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Es un ensayo filosófico coloquial que el propio autor dedica a su hijo Amador

de 15 años. Aunque es un libro destinado a adolescentes, también está


recomendado a lectores adultos por sus innumerables enseñanzas.

Ética para Amador podría resumirse en “el arte de vivir o el saber vivir”. Es
importante tener ética en la manera que vivimos para que nuestras decisiones
tengan los mejores resultados para la humanidad que queremos, teniendo en
cuenta las contradicciones que la vida humana nos entrega porque tenemos
lo que los demás animales no tienen: libertad.

Pero, ¿qué es la libertad? ¿Somos libres de decidir lo que nos pasa? ¿Qué
importancia tiene la ética?

Entendamos, a continuación, las cuestiones más relevantes planteadas en


este texto.

Resumen por capítulos


El libro consta de 9 capítulos más un prólogo y un epílogo, en los cuales, el
autor intenta reflexionar sobre algunas cuestiones éticas de la sociedad,
desde qué es la libertad hasta qué debemos hacer para llevar una vida plena.

Capítulo 1: De qué va la ética

Este capítulo arranca con la reflexión del autor en lo que se refiere a los
conocimientos. Señala que hay ciertas ramas del conocimiento que podemos
decidir aprender o no y que es posible vivir ignorándolas. Sin embargo, alude
a que existe un saber que es imprescindible, este es el conocer aquello que
nos conviene (lo bueno) o no (lo malo). Asimismo, apunta que el hombre, a
diferencia de los animales, tiene libertad de elección a la hora de responder
ante lo que le sucede.

Capítulo 2: Órdenes, costumbres y caprichos

Aquí se expone la diferencia entre órdenes, costumbres y caprichos. El autor


afirma, a lo largo de este capítulo, que no podemos elegir lo que nos pasa pero
si cómo hacer frente a ello. Mientras que las órdenes y costumbres son
impuestas. Los caprichos surgen de nuestro interior.

Capítulo 3: Haz lo que quieras

En esta parte del libro, Savater habla sobre la libertad, tema del que se
encarga la ética. La libertad no consiste solo en la toma de decisiones sino que
también hay que tener en cuenta aquello que se está diciendo. Aquí expone
que una orden o una costumbre no tienen por qué ser buenas, tampoco tiene
por qué serlo un capricho. Para determinar si algo es bueno o malo es
necesario el razonamiento.

Capítulo 4: Date la buena vida

Este capítulo parte de la pregunta: ¿qué debo hacer? El autor afirma que esta
respuesta deberíamos buscarla en nosotros mismos, en nuestro interior, sin
necesidad de preguntarle a nadie. También analiza el significado del
enunciado “Haz lo que quieras”.

Capítulo 5: ¡Despierta, baby!

Aquí, Fernando Savater reflexiona sobre las cosas materiales y la importancia


que les damos. Asimismo, indaga en la complejidad que supone vivir y la
necesidad de tratar a las personas como tal y no como objetos.

Capítulo 6: Aparece Pepito Grillo

El capítulo seis arranca explicando la etimología de la palabra “imbécil”. Pues,


el autor afirma que no debemos ser imbéciles, pero no atiende al significado
despectivo del término. Para ello, establece diferentes categorías del imbécil.
Según el autor, debemos ser conscientes y responsables de nuestros actos.

Capítulo 7: Ponte en su lugar

En esta parte, Savater explica que una de las cosas de las que se encarga la
ética es de “cómo vivir la vida”, también de cómo es la convivencia entre
humanos. El autor afirma que la convivencia entre personas no es sencilla
pero, la clave está en saber comprender y tratar al prójimo. Es decir, la
empatía es fundamental.
Capítulo 8: Tanto gusto

En este capítulo se expone el tema de los placeres innatos en la especie


humana y de cómo, generalmente, se identifican con la palabra inmoralidad.
Asimismo, estos suelen ser un tema tabú en la sociedad.

Capítulo 9: Elecciones generales

El libro concluye con una reflexión que diferencia ética y política. Mientras que
la ética se centra en los individuos en particular, la política abarca la sociedad
en su conjunto.

Análisis del libro Ética para Amador


Una de las características que llaman la atención de este libro es su carácter
epistolar. Asimismo, como el autor indica, no es un manual, sino una carta a
un adolescente que presenta un lenguaje directo y ameno.

Cada capítulo termina con algunas citas de autores sobre el tema tratado y se
sugiere como referencia bibliográfica. Algunos de ellos son: Gargantúa
y Pantagruel de François Rebelais, Jean Paul Sartre, Ética de Baruch
Spinoza, Utopía de Tomás Moro, Homero, El arte de amar de Erich Fromm etc.

Fernando Savater aclara que él no pretende enseñar a vivir con este libro. Para
ello, el autor sostiene que vivir no es una ciencia exacta y que la vida tiene
una medida personal. Veamos, a continuación, algunas ideas destacadas del
libro.

También puedes leer: El arte de amar de Erich Fromm

Sobre la libertad

¿Qué nos distingue de los demás animales? Entre otras cosas, la libertad de
decidir. Como seres humanos no solo disponemos de un camino a seguir, sino
de más. No somos automáticos pues, según el autor, “tenemos la opción de
decidir “sí” o “no”, quiero o no quiero”.

Así, el autor hace dos especificaciones sobre la libertad:


1. No podemos elegir lo que nos pasa: no podemos hacer todo lo que
queramos, así como tampoco somos libres de elegir lo que nos pasa,
pero sí somos libres para responder o actuar de una determinada forma
ante lo que nos sucede.
2. La libertad no significa omnipresencia: libertad no es conseguir todo
lo que uno quiere (omnipotencia) sino, más bien, la voluntad de elegir
dentro de lo posible.

En definitiva, tenemos la libertad de inventar y de elegir, pero también de


equivocarnos. Porque equivocarnos es humano y parte del proceso para
‘conocerse a sí mismo’, como ya decía el famoso aforismo griego sobre la
sabiduría.

Lee más sobre el aforismo: Conócete a ti mismo.

Las órdenes, las costumbres y los caprichos

Savater nos invita a diferenciar los 3 motivos básicos que nos hacen
actuar: las órdenes, las costumbres y los caprichos.

Las órdenes son motivos movidos por un castigo o recompensa.


