Está en la página 1de 25

CUADERNILLO

LITERARIO
750 540
INDICE
Introducción 3
INTRODUCCIÓN
Clásica
La odisea-Homero
4
5

El mercader de Venecia -William Shakespeare 10

Médico a palos- Mollere 13 La literatura es sin duda una parte vital de


Neoclasica 18 nuestra cultura, donde gracias a ella
podemos expresarnos de manera estética y
El espíritu de las leyes- Montesquiu 19

El siglo de lois- Voltaire 22 representar nuestros sentimientos haciendo

Romanticismo 24 arte, a lo largo de la historia la literatura a


ido evolucionando y con ella , los autores e
Nuestra señora de paris- Victorio Hugo 25

28 incluso sus diferentes tipos, como la literatura


El gato negro- Edgar allan Poe
clásica, neoclásica, el romanticismo y la
El Caudillo de manos rajas -Gustavo Adolfo 32

Nocturno - Manuel Acuña 35 literatura contemporánea, cada una de


La condena- Franz Kafk 36 estas, representa una parte fundamental
Manifiesto del surrealismo- André bretón 38 para la literatura que conocemos hoy en día,
Poema 15- Pablo Neruda 40 y tienen una representación de acuerdo a los
los latinoamericanos- Federico García Lorca
Contemporánea
sucesos que ocurrían en ese entonces. En este
41 cuadernillo conoceremos cuales son los
La biblioteca de Babel - Jorge lois 42 autores y principales obras mas famosas de
La tregua- Mario benedetti estas épocas de la literatura y nos
Las batallas del desierto- José Emilio 44 deleitaremos con grandes textos y poemas.
Los rivales del caos -Carlos mostráis 46

Conclusión 47

3
HOMERO -LA ODISEA
CLÁSICA
ANTO I LOS DIOSES DECIDEN EN ASAMBLEA EL RETORNO DE
X a.c. - V d.c. ODISEO

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos,


que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vió muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en el mar tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
La literatura clásica, se realizo en Grecia y La Odisea
www.planetalibro.com.ar 2
Roma, primera corriente literaria ¡locas! de Hiperión Helios las vacas comieron,
occidental con relatos escritos y cantados y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
. Diosa, hija de Zeus, también a nosotros,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos.
Ello es que todos los demás, cuantos habían escapado a la amarga muerte, estaban en
casa, dejando atrás la guerra y el mar. Sólo él estaba privado de regreso y esposa, y lo
retenía en su cóncava cueva la ninfa Calipso, divina entre las diosas, deseando que fuera
su esposo.
Y el caso es que cuando transcurrieron los años y le llegó aquel en el que los dioses
habían hilado que regresara a su casa de Itaca, ni siquiera entonces estuvo libre de
pruebas; ni cuando estuvo ya con los suyos. Todos los dioses se compadecían de él
excepto Poseidón, quién se mantuvo siempre rencoroso con el divino Odiseo hasta que
llegó a su tierra.
Pero había acudido entonces junto a los Etiopes que habitan lejos (los Etiopes que están
divididos en dos grupos, unos donde se hunde Hiperión y otros donde se levanta), para
asistir a una hecatombe de toros y carneros; en cambio, los demás dioses estaban
reunidos
en el palacio de Zeus Olímpico. Y comenzó a hablar el padre de hombres y dioses, pues
se había acordado del irreprochable Egisto, a quien acababa de matar el afamado
Orestes,

4 5
hijo de Agamenón. Acordóse, pues, de éste, y dijo a los inmortales su palabra: Y le contestó luego la diosa de ojos brillantes, Atenea:
«¡Ay, ay, cómo culpan los mortales a los dioses!, pues de nosotros, dicen, proceden los «Padre nuestro Cronida, supremo entre los que mandan, si por fin les cumple a los
males. Pero también ellos por su estupidez soportan dolores más allá de lo que les dioses felices que regrese a casa el muy astuto Odiseo, enviemos enseguida a Hermes, al
corresponde. Así, ahora Egisto ha desposado -cosa que no le correspondía- a la esposa vigilante Argifonte, para que anuncie inmediatamente a la Ninfa de lindas trenzas nuestra
legítima del Atrida y ha matado a éste al regresar; y eso que sabía que moriría inflexible decisión: el regreso del sufridor Odiseo. Que yo me presentaré en Itaca para
lamentablemente, pues le habíamos dicho, enviándole a Hermes, al vigilante Argifonte, empujar a su hijo -y ponerle valor en el pecho- a que convoque en asamblea a los aqueos
que no le matara ni pretendiera a su esposa. "Que habrá una venganza por parte de de largo cabello a fin de que pongan coto a los pretendientes que siempre le andan
Orestes cuando sea mozo y sienta nostalgia de su tierra." Así le dijo Hermes, mas con sacrificando gordas ovejas y cuernitorcidos bueyes de rotátiles patas. Lo enviaré también
tener buenas intenciones no logró persuadir a Egisto. Y ahora las ha pagado todas a Esparta y a la arenosa Pilos para que indague sobre el regreso de su padre, por si oye
juntas.» algo, y para que cobre fama da valiente entre los hombres.»
Y le contestó luego la diosa de ojos brillantes, Atenea: Así diciendo, ató bajo sus pies las hermosas sandalias inmortales, doradas, que la suelen
«Padre nuestro Cronida, supremo entre los que mandan, ¡claro que aquél yace víctima llevar sobre la húmeda superficie o sobre tierra firme a la par del soplo del viento. Y
de una muerte justa!, así perezca cualquiera que cometa tales acciones. Pero es por el tomó una fuerte lanza con la punta guarnecida de agudo bronce, pesada, grande, robusta,
prudente Odiseo por quien se acongoja mi corazón, por el desdichado que lleva ya con la que domeña las filas de los héroes guerreros contra los que se encoleriza la hija del
mucho padre Todopoderoso. Luego descendió lanzándose de las cumbres del Olimpo y se detuvo
tiempo lejos de los suyos y sufre en una isla rodeada de corriente donde está el ombligo en el pueblo de Itaca sobre el pórtico de Odiseo, en el umbral del patio. Tenía entre sus
del mar. La isla es boscosa y en ella tiene su morada una diosa, la hija de Atlante, de manos una lanza de bronce y se parecía a un forastero, a Mentes, caudillo de los tafios.
pensamientos perniciosos, el que conoce las profundidades de todo el mar y sostiene en Y encontró a los pretendientes. Éstos complacían su ánimo con los dados delante de las
su cuerpo las largas columnas que mantienen apartados Tierra y Cielo. La hija de éste lo puertas y se sentaban en pieles de bueyes que ellos mismos habían sacrificado. Sus
retiene entre dolores y lamentos y trata continuamente de hechizarlo con suaves y heraldos y solícitos sirvientes se afanaban, unos en mezclar vino con agua en las cráteras,
astutas y los otros en limpiar las mesas con agujereadas esponjas; se las ponían delante y ellos se
razones para que se olvide de Itaca; pero Odiseo, que anhela ver levantarse el humo de distribuían carne en abundancia. El primero en ver a Atenea fue Telémaco, semejante a
su un dios; estaba sentado entre los pretendientes con corazón acongojado y pensaba en su
tierra, prefiere morir. Y ni aun así se te conmueve el corazón, Olímpico. ¿Es que no te era noble padre: ¡ojalá viniera e hiciera dispersarse a los pretendientes por el palacio!, ¡ojalá
grato Odiseo cuando en la amplia Troya te sacrificaba víctimas junto a las naves aqueas? tuviera él sus honores y reinara sobre sus posesiones! Mientras esto pensaba sentado entre
¿Por qué tienes tanto rencor, Zeus?» los pretendientes, vió a Atenea. Se fue derecho al pórtico, y su ánimo rebosaba de ira por
Y le contestó el que reúne las nubes, Zeus: haber dejado tanto tiempo al forastero a la puerta. Se puso cerca, tomó su mano derecha,
«Hija mía, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes! ¿Cómo podría olvidarme recibió su lanza de bronce y le dirigió aladas palabras:
tan pronto del divino Odiseo, quien sobresale entre los hombres por su astucia y más que «Bienvenido, forastero, serás agasajado en mi casa. Luego que hayas probado del
nadie ha ofrendado víctimas a los dioses inmortales que poseen el vasto cielo? Pero banquete, dirás qué precisas.»
La Odisea Así diciendo, la condujo y ella le siguió, Palas Atenea. Cuando ya estaban dentro de la
www.planetalibro.com.ar 3 elevada morada, llevó la lanza y la puso contra una larga columna, dentro del
Poseidón, el que conduce su carro por la tierra, mantiene un rencor incesante y obstinado pulimentado guardalanzas donde estaban muchas otras del sufridor Odiseo. La condujo e
por causa del Cíclope a quien aquél privó del ojo, Polifemo, igual a los dioses, cuyo hizo sentar en un sillón y extendió un hermoso tapiz bordado; y bajo sus pies había un
poder es el mayor entre los Cíclopes. Lo parió la ninfa Toosa, hija de Forcis, el que se escabel. Al lado colocó un canapé labrado lejos de los pretendientes, no fuera que el
cuida del estéril mar, uniéndose a Poseidón en profunda cueva. Por esto, Poseidón, el que huésped, molesto por el ruido, no se deleitara con el banquete alcanzado por sus
sacude la tierra, no mata a Odiseo, pero lo hace andar errante lejos de su tierra patria. arrogancias y para preguntarle sobre su padre ausente. Y una esclava derramó sobre
Conque, vamos, pensemos todos los aquí presentes sobre su regreso, de forma que fuente de plata el aguamanos que llevaba en hermosa jarra de oro, para que se lavara, y al
vuelva. Y Poseidón depondrá su cólera; que no podrá él solo rivalizar frente a todos los
inmortales dioses contra la voluntad de éstos.» 6 La Odisea
7
lado extendió una mesa pulimentada. Luego la venerable ama de llaves puso comida
sobre ella y añadió abundantes piezas escogidas, favoréciéndole entre los que estaban otras tierras; voy a Temesa en busca de bronce y llevo reluciente hierro. Mi nave está
presentes. El trinchante les ofreció fuentes de toda clase de carnes que habían sacado del atracada lejos de la ciudad en el puerto Reitro, a los pies del boscoso monte Neyo.
trinchador y a su lado colocó copas de oro. Y un heraldo se les acercaba a menudo y les Tenemos el honor de ser huéspedes por parte de padre; puedes bajar a preguntárselo al
escanciaba vino. viejo héroe Laertes, de quien afirman que ya no viene nunca a la ciudad y sufre
Luego entraron los arrogantes pretendientes y enseguida comenzaron a sentarse por penalidades en el campo en compañía de una anciana sierva que le pone comida y bebida
orden en sillas y sillones. Los heraldos les derramaron agua sobre las manos, las esclavas cuando el cansancio se apodera de sus miembros, de recorrer penosamente la fructífera
amontonaron pan en las canastas y los jóvenes coronaron de vino las cráteras. Y ellos tierra de sus productivos viñedos.
echaron mano de los alimentos que tenían dispuestos delante. Después que habían «He venido ahora porque me han asegurado que tu padre estaba en el pueblo. Pero
echado puede que los dioses lo hayan detenido en el camino, porque en modo alguno esta muerto
de sí el deseo de comer y beber, ocuparon su pensamiento el canto y la danza, pues éstos sobre la tierra el divino Odiseo, sino que estará retenido, vivo aún, en algún lugar del
son complementos de un banquete; así que un heraldo puso hermosa cítara en manos ancho mar, en alguna isla rodeada de corriente donde lo tienen hombres crueles y salvajes
de que lo sujetan contra su voluntad.
Femio, quien cantaba a la fuerza entre los pretendientes, y éste rompió a cantar un bello La Odisea
canto acompañándose de la cítara. www.planetalibro.com.ar 5
Entonces Telémaco se dirigió a Atenea, de ojos brillantes, y mantenía cerca su cabeza «Así que te voy a decir un presagio -porque los inmortales lo han puesto en mi pecho y
para que no se enteraran los demás: porque creo que se va a cumplir, no porque yo sea adivino ni entienda una palabra de
«Forastero amigo, ¿vas a enfadarte por lo que te diga? Éstos se ocupan de la cítara y el aves de agüero-: ya no estará mucho tiempo lejos de su tierra patria, ni aunque lo
canto -¡y bien fácilmente!-, pues se están comiendo sin pagar unos bienes ajenos, los de retengan ligaduras de hierro. Él pensará cómo volver, que es rico en recursos.
un hombre cuyos blancos huesos ya se están pudriendo bajo la acción de la lluvia, tirados «Pero, vamos, dime -e infórmame con verdad- si tú, tan grande ya, eres hijo del mismo
sobre el litoral, o los voltean las olas en el mar. ¡Si al menos lo vieran de regreso a Odiseo. Te pareces a aquél asombrosamente en la cabeza y los lindos ojos; que muy a
Itaca...! Todos desearían ser más veloces de pies que ricos en oro y vestidos. Sin menudo nos reuníamos antes de embarcar él para Troya, donde otros argivos, los
embargo, ahora ya está perdido de aciago destino, y ninguna esperanza nos queda por mejores, embarcaron en las cóncavas naves. Desde entonces no he visto a Odiseo, ni él a
más que alguno de los terrenos hombres asegure que volverá. Se le ha acabado el día del mí.»
regreso. Y Telémaco le contestó discretamente:
«Pero, vamos, dime esto ---e infórmame con verdad-: ¿quién, de dónde eres entre los «Desde luego, huésped, te voy a hablar sinceramente. Mi madre asegura que soy hijo de
hombres?, ¿dónde están tu ciudad y tus padres?, ¿en qué nave has llegado?, ¿cómo te él; yo, en cambio, no lo sé; que jamás conoció nadie por sí mismo su propia estirpe.
han ¡Ojalá fuera yo el hijo dichoso de un hombre al que alcanzara la vejez en medio de sus
conducido los marineros hasta Itaca y quiénes se precian de ser? Porque no creo en posesiones! Sin embargo, se ha convertido en el más desdichado de los mortales hombres
absoluto que hayas llegado aquí a pie. Dime también con verdad, para que yo lo sepa, si aquél de quien dicen que yo soy hijo, ya que me lo preguntas.»
vienes por primera vez o eres huésped de mi padre; que muchos otros han venido a Y Atenea, de ojos brillantes, se dirigió a él:
nuestro palacio, ya que también él hacía frecuentes visitas a los hombres.» Seguro que los dioses no te han dado linaje sin nombre, puesto que Penélope te ha
Y Atenea, de ojos brillantes, se dirigió a él: engendrado tal como eres. Conque, vamos, dime esto -e infórmame con verdad-: ¿qué
«Claro que te voy a contestar sinceramente a todo esto. Afirmo con orgullo ser Mentes, banquete, qué reunión es ésta y que necesidad tienes de ella? ¿Se trata de un convite o de
hijo de Anquíalo, y reino sobre los tafios, amantes del remo. Ahora acabo de llegar aquí una boda?, porque seguro que no es una comida a escote: ¡tan irrespetuosos me parece
con mi nave y compañeros navegando sobre el ponto rojo como el vino hacia hombres que comen en el palacio, más de lo conveniente! Se irritaría viendo tantas torpezas
de cualquier hombre con sentido común que viniera.»
Y Telémaco le contestó discretamente:

