Y al morir, nos damos cuenta de que la verdadera religión es la de
los griegos de la época clásica. La religión donde reinan los dioses olímpicos.
¿Qué es lo que nos espera ahora? ¿Hay un más allá? ¿Existe un cielo o un infierno?
¡Comencemos nuestra odisea mortuoria!
El concilio de los dioses, Rafael
Óbolo En los mitos griegos, todos los que mueren van al mismo lugar: el Hades. Para poder ir al Hades, sin embargo, es preciso cruzar el río Aqueronte.
Las lóbregas aguas del río Aqueronte sólo pueden navegarse en la
barcaza de Caronte, quien por sus servicios cobraba un óbolo.
El óbolo es una moneda que
se ponía en los ojos o debajo de la lengua de los muertos. Si no la llevabas, debías esperar en la orilla del río a que Caronte quisiera transportarte gratuitamente. Caronte y Psique, John Roddam Spencer Hades
En los mitos griegos, el alma de quien muere
llega al inframundo, gobernado por Hades, uno de los principales dioses olímpicos, hermano del mismísimo Zeus y esposo de Perséfone.
Hades es un dios invisible e innombrable.
Su reino, la morada de los muertos, lleva su propio nombre y en los mitos tiene pocas referencias, evidencia del carácter misterioso y distante que tenía la muerte para los griegos. El rapto de Perséfone, Gian Lorenzo Bernini Cerbero Las puertas del inframundo están custodiadas por Cerbero, el perro de tres cabezas.
Cerbero se encarga de que nadie vivo
entre al inframundo y de que nadie muerto salga.
Aunque hubo sus excepciones, como Heracles, que entró al
inframundo e incluso domó al monstruoso animal, para cumplir así con el último de sus legendarios trabajos.
Heracles y Cerbero, Cerámica, Museo de Louvre
Hybris En los mitos griegos no existe el pecado. Lo que sí existe es la hybris, una especie de desmesura, un exceso que atenta contra la justa medianía que debe imperar en el cosmos y en todos los actos humanos.
La hybris siempre era castigada y un ejemplo
de ello lo tenemos en el mito de Edipo, que yació con su madre y asesinó a su padre. Edipo, ante el horror del incesto y el parricidio, se sacó los ojos.
Edipo y la Esfinge, Gustave Moreau
Tártaro Es el infierno dentro del infierno. El lugar más oscuro y profundo del Hades, que sirve de prisión para los grandes transgresores del cosmos.
Es un lugar de castigo y sufrimiento,
donde fueron encerrados los titanes, así como algunos mortales que cayeron en la hybris.
Sísifo, Ixión y Tántalo en el Tártaro, Museo del Vaticano
Tántalo Al recibir a los olímpicos en su casa, Tántalo decidió ponerlos a prueba, por lo que mató a su propio hijo, Pélope, para servirlo como plato principal. Zeus se percató de aquella barbaridad, lo fulminó y condenó a un terrible suplicio:
Hambre y sed eternas.
Tántalo, Anónimo, Museo del Prado
Sísifo Rey de Éfira, esposo Mérope, una de las pléyades, era un hombre muy hábil e inteligente, que se atrevió a burlar a la muerte dos veces.
Por su osadía, fue condenado
a cargar una roca a la cumbre de una montaña, pero cuando logra subirla, cae siempre por el otro lado.
Sísifo, José de Ribera, Museo del Prado
Ixión Atentó contra las leyes de la hospitalidad, que eran sagradas para las griegos, al dar muerte a su suegro aventándolo a una fosa ardiente.
Aborrecido por todos, suplicó
clemencia a Zeus, quien lo acogió en el Olimpo. Nuevamente ingrato, intentó seducir a la mismísima esposa de Zeus, Hera, la reina de los dioses.
Zeus lo fulminó y lo mandó encadenar a una rueda ardiente que da
vueltas eternamente. Ixión, Cerámica Danaides
Eran las cincuenta hijas de Dánao.
Se casaron con sus primos, los cincuenta hijos de su tío, Egipto.
Por orden de su padre, mataron a
sus esposos la noche de bodas.
Fueron condenadas a llenar un tonel
sin fondo.
Las Danaides, William Waterhouse
Orfeo Cantor de excepcional talento, descendió al inframundo para recuperar a su esposa, Eurídice.
Hades, cautivado por su canto,
les concede volver al mundo de los vivos, a condición de que él camine delante de ella y que no voltee hasta estar fuera.
En el último momento, Orfeo voltea y Eurídice se desvanece para siempre.
Orfeo y Euridice, Camille Corot
Odiseo Odiseo bajó al Hades a consultar al fallecido adivino Tiresias.
Ahí encontró a Aquiles, a quien
pregunta cómo es estar muerto. Aquiles responde:
“Preferiría estar sobre la tierra y
servir en casa de un hombre pobre, aunque no tuviera gran hacienda, que ser el soberano de todos los muertos.”
Tiresias ante Odiseo, Johann Heinrich Füssli
Sileno
"Lo mejor de todo es totalmente
inalcanzable para ti:
No haber nacido, no ser,
ser nada…
Y lo mejor en segundo lugar
es para ti morir pronto."
El nacimiento de la tragedia, Nietzsche Sileno y bacantes, Jacob Jordaens
Tragedia ¿Existe un pesimismo de la fortaleza?
¿Una predilección intelectual
por lo duro, espantoso, malvado, problemático de la existencia, predilección que es fruto del bienestar, de la salud desbordante, de la plenitud de la existencia?
¿Qué significa la tragedia?
El nacimiento de la tragedia, Nietzsche Edipo rey, Teatro Corsario, España, 1998
Estética
Tenemos nuestra suprema dignidad
en cuanto somos la significación de obras de arte, pues sólo como fenómeno estético están eternamente justificados la existencia y el mundo.
El nacimiento de la tragedia, Nietzsche Heracles y el centauro Neso, Jean Boulogne