Las costumbres, se realizan sin pensar y de manera casi automática y,
finalmente, los caprichos vienen con la ausencia de un motivo, simplemente
porque se desea.

Si atendemos a esta cuestión, vemos que la libertad de elección puede ser


relativa pues, estos motivos demuestran que algunas de nuestras elecciones
pueden tener repercusión en nuestro entorno. Asimismo, las elecciones que
los demás ejerzan sobre nosotros, también repercuten en nuestra felicidad o
infelicidad.

Por ejemplo, si en una familia la costumbre es que todos sus miembros


estudien filosofía y uno de ellos lo hace por costumbre y no tiene opción de
elegir ¿Va a ser feliz?

O, por el contrario, si decide estudiar lo que realmente le gusta sin atender a


las órdenes de su familia, ¿no indignará este hecho a sus antepasados?
Está claro que cada decisión que tomemos va a tener una repercusión, la clave
está en reflexionar lo que sea más conveniente.

El autor también hace una referencia aquí del libro Ética a Nicómaco de
Aristóteles, para aludir a nuestro poder de elección:

Tanto la virtud como el vicio están en nuestro poder. En efecto, siempre que está en
nuestro poder el hacer, lo está también el no hacer, y siempre que está en nuestro
poder el no, lo está el sí, de modo que si está en nuestro poder el obrar cuando es
bello, lo estará también cuando es vergonzoso, y si está en nuestro poder el no
obrar cuando es bello, lo estará, asimismo, para no obrar cuando es vergonzoso.

También te puede interesar: Ética de Aristóteles

El valor de las decisiones

“¿Por qué hago esto?” El autor afirma que detrás de este interrogante, que
todos deberíamos hacernos, se esconden una infinidad de preguntas más
como “¿por qué obedezco lo que me mandan?”.

¿Debemos vivir basándonos en las elecciones que otros elijan por nosotros?
¿Es una acción buena por el hecho de ser una orden o una costumbre?

Savater propone deliberar sobre las decisiones que tomamos o que toman por
nosotros para ver si, efectivamente, nos convienen o no.

En este sentido, según el autor, la ética nos enseña a “reflexionar sobre por
qué consideramos los comportamientos como válidos”.

¿Podemos hacer lo que queramos?

El autor atiende al significado que hay detrás de la frase “Haz lo que quieras”.
A menudo, para tomar decisiones nos ponemos al servicio de lo que digan los
demás o dejamos que otros tomen la decisión por nosotros pero, ¿realmente
es lo que queremos?

El mejor camino es, en este caso, preguntarnos a nosotros mismos lo que


queremos, pues, es la mejor forma de hacer uso de nuestra libertad. Debemos
decidir qué hacer con nuestra vida pues:
No se trata de pasar el tiempo, sino de vivirlo bien

Sin embargo, para buscar la “buena vida” no debemos olvidar que el ser
humano necesita una sociedad y cultura para desarrollarse, también de las
relaciones que establece con el resto de miembros de la sociedad.

Es por ello que en la búsqueda de la “buena vida” o de la “felicidad” individual


también debe estar la del resto. Pues, según el autor, “para que los demás
puedan hacerme humano, tengo yo que hacerles humanos a ellos”.

Egoísmo y empatía

El ser humano a veces es egoísta y piensa en sí mismo sin importarle el resto,


incluso actúa en beneficio propio aunque ello suponga una molestia para
otros.

Sin embargo, somos seres conscientes y responsables y, a menudo, nuestros


actos “incorrectos” aparecen en forma de remordimientos o como el autor
indica, emerge nuestro “Pepito Grillo” y no nos deja tranquilos.

En definitiva, tenemos la libertad de tomar decisiones pero hay que ser


responsable porque nuestros actos pueden llegar a perjudicar a otros.

¿Y cómo sé si una decisión no va a perjudicar? En este caso, lo mejor es


“ponerse en el lugar del otro”, es decir, ser empáticos.

Ética y política

Es necesario que existan una serie de pautas de tolerancia para que haya
diversidad cultural y no crímenes impuestos por un gobierno o una autoridad.

En este sentido, la política es indispensable para establecer un orden cívico y,


aunque algunos políticos tengan mala fama y carezcan de ética, esta también
es necesaria.

Aquí, el autor establece el objetivo común de la ética y la política que es el de


“vivir bien”. Sin embargo, mientras que la ética se centra en analizar y decidir
sobre lo más adecuado para vivir lo mejor posible, la política intenta buscar lo
mejor para convivir en sociedad.

CAPITULO I

DE QUÉ VA LA ÉTICA
En el capitulo I nos pretende enseñar que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a
voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay mas remedio que elegir y aceptar
con humildad lo mucho que ignoramos. (Savater, 1996, 15).

Nos habla que ciertas cosas nos convienen y otras no. Y el se refiere a ciertas cosas que no
nos conviene si queremos seguir viviendo. Él llama a las cosas que nos convienen "buenas"
porque nos sienten bien, y a las que nos sientan mal las llamamos "malo". Saber lo que nos
conviene es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos
intentamos adquirir. También nos habla que hay algunas cosas que pareciéndonos buenas
pueden ser muy perjudiciales para nosotros. (Savater, 1996, 16)

Durante todo el libro ejemplifica sus definiciones o sus opiniones, y en el capitulo I nos
habla sobre las hormigas blancas (tema muy entretenido), que levantan su hormiguero
varios metros de largo y duros como la piedra. (Savater, 1996, 18) El hormiguero les sirve
de caparazón contra ciertas hormigas mejor que ellas. Cuando un hormiguero se derrumba
las termitas-obrero se ponen a hacer de nuevo el hormiguero, las termitas-soldado
defienden a la tribu, y cierran el hormiguero con ellas afuera, dando su vida por la tribu.
Los hombres tenemos diferentes formas de pensar y por lo tanto el criterio de lo bueno y lo
malo no puede nunca llegar a ser el mismo para todo el mundo. Nos pone varios ejemplos
de la libertad de los hombres, como por ejemplo en la Ilíada , donde Homero Simpson
cuenta la historia de Héctor, el mejor guerrero de Troya que espera firme a Aquiles, éste
más fuerte que Héctor y probablemente va a matarle. Pero Héctor lo hace por su deber, que
consiste en defender a su familia . (Savater, 1996,19). El hombre a diferencia de
los animales es un ser racional al que se le da la opción de elegir y por lo tanto de
equivocarse. Un animal tiene una vida programada por la naturaleza , y no tiene más
remedio que cumplirla. En cambio los hombres nacemos libres, tenemos una vida por
delante que debemos construir nosotros mismos. (Savater, 1996, 20).

