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Durante el siglo XVI y XVII, la Iglesia tuvo una crisis profunda debido a la Reforma Protestante
que dividió a la cristiandad de Europa.
Esto provocó conflictos y, guerras, como las guerras de religión en Francia o las guerras dentro
del Sacro Imperio. Además de ello, en el siglo XVII el Imperio Español, que había tenido la
hegemonía en el continente europeo, estaba en crisis, lo que provocó situaciones de
inestabilidad antes las luchas de poder de los distintos estados.
Por todas estas razones, la Iglesia Católica buscó nuevos impulsos para demostrar su poder.
Tras el Concilio de Trento, la Iglesia católica del siglo XV estableció directrices para la
promoción de las artes. Entre ellos, se debe otorgar al público el derecho a aprender y el
derecho a expresar.
El éxtasis de Santa Teresa fue una obra realizada por Gian Lorenzo Bernini en la iglesia de
Santa María della Vitoria, Roma entre el 1647-1651; posee unas dimensiones de 351cm
Según se narra, siente una explosión mística, un ángel que se le apareció en sueños y sintió
una flecha de amor divino atravesar su pecho.
En cuanto a la transverberación que se narra, viene a ser una unión íntima con el mismísimo
Dios y por lo tanto es más que un orgasmo; el dolor y el placer la golpean al mismo tiempo,
dejándola colmada de placer y flotando sobre ella, con una nube.
Este tema es típico del Barroco, tanto por su expresión promocional y visual del sentimiento
religioso como por su relevancia desde la canonización de Santa Teresa en 1622.
Bernini, como otros autores, se dio cuenta de este hecho, y trató de transmitir el concepto
abstracto de éxtasis de una manera emocional que la gente pudiera entender.
Además, el tema del éxtasis se eligió basándose en dos conceptos: Santa María de la Victoria
es una iglesia carmelita, y el hecho de que el corazón de la santa fue traspasado por el rayo del
amor divino queda claramente expresado en la bula de su canonización.
Material: el material empleado es el mármol, pero también hay piezas de otros materiales,
como las flechas que sostienen los ángeles que son de bronce.
Análisis: Esta escultura fue el principal motivo del encargo del cardenal Cornaro Bernini de
renovar el brazo izquierdo del crucero de la iglesia.
La Capilla Co
naro es un conjunto indivisible cuya bóveda se abre al firmamento pintado; los ángeles
separan las nubes con el propósito de permitir que la luz del Espíritu Santo llegue a los
mortales.
Se trata de un grupo de esculturas de bulto redondo, pero están diseñadas para ser vistas
desde un solo ángulo, de frente.
En cuanto a la composición es muy teatral, partiendo del propio cuerpo de Santa Teresa
tendido en ángulo, y haciendo un amplio uso de líneas diagonales, como la posición de la
flecha y la mirada del ángel dirigida diagonalmente al rostro de la santa.
Bernini utilizó diversos medios para transmitir las emociones expresadas por el santo, por otro
lado, los ojos cerrados, la boca entreabierta en el rostro y el lánguido desamparo de las manos
evocan directamente un gesto físico de amor, dotando a la escena de un fuerte erotismo.
De este modo se intenta traducir los sentimientos de éxtasis del espectador en sensaciones
físicas puras y mucho más fáciles de comprender, como también era habitual en gran parte de
la literatura mística y en el tema de la Magdalena.
Un rayo de luz la atraviesa directamente, donde un ángel bellísimo se abre paso, traspasando
el corazón de Teresa y provocando una unión mística con Cristo.
Ante este estado de pérdida, la fuerte expresividad de las telas flotantes de los santos logra
transmitir de forma plástica la inquietud y la emoción del momento, como si su fisicalidad
estuviera en juego en este momento culminante, además desaparece debajo de ellos y,
tiembla y se derrite ante la pureza.
En cuanto a la visión, se produce en un lugar imaginario sobre las nubes que flotan a media
altura.
Además, un grupo de ángeles y santos se sitúa sobre un fondo de alabastro, protegido por un
baldaquino de mármol policromado y bañado por una misteriosa cascada que cae desde una
ventana escondida tras el frontón.
Por otra parte, Bernini representa a ocho miembros de la familia Conaro presenciando el
éxtasis del santo en la pared lateral de la capilla, detrás de un reclinatorio que imita un palco
de teatro.
Al ponerlos al mismo nivel que los espectadores actuales y futuros da la impresión de que
vivirán para siempre.
La obra es exquisita, no sólo por el impresionante acabado, sino también por la variedad de
texturas que el artista talla en el mármol, la piel sedosa de un ángel y el cabello trepanado.
En cuanto a la Santa no sólo aporta volumen, sino también una cierta gravedad que potencia el
efecto de ascenso y levitación de santa Teresa, situándola sobre una nube humeante en un
espacio irreal que tiene más que ver con el espectro divino que con el humano.
