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Filosofía hoy
DOI: 10.5840/philtoday20191218294

Pensemos que debemos


hacerlo (Por lo demás)
MONIKA ROGOWSKA-STANGRET

RESUMEN: Este ensayo examina el fenómeno de los almanaques, enciclopedias,


glosarios, léxicos, libros de palabras, vocabularios, acompañantes y cajas de
herramientas (teóricas), que parece ser una característica destacada de las
humanidades en la actualidad. Limitando su análisis a seis ejemplos concretos de
este género, la autora se plantea las siguientes preguntas: ¿Por qué este método se ha
hecho tan prolífico? ¿Cuáles son los objetivos de los almanaques, glosarios y
vocabularios? ¿Qué aportan al pensamiento, a la escritura y a la investigación? ¿Qué
pueden decir sobre el momento en que nos encontramos? ¿Y cómo contribuyen a
definir este momento? Estas preguntas orientan los debates actuales sobre
humanidades hacia la práctica ético-política de pensar de otro modo.

PALABRAS CLAVE: glosario, léxico, almanaque, producción de conocimiento, de


otro modo, Antro- poceno, lo Posthumano

Piensa que debemos hacerlo. (Woolf 1938: 95)

En lugar de buscar el nuevo objeto de estudio, el nuevo producto que


consumir, uno debería trabajar en nuevas formas de ver, de ser o de vivir
el mundo... y evaluar cómo -en nuestra propia 'resistencia'- podemos
haber estado trabajando en complicidad con lo que nos propusimos
criticar". (Trinh T. Minh-ha,
citado en Bunz, Kaiser y Thiele 2017: 7)

A
lmanacs, enciclopedias, glosarios, léxicos, libros de palabras,
vocabularios, compañeros, cajas de herramientas (teóricas) surgen
como setas en los bosques de las humanidades en los últimos años.
En este ensayo investigo
este fenómeno, reconociendo el hecho de que el número actual de Filosofía
Hoy utiliza la misma estructura.1 ¿Por qué se ha hecho tan prolífico este
método? ¿Cuáles son los objetivos de los almanaques, glosarios y vocabularios?
¿Cuáles son

© Philosophy Today, volumen 63, número 4 (otoño de 2019).


ISSN 0031-8256 823-844
824 Monika Rogowska-Stangret

a pensar, a escribir, a investigar? ¿Qué pueden decir sobre el momento en que


nos encontramos? ¿Y cómo contribuyen a definir este momento? En un
intento de responder a estas preguntas, voy a reducir este abundante campo y
concentrarme sólo en seis ejemplos. Estos son: Living Lexicon for the
Environmental Humani- ties, una fuente en línea iniciada por Emily
O'Gorman y Kate Wright como editoras, con entradas que aparecen desde
2014; New Materialism Almanac, un proyecto en línea iniciado en 2016 como
uno de los resultados de la Acción de Cooperación Europea en Ciencia y
Tecnología (COST) titulada "New Materialism: Networking European
Scholarship on 'How Matter Comes to Matter', editado por David Gauthier y
Sam Skinner; Lexicon for an Anthropocene Yet Unseen, reunido por Cymene
Howe y Anand Pandian e introducido en línea en 2016; Veer Ecology: A Com-
panion for Environmental Thinking, comisariado por Jeffrey Jerome Cohen y
Lowell Duckert y publicado en 2017; Symptoms of the Planetary Condition: A
Critical Vocabulary, editado por Mercedes Bunz, Birgit Mara Kaiser y Kathrin
Thiele y publicado en 2017; y, por último pero no menos importante,
Posthuman Glossary, editado por Rosi Braidotti y Maria Hlavajova en 2018.
Mi motivación para elegir esos proyectos concretos era doble. Por un
lado, pretendía abarcar -en la medida de lo posible- la diversidad de orígenes
geográficos, culturales y étnicos de los proyectos, de sus editores (que a menudo
son también autores) y de sus autores colaboradores. Viniendo de Europa del
Este, sentí la necesidad de incluir autores de diferentes contextos europeos,
junto con iniciativas americanas y australianas que incluyeran perspectivas e
investigaciones indígenas. Revisé las afiliaciones (y/o antecedentes) de los autores
mencionados en las notas biográficas de: Living Lexicon for the Environmental
Humanities, Veer Ecology, Symptoms of the Planetary Condition y Posthuman
Glossary. Tomé nota de las afiliaciones y, si los autores lo facilitaban, de otros
antecedentes mencionados (si el autor sólo especificaba su afiliación actual sin
mencionar un país de origen, sólo añadí la información facilitada por el autor).
La gran mayoría de los autores proceden de Estados Unidos (61), Reino Unido
(43), Países Bajos (42), Australia (20), Alemania (11) y Canadá (10). Otros se
asocian con Hong Kong, Suecia (5), Italia (4), Dinamarca, Finlandia, Suiza (3),
Estonia, Francia, India, Noruega, Rusia (2), Austria, Bélgica, Brasil, República
de Ghana, Hungría, República de Macedonia, Sudáfrica, España y Turquía;
también un au- tor se identifica en su nota biográfica como gitano romaní. En
los casos del Almanaque del Nuevo Materialismo y del Léxico para un
Antropoceno aún no visto es más difícil proporcionar información de fondo,
ya que no se incluyen notas biográficas. Revisando la información en Internet (no
siempre pude encontrar algo sobre cada colaborador), se puede afirmar que esas
dos referencias incluyen autores afiliados o con antecedentes en Bulgaria, China,
República Checa, Colombia, Malta y Polonia, países ausentes de las notas sobre
colaboradores en los cuatro primeros proyectos. Estos datos no pueden servir de
base para una investigación exhaustiva sobre
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cómo se distribuye la producción de conocimiento (sobre todo porque se basa
únicamente en notas sobre los colaboradores que no siempre se facilitaron), pero
puede dar a los lectores una idea de las cartografías del conocimiento y de los
límites de la diversidad con los que se está tratando aquí.
Por otro lado, mi motivación para involucrarme en esos glosarios, lexi- cons o
libros de palabras en particular fue acercarme a las nuevas tendencias en las
humanidades: humanidades ambientales, posthumanidades (críticas), nuevos
materialismos feministas y estudios que intentan pensar con la complejidad del
momento actual descrito a veces como el Antropoceno, otras veces como
"agitación ambiental" (Cohen y Duckert 2017: vii), "tiempos oscuros" (O'Gorman
y Wright 2014), o simplemente como un "'hoy' [que siempre] requiere
reevaluación" (Bunz, Kaiser y Thiele 2017: 14). Más adelante volveré sobre
cómo cada vocabulario presenta sus propias apuestas. Aquí, solo señalaré que
el número actual de Philosophy Today actualiza el mismo método, y que animo
a los lectores a leer este número igual que he leído los seis exponentes antes
mencionados del método de la palabra clave (Williams 2015).