No podemos ser libres de elegir lo que nos pasa, si no libres de responder a lo que nos pasa
de tal o a cual modo. Ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo
indefectiblemente. No es lo mismo libertad que la omnipotencia. (Savater, 1996, 22) Por
ello cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podemos obtener de
nuestra libertad. (Savater, 1996, 23). También es verdad que el medio en el que nos
desarrollamos tiene mucha influencia en nuestra vida y en lo que consideramos bueno y
malo. (Savater, 1996, 25)

CAPITULO II

ÓRDENES, COSTUMBRES, Y CAPRICHOS


Las circunstancias nos imponen elegir entre dos opciones que no hemos elegido: vamos,
que hay ocasiones que elegimos aunque preferiríamos no tener que elegir. El primer
filósofo que se ocupo de esto fue, Aristóteles . (Savater, 1996, 27). Por lo general uno se
pasa la vida dando vueltas a lo que nos conviene o no nos conviene hacer. La mayoría de
nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto.

Otro ejemplo más, te despiertas y apagas la alarma, te quedas otro ratito más, te levantas
por que le autobús no espera, te duchas, (Savater, 1996, 29) has ido dando patadas a una
lata vacía. No creo que cada uno de esos actos los hayas realizado tras angustiosas
meditaciones: "¿me levanto? o ¿no me levanto? no se parecen a las del pobre capitán del
barco, tratando de decidir si tirar la carga o no. Has actuado de manera casi intuitiva, sin
plantearte muchos problemas . A veces darle demasiadas vueltas a lo que uno va a hacer
nos paraliza. Después Savater explica la siguiente pregunta: ¿por qué he hecho lo que hice?
Nuestras acciones debemos decidirlas nosotros. Lo que hacemos cada día, en cambio,
pueden llegar a ser costumbres que ya realizamos sin pensarlas, por ejemplo él lavarnos o él
peinarnos. (Savater, 1996, 30). Motivo es la razón que tienes o al menos crees tener para
hacer algo. Uno de los tipos de motivación que reconoces es el de que yo te mando que
hagas tal o cual cosa, a estos motivos se le llaman "ordenes". Al motivo que sueles hacer
siempre y lo repites casi sin pensar se llama "costumbres". El motivo que parece ser la
ausencia del motivo se le llama "caprichos". Los "funcionales" introducen aquellos gestos
que haces como puro y directo instrumento para conseguir algo. (Savater, 1996, 31). Cada
unos de los motivos inclina tu conducta en una dirección u otra, explica más o menos tu
preferencia por hacer lo que haces frente a las otras muchas cosas que podrías hacer. La
pregunta para plantear sobre ellos es ¿de que modo y con cuanta fuerza te obliga actuar
cada uno? Por que no todos tienen el mismo peso en cada ocasión. A la hora de hacer las
cosas, las hacemos por varios motivos:

-Por ordenes: esperando o un castigo o una recompensa.

-Por costumbre: por que es algo que estas habituado a hacer y ya haces sin pensarlo.

-Por capricho: por que es algo que nos apetece hacer. (Savater, 1996, 32).

Esta claro que la mayoría de las cosas que hacemos las hacemos por capricho, pero, hay
que tener claro que no todo se guía por lo que nosotros queremos o no queremos hacer,
también hay otras personas que quieren hacer cosas tan diferentes a las nuestras, que hasta
las pueden ver mal, y por ello existen las órdenes, para que nos marque la libertad y haga la
vida mas feliz a todos.(Savater, 1996, 35).

Aunque el autor nos dice que no podemos hacer lo que queramos creo que si lo podemos
hacer pero el acto realizado puede traer consecuencias no muy agradables, pero también es
cierto que de cierta manera tenemos una libertad un poco limitada ya que hay cosas que nos
suceden y que no son producto del actuar de otra persona , que no nos benefician, sino que
nos perjudican en algo, o simplemente son cosas en las que no podemos tomar parte alguna.
Cuando nos plantea la voluntad, creo que es algo muy parecido a lo que
he estado mencionando anteriormente ya que aunque si existen diferencias, esta nos va a
llevar a realizar una actividad de bien o mal; con todo esto en conjunto y llevándolo por el
buen camino, desde mi punto de vista después de haber visto la reflexión del autor, creo
que no va a crear lo que para nosotros podría ser la felicidad. (Savater, 1996, 35).
CAPITULO III

HAZ LO QUE QUIERAS


La mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan, porque son un medio al
ridículo, censura, chismorreo, deseo de aceptación en un grupo, o sencillamente por que
nos da la ventolera o el capricho de hacerlas así, sin más ni más. Cuando uno tiene que salir
a exponer el pellejo junto a las murallas de Troya desafiando el ataque de Aquiles, como
hizo Héctor, o cuando hay que decidir entre tirar al mar la carga para salvar a la tripulación
o tirar unos cuantos de la tripulación para salvar la carga (Savater, 1996, 38).

Libertad, es el asunto que se ocupa propiamente la ética, libertad es poder de decir "si" o
"no", digan lo que digan esto es lo que me conviene y es lo que quiero, aquello no me
conviene por lo tanto no lo quiero. Libertad es decidir pero también no olvides darte cuenta
de lo que estas decidiendo. Lo más opuesto de dejarse llevar, como podrás comprender. Y
para no dejarte llevar no tienes más remedio que intentar pensar al menos dos veces lo que
vas a hacer, aunque te duela la cabeza.

¿Por qué hago esto? lo hago por que me mandan, por que es costumbre hacerlo, por que me
da la gana. Lo bueno o lo malo referente a lo que preferimos hacer son términos muy
confusos. "Bueno": es lo que consideramos que nos hace bien. "Malo": es lo que
consideramos que nos puede perjudicar. (Savater, 1996, 38). "Lo hago por que me lo
mandan" ¿por miedo al castigo? ¿Por esperanza de un premio. Lo mismo sucede con las
"costumbres" ¿Por qué diablos tengo que hacer lo que suele hacerse? Ni que fuera esclavo
de quienes me rodean. Y cuando me interrogo por segunda vez sobre mis "caprichos", el
resultado es el mismo. Muchas veces tengo ganas de hacer cosas que enseguida se vuelven
contra mí, de las que me arrepiento luego.

