apartamento ―Ernest dijo


mientras se reclinaba de nuevo―. Bueno, no tan grande, pero es increíble. 101

Tenía que seguir recordándose que Bobby estaba tomándose las cosas
lentamente y que él no podía violar al hombre en la bañera, incluso aunque ese
fuera el único pensamiento en su cabeza.

Ernest estaba en el lado opuesto de Dorm y Bobby en la bañera. Aunque


Dorm seguía lanzándole miradas calientes, Ernest fingió que no se daba
cuenta.

Bobby suspiro. ―Todo lo que tuve fue una ducha. Me siento como si
estuviera en una piscina.

Esto era lo más relajado que Ernest había visto a Bobby. No quería
arruinar los sentimientos recientemente descubiertos del tipo intentando
pervertir al hombre. Pero observar a Bobby por ahí nadando, ver toda esa piel
perfecta, tenía los colmillos de Ernest amenazando con emerger.

Tuvo que agarrarse a la bañera para impedir lazarse fuera llevando al


hombre con él. Sabía que estaba viendo al verdadero Bobby y no quería
arruinar el momento.

―Estuve en una bañera de este tamaño ―dijo Dorm―. Pero nunca tuve
una vista tan exquisita antes. Dorm guiño un ojo a Ernest antes de volver su
mirada a Bobby.

Cuando Bobby nadó junto a él, Ernest levantó sus piernas y uso uno de
los dedos de su pie para acariciar el estómago de Bobby. No pudo evitarlo.
Trataba de comportarse. Realmente lo intentaba. Pero un hombre solo podía
resistir la tentación por un tiempo.

Bobby giró y salpicó agua hacia Ernest, quien escupió y limpió las 102
gotas de sus ojos antes de gruñir. ―Dos pueden jugar a este juego.

Los ojos verdes de Bobby se ampliaron antes de dirigirse hacia Dorm.


―No va a ayudarte ―le advirtió Ernest antes de agarrar a Bobby por la cintura
y tirarle a la mitad de la gigantesca bañera―. Ríndete.

―Nunca ―Bobby gritó antes de que Ernest levantara a su pequeño


compañero en el aire y luego le dejara caer. Dorm todavía estaba descansando
en el otro lado de la bañera pero comenzó a reír cuando Bobby emergió,
farfullando.

Se giró y trato de escapar antes de que Bobby le capturara. El hombre


salto sobre la espalda de Ernest e intento hundirle. Ernest se volvió,
enviándolos a los dos bajo el agua, girándose y agarrando a Bobby antes de
resurgir. El hombre se aferraba a Ernest, su dura polla encajada entre sus
cuerpos.

Se aclaró la garganta y trató de dejarlo ir, pero Bobby había envuelto


sus piernas alrededor de la cintura de Ernest y rodeaba con los brazos sus
hombros. Bobby lo miró con calor en la mirada, ojos que mostraban tanta
emoción que Ernest estaba seguro en lo que estaba pensando. Las manos de
Ernest se deslizaron sobre la espalda de Bobby, terminando en su culo.

―Puedo ver tu diabólico plan. Planeas distraerme con besos antes de


ahogarme.

―Si. ―La voz de Bobby estaba sin aliento―. Me descubriste.


Ernest no hizo nada para detenerlo. Con Bobby en sus brazos, podía
ahogarle y a Ernest no le importaría. Esto no era sobre Ernest y Dorm
persuadiendo a Bobby para que se emparejara con ellos. Bobby había venido 103
voluntariamente a él.

―Entonces ahógame ―dijo Ernest antes de ahuecar la cabeza de Bobby


y tirar del tipo más cerca―. Haz cualquier cosa que quieras hacer conmigo.

Una sonrisa cruel apareció en la cara de Bobby antes de arrojarse a sí


mismo y a Ernest hacia el fondo. Lo liberó y luego nadó lejos. Ernest salió del
agua, mirando al pequeño shifter de gato.

Bobby se estaba riendo, y Ernest podría quedarse ahí, hipnotizado por el


brillo de los ojos y por el musical sonido que hacía eco a través de la
habitación. Incluso los ojos de Dorm se habían ampliado y suavizado ante la
risa de Bobby.

―Ese realmente era mi plan ―dijo Bobby antes de ir hacia Dorm y


agarrarle. Presionó la espalda de Bobby contra su pecho y llevó los brazos de
Bobby a los lados.

―Adelante ―Dorm dijo a Ernest―. Obtén tu venganza. ―Bobby giró


la cabeza y miró a Dorm―. Ah, ya veo cómo es esto. Ambos van en equipo
contra mí. Recuérdalo cuando el próximo a quien ahogue seas tú.

Ernest estaba pensando en hacerle cosquillas… incluso pensó en tirarle


en medio de la bañera y conseguir así su venganza. Pero las bromas
juguetonas habían encendido un fuego dentro de él, y Ernest no podía estar
más tiempo sin el contacto de su compañero más pequeño. Se levantó en toda
su altura, su erección sobresaliendo, ahí delante de la cara de Bobby. No dijo
una sola palabra esperando a ver que hacía el shifter de gato.

―Maldición ―susurró Dorm.


104
Bobby lamió sus labios mientras miraba a Ernest, sus ojos penetrantes.

―Chúpale ―Dorm dio la orden en un susurró.