Manejar LA ABUNDANCIA
La lectura de almanaques, enciclopedias, glosarios, léxicos, libros de palabras,
vocabularios, compañeros y cajas de herramientas (teóricas) exige la
introducción de una práctica de manejo de la abundancia. Los almanaques
seleccionan palabras: sustantivos y verbos, neologismos y términos
aparentemente corrientes, palabras que nombran fenómenos, disciplinas
científicas, tendencias, proyectos y resultados de investigación, manifiestos y
definiciones, intervenciones políticas, visiones artísticas, ensayos teóricos,
compañeros en todas las formas posibles y palabras como compañeros para
pensar. Recogen obras de muchos autores, que trabajan individualmente o en
colaboración, formando una especie de ensamblaje comisariado por editores
que proporcionan marcos más estrictos o más flexibles. Aparecen tanto en
línea, como proyectos -al menos potencialmente- abiertos a nuevas
propuestas, como impresos, como libros que, aunque obviamente tienen sus
propias formas de permanecer abiertos, parecen -al menos en esa forma
concreta- esfuerzos más logrados. Dos de cada tres proyectos de libro tienen
una estructura directamente abierta. Veer Ecology logra tal estructura
incluyendo una sección llamada Errata que enumera "palabras para divagar"
no introducidas en el volumen (Cohen y Duckert 2017: 477). Por el contrario,
Symptoms of the Planetary Condition se abre mediante diagramas destinados
a "visualizar conexiones" y servir como "mapas de pensamiento" (Bunz, Kaiser
y Thiele 2017: 256). Se proponen cuatro diagramas (ibíd., 257-58), pero
también se invita a los lectores a completar dos "conjuntos de términos" y
determinar las relaciones entre ellos (ibíd., 259) para prolongar los esfuerzos de
pensamiento y crítica. Los autores y editores proceden de todas las disciplinas
de las humanidades (y más allá): antropología, arquitectura, arte, historia del
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arte, literatura comparada, estudios sobre conflictos, estudios culturales,
estudios de comisariado, diseño, estudios sobre discapacidad, humanidades
medioambientales, estudios sobre etnicidad, estudios sobre moda, estudios
cinematográficos, estudios de género, etc. Los autores y editores de este libro
son expertos en el campo de las humanidades.
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geografía, historia, derecho, estudios literarios, estudios sobre los medios de
comunicación, filosofía, poesía, ciencias políticas, estudios postcoloniales, estudios
religiosos, estudios sobre sexualidad, sociología, estudios sobre la mujer y
zoología. Los colaboradores varían desde académicos jóvenes a avanzados,
desde afiliados a independientes; no obstante, en su mayoría representan al
mundo académico estadounidense o de Europa Occidental. Los almanaques,
glosarios y vocabularios están repletos también de listas de lectura, referencias
y bibliografías; utilizan fuentes de diferentes épocas (antigua, medieval,
moderna y contemporánea), de diferentes espacios académicos y disciplinarios
(como cabe imaginar dada la variedad de procedencias académicas antes
mencionada) y de diferentes tipos (literatura, materiales visuales, obras de arte,
relatos personales, teorías, datos científicos, fenómenos naturales, prácticas y
textos). A veces los textos van acompañados de fotografías, dibujos, pinturas,
fotogramas de películas, gráficos, mapas. Los propios textos también varían
tanto en forma como en estilo de redacción. Las entradas incluyen formatos tan
diferentes como definiciones (descriptivas, explicativas, con objetivos
pedagógicos y listas instructivas de referencias), manifiestos (que presentan
posiciones políticas, comprometen, tienen apuestas performativas, apelan a las
emociones, son poéticos) o ensayos (que reflexionan con conceptos, casos,
historias, palabras, construyen sus genealogías y futuros, presentan argumentos y
conclusiones, los mastican). Como las entradas ofrecen diferentes estilos de
escritura, cada una de ellas diseña a sus lectores de forma diversa. En muchos
sentidos, se trata de un reto de lectura. Con cada vocabulario uno se adentra en
un mundo de intereses y énfasis ligeramente diferentes, de antecedentes
disciplinarios y bibliografías, de formas diversas de expresar, explicar, pensar y
escribir. Por lo general, las palabras introductorias proporcionadas por los
editores sirven de marco para abarcar la diversidad de las entradas
individuales. Sin embargo, cada introducción no es más que un punto de
entrada o un umbral que abre el espacio y el tiempo para una multitud de tomas
individuales y colaborativas, para formas divergentes de abordar y tratar los
temas de las entradas, y para diversas formas de escribir las propias entradas. Los
editores establecen los marcos, pero los autores -tanto individual como
colectivamente- los filtran a través de sus propias interpretaciones y visiones de
los mismos. Los proyectos no siempre son fáciles de seguir. El lector puede
sentirse abrumado y desafiado por la necesidad de ajustarse o sintonizar
constantemente con esta variedad. Uno está deleitándose con un estilo de
escritura, captando sus complejidades e intentando captar el sentido y, de
repente, necesita cambiar totalmente de enfoque. Así, el ritmo de lectura es
extremadamente intenso y heterogéneo. El lector también tiene que decidir
cómo sumergirse en el mundo de los léxicos: leyendo sólo algunas entradas,
leyendo las entradas de la primera a la última, o inventando su propio orden de
lectura: saltando de un término al siguiente. Además, como cada entrada está
literalmente repleta de referencias, alusiones y listas de lecturas
complementarias, el proceso de lectura es de hecho interminable y, en
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consecuencia, el lector se enfrenta a un campo de abundancia cada vez mayor.
Cada léxico es una experiencia multivocal, multicapa, multigeneracional y
multigenalógica en el proceso de multiplicación de esta multitud por las
propias voces, capas, de los lectores,
generaciones, genealogías.
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También puede ser que esta abundancia sea un signo de la "ciencia
acelerada de principios del siglo XXI" (The Slow Science Academy 2010),
entendiendo aquí la gran velocidad de producción de conocimiento (nuevos
recursos, nuevos campos de estudio, nuevos datos). En este sentido, los
vocabularios que estoy revisando aquí podrían ser formas de manejar la
abundancia, formas de orientarse en ella y darle sentido para no perderse,
abrumarse o desanimarse.
Sumerjámonos en la forma en que los editores y colaboradores presentan
sus proyectos y sus objetivos. Es importante destacar que, debido a la naturaleza
abundante de los léxicos en cuestión (y en general), no puedo ofrecer una
elaboración detallada de los mismos. En su lugar, me propongo reflexionar
sobre las cualidades más explícitas, visibles y distintivas de cada proyecto, con
la esperanza de que esos rasgos singulares puedan decir algo no sólo sobre el libro
analizado, sino también sobre los léxicos en general, y sobre las formas en que los
humanistas de hoy podrían utilizarlos.

DEBEMOS RELACIONARNOS (POR LO DEMÁS)