En resumidas cuentas : puede haber órdenes, costumbres y caprichos que sean motivos
adecuados para obrar, pero en otros casos no tiene que ser así. Las órdenes y las costumbres
tienen una cosa en común: parece que vienen de fuera, que se te imponen sin pedirte
permiso. En cambio, los caprichos te salen de dentro, brotan espontáneamente sin que nadie
te los mande ni a nadie en principio creas imitarlos. Yo supongo que si te pregunto que
cuándo te sientes más libre, al cumplir órdenes, al seguir la costumbre o al hacer tu
capricho, me dirás que eres más libre al hacer tu capricho, porque es una cosa más tuya y
que no depende de nadie más que de ti. Claro que vete a saber: a lo mejor también el
llamado capricho te apetece porque se lo imitas a alguien o quizá brota de una orden pero al
revés, por ganas de llevar la contraria, unas ganas que no se te hubieran despertado a ti solo
sin el mandato previo que desobedeces. (Savater, 1996, 40).

La palabra "moral " etimológicamente, tiene que ver con las costumbres, pues eso
precisamente es lo que significa la voz latina mores, y también con las ordenes, pues la
mayoría de los preceptos morales suenan así "debes hacer tal cosa" "ni se te ocurra hacer tal
otra cosa".

Moral es le conjunto de compartimentos y normas que tú, yo y algunos de quienes nos


rodean solemos aceptar como validos; Ética es la reflexión sobre por qué los consideramos
validos y la comparación con otras morales que tienen personas deferentes. (Savater, 1996,
41). ¿Cuándo un hombre es bueno? No lo sabemos ni lo sabrá nadie jamás. Para cada
persona el hombre bueno es el que realiza unas acciones que a él le benefician o que piensa
de su misma manera. Para saber si un hombre es totalmente bueno o totalmente malo
deberíamos estar dentro de él cada vez que este realiza una acción. (Savater, 1996, 43).
¡¡¡Haz lo que quieras!!!

CAPITULO IV

DATE LA BUENA VIDA


Savater plantea un lema fundamental para la ética "haz lo que quieras", y dice que hay que
dejarse de ordenes y costumbres, de premios y castigos. No le preguntes a nadie que es lo
que debes hacer con tu vida: pregúntatelo a ti mismo. (Savater, 1996, 49). Pero resulta que
en ocasiones importantes o cuando nos tomamos lo que vamos a hacer verdaderamente en
serio, todas estas motivaciones corrientes resultan insatisfactorias: vamos, que saben a
poco, como suele decirse. (Savater, 1996, 50).

La buena vida humana es buena vida entre humanos, o de lo contrario puede que sea vida,
pero no será ni buena ni humana. Las cosas pueden ser bonitas y útiles, los animales
resultan simpáticos, pero los hombres lo que queremos ser es humanos, no herramientas ni
bichos. Y queremos ser tratados como humanos, por que eso de la humanidad depende en
buena medida de lo que los unos hacemos con otros. La buena vida humana es "la vida
entre seres humanos". Los hombres somos humanos y queremos ser tratados como tales por
eso "DARSE LA BUENA VIDA" no debe ser muy diferente a" DAR LA BUENA VIDA".
El mundo en le que vivimos los humanos es un mundo lingüístico, una realidad
de símbolos y leyes sin la cual no solo seriamos incapaces de comunicarnos si no también
de captar la significación que nos rodea. (Savater, 1996, 55).

En esta parte del libro se nos plantea el aspecto económico el cual creo que esta en todas
partes, problemas de la sociedad que creo que es la que nos esta comiendo a partir de la
gran variedad de problemas que surgen por este. Para lo anterior esta el comerciante Kane,
que a pesar de tener mucho dinero y poder no era feliz debido a que para conseguir lo que
tenia, había tenido que crearse una gran cantidad de enemistades, las cuales no le podían
proporcionar el cariño necesario para ser feliz, cariño que no puede proporcionar ningún ser
vivo a excepción del humano. (Savater, 1996, 56).

CAPITULO V

¡DESPIERTA, BABY!
Tanto Esaú como Kane estaban convencidos de hacer lo que querían, pero ninguno de ellos
parece que consiguió darse buena vida. Lo que queremos es darnos la buena vida pero no lo
esta tanto en que consiste eso de la buena vida. Y es que querer la buena vida no es un
querer cualquiera. (Savater, 1996, 60). El hacer lo que verdaderamente nos hace bien, no es
que queramos lo que nos apetece en el momento si no que debemos querer lo que sabemos
que, a la larga, nos hará. En esta vida todo son complicaciones y quien busca las
simplicidades nunca llega a ser nada por sí mismo. Cuando estamos obsesionados por las
cosas materiales nos perdemos y no nos damos cuenta que lo que de verdad en esta vida
nos hace falta es lo que las personas nos pueden dar.
Cuando tratamos a los demás como cosas, a la manera en que lo hacia Kane, lo que
recibimos de ellos son también cosas. Pero de este modo nunca nos darán esos dones mas
sutiles que solo las personas pueden dar, no conseguiremos amistad, ni respeto , amor.
Kane se le olvido este pequeño detalle y de pronto se dio cuenta de que tenía de todo salvo
lo que nadie más que otra persona puede dar: aprecio sincero o cariño. (Savater, 1996, 63).
La verdad es que las cosas que tenemos nos tienen ellas también a nosotros en
contrapartida: lo que poseemos nos posee. Lo que tenemos muy agarrado nos agarra
también a su modo… o sea que más vale tener cuidado con no pasarse.

La mayor complejidad de la vida es precisamente ésa, que las personas no son cosas. Al
principio no encontró dificultades: las cosas se compran y se venden. Las cosas Se usan
mientras sirven y luego se tiran.