Ernest movió la cabeza. ―Que sea su elección. ―Él quería saber,


necesitaba saber que era lo que Bobby quería hacer. Ernest continuó parado
ahí, sus músculos tensos, tuvo que esforzarse para no moverse. No fue fácil.
No cuando estaba mirando hacia abajo al conjunto completo de labios
deliciosos.

Bobby se movió adelante, luchando contra el agarre de Dorm, pero este


no lo soltó. Era lo más erótico que Ernest había visto. Agarró su erección, le
dio a la caliente polla unos buenos tirones antes de dirigir la goteante cabeza
hacia los labios de Bobby. ―¿Es esto lo que quieres?

Gimiendo, Bobby separo sus labios y luego saco su lengua atrapando el


líquido transparente que se filtraba desde la cabeza de la polla. Ernest gimió
mientas se movía un poco más cerca. Su respiración entrecortada cuando los
labios de Bobby chuparon su polla, sólo la cabeza, pero era lo suficiente para
hacer que Ernest se estremeciera.

Las manos de Ernest agarraron el cabello húmedo de Bobby mientras


sus piernas temblaban. Los ojos de Ernest buscaron los de Dorm mientras su
compañero lamia y lavaba su polla.

Joder. No había planeado tener sexo cuando los tres se metieron en la


bañera. Pero no había una forma en el infierno de que Ernest se retirara ahora.
No cuando la boca de Bobby era el cielo.

Casi se cayó hacia atrás cuando Dorm se movió a un lado y se unió a


Bobby, lamiendo su saco. Se hubiera caído si Dorm no hubiera colocado su 105
brazo alrededor de su cintura para sostenerle en su lugar. Ambas lenguas
azotaban a lo largo de la erección de Ernest, haciéndole marearse mientras
gemía en voz alta.

Y entonces Dorm deslizó dos dedos mojados dentro del culo de Ernest.
Ernest estaba en el borde, chillo, listo para caer. Dorm agarro el saco de
Ernest y dio un ligero tirón mientras Bobby lo tragó hasta el fondo de su
garganta. Arqueando la espalda, Ernest clamó mientras se corría en la garganta
de Bobby. Su cuerpo exhausto mientras sus piernas se volvían gelatina.

Ernest tuvo que parpadear un par de veces para despejar su cabeza. Lo


que esos dos le habían hecho había sido intenso y su cuerpo seguía sintiendo el
zumbido de la liberación. Su cuerpo temblaba levemente mientras Ernest miró
como Dorm giraba a Bobby e inclinaba al shifter sobre el borde de la bañera.
Los ojos de Ernest automáticamente fueron al bien formado culo de Dorm.

La vista hizo que sus colmillos se alargaran.

Bobby estaba gimoteando mientras extendió sus piernas más amplias.


Ernest salió de la bañera, corrió a la sala, agarrando el lubricante y volviendo
rápidamente. Él saltó a la bañera como si estuviera tratando de salvar a un
hombre de ahogarse, apresurándose antes de perderse algo.

Dorm extendió su mano, y Ernest exprimió una abundante cantidad de


lubricante en los dedos del hombre. Dorm le gruño a Ernest, con promesas en
sus ojos antes de que introdujera sus dedos profundamente en el cuerpo de
Bobby.
Bobby gritó cuando sus dedos se aferraron alrededor del borde de la
bañera. Ernest estaba jadeando. Aunque habían tenido sexo antes, esto era
diferente de algún modo, más íntimo. Se sentía como un voyeur mirando a una 106
pareja teniendo sexo. Él se sentía dividido, por una parte quería participar, pero
por otra estaba demasiado absorto en lo que sus compañeros estaban haciendo.

La cabeza de Bobby se agitó de lado a lado, y parecía como si estuviera


tratando de salir de la bañera. Usando su mano libre, Dorm sujeto el hombro
de Bobby manteniéndole en su sitio.

Estaba cautivado, fascinado, y aunque él había encontrado su liberación


solo hacia un momento, su polla estaba creciendo mientras veía a Dorm
dominar a Bobby. La vista era sensual y salvaje. Dorm era casi el doble de
grande que Bobby. Ernest se movió un poco para ver los dedos de Dorm
sumergirse profundamente en el cuerpo de Bobby.

Girando su cabeza, Dorm miro fijamente a Ernest, y Ernest pudo ver


algún tipo de necesidad en los oscuros ojos del hombre. ¿Dorm dejaría que
Ernest le follara? Sólo había una manera de averiguarlo. O bien Ernest
terminaba enterrado profundamente en el hombre o bien luciendo un ojo
morado.

Estaba dispuesto a correr el riesgo.

Después de lubricar sus dedos, Ernest dejo la botella en el borde de la


bañera y luego se colocó detrás de Dorm. Puso una mano en el centro de la
espalda de Dorm y le susurró, ―¿Puedo?

Dorm encontró la mirada de Ernest antes de dar un imperceptible


asentimiento. La emoción cruzo a través de Ernest, y su cuerpo se agitó al
tensarse mientras bajaba su mano y rodeaba la estrecha entrada con sus dedos.
No estaba seguro, y tenía que saberlo. ―¿Nunca has dejado a nadie hacerte
esto antes?
107
Dorm negó .

