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Clottes 2002 Arte Parietal Paleolitico
Clottes 2002 Arte Parietal Paleolitico
fenómenos. A finales de la glaciación, por ejemplo, El de Los Pirineos constituye un grupo equivalen-
un ascenso del nivel del mar de unos 115 metros te al de Quercy. Sus más de treinta cuevas son
anegaría, sin duda, decenas de cuevas de las costas principalmente magdalenienses, aunque cuenta
de Francia, España o Italia con paneles pintados o con algunos santuarios considerablemente más
grabados. Sólo una de ellas, Cosquer, se ha preser- antiguos, Gargas y algunas galerías tanto de Trois-
vado en parte (fig. 1). Los santuarios decorados se Frères como de Portel. Los yacimientos se encuen-
encuentran, pues, en regiones privilegiadas en las tran a menudo reunidos en pequeños grupos,
que se pueden distinguir los siguientes conjuntos: como las cuevas vascas del Macizo de los Arbailles,
En Francia existen cuatro grandes grupos de cue- al oeste de la cordillera, las tres cavernas del Volp,
vas y abrigos decorados. El más importante es el y, sobre todo, las seis cuevas del valle de Tarascon-
de Périgord, con más de sesenta yacimientos que sur-Ariège, algunas de las cuales -Niaux, Les Trois-
abarcan los veinte mil años de producción del arte Frères, Le Tuc d'Audoubert, Le Portel, Gargas-
parietal y que cuenta con algunos de los más son muy importantes. El valle bajo del Ardèche
espectaculares santuarios conocidos, ya se trate de constituía un grupo menor, formado por una vein-
pinturas como Lascaux, Rouffignac o Font-de- tena de cuevas, hasta el descubrimiento de la gruta
Gaume, de grabados en Les Combarelles y Cussac Chauvet, que ha resultado ser un yacimiento de
o de esculturas en bajorrelieve como es el caso de excepción (fig. 2).
Le Cap Blanc. Quercy, junto con Lot fundamen- El resto de grutas y abrigos con manifestaciones
talmente, pero también con Tarn y Tarn-et- de arte parietal aparece disperso por diferentes
Garonne, forma un grupo, situado inmediatamen- lugares. Entre ellos cabe destacar la gruta Cosquer
te al sur de la Dordoña, de más de una treintena de en Provenza, Pair-non-Pair en Gironda, las caver-
cavernas decoradas cuyas cuevas más representati- nas de Charente (Le Placard, La Chaire-à-Calvin,
vas son Cougnac y Pech-Merle. Roc-de-Sers), Le Roc-aux-Sorciers y sus espléndi-
Rossi) y en el interior (Fumane). En esta última Arte de la luz y arte de las tinieblas
cueva la erosión ha ido destruyendo las manifesta-
ciones artísticas que hoy sólo se conservan en En contra de lo extendido de esta idea, el arte
forma de bloques fragmentarios con restos de pin- parietal paleolítico no es exclusivamente un "arte
turas12. Este mismo fenómeno se ha constatado en de las cavernas". Un reciente estudio ha demostra-
grutas de Alemania que debieron estar decoradas do que si en 88 yacimientos franceses las manifes-
pero que no han resistido el paso del tiempo (Höhle taciones artísticas se encontraban en la oscuridad,
Fels, Geissenklösterle). En el centro de Europa se en 65 casos éstas estaban expuestas a la luz del
han encontrado dibujos en Badanj, en la antigua día14. De hecho, pueden distinguirse tres situacio-
Yugoslavia, y en Cuciulat (Rumanía). En Rusia, en la nes diferentes: las cavernas profundas, que impli-
zona de los Urales, se conocen dos importantes caban el uso de una iluminación artificial, los abri-
cuevas decoradas de finales del Paleolítico superior, gos iluminados, en mayor o menor medida, de
Kapova e Ignatievka, sobre la que recientemente se forma natural, y los yacimientos al aire libre. Estos
ha publicado una monografía13. últimos están documentados fundamentalmente
En definitiva, podemos concluir que el arte parie- en España (Domingo García, Siega Verde, etc.) y
tal paleolítico abarca toda Europa Occidental, Portugal (Foz Côa, Mazouco), con un único caso
cubriendo sus manifestaciones una vasta superficie conocido en Francia, la roca grabada de Campome
que se extiende desde Andalucía, en el extremo sur en los Pirineos Orientales. Arte de la luz y arte de
de España, hasta los Urales, en el este, incluyendo las tinieblas. Ambas tendencias coexistieron a lo
el sur de Italia y Sicilia. largo de la vida del arte parietal aunque con una
clara preferencia hacia la segunda en algunas regio-
nes -los Pirineos- y en algunas épocas -
Magdaleniense Pleno y Final-.