8 9
Mucho te apenan los cuidados del mundo. Caros te saldrán sus placeres, ó no los gozarás
Venecia. Una calle.
nunca. Noto en tí cierto cambio desagradable. ANTONIO. Graciano, el mundo me parece lo
ANTONIO, SALARINO y SALANIO.
que es: un teatro, en que cada uno hace su papel. El mio es bien triste. GRACIANO. El mio será
EL MERCADER DE ANTONIO. No entiendo la causa de mi tristeza. Á
vosotros y á mi igualmente nos fatiga, pero no sé
el de gracioso. La risa y el placer disimularán las arrugas de mi cara. Abráseme el vino las
entrañas, antes que el dolor y el llanto me hielen el corazon. ¿Por qué un hombre, que tiene
VENECIA- cuándo ni dónde ni de qué manera la adquirí, ni de qué
origen mana. Tanto se ha apoderado de mis sentidos la
sangre en las venas, ha de ser como una estatua de su abuelo en mármol? ¿Por qué dormir
despiertos, y enfermar de capricho? Antonio, soy amigo tuyo. Escúchame. Te hablo como se
WILLIAM tristeza, que ni áun acierto á conocerme á mi mismo.
habla á un amigo. Hombres hay en el mundo tan tétricos que sus rostros están siempre, como
SALARINO. Tu mente vuela sobre el Océano, donde tus
SHEKESPEARE naves, con las velas hinchadas, cual señoras ó ricas
el agua del pantano, cubiertos de espuma blanca, y quieren con la gravedad y el silencio
adquirir fama de doctos y prudentes, como quien dice: «Soy un oráculo. ¿Qué perro se
ciudadanas de las olas, dominan á los pequeños
atreverá á ladrar, cuando yo hablo?» Así conozco á muchos, Antonio, que tienen reputacion de
traficantes, que cortésmente les saludan cuando las
sabios por lo que se callan, y de seguro que si despegasen los labios, los mismos que hoy los
encuentran en su rápida marcha. SALANIO. Créeme,
ensalzan serian los primeros en llamarlos necios. Otra vez te diré 16 más sobre este asunto. No
señor: si yo tuviese confiada tanta parte de mi fortuna al
te empeñes en conquistar por tan triste manera la fama que logran muchos tontos.
el viento; buscaria continuamente en el mapa los puertos, los muelles y los escollos, y todo Vámonos, Lorenzo. Adios. Después de comer, acabaré el sermón. LORENZO. En la mesa nos
objeto que pudiera traerme desventura me seria pesado y enojoso. SALARINO. Al soplar en el veremos. Me toca el papel de sabio mudo, ya que Graciano no me deja hablar. GRACIANO. Si
caldo, sentiria dolores de fiebre intermitente, pensando que el soplo del viento puede embestir sigues un año más conmigo, desconocerás hasta el eco de tu voz. ANTONIO. Me haré
mi bajel. Cuando viera bajar la arena en el reloj, pensaria en los bancos de arena en que mi charlatan, por complacerte. GRACIANO. Harás bien. El silencio sólo es oportuno en lenguas en
nave puede encallarse desde el tope á la quilla, como besando su propia sepultura. Al ir á misa, conserva, ó en boca de una doncella casta é indomable. (Vanse Graciano y Lorenzo.)
los arcos de la iglesia me harian pensar en los escollos donde puede dar de traves mi pobre ANTONIO. ¡Vaya una locura! BASANIO. No hay en toda Venecia quien hable más
barco, y perderse todo su cargamento, sirviendo las especias orientales para endulzar las olas, disparatadamente que Graciano. Apenas hay en toda su conversacion dos granos de trigo
y mis sedas para 14 engalanarlas. Creeria que en un momento iba á desvanecerse mí fortuna. entré dos fanegas de paja: menester es trabajar un dia entero para hallarlos, y aún después
Sólo el pensamiento de que esto pudiera suceder me pone triste. ¿No ha de estarlo Antonio? no compensan el trabajo de buscarlos. ANTONIO. Dime ahora, ¿quién es la dama, á cuyo altar
ANTONIO. No, porque gracias á Dios no va en esa nave toda mi fortuna, ni depende mi juraste ir en devota peregrinacion, y de quien has ofrecido hablarme? BASANIO. Antonio, bien
esperanza de un solo puerto, ni mi hacienda de la fortuna de este año. No nace del peligro de sabes de qué manera he malbaratado mi hacienda en alardes de lujo no proporcionados á
mis mercaderias mi cuidado. SALANIO. Luego, estás enamorado. ANTONIO. Calla, calla. mis escasas fuerzas. No me lamento de la pérdida de esas comodidades. Mi empeño es sólo
SALANIO. ¡Conque tampoco estás enamorado! Entonces diré que estás triste porque no estás salir con honra de los compromisos en que me ha puesto mi vida. Tú, Antonio, eres mi
alegre, y lo mismo podias dar un brinco, y decir que estabas alegre porque no estabas triste. principal acreedor en dineros y en amistad, y pues 17 que tan de veras nos queremos, voy á
Os juro por Jano el de dos caras, amigos mios, que nuestra madre comun la Naturaleza se decirte mi plan para librarme de deudas. ANTONIO. Dímelo, Basanio: te lo suplico; y si tus
divirtió en formar séres extravagantes. Hay hombres que al oir una estridente gaita, cierran propósitos fueren buenos y honrados, como de fijo lo serán, siendo tuyos, pronto estoy á
estúpidamente los ojos y sueltan la carcajada, y hay otros que se están tan graves y sérios sacrificar por tí mi hacienda, mi persona y cuanto valgo. BASANIO. Cuando yo era muchacho, y
como niños, aunque les digas los más graciosos chistes. (Salen Basanio, Lorenzo y Graciano.) perdia el rastro de una flecha, para encontrarla disparaba otra en igual direccion, y solia,
SALANIO. Aquí vienen tu pariente Basanio, Graciano y Lorenzo. Bien venidos. Ellos te harán aventurando las dos, lograr entrambas. Pueril es el ejemplo, pero lo traigo para muestra de lo
buena compañía. SALARINO. No me iria hasta verte desenojado, pero ya que tan nobles candoroso de mi intencion. Te debo mucho, y quizá lo hayas perdido sin remision; pero puede
amigos vienen, con ellos te dejo. ANTONIO. Mucho os amo, creedlo. Cuando os vais, será que si disparas con el mismo rumbo otra flecha, acierte yo las dos, ó lo menos pueda
porque os llama algun negocio grave, y aprovechais este pretexto para separaros de mí. devolverte la segunda, agradeciéndote siempre el favor primero. ANTONIO. Basanio, me
SALARINO. Adios, amigos mios. 15 BASANIO. Señores, ¿cuándo estareis de buen humor? Os estais conoces y es perder el tiempo traer ejemplos, para convencerme de lo que ya estoy
volviendo ágrios é indigestos. ¿Y por qué? SALARINO. Adios: pronto quedaremos desocupados persuadido. Todavía me desagradan más tus dudas sobre lo sincero de mi amistad, que si
para serviros. (Vanse Salarino y Salanio.) LORENZO. Señor Basanio, te dejamos con Antonio. No perdieras y malgastaras toda mi hacienda. Dime en qué puedo servirte, y lo haré con todas
olvides, á la hora de comer, ir al sitio convenido. BASANIO. Sin falta. GRACIANO. Mala cara veras. BASANIO. En Belmonte hay una rica heredera. Es hermosísima, y ademas un portento de
pones, Antonio.
10 virtud. Sus ojos me han hablado, más de una vez, de amor. Se llama Pórcia, y en nada es
inferior á la hija de Caton, esposa de Bruto. Todo el mundo conoce lo mucho que vale, y vienen
11
MEDICO A PALOS-MOLLERE
BASANIO. En Belmonte hay una rica heredera. Es hermosísima, y ademas un portento de
virtud. Sus ojos me han hablado, más de una vez, de amor. Se llama Pórcia, y en nada es
inferior á la hija de Caton, esposa de Bruto. Todo el mundo conoce lo mucho que vale, y ACTO I
vienen de apartadas orillas á pretender su mano. Los rizos, que cual áureo vellocino
penden de su sien, hacen de la quinta de Belmonte un nuevo Cólcos ambicionado por
muchos Jasones. ¡Oh, Antonio mio! Si yo tuviera medios para rivalizar con cualquiera de
ellos, tengo el presentimiento de que habia de salir victorioso. 18 ANTONIO. Ya sabes que ESCENA I. Bartolo, después Martina. Bart. ¡Válgate Dios, que duro está este tronco! El
tengo toda mi riqueza en el mar, y que hoy no puedo darte una gran suma. Con todo eso, hacha se mella toda, y él no se(1) parte... ¡mucho trabajo es este!... Y como hoy aprieta el
recorre las casas de comercio de Venecia; empeña tú mi crédito hasta donde alcance. calor, me fatigo, y me rindo, y no puedo mas... Dexémoslo, y será lo mejor: que ahí se
Todo lo aventuraré por tí: no habrá piedra que yo no mueva, para que puedas ir á la quedará para cuando vuelva. Ahora vendrá bien un rato de descanso y un cigarrillo: que
quinta de tu amada. Vé, infórmate de dónde hay dinero. Yo haré lo mismo y sin tardar. esta triste vida otro la ha de heredar... Allí viene mi mujer. ¿Que traerá de bueno? Mart.
Malo será que por amistad ó por fianza no logremos algo. Holgazán(2) ¿que haces ahí sentado, fumando, sin trabajar? ¿Sabes que tienes que
acabar de partir esa leña, y llevarla al lugar, y ya es cerca de medio día? Bart. Anda que si
no es hoy, será mañana. Mart. Mira que respuesta. Bart. Perdóname, mujer. Estoy
cansado, y me senté un rato a fumar un cigarro. Mart. ¡Y que yo aguante a un marido tan
poltrón y desidioso! Levántate y trabaja. Bart. Poco a poco, mujer, si acabo de sentarme.
Mart. Levántate. Bart. Ahora no quiero, dulce esposa. Mart. Hombre sin vergüenza, sin
atender sus obligaciones. ¡Desdichada de mí! Bart. Ay !que trabajo es tener mujer! Bien
dice Séneca, que la mejor es peor que un demonio. Mart. Miren que hombre tan hábil,
para traer autoridades de Séneca. Bart. ¿Si soy hábil? A ver, búscame un leñador que sepa
lo que yo, ni que haya servido seis años un médico latino, ni que sepa de memoria el
calendario. Mart. Malaya la hora en que me casé contigo. Bart. Y maldito sea el pícaro
escribano que anduvo en ello. Mart. Haragán, borracho. Bart. Esposa, vamos poco a poco.
Mart. Yo te haré cumplir con tu obligación. Bart. Mira, mujer , que me vas(3) enfadando.
Mart. ¿Y que cuidado se me da a mí, insolente? Bart. Mira que te he de cascar, Martina.
Mart. Cuba de vino. Bart. Mira que te he de solfear las espaldas. Mart. Infame. Bart. Mira
que te he de romper la cabeza. Mart. ¿A mí? bribón, tunante, canalla, a mí? Bart. Sí?
Pues(4) toma. Mart. Ay! ay! ay! ay! Bart. Este es el único medio de que calles.... Vaya:
hagamos la paz. Dame esa mano. Mart. ¿Después de haberme puesto así? Bart. ¿No
quieres? Si eso no ha sido nada. Vamos. Mart. No quiero. Bart. Vamos, hijita. Mart. No
quiero, no. Bart. Malhayan mis manos(5) que han sido causa de enfadar a mi esposa...
Vaya, ven: dame un abrazo. Mart. ¡Si reventaras! Bart. Vaya, si se muere por mí la
pobrecita... Perdóname, hija mía. Entre dos que se quieren, diez o doce garrotazos mas o
menos, no valen nada... Voy hacia el barranquitero, que ya tengo allí una porción de
raíces: haré una carguilla, y mañana con la burra la llevaremos a Miraflores(6) . Oyes, y