Tomando una respiración profunda, Ernest introdujo lentamente sus


dedos dentro de su compañero. Tuvo que apretar los dientes mientras sentía lo
apretado que estaba. Dorm gruñó y Ernest apoyo su frente contra la espalda.

Despacio, despacio, despacio.

Ernest enterró un dedo profundamente dentro de su compañero y esperó


hasta que el cuerpo de Dorm se ajustó a la invasión antes de deslizar un
segundo dedo al lado del primero. Bobby continuaba gimiendo y
retorciéndose mientras Ernest movía sus dedos buscando la glándula del
tamaño de una nuez, Dorm dio un bajo gruñido.

Ernest no paró. El continuó acariciando el punto caliente de su


compañero mientras extendía al hombre, introduciendo otro dedo. Ernest
mordió el hombro de Dorm pero no rompió la piel. Sus colmillos se deslizaron
a lo largo de la suave piel mientras su polla le suplicaba por entrar. Se sentía
como una bestia salvaje, listo para reclamar lo que era suyo, listo para enterrar
profundamente su polla dentro del culo de Dorm.

Pero tenía que tomarlo con calma. Esto le estaba matando, pero nunca
haría nada para herir a su compañero. A ningún compañero.

Ernest vio como Dorm sacaba su mano libre. La mano de Dorm se


movió entre su cuerpo y el de Bobby antes de que Bobby gritara. Dorm se
había enterrado profundamente en el cuerpo de Bobby. Empujando un par de
veces antes de calmarse. Miró sobre su hombro a Ernest, como si le dijera que
estaba preparado para él.

Lamiendo sus labios secos, Ernest sacó sus dedos. Joder. Estaba 108
nervioso y temía hacerle daño. Pero el anhelo en los ojos de Dorm obligaba a
Ernest a agarrar el lubricante y preparar su polla antes de arrojar la botella al
agua.

Asintiendo para sí mismo, Ernest se apodero de su erección y encajo la


cabeza de su polla en el pliegue del culo de Dorm. Los ojos de Ernest se
cerraron lentamente mientras empujaba hacia delante. La cabeza atravesó el
apretado anillo de músculo y Ernest se estremeció.

Dorm se giró hacia atrás, Ernest sintió la tensión en los músculos del
hombre. No se movió. No respiró. Esperó a que Dorm empezara a empujar
dentro de Bobby, permitiendo que el tipo estableciera el ritmo. Como Dorm se
follaba contra la polla de Ernest, sus manos exploraban la espalda de su
compañero, los bíceps gruesos y sus caderas estrechas. Ernest no podía no
tocarlo.

Quería conocer cada centímetro. Ellos estaban enterrados


profundamente en la cueva, sin tener idea del resultado, sin embargo lo único
en lo que Ernest podía pensar era en vincularse con estos dos… profundizar su
conexión. Ernest se cerró al mundo, sus problemas y la sentencia de muerte
que pendía sobre la cabeza de Bobby. Cerró la puerta a todo esto mientras se
ahogaba en este momento.

Ansió a Dorm durante dos largos años, y ahora que lo tenía, que se joda
el mundo. Sabía que Bobby no cambiaría en una noche, y sabia que Dorm
todavía estaba luchado por entender el mundo al que había sido lanzado, pero
él también tenía sus luchas. Estaba aterrado de despertarse una mañana y que
Dorm y Bobby se hubieran ido. No les había dicho a ninguno de ellos su
miedo, no podía.

El tiempo ayudaría a aliviar sus preocupaciones. Ambos hombres 109


estaban pasando lo suficiente y Ernest no quería colocar más carga sobre sus
hombros.

Coloco sus manos sobre los hombros de Dorm, y comenzó a empujar


profundo, duro. Su polla estaba encajonada en un puño apretado, y tuvo que
luchar para no correrse tan pronto. Pero no era fácil. Joder, no era fácil.

Tan duro como Ernest trataba de mantener su orgasmo a raya, Dorm


tenía otros planes. Su compañero empezó a acelerar su ritmo, moviendo sus
caderas con fuerza. Su eje conducido profundamente en el cuerpo de Dorm y
pronto Ernest se movía más rápido.

Bobby gritó primero, su cuerpo sacudiéndose. Ernest no estaba seguro


de si era el agua o el sudor lo que goteaba por la espalda de Dorm. Bobby se
derrumbó contra el borde de la bañera antes de que Dorm se levantara. Ernest
perdió el agarre y cayó hacia atrás. Dorm se giro, colocando su espalda contra
la bañera. Ernest se movió, alzando las piernas del hombre en sus brazos antes
de conducir su polla en el culo de Dorm. Bobby se revolvió alrededor y
entonces se trago la polla de Dorm mientras Ernest jodía al hombre como si le
fuera la vida en ello.

―¡Mierda! ―Dorm grito mientras su culo exprimía la polla de Ernest,


ordeñándola, haciéndole casi imposible moverse.

Ernest sentía el apretado anillo de músculo de Dorm pulsar y sabia que


el hombres se estaba corriendo. Todo lo que podía hacer era esperar hasta que
el fuerte agarre se aflojara antes de martillear dentro.
―¡Joder! ―Ernest gritó mientras su cuerpo explotaba. Hundió sus
colmillos profundamente en el hombro de Dorm, manteniendo su empuje
mientras se deshacía y cada gota de su semilla era arrojada de su cuerpo. 110
Dejando sus colmillos libres, Ernest jadeaba por aire y entonces colapsó
encima de Dorm.