The Living Lexicon for the Environmental Humanities ofrece una
introducción en línea muy breve, en la que los editores consideran que el
papel del léxico es reunir palabras que estén a la altura de los requisitos de las
humanidades ambientales como disciplina. Según O'Gorman y Wright (2014),
las humanidades ambientales combinan la crítica (un enfoque crítico dedicado
a "'desestabilizar' las narrativas dominantes") y la acción (la "necesidad de una
práctica reflexiva y constructiva"). Los editores no dan más instrucciones sobre
cómo lograr este doble objetivo ("imperativo dual", como dicen); lo dejan a la
creatividad e inventiva de los colaboradores. Curiosamente, el leitmotiv no
reconocido de todo el léxico parece ser la cuestión de las relaciones. Catorce de
los veintidós términos se invierten en el tema de la relacionalidad. Algunos de
ellos reflexionan directamente sobre palabras como: attach- ment, becoming-
with, connectivity, encounter, wit(h)nessing; otros se refieren a palabras que
describen tipos concretos de relaciones o sus cualidades, como: broken, care,
endangered, infection, invasion/invasive, labour, memory, sacrifice. Aparte de
las entradas que hacen referencia a las relaciones en sentido amplio, el Léxico
viviente incluye dos entradas que tratan del tiempo: aión y futuro, junto con
otros términos como clima, fecundidad, esperanza, instalación, resiliencia y
putrefacción. Pero incluso aquellos términos que, a primera vista, no están
relacionados necesaria y directamente con el tema de la relacionalidad, como
clima, futuro, esperanza, instalación, resiliencia o putrefacción, de hecho
también tratan sobre las relaciones. Por ejemplo, en el ensayo "Clima" el
lector sigue las relaciones entre clima, tiempo y humano (Hulme 2015, en
Living Lexicon);2 en "Fu- turo" se nos invita a concebir el futuro como "un futuro
más que humano" (Granjou y Salazar 2016: 241, en Living Lexicon), haciendo
hincapié en las "relaciones multiespecies" (ibid.242; énfasis mío), y
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"[r]eintegrando las vidas humanas dentro de la miríada de enredos
multiespecíficos de los que formamos parte" (ibíd.: 243; énfasis mío);
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La relacionalidad también se pone de relieve en "Esperanza", donde el lector
se enfrenta a formas de "[c]onvertir la desesperación en esperanza" (Kirksey:
299, en Living Lexicon) al tiempo que "cuida de lo que está más allá o fuera de
su control" (Ahmed citado en Kirksey: 299; en Living Lexicon; énfasis mío);
"La instalación... abre un espacio para repensar el Antropoceno en términos
de empatía afectiva por la Tierra" (Oppermann: 338, en Living Lexicon; énfasis
mío); en "Resiliencia", donde los autores emparejan la resistencia con la
vulnerabilidad entendida como "una orientación ética hacia el otro" (Vardy y
Smith: 177, en Living Lexicon; énfasis mío); o en "Podredumbre" mientras
"aprendemos a vivir bien con la podredumbre" (Lorimer 2016: 238, en Living
Lexicon; énfasis mío). Como tal, el Living Lexicon for the Environmental
Humanities ofrece, con diferencia, la visión más polifacética de la cuestión de
la relacionalidad.
La relacionalidad es un término complejo. Tiene implicaciones
ontológicas, éticas, políticas, epistemológicas y prácticas. Como se afirma en
algunas entradas del Léxico Viviente de Humanidades Ambientales, los seres
humanos tienen sus propias formas de desvincularse del mundo (a veces con riesgo
directo para la vida, como en el caso de dos hermanos que se hicieron una foto
con los pelos de punta sin saber que, en realidad, eran sus pelos los que se
estaban "convirtiendo" en un rayo que acabó causándoles quemaduras graves y
matando a otros turistas, como describe Kate Wright en su entrada sobre
"Devenir-con") para diferenciarse cualitativa o cuantitativamente del entorno,
de las cosas, de lo más-que-humano. Sin embargo, a pesar de esas ten- dencias
antropocéntricas, las humanidades ambientales se dedican a mostrar que el
distanciamiento o la desconexión están marcados por una especie de amnesia,
error, incapacidad de respuesta fatal: "Nunca podemos desconectarnos de la
comunidad ecológica de la Tierra, porque siempre estamos convirtiéndonos-
en-con, en un mundo vivo multiespecie" (Wright: 280, en Living Lexicon). Así
pues, los esfuerzos teóricos deben dirigirse a reconocer a los humanos como
seres siempre dispuestos a devenir-con el mundo, el medio ambiente, otros seres
humanos y no humanos, factores, fenómenos. Esto no es pura teoría. Se trata de
una práctica de ampliación de la "imaginación ecológica" (Wright: 280, en Living
Lexicon), de estar "atentos a los muchos tipos de trabajo de creación de límites
que pueden hacer las afirmaciones de pertenencia, en particular por parte de las
culturas dominantes" (O'Gorman: 284, en Living Lexicon). Se trata de aprender
a percibir, a ser, a llegar a ser y a vivir de otra manera y, como tal, es la
continuación de una práctica feminista introducida por Donna Haraway en el
ensayo de 1988 "Situated Knowledges: La cuestión de la ciencia en el feminismo
y el privilegio de la perspectiva parcial", cuando propone "hacernos
responsables de lo que aprendemos a ver" (Haraway 1988: 583). Las apuestas
teóricas y prácticas del Léxico Viviente para las Humanidades Ambientales
también se materializan en un esfuerzo por desvelar las redes de relacionalidad,
apoyo y relaciones de poder imbricadas en esas redes; pensando en nuestras
políticas de desprendimiento y apego: ¿con quién de/en/desprendemos? ¿En
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beneficio de quién? ¿Qué encubrimos en el proceso de desvinculación? ¿Y qué
ocurre mientras estamos ocupados en desvincularnos?
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de lo que queremos hacer? Porque, aparte de los esfuerzos humanos por
considerar sus políticas de desvinculación y vinculación, los propios encuentros
tienen poderes desestabilizadores: "plantean problemas; reconfiguran las
identidades, el espacio, las economías políticas" (Barua: 265, en Living
Lexicon). Los seres humanos no controlan la relacionalidad, los encuentros, la
desvinculación y el apego; reconocer esto forma parte de lo que me gustaría
llamar "antropo-descentramiento".
El esfuerzo por pensar de otro modo las relaciones es claramente visible:
"¿Qué pasaría si no tratáramos lo roto como algo a lo que temer o por lo que
sentirnos amenazados, sino como los lugares, las personas y las relaciones que
necesitan comprensión?"(Muir: 289, en Liv- ing Lexicon); "cómo situar el
cuidado en el centro de nuestro trabajo crítico podría rehacernos a nosotros
mismos, nuestras prácticas y nuestro mundo" (Van Dooren: 294, en Living
Lexicon); cómo pensar en las especies en peligro siendo al mismo tiempo
"reflexivos sobre las limitaciones de nuestra fijación en las especies y el papel
de nuestros valores a la hora de dar forma a nuestras elecciones" (Pooley: 262,
en Living Lexicon); "cómo vivir entre transferencias, empalmes, codificaciones
y devenires retrovirales, oportunistas y ocultos en los que determinados
huéspedes humanos y animales están infectados y otros simplemente
implicados" (Lowe: 304, en Living Lexicon); "[¿quién tiene derecho? ¿Dónde
está la violencia, cómo se esconde? ¿Las esperanzas de quién se cumplen, en
realidad, y las pérdidas de quién se obligan? ¿Podríamos pensar todo esto de otro
modo? ¿Cómo?" (Reinert: 257, en Living Lexicon). Pensar de otro modo puede ir
acompañado aquí de una necesidad (urgente) de lo nuevo. Es visible, por
ejemplo, en nuestra relación con el tiempo: "Nos incumbe ahora una renovada
sensibilidad hacia el tiempo y sus frutos" (Hatley: 181, en Living Lexicon); "no
sólo necesitamos nuevas formas de pensar sobre el mundo, sino nuevas formas
de estar en y del mundo" (Hamilton: 183, en Living Lexicon).
A medida que los autores que contribuyen al Léxico Vivo de las Hu-
manidades Ambientales se esfuerzan por pensar el mundo, imaginarlo,
preocuparse por él y criticarlo de otro modo, también se esfuerzan por
ampliar las formas de reflexionar sobre lo humano en sí:
La extrañeza que nos producen estos parientes es inquietante, escandalosa,
incluso monstruosa, pues nos recuerdan que los humanos no sólo nacemos
del vientre de nuestra madre, sino también de los vientres, humanos y más que
humanos, vivíparos y ovíparos, de nuestros antepasados. En el horizonte
geológico
eón, encontramos alojado en nuestra propia carne un pasado arcaico de
un linaje más-que-humano que promete un futuro anárquico. (Hatley:
181, en Living Lexicon)
El giro hacia lo humano en los tiempos posthumanos es una expresión de la
creencia de que, en lugar de abandonar por completo el concepto de lo humano,
necesitamos conceptualizarlo de nuevo y, de otro modo, hacer posible lo
contrario (pensar sobre el mundo, imaginarlo, preocuparnos por él y
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criticarlo).
La lectura del Léxico Vivo de las Humanidades Ambientales invita a
participar en el proceso de pensar de otro modo, planteando preguntas sobre
cómo hacerlo,
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reimaginar aquello a lo que estamos acostumbrados, practicar otra visión con
historias, casos, fotografías, pensamientos. Se trata de un proceso inacabado, no
sólo porque el proyecto en sí no está terminado y aún pueden añadirse
entradas, no sólo porque las entradas viven en los lectores mucho tiempo
después de haber sido leídas, sino también porque las entradas existentes están en
muchos sentidos inacabadas, abiertas, vivas de hecho. Son desencadenantes
para pensar de otro modo y, como tales, nunca pueden estar completas, pero
siempre están listas para conectar, viscosas, susceptibles de respuesta y con la
esperanza de que los lectores también se conviertan en susceptibles de respuesta
mientras se convierten en-con.

DEBEMOS PRODUCIR CONOCIMIENTO (POR LO DEMÁS)