12 13
dentro de poco hay feria en Buitrago: si voy allá, y tengo dinero, y me acuerdo, y me Gin. ¿Y como se llama? Mart. Don Bartolo. Fácilmente le conocerán ustedes. El es un hombre
quieres mucho, te he de comprar una peyneta de concha con sus piedras azules(7) . Mart. de corta estatura, de mediana edad, ojos azules, nariz larga, vestido de paño burdo, con un
Anda, que tú me las pagarás. Verdad es que una mujer siempre tiene en su mano el sombrerillo redondo. Luc. No se me despintará, no. Gin. ¿Y ese hombre hace unas curas tan
modo de vengarse de su marido; pero es castigo muy delicado para este bribón, y yo difíciles? Mart. ¿Curas dice usted? Milagros se pueden llamar. Habrá dos meses que murió
quisiera otro, otro que él sintiera mas, aunque a mí no me agradase tanto. ESCENA II. en Lozoya una pobre mujer : ya iban a enterrarla, y quiso Dios que este hombre estuviese
Martina, Ginés(8), Lucas. Luc. Vaya, que los dos hemos tomado una buena comisión... Y no por casualidad en una calle por donde pasaba el entierro. Se acercó, examinóla difunta,
sé yo todavía que regalo tendremos por este trabajo. Gin. ¿Que quieres, amigo Lucas? es sacó una redomita del bolsillo, la echó en la boca una gota de, yo no sé qué, y la muerta se
fuerza obedecer a nuestro amo: ademas que la salud de su hija a todos nos interesa... Es levantó tan alegre, cantando el frondoso. Gin. ¿Es posible? Mart. Como que yo lo vi. Mire
una señorita tan afable, tan alegre, tan guapa... Vaya, todo se lo merece. Luc. Pero, usted, aun no hace tres semanas que un chico de unos doce años se cayó de la torre de
hombre, fuerte cosa es que los médicos que han ido a visitarla no hayan descubierto su Miraflores, se le troncharon las piernas, y la cabeza se le quedó hecha una plasta. Pues,
enfermedad. Gin. Su enfermedad bien a la vista está; el re- medio es lo que necesitamos. señor, llamaron a D. Bartolo, él no quería ir allá; pero mediante una buena paliza, lograron
Mart. ¡Que no(9) pueda yo imaginar alguna invención para vengarme! Luc. Veremos si que se fuese. Sacó un cierto ungüento que llevaba en un pucherete, y con una pluma le fue
este médico de Miraflores acierta con ello... Como no hayamos equivocado la senda... untando, untando, al pobre muchacho, hasta que al cabo de un rato se puso en pie, y se fue
Mart. Pues ello(10) es preciso, que los golpes que me ha dado los tengo en el corazón. No corriendo a jugarla rayuela con los otros chicos. Luc. Pues ese hombre es el que necesitamos
puedo olvidarlos... Pero, señores, perdonen ustedes, que no los había visto, porque nosotros. Vamos a buscarle. Mart. Pero, sobre todo, acuérdense ustedes de la advertencia de
estaba distraída. Luc. ¿Vamos bien por aquí a Miraflores? Mart. Si señor. ¿Ve usted(11) los garrotazos. Gin. Ya, ya estamos en eso. Mart. Allí debaxo de aquel árbol hallarán ustedes
aquellas tapias caídas junto a aquel noguerón? Pues todo derecho. Gin. ¿No hay allí un cuantas estacas necesiten
médico que ha sido médico de una viscondesita, y catedrático, y examinador, y es Luc. ¿Sí? Voy por un par de ellas(13) . Gin. Fuerte cosa es, que haya de ser preciso valerse de
académico, y todas las enfermedades las cura en griego? Mart. Ay! si señor. Curaba en este medio. Mart. Y sino todo será inútil(14). Ah! otra cosa. Cuiden ustedes de que no se les
griego; pero hace dos días que se ha muerto en español, y ya está el pobrecito debaxo de escape, porque corre como un gamo, y si les coge a ustedes la delantera no le vuelven a ver
tierra. Gin. ¿Que dice usted? Mart. Lo que usted oye. ¿Y para quien le iban ustedes a en su vida. Pero me(15) parece que viene. Si, aquel es. Yo me voy: háblenle ustedes, y si no
buscar? Luc. Para una señorita que vive ahí cerca, en esa casa de campo junto al río. Mart. quiere hacer bondad, menudito en él. A Dios, señores. ESCENA III. Ginés, Lucas. Luc. Fortuna ha
Ah! sí. La hija de D. Gerónimo. ¡Válgate Dios! ¿Pues que tiene? Luc. Que sé yo. Un mal que sido haber hallado a esta mujer . Pero ¿no ves(16) que traza de médico aquella? Gin. Ya lo
nadie lo entiende, del cual ha venido a perder el habla. Mart. ¡Que lástima! Pues... ¡Ay veo... Mira, retirémonos uno a un lado, y otro a otro, para que no se nos pueda escapar.
que(12) idea me ocurre! Pues mire usted, aquí tenemos el hombre más sabio del mundo, Hemos de tratarte con la mayor cortesía del mundo. ¿Lo entiendes? Luc. Sí. Gin. Y solo en el
que hace prodigios en esos males desesperados. Gin. ¿De veras? Mart. Sí señor. Luc. ¿Y en caso de que absolutamente sea preciso... Luc. Bien... entonces me haces una seña, y le
donde le podemos encontrar? Mart. Cortando leña en ese monte. Gin. Estará ponemos como nuevo. Gin. Pues apartémonos, que ya llega(17) . ESCENA. IV. Ginés, Lucas,
entreteniéndose en buscar algunas yerbas salutíferas. Mart. No señor. Es un hombre Bartolo(18) . Bart. En el alcázar de Venus, junto al Dios de los planetas, en la gran
extravagante y lunático: va vestido como un pobre patán: hace empeño en parecer Constantinopla, allá en la casa de Meca: donde el gran Sultán Baxá, imperio de tantas
ignorante y rústico, y no quiere manifestar el talento maravilloso que Dios le dio. Gin. fuerzas, aquel alcorán que todos le pagan tributo en perlas: Rey de setenta y tres Reyes, de
Cierto que es cosa admirable, que todos los grandes hombres hayan de tener siempre siete imperios(19) . De siete imperios cabeza, este tal tiene una hija que es del imperio
algún ramo de locura, mezclada con su ciencia. Mart. La manía de este hombre es la mas heredera(20) . Arre allá, diablo. ¿Que buscará este animal? Lo primero esconderé la bota...
particular que se ha visto. No confesará su capacidad, a menos que no te muelan el ¡Calle! Otro zángano. ¿Que demonios es esto? en todo caso la guardaremos y la
cuerpo a palos: y así les aviso a ustedes, que si no lo hacen, no conseguirán su intento. Si le arroparemos, porque no tienen cara de hacer cosa buena. Gin. ¿Es usted un caballero que se
ven que está obstinado en negar, tome cada uno un buen garrote, y zurra, que él llama el señor D. Bartolo? Bart. ¿Y que? Gin. ¿Que si se llama usted D. Bartolo? Bart. No, y sí:
confesará. Nosotros cuando le necesitamos nos valemos de esta industria, y siempre nos conforme lo que ustedes quieran. Gin. Queremos hacerle a usted cuantos obsequios sean
ha salido bien. Gin. ¡Que extraña locura! Luc. ¿Habráse visto hombre mas original? posibles. Bart. Si así es, yo me(21) llamo D. Bartolo. Luc. Pues con toda cortesía... Gin. Y con la
mayor reverencia... Luc. Con todo cariño, suavidad y dulzura... Gin. Y con todo respeto, y con
la veneración más humilde... Bart. Parecen(22) Arlequines, que todo se les vuelve cortesías y
14 movimientos. 15
¡Un sujeto como usted ha de ocuparse en exercicios tan groseros! ¡Un hombre tan sabio! comer y de beber... La pulsaré, la recetaré algo... La mato seguramente... Si no quiero
¡tan insigne médico! ¿no ha de comunicar al mundo los talentos de que le ha dotado la ser médico me volverán a sacudir el bulto; y si lo soy, me le sacudirán también.... Pero,
naturaleza? Luc. ¿Quien, yo? Gin. Usted, no hay que negarlo. Bart. Vaya, que esta gente díganme ustedes: ¿Les parece que este traje rústico será propio de un hombre tan
viene(24) borracha. Luc. Para qué es escusarse. Nosotros lo sabemos, y se acabó. Bart. sapientísimo como yo? Gin. No hay que afligirse. Antes de presentarle a usted, le
¿Pero, en suma, quien soy yo? Gin. ¿Quien? Un gran médico. Bart. ¡Que disparate! ¿No digo vestiremos con mucha decencia. Bart. Si a lo menos(39) pudiese acordarme de
que(25) están bebidos. Gin. Con que, vamos, no hay que negarlo, que no venimos de aquellos textos, de aquellas palabrotas que les decía mi amo a los enfermos... Saldría
chanza. Bart. Vengan ustedes como vengan, yo no soy médico, ni lo he pensado jamás. del apuro. Gin. Mira que se quiere escapar. Luc. Señor D. Bartolo, ¿que hacemos? Bart.
Luc. Al cabo me(26) parece que será necesario... ¿Eh? Gin. Yo creo que sí. Luc. En fin, amigo Aquel(40) libro de sermo sermonis que llevaba el chico a el aula. ¡Aquel si que era
D. Bartolo, no es ya tiempo de disimular. Gin. Mire usted que se lo decimos por su bien. Luc. bueno! Gin. Vaya, basta de meditación. Luc. ¿Será cosa(41) de que otra vez?... Bart. ¡Que!
Confiese usted, con mil demonios, que, es médico, y acabemos. Bart. ¡Yo(27) rabio! Gin. no señor. Sino que estaba pensando en el plan curativo... ¡Pobrecito Bartolo! Vamos(42)
¿Para que es fingir, si todo el mundo lo sabe? Bart. Pues digo a ustedes(28) que no soy . Acto segundo ESCENA I. D. Gerónimo, Lucas, Ginés, Juliana. D. Ger. ¿Con que decís que
médico. Gin. ¿No? Bart. No señor. Luc. ¿Con que no? Bart. El diablo me lleve si entiendo es tan hábil? Luc. Cuántos hemos visto hasta ahora no sirven para descalz
palabra de medicina. Gin. Pues, amigo, con su buena licencia de usted, tendremos que
valernos del remedio consabido... Lucas. Luc. Ya, ya. Bart. ¿Y que remedio dice usted? Luc.
Este(29) . Bart. Ay! ay! ay!... Basta, que(30) yo soy médico, y todo lo que ustedes quieran.
Luc. Pues, bien, ¡para que nos obliga usted a esta violencia! Gin. ¿Para que es darnos el
trabajo de derrengarle a garrotazos? Bart. El trabajo es para mi que los llevo... Pero,
señores, vamos claros. ¿Que es esto? ¿Es una humorada, o están ustedes locos? Luc. ¿Aun
no confiesa usted que es doctor en medicina? Bart. No señor, no lo soy. Ya está dicho. Gin.
¿Con que no es usted médico?... Lucas. Luc. ¿Con que(31) no? ¿Eh? Bart. Ay! ay! ¡Pobre de
mí! Si que(32)soy médico. Si señor. Luc. ¿De veras? Bart. Si señor, y cirujano de estuche, y
saludador, y albeytar, y sepulturero, y todo cuanto hay que ser. Gin. Me alegro(33) de
verle a usted tan razonable. Luc. Ahora sí que parece usted hombre de juicio. Bart.
¡Maldita sea vuestra alma!...(34) ¿Si seré yo médico, y no habré reparado en ello? Gin. No
hay que arrepentirse. A usted se le pagará muy bien su asistencia y quedará contento.
Bart. Pero, hablando ahora en paz. ¿es cierto que soy médico? Gin. Certísimo. Bart.
¿Seguro? Gin. Sin duda ninguna. Bart. Pues, lléveme el diablo, si yo sabía tal cosa. Gin.
¿Pues como? ¡siendo él profesor mas sobresaliente que se conoce! Bart. Ah! ah!(35) ah!
Gin. Un médico que ha curado no sé cuantas enfermedades mortales. Bart. ¡Válgame(36)
Dios! Luc. Una mujer que estaba ya enterrada... Gin. Un muchacho que cayó de una torre,
y se hizo la cabeza una tortilla... Bart. ¿También le curé? Luc. También. Gin. Con que, buen
ánimo, señor doctor, se trata de asistir a una señorita muy rica, que vive en esa quinta
cerca del molino. Usted estará allí, comido y bebido, y regalado como cuerpo de rey, y le
traerán en palmitas. Bart. ¿Me traerán en palmitas? Luc. Si señor, y acabada la curación le
darán a usted que sé yo cuánto dinero. Bart. Pues, señor, vamos allá. ¿En palmitas, y que
sé yo cuánto dinero?... Vamos allá. Gin. Recógele todos esos muebles, y vamos. Bart. No:
poco(37) a poco. La bota conmigo. Gin. Pero, señor, ¡un doctor en medicina con bota! Bart.
No importa, venga... Me darán(38) bien de comer y de beber... La pulsaré, la recetaré
algo... La mato seguramente... Si no quiero ser médico me volverán a sacudir el bulto; y 17
si lo soy, me le sacudirán también.... Pero, díganme ustedes: ¿Les parece que este traje 16
rústico será propio de un hombre tan sapientísimo como yo? Gin. No hay que afligirse.
EL ESPIRITU DE LAS LEYES-
NEOCLASICO MONTESQUIU