Brazos musculosos rodearon a Ernest mientras Dorm besaba su sien.


Cuando sintió que finalmente podía respirar, se separó. Los tres comenzaron a
bañarse unos a otros de manera lenta, pausada.

Se tomaron su tiempo, hablando, riendo y disfrutando del tranquilo


momento mientras el mundo se venía abajo fuera de su pequeño santuario.
CAPITULO 8
Dorm se alejó del cuerpo caliente de Ernest y miró sobre su hombro.
111
Podía ver el reloj de la mesilla de noche. Eran las tres de la mañana. Se pasó
una mano por la cara y se preguntó por qué se había despertado. Ernest se
movió más cerca, acurrucándose contra la parte frontal del cuerpo de Dorm.

Estaba tentado de volver a dormirse, pero algo no estaba bien. Dorm


sentía como si alguien lo estuviera vigilando. Él entrecerró sus ojos
escaneando el oscuro cuarto, pero no vio a nadie.

―¿Qué pasa? ―Ernest se giro, enredándose contra Dorm. Pasó su


mano sobre la espalda de su compañero, pero no podía dejar de pensar que
alguien estaba en la habitación con ellos.

Bobby se movió lentamente, sus ojos todavía cerrados mientras se


giraba encima de Ernest y volvía a caer dormido. Dorm miró a su compañero
más pequeño durante un momento y sonrió para sí mismo. Tan duro como
Bobby luchaba contra ellos, el tipo estaba acostumbrándose a Dorm y a
Ernest.

Él no había pretendido rechazar a Bobby donde Chávez, pero Dorm no


había sabido en quien podía confiar. Ahora que tenía a Bobby abriéndose,
Dorm iba a hacer todo lo posible por mantener esa confianza. Podía cuestionar
un montón de cosas, pero él había decidido que le gustaba la idea de que
Bobby y Ernest estuvieran en su vida.

Se quedo congelado cuando escuchó algo rascando contra el suelo. El


sonido era tan insignificante que casi no lo había escuchado.

Pero Ernest no. Sintió a su compañero tensarse. Dorm presionó su mano


en la espalda de Ernest, diciéndole al hombre sin palabras que no se moviera.
Los dedos de Ernest se curvaron en el pecho de Dorm.

Iba a ser difícil saltar de la cama y enfrentarse a quienquiera que fuese, 112
considerando que Bobby estaba tumbado no solo sobre Ernest sino que se
había movido hasta estar sobre Dorm también. El tipo era como una manta
humana.

Ernest se movió, simulando que estaba durmiendo cuando apartó a


Bobby fuera de ellos y coloco al hombre más pequeño al otro lado de la cama.
Envolvió su cuerpo alrededor del de Bobby mientras Dorm deslizó su mano
debajo de la almohada, recuperando su arma.

El suelo debajo de la alfombra chirriaba.

Dorm se concentró en el sonido, saltó de la cama, apuntó y disparó.


Bobby se despertó gritando mientras Ernest rodó sobre él, ambos hombres
golpearon el suelo. Dorm rogaba por tener algo de ropa puesta. A él no le
gustaba el hecho de que su polla estuviera libre.

―Todo lo que quiero es al gato ―un hombre con una cicatriz en la cara
dijo mientras se movía fuera de las sombras. Dorm podía ver donde había
disparado al tipo. Justo en el corazón. Pero el extraño estaba ahí parado como
si él no hubiera recibido una bala.

―Hell Hound ―Ernest dijo desde algún lugar debajo de la cama―. No


dejes que él te muerda, Dorm. La única forma de matarlo es apuñalarlo detrás
de la oreja. Podrás ver la marca
.
―¡Cállate de una puta vez! ―el desconocido grito―. Los voy a matar a
los dos si no me entregan al gato. ― El hombre dio un paso más cerca―. Pero
los dejare libres si me lo entregan.

―¿Qué quieres de él? ―Dorm quería ganar tiempo mientras trataba de


pensar en cómo salían de este lío. Debían de estar a salvo en este lugar, pero 113
parecía que nada era seguro. De alguna manera el chucho había conseguido
entrar en la sala y Dorm tenía que encontrar la manera de apuñalar al hijo de
puta.

―Eso no es asunto tuyo. ―El extraño metió el dedo en el agujero de


bala que Dorm acababa de hacer en su pecho. El miró a Dorm―. Eso duele un
huevo.

Dorm abrió fuego. Disparando al tipo cinco veces más en la parte


superior del torso. El desconocido cayó hacia atrás y entonces cambió a uno
de esos enormes rottweilers. Ernest se arrastró de debajo de la cama y luego
cambió a su forma de lobo.

Esto era una locura. No había manera de que Ernest pudiera derrotar a la
bestia. Ellos habían tenido un infierno de lucha en la carretera y casi habían
perdido antes de que fueran sacados volando.

El lobo gruño, con la cabeza baja. El perro hizo lo mismo. Era un


enfrentamiento que no acabaría bien. Dorm dirigió su arma hacia el rottweiler.
―Atrás, puedo descargar el resto del cargador dentro de ti. Lo que puede que
no te mate, pero seguro que te tumba.

