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LOS VALORES

Lucas Pacheco Prado

En primer lugar, los valores que constituyen el sustento natural del ser humano
son: la vida que, siendo un regalo de la naturaleza, constituye el soporte de la
existencia humana; el amor que, siendo el sustento de la felicidad, constituye el
sabor de la vida espiritual del ser humano; y el trabajo, que, transformando la
naturaleza exterior, potencia la capacidad interior de ser humano.
Con la vida y por la vida, entramos en acción y relación con la naturaleza para
transformarla en nuestro provecho; y, al mismo tiempo esta acción realizada en
unión de nuestros semejantes, nos sirve para potenciar nuestra naturaleza
interior.

Vida, amor y trabajo, son los cimientos de nuestra existencia, razón por la cual
nunca deben ser malgastados. Si se los tergiversa o se los malgasta, la vida se
vuelve un hastío, el amor deviene en desamor y el trabajo en una pesada carga.
Vinimos por la vida y el amor, y debemos dar vida y amor75. Sólo entonces
llegará la felicidad, que no es solo un hecho individual, sino sobre todo una
experiencia compartida.
La felicidad constituye un aspecto esencial de los valores. Depende básicamente
de cómo hayamos afrontado los tres primeros valores: una vida bien llevada
implica salud física, mental y espiritual que permite una existencia al servicio de
sí mismo y de los demás; un amor auténtico significa profundas satisfacciones
personales; y, un trabajo desarrollado con esmero estimula la acción de todos.
Por lo tanto, hay tres eventos en la vida que no admiten equivocación: vida, amor
y trabajo. Vida sin amor es vida vacía. Vida con trabajo a disgusto, es vivir sin
existir.
Estos valores que son partes constitutivas de la esencia del ser humano, tanto
en el orden material como en el orden espiritual, tienen lugar en el tiempo. El
tiempo es el espacio natural por el que transita todo lo existente a través de una
sucesión de instantes irrepetibles que solo se vislumbran en su curso como
pasado, presente y futuro. Y por asombroso que parezca, lo único que no se
puede repetir ni recuperar jamás es el tiempo.
En consecuencia, todo ser humano requiere irremediablemente tiempo -
simultáneo o sucesivo- para dedicarlo prioritariamente a vivir, amar, a trabajar…y
demás valores humanos; a riesgo de perderlo en banalidades como el
consumismo, la ociosidad o la riqueza material con todos los prejuicios
consiguientes, que nos quitan, nos supeditan y nos absorben precisamente el
tiempo que requerimos para disfrutar de tan bellas experiencias humanas. El
tiempo es también y por supuesto, el espacio de la vida que en muchas
ocasiones nos permite procesar determinados problemas en forma debida, y
entonces arribar a decisiones adecuadas. Suele a veces decirse y es también
pertinente en ocasiones: “para decidir bien, tómate tu tiempo”.
En segundo lugar, los valores que dan el soporte social al ser humano son: La
verdad que es la conformidad entre la realidad y la conciencia. La libertad que
es la autodeterminación personal respetando al prójimo. La justicia que es el
camino de la paz reconociendo a cada quien lo suyo.
Los valores humanos solo son auténticos y provechosos, si se asume la realidad
tal cual es, por medio de la verdad. Si se miente huyendo de la realidad, nuestros
valores primigenios se habrán debilitado; entonces habremos perdido la libertad,
puesto que no hay peor cárcel que la prisión del alma. No sólo eso, sino que el
equilibrio entre cuerpo y alma, es decir nuestra justicia interior será esquiva, ni
se diga la llamada justicia social que devendría pronto en injusticia.
Y, en tercer lugar, los valores que fundamentan la condición cultural del ser
humano son: La sabiduría que alumbra el camino de nuestra existencia. La
voluntad que es la autodeterminación que nos da la fortaleza para tomar
decisiones pertinentes. La dignidad que es la esencia de la autoestima, afianza
nuestra individual personalidad y condición humana. La bondad que es la cima
de los valores humanos, implica solidaridad, respeto y proximidad humana.
En definitiva, lo esencial de los valores del ser humano se manifiesta a través de
la vida, el amor, el trabajo (sus cimientos naturales); de la verdad, la libertad y la
justicia (sus soportes sociales); y, sabiendo las complejidades que conlleva su
existencia, tales manifestaciones requieren ser afianzadas con el cultivo de otros
muchos valores humanos, entre los cuales deben destacarse a los siguientes: la
sabiduría, la voluntad, la dignidad y la bondad, valores que fundamentan las
interrelaciones culturales del ser humano.
Conforme con lo expresado, si el ser humano se conduce por el sendero de los
valores humanos ya referidos, entonces el camino estará hecho para ir forjando
día a día nuestra existencia en bien propio y en bien de la humanidad.
Los valores humanos constituyen la guía espiritual de nuestra existencia que nos
debe llevar en la vida, en armonía con la naturaleza cuidando sus recursos; en
armonía dentro de la sociedad propiciando la equidad; y, en armonía consigo
mismo, respetando las particularidades personales y culturales de cada ser
humano.

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