CAPITULO PRIMERO DE LAS LEYES, EN SUS RELACIONES CON


XVIII LOS DIVERSOS SERES

Las leyes, en su significación más extensa, no son más que las relaciones naturales
derivadas de la naturaleza de las cosas; y en este sentido, todos los seres tienen la
divinidad tiene sus leyes, (1) el mundo material tiene sus leyes, las inteligencias superiores
al hombre tienen sus leyes, los animales tienen sus leyes, el hombre tiene sus leyes. Los
que han dicho que todo lo que vemos en el mundo lo ha producido una fatalidad ciega,
han dicho un gran absurdo, porque, ¿hay mayor absurdo que una fatalidad ciega
produciendo seres inteligentes? Hay pues una razón primitiva; y las leyes son las
Movimiento literario impulsado por los
relaciones que existen entre ellas mismas y los diferentes seres, y las que median entre los
principios de la ilustración, se seres diversos. Dios tiene relación con el universo como creador y como conservador; las
caracterizaba por rechazar de forma leyes según las cuales creó, son las mismas según las cuales conserva; obra según las
reglas porque las conoce; las conoce porque él las hizo; las hizo porque están en relación
contundente los temas fantasticos . con su sabiduría y su poder. Como vemos que el mundo, formado por el movimiento de la
materia y privado de la inteligencia, subsiste siempre, es forzoso que sus movimientos
obedezcan a leyes invariables; y si pudiéramos imaginar otro mundo que éste,
obedecería a reglas constantes o sería destruido. Así la creación, aunque parezca ser un
acto arbitrario, supone reglas tan inmutables como la fatalidad de los ateos. Sería
absurdo decir que el creador podría gobernar el mundo sin aquellas reglas, puesto que el
mundo sin ellas no subsistiría. 1. La ley, dijo Plutarco, es la reina de todos: mortales e
inmortales. Decir que no hay nada justo ni injusto fuera de lo que ordenan o prohiben las
leyes positivas, es tanto como decir que los radios de un círculo no eran antes de trazarse
la circunferencia Estas reglas son una relación constantemente establecida. Entre un
cuerpo movido y otro cuerpo movido, todos los movimientos son recibidos, aumentados,
disminuidos, perdidos según las relaciones de la masa y la velocidad: cada diversidad es
uniformidad, cada cambio es constancia. Los seres particulares inteligentes pueden tener
leyes que ellos hayan hecho; pero también tienen otras que ellos no han hecho. Antes que
hubiera seres inteligentes eran posibles: tenían pues relaciones posibles y por
consiguiente leyes posibles. Antes que hubiera leyes, había relaciones de justicia posibles.
Es necesario por lo tanto admitir y reconoce relaciones de equidad anteriores a la ley que
las estableció; por ejemplo, que si hubo sociedades de hombres, hubiera sido justo el

18 19
someterse a sus leyes que si había seres inteligentes, debían reconocimiento al que les CAPITULO II DE LAS LEYES DE LA NATURALEZA
hiciera un beneficio; que si un ser inteligente había creado un ser inteligente, el creado
debería quedar en la dependencia en que estaba desde su origen; que un ser inteligente ntes que todas las leyes están las naturales, así llamadas porque se derivan únicamente de
que ha hecho mal a otro ser inteligente merece recibir el mismo mal; y así en todo. Pero la constitución de nuestro ser. Para conocerlas bien, ha de considerarse al hombre antes de
falta mucho para que el mundo inteligente se halle tan bien gobernado como el mundo existir las sociedades. Las leyes que en tal estado rigieran para el hombre, ésas son las leyes
físico, pues aunque también aquél tenga leyes que por su naturaleza son invariables, no de la naturaleza. La ley que al imprimir en el hombre la idea de un creado nos impulsa
las sigue constantemente como el mundo físico sigue las suyas. La razón es que los seres hacia él, es la primera de las leyes naturales; la primera por su importancia, no por el orden
particulares inteligentes son de inteligencia limitada y, por consiguiente sujetos a error; de las mismas leyes. El hombre, en el estado natural, no tendría conocimientos, pero sí la
por otra parte, está en su naturaleza que obren por sí mismos. No siguen, pues, de una facultad de conocer. Es claro que sus primeras ideas no serían ideas especulativas: antes
manera constante sus leyes primitivas; y las mismas que ellos se dan, tampoco las siguen pensaría en la conservación de su ser que en investigar el origen de su ser. Un hombre en
siempre. No se sabe si las bestias están gobernadas por las leyes generales de tal estado, apreciaría lo primero su debilidad y sería de una extremada timidez; si hiciera
movimiento o por una moción particular. Sea como fuere, no tienen con Dios una relación falta la experiencia para persuadirse de esto, ahí están los salvajes encontrados en las
más íntima que el resto del mundo material; y el sentimiento no les sirve más que en la selvas, (2) que tiemblan por cualquier cosa y todo les hace huir. En ese estado, cualquiera se
relación entre ellas, o con otros seres particulares, o cada una consigo. Por el atractivo del siente inferior; apenas igual. Por eso no se atacan, no se les puede ocurrir, y así resulta que
placer, conserva su ser particular, y por el mismo atractivo conservan su especie. Tienen la paz es la primera de las leyes naturales. El primer deseo que Hobbes atribuye a los
leyes naturales, puesto que están unidas por el sentimiento; carecen de leyes positivas, hombres es el de subyugarse unos a otros, pero no tiene razón: la idea de mando y
porque no se hallan unidas por el conocimiento. Sin embargo, las bestias no siguen dominación en tal compleja, depende de tantas otras ideas, que no puede ser la primera
invariablemente sus leyes naturales; mejor las siguen las plantas, en las que no en estado natural. Hobbes pregunta por qué los hombres van siempre armados, si su
observamos ni sentimiento ni conocimiento. Y es que los animales no poseen las estado natural no es el de guerra; y por qué tienen llaves para cerrar su casa. Pero esto es
supremas ventajas que nosotros podemos, aunque tienen otras que nosotros no atribuirles a los hombres en estado primitivo lo que no pudo suceder hasta que vivieron en
tenemos. No tienen nuestras esperanzas, pero tampoco tienen nuestros temores; mueren sociedad, que fue lo que les dio motivo para atacar y para defenderse. 2. Testigo el hombre
como nosotros, pero sin saberlo; casi todos se conservan mejor que nosotros y no hacen salvaje que fue encontrado en las selvas de Hanover y llevado a Inglaterra durante el
tan mal uso de sus pasiones. El hombre, como ser físico, es, como los demás cuerpos, reinado de Jorge I. (N. DEL A.) Al sentimiento de su debilidad unía el hombre el sentimiento
gobernado por leyes invariables, como ser inteligente, viola sin cesar las leyes que Dios ha de sus necesidades; de aquí otra ley natural, que le impulsaba a buscar sus alimentos. Ya
establecido y cambia las que él mismo estableció. Es preciso que él se gobierne; y sin he dicho que el temor hacía huir a los hombres; pero viendo que los demás también huían,
embargo es un ser limitado: está sujeto a la ignorancia y al error, como toda inteligencia el temor reciproco los hizo aproximarse; además los acercaba el placer que siente un
finita. Los débiles conocimientos que tiene, los pierde. Como criatura sensible, es presa de animal en acercarse a otro animal de su especie. Añádase la atracción recíproca de los
mil pasiones. Un ser así, pudiera en cualquier instante olvidar a su creador; Dios los retiene sexos diferentes, que es una tercera ley. Por otra parte, al sentimiento añaden los hombres
por las leyes de la religión; semejante ser pudiera en cualquier momento olvidarse de sí los primeros conocimientos que empiezan a adquirir; éste es un segundo lazo que no
mismo: los filósofos lo previenen por las leyes de la moral; creado para vivir en sociedad, tienen los otros animales. Tienen por lo tanto un nuevo motivo para unirse, y el deseo de
pudiera olvidarse de los demás hombres: los legisladores le llaman a sus deberes por vivir juntos es una cuarta ley natural.
medio de las leyes políticas y civiles