Dorm espero. No estaba seguro sobre eso. Él nunca había intentado


matar a un Hell Hound antes. No con un arma. Ahogó un grito cuando Bobby
salió de debajo de la cama en su forma de ocelote y saltó sobre la espalda del
perro, arañando y mordiendo la cabeza del animal.
―¡Maldición, Bobby! ―Dorm intentó acercarse, pero el rottweiler
estaba sacudiéndose, intentando quitarse al gato de encima. Temía que si
intentaba disparar le diera a Bobby.
114
El rottweiler sacudió su cabeza, giro y entonces agarró a Bobby por su
espalda. Bobby estaba colgando entre los dientes del perro.

―¡No! ―Dorm gritó mientras Ernest lo perseguía, pero el rottweiler


corrió a través de un pasadizo que Dorm aún no había visto.

La puerta de la habitación se abrió de golpe, y unos pocos hombres


aparecieron, se quedaron allí, mirando alrededor. Dorm apunto hacia la
apertura. ―¡Tiene a Bobby!

Los hombres se giraron, Dorm corriendo tras ellos. Ernest había ido ya
subiendo las escaleras y Dorm estaba aterrado de que algo le pasara al
ayudante.

Siguió a los hombres a lo que parecía ser la cima de la montaña. El


viento soplaba fuerte, Dorm intentaba mantener el equilibrio. Él vio a Ernest
peleando con el Hell Hound, Bobby tirado libido en el suelo.

No, no de nuevo. El corazón de Dorm golpeaba mientras corría hacia el


cuerpo cambiado de Bobby. Sus manos temblaron mientras levantaba al gato
en sus brazos. ―Por favor dime que no te mordió.

Los hombres que habían venido con él se habían sumado a la pelea con
el sabueso. Todo lo que preocupaba a Dorm era encontrar la herida de Bobby.
Él pasaba sus manos sobre la piel del gato, explorando.

Ernest corrió a su lado y entonces cambió antes de caer de rodillas.


Tenía la misma expresión de preocupación que Dorm sabía que él debía de
tener. Los dos comprobaron a Bobby de la cabeza a la cola, pero no pudieron
encontrar ninguna marca de mordisco.
115
―No creo que fuera mordido ―dijo Ernest.

Los ojos del gato se abrieron de repente, y luego el felino empezó a


arañar a Dorm.

―¡Hey, Bobby! ―Dorm gritó mientras hacia su mejor esfuerzo para


evitar ser arañado―. Soy yo, Dorm.

Ernest levantó a Bobby por el pescuezo hasta que finalmente el gato


comenzó a calmarse. ―Estas a salvo ―dijo Ernest.

―Yo no contaría con eso.

Ambos Dorm y Ernest se giraron para ver a Castañeda detrás de ellos.


La mirada de Dorm cayó en el tobillo para ver el grillete que todavía llevaba
firmemente agarrado. Jodidas gracias por los pequeños favores. Incluso con
eso, el antiguo dios era poderoso, y Dorm tenía la sensación de que derrotar a
este tipo no solo no iba a ser fácil, si no imposible.

―Debes de ser Mateo ―Dog dijo mientras se colocaba junto a Ernest.

Castañeda hizo una pequeña reverencia. ―El único e inigualable. Todo


lo que quiero es al felino y me quitaré del medio.

Dorm se movió colocándose delante de sus compañeros. ―Tienes que


estar drogado si crees que te lo voy a entregar.
Mateo, Castañeda, o cualquiera que sea el nombre que iba con el tipo,
movió sus manos lanzándolas hacia fuera, Dorm gritó mientras volaba unos
buenos diez pies hacia atrás y aterrizaba sobre su culo. Vio como el dios
flotaba hacia adelante, cerniéndose sobre Ernest, que aún mantenía a Bobby 116
firmemente entre sus brazos.

Dog saco dos espaldas afiladas de su espalda y las sostuvo mientras se


colocaba delante de Ernest y Bobby en una postura defensiva. Los colmillos
de la Bestia Alada aparecieron mientras su cara se transformaba en una
máscara de furia.

―No tengo nada contra ustedes ―dijo Castañeda―. Hazte a un lado


antes de que te destruya a ti y a tus hermanos.

Más hombres aparecieron por la salida, todos tomando una postura de


batalla. Castañeda estaba rodeado. Dorm se puso de pie y se trasladó más
cerca, de pie al lado de Ernest. Si ellos iban a morir, quería hacerlo de pie y al
lado de sus compañeros.

La batalla comenzó. Dorm vio como las bestias aladas atacaban y eran
derribados uno detrás de otro. No creía que estuvieran muertos, pero estaban
heridos y sangrando.

Dorm agarró a Ernest y huyeron hacia un lado de la montaña. Tenían


que salir de allí. No estaba seguro de dónde podían ir para que Castañeda no
los encontrara, pero tenían que intentarlo.

―Quédate en tu forma de gato ―Ernest dijo a Bobby―. Será más


difícil para él atraparte. Sí te dejo, encuentra un pequeño agujero y escóndete.