El Almanaque del Nuevo Materialismo, un proyecto en línea iniciado en 2016,
también está literalmente inacabado, ya que los editores David Gauthier y
Sam Skinner están llevando a cabo el proceso de revisión de las entradas
enviadas en respuesta a la última convocatoria de contribuciones mientras
escribo estas palabras. El Almanaque es uno de los resultados de la
mencionada Acción COST titulada Nuevo Materialismo, presidida por Iris
van der Tuin y Felicity Colman. Los autores del Almanaque son en su mayoría
miembros de la Acción y las entradas reflejan, en cierta medida, la
investigación llevada a cabo en el marco de la Acción, incluyendo nuevas
perspectivas o conceptos derivados de las metodologías e investigaciones
feministas sobre el nuevo materialismo (esto incluye entradas sobre
pedagogías (feministas) del nuevo materialismo, agentes contra la agencia,
ensamblajes...): assemblages: assembling the unassembled, diffractive
genealogies, diffractive pedagogies, literacy and agential literacy, and plant-
thinking), nuevas colaboraciones emergentes (entradas escritas como parte de
proyectos conjuntos), y términos clave para el nuevo materialismo feminista
como campo de investigación (por ejemplo: agential cut, algorithms,
apparatus, becoming, body, cyborg, diffraction and reading diffractively,
ethico-onto-epistem-ology, intra-action, (posthumanist) performativity,
quantum entanglement, realism, transversality y vitalism). Las entradas
incluyen también formatos experimentales como el del manifiesto (entrada
sobre la fragilidad), la intervención artística (por ejemplo "Enfermedad",
"Dolor") o la propuesta de experimento ("Soilfarers").
Por ahora, el Almanaque del Nuevo Materialismo carece de una introducción
de los editores. Aunque al principio me inclinaba a considerar esto como un
inconveniente de todo el proyecto, ahora lo veo como su punto fuerte. Lo que
emerge ante los ojos de los lectores es un proceso de producción de
conocimiento que carece de directrices precisas y decisivas, de pautas
clasificatorias a priori o de marcos determinados. La única restricción es que la
entrada debe abarcar un nuevo término materialista (como se expresa en el
título del almanaque). Surgen muchas preguntas: ¿qué hace que un término
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sea (feminista) nuevo materialista? ¿Cómo decidir cuáles son los términos
cruciales? Pero también, ¿cómo -dada la variedad de autores, su formación teórica
y práctica, sus intereses de investigación y sus estilos de trabajo- cuidar una
política responsable de citas (que incluya In-
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digenos, investigadores de Europa Central y Oriental, mujeres, personas de color
y otros grupos infrarrepresentados)? Estas cuestiones siguen siendo un reto
para los editores y dejarlas abiertas da fe del carácter innovador del Almanaque.
Lo fascinante de este léxico es que algunas entradas parecen estar terminadas,
mientras que otras están a medio hacer, en proceso de convertirse, con el
apoyo de editores, revisores, otros autores, aún necesitadas de mayores esfuerzos
de moldeado. Este carácter pro- cesual del Almanaque podría concebirse como
una "práctica de investigación estigmérgica", tal y como la desarrollamos Olga
Cielemęcka y yo. La estigmergia es un mecanismo biológico que expresa cómo
insectos como las termitas o las hormigas se organizan y comunican "sin jerarquías
aparentes, órdenes, coerción, planificación o asignación de tareas" (Cielemęcka y
Rogowska-Stangret 2015: 54). Proponiendo ver el Almanaque como un proyecto
estigmérgico en ciernes, sigo rasgos que caracterizan las prácticas de investigación
estigmérgica. Estos son: "entrelazamiento de múltiples seres" (ibíd.) en proyectos
de investigación, "modos no jerárquicos de autoorganización, cooperación y . . .
la idea de estar atentos a los cambios que ocurren en el mundo" (ibíd.: 55),
investigación abierta a lo impredecible y experimental, "decisiones tomadas en el
proceso de la actividad investigadora [como] no totalmente voluntarias sino .
. más bien [como] efectos de [un] enjambre de factores" (ibíd.), un "cambio de
la oposición teoría-práctica a la teoría como práctica siempre ya" (ibíd.), y el
aspecto colaborativo de la producción de conocimiento "que supera el
enfoque altamente individualista adoptado en las humanidades" (ibíd.: 56).
Estas características son claramente visibles en el Almanaque del Nuevo
Materialismo. Incluso se puede afirmar que deben extenderse a todos los
léxicos y vocabularios que se examinan en este ensayo. En efecto, los seis
volúmenes analizados son, en cierta medida, estigméricos, ya que son producto
de múltiples factores y agentes, fruto de colaboraciones, y ponen mucho
énfasis en el hecho de ser teóricos y prácticos al mismo tiempo. Sin embargo,
el Almanaque del Nuevo Materialismo se distingue de otros proyectos
mencionados aquí por estar totalmente desprovisto de directrices centralizadas:
se forman en gran medida como respuestas a contribuciones individuales; los
editores siguen a los autores formando un enjambre heterogéneo que se mueve
en direcciones literalmente no determinadas de antemano.
Digno de mención es también el inusual marco temporal del Al- manaque
del Nuevo Materialismo como formato, que lo convierte en el más abierto en
comparación con otras cajas de herramientas teóricas. Curiosamente, la
explicación del formato elegido viene de dentro (es una de las entradas del
Almanaque del Nuevo Materialismo en lugar de estar incluida en las palabras
iniciales). Un almanaque es un libro que se reedita cada año, como explica
Maria Tamboukou en su entrada sobre el almanaque: incluye "variaciones en las
diversas tendencias de los espíritus y el progreso de las verdades sociales que
contienen la profecía de un futuro mejor" (Jeanne Deroin 1852; citado en
Tamboukou en Almanaque).3 Este formato incluye así una variable temporal
como en el concepto de cronopedia acuñado por Michel Serres y recordado en
838 Monika Rogowska-Stangret
una entrada sobre la fotosíntesis de Vera Bühlmann (en este número de Filosofía
Hoy). Los almanaques están especialmente orientados a las variaciones,
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cambio, fluctuaciones, frágiles -aunque posiblemente llenos de consecuencias-
cambios, giros, desviaciones. Así, los editores del Almanaque del Nuevo
Materialismo tienen en cuenta la posibilidad de introducir cambios en las
entradas ya publicadas, lo que hace que cambien y tengan una naturaleza
orientada al futuro, susceptible a posibles variaciones y que atestigua el hecho
de que los términos incluidos en el Almanaque del Nuevo Materialismo tienen
vida propia, en sintonía con diferentes circunstancias teóricas y prácticas,
evolucionando, desarrollándose, actualizando sus sentidos virtuales y teniendo
futuros entendidos como "parte del pasado virtual del feminismo" (Van der
Tuin 2015: 29).
Por último, y de manera distintiva, las entradas del Almanaque del Nuevo
Materialismo no sólo incluyen la descripción de la noción elegida, sino que
también ofrecen una especie de cartografía terminológica de un término al incluir
sus palabras clave, genealogías, sinónimos, antónimos, hiperónimos e hipónimos.
Esos mapas de términos que acompañan a cada entrada ayudan a los lectores a
orientarse y a situar las entradas en un plano más amplio de debates dentro y
fuera de las humanidades.

¡DES/APRENDER DEBEMOS! (POR LO DEMÁS)


