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Introducción al estudio del derecho

Capitulo Sexto

Las fuentes del Derecho

I. Introducción

García Máynez expone que en la terminología jurídica, el término "fuente" tiene tres
acepciones: fuentes formales, reales e históricas. Las fuentes formales se refieren al
proceso de creación de normas jurídicas; las fuentes reales son los factores que determinan
el contenido de esas normas, y las fuentes históricas son los documentos que contienen el
texto de leyes. Aguiló Regla, en enfoques contemporáneos, clasifica las fuentes del derecho
en explicativas, justificativas y sistemáticas.

En el ámbito de las ciencias sociales, el origen de las normas jurídicas se vincula con
aspectos políticos y sociológicos. La lucha entre diferentes fuentes refleja conflictos por el
poder, y la legitimidad y eficacia de las normas están ligadas a su relación con el sentir
social, los derechos humanos y la democracia.

Desde el punto de vista terminológico jurídico, el concepto de "fuente del derecho" puede
referirse a facultades para crear normas, normas de segundo grado para la producción de
nuevas normas, o el origen del conocimiento jurídico. La teoría jurídica ha evolucionado
desde la idea de Savigny sobre el derecho como emanación del "espíritu del pueblo" hasta
la crisis de la ley como fuente predominante, con autores como Gény considerando la
interpretación y el razonamiento jurídico como fuentes del derecho.

La concepción tradicional de las fuentes del derecho se encuentra en crisis debido a la


imposibilidad de una teoría general válida para todos los ordenamientos jurídicos, las
dimensiones sociopolíticas de las fuentes, las diferencias entre familias jurídicas, la
diversidad de teorías en sistemas orientales, el pluralismo jurídico, el papel de la
Constitución en sistemas democráticos, la globalización jurídica y el cambio hacia un
Estado constitucional de derecho.

II. El sentido actual de la teoría de las fuentes del derecho


La doctrina tradicional de las fuentes del derecho enfrenta una crisis, principalmente porque
no ha explorado a fondo todos los modos de producción jurídica y se ha centrado en la ley
y la costumbre como las fuentes principales. En la actualidad, la costumbre es una fuente
residual, y la ley está en decadencia, perdiendo su posición central en el sistema de fuentes.
Esta pérdida de centralidad se debe, por un lado, a la crisis de la estatalidad del derecho,
con fenómenos supraestatales e infraestatales, y por otro lado, a la atribución de carácter
normativo a la Constitución, desplazando a la ley.

La supraestatalidad normativa, como el derecho internacional, y la infraestatalidad, como


las normas locales y municipales, han