Dorm estaba de acuerdo. Sólo tenían que esperar a que Castañeda se


debilitara y volviera al infierno. Le gustaría saber cuándo sería eso. Podían
tener que estar corriendo durante día o meses antes de que eso pasara.

La pendiente se hizo mayor, y Dorm tenía que tener cuidado para 117
mantener el equilibrio. Un movimiento en falso y se caería por la ladera de la
montaña. Con la niebla aún colgando pesadamente en el aire, él no podía decir
por donde iba. Pero podría oír los combates que se llevaban a cabo arriba y
tenían muy poco tiempo antes de que Castañeda viniera detrás de ellos.

Lo que necesitaban era un jodido milagro.

Dorm clavaba sus talones en la tierra mientras descendía lentamente. A


este ritmo, nunca llegarían al pie de la montaña a tiempo. Él miró hacia atrás
para asegurarse de que Ernest le seguía. La expresión en la cara de su
compañero le dijo que él sabía que ellos no escaparían.

Quería golpear algo, lastimar a alguien. Se había acostumbrado a la idea


de tener a estos dos hombres en su vida y Castañeda amenazaba la felicidad
que finalmente había encontrado. Dorm iba a pelear con uñas y dientes para
mantener este pedacito de cielo.

―No creo… ―Ernest movió la cabeza―. Si no salimos de esta…

―Lo haremos ―dijo Dorm―. No te rindas todavía.

―Por si acaso ―Ernest puso su mano sobre el hombro de Dorm―.


Quiero que sapas que te he amado desde que puse mis ojos sobre ti por
primera vez. Los amo a los dos.

Bobby se revolvió sobre los hombros desnudos de Ernest, y Dorm sabía


que eso tenía que doler. Pero Ernest no dio ninguna muestra de malestar.
Dorm miró los ojos marrón claro de Ernest y asintió.

―Yo también los amo a los dos, demasiado. ―Agarró la mano de


Ernest y ayudo a su compañero a atravesar una parte rocosa de la montaña―. 118
Pero lo conseguiremos.

Podía ver la duda en los ojos de Ernest, pero Dorm la ignoró. Se paró de
golpe, Ernest chocando y Bobby detrás de él cuando Castañeda voló hasta
donde estaban y aterrizó con facilidad.

―Dame el jodido gato.

Dorm no sentía nada pero pura maldad emanaba del dios. Castañeda era
alto, intimidante, y Dorm deseaba poder patear el culo del tipo. No le gustaba
sentirse impotente. El quería arrancarle la piel.

―Nunca ―Dorm dijo con tono seguro.

―Sal de mi camino ―Castañeda agito su mano, y Dorm voló unos


buenos veinte pies ladera abajo. Él hubiera seguido rodando si no hubiera
chocado con una raíz gruesa que le frenó. Cuando el miró hacia arriba, su
corazón subió a su garganta. Castañeda tenía una mano enrollada alrededor
del cuello de Ernest. El ayudante se estaba volviendo de un tono rojo profundo
pero no perdió su control sobre Bobby.

Dorm dio la vuelta, empujándose sobre sus pies trató de escalar la


ladera de la montaña. No iba a llegar a tiempo.

Se agachó cuando algo oscuro voló junto a él. Dorm miró hacia donde
la cosa oscura misteriosa había volado para ver a otro hombre aterrizando
junto a Castañeda.
Dorm nunca se había movido tan rápido en su vida. No estaba seguro de
si el tipo que había llegado estaba del lado de Castañedo o de las Bestias
Aladas. Pero la única cosa que sabía con certeza era que tenía que llegar hasta 119
sus compañeros.

Castañeda perdió su control sobre Ernest, y este se desmoronó sobre el


suelo. Dorm finalmente consiguió subir por la montaña y cayó al lado de
Ernest, comprobando el pulso del hombre. Bobby cambió y grito ―Sí le has
matado, me asegurare de que mueras lenta y dolorosamente

―Jaden ―Castañeda dijo con un tono sarcástico―. Que agradable


sorpresa.

Jaden inclino la cabeza hacia un lado y estudió a Castañeda. ―Debiste


quedarte en el infierno donde perteneces, Mateo

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Dorm ante el tono de la voz de


Jaden. Era oscuro, malicioso y no tenía ni una nota de compasión. Tenía la
sensación de que Jaden era diez veces más letal de lo que Castañeda podría
llegar a ser.

Castañeda intentó tomar vuelo, pero Jaden agarro al dios por la


garganta. ―No tan rápido.

Las Bestias Aladas descendieron hasta ellos y les rodearon. Nazaryth


mantuvo a sus hombres atrás. Dorm observaba la escena.

―¿Cómo me encontraste? ―Castañeda se atragantó cuando intento


liberarse de la mano de Jaden.
―Una vez que me enteré de que estabas libre, vine corriendo a
reunirme con mi viejo conocido.

Dorm tuvo que parpadear un par de veces cuando vio los rasgos de 120
Jaden cambiar a algo totalmente diabólico. Una hilera de afilados colmillos
apareció en la boca del hombre mientras alas brotaban de su espalda.

¿Qué demonios era Jaden?

¿Dorm realmente quería saberlo?