20 21
EL SIGLO DE LOIS-VOLTAIRE

No en cuanto a política, no en cuanto a estructuras, pero sí en el pensamiento y en el futuro


Si me apuran, estoy completamente de acuerdo con esta teoría. Si analizamos los cambios se verán reflejados en toda la sociedad. Más que nada luego de la Ilustración,
profundamente y minuciosamente no sólo este pensamiento sino los siglos mencionados, un período que ejercerá gran influencia en los siglos posteriores y sin ir más lejos en la
estoy completamente de acuerdo con su idea. Por mencionar algunos aspectos, el Siglo afamada Revolución Industrial.
de Pericles es además el Siglo de Oro de la Grecia Clásica. Pero, ¿por qué se basa además en la religión? El ideal contrario a la Iglesia Católica y al
En esta época la literatura, filosofía, política, historia, arte y todos los aspectos judaísmo de Voltaire tiene un gran fundamento y que es innegable, la influencia de la
principalmente de las humanidades se vieron acrecentadas siendo el punto máxime de la religión sobre el hombre. El siglo de las luces procura ante todo, que el hombre se base en
Grecia Clásica. Por citar algunos nombres, encontramos a Pericles, Fidias, Mirón, Esquilo, su razón, en el poder de análisis crítico que posee y no tanto en la fe religiosa.
Sófocles, Eurípides, Demócrito, Demóstenes y Herodoto entre otra gran cantidad de Esto no era bien visto por la Iglesia e intentó impedirlo por todos lados, pero no pudo hacer
personajes célebres. nada ante la gran cantidad de pensadores y "enemigos" que surgían. Más que nada se
En el Siglo de César y Augusto encontramos a personajes como Horacio, Virgilio, Tito Livio puede apreciar en dos de los siglos mencionados, el Renacimiento y el de Luis XIV, donde
y Ovidio entre otros y sobre el Renacimiento creo que no es necesario nombrar a nadie ya antes que se comenzara a empelar la razón, la Iglesia poseía el dominio completo de los
que son todos conocidos y sobre todo admirados, pero por las dudas creo que con hombres y sus actos.
nombrar sólo a Leonardo da Vinci alcanzará. Esto fue derrotado en varias oportunidades y es uno de los aspectos más importantes de la
El último siglo que menciona es el de Luis XIV, el siglo de las luces con pensadores como historia. El dominio de la fe en un momento, su ruptura con la sociedad y el predominio de
Descartes, Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Locke, Smith y otra gran cantidad cuyos la razón, para una posterior dominación de la religión, en lo que parece ser un círculo
pensamientos hasta el día de hoy siguen dominando los ideales de todas las vicioso del que jamás saldremos.
civilizaciones. El capitalismo de Smith y la separación de poderes de Montesquieu son los
más comunes.
Por ello es importante esta obra, nos acerca a un mundo histórico que no siempre vemos
o se nos escapa y sobre todo, nos muestra las facetas de un emperador muy
cuestionado. Lógicamente deberíamos considerar la obra de Voltaire sobre Luis XIV pero
no tomarla como única, sino que lo mejor sería contrastarla con otras obras escritas
sobre el asunto, para así poder tomar un concepto más objetivo.
Los ejes centrales de la obra de Voltaire para hacer la afirmación de los cuatro siglos son
la literatura, la política y la religión, en cuatro momentos determinados donde los
progresos de la humanidad se han visto elevados a su máxima expresión y realmente
parece verdad. Obviamente que personajes célebres existieron toda la historia, pero en
los cuatro momentos que señala Voltaire es donde se aprecia una gran cantidad de
autores en forma simultánea, que en definitiva lograron cambiar el curso de las
sociedades del momento.

22 23
VICTOR HUGO- NUESTRA SEÑORA DE

ROMANTICISMO PARIS

LIBRO PRIMERO I LA GRAN SALA

XVIII HACE hoy (1) trescientos cuarenta y ocho años, seis meses y diecinueve días que los
parisinos se despertaron al ruido de todas las campanas repicando a todo repicar en el
triple recinto de la Cité, de la Universidad y de la Ville. De aquel 6 de enero de 1482 la
historia no ha guardado ningún recuerdo. Nada destacable en aquel acontecimiento que
desde muy temprano hizo voltear las campanas y que puso en movimiento a los
burgueses de París; no se trataba de ningún ataque de borgoñeses o picardos, ni de
ninguna reliquia paseada en procesión; tampoco de una manifestación de estudiantes
en la Viña de Laas ni de la repentina presencia de Nuestro muy temido y retpetado reñor,
el Rey, ni siquiera de una atractiva ejecución publica, en el patíbulo, de un grupo de
Movimiento artístico cultural y literario ladrones o ladronas por la justicia de París. No to motivaba tampoco la aparición, tan
que se produjo en Inglaterra y Alemania, familiar en el París del siglo XV, de ninguna atractiva y exótica embajada, pues hacía
apenas dos días que la última de estas cabalgatas, precisamente la de la embajada
Rompe las ideas de la ilustración y del
flamenca, había tenido lugar para concertar el matrimonio entre el Delfín y Margarita
neoclasicismo. de Flandes, con gran enojo, por cierto, de monseñor el Cardenal de Borbón.que, para
complacer al rey, hubo de fingir agrado ante todo el rústtco gentío de burgomaestres
flamencos y hubo de obsequiarles en su palacio de Borbón con una atractiva
representación y una entretenida farsa, mientras una fuerte lluvia inundaba y
deterioraba las magníficas tapicerías colocadas a la entrada para la recepción de la
embajada. 1. Nota de Víctor Hugo en la página del título de su manuscrito: «He escrito las
tres o cuatro primeras páginas de Nuestra Señora de Parír el 25 de julio de 1830. La
revolución de julio me interrumpió. Después vino al mundo mi querida pequeña Adela
(¡bendita sea!) y continúo escribiendo Nuertra Señora de Parír el primero de septiembre;
la obra se terminó el 15 de enero de 1831.» Adela nació el segundo día de la revolución. Lo
que aquel 6 de enero animaba de tal forma al pueblo de París, como dice el cronista
Jehan de Troyes, era la coincidencia de la doble celebración, ya de tiempos
inmemoriales, del día de Reyes y la fiesta de los locos. Ese día había de encenderse una
gran hoguera en la plaza de Grévez(2), plantar el mayo en el cementerio de la capilla de
Braque y representar un misterio(3) en el palacio de justicia. La víspera, al son de
trompetas y tambores, criados del preboste de París, ataviados de hermosas sobrevestas
de camelote co. for violeta, y con grandes cruces blancas bordadas en el pecho, habían
ya hecho el pregón por las plazas y calles de la villa y una gran muchedumbre de

24 25
burgueses y de burguesas acudía de todas partes, desde horas bien tempranas, hacia squinas de las casas, que surgían, como si de promontorios se tratara, en la configuración
alguno de estos tres lugares mencionados, escogiendo según sus gustos la fogata, el irregular de la plaza. En el centro de la alta fachada gótica del palacio,la gran escalinata
mayo o la representación del misterio. Conviene precisar, como elogio al tradicional utilizada sin cesar por un flujo ascendente y descendente de personas, interrumpido
buen juicio de los curiosos de París, que la mayoría de la gente tomaba partido por la momentáneamente en el rellano, se expandía en oleadas hacia las dos rampas laterales.
hoguera, to que era muy propio dada la época del año o por el misterio que por ser Pues bien, esa escalinata vertía gente incesantemente hacia la plaza como una cascada
representado en la gran sala del palacio, cubierta y bien cerrada, se encontraba al abrigo sus aguas en un lago. Los gritos, las risas, el bullicio de la muchedumbre, producían un
y que la mayor parte dejaba de lado al pobre «mayo» mal florido, temblando de frío y inmenso ruido y un clamor incesante. De vez en cuando el bullicio y el clamor se
solito bajo el cielo de enero en el cementerio de la capilla de Braque. (2) Lo que hoy es la acrecentaban y el continuo trasiego de la multitud hacia la escalera provocaba
plaza del Hótel de ville (Ayuntamiento) se conocía como plaza de Grève hasta 1830. avalanchas motivadas tanto pot los empujones de algún arquero, al abrirse camino, como
Bajaba suavemente hasta el río Sena. En la Edad Media era el punto de reunión de los por el cocear del caballo de algún sargento del preboste enviado al lugar para
obreros sin trabajo. Bajo el antiguo régimen, los burgueses y demás gentes del pueblo restablecer orden; tradición admirable esta que los prebostes(4) han dejado a los
que habían sido condenados a muerte,eran ahorcados en esta plaza. Los nobles o condestables, éstos a su vez a los mariscales y así hasta los gendarmes de nuestros días. 4.
personajes de relieve eran decapitados allí mismo con hacha o con espada, y los El preboste era, en general, un oficial de la gendarmería. Tenía a su cargo diversas
culpables de herejía eran quemados vivos, así como muchos de los acusados de funciones de policía general o judicial. Existían el preboste real, el preboste de los
brujería. A los asesinos se les colocaba en la «rueda» y a los acusados de crímenes de mercaderes, etcétera. Ante las puertas, en las ventanas, por las luceras o sobre los
lesa majestad se les descuartizaba. (3) Parece como si Víctor Hugo mezclase tejados, pululaban millares de rostros burgueses, tranquilos y honrados que contemplaban
deliberadamente (para dar quizás mayor densidad a las fiestas de gran regocijo el palacio observando el gentío y contentándose sólo con eso; la verdad es que existe
popular) épocas y fiestas diversas. Así, tenemos en efecto que la Edad Media celebraba el mucha gente en París que se satisface con el espectáculo de ser espectadores, pues a veces
carnaval durante dos meses y el autor ha unido estas celebraciones con la «plantación ya es suficiente entretenimiento el contemplar una maravilla tras la cual suceden cosas. Si
del mayo», que en su origen era un árbol verde adornado de cintas que se plantaba con nos fuera permitido a nosotros, hombres de 1830, mezclarnos con el pensamiento a estos
mucha pompa el primero de mayo. La fiesta del seis de enero tenía en la Edad Media un parisinos del siglo Xv, y penetrar con ellos, zarandeados y empujados en aquella enorme
gran relieve popular y la fiesta de los locos (heredera de las antiguas saturnales) se sala del palacio, tan estrecha aquel 6 de enero de 1482, no habría dejado de ser interesante
situaba en fecha variable entre diciembre y enero. Estaba, en principio, reservada al y encantador el espectáculo de vernos rodeados de cosas que,por ser tan antiguas, las
bajo clero, que en ella encontraba motivos para protestar contra las más altas hubiéramos considerado como nuevas. Si el lector nos to permite, vamos a intentar evocar
jerarquías. Degeneró y acabó siendo prohibida, aunque era más bien una prohibición de con el pensamiento la impresión que habría experimentado al franquear con nosotros el
derecho que no de hecho. Los comentaristas resaltan que aquí, como un porn más umbral de aquella enorme sala y verse rodeado por una turba vestida con jubón,
adelante, al hablar del teatro medieval, Víctor Hugo confunde los misterios -de tema sobrevesta y cota... En primer lugar zumbidos de orejas y deslumbramiento en los ojos.
religioso- y las moralitér o rotier -representaciones profanas de tema moral o de Por encima de nuestras cabezas una doble bóveda ojival artesonada con esculturas de
reflexión. madera pintada en azul y con flores de lis doradas y bajo nuestros pies un pavimento de
La afluencia de gente se concentraba sobre todo en las avenidas del Palacio de justicia mármol alternando losas blancas y negras. A nuestro lado un enorme pilar y luego otro y
pues se sabía que los embajadores flamencos, Ilegados dos días antes, iban a asistir a la otros más, hasta siete pilares en la extensión de aquella enorme sala sosteniendo en la
representación del misterio y a la elección del papa de los locos que se iba a realizar mitad de su anchura los arranques de la doble bóveda y, en torno a los cuatro primeros
precisamente en aquella misma sala. No era nada fácil aquel día poder entrar en la Gran pilares, tiendas de comerciantes deslumbrantes de vidrios y de oropeles y, en torno a las
Sala, famosa ya por ser considerada la sala cubierta más grande del mundo (si bien es tres últimas, bancos de madera de roble, gastados ya y pulidos por las calzas de los
cierto que Sauval no había aún medido la gran sala del palacio de Montargis). La plaza pleiteantes y las togas de los abogados. Rodeando la sala y a to largo de sus muros entre
del palacio, abarrotada de gente, ofrecía a los curiosos que se encontraban asomados las puertas, entre los ventanales, entre los pilares, la fila interminable de las estatuas de
a las ventanas, la impresión de un mar, en donde cinco o seis calles, como si de otras todos los reyes de Francia, desde Faramundo: los reyes holgazanes con los brazos caídos y
tantas desembocaduras de ríos se tratara, vertían de continuo nuevas oleadas de los ojos bajos; los reyes valerosos y batalladores con sus manos y sus cabezas