Las esculturas en bajorrelieve sólo se dan en los cavernas era respetado, el de los refugios acababa
abrigos (fig. 3) y, curiosamente, se limitan al sud- perdiendo su interés y dejaba de serlo.
oeste de Francia; no se conoce ninguna en la
Península Ibérica ni en otros puntos de Europa.
De las pinturas que, en ocasiones, decoraban los
Sobre todo, caballos.
refugios, no quedan más que huellas ínfimas, con-
trariamente a lo que ocurre con los grabados, que A la luz o en la oscuridad, los motivos representa-
se han podido conservar en numerosos casos. dos son los mismos y manifiestan concepciones
Existe una diferencia importante relacionada con idénticas, aun cuando las técnicas hayan podido
los hábitats y con los usos del arte en función de su variar en función del lugar. El arte paleolítico es,
localización. En los refugios se constata casi siem- fundamentalmente, desde el comienzo hasta el fin,
pre la presencia de hábitats en los alrededores un arte animalista aunque desde hace unos años
inmediatos de las paredes pintadas. La gente vivía algunos especialistas insisten en la importancia de
allí y realizaba sus actividades cotidianas en con- los signos geométricos. Es cierto que tanto estos
tacto directo con las pinturas, grabados y bajorre- signos como los trazos indeterminados superan
lieves. No ocurría lo mismo con las cuevas pro- numéricamente a la representación de animales y
fundas, que, generalmente, no estaban habitadas. constituyen una de las características fundamenta-
Sin duda, el arte no gozaba de una misma conside- les de este arte. Desde el Auriñaciense de Chauvet
ración en uno y otro caso, pues en el fondo de las hasta el Magdaleniense Pleno y Final de Niaux,
cavernas casi nunca se destruía, borraba o estrope- encontramos superficies de puntos y pequeñas
aba, mientras que, en los refugios, las capas arqueo- rayas rojas en sus formas elementales aunque algu-
lógicas -es decir, los detritus del grupo- acababan nas de estas representaciones son complejas y for-
recubriendo los muros decorados. Así ha sucedido man figuras geométricas compuestas (fig. 6). Son
en La Viña, Gourdan o Le Placard. El arte de las las imágenes más misteriosas del arte de las caver-
nas y pocas son las grutas decoradas que no alber- hubieran podido preferir la representación de aves,
gan estas formas (Mayrière superior, La peces o serpientes, como ocurriría en manifesta-
Magdelaine, como tampoco es frecuente encontrar ciones artísticas posteriores de otros continentes,
grutas decoradas exclusivamente con ellas (Las pero no lo hicieron.