Jaden tiró de Castañeda hacia adelante y luego hundió los mortales


dientes en el cuello del dios. Luz brillante salió disparada por cada poro del
cuerpo de Castañeda. Dorm no estaba seguro de cómo lo sabía, pero Jaden no
estaba enviando al Dios al infierno

Jaden estaba matando a Castañeda.

Era como una escena de una película de terror. Jaden consumió a


Castañeda como si fuera la cena. Cerró los ojos y giro su cuerpo para escudar
a Ernest y a Bobby de la vista.

Había algunas cosas de las que una persona no debería ser testigo.
Algunas cosas era mejor no recordarlas. Pero Dorm recordaría, y el tendría
pesadillas durante las próximas semanas.

Una oscura niebla rodeo a Jaden y Castañeda hasta que no podía verse a
ninguno de los dos. Nazaryth agarro a Bobby mientras Dorm y Ernest eran
cogidos también. Las Bestias Aladas les llevaron de vuelta a dentro y a su
habitación.
Dorm estaba conmocionado cuando Nazaryth dijo ―Esto terminó.
Aunque la guerra no ha terminado, creo que los tres estarán a salvo ahora.

Dorm realmente lo esperaba porque estaba listo para salir jodidamente 121
rápido de ahí.

* * *

Habían pasado dos meses desde que Jaden había destruido a Castañeda,
y Bobby sentía como si su vida finalmente iba en la dirección correcta.
Todavía no podía creer que Ernest y Dorm habían estado dispuestos a
sacrificarse para mantenerlo a salvo.

Nunca nadie había dado una mierda por el antes. Los dos le habían
demostrado que les importaba, y Bobby estaba empezando a descubrir quién
era en realidad.

Un tonto, un sabelotodo al que le encantaba reír.

Él no sólo dejó de luchar contra sus compañeros sino que apreciaba a su


ayudante y a su agente. Ernest y Dorm habían llegado a significar todo para
Bobby en los últimos dos meses, y no cambiaría el estar con ellos por nada del
mundo.

―¿A dónde vamos? ―Bobby preguntó desde el asiento trasero del


coche. Inclinándose hacia adelante, descansó sus brazos sobre el respaldo del
asiento.

―Ya lo veras ―Ernest dijo mientras conducía por un largo tramo de


autopista. No era una respuesta. Bobby comenzó a discutir pero sabía que
Ernest era un hombre obstinado y no le diría nada. El tipo podía guardar un
secreto mejor que cualquiera.

Dorm se rió desde el asiento del conductor. ―Es como un niño la


mañana de navidad. 122

Bobby se sentó hacia atrás y cruzó los brazos sobre su pecho como un
niño haciendo pucheros. Odiaba cuando Dorm y Ernest se unían contra él.

―No te enfades ―dijo Ernest mientras se volvía a mirar a Bobby―.


Llegaremos pronto. ―Una diabólica sonrisa apareció en su cara antes de
girarse hacia Dorm―. Para.

Bobby frunció el ceño. ¿Por qué Ernest le diría a Dorm que parara en
medio de la nada? Empezó a preguntar cuando Ernest se bajó del coche y
luego se deslizó en el asiento trasero. Pero Dorm no continuo conduciendo.
Continuó sentado ahí mientras Ernest se movía cerca de Bobby.

―Yo sé una manera de ocupar tu tiempo. ―El ayudante se estiró y bajo


la cremallera de Bobby, liberando su polla.

―¿Aquí? ―Bobby movió su cabeza alrededor pero no vio ningún


vehículo en la carretera.

―¿Por qué no? ―Ernest preguntó antes de bajar la cabeza y tragarse la


polla de Bobby hasta la raíz. Bobby exhaló agudamente, los dedos clavándose
en la tapicería mientras sus ojos se bloqueaban en los de Dorm. Este le estaba
mirando a través del espejo retrovisor, los ojos oscuros cada vez más
calientes.

La cabeza de Bobby daba vueltas mientras Ernest trabajaba su polla


como un profesional. El hombre no le daba ningún respiro. Balanceaba la
cabeza, tomando a Bobby más y más profundo. Sus dedos acariciaron a través
del pelo de Ernest mientras trataba de conducir su polla más duro entre los
talentosos labios de Ernest.
123
―Tan cerca ―Bobby gimió mientras sus caderas se alzaban. Una
tormenta eléctrica atravesó su columna vertebral directa hacia su ingle antes
de que Bobby arqueara su espalda y gritara su liberación.

―Mierda ―dijo Dorm―. La policía está detrás nuestro ―Bobby nunca


se había subido los pantalones tan rápido en su vida. Ernest soltó una sonrisa
baja, nerviosa, como si que le atrapasen fuera emocionante. Bobby miró al
hombre, pero Ernest no parecía arrepentido.

Girándose, Bobby vio las luces intermitentes de un coche de policía. Se


enderezó. Él podía estar acoplado a dos policías, pero continuaban sin gustarle
los tipos con placa… sus parejas no contaban.

Cuando el policía se acerco, Bobby vio el uniforme del departamento de


policía de Village Brac. Bobby tragó, sentía que iba a entrar en pánico.

―Está bien ―le susurró Ernest―. No hicimos nada malo. ―Su pareja
le guiñó un ojo―. Nada que el viera por lo menos.

Bobby no encontraba a Ernest ni un poco gracioso.