La ética lo que intenta es averiguar en que consiste en el fondo, mas allá de lo que vemos
en los anuncios de la tele, esa dichosa buena vida que nos gustaría pegarnos. A las cosas
hay que manejarlas como cosas, y a las personas hay que tratarlas como personas, de este
modo las cosas nos ayudaran en muchos aspectos y las personas en uno fundamental, que
ninguna cosa puede suplir el de ser humanos. A lo mejor ser humanos no es cosa
importante porque queramos o no ya lo somos sin remedio… ¡Pero se puede ser humano-
cosa o humano-humano, humano simplemente preocupado en ganarse las cosas de la vida,
todas las cosas, cuanto más cosas, mejor y humano dedicado a disfrutar de la humanidad
vivida entre personas! Por favor, no te rebajes; deja las rebajas para los grandes almacenes ,
que es lo suyo (Savater, 1996, 65). Yo creo que la primera e indispensable condición ética
es la de estar decididos a vivir de cualquier modo: estar convencido de que no todo da igual
aunque antes o después vayamos a morirnos. Cuando se habla de «moral» la gente suele
referirse a esas órdenes y costumbres que suelen respetarse por lo menos aparentemente y a
veces sin saber muy bien por qué. Pero quizá el verdadero intríngulis no esté en someterse a
un código o en llevar la contraria a lo establecido sino en intentar comprender, por qué
ciertos comportamientos nos convienen y otros no, comprender de qué va la vida y qué es
lo que puede hacerla «buena» para nosotros los humanos. Ante todo, nada de contentarse
con ser tenido por bueno, con quedar bien ante los demás, con que nos den aprobado. Pero
el esfuerzo de tomar la decisión tiene que hacerlo cada cual en solitario: nadie puede ser
libre por ti (Savater, 1996, 66). Lo indispensable para darse" la buena vida" es sentirnos
bien con nosotros mismos que es de la única manera de que los demás nos vean bien.

CAPITULO VI

APARECE PEPITO GRILLO


¿Sabes cuál es la única obligación que tenemos en esta vida? Pues no ser imbéciles. La
palabra «imbécil» es más sustanciosa de lo que parece, no te vayas a creer. Viene del latín
báculos que significa «bastón»: el imbécil es el que necesita bastón para caminar. Tipos de
imbéciles:

a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, el que vive en un
perpetuo bostezo o en siesta permanente, aunque tenga los ojos abiertos y no ronque.
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le
presenta: marcharse y quedarse, bailar y estar sentado, masticar ajos y dar besos sublimes,
todo a la vez. (Savater, 1996, 69).

c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita los quereres de sus
vecinos o les lleva la contraria porque sí, todo lo que hace está dictado por la opinión
mayoritaria de los que le rodean: es conformista sin reflexión o rebelde sin causa.

d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere pero
lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza. A fin de cuentas, termina siempre haciendo
lo que no quiere y dejando lo que quiere para mañana, a ver si entonces se encuentra más
entonado.

e) El que quiere con fuerza y ferocidad, en plan bárbaro, pero se ha engañado a sí mismo
sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo la buena vida
con aquello que va a hacerle polvo.

Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia . Pero la conciencia no es algo


que le toque a uno en una tómbola ni que nos caiga del cielo. Por supuesto, hay que
reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor «oído» ético que otras y un
«buen gusto» moral espontáneo, pero este, «oído» y ese «buen gusto» pueden afirmarse y
desarrollarse con la práctica. (Savater, 1996, 71). Lo contrario de ser imbécil es tener
conciencia, que no es algo que tengan solo unos pocos, si no que se desarrolla si uno quiere.
La conciencia consiste fundamentalmente en lo siguiente:

a) Saber que no todo da igual.

b) Darnos cuenta de que lo que hacemos verdaderamente nos conviene.

c) Saber que como un acto reflejo debemos rechazar lo que sabemos que no nos hace bien.

d) Que no escondamos los malos resultados de nuestros actos bajo los pretextos de que
estábamos coaccionados por alguien o por algo. (Savater, 1996, 72).

Lo que consideramos que es malo es lo que no nos deja darnos la buena vida y para
conseguirlo debemos ser egoístas y querer lo mejor para uno mismo.

Hay que saber lo que uno quiere y sentirse bien con sigo mismo. El remordimiento lo
tenemos cuando nos damos cuenta de que hemos hecho algo mal, pero cuando nos damos
cuenta nosotros, no si alguien nos dice que hemos obrado mal. Ese es el verdadero castigo.
"Egoísmo" a quien solo piensa en si mismo y no se preocupa por los demás, hasta el punto
de fastidiarles tranquilamente si con ello obtiene algún beneficio. (Savater, 1996, 73).

Como somos libres podemos equivocarnos y por eso tenemos remordimientos, porque nos
damos cuenta de que hemos sido nosotros los que hemos hecho algo en contra de lo que
verdaderamente queríamos hacer. (Savater, 1996, 76)."Remordimiento" no es mas que el
descontento que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal la libertad, es
decir, cuando la hemos utilizado en contradicción con lo que de veras queremos como seres
humanos. (Savater, 1996, 78). Contra el remordimiento lo que debemos hacer es ser
responsables, y si no pensar antes lo que vamos a hacer y las consecuencias que nos puede
traer, y lo que es más importante saber aceptar las consecuencias. Hay que saber también
que las decisiones tomamos ahora van formando nuestro interior y nuestro futuro día a día.
(Savater, 1996, 80).

CAPITULO VII

PONTE EN SU LUGAR
En este capitulo, Savater nos explica le ética con un ejemplo muy peculiar, sobre la historia
de Robinson Crusoe, personaje que vive solo en una isla y que al ya estar bien establecido
en ella, encuentra que no esta solo, hablando de que encontró pruebas para poder decir que
hay otros humanos en la isla, lo cual le causa un problema, el cual esta lleno de dudas sobre
lo que tendrá que hacer. La ética no se ocupa de cómo alimentarse mejor o de cuál es la
manera más recomendable de protegerse del frío ni de qué hay que hacer para vadear un río
sin ahogarse, cuestiones todas ellas sin duda muy importantes para sobrevivir en
determinadas circunstancias; lo que a la ética le interesa, lo que constituye su especialidad,
es cómo vivir bien la vida humana, la vida que transcurre entre humanos. Si uno no sabe
cómo arreglárselas para sobrevivir en los peligros naturales, pierde la vida, lo cual sin duda
es un fastidio grande; pero si uno no tiene ni idea de ética, lo que pierde o malgasta es lo
humano de su vida y eso no tiene ninguna gracia. Se debe tratar a las demás personas, como
queremos que nos traten a nosotros, es lo que le interesa a la ética. (Savater, 1996, 85).