Bernini supo transmitir los sentimientos y emociones de los encuentros místicos, además el
rostro de Santa Teresa mantiene un comportamiento modesto y lleno de sensualidad; Bernini
utiliza este recurso para ayudarnos a comprender el encuentro inefable con Dios, con las
expresiones de Santa Teresa, combinando misticismo y sensualidad, mente y cuerpo.
La escenografía también está iluminada por un tragaluz que sale de un hueco de la capilla
cerrado con un cristal amarillo, del que emergen unos rayos de bronce que dan a la escena
más teatralidad, más surrealismo, más misterio.
Por un lado, este arte es más que una obra aislada, que combina tradiciones utilizando y
mezclando diferentes técnicas con el objetivo de crear un ambiente real en el que los devotos
puedan sumergirse, como en un teatro, con el objetivo de derribar la separación del arte
tradicional.
Con esta obra, Bernini crea uno de los ejemplos más completos y representativos del arte
barroco, entendiéndolo desde la perspectiva más emotiva y propagandística de la nueva
religión de la Contrarreforma.
En cuanto a las figuras de este paisaje, sirven como fórmula para dirigirse y persuadir a los
creyentes, como en el caso de la gran pintura del techo de Pozzo, que transformó la iglesia en
un escenario de milagros, y cumple un papel, sobrenatural.
Por otra parte, en Bernini siempre se advierte una fuerte tendencia por dirigir la mirada del
espectador, haciéndole moverse por recorridos planificados que den un punto de vista
concreto y querido por el autor en donde todas las cualidades plásticas de la obra son las más
adecuadas.
Común en la época con Caravaggio, su luz no busca contrastes excesivos, por el contrario,
Bernini no le da la importancia central en la obra, y prefiere una luz suave y cenital que busca
efectos pictóricos en sus esculturas, salpicándolas de claroscuros.
Su efecto se acentúa aún más a través de las distintas texturas que confiere a su obra,
aprovechando su virtuosismo técnico, y ya desde el comienzo de su carrera el escultor intenta
comunicarnos a través de ellas los distintos tactos y calidades de los objetos, conocidos a
través de la mirada, dando un mayor grado de naturalismo a las escenas que contribuye a
acercarla al espectador y hacer convincente su mensaje.
De la misma manera funciona el perfecto tratamiento de las anatomías que el artista domina y
aprovecha, además, para cargar las posturas y sus gestos de una profunda expresividad.
Gracias a ella se transmiten los sentimientos de las figuras, sus emociones, empleando con
liberalidad los gestos teatrales que se potencian con las composiciones abiertas e inestables, y
con el movido tratamiento de los paños que se agitan y subrayan los distintos estados de
ánimo.
De esta manera, Bernini consigue llevar a su término lo que en Miguel Ángel (basándose en el
Laocoonte) aún se encontraba contenido, lanzando su famosa terribilitá hacia el exterior,
comunicándola a través del lenguaje corporal de unas esculturas de perfil abierto y lanzadas
hacia el espectador.
Además, y en relación con lo anterior, la propia elección del tema y el momento representado
son sumamente significativas.
Pues Bernini busca la representación del momento de mayor tensión, donde los conflictos se
encuentran en plena efervescencia.
FUNCIÓN Y SIGNIFICADO: Esta obra se realizó para la capilla funeraria de la familia Connaro, de
este modo que su interpretación sería decorativa y al lapso conmemorativa.
El Éxtasis de Santa Teresa en la vida es una de las obras más representativas de la madurez de
Bernini, una de las más representativas obras del Barroco en toda su extensión.
Debemos convenir que tras el Concilio de Trento (1545-1563) la Iglesia Católica plantea sendas
reformas en la vida en su pagaduría estrella aún en su vía con los fieles.
Se exaltan a los mártires y se canonizan nuevos santos como es el evento de San Ignacio ya
Santa Teresa de Jesús.
Así el sensacionalismo, el movimiento, la dedicación, serán los medios más empleados que se
contrapondrán a las formas más serenas y armoniosas del Renacimiento.
Esta obra se realizó para la capilla funeraria de la familia Conaro, de este modo que su
interpretación sería decorativa y conmemorativa.
El Éxtasis de Santa Teresa en la vida es una de las obras más representativas del seso de
Bernini, además una de las más representativas del Barroco en toda su extensión.
Influencias: El legado del Éxtasis de Santa Teresa trasciende su mera representación artística.
El legado espiritual radica en la conexión entre lo terrenal y lo divino; la escultura invita a los
espectadores a contemplar la experiencia mística y la unión con Dios
En cuanto a la influencia que tuvo en la representación religiosa: el éxtasis, como tema, influyó
en otros artistas y se convirtió en un motivo recurrente en la pintura y la escultura religiosa.
Sobre la permanencia actual: la escultura sigue siendo un icono cultural y una atracción
turística en la Iglesia de Santa Maria della Vittoria en Roma.
En resumen, el Éxtasis de Santa Teresa no solo es una obra maestra artística, sino también un
símbolo de la búsqueda espiritual y la conexión con lo trascendental.