―¿Necesitan ayuda muchachos? ―preguntó un policía mientras se


acercaba a la ventanilla de Dorm.

Ernest volvió a sonreír, y Bobby sintió el impulso de hacerlo. No había


manera de que este policía los ayudara. Bobby se sentía como un adolescente
atrapado haciendo algo malo, y amó esa sensación.
Aunque todavía no le gustaba la policía.

―Solo nos dirigimos a Village Brac ―Dorm dijo―. Nos detuvimos 124
para mirar el mapa.

¿Qué mapa?

El policía asintió. ―Sólo sigue por esa carretera y llegaras directamente


allí.

―Gracias ―Dorm dijo.

Cuando el policía se alejo, los tres estallaron en carcajadas. Dorm


volvió a la carretera mientras Bobby miraba por la ventanilla trasera. Él policía
se había girado y se alejaba en sentido contrario. ―¡Eso estuvo cerca!.

Ernest se lamió sus labios y le guiñó un ojo a Bobby. ―Emocionante.

―Sabía que eras un pervertido ―Bobby dijo mientras pasaban la señal


de bienvenidos a Village Brac. Se sentó, sus ojos escaneando los edificios a su
alrededor. Había una tienda de zumos, un restaurante, una floristería y una
cafetería. Vio tantos negocios que le daba vueltas la cabeza, aun así la ciudad
se veía pintoresca, acogedora.

Bobby había explorado Pride Pack Valley y se había enamorado de la


ciudad, pero no era tan grande como esta.

―Nuestra ciudad solía ser más grande ―dijo Ernest pasando un


restaurante―. Pero Maverick ha estado construyendo en su ciudad durante
años.
―Me gusta ―confesó Bobby.

Dorm se paro en el estacionamiento del centro de recreo local. Bobby 125


vio como salían sus dos compañeros y se deslizo fuera del asiento trasero.
―¿Por qué estamos aquí?

Dorm agarró la mano de Bobby le llevó por las escaleras. ―Lo tienes
que ver.

Ellos entraron en el edificio donde escucharon balones de baloncesto


golpeando el piso y chirridos de zapatos de tenis. Había un hombre de aspecto
agradable detrás de un escritorio, que sonreía cuando se acercaron.

―Me alegra que vinieras, Ernest ―El hombre estrechó la mano de


Ernest―. Estos son Dorm y Bobby ―Ernest les presento y luego dijo― Y este
es Thomas, el coordinador del centro de recreo.

Se dieron la mano antes de que Thomas saliera del su escritorio y les


señalara un pasillo. ―Me alegra de que decidieras venir a ayudar

¿Lo hacían? Bobby no tenía ni idea de que estaba hablando Thomas.


¿Cómo que ayudar?

Se detuvieron en una puerta que tenía un gran cristal en el centro.


Bobby se asomó para ver unos adolescentes paseando, jugando a videojuegos
y a juegos de mesa. Algunos estaban sentados solos mientras otros leían libros.

―Estos jóvenes necesitan un Hermano Mayor ―Thomas dijo―.


Algunos han sufrido abusos mientras que otros han sido expulsados de sus
propios hogares por distintos motivos. Drew ayuda a algunos en el Centro de
Reinserción, pero podemos usar toda la ayuda que consigamos.

―Por eso estamos aquí ―Ernest dijo.


126
Bobby miro más atentamente y podía ver las expresiones oprimidas en
algunas caras, la desesperanza y él quería ayudar a todos y cada uno de ellos.
Bobby sabía cómo se sentía ser rechazado, estar solo en este mundo cruel. No
hacía mucho tiempo, él se sentía igual que esos jóvenes.

Abrió la puerta y entró en la habitación. Todo el mundo se volvió a


mirarle. Bobby no se sentía cómodo con toda esa atención, así que tomó
asiente en una de las mesas, mirando a todos a su alrededor.

Vio a un joven en un rincón de lectura. El tipo todavía lucia un ojo


morado y estaba demasiado delgado en opinión de Bobby. Thomas se unió a
él y luego pidió al joven que viniera a la mesa de Bobby.

―Bobby, este es Henry. ―Decidí emparejarlos a los dos.

Henry miraba a Bobby con unos ojos azules que parecían demasiado
grandes para su cara. Tenía esa mirada de cachorro mientras miraba a Bobby y
luego desvió la vista.

Bobby se giró y miró a sus compañeros. Dorm estaba sonriendo


suavemente mientras Ernest asintió.

―Hola, Henry ―Bobby dijo, continuando sentado.

Henry tomo asiento y no dijo ni una palabra mientras abría su libro y


comenzaba a leer.
―Sólo tiene que acostumbrarse a ti ―dijo Thomas―. Su historia no es
mía para contarla.

Bobby asintió. 127

Él esperaría tanto como fuera necesario. Dorm y Ernest habían cambiado


su vida y Bobby quería hacer lo mismo para Henry, dar al joven una
oportunidad. Todo el mundo merecía tener a alguien a su lado. Bobby había
sido bendecido con dos compañeros maravillosos y él sería el mejor Hermano
Mayor que Henry hubiera visto.

fin
COORDINACIÓN DE PROYECTO 128

Staff blue sensation


traductora
lulu
correctora
Dankar
LIMPIEZA DE PORTADA
clau
Edición y formato
cAMI

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