Al levantarte hoy, piensa que a lo largo del día te encontraras con algún mentiroso, con
algún ladrón, con algún adultero, o con algún asesino. Y recuerda que has de tratarles como
a hombres, por que son tan humanos como tú y por tanto te resultan tan impresendibles
como la mandíbula inferior lo es para la superior. Hay que tener claro que a los hombres
que no consideramos buenos los debemos mantener a distancia, pero también debemos
tener en cuenta que son humanos y aunque nosotros los consideremos malos, pueden
darnos humanidad. Es lo que nos trata de explicar Savater en este capitulo. (Savater, 1996,
87). Es muy cierto que a los hombres debo tratarlos con cuidado, por si acaso. Pero ese
«cuidado» no puede consistir ante todo en recelo o malicia, sino en el miramiento que se
tiene al manejar las cosas frágiles, las cosas más frágiles de todas… porque no son simples
cosas. Si hacemos el mal a los demás nos lo hacemos también a nosotros mismos porque
ese mal nos va a ser devuelto, tarde o temprano. Antes de hacer algo a alguien debemos
ponernos en su lugar y ver como nos afectaría, a eso se le llama humanidad (Savater, 1996,
88).

Los malos, es decir los que tratan a los demás humanos como a enemigos en lugar de
procurar su amistad. Como en la película Frankenstein, donde se dice que "Soy malo
porque soy desgraciado" En este otro ejemplo establece que el ser malo no es un factor de
estar viviendo una buena vida ya que la persona que es mala a su vez es desgraciada, esto
por diferentes motivos, desde luego si vamos dando enemistad no vamos a recibir amistad y
lo mejor es ser bueno que unirse con los malos (Savater, 1996, 90).

¿En qué consiste tratar a las personas como a personas, es decir, humanamente? Respuesta:
consiste en que intentes ponerte en su lugar. Reconocer a alguien como semejante implica
sobre todo la posibilidad de comprenderle desde dentro, de adoptar por un momento su
propio punto de vista. A fin de cuentas, siempre que hablamos con alguien lo que hacemos
es establecer un terreno en el que quien ahora es «yo» sabe que se convertirá en «tú» y
viceversa. Al tener que seguir tratando a estas personas como humanos, tenemos que
ponernos en su lugar, pienso yo que esto es para poder comprender el porque esta clase de
personas actúan así, viendo que también tienen sus intereses, objetivos y el que tienen que
tomar decisiones a partir de lo anterior, como para establecer que es lo que la demás gente
debe de esperar de esta clase de personas (Savater, 1996, 92). Ponerse en el lugar de otro es
algo más que el comienzo de toda comunicación simbólica con él: se trata de tomar en
cuenta sus derechos . Y cuando los derechos faltan, hay que comprender sus razones. A que
alguien intente ponerse en su lugar y comprender lo que hace y lo que siente. Aunque sea
para condenarle en nombre de leyes que toda sociedad debe admitir. En una palabra,
ponerte en el lugar de otro es tomarle en serio, considerarle tan plenamente real como a ti
mismo. Es lo que ocurrió con el ciudadano Kane o Gloucester, que se tomaron la vida tan
enserio que actuaron como si los demás no fuesen de verdad (Savater, 1996,
93). Interés viene del latín inter ese, lo que esta entre varios, lo que pone en relación a
varios, ósea que nuestro interés no es el nuestro exclusivamente, si no de otras personas,
que consideramos nosotros algo bueno. (Savater, 1996, 94). La vida es demasiado compleja
y sutil, las personas somos demasiado distintas, las situaciones son demasiado variadas, a
menudo demasiado íntimas, como para que todo quepa en los libros de jurisprudencia . Lo
mismo que nadie puede ser libre en tu lugar, también es cierto que nadie puede ser justo por
ti si tú no te das cuenta de que debes serlo para vivir bien. Debemos saber que es lo que las
demás personas quieren, para saber dárselo, y recibir un poco de esa cosa que dimos.
(Savater, 1996, 96).

CAPITULO VIII

TANTO GUSTO
En este capitulo, el autor cambia todos los temas vistos anteriormente por la inmadurez de
realizar lo que se establece y supone que todos debemos hacer para poder convivir en la
sociedad en la que tenemos que desarrollarnos, esto el autor lo define como inmoralidad.

Cuando la gente habla de «moral» y sobre todo de «inmoralidad», el ochenta por ciento de
las veces el sermón trata de algo referente al sexo. Tanto que algunos creen que la moral se
dedica ante todo a juzgar lo que la gente hace con sus genitales. En el sexo, de por sí, no
hay nada más «inmoral» que en la comida o en los paseos por el campo; claro que alguien
puede comportarse inmoralmente en el sexo (utilizándolo para hacer daño a otra persona,
por ejemplo), lo mismo que hay quien se come el bocadillo del vecino o aprovecha sus
paseos para planear atentados terroristas. Y por supuesto, como la relación sexual puede
llegar a establecer vínculos muy poderosos y complicaciones afectivas muy delicadas entre
la gente, es lógico que se consideren especialmente los miramientos debidos a los
semejantes en tales casos. El que de veras esta «malo» es quien cree que hay algo de malo
en disfrutar… Inmadurez es el que típicamente se establece como el sexo que aparece en
películas, forma de utilizar el concepto que es incorrecta ya que se a ido creando en las
personas que su objeto es el anteriormente dicho, pero la inmoral dentro del mismo tema
(sexo) podría establecerse como tal cuando se comete alguna violación en contra de
una mujer; la inmoral no solo puede se lo anterior sino que también puede estar presente en
la mesa a la hora de comer. (Savater, 1996, 100).
Lo que se agazapa en toda esa obsesión sobre la «inmoralidad» sexual no es ni más ni
menos que uno de los más viejos temores sociales del hombre: el miedo al placer. Y como
el placer sexual destaca entre los más intensos y vivos que pueden sentirse, por eso se ve
rodeado de tan enfáticos recelos cautelas. El placer nos distrae a veces más de la cuenta,
cosa que puede resultarnos fatal. Por eso los placeres se han visto siempre acosados por
tabúes y restricciones, cuidadosamente racionados, permitidos sólo en ciertas fechas, etc.:
se trata de precauciones sociales (que a veces perduran aun cuando ya no hacen falta) para
que nadie se distraiga demasiado del peligro de vivir. (Savater, 1996, 101).

