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ESCLAVOS DE LOS DATOS

“Nuestra generación ha entregado el alma a los contables y


todas las pasiones que hoy nos conmueven se derivan de las
estadísticas: para saber si somos felices, ahora se hacen
encuestas.” Manuel Vicent

LA VIDA EN UN MUNDO DE DATOS

Ahora sí podemos decir que vivimos en Matrix. Aferrados a los números, sin desengancharnos
de ellos. Como un burro con anteojeras, sólo ponemos el foco en los datos, todo lo que haya a
su alrededor parece que no vale. Es nuestra forma de presumir de trabajo, de poder
defenderlo; en definitiva, de sentirnos seguros. Pero, al fin y al cabo, sentir seguridad ante un
mundo tan complejo es tan necesario como utópico.

“Las estadísticas se utilizan de la misma manera


que un borracho utiliza un poste de luz: para
apoyo, no para iluminación.” Andrew Lang

La explosión del data ha llegado para quedarse en el mundo del fútbol, pero hemos de
asegurarnos que todos estos datos los utilizamos como apoyo a todos los demás inputs que
nos van a llegar del contexto donde se producen. Del mismo modo, habrá que vigilar que el
poder de lo cuantitativo no sobrepase a nuestro interés por lo cualitativo, puesto que ello
puede llevar a desvirtuar algunas de las conclusiones que podamos sacar al respecto.

Que la tecnología ha mejorado el fútbol es algo de lo que no cabe duda. Sin embargo, nunca
debemos de alejarnos de ese factor humano que es capaz de “oler” algunas referencias que
después no aparecen en las estadísticas. Un factor humano que, al final, resulta determinante
en un espacio donde existe tanta interrelación entre un sinfín de factores.

Así que, sin más, durante las próximas líneas abordaremos algunos de los aspectos que pueden
llevar a debate sobre el uso de los datos y la tecnología en nuestro deporte.
¿MEJORAR EL TEST O MEJORAR EL RENDIMIENTO?

Una de las grandes fuentes de extracción de datos sobre nuestros deportistas son las diversas
baterías de test que han ido surgiendo dentro de la literatura científica. El YO-YO, el 30-15, el
V-CUT, el 505 y un largo etcétera. Seguro que son pruebas que a ti también te suenan.

Sin embargo, uno de los mayores problemas con el que nos solemos encontrar tanto en el
fútbol más modesto como en el fútbol de alta competición es la falta de tiempo. Bien sea por
la falta de disponibilidad de espacio para entrenar en el fútbol del barro o por la gran
congestión de partidos de competición en la élite, el tiempo de entrenamiento es algo que
normalmente escasea. Por tanto, debemos de ser muy certeros en aquellos contenidos a los
que les otorgamos cierta prioridad.

En este sentido, y en relación con el uso de estas baterías de test, se debe ser consciente de
cuánto tiempo te va a ocupar realizar todas estas pruebas y tener en cuenta que no te quite un
tiempo excesivo de entrenamiento; en definitiva, medir lo justo y que sea operativo.

Del mismo modo, antes de adentrarte en el uso de este tipo de pruebas, debes valorar
diferentes aspectos: la primera de las cuestiones es la sensibilidad de las pruebas, ¿van a ser
realmente útiles y fiables los datos extraídos para facilitar tu posterior labor en el día a día? Si
es así, adelante; el segundo aspecto es el relacionado con el dominio del test, muchas veces
no estamos del todo habituados al uso de una determinada prueba, un hecho que puede
distorsionar los resultados obtenidos. Si tras valorar estos dos aspectos estás realmente seguro
de que los datos obtenidos te van a ser de utilidad, puedes seguir con tu camino.

Por último, con tal de no perder más tiempo del necesario y de priorizar ciertas pruebas y
datos frente a otros, debes tener claro para qué testeas, cómo vas a utilizar los datos y si vas a
ser capaz de repetir la prueba cada cierto tiempo. En muchos casos, se sigue optando por
realizar baterías de pruebas con el único afán de predecir el riesgo de futuras lesiones, aspecto
que han ido dejando en duda autores como Bahr (2016). Por todo ello, debes asegurarte de
que las pruebas realmente concuerdan con los motivos por los que las realizas y que, del
mismo modo, vas a ser capaz de repetir las pruebas si fuera necesario y tratar los datos de la
mejor forma para dotarlos de utilidad.