The Lexicon for an Anthropocene Yet Unseen, comisariado por Cymene Howe
y Anand Pandian (2016), es otro ejemplo de recurso en línea. Como subrayan
los editores en las palabras introductorias, se trata también de un trabajo en
curso. Está planeado como un libro que añadirá algunas entradas
suplementarias, no incluidas en la versión en línea del proyecto. A diferencia
del Almanaque del Nuevo Materialismo, sus objetivos y alcances están
definidos de forma muy precisa. En primer lugar, se interesa por cómo
abordar el Antropoceno, no necesariamente evaluando el impacto de esta noción
en la geología, sino como derivado de intensos debates en las humanidades y,
en particular, en la antropología. Es la antropología la que, como disciplina y
metodología de investigación, se privilegia en el Léxico para un Antropoceno
aún no visto. Los editores pretenden reflexionar sobre "[c]ómo puede contribuir
la antropología a estas preocupaciones urgentes". (Howe y Pandian en
Lexicon),4 al tiempo que se refieren críticamente al propio término
Antropoceno. Mediante la investigación antropológica, los editores ponen sus
mentes (y las de sus autores) en posición de "perspectiva bifocal". Ponerse los
bifocales permite ver desde lejos ("óptica global") y al mismo tiempo tener ojo
para los detalles, las especificidades, las "escalas más pequeñas". Gracias a esta
doble visión, el lector tiene la extraña sensación de intimar con los fenómenos
o términos descritos, sin perder por ello la visión de conjunto. Entradas como
carbono, flatulencia, gluten, calor, petróleo, fotosíntesis y mierda provocan
sentimientos encontrados de intimidad distante o lejanía íntima. De hecho,
nos convertimos en "estranguladores íntimos" (Govindrajan en Lexicon;
McLean en Lexicon) a medida que vamos conociendo el mundo "íntimamente
840 Monika Rogowska-Stangret
y en [sus] términos" (Myers en Lexicon).
En segundo lugar, los editores son muy cautelosos para que el malestar, la
apatía y la indiferencia, por un lado, y el miedo y el horror, por otro, no se
apoderen de nuestra forma de pensar.
Pensemos que debemos 841
hacerlo (Por lo demás)
debatir sobre el Antropoceno, como suele ocurrir según el diagnóstico de los
editores. Esta movilización de metodologías, teorías y prácticas de investigación
se considera útil para "encontrar nuevos medios de concebir, comprometerse y
expresar los impasses sentidos del presente", soñando "nuevos sueños. . . . . ,
hacer germinar ideas inesperadas y formas novedosas de realización . . .
aprendiendo nuevas formas de ser... en un espíritu de experimentación más
que de consternación existencial" (Howe y Pandian en Lexicon). El
Antropoceno (como noción que abarca todas sus variantes) podría ser -como
sugieren Howe y Pandian- "un tiempo para probar, comprometerse y
experimentar con nuevas formas de estar en el mundo y con el mundo".
como un lugar para imaginar y explorar lo que los seres humanos pueden
hacer -ya han estado haciendo- de forma diferente con este tiempo" (Howe y
Pandian en Lexicon). Con apuestas formuladas en esta línea, el Lexicon for an
Anthropocene Yet Unseen es un esfuerzo más por pensar de nuevo y de otro
modo al mismo tiempo, una tendencia claramente visible en todos los demás
vocabularios y que puede considerarse un movimiento deseable dentro de las
nuevas humanidades.
El Léxico para un Antropoceno aún no visto es quizá, en comparación con los
demás proyectos aquí investigados, el que más se ocupa de conceptualizar con
precisión la calidad del momento presente, la densidad del ahora, la naturaleza
multicapa del punto del espacio-tiempo en el que nos encontramos actualmente.
Una de sus motivaciones es el reconocimiento de que conocer nuestro tiempo (por
compleja que sea esta tarea) es una conditio sine qua non para pensar en el
futuro:
Lo más difícil de ver nuestro futuro es que no podemos ver nuestro
presente, y si no sabes dónde estás, no sabes adónde vas.
. . . Lo más difícil de ver nuestro futuro es lo mucho que creemos saber
sobre nuestro mundo, y lo poco que sabemos sobre nosotros mismos.
(Scranton en Lexicon)
Esa es la razón por la que necesitamos describir "una tierra devastada"
(Povinelli en Lexi- con), el monocultivo "erradicando la vida" (Besky en
Lexicon), "en-diferencia del impacto radicalmente desigual del capitalismo
sobre las ecologías, las identidades y la vida planetaria" (Besky en Lexicon), el
impacto medioambiental del genocidio de cincuenta millones de indígenas en
toda América, tras el "descubrimiento" de América por Cristóbal Colón" (Todd
en Lexicon), o las ruinas -quizás como "alegorías del Antropoceno, lugares
donde la fuerza corrosiva de la historia roe un
presente petrificado, amenazando con degradar un futuro incierto" (Roosth en
Lexicon). Es más, necesitamos acercarnos a lo humano reconociendo que
"Antropoceno" no sólo se refiere a la agencia humana y su potencial para influir
en la vida en la Tierra. De hecho, los autores del Lexicon for an Anthropocene Yet
Unseen se orientan hacia el antropo-centrismo mediante formas de subrayar los
aspectos geológicos o minerales de la humanidad ("el Antropoceno no marca un
842 Monika Rogowska-Stangret
momento en el que la geología pasó al tiempo humano, sino más bien lo
contrario: cuando anthropos se convirtió en
Pensemos que debemos 843
hacerlo (Por lo demás)
inherente y omnipresentemente geológico" y, como tal, "siempre ha sido ya
una comunicación multiespecífica de biomateria y energía química
almacenada a través de escalas de tiempo geológicas" [Whitington en Lexicon];
(por ejemplo, "el propio devenir-mineral de la humanidad -un estrato más, una
huella más en el registro fósil que puede o no ser legible para la curiosidad
paleontológica de un hipotético observador posthumano" [McLean en
Lexicon]); destacando la importancia de las plantas ("somos de las plantas" [Myers
en Lexicon]) o pensando lo humano como parte del "propio devenir de la
naturaleza" (McLean en Lexicon).
Los colaboradores están decididos a esbozar los límites de la especie
humana, del conocimiento humano, de la sensualidad humana, del ser
humano en control, elaborando un proyecto explícitamente ético para el
Antropoceno. Sugieren que debemos llevar "nuestro pensamiento más allá de
las ideas simplificadas de dominio humano. Deberíamos inquietarnos lo
justo, en esta llamada era humana. No deberíamos perdernos de vista como
actores que crean nuevas formas de naturaleza salvaje incluso cuando borramos
otras. Situándonos cuidadosamente en redes de interconexión no sólo sociales,
sino también ecológicas, podemos protegernos de la grandiosidad y el
antropocentrismo del Antropoceno" (Graef en Lexicon). Además, "[p]odremos
sentirnos por fin menos solos y también menos significativos" (Farman en el
Léxico), buscar "lo que en la naturaleza persiste más allá de nuestros intentos de
dominarla y domesticarla" (Whiteman en el Léxico), quedarnos "sorprendidos
por los límites de los intentos humanos de controlar lo que no es humano" (Govin-
drajan en el Léxico), aconsejar la sumisión y el repliegue (visibles en el concepto de
hiposujetos [Boyer y Morton en Lexicon] o en la sugerencia de que deberíamos
"[t]amar nuestra grandeza, aprovechar nuestros leviatanes, imaginar formas de
potenciación de la pequeñez" [Golub en Lexicon]) en lugar de dominar o
colonializar órdenes. En su lugar, deberíamos aprender de las plantas cómo
cuidar (Boke en Lexicon), de los bosques cómo pensar (Kohn 2016), de las
semillas cómo dejar de ser "consumidores codiciosos" y convertirnos en "los
modestos cultivadores, escardadores, regadores, cuidadores y salvadores de
semillas de este mundo" (Heatherington en Lexicon). Este proyecto ético se basa
en gran medida en la posibilidad de hacer muchas cosas de otro modo e
investigar las formas de hacerlas de otro modo, como por ejemplo cómo pensar la
"distribución de daños y esperanzas en un medio compartido [que] puede
unirnos de otro modo" (Choy en Lexicon; énfasis mío), o preguntarse: "¿qué
tipo de mundo crean nuestros modelos y qué otros mundos podríamos
manifestar mediante la simulación?". (Trombley en Lexicon; el subrayado es
mío), "[¿]qué formas de existencia pueden mantenerse y cuáles se
remodelarán en este Antropocénico de otra manera?". (Povinelli en Lexicon, el
subrayado es mío), "[¿]qué haría falta para vivir profundamente de otro modo?".
(Pandian 2015 en un ensayo cinematográfico Wine Dark Plastic Sea incluido
en la entrada Plastic de Lexicon; énfasis mío).
Sin embargo, "lo otro" exige no sólo nuevas formas de ser, devenir o
844 Monika Rogowska-Stangret
pensar, sino también nuevas formas de percibir, de explorar nuevos modos de
sentir, saborear, tocar. El Léxico para un Antropoceno aún no visto nos ofrece,
por tanto, algunas pistas adicionales sobre cómo el Antropoceno podría saber
(Barnes), sentir
Pensemos que debemos 845
hacerlo (Por lo demás)
(Nading), el sonido (Helmreich) y, además, cómo el ser humano puede
experimentar con sus sentidos, por ejemplo "vegetalizando nuestro sensorium
demasiado humano" (Myers) o "aprendiendo a sentir y a vivir con la
perturbación" (Vaughn).
La perspectiva bifocal adoptada por los editores de este léxico y visible en
muchas de sus entradas podría ser una metodología para ver de otro modo. Se
trata tanto de desaprender formas anteriores de ver como de aprender a ver de
nuevo, alejándose de lo familiar y mundano y acercándose a lo extraño,
perturbador e inquietante. La metodología pretende domesticar lo salvaje y
domar lo domesticado, des- tanzar lo mismo y convertirse en lo otro,
desorientar el antropocentrismo y orientarse hacia el antropo-
descentramiento.

DEBEMOS VIRAR (POR LO DEMÁS)