26
cabezas. Las oleadas de tal gentío, acrecentadas a cada instante, chocaban contra las orgullosamente dirigidas al cielo. Además, en las altas ventanas ojivales, vitrales de mil
e 27
Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi
EDGAR ALLAN POE -EL GATO NEGRO temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio.
Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los
sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por
infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin
a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa
Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por
aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué
sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo
esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.
no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis
espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,
reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó
mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se
temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales. separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la
Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas,
abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar
mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de
más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen
conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una
placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.
necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo
que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de
directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me
frágil fidelidad del hombre. quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la
Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese
observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e
los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este
conejos, un monito y un gato. espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la
Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades
una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién
poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta
gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una
sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla. tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad
Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de
28 vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me i
29
impedir que anduviera tras de mí en la calle.
ncitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente
bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.
en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame,
amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que
había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando
ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en
comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande
infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible. como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo
La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha
“¡Incendio!” Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. blanca que le cubría casi todo el pecho.
Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra
quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal
resignarme a la desesperanza. que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero
No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.
y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció
ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para
una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se
de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la convirtió en el gran favorito de mi mujer.
cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente
atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su
pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de
detalle. Las palabras “¡extraño!, ¡curioso!” y otras similares excitaron mi curiosidad. Al disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el
aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban
imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de
maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal. cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con
Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una
por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había emanación de la peste.
ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la
multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar
al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de
despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la
víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de
las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.
Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el
extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante
muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi
espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al

30 31
GUSTAVO ADOLFO- EL CAUDILLO DE Él es: ningún otro sabe prestar a sus ojos ya el melancólico fulgor del lucero del alba, ya el
MANOS RAJAS siniestro brillo de la pupila del tigre, comunicando a sus oscuras facciones el resplandor de
una noche serena, o el aspecto terrible de una tempestad en las aéreas cumbres del
Davalaguiri. Es él; pero ¿qué aguarda?
Canto primero VII
I ¿Oís las hojas suspirar bajo la leve planta de una virgen? ¿Veis flotar entre las sombras los
Ha desaparecido el sol tras las cimas del Jabwi, y la sombra de esta montaña envuelve extremos de su diáfano chal y las orlas de su blanca túnica? ¿Percibís la fragancia que la
con un velo de crespón a la perla de las ciudades de Orsira, a la gentil Kattak, que duerme precede como la mensajera de un genio? Esperad y la contemplaréis al primer rayo de la
a sus pies, entre los bosques de canela y sicomoros, semejante a una paloma que solitaria viajera de la noche; esperad y conoceréis a Siannah, la prometida del poderoso
descansa sobre un nido de flores. Tippot-Dheli, la amante de su hermano, la virgen a quien los poetas de su nación
II comparan a la sonrisa de Bermach, que lució sobre el mundo cuando éste salió de sus
El día que muere y la noche que nace luchan un momento, mientras la azulada niebla del manos; sonrisa celeste, primera aurora de los orbes.
crepúsculo tiende sus alas diáfanas sobre los valles, robando el color y las formas a los VIII
objetos, que parecen vacilar agitados por el soplo de un espíritu. Pulo percibe el rumor de sus pasos; su rostro resplandece como la cumbre que toca el
III primer rayo del sol y sale a su encuentro. Su corazón, que no ha palpitado en el fuego de la
Los confusos rumores de la ciudad, que se evaporan temblando; los melancólicos suspiros pelea, ni en la presencia del tigre, late violentamente bajo la mano que se llega a él,
de la noche, que se dilatan de eco en eco repetidos por las aves; los mil ruidos misteriosos, temiendo se desborde la felicidad que ya no basta a contener. -¡Pulo! ¡Siannah! -exclaman
que como un himno a la Divinidad levanta la Creación, al nacer y al morir el astro que la al verse, y caen el uno en los brazos del otro. En tanto el Jawkior, salpicando con sus ondas
vivifica, se unen al murmullo del Jawkior, cuyas ondas besa la brisa de la tarde, las alas del céfiro, huye a morir al Ganges, y el Ganges al golfo de Bengala, y el Golfo al
produciendo un canto dulce, vago y perdido como las últimas notas de la improvisación Océano. Todo huye: con las aguas, las horas; con las horas, la felicidad; con la felicidad, la
de una bayadera. vida. Todo huye a fundirse en la cabeza de Schiven, cuyo cerebro es el caos, cuyo ojos son la
IV destrucción y cuya esencia es la nada.
La noche vence; el cielo se corona de estrellas, y las torres de Kattak, para rivalizar con él, IX
se ciñen una diadema de antorchas. ¿Quién es ese caudillo que aparece al pie de sus Ya la estrella del alba anuncia el día; la luna se desvanece como una ilusión que se disipa, y
muros, al mismo tiempo que la luna se levanta entre ligeras nubes más allá de los los sueños, hijos de la oscuridad, huyen con ella en grupos fantásticos. Los dos amantes
montes, a cuyos pies corre el Ganges como una inmensa serpiente azul con escamas de permanecen aún bajo el verde abanico de una palmera, mudo testigo de su amor y sus
plata? juramentos, cuando se eleva un sordo ruido a sus espaldas.
V Pulo vuelve el rostro y exhala un grito agudo y ligero como el del chacal, y retrocede diez
Él es. ¿Qué otro guerrero de cuantos vuelan como la saeta a los combates y a la muerte, pies de un solo salto, haciendo brillar al mismo tiempo la hoja de su agudo puñal
tras el estandarte de Schiuen, meteoro de la gloria, puede adornar sus cabellos con la damasquino.
roja cola del ave de los dioses indios, colgar a su cuello la tortuga de oro o suspender su X
puñal de mango de ágata del amarillo chal de cachemira, sino Pulo-Dheli, rajá de Dakka, ¿Qué ha puesto pavor en el alma del valiente caudillo? ¿Acaso esos dos ojos que brillan en
rayo de las batallas y hermano de Tippot-Dheli, magnífico rey de Osira, señor de los la oscuridad son los del manchado tigre o los de la terrible serpiente? No. Pulo no teme al
señores, sombra de Dios e hijo de los astros luminosos? rey de las selvas ni al de los reptiles; aquellas pupilas que arrojan llamas pertenecen a un
VI hombre, y aquel hombre es su hermano.
Su hermano, a quien arrebataba su único amor; su hermano, por quien estaba desterrado
de Osira; el que, por último, juró su muerte si volvía a Kattak, poniendo la mano sobre el ara
de su Dios.
32 33
XI MANUEL ACUÑA- NOCTURNO
Siannah le ve también, siente helarse la sangre en sus venas y queda inmóvil, como si la
mano de la Muerte la tuviera asida por el cabello. Los dos rivales se contemplan un
instante de pies a cabeza; luchan con las miradas, y exhalando un grito ronco y salvaje, se ¡Pues bien! yo necesito IV VII
lanzan el uno sobre el otro como dos leopardos que se disputan una presa... Corramos un decirte que te adoro Comprendo que tus besos ¡Qué hermoso hubiera sido
velo sobre los crímenes de nuestros antepasados; corramos un velo sobre las escenas de decirte que te quiero jamás han de ser míos, vivir bajo aquel techo,
luto y horror de que fueron causa las pasiones de los que ya están en el seno del Grande con todo el corazón; comprendo que en tus ojos los dos unidos siempre
Espíritu. que es mucho lo que sufro, no me he de ver jamás, y amándonos los dos;
XII que es mucho lo que lloro, y te amo y en mis locos tú siempre enamorada,
El sol nace en Oriente; diríase al verlo que el genio de la luz, vencedor de las sombras, que ya no puedo tanto y ardientes desvaríos yo siempre satisfecho,
ebrio de orgullo y majestad, se lanza en triunfo sobre su carro de diamantes, dejando en al grito que te imploro, bendigo tus desdenes, los dos una sola alma,
pos de sí, como la estela de un buque, el polvo de oro que levantan sus corceles en el te imploro y te hablo en nombre adoro tus desvíos, los dos un solo pecho,
pavimento de los cielos. Las aguas, los bosques, las aves, el espacio, los mundos tienen de mi última ilusión. y en vez de amarte menos y en medio de nosotros
una sola voz, y esta voz entona el himno del día. ¿Quién no siente saltar su corazón de te quiero mucho más. mi madre como un Dios!
júbilo a los ecos de este solemne cántico? II V VIII
XIII Yo quiero que tu sepas A veces pienso en darte ¡Figúrate qué hermosas
Sólo un mortal; vedle allí. Sus ojos desencajados están fijos con una mirada estúpida en la que ya hace muchos días mi eterna despedida, las horas de esa vida!
sangre que tiñe sus manos, en balde, saliendo de su inmovilidad y embargado de un estoy enfermo y pálido borrarte en mis recuerdos ¡Qué dulce y bello el viaje
frenesí terrible, corre a lavárselas. en las orillas del Jawkior; bajo las cristalinas ondas, las de tanto no dormir; y hundirte en mi pasión por una tierra así!
manchas desaparecen; mas apenas retira sus manos, la sangre, humeante y roja, vuelve que ya se han muerto todas mas si es en vano todo Y yo soñaba en eso,
a teñirlas. Y torna a las ondas, y torna a aparecer la mancha, hasta que al cabo exclama las esperanzas mías, y el alma no te olvida, mi santa prometida;
con un acento de terrible desesperación: -¡Siannah! ¡Siannah! La maldición del cielo ha que están mis noches negras, ¿Qué quieres tú que yo haga, y al delirar en ello
caído sobre nuestras cabezas. tan negras y sombrías, pedazo de mi vida? con alma estremecida,
¿Conocéis a ese desgraciado, a cuyos pies hay un cadaver y cuyas rodillas abraza una que ya no sé ni dónde ¿Qué quieres tu que yo haga pensaba yo en ser bueno
mujer? Es Pulo-Dheli, rey de Osira, magnífico señor de señores, sombra de Dios e hijo de los se alzaba el porvenir. con este corazón? por tí, no mas por ti.
astros luminosos, por la muerte de su hermano y antecesor... III VI IX
De noche, cuando pongo Y luego que ya estaba ¡Bien sabe Dios que ese era
Canto segundo mis sienes en la almohada concluído tu santuario, mi mas hermoso sueño,
I y hacia otro mundo quiero tu lámpara encendida, mi afán y mi esperanza,
-¿De qué me sirven el poder y la riqueza si una víbora enroscada en el fondo de mi mi espíritu volver, tu velo en el altar; mi dicha y mi placer;
corazón lo devora, sin que me sea dado arrancarla de su guarida? Ser rey, señor de camino mucho, mucho, el sol de la mañana bien sabe Dios que en nada
señores; ver cruzar ante los ojos, como las visiones de un sueño, las perlas, el oro, los y al fin de la jornada detrás del campanario, cifraba yo mi empeño,
placeres y la alegría; verlos cruzar al alcance de la mano, y al tenderla para asirlos, las formas de mi madre chispeando las antorchas, sino en amarte mucho
¡encontrar cuanto toca manchado de sangre!.., ¡Oh! ¡Esto es espantoso! se pierden en la nada humeando el incensario, bajo el hogar risueño
mismo, me i y tú de nuevo vuelves y abierta allá a lo lejos que me envolvió en sus besos
en mi alma a aparecer. la puerta del hogar... cuando me vio nacer!