Herrerías en Asturias, Cantal y Frayssinet-le-Gélat En general, predominan los caballos (fig. 2) aun-
en el valle del Lot). Quiere esto decir que aparecen que, localmente, puedan verse superados en
casi siempre asociadas a las figuras animales, ya sea número por bisontes (Pirineos del Ariège) o cier-
en las mismas grutas, a menudo en los mismos vos (España cantábrica) [fig. 8], o incluso por
paneles, ya sea superpuestas sobre las representa- rinocerontes, felinos o mamuts, muy al comienzo
ciones de animales (figs. 5 y 7)15. del arte paleolítico (gruta Chauvet, fig. 9) o mucho
En cualquier caso, nuestra primera y más perdura- más tarde, en el Magdaleniense, cuando de nuevo
ble percepción del arte parietal es la de un bestia- reaparecen los mamuts en Rouffignac16. Sin
rio nutrido y variado, aunque muy caracterizado embargo, las representaciones equinas abundan
tipológicamente. La mayoría de los animales repre- sean cuales sean las formas y técnicas utilizadas,
Fig. 8- Dos ciervas pintadas en rojo
sentados son herbívoros de gran tamaño, aquellos los períodos o las regiones. El tema del caballo
parecen salir del fondo de la gruta.
Covalanas (Cantabria). que los hombres del paleolítico veían a su alrede- constituye, de algún modo, la trama del arte parie-
Cliché L. de Seille. dor y cazaban. No era una elección necesaria; tal, lo cual resulta particularmente sorprendente si
se tiene en cuenta que dicho animal, aunque figu- % de las especies representadas17, y, sin embargo,
raba regularmente en la dieta de los hombres del no se trata de un fenómeno único, aislado en el
paleolítico, se consumía por lo general en menor tiempo y el espacio; en Dordoña, en la misma
cantidad que el reno y el bisonte, e incluso menos época, los auriñacienses recurrían a los mismos
que la cabra montés en las zonas montañosas y de temas en sus grutas y refugios con mucha mayor
roquedos. El caballo desempeñó, no obstante, un frecuencia de la que se constata en las manifesta-
papel eminente en el bestiario, lo mismo que ocu- ciones artísticas de épocas más recientes. Parece
rre, aunque en menor medida, con el bisonte, pues que se produjo un cambio temático impor-
también presente en cantidades nada desprecia- tante en el Midi desde comienzos del Gravetiense
bles desde el Auriñaciense hasta finales del o finales del Auriñaciense, cuando los animales
Magdaleniense (fig 15). más frecuentemente cazados suplantaron a los ani-
Las representaciones zoomorfas tienen una males peligrosos en el bestiario figurado18.
importancia variable según las regiones, pero espe- Existen representaciones humanas, pero son Fig. 9- En el fondo de la gruta
cialmente en función de los períodos. Sorprende, minoritarias en relación con los animales pintados Chauvet se dibujó este mamut en
negro sobre una pared cubierta de
por ejemplo, la gran cantidad de animales raros y o grabados. Se han censado aproximadamente un
arañazos de oso. Posteriormente sus
peligrosos que aparecen en la gruta Chauvet: rino- centenar, sin contar manos y sexos femeninos ais- defensas se grabaron por encima.
cerontes, felinos, mamuts y osos constituyen el 63 lados. Su inferioridad numérica, constante en Cliché J. Clottes.
Los trazados digitales son ubicuos, aunque su que se destruyan al pisarlos, lo que ha debido de
presencia depende de las cualidades de la pared, producirse en numerosas casos.
pues es sobre superficies suaves donde se pueden Los grabados sobre pared, no tan célebres como
marcar trazos con el dedo. Estos trazados care- las pinturas debido a su apariencia menos especta-
cen, en general, de carácter representativo. cular, son probablemente más numerosos. Se rea-
Consisten en volutas, rayas ininteligibles que ocu- lizaron con sílex, logrando los efectos más varia-
pan varios metros cuadrados de paredes o bóve- dos (fig. 20). En algunos casos los artistas se limi-
das, como en Cargas (fig. 17) o en Cosquer21, aun- taron a esbozar los contornos de los animales por
que existen también dibujos naturalistas realiza- medio de trazos más o menos anchos y profundos.