Veer Ecology: A Companion for Environmental Thinking, comisariado por
Jeffrey Jerome Cohen y Lowell Duckert (2017), es un proyecto de libro
pensado más como un compañero que como un léxico o vocabulario. Si un
léxico, entonces uno vibrante y "veercabulario" (Veer Ecology)5 más que
vocabulario. La razón de este giro dinámico es que los editores pretenden
alejarse de los proyectos estabilizados, osificados y enciclopédicos y dirigirse
hacia otros que puedan ser realmente compañeros; ellos -como afirma Cheryll
Glotfelty, la autora del prólogo- "quieren que la colección se desvíe, es decir,
que nos envíe en nuevas direcciones e impulse el cambio" (ibíd.: viii). El
término clave del libro es el mundo "entorno", que los editores quieren
convertir en verbo, es decir, "encontrar el movimiento en el sustantivo" (ibíd.:
4). De hecho, hay un verbo incrustado en "entorno": su raíz francesa "virer",
que significa "girar", "virar". Así pues, este léxico es una colección de verbos y
se animó a los colaboradores a "trazar el medio ambiente en movimiento,
como un verbo arqueado, como virar" (ibíd.: 2); al fin y al cabo, "la ecología es
hacer, surgir más que estructurar, hacer la casa más que el hogar" (ibíd.: 4).
Una de las contribuciones problematiza la naturaleza misma del movimiento
en el verbo. Timothy Morton se pregunta provocativamente en su entrada
"Attune": "¿Estamos seguros de que utilizar verbos y no sustantivos es
verdaderamente subversivo?". (ibíd.: 155), dado el marco de la teoría cuántica,
donde es imposible hacer distinciones como quietud frente a movimiento. Sea
como fuere, alistar verbos en lugar de sustantivos no es el único factor que
hace virar esta selección de ensayos. Está concebida para convertirse en una
"catálisis más que dominio, incitación más que codificación" (ibíd.: 2); es un
"proyecto de colaboración" (ibíd.: 1), un "esfuerzo compartido" (ibíd.: 2)
orientado a incluir "la acogida y la participación" (ibíd.: 3).) orientado hacia la
inclusión de "compañerismo acogedor y heterogéneo" que "intenta modos
desantropocéntricos de aprehender la agencia y la urgencia", "se esfuerza por
multiplicar los puntos de vista, por aprovechar la capacidad del lenguaje para
846 Monika Rogowska-Stangret
transmitir cognición y afecto más allá de la pequeña órbita de lo humano" y por
proporcionar "un mejor reconocimiento de la precariedad colectiva" (ibíd.).
Pensemos que debemos 847
hacerlo (Por lo demás)
Es importante destacar que el pensamiento ecológico tal y como se
representa en esta colección es un ejemplo muy particular de "conocimientos
situados" (Haraway 1988) que se aleja de realizar "el truco de Dios": la "visión
de la visión infinita" (ibíd.: 582), "prometiendo una visión desde todas partes y
desde ninguna parte por igual y plenamente" (ibíd.: 584). En Veer Ecol- ogy: A
Companion for Environmental Thinking incluso "unmoor" significa "situar", como
propone Stacy Alaimo: "Desarraigar significaría pasar de la 'mirada
conquistadora desde ninguna parte', un lugar ocupado durante mucho tiempo
por el conocedor humano occidental, a los 'conocimientos situados', es decir,
apartarse de apartarse" (410 en Veer Ecology). Aquí se anima a los lectores a
pensar con plantas y como plantas (en el ensayo "Vegetate" de Catriona
Sandilands en Veer Ecology), cambiando las escalas del pensamiento para que la
globalidad del pensamiento, sus "enredos planetarios", se replanteen "a una
escala en la que puedan hacerse presentes para nosotros, desde dentro" (42;
"Globalize" de Jesse Oak Taylor en Veer Ecology). Los lectores deben pensar de
formas "compañeras" que sean "una realización de nuestra identidad ligada a la
tierra" (144; "Compost" de Serpil Oppermann en Veer Ecology) o, como sugiere
Brian Thill en "Shade", deben "intentar dejar de mirar el planeta y empezar a
pensarlo" (206 en Veer Ecology) para actuar "contra la tiranía del espectáculo"
(ibíd.: 196). Esos nuevos y virados modos de pensar son también un medio para
enfrentarse a las ruinas, las sobras, los restos, los residuos, lo que Claire Colebrook
denomina "una materia que no llega a cobrar vida", "improductiva y carente de
relaciones" (2008: 59). ¿Qué ocurre con lo agotado en el capitalismo tardío, qué
podría ser una "estética del agotamiento" (como defiende Joseph Campana en
"Power Down" en Veer Ecology)? ¿Cómo acercarse a una "mercancía [que] cae en
desuso, cómo podríamos entender sus modos de existencia y sus impactos
más amplios a medida que sufre transformaciones"? (79; como se investiga en
"Obsolesce" de Margaret Ronda en Veer Ecology). ¿Cómo tratar las cuestiones,
los fenómenos, los seres que se sitúan fuera del espectáculo (como analiza
Brian Thill en "Shade" en Veer Ecology)? También, cómo amar "los lugares
dañados, los marcados, los mutados, los no amables" (377 en Veer Ecology);
"[¿]quién amará el paisaje postminero?". (381; como se pregunta en "Love" de
Rebecca R. Scott en Veer Ecology). "[C]uál es la mejor manera de llorar"
(274; como reflexiona Coll Thrush en "Haunt" en Veer Ecology).
Hay una gran dosis de ternura, atención y cuidado implícita en este tipo
de preguntas. Esta ternura está entretejida en el tejido de todo el libro. Los
autores se desvían, pero con mucho cuidado, prestando atención a cómo se
desvían, en qué entorno, con qué y con quién, y preguntándose cómo influye el
desvío en los demás, qué y quién queda atrás, y por qué. Desviarse no significa
moverse por moverse, sino que es una actividad "sensible al poder" (Haraway
1988: 589). Como tal, el propio libro hace una fuerte declaración ética. Como
afirman Cohen y Duckert en su introducción: "esperamos una ética compartida
del viraje, un giro hacia y con que conlleve una profunda sintonía con el
florecimiento humano y no humano" (5 en Veer Ecology). Las apuestas éticas del
848 Monika Rogowska-Stangret
proyecto se orientan hacia el antropo-descentramiento y, para ello, es necesario
llevar a cabo muchos procesos de desaprendizaje.
Pensemos que debemos 849
hacerlo (Por lo demás)
lugar. Por ejemplo, necesitamos "desnaturalizar nuestro ethos de velocidad y
novedad" y disolver el narcisismo "junto con otras materias en descomposición"
(Ronda: 86, en Veer Ecology; Oppermann: 142 en Veer Ecology), practicando al
mismo tiempo una especie de ética de la sedimentación: no olvidando las redes de
dependencia, situando saberes y prácticas, "recordando la materia" (LeMenager:
175 en Veer Ecology), rechazando "las borraduras de la indigeneidad (de los
pueblos, los lugares, el vivir en el lugar) que subyacen a la práctica colonialista"
(ibid.: 176), no buscando la pureza, adhiriéndose a la "quietud" como medio
para "escuchar y . . . practicar lo que significa ser social con otras personas
humanas y no humanas, estar vivo más allá del orgullo y su señal, el habla"
(ibid.: 180). Este enfoque es una retirada de los privilegios y las visiones del
mundo antropocéntricas, pero también es una lucha por hacer las cosas de otra
manera. Conceptualizar la representación como potencial humano y no humano
("Represent" de Julian Yates en Veer Ecol- ogy); "captar los significados
alternativos de los enredos humanos-no humanos" (137; en la entrada
"Compost" de Oppermann en Veer Ecology); intentarlo de un modo que
"participe en la creación del mundo", como avanza Duckert en la entrada
"Try" (215 en Veer Ecology); esperar de otro modo, que sería -como sugiere
Christopher Schaberg en "Wait"- "saber al mismo tiempo que esto es todo" (338
en Veer Ecology), que no hay nada que esperar; amar de otro modo, según Scott,
ya que "[l]oving becomes less about ownership, and more about response,
while sexuality becomes less a project of subjectification and more of an
interaction in the open" (384 en Veer Ecology); para "[u]nmarnos
hundiéndonos en los reinos abisal y béntico, donde hay poco a lo que aferrarse",
tal y como imagina Alaimo (416 en Veer Ecology) y tal vez para aprender a nadar
en lugar de caminar (como propone Steve Mentz en "Seep" en Veer Ecology).
Veer Ecology: A Companion for Environmental Thinking tiene también
algunos objetivos políticos claramente expresados. Así explican los editores su
motivación:
El ethos que intentamos cultivar fue el de la intensificación, la
construcción conjunta de refugios fugitivos para pensamientos que no
prosperarían en soledad. En estos días de nacionalismos narcisistas,
fronteras cerradas, comunidades cerradas, desastres ecológicos
provocados por el hombre, recursos neoliberales y odios que proliferan,
intentamos dar un poco más de movimiento a conceptos como hogar y
refugio. (6 en Veer Ecology)
Esto es importante porque al hacerlo sitúan sus propios esfuerzos en un lugar y
un tiempo entre la utopía y la retrotopía (Bauman 2017). No sucumben a una
ilusión ingenua de un lugar ideal fuera de las relaciones de poder, ni se unen a
quienes dan la espalda al futuro con añoranza o nostalgia de la "Edad de Oro"
perdida. En lugar de ello, luchan por pensar (de otro modo) para dar cabida a la
esperanza. Se ofrece a los lectores lo que yo llamaría heterocronotopía. La
hetero-crono-topía sería otro espacio-tiempo en el que "'nada es lo primero y
sin embargo todo es nuevo' . . . [y] también
850 Monika Rogowska-Stangret
. . nada es lo último y todo es ya antiguo" (7 en Veer Ecology). Es un espacio-
tiempo de sedimentación, filtración, embrujo, compostaje, dónde y cuándo
Pensemos que debemos 851
hacerlo (Por lo demás)
uno "es testigo de cómo el pasado se imprime en el futuro a través de las
huellas del presente que se desvanecen" (Oppermann: 141 en Veer Ecology).
Imaginar la heterocronotopía, esas tierras del ser, del pensar, del devenir de
otro modo, esos otros lugares y otros tiempos, a ellos debemos atender para
salvar la esperanza.

HAY QUE criticar (POR LO DEMÁS)


Síntomas de la condición planetaria: A Critical Vocabulary, editado por
Mercedes Bunz, Birgit Mara Kaiser y Kathrin Thiele (2017), es el léxico más
orientado a conceptualizar los conceptos de manera diferente, a la propia
actividad de con- ceptualizar, pensar y criticar. En este volumen se nos
ofrecen meditaciones sobre conceptos que ya han tenido una larga vida
filosófica (como afecto, capital, experiencia, inmanencia, voz interior,
metáfora, parrhesia, perspectiva, juego, poder, proceso, riesgo, especulación,
utopía), términos que han atraído más interés en la erudición reciente (como
afirmación, enredo, lo inhumano, plástica/idad, espectros) y
conceptualizaciones novedosas (por ejemplo fábula, semiagencia,
sintomatología, terra). Los ensayos recogidos en Symptoms of the Planetary
Condition: A Critical Vocabulary ilustran -una vez más- otro caso de "saberes
situados": cómo practicar la crítica no como un extraño, como Dios, sino
desde dentro, reconociendo cómo la propia práctica de la crítica está
implicada y es cómplice de "las condiciones de los fenómenos que son objeto de
consideración crítica" (7-8 en Symptoms)6 . Latour 2004) para que pueda ser
transformadora, nueva, afirmativa (sobre lo que reflexiona Thiele en su
contribución "Afirmación" en Síntomas), creativa, entendida "como una
praxis de intervención intelectual y mundana" (9 en Síntomas), una valentía
que "se atreve a asumir riesgos y a explotar el margen de negociación que
permite el poder: empujar un poco al poder" (16 en Síntomas). La noción de
crítica tiene aquí muchas definiciones diferentes. Por ejemplo, se entiende
como "no adoptar y defender un punto de vista, es dar testimonio de lo que
emerge en la propia mirada", como sugiere Veronica Vasterling en su capítulo
"Lo inhumano" (71 en Síntomas). Esther Peeren, en "Perspectiva", define la
crítica de la siguiente manera: "La crítica es una expresión del mundo, pero
surge de una posición y un momento concretos dentro del devenir de este
mundo" (95 en Síntomas) y en una entrada sobre "Espectros" también ve la
crítica como una praxis de cuidado: "Puede que no seamos capaces de elegir
por qué o por quién debemos preocuparnos, ya que los fantasmas y sus
herencias espectrales nos presionan. Sin embargo, la fuerza crítica puede
residir en cómo damos forma a nuestra convivencia con ellos" (171 en
Síntomas). Otro ejemplo lo ofrece Jennifer A. Wagner-Lawlor en "Visión",
donde opta por "la crítica, que rechaza la fetichización de la visión y hace
posible la visión de los otros como nosotros mismos, y viceversa" (243 en
Síntomas).
852 Monika Rogowska-Stangret