34 35
extranjero, amargado por los consejos y un poco más distanciado de los amigos. Pero si
FRANK KAFKA- LA CONDENA siguiera realmente el consejo y aquí se le humillase, naturalmente no con intención sino por
la forma de actuar, no se encontraría a gusto entre sus amigos ni tampoco sin ellos, se
avergonzaría y entonces no tendría de verdad ni hogar ni amigos. En estas circunstancias
¿no era mejor que se quedase en el extranjero tal como estaba? ¿Podría pensarse que en
tales circunstancias saldría realmente adelante aquí?
Era domingo por la mañana en lo más hermoso de la primavera. Georg Bendemann, un Por estos motivos, y si se quería mantener la relación epistolar con él, no se le podían hacer
joven comerciante, estaba sentado en su habitación en el primer piso de una de las casas verdaderas confidencias como se le harían sin temor al conocido más lejano. Hacía más de
bajas y de construcción ligera que se extendían a lo largo del río en forma de hilera, y que tres años que el amigo no había estado en su país natal y explicaba este hecho, apenas
sólo se distinguían entre sí por la altura y el color. Acababa de terminar una carta a un suficientemente, mediante la inseguridad de la situación política en Rusia, que, en
amigo de su juventud que se encontraba en el extranjero, la cerró con lentitud juguetona consecuencia, no permitía la ausencia de un pequeño hombre de negocios mientras que
y miró luego por la ventana, con el codo apoyado sobre el escritorio, hacia el río, el cientos de miles de rusos viajaban tranquilamente por el mundo. Pero precisamente en el
puente y las colinas de la otra orilla con su color verde pálido. transcurso de estos tres años habían cambiado mucho las cosas para Georg. Sobre la
muerte de su madre, ocurrida hacía dos años y desde la cual Georg vivía con su anciano
Reflexionó sobre cómo este amigo, descontento de su éxito en su ciudad natal, había padre en la misma casa, había tenido noticia el amigo, y en una carta había expresado su
literalmente huido ya hacía años a Rusia. Ahora tenía un negocio en San Petersburgo, que pésame con una sequedad que sólo podía tener su origen en el hecho de que la aflicción
al principio había marchado muy bien, pero que desde hacía tiempo parecía haberse por semejante acontecimiento se hacía inimaginable en el extranjero. Ahora bien, desde
estancado, tal como había lamentado el amigo en una de sus cada vez más infrecuentes entonces, Georg se había enfrentado al negocio, como a todo lo demás, con gran decisión.
visitas. Quizá el padre, en la época en que todavía vivía la madre, lo había obstaculizado para
De este modo se mataba inútilmente trabajando en el extranjero, la extraña barba sólo llevar a cabo una auténtica actividad propia, por el hecho de que siempre quería hacer
tapaba con dificultad el rostro bien conocido desde los años de la niñez, rostro cuya piel prevalecer su opinión en el negocio. Quizá desde la muerte de la madre, el padre, a pesar
amarillenta parecía manifestar una enfermedad en proceso de desarrollo. Según de que todavía trabajaba en el negocio, se había vuelto más retraído. Quizá
contaba, no tenía una auténtica relación con la colonia de sus compatriotas en aquel desempeñaban un papel importante felices casualidades, lo cual era incluso muy probable;
lugar y apenas relación social alguna con las familias naturales de allí y, en consecuencia, en todo caso, el negocio había progresado inesperadamente en estos dos años, había sido
se hacía a la idea de una soltería definitiva. necesario duplicar el personal, las operaciones comerciales se habían quintuplicado, sin
¿Qué podía escribírsele a un hombre de este tipo, que, evidentemente, se había lugar a dudas tenían ante sí una mayor ampliación.
enclaustrado, de quien se podía tener lástima, pero a quien no se podía ayudar? ¿Se le Pero el amigo no sabía nada de este cambio. Anteriormente, quizá por última vez en
debía quizá aconsejar que volviese a casa, que trasladase aquí su existencia, que aquella carta de condolencia, había intentado convencer a Georg de que emigrase a Rusia
reanudara todas sus antiguas relaciones amistosas, para lo cual no existía obstáculo, y y se había explayado sobre las perspectivas que se ofrecían precisamente en el ramo
que, por lo demás, confiase en la ayuda de los amigos? Pero esto no significaba otra cosa comercial de Georg. Las cifras eran mínimas con respecto a las proporciones que había
que decirle al mismo tiempo, con precaución, y por ello hiriéndolo aún más, que sus alcanzado el negocio de Georg. Él no había querido contarle al amigo sus éxitos
esfuerzos hasta ahora habían sido en vano, que debía, por fin, desistir de ellos, que tenía comerciales y si lo hubiese hecho ahora, con posterioridad, hubiese causado una impresión
que regresar y aceptar que todos, con los ojos muy abiertos de asombro, lo mirasen extraña.
como a alguien que ha vuelto para siempre; que sólo sus amigos entenderían y que él era Es así cómo Georg se había limitado a contarle a su amigo cosas sin importancia de las
como un niño viejo, que debía simplemente obedecer a los amigos que se habían muchas que se acumulan desordenadamente en el recuerdo cuando se pone uno a pensar
quedado en casa y que habían tenido éxito. en un domingo tranquilo. No deseaba otra cosa que mantener intacta la imagen que,
¿E incluso entonces era seguro que tuviese sentido toda la amargura que había que probablemente, se había hecho el amigo de su ciudad natal durante el largo período de
causarle? Quizá ni siquiera se consiguiese traerlo a casa, él mismo decía que ya no tiempo, y con la cual se había conformado. Fue así como Georg, en tres cartas bastante
entendía la situación en el país natal, y así permanecería, a pesar de todo, en su distantes entre sí, informó a su amigo acerca del compromiso matrimonial de un señor

36 37
their freedom) would not be threatened. I am willing to admit that they are, to some
ANDRE BRETON- MANIFIESTO DEL degree, victims of their imagination, in that it induces them not to pay attention to certain
rules – outside of which the species feels threatened – which we are all supposed to know
SURREALSIMO and respect. But their profound indifference to the way in which we judge them, and even
to the various punishments meted out to them, allows us to suppose that they derive a
great deal of comfort and consolation from their imagination, that they enjoy their
So strong is the belief in life, in what is most fragile in life – real life, I mean – that in the madness sufficiently to endure the thought that its validity does not extend beyond
end this belief is lost. Man, that inveterate dreamer, daily more discontent with his destiny, themselves. And, indeed, hallucinations, illusions, etc., are not a source of trifling pleasure.
has trouble assessing the objects he has been led to use, objects that his nonchalance has [...] The case against the realistic attitude demands to be examined, following the case
brought his way, or that he has earned through his own efforts, almost always through against the materialistic attitude. The latter, more poetic in fact than the former,
his own efforts, for he has agreed to work, at least he has not refused to try his luck (or admittedly implies on the part of man a kind of monstrous pride which, admittedly, is
what he calls his luck!). At this point he feels extremely modest: he knows what women he monstrous, but not a new and more complete decay. It should above all be viewed as a
has had, what silly affairs he has been involved in; he is unimpressed by his wealth or his welcome reaction against certain ridiculous tendencies of spiritualism. Finally, it is not
poverty, in this respect he is still a newborn babe and, as for the approval of his incompatible with a certain nobility of thought. By contrast, the realistic attitude, inspired
conscience, I confess that he does very nicely without it. If he still retains a certain lucidity, by positivism, from Saint Thomas Aquinas to Anatole France, clearly seems to me to be
all he can do is turn back toward his childhood which, however his guides and mentors hostile to any intellectual or moral advancement. I loathe it, for it is made up of mediocrity,
may have botched it, still strikes him as somehow charming. There, the absence of any hate, and dull conceit. It is this attitude which today gives birth to these ridiculous
known restrictions allows him the perspective of several lives lived at once; this illusion books, these insulting plays. It constantly feeds on and derives strength from the
becomes firmly rooted within him; now he is only interested in the fleeting, the extreme newspapers and stultifies both science and art by assiduously flattering the lowest of
facility of everything. Children set off each day without a worry in the world. Everything is tastes; clarity bordering on stupidity, a dog’s life. The activity of the best minds feels the
near at hand, the worst material conditions are fine. The woods are white or black, one effects of it; the law of the lowest common denominator finally prevails upon them as it
will never sleep. But it is true that we would not dare venture so far, it is not merely a does upon the others. [. . .] We are still living under the reign of logic: this, of course, is what I
question of distance. Threat is piled upon threat, one yields, abandons a portion of the have been driving at. But in this day and age logical methods are applicable only to solving
terrain to be conquered. This imagination which knows no bounds is henceforth allowed problems of secondary interest. The absolute rationalism that is still in vogue allows us to
to be exercised only in strict accordance with the laws of an arbitrary utility; it is incapable consider only facts relating directly to our experience. Logical ends, on the contrary, escape
of assuming this inferior role for very long and, in the vicinity of the twentieth year, us. It is pointless to add that experience itself has found itself increasingly circumscribed. It
generally prefers to abandon man to his lusterless fate. Though he may later try to pull paces back and forth in a cage from which it is more and more difficult to make it emerge.
himself together on occasion, having felt that he is losing by slow degrees all reason for It too leans for support on what is most immediately expedient, and it is protected by the
living, incapable as he has become of being able to rise to some exceptional situation sentinels of common sense. Under the pretense of civilization and progress, we have
such as love, he will hardly succeed. This is because he henceforth belongs body and soul managed to banish from the mind everything that may rightly or wrongly be termed
to an imperative practical necessity which demands his constant attention. None of his superstition, or fancy; forbidden is any kind of search for truth which is not in conformance
gestures will be expansive, none of his ideas generous or far-reaching. In his mind’s eye, with accepted practices. It was, apparently, by pure chance that a part of our mental world
events real or imagined will be seen only as they relate to a welter of similar events, which we pretended not to be concerned with any longer -- and, in my opinion by far the
events in which he has not participated, abortive events. What am I saying: he will judge most important part -- has been brought back to light. For this we must give thanks to the
them in relationship to one of these events whose consequences are more reassuring discoveries of Sigmund Freud. On the basis of these discoveries a current of opinion is finally
than the others. On no account will he view them as his salvation. Beloved imagination, forming by means of which the human explorer will be able to carry his investigation much
what I most like in you is your unsparing quality. There remains madness, "the madness further, authorized as he will henceforth be not to confine himself solely to the most
that one locks up," as it has aptly been described. That madness or another…. We all know, summary realities. The imagination is perhaps on the point of reasserting itself, of
in fact, that the insane owe their incarceration to a tiny number of legally reprehensible reclaiming its rights. If the depths of our mind contain within it strange forces capable of
acts and that, were it not for these acts their freedom (or what we see as
38 39
augmenting those on the surface, or of waging a victorious battle against them, there is
PABLO NERUDA-POEMA 15

CONTEMPORANEA
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
1940-ahora
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma


emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.


Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Periodo que se caracteriza por los
Déjame que te hable también con tu silencio avances tecnológicos y cambios a nivel
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
social , una nueva vision del mundo
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.


Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

40
41
capital de la historia) quiero rememorar algunos axiomas. El primero: La Biblioteca existe
JORGE LUIS BORGES LA BIBLIOTECA ab aeterno. De esa verdad cuyo colorario inmediato es la eternidad futura del mundo,
ninguna mente razonable puede dudar. El hombre, el imperfecto bibliotecario, puede ser
DE BABEL obra del azar o de los demiurgos malévolos; el universo, con su elegante dotación de
anaqueles, de tomos enigmáticos, de infatigables escaleras para el viajero y de letrinas
para el bibliotecario sentado, sólo puede ser obra de un dios. Para percibir la distancia que
El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez
hay entre lo divino y lo humano, basta comparar estos rudos símbolos trémulos que mi
infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados
falible mano garabatea en la tapa de un libro, con las letras orgánicas del interior:
por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores:
puntuales, delicadas, negrísimas, inimitablemente simétricas. El segundo: El número de
interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco
símbolos ortográficos es veinticinco. Esa comprobación permitió, hace trescientos años,
largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los
formular una teoría general de la Biblioteca y resolver satisfactoriamente el problema que
pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un
ninguna conjetura había descifrado: la naturaleza informe y caótica de casi todos los
angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A
libros. Uno, que mi padre vio en un hexágono del circuito quince noventa y cuatro,
izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de
constaba de las letras MCV perversamente repetidas desde el renglón primero hasta el
pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma
último. Otro (muy consultado en esta zona) es un mero laberinto de letras, pero la página
y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las
penúltima dice «Oh tiempo tus pirámides». Ya se sabe: por una línea razonable o una recta
apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo
noticia hay leguas de insensatas cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias. (Yo sé
fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies
de una región cerril cuyos bibliotecarios repudian la supersticiosa y vana costumbre de
bruñidas figuran y prometen el infinito... La luz procede de unas frutas esféricas que llevan
buscar sentido en los libros y la equiparan a la de buscarlo en los sueños o en las líneas
el nombre de lámparas. Hay dos en cada hexágono: transversales. La luz que emiten es
caóticas de la mano... Admiten que los inventores de la escritura imitaron los veinticinco
insuficiente, incesante. Como todos los hombres de la Biblioteca, he viajado en mi
símbolos naturales, pero sostienen que esa aplicación es casual y que los libros nada
juventud; he peregrinado en busca de un libro, acaso del catálogo de catálogos; ahora
significan en sí. Ese dictamen, ya veremos no es del todo falaz.) Durante mucho tiempo se
que mis ojos casi no pueden descifrar lo que escribo, me preparo a morir a unas pocas
creyó que esos libros impenetrables correspondían a lenguas pretéritas o remotas. Es
leguas del hexágono en que nací. Muerto, no faltarán manos piadosas que me tiren por
verdad que los hombres más antiguos, los primeros bibliotecarios, usaban un lenguaje
la baranda; mi sepultura será el aire insondable; mi cuerpo se hundirá largamente y se
asaz diferente del que hablamos ahora; es verdad que unas millas a la derecha la lengua
corromperá y disolverá en el viento engendrado por la caída, que es infinita. Yo afirmo
es dialectal y que noventa pisos más arriba, es incomprensible. Todo eso, lo repito, es
que la Biblioteca es interminable. Los idealistas arguyen que las salas hexagonales son
verdad, pero cuatrocientas diez páginas de inalterables MCV no pueden corresponder a
una forma necesaria del espacio absoluto o, por lo menos, de nuestra intuición del
ningún idioma, por dialectal o rudimentario que sea. Algunos insinuaron que cada letra
espacio. Razonan que es inconcebible una sala triangular o pentagonal. (Los místicos
podía influir en la subsiguiente y que el valor de MCV en la tercera línea de la página 71 no
pretenden que el éxtasis les revela una cámara circular con un gran libro circular de lomo
era el que puede tener la misma serie en otra posición de otra página, pero esa vaga tesis
continuo, que da toda la vuelta de las paredes; pero su testimonio es sospechoso; sus
no prosperó. Otros pensaron en criptografías; universalmente esa conjetura ha sido
palabras, oscuras. Ese libro cíclico es Dios.) Básteme, por ahora, repetir el dictamen
aceptada, aunque no en el sentido en que la formularon sus inventores. Hace quinientos
clásico: La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya
años, el jefe de uun hexágono superior dio con un libro tan confuso como los otros, pero
circunferencia es inaccesible. A cada uno de los muros de cada hexágono corresponden
que tenía casi dos hojas de líneas homogéneas. Mostró su hallazgo a un descifrador
cinco anaqueles; cada anaquel encierra treinta y dos libros de formato uniforme; cada
ambulante, que le dijo que estaban redactadas en portugués; otros le dijeron que en
libro es de cuatrocientas diez páginas; cada página, de cuarenta renglones; cada
yiddish. Antes de un siglo pudo establecerse el idioma: un dialecto samoyedo-lituano del
renglón, de unas ochenta letras de color negro. También hay letras en el dorso de cada
guaraní, con inflexiones de árabe clásico. También se descifró el contenido: nociones de
libro; esas letras no indican o prefiguran lo que dirán las páginas. Sé que esa inconexión,
análisis combinatorio, ilustradas por ejemplos de variaciones con repetición ilimitada. Esos
alguna vez, pareció misteriosa. Antes de resumir la solución (cuyo descubrimiento, a pesar
ejemplos permitieron que un bibliotecario de genio descubriera la ley fundamental de la
de sus trágicas proyecciones, es quizá el hecho
42 Biblioteca.
43
el mundo antiguo. Los mayores se quejaban de la inflación, los
LAS BATALLAS EN EL DESIERTO cambios, el tránsito, la inmoralidad, el ruido, la delincuencia, el
exceso de gente, la mendicidad, los extranjeros, la corrupción, el
JOSÉ EMILIO PACHECO enriquecimiento sin límite de unos cuantos y la miseria de casi todos.
Decían los periódicos: El mundo atraviesa por un momento
angustioso. El espectro de la guerra final se proyecta en el horizonte.
Me acuerdo, no me acuerdo: ¿qué año era aquél?; Ya había El símbolo sombrío de nuestro tiempo es el hongo atómico. Sin
supermercados pero no televisión, radio tan sólo: Las aventuras de
Carlos Lacroix, Tarzán, El Llanero Solitario, La Legión de los embargo había esperanza. Nuestros libros de texto afirmaban: Visto
Madrugadores, Los Niños Catedráticos, Leyendas de las calles de en el mapa México tiene forma de cornucopia o cuerno de la
México, Panseco, El Doctor I.Q., La Doctora Corazón desde su Clínica abundancia. Para el impensable año dos mil se auguraba -sin
de Almas. Paco Malgesto narraba las corridas de toros, Carlos Albert especificar cómo íbamos a lograrlo- un porvenir de plenitud y
era el cronista de futbol, el Mago Septién trasmitía el beisbol. bienestar universales. Ciudades limpias, sin injusticia, sin pobres, sin
Circulaban los primeros coches producidos después de la guerra: violencia, sin congestiones, sin basura. Para cada familia una casa
ultramoderna y aerodinámica (palabras de la época). A nadie le
Packard, Cadillac, Buick, Chrysler, Mercury, Hudson, Pontiac, Dodge, faltaría nada. Las máquinas harían todo el trabajo. Calles repletas de
Plymouth, De Soto. Íbamos a ver películas de Errol Flynn y Tyrone árboles y fuentes, cruzadas por vehículos sin humo ni estruendo ni
Power, a matinés con una de episodios completa: La invasión de posibilidad de colisiones. El paraíso en la tierra. La utopía al fin
Mongo era mi predilecta. Estaban de moda Sin ti, La rondalla, La conquistada.
burrita, La múcura, Amorcito Corazón. Volvía a sonar en todas partes Mientras tanto nos modernizábamos, incorporábamos a nuestra
un antiguo bolero puertorriqueño: Por alto esté el cielo en el mundo, habla términos que primero habían sonado como pochismos en las
por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el películas de Tin Tan y luego insensiblemente se mexicanizaban:
mundo que mi amor profundo no rompa por ti. tenquíu, oquéi, uasamara, sherap, sorry, uan móment pliis.
Fue el año de la poliomielitis: escuelas llenas de niños con Empezábamos a comer hamburguesas, pays, donas, jotdogs,
aparatos ortopédicos; de la fiebre aftosa: en todo el país fusilaban malteadas, áiscrim, margarina, mantequilla de cacahuate. La
por decenas de miles reses enfermas; de las inundaciones: el centro cocacola sepultaba las aguas frescas de jamaica, chía, limón. Los
de la ciudad se convertía otra vez en laguna, la gente iba por las pobres seguían tomando tepache. Nuestros padres se habituaban al
calles en lancha. Dicen que con la próxima tormenta estallará el jaibol que en principio les supo a medicina. En mi casa está prohibido
Canal del Desagüe y anegará la capital. Qué importa, contestaba mi el tequila, le escuché decir a mi tío Julián. Yo nada más sirvo whisky a
hermano, si bajo el régimen de Miguel Alemán ya vivimos hundidos mis invitados: hay que blanquear el gusto de los mexicanos.
en la mierda. En los recreos comíamos tortas de nata que no se volverán a
La cara del Señorpresidente en dondequiera: dibujos inmensos, ver jamás. Jugábamos en dos bandos: árabes y judíos. Acababa de
retratos idealizados, fotos ubicuas, alegorías del progreso con Miguel establecerse Israel y había guerra contra la Liga Árabe. Los niños que
Alemán como Dios Padre, caricaturas laudatorias, monumentos. de verdad eran árabes y judíos sólo se hablaban para insultarse y
Adulación pública, insaciable maledicencia privada. Escribíamos mil pelear. Bernardo Mondragón, nuestro profesor, les decía: Ustedes
veces en el cuaderno de castigos: Debo ser obediente, debo ser nacieron aquí. Son tan mexicanos como sus compañeros. No hereden
obediente, debo ser obediente con mis padres y con mis maestros. el odio. Después de cuanto acaba de pasar (las infinitas matanzas, los
Nos enseñaban historia patria, lengua nacional, geografía del DF: los campos de exterminio, la bomba atómica, los millones y millones de
ríos (aún quedaban ríos), las montañas (se veían las montañas). Era
44
muertos), el mundo de mañana, el mundo en el que ustedes serán

45
LOS RITUALES DEL CAOS. CARLOS
MONSIVÁIS Conclusión
Si, además de la realidad, algo se opone a lo uniforme, son las crónicas urbanas de
personajes y creencias. Así, por ejemplo, este auge de lo diverse admite la convivencia,
divertida o resignada, contradictoria y complementaria, de Luis Miguel y el Nin̋o Fidencio,
Gracias a los aportes de estos grandes autores el día de
de El Santo, el enmascarado de Plata, y el Metro, de Sting y los coleccionistas de pintura
virreinal. Lo antes mencionado, en un sentido digamos que positive, apunta al caos: en hoy podemos presenciar los diferentes tipos de literatura y
esta oportunidad no la alteración de las jerarquías sino la gana de vivir como si las llegar a tener la literatura contemporánea que
jerarquias no estuviesen aquí, sobre uno y dentro de uno. Y el caos (en el sentido de hoytenemos, cada una de estas obras tienen un
marejada del relajo y suefio de la trascendencia) usa también de esas fijezas en el
significado y contexto de acuerdo a el tiempo y contexto
tumulto que llamamos rituales. Aunque no se perciba, en las grandes ciudades las
jerarquias se mantienen rígidas y, al mismo tiempo, las jerarquías pierden su lugar y se de la literatura en ese entonces.
deshacen en la trampa de los sentidos, en el embotellamiento de seres, automóviles, la literatura es un arte que Nos ayuda a expresar nuestros
pasiones, circunstancias. Y mientras esto acontece, son los rituales, esa última etapa de sentimientos y con ello obtener belleza auditiva y visual
permanencia, los que insisten en la fluidez de lo nacional. En la más intensa de las
El conocer la literatura d esta forma nos ayuda a
transformaciones concebibles, las ceremonias, objeto de estas crónicas, aportan las
últimas pruebas de continuidad. formarnos culturalmente y tener conocimientos de la
historia de la literatura

46 47

También podría gustarte