dos con esta técnica (La Clotilde, fig. 18). En la Los más finos sólo pueden verse actualmente con
mayoría de los casos pertenecen a fases antiguas la ayuda de una iluminación rasante pero los expe-
Fig. 13- Numerosas manos en
del arte. rimentos modernos han demostrado que debieron negativo de dedos incompletos -por
Los grabados sobre arcilla (fig. 19) son más fre- ser mucho más visibles en el momento de su eje- estar doblados- fueron dibujadas en
cuentes en los Pirineos que en cualquier otro cución, cuando resaltaban en blanco sobre el rojo o en negro en la gruta de
Gargas, en los Pirineos franceses.
lugar y como ocurre con las pinturas en el exte- fondo oscuro de la pared; posteriormente irían
Arriba a la derecha, una serie de
rior, los problemas de conservación son cruciales. adquiriendo una pátina que les haría tomar paula- pulgares doblados estarcidos siguen un
Es fácil que pasen desapercibidos en el suelo y tinamente el mismo color que la superficie. Este relieve natural. Cliché J. Clottes.
Fig. 14- Bisonte macho perfectamente proceso podría explicar las numerosas superposi- animal, o mediante soplado en la técnica del
identificable de la gruta de Covaciella ciones de motivos que se observan en grutas como estarcido. Los análisis modernos han llegado a
(Asturias). Cliché J. Clottes.
Les Trois-Frères (fig. 21), Lascaux o Les revelar que algunas pinturas del Magdaleniense
Combarelles. En otros casos, los artistas utilizaron (Niaux, Fontanet) fueron realizadas según autén-
la técnica del raspado que produce un efecto de ticas fórmulas que incluían la incorporación de
blanco y permite jugar con los tonos de la roca y una carga, es decir, de polvo obtenido por moltu-
los tonos más claros del grabado (Trois-Frères, ración de diferentes piedras ¾biotita, feldespato
Labastide)22. potásico, talco¾ lo que les permitía ahorrar colo-
Las pinturas son, por lo general, rojas o negras. rante, fijar con más fuerza la pintura a la pared y
Las primeras son óxidos de hierro, como la hema- evitar que se resquebrajase al secarse23. Algunas
tites; las segundas, carbón o bióxido de magnesio. pinturas combinan varias técnicas como la bicro-
Se han hallado dibujos realizados con un trozo de mía o el empleo conjunto de grabado y pintura
colorante utilizado como un lápiz o un carboncillo para el mismo animal.
así como auténticas pinturas. El pigmento, en Ya desde el Auriñaciense, hace más de treinta mil
estos casos, fue desmenuzado y mezclado con un años, se conocían y se aplicaban las técnicas de
diluyente para asegurar la fluidez de la pintura que representación más sofisticadas, como puede verse
se aplicaba con el dedo, con un pincel de pelos de en la gruta de Chauvet. Los artistas utilizaban el
difuminado para sombrear el interior de los cuer- carbón en seis grutas francesas (Cosquer, Chauvet, Fig. 15- Silueta humana sin el más
pos y darles relieve, dominaban la perspectiva Cougnac, Pech-Merle, Niaux, Le Portel) y nueve mínimo detalle que parece haber sido
alcanzada por proyectiles. Gruta de
espacial por medio de diversos artificios, emplea- españolas (Altamira, El Castillo, Las Monedas, Las
Cougnac (Francia). Cliché J. Clottes.
ban dos colores principales, el grabado fino y pro- Chimeneas, Covaciella, Ojo Guareña, Peña de
fundo, los trazos digitales y el estarcido para las Candamo, La Pileta, Nerja).