Es con estos fines críticos con los que se invita a los lectores a pensar con
las "nuevas imágenes de prácticas críticas" (11 en Síntomas) reunidas aquí; a
reflexionar sobre cómo podrían utilizarse críticamente términos singulares (esto
se expresa, entre otros, en "Afecto" de Bettina Papenburg y "Experiencia" de
Annemie Halsema en Síntomas); a visitar una vez más la tierra de lo contrario-
hetero-crono-topía. En "Terra", Kaiser y Thiele mencionan directamente el topos
de lo contrario: "Reconociendo y teniendo en cuenta la violencia, la explotación
y la asimetría que son primarias aquí, esta condición crítica de terra podría ser
un locus desde el que dar lugar a otras imaginaciones de la tierra" (209 en
Síntomas) "imaginando la práctica crítica de otra manera" (13 en Síntomas;
énfasis mío), "aprendiendo a conocer, sentir y vivir de otra manera" (12 en
Síntomas; mi énfasis) tartamudeando (como en "Tartamudeo" de Peeren en
Síntomas), citando, conceptualizando, especulando sobre "mapa[s] rizomático[s]",
"ensamblaje[s] abierto[s]", "constelaciones de términos", "patrón[es] de interferencia
(una difracción)" (14 en Síntomas) e inventando "nuevas formas de hablar y
nuevas formas de vivir siempre con (re)productivas relaciones de poder" (15-
16 en Síntomas). Los intentos de pensar de otro modo podrían ejemplificarse
en casi todas las contribuciones, pero permítanme referirme a dos entradas a
modo de ilustración. En "Semi-agencia", Kaiser pone en práctica lo contrario
conceptualizando la agencia de forma diferente: "'semi-' exige que la agencia 'se
presente de otro modo'" (145 en Síntomas); así, "semi-" se introduce para
problematizar los dualismos de presencia/ausencia, algo/nada, agencia/falta de
agencia y captar los matices del concepto en cuestión. Asimismo, Bunz en
"Trabajo" pretende "transformar las destructivas condiciones actuales de
trabajo flexible y precario en algo más productivo" a través de la solidaridad, la
comunidad y el reconocimiento de las vulnerabilidades compartidas (245 en
Síntomas).
También se puede interpretar (como hago yo) Symptoms of the Planetary
Condition: A Criti- cal Vocabulary como una invitación a rastrear las genealogías
de lo contrario, por ejemplo a través de una referencia a Friedrich Nietzsche,
quien en su Daybreak sostenía: "Tenemos que aprender a pensar de otro modo
para, por fin, . . . alcanzar aún más: sentir de otro modo" (Nietzsche citado en la
entrada de Timothy O'Lear "Sensibilidad"; 149 en Síntomas) o a las
experimentaciones de Félix Guattari "para hacer nacer otros mundos" (Guattari
en la entrada de Birgit Mara Kaiser "Singularización": 160 en Síntomas; el
subrayado es mío).
La novedad en Síntomas de la condición planetaria: Un Vocabulario Crítico
no resulta en el olvido; es más bien una práctica de reconocer lo que está
sucediendo ahora, la "condición planetaria" ("Enredo" de Thiele, "Sintomatología"
de Kaiser en Síntomas), y de pensar en los mejores medios para abordarla
des/aprendiendo los "regímenes de conocimiento establecidos" pasados e
ineficaces (12 en Síntomas). ¿Qué hacer para salvar la posibilidad de la
diferencia sin sucumbir a la ilusión de una solución final o mejor? Esos
objetivos, esfuerzos y preguntas son lo que constituye, en mi opinión, el
Pensemos que debemos 853
hacerlo (Por lo demás)
trabajo filosófico del cuidado: promulgar un enfoque de cuidado del mundo
como humanistas que luchan con conceptos. Como afirma Wagner-Lawlor
(2017) en su entrada "Regard": "La mirada es una forma particular de
atención: intensiva, evaluativa,
854 Monika Rogowska-Stangret

cuidadoso" (121 en Síntomas). Los autores de este vocabulario tienen


ciertamente en cuenta el mundo y son muy prudentes en cuanto a las
conclusiones finales. Más que llegar a visiones determinadas, abren un espacio
y un tiempo para practicar la crítica de otro modo y preguntarnos siempre de
nuevo: ¿qué nos espera? "¿Nuevos archipiélagos de opresión o una deriva
hacia la dulzura terrenal?". (Kaiser y Thiele: 210 en Síntomas).

HAY QUE CLASIFICAR (POR LO DEMÁS)


The Posthuman Glossary, editado por Rosi Braidotti y Maria Hlavajova
(2018), es un libro abrumador con 168 entradas sobre teorías, arte, política,
tecnología, nuevas tendencias en investigación, nuevas formas de crítica y
resistencia. Se trata de un libro de multitudes e incluso si pretende proporcionar
una especie de "metaestabilidad", su "ritmo es tan rápido que la velocidad es
impresionante" (ibíd., 5).7 El Glosario Posthumano pretende ambiciosamente
"mantenerse al día con la erudición emergente" (ibíd., 10); se embarca en una
"montaña rusa de emocionantes nuevos desarrollos y brutales viejas
injusticias que es característica de nuestros tiempos" (ibíd., 14) y se esfuerza
por proporcionar a sus lectores una "herramienta de navegación" o "mapa de
carreteras" (ibíd., 7) para orientarse mejor sobre lo que está pasando, lo que es
posible, cómo maniobrar entre los fenómenos, conceptos, proyectos,
amenazas e ideas nuevos, emergentes o de siempre.
El Glosario posthumano es un cuerno de la abundancia: neologismos,
tomas interdisciplinares, un número abrumador de referencias y fuentes,
experimentaciones, esfuerzos por pensar, describir, reconocer y manejar
nuevos afectos, nuevos lenguajes, "humanismos al- ternativos" (13 en
Posthuman) y, sobre todo, un esfuerzo impresionante por la plena
manifestación del "predicamento posthumano". El volumen es una prueba
convincente de la riqueza, diversidad y potencial de las tendencias teóricas,
corrientes, enfoques y apuestas que se han desarrollado y se están
desarrollando bajo el um- brella del posthumanismo. Las preocupaciones
centrales del glosario son: posthumanismo, post-antropocentrismo y una
orientación ética que subraya la necesidad de "tender puentes" y "conectar la
erudición y el pensamiento crítico con las cuestiones y prácticas de la vida real
que son de relevancia inmediata para los individuos y la sociedad de hoy"
(ibíd.: 4). Conscientes de algunas limitaciones de este glosario (como su
parcialidad y la falta de espacio para tratar en profundidad temas como el
poscolonialismo o la raza) y quizá no del todo conscientes de otras (como
utilizar "sociedad" en un sentido muy general sin diferenciaciones, prestar
menos atención a los estudios indígenas o a las diferencias dentro de Europa), los
iniciadores examinan la condición de lo posthumano. Llevan a cabo una
cirugía abierta de lo humano mediante el trazado crítico de anatomías en
entradas como: "lo Ahumano", "lo Inhumano", "In/Humano", "Eso",
"HacerHumano", "Monstruo/ Lo Inhumano", "Agencia No Humana"; rastreando
Pensemos que debemos 855
hacerlo (Por loen
potencialidades demás)
las humanidades: "Antropismo/humanismo inmanente",
"Humanidades azules", "Posthumanismo crítico", "Crítica decolonial",
"Ecocriticismo (material)", "Posthumanidades feministas"...
856 Monika Rogowska-Stangret