La diferencia entre el «uso» y el «abuso» es precisamente ésa: cuando usas un placer,


enriqueces tu vida y no sólo el placer sino que la vida misma te gusta cada vez más; es
señal de que estás abusando el notar que el placer te va empobreciendo la vida y que ya no
te interesa la vida sino sólo ese particular placer. O sea que el placer ya no es un ingrediente
agradable de la plenitud de la vida, sino un refugio para escapar de la vida, para esconderte
de ella y calumniarla mejor… Esta claro que hay una gran diferencia entre el uso y el abuso
del placer. Si abusamos de un placer que es bueno lo podemos convertir en malo si
dependemos ampliamente de él hay que disfrutar de los placeres pero sin abusar de ellos ya
que entonces pueden llegar a ser peligrosos. (Savater, 1996, 105). Se piensa en el sexo
como una cosa obscena e inmoral, pero debemos saber que no es así, que es algo natural y
que no debemos tener pudor al hablar de ello.

CAPITULO IX

ELECCIONES GENERALES
Cuando leí el titulo de este capitulo, pensé que hablaría sobre políticos que debería estar en
la cárcel, o sobre los políticos que son demagogos; pero no, habla sobre la característica
que tendía el pueblo en general. En este capitulo, al igual que el anterior, Savater nos habla
sobre un tema muy diferente, nos habla sobre los políticos. La ética es para intentar
mejorarse a uno mismo, no para reprender elocuentemente al vecino; y lo único seguro que
sabe la ética es que el vecino, tú, yo y los demás estamos todos hechos artesanalmente, de
uno en uno, con amorosa diferencia. (Savater, 1996, 111). ¿Por qué tienen tan mala fama
los políticos? En una democracia los políticos somos todos, directamente o por
representación de otros. Ellos ocupan lugares especialmente visibles en la sociedad y
también privilegiados, tienen mas ocasiones de incurrir en pequeños o grandes abusos que
la mayoría de los ciudadanos de a pie. El echo de ser conocidos o envidiados, e incluso
temidos tampoco contribuye a que sean tratados con ecuanimidad (significado de la
ecuanimidad es una poderosa energía de precisión, cordura, armonía y equilibrio ).
Las sociedades igualitarias, es decir, democráticas, son muy poco caritativas con quienes
escapan a la media por encima O por abajo: al que sobresale, apetece apedrearle, al que se
va al fondo, se le pisa sin remordimiento. Por otra parte, los políticos suelen estar
dispuestos a hacer más promesas de las que sabrían o querrían cumplir. Su clientela se lo
exige (quien no exagera las posibilidades del futuro ante sus electores y no hace mayor
énfasis en las dificultades que en las ilusiones, pronto se queda solo. La única política que
nos puede favorecer es una política que nos trate a todos por igual, que no pisotee a los que
están abajo y destruya por envidia a los que están arriba, que se asocie a lo poco bueno y no
a lo mucho malo. (Savater, 1996, 113).
La ética es el arte de elegir lo que más nos conviene y vivir lo mejor posible; el objetivo de
la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que cada cual
pueda elegir lo que le conviene. Como nadie vive aislado (ya te he hablado de que tratar a
nuestros semejantes humanamente es la base de la buena vida), cualquiera que tenga la
preocupación ética de vivir bien no puede desentenderse olímpicamente de la política. La
ética y la política están relacionadas con la libertad, pero de una manera diferente ya que la
Ética plantea la libertad individualmente pero a todos y la política establece la libertad pero
de una manera general y a través de actividades que son necesarias para que la política
funcione. Entonces se establece que la política debe de respetar la libertad de la sociedad
incluyendo las características de esta como un algo que hace que la civilización funcione
(Savater, 1996, 114).

La ética no puede esperar a la política. No hagas caso de quienes te digan que el mundo es
políticamente invivible, que está peor que nunca, que nadie puede pretender llevar una
buena vida (éticamente hablando) en una situación tan injusta, violenta y aberrante como la
que vivimos. Eso mismo se ha asegurado en todas las épocas y con razón, porque las
sociedades humanas nunca han sido nada «del otro mundo», como suele decirse, siempre
han sido cosa de este mundo y por tanto llenas de defectos, de abusos, de crímenes. Pero en
todas las épocas ha habido personas capaces de vivir bien o por lo menos empeñadas en
intentar vivir bien. Cuando podían, colaboraban en mejorar la sociedad en la que les había
tocado desenvolverse; si eso no les era posible, por lo menos no la empeoraban, lo cual la
mayoría de las veces no es poco. Todos deberíamos ser más solidarios respecto al mundo
entero, que no se gastaran tanto dinero en armas que solo sirven para destrozar el mundo y
las gasten para favorecerlo y que no andemos de huevones (Savater, 1996, 115).

¿Cómo será la organización política preferible, aquella que hay que esforzarse por
conseguir y defender?

 a) Como todo el proyecto ético parte de la libertad, sin la cual no hay vida buena
que valga, el sistema político deseable tendrá que respetar al máximo las facetas
públicas de la libertad humana: la libertad de reunirse o de separarse de otros, la de
expresar las opiniones y la de inventar belleza o ciencia, la de trabajar de acuerdo
con la propia vocación o interés, la de intervenir en los asuntos públicos, la de
trasladarse o instalarse en un lugar, la libertad de elegir los propios goces de cuerpo
y de alma, etc. (Savater, 1996, 117)

 b) Se trata de aprender a considerar los intereses del otro como si fuesen tuyos y los
tuyos como si fuesen de otro. A esta virtud se le llama justicia y no puede haber
régimen político decente que no pretenda, por medio de leyes e instituciones ,
fomentar la justicia entre los miembros de la sociedad. La única razón para limitar
la libertad de los individuos cuando sea indispensable hacerlo es impedir, incluso
por la fuerza si no hubiera otra manera, que traten a sus semejantes como si no lo
fueran, o sea que los traten como a juguetes , a bestias de carga, a simples
herramientas, a seres inferiores, etc. (Savater, 1996, 118)

 c) La experiencia de la vida nos revela en carne propia, incluso a los más


afortunados, la realidad del sufrimiento. Una comunidad política deseable tiene que
garantizar dentro de lo posible la asistencia comunitaria a los que sufren y la ayuda
a los que por cualquier razón menos pueden ayudarse a sí mismos. Las desdichas
nos ponen en manos de los demás y aumentan el poder colectivo sobre el individuo :
es muy importante esforzarse porque ese poder no se emplee más que para remediar
carencias y debilidades (Savater, 1996, 119).