LA FÁBULA DE ARACNE
Nos encontramos en la España del Siglo XVII gobernada por Felipe IV y su valido el
conde duque de Olivares, una España que pierde su hegemonía en Europa, que pierde
Portugal y tiene que luchar por conservarla región catalana, los súbditos sufren
hambrunas, epidemias .
Después de su regreso a Madrid realizará sus dos grandes obras las Meninas y las
Hilanderas.
La fábula de Aracne, también conocida como “Las hilanderas”, fue creada por el pintor
español Diego Velázquez.
Este lienzo, conservado en el Museo Nacional del Prado, es uno de los máximos
exponentes de la pintura barroca.
En este primer plano las figuras rezuman realismo, además a la izquierda del cuadro la
joven de Aracne presenta un gran escorzo y, a la derecha del cuadro con la pierna
descubierta está Atenea disfrazada de anciana.
Ambas figuras conforman una composición en V que, guía nuestra mirada hacia la
penumbra y el fondo.
Finalmente, el plano del fondo representa una zona iluminada en la que la luz está en
diagonal, además aparecen tres damas, que contemplan el tapiz, mientras quela diosa se
dirige en actitud represiva con el brazo levantado a la joven hilandera.
No obstante, no existe en primer plano una preferencia por una de las dos figuras que
conforman la composición de dos diagonales opuestas, además existen dos focos de luz
uno es Aracne y otro es el escenario teatral que se halla en el fondo y en medio de la
penumbra en la que aparecen las escaleras, una trabajadora entre otros.
Se produce una disminución del tamaño de las figuras hacia el fondo, pero lo más
característico es la maestría de Velázquez para lograr una sensación de atmósfera, que
da la impresión de incitarnos a subir las escaleras, mediante una alternancia de luz y
sombra que, logra captar el movimiento de la rueca.
En cuanto a la gama de colores que utiliza se perciben rojizos, variedad de pardos y
ocres, azules y grises.
Velázquez emplea una diversidad de pinceladas; densas, sueltas y, muy ligeras con las
que modela figuras pero que también contribuyen a difuminar formas como la
muchacha de falda roja que se encuentra en penumbra
Velázquez juega con el recurso barroco de insertar un cuadro dentro del mismo cuadro,
pero alterando el orden de importancia de los temas.
Pues la actividad de las hilanderas queda en primer plano, mientras que la historia
mitológica queda en un segundo plano.
El cuadro en sí es muy difícil: en primer plano se representa una realidad en la que están
Aracne y Atenea enzarzadas en una competición.
En la segunda escena detrás del arco, aparecen tres niñas: dos aprecian el tapiz y la
tercera observa a las hilanderas, formando un puente entre los dos grupos; en el tapiz,
las figuras de Aracne y Atenea permanecen delante del propio tapiz de Aracne, este es
un homenaje gratuito al cuadro de Tiziano El rapto de Europa.
En cuanto a los recursos que empleó Velázquez, podemos destacar los efectos de lejanía
y volumen de las formas mediante el uso de los planos de luz de Velázquez.
Por otra parte, aparece un efecto de profundidad gracias a la figura oscura que aparece
al centro, que además proporciona un efecto de luminosidad, pese a su oscuridad.
Continuando con la luz, tras el arco aparece un halo de luz brillante en diagonal que,
además de iluminar, que resalta esa habitación respecto a las demás.
Además los rayos del sol juegan con la luminosidad de la obra, en contraste La Atenea
hilandera, llena de sombras y claroscuros contrasta con la hilandera Atenea que está
completamente iluminada.
En cuanto a la permanencia de la obra, hasta mediados del siglo XX, el cuadro se
interpretó como una escena que representaba un taller de tapices en el que tres mujeres
observaban una obra para su posible compra.
Desde entonces, los expertos le han dado muchas vueltas hasta llegar a una
interpretación
Por otra parte, Las hilanderas se ha interpretado como una alegoría a la superioridad de
las bellas artes (escena de la habitación alta) sobre las artes aplicadas (taller de las
hilanderas).
Finalmente Velázquez fue un gran defensor del arte de la pintura, a la que consideraba
una actividad más intelectual que física.
LAS 3 GRACIAS
Las tres Gracias es una de las obras más características de Rubens, tanto
por tratarse de un cuadro de asunto mitológico que muestra desnudos
femeninos y elementos alegóricos.
La obra trata del mito de las tres Gracias (o Cárites, como se las conocía en
la antigua Grecia) que surgió en la Grecia arcaica e inspiró a varios poetas
y pintores durante toda la Antigüedad y, durante el renacimiento.
Los significados que esconde el mito son muchos y complejos, las tres
diosas entran en la tradición escrita de mano de Hesíodo, quien señala
durante la Teogonía (siglo VIII a. C.) que son hijas de Zeus y Eurínome,
hija del Océano.
Por tanto esta tendencia de defensa del catolicismo con efectismo de la luz
y el color se observa en los cuadros de temática religiosa.
En cuanto al pintor Pedro Pablo Rubens tuvo una vida afortunada junto a
la pintura, debido a que se dedicó a funciones diplomáticas.