"Humanidades verdes/ambientales", "Posthumanismo insurgente", "Teoría


crítica posthumana", "Estudios posthumanos sobre discapacidad y
disHumanos", "Inhumanismo racionalista", "Transhumanismo/
Posthumanismo"; e investigar los dilemas del Antropoceno a través, por
ejemplo, de los neologismos "Capitaloceno y Chthuluceno". Es importante
destacar que las prácticas críticas reunidas en el volumen son colaborativas y
heterogéneas, orientadas a establecer alianzas, como Braidotti recuerda una vez
más a sus lectores: "Aunque 'nosotros' no somos lo mismo, estamos juntos en
esto" (ibíd.: 12) y ciertamente no somos uno, ni dos, ni siquiera tres, sino muchos.
En mi opinión, el Glosario posthumano pone en práctica la ética de la alegría
propuesta por Braidotti en una de sus entradas del volumen. El Glosario
Posthumano es, de hecho, una herramienta afirmativa implicada en la
"interconexión vital con una multitud de otros (humanos y no humanos)" (221
en Posthumano), es una herramienta de antropo-descentramiento, "libera la
diferencia de la peyoración y la sustituye por positividad" (ibíd.), pone en
práctica estrategias clasificatorias contraoposicionales y redefine lo negativo o
lo destructivo. Podría funcionar como "un laboratorio de lo nuevo" (ibíd.:
223) también en relación con sus estrategias clasificatorias. Estas estrategias no
pretenden ser exhaustivas, universales ni abarcar todo el campo de las
posthumanidades. Funcionan más bien como lo que yo llamo clasificaciones por
debajo y lo que Helen Palmer en el número actual de Philosophy
Hoy se desarrolla en su ensayo titulado "Taxonomías especulativas".
Mientras leía el Glosario me reía de vez en cuando. Esta risa se hizo eco de la
risa de Michel Foucault que se produjo durante la lectura de una enciclopedia
china y su modo de clasificación como capturado por Jorge Luis Borges
(Foucault 2005: xvi). A estas alturas somos muy conscientes de los límites de las
clasificaciones y sus clasificaciones (Van der Tuin 2015) y críticos con nuestros
"proyectos fronterizos" porque "los límites cambian desde dentro; los límites son
muy delicados. Lo que las fronteras contienen provisionalmente sigue siendo
generativo, productivo de significados y cuerpos. Siting (sighting) boundaries is a
risky practice" (Haraway 1988: 594). Sin embargo, debemos clasificar (sólo de
otro modo) para trazar, navegar a través de los enigmas de la vida real y la vida
virtual, ética, política, social, planetaria, identitaria, digital, tecnológica,
etcétera. Lo que ofrezco como nombre para lo que todos los léxicos y glosarios
pretenden conseguir es una especie de género: la clasificación (CF). La
clasificación son todas las historias que se cuentan, las tendencias que se
describen, las definiciones que se ofrecen, todas esas multitudes que se recogen
en glosarios, léxicos o compañeros. Las clasificaciones no se basan en
clasificaciones, sino que se aficionan a términos ficticios, campos y cuestiones que
surgen al introducir límites. En lugar de clasificaciones, son el resultado de
patrones difractivos, cambios de fronteras y "bordes rebeldes" (Tsing 2012) de
proyectos clasificatorios. El aspecto ficticio de las clasificaciones no hace que
los proyectos de glosarios no estén relacionados con los mundos ricos y
densos en los que vivimos ("con la vida real"). Al contrario, puede aportar
Pensemos que debemos 857
hacerlo (Porlos
medios con lo que
demás)
lo contrario puede venir del aquí y ahora.
858 Monika Rogowska-Stangret

OBSERVACIONES finales
Los almanaques, enciclopedias, glosarios, léxicos, libros de palabras, vocabularios,
com- paniones, cajas de herramientas (teóricas) que se investigaron en este
ensayo podrían considerarse como instructivos de las ricas tendencias que
evolucionan en las humanidades contemporáneas y como una respuesta a sus
apuestas. Son diagnósticas, sintomáticas e inspiradoras. Y, sin duda, podrían
enmarcarse como directrices intro- ducidas para que sus lectores,
investigadores, artistas y activistas martilleen la esperanza en tiempos
revueltos mientras "el tiempo revuelve" (Barad 2018). ¿Qué hay que hacer?
Debemos colaborar: escribir y leer en colaboración, relacionarnos y prestar
atención a los enredos, a los modos de hacer y enseñar. Experimentar,
encontrar formas de hacer las cosas de manera diferente, construir hetero-
crono-topías. Producir conocimiento de maneras "sensibles al poder". Aprender
de otro modo y desaprender. Entrenar nuestra visión bifocal. Cuidar. Criticar.
Clasificar a través de clasificaciones. Pero sobre todo, pensar. Practicar y
realizar el pensamiento. Ponerlo en práctica (Dolphijn y Van der Tuin 2012:
103). Porque hay que pensar, siempre de otra manera. El número actual de
Philosophy Today pone en práctica la ética y la política del género investigado
aquí. Al mismo tiempo, sin embargo, hace esfuerzos específicos para
diferenciarse de otras iniciativas formalmente similares. Una de esas
diferencias la mencionan los propios editores en la introducción. Se trata de la
conciencia de la naturaleza dinámica y abierta del campo examinado del
materialismo: "el materialismo está siempre en construcción". Lo que Van der
Tuin y Nocek ofrecen aquí no son respuestas, sino más bien una invitación a
formular preguntas colectivamente. No pretenden apoderarse firmemente de
los conceptos, ni animan a los autores a hacerlo. Los investigadores se esfuerzan
más bien por dejar que los conceptos vivan, evolucionen, florezcan, se enreden
o cambien de opinión y se desconecten, desenreden, decohesionen;
experimenten y escudriñen sus límites; rastreen sus genealogías no europeas o
no occidentales; incorporen tradiciones y filosofías más antiguas; dejen que
los conceptos florezcan a partir de los encuentros entre disciplinas y más allá
de las humanidades y, sobre todo, dejen que ellos (los conceptos) y nosotros
(los lectores) viajemos en busca de lo contrario.
Universidad de Varsovia

NOTAS
1. Quiero dar las gracias a los editores, Iris van der Tuin y Adam Nocek, por
invitarme a escribir este ensayo y por sus generosos comentarios sobre la primera
versión del texto. También quiero dar las gracias a Gregg Lambert por animarme
a escribir este ensayo.
2. Cuando se haga referencia al Léxico Viviente de las Humanidades Ambientales
(O'Gorman y Wright 2014), utilizo la abreviatura Living Lexicon.
3. Al hacer referencia al Almanaque del Nuevo Materialismo (Gauthier y Skinner
Pensemos que debemos 859
hacerlo (Por lolademás)
2016), utilizo abreviatura Almanaque.
860 Monika Rogowska-Stangret

4. Al hacer referencia a Lexicon for an Anthropocene Yet Unseen (Howe y Pandian


2016), utilizo la abreviatura Lexicon.
5. Al hacer referencia a la página Veer Ecology: Un compañero para el pensamiento
medioambiental
(Cohen y Duckert 2017), utilizo la abreviatura Veer Ecology.
6. Al hacer referencia a la página Síntomas de la condición planetaria: Un vocabulario
crítico
(Bunz, Kaiser y Thiele 2017), utilizo la abreviatura Síntomas.
7. Cuando hago referencia al Glosario Posthumano (Braidotti y Hlavajova 2018),
utilizo la abreviatura Posthumano.

REFERENCIAS
Barad, Karen. 2018. "Tiempo/s inquietante/s y ecologías de la nada: Volver, Re-cordar
y Enfrentarse a lo Incalculable". En Eco-Deconstrucción: Derrida and
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bury.
Bunz, Mercedes, Birgit Mara Kaiser y Kathrin Thiele, eds. 2017. Síntomas de la
condición planetaria: Un vocabulario crítico. Lüneburg: Meson Press.
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Chruszczewska, Ewa Róża Janion, Ágnes Máté, y Natalia Obukowicz, 51-58. Varsovia:
Wydawnictwo DiG. Cohen, Jeffrey Jerome, y Lowell Duckert, eds. 2017. Veer Ecology:
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Press. https://doi.org/10.5749/j.ctt1pwt70r
Colebrook, Claire. 2008. "On Not Becoming Man: The Materialist Politics of
Unactual-ized Potential". En Material Feminisms, compilado por Stacy Alaimo y
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el privilegio de la perspectiva parcial". Estudios Feministas 14(3): 575–99.
https://doi.org/10.2307/3178066
Howe, Cymene, y Anand Pandian, eds. 2016. Lexicon for an Anthropocene Yet Unseen.
Pensemos que debemos 861
hacerlo (Por lo demás)
https://culanth.org/fieldsights/803-lexicon-for-an-anthropocene-yet-unseen.
862 Monika Rogowska-Stangret

Latour, Bruno. 2004. "¿Por qué se ha agotado la crítica? From Matters of Fact to Matters of
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