Ya que todos estamos unidos por la comunicación porque no hacer un esfuerzo común
para ayudar a los demás y en especial a nosotros mismos. Se establece que tratemos a las
personas como personas practicando lo que podemos definir como justicia, la cual podría
decir que es la que nos limita un poco la libertad, por lo que finalmente dice que la política
establece parte de la libertad (limita a esta) que se supone podría tener el hombre.

La democracia moderna ha intentado a lo largo de los dos últimos siglos establecer esas
exigencias mínimas que debe cumplir la sociedad política: son los llamados derechos
humanos cuya lista todavía es hoy, para nuestra vergüenza colectiva, un catálogo de
buenos propósitos más que de logros efectivos. Ya que nadie esta dispuesto a hacer un gran
cambio, las razones, son muchas, como por ejemplo que todo se lo dejamos a las personas
que claramente no son capaces de hacer algo, en este caso son los políticos. Y nosotros
somos los responsables de nuestra desgracia, por no hacer nada. (Savater, 1996, 120)

Resumen de la Ética para Amador


En esta ocasión queremos analizar de manera detallada todo lo que envuelve este
fascinante libro de la autoría de Fernando Savater en el cual promete hablar no
solo de su vida sino también de la nuestra. Es importante destacar que el autor
Fernando Savater escribió este libro con la finalidad de ofrecer a su hijo algunos de
los principios básicos de la ética, su forma de pensar sobre varios temas.

El resumen de la ética para Amador, libro que cuenta con un gran respaldo y
considerado como uno de los más exitosos de todos los tiempos, fue un ensayo
escrito en la década de 1996 y trata de un escrito de este personaje para dar
detalle por su parte sobre los principios de la ética, aplicándola a la vida cotidiana
de las personas.

Para comprender un poco más sobre este ensayo, vamos a dividir el resumen por
capítulos, de esa manera podremos tener una mejor comprensión de la lectura e ir
analizando detalle a detalle esta interesante obra emblemática de Fernando
Savater. El libro comienzo explicándonos toda la información que conlleve a la
ética, haciéndonos entender que todo lo podemos aprender si nos lo proponemos
hacerlo.
Argumento sobre Ética para Amador
Quienes han tenido la oportunidad de leer alguna vez “Ética para Amador” pueden
dar testimonio de la magnífico que resulta este trabajo realizado por Fernando
Savater. Desde principio a fin destaca por despertar en los lectores una gran
curiosidad a medida que se van adentrando cada vez más en el libro. El autor logra
de una manera increíble jugar con cada palabra allí escrita.

Es un libro que se puede adaptar fácilmente a la vida diaria de cada persona, en sus
pensamientos y las acciones que hacemos desde el punto de vista humano. El libro
tiene como fundamento hacia el lector en el aplique de la lógica del pensamiento y
así darse cuenta la reacción de cada persona en los diferentes momentos que los
hacen variar por como se vive.

En un comienzo del libro se da a entender que los primeros instantes de lectura no


ayudan a la persona a comprender muy bien la base fundamental de Ética para
Amador, es todo lo contrario. Pero una vez que vamos avanzando en la lectura del
mismo y adentrando en cada palabra, el libro nos ayuda a entender claramente lo
que es la ética en el ser humano y cómo ésta influye prácticamente en todos los
aspectos de la vida diaria de cada persona.

De manera global podríamos decir que el libro “Ética para Amador” se trata de una
extraordinaria obra que se encarga de simboliza una serie de elementos
indispensables para la buena lectura y la capacitación del entendimiento sobre
todo lo relacionado con la ética. De hecho su autor Savater se inspiró en este
sentido y fue gracias a su hijo que sacó a la luz este apreciado libro, siendo él
mismo la base fundamental del complemento.

Opinión personal sobre Ética para Amador


Analizando un poco sobre la estructura y la profundidad del libro “Ética para
Amador” podríamos decir que destacan muchos elementos importantes,
especialmente aquellos relacionados con los valores humanos que tenemos que
darle a la vida, así como también el sentido práctico que debemos realizar en las
diferentes etapas de nuestra vida.
El libro también resulta interesante porque toda aspectos tan cotidianos y sencillos
que podemos identificarnos rápidamente con él. Aparte de todo esto hace
referencia a la política y todo lo que ocurren actualmente en las sociedades del
mundo. Nos detalla momentos y ciclos básicos y que ninguna persona pueda dar
lo que no tiene, hay que ser perseverantes pero no hay que actuar sin iniciativa.

En nuestra opinión, el libro “Ética para Amador” resulta una gran alternativa para
ayudarnos a crecer como miembros de esta sociedad. En él se reflejan muchos
elementos fundamentales de un buen vivir. También nos enseña y muestra muchos
valores que actualmente no se aplican a la vida y que deberíamos comenzar a usar
si realmente soñamos con un mejor mundo.

Frases del libro


A lo largo del libro “Ética para Amador” podemos encontrar una variedad de frases
interesantes que nos pueden resultar de gran ayuda para cualquier momento de
nuestras vidas, especialmente cuando en nosotros está el anhelo de convertirnos
en mejores seres humanos ante la sociedad. Entre algunas de las frases más
destacadas del libro están:

 “La vida es complejidad y casi siempre complicaciones”


 Lo máximo que podemos obtener, sea de lo que sea, es la alegría”
 “El dinero, por su parte, sirve para casi todo y sin embargo no puede
comprar una verdadera amistad”
 “A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética”

Acerca del autor


Conozcamos en esta parte de nuestro artículo un poco acerca del autor del libro
“Ética para Amador” Fernando Savater. Es filósofo, escritor, novelista y autor
dramático, distinguido en el campo del ensayo y el artículo periodístico. Ha
centrado su interés en cuestiones éticas. Fernando nació el 21 de junio de 1947 y
fue un destacado profesor de Filosofía en muchas universidades, siendo un gran
referente para toda una generación.

Su libro Ética para Amador se convirtió en Best-Sellers. Este filósofo también


escribió importantes obras de teatro entre las cuales destacan sus obras teatrales
Juliano en Eleusis (1981), vente a Sinapia (1983) y Guerrero en casa escrita en el año
1992. Este escritor español dedicado sobre todo a la reflexión sobre la ética, es
considerado como uno de los más grandes personajes de la historia mundial de la
literatura.

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