“Lo que no se puede medir no se puede mejorar”. Puede ser una de las citas más manidas en
el mundo del entrenamiento deportivo. Sin embargo, es una cita con la que sigo frunciendo el
ceño, sobre todo en el mundo de los deportes colectivos. En un mundo tan complejo sería
corto de miras atribuir inequívocamente una mejora en los datos a una mejora real del
rendimiento. ¿Porque, realmente, nuestro objetivo es una mejora del rendimiento o buscamos
mejorar los datos? Y es que, puede ser que la mejora de los números no se traslade a una
mejora real del rendimiento, y también a la inversa, que un trabajo que a priori no mejora
nuestros dígitos sí produzca un efecto positivo en el rendimiento; un rendimiento que en
muchas ocasiones se juzga por el acierto o el error en una determinada acción de
milisegundos. Por este motivo, hay que ser muy cuidadosos con dónde ponemos realmente el
foco ¿mejora del test o mejora del rendimiento?
GPS Y RPE. SOLUCIÓN Y PROBLEMA

Abundan los datos y nos enamoramos de ellos porque nos dan seguridad. Pero el problema de
los datos es que per sé tienen poco significado y valor. Como advertía David Casamichana en
su entrevista en Ezen Inside, es necesario ser flexible al interpretar los números y tomar
decisiones. “No es sólo un valor numérico el que nos provoca tomar decisiones”. Sino que se lo
pregunten a Stacey King, el ejemplo más famoso de cómo de fácil puede llegar a ser usar los
datos a tu favor.

“Siempre recordaré aquella noche cuando Michael Jordan y yo


nos compenetramos para meter 70 puntos entre ambos”.
Stacey King

Si tuviéramos que escoger dos reyes en esto de la recogida de datos durante los últimos
tiempos creo que la mayoría estaríamos de acuerdo en que ellos son los dispositivos GPS y la
escala RPE; y todos los datos recogidos por estas dos herramientas normalmente desembocan
en la que sería la tercera pata de la discordia: el famoso ratio agudo-crónico. Pero, como dijo
Jack El Destripador, vayamos por partes.

El boom de los GPS vino para quedarse. Cada vez tenemos mayor cantidad de datos y variables
más completas, pero lo que debería ser una buena noticia, puede convertirse en un problema.
Difícil será que seamos capaces de convertir todos esos datos en información realmente útil, y
será la elección de una pequeña cantidad de ellos la que los convertirá en relevantes; hasta
que no lo convertimos en información, el dato sólo es un dato, y tener a mano tal cantidad de
variables puede resultar difícil de digerir.

Además, estos dispositivos nos abocan a centrarnos en el aspecto cuantitativo de la carga,


dejando de lado el aspecto cualitativo. Del mismo modo, debemos ser conscientes de que la
sensibilidad y precisión de los datos puede depender del tipo de dispositivo y de las variables a
observar (HSR, aceleraciones y frenadas,etc.). Apoyarnos en los números está bien, vivir de
ellos ya tal.

Otro de las grandes estrellas en cuanto al control de la carga se refiere es el RPE. El hecho de
ser una herramienta que toma como dato una valoración subjetiva del individuo vuelve a ser
tanto una bendición como un problema.

En este sentido, Lorena Torres defiende que la RPE es más fácil de utilizar en deportes
individuales donde el atleta suele tener un mayor reconocimiento de su cuerpo y aboga por el
uso del tiempo de trabajo y el nivel de especificidad de la tarea en aquellos clubes con menos
recursos.

Por otro lado, se puede pasar por alto la facilidad con la que el jugador puede falsear los
datos a obtener. Todo jugador quiere jugar, por lo que alguna que otra vez puede tender a
evitar dar valores demasiados altos por el temor a que le demos descanso. Otra de las
situaciones que se pueden dar de manera asidua es que muchos jugadores coincidan en su
valor, por el simple hecho de que han repetido el valor del compañero con tal de quitarse
rápidamente el trabajo de encima; es por este motivo por el que se recomienda que esta labor
de recogida de datos se lleve a cabo de forma individual. Por último, y en relación con las
palabras de Lorena Torres cabe tener en cuenta que existe una curva de aprendizaje respecto
a esta herramienta para que los números que refleje nuestra plantilla de Excel tengan un valor
real, por lo que con jugadores sin experiencia en estos métodos habría que ir con los pies…

“RPE can be useful if used appropriately and knowing the limitations”


Franco Impellizzeri

EL OJÍMETRO Y LOS JUGADORES TERMÓMETRO

Contra el poder de los datos, el sentido común… y las sensaciones. Ya hemos visto que no
podemos dejarlo todo a merced de los datos, puesto que siempre puede aparecer algún
resquicio. Que sean un sostén y no una soga que nos obligue a tomar decisiones, simplemente
quédate con esto.

En este sentido, siempre he creído conveniente dar importancia a las sensaciones, a aquello
que se percibe sobre el verde (y sobre el cemento) en el día a día. Un “qué tal estás”, una pose
o un simple gesto, a veces, te puede dar mucha más información de valor que un simple
número. Sácale provecho a toda esa información que observas y percibes a tu alrededor, y si
con ella además le puedes dar sentido a los datos, mejor que mejor.

Una vez ya tienes cierto conocimiento sobre los jugadores también suele resultar muy útil el
hecho de acotar al jugador (o jugadores) termómetro. Se trata de esos jugadores que sabes
que tienen un gran conocimiento de su cuerpo y que son capaces de aportar veracidad sobre
la carga de trabajo real. De este modo, tener una comunicación constante con ellos,
preguntarles cómo ha ido la sesión, qué tan fatigante ha sido, o si se han sentido muy
cansados tras la finalización de las tareas puede ser un buen medidor con tal de tener cierta
perspectiva sobre la carga real de la sesión de entrenamiento.

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