manos en negativo. Cuando las cuevas sólo albergan grabados (Les
Combarelles, Cussac), pinturas rojas o pinturas
negras realizadas con bióxido de magnesio
Veinte mil años de arte parietal (Lascaux, Rouffignac), sigue siendo imposible, a
falta de materia orgánica, obtener una datación
Hasta finales de los años ochenta resultaba impo- directa. En estos casos, las atribuciones cronológi-
sible fechar directamente las pinturas, ya que se cas se llevan a cabo siguiendo métodos tradiciona-
necesitaba una cantidad importante de pigmento les. Generalmente, y siempre que es posible, se
para realizar un análisis. Los aceleradores de partí- recurre al contexto arqueológico, como en cuevas
culas permiten en la actualidad obtener una data- de los Urales24, o bien se procede por comparación
ción con menos de un miligramo de carbono. Así, estilística con otros yacimientos mejor o peor data-
se han logrado datar varias decenas de dibujos al dos. Por ejemplo, cuando se descubrió en
Algunos murieron allí y los hombres del paleolíti- lado, que los visitantes de las cuevas profundas
co encontraron sus huesos en el transcurso de sus eran poco numerosos.
incursiones subterráneas. En ocasiones les dieron El carbón desprendido de las antorchas, las hogue-
algún uso, utilizándolos como señalizaciones, o ras, algunos objetos de hueso o sílex esparcidos
extrayendo sus impresionantes colmillos (Tuc por el suelo, restos de comida o de otras activida-
d'Audoubert). En Chauvet, dispusieron un cráneo des, forman parte también de la documentación
sobre una gran piedra y clavaron húmeros de oso legada involuntariamente por los hombres prehis-
en el suelo, no muy lejos de la entrada (fig. 22). Los tóricos. En la mayoría de los casos, las grutas deco-
osos, por su parte, arañaban las paredes con sus radas no estaban habitadas, al menos durante lar-
garras (fig. 9) y esos arañazos tan visibles pudieron gos períodos. Los fuegos son ocasionales y los
inspirar dibujos digitales, como en Chauvet o gra- vestigios relativamente escasos, aunque, por
bados como en Le Portel. supuesto, existen excepciones (La Garma29, Tito
Deliberada o involuntariamente, los humanos Bustillo, Enlène, Labastide, Mas d'Azil, Bédeilhac).
dejaron huellas de distintos tipos. Cuando los sue- En estos casos resulta difícil determinar en qué
los eran moldeables, de arena o arcilla húmeda, se medida esos hábitats están o no relacionados con
han conservado impresas en ellos las huellas de las paredes decoradas. La presencia de objetos
sus pies desnudos (Niaux [fig. 23], Réseau decorados puede ayudar en ocasiones a esclarecer
Clastres, Tuc d'Audoubert, Montespan, Labastide, esta cuestión.
Pech-Merle, L'Aldène, Chauvet). En Fontanet Entre los vestigios más misteriosos hay que desta-
(fig. 24) aparecen algunas huellas de pies calzados. car los objetos depositados en las grietas de las
Estas huellas indican que los adultos iban a veces paredes, y más concretamente las esquirlas óseas o
acompañados por niños, incluso de muy corta los huesos incrustados con fuerza en dichas grie-
edad, en sus incursiones subterráneas y, por otro tas o en los suelos (fig. 22). Observados por vez
primera en las cavernas del Volp (Enlène, Les mera vez que se encuentran esqueletos humanos
Trois-Frères, Le Tuc d'Audoubert)30, han sido en las profundidades de una gruta paleolítica deco-
hallados posteriormente en numerosas cuevas rada. Mientras no hayan sido debidamente excava-
decoradas francesas (Bédeilhac, Le Portel, das y analizadas será imposible saber si pertenecí-
Troubat, Erberua, Gargas, etc.). Pertenecen a épo- an a hombres que murieron allí por accidente —lo
cas, a veces, muy alejadas en el tiempo y este hecho que no parece probable—, si estaban directamen-
es de gran interés, pues indica que los mismos ges- te relacionadas con los autores de los grabados, si
tos se repitieron durante miles de años. Así, en gozaban de un estatus particular, etc. Su presencia
Cargas, una esquirla ósea obtenida de una de esas confirma, sin embargo, una vez más, el carácter
grietas, situada junto a improntas de manos en mágico-religioso de las cavernas profundas.
negativo, resultó tener una antigüedad de 27.000
años, mientras que en las otras cuevas las esquirlas
son presumiblemente magdalenienses, es decir Arte paleolítico y chamanismo
13.000 o 14.000 años más recientes.
Fig. 18- Uro trazado con el dedo
sobre arcilla en La Clotilde Las sepulturas gravetienses recientemente descu- Desde el arte por el arte, el totemismo o la magia
(Cantabria). Cliché L. de Seille. biertas en Cussac31 plantean un enigma. Es la pri- cinegética propuesta por el abate Breuil, hasta las
poseían un sistema nervioso idéntico al nuestro, lo an encontrarlos allí. Tal estado de ánimo, reforza-
que implica que algunos de ellos debían de cono- do, sin duda por las enseñanzas recibidas, favore-
cer estados alterados de la conciencia en sus múl- cía seguramente la aparición de las alucinaciones
tiples formas, incluyendo las alucinaciones. que, según la experiencia de numerosos espeleólo-
Tuvieron, por ello, que enfrentarse a esa realidad a gos, propicia el medio subterráneo. Así, las grutas
su modo y según sus propios conceptos. podrían desempeñar una doble función facilitan-
A lo largo de veinticinco milenios se adentraron en do, por una parte, las visiones y permitiendo el
las cavernas profundas para hacer allí sus dibujos. contacto con los espíritus a través de las paredes.
En todas partes el ámbito subterráneo es percibi- Por sus temas, sus técnicas y sus detalles, las repre-
do como un mundo sobrenatural, reino de los sentaciones murales son perfectamente compati-
espíritus o de los muertos, puerta del más allá que, bles con las percepciones obtenidas durante las
en la medida de lo posible, se evita franquear. alucinaciones. Las imágenes de los animales, indi-
Adentrarse bajo tierra significaba pues arrostrar vidualizadas con detalles precisos, flotan sobre los
los miedos ancestrales, aventurarse deliberada- muros desconectadas de toda realidad, sin línea de
mente en el reino de los espíritus y dirigirse a su apoyo, a menudo sin respetar las leyes de la grave-
encuentro. La analogía con el viaje chamánico es dad, carentes de todo escenario o decorado. Los
evidente, pero el periplo subterráneo superaba en signos geométricos básicos, siempre presentes,
mucho al equivalente metafórico del viaje: era su evocan los percibidos a lo largo de los diversos
concreción en un medio en el que se desplazaban estadios del trance. En cuanto a los seres com-
físicamente y en el que los espíritus estaban, lite- puestos (fig. 16) y a los monstruos —animales
ralmente, al alcance de la mano. Cuando los hom- provistos de atributos pertenecientes a diferentes
bres del Paleolítico se adentraban en las galerías especies— se sabe que forman parte del mundo de
profundas debían de ser conscientes de encontrar- las visiones chamánicas. Esto no significa que
se en el mundo de los poderes ocultos, y esperarí- aquellos hombres hicieran sus dibujos en estado
Chauvet, Cussac, cuyo estudio ha aportado ya una Un nuevo marco teórico ha abierto una reciente Fig. 23- Huellas de pies desnudos de
rica cosecha de información, y tenemos razones vía de interpretación que permite estudiar e inten- niños impresos en la arcilla de una
cavidad. Gruta de Niaux (Ariège).
para esperar que la continuación de las investiga- tar entender mejor las razones por las que esos
Cliché J. Clottes.
ciones, o su comienzo, como en el caso de Cussac hombres de culturas tan antiguas, tan diferentes de
y La Garma, aporten muchos más datos. Un arte las nuestras, se adentraron tan profundamente en
al aire libre extraordinario ha aparecido en España la tierra para dejar sobre los muros su testimonio,
y Portugal. aún misterioso, y sus espléndidas imágenes.
Las dataciones por radiocarbono realizadas con El arte paleolítico desapareció, según lo corrobo-
acelerador (AMS) han demostrado la extremada ran numerosos especialistas, al término de la últi-
antigüedad de las manifestaciones artísticas de ma glaciación. A lo largo de muchos milenios los
algunas grutas y permiten fijar con precisión los hombres del Paleolítico superior, aun cuando
diversos períodos de su ocupación. pueda señalarse una evolución en sus culturas
En la actualidad, los especialistas centran toda su manifestada en los cambios experimentados por
atención en el contexto arqueológico, su conserva- sus herramientas, armas o adornos, llevaron fun-
ción y su análisis, y, en consecuencia, las activida- damentalmente el mismo tipo de existencia. Con el
des de los hombres del Paleolítico en las cuevas se recalentamiento de los tiempos postglaciares, su
van haciendo más visibles y más comprensibles. medio ambiente empezó a cambiar, la fauna de los
Notas
1
Breuil, H., 1952. 13
Scelinskij, V.-E, Sirokov, V.-N. y Bosinski, G., 26
Ibidem.
1999.
2
Balbín Behrmann, R. de y Moure Romanillo, J.-A., 27
Fortea, J., 1994, pp. 203-220.
1982. pp. 47-97. 14
Clottes, J., 1997. pp. 203-216. 28
Broglio, A. Cremaschi, M., Peresani, M., Bertola, S.,
3
Clottes, J. (ed.), 2001. 15
G.R.A.P.P., 1993. de Stefani, M., Tagliacozzo, A. y Villa, G., 2001. pp.
42-55.
4
Clottes, J. y Courtin, J. La Grotte Cosquer. 1994. 16
Plassard, J., 1999.
29
Moure Romanillo A. y Ontañon Peredo R., 1996, pp.
5
Aujoulat, N., Geneste, J.-M., Archambeau, CH., 17
Clottes, J. (ed.), 2001.
1-5.
Barraud, D., Delluc, M., Duday, H. y D. 18
Clottes, J., 1996. pp. 276-288.
Gambier, "La grotte ornée de Cussac", 2001. pp. 3-9. 30
Bégouën, R. y Clottes, J., 1981, pp. 157-188.
19
G.R.A.P.P., 1993.
6
Plassard, J., 1999. 31
Aujoulat, N., Geneste, J.-M., Archambeau, CH.,
20
Iakovleva, L. y Pinçon, G., 1997. Barraud, D., Delluc, M., Duday, H. y
7
Sobre el arte mobiliar, cf. Clottes (ed) 1990.
Gambier, D., 2001, pp. 3-9.
21
Clottes, J. y Courtin, J., 1994.
8
Villaverde Bonilla, V., 1994. 32
Delporte, H., 1990; Lorblanchet, M., 1995; Clottes, J.
22
G.R.A.P.P., 1993.
9
Sanchidrián, J. L., 2001. y Lewis-Williams, D., 1996; Clottes, J. y Lewis-
23
Clottes, J., Menu, M. y. Walter, P.H., 1990, pp. 21- Williams, D., 2001.
10
Fortea, J., 1994. pp. 203-220.
26. 33
Lewis-Williams, D. y Dowson, T. 1988, pp. 201-245;
11
Zilhão, J. (ed.), 1996. 24
Scelinskij, V.-E, Sirokov, V.-N. y Bosinski, G., Clottes, J. y Lewis-Williams, D., 1996; Clottes, J. y
12
Broglio, A. Cremaschi, M., Peresani, M., Bertola, S., 1999. Lewis-Williams, D., 2001.
de Stefani, M., Tagliacozzo, A. y Villa, G., 2001. pp. 25
Aujoulat, N., Geneste, J.-M., Archambeau, CH., 34
Clottes, J. y Lewis-Williams, D., 1996; Clottes, J. y
42-55.
Barraud, D., Delluc, M., Duday, H. y Gambier, D., Lewis-Williams, D., 2001.
2001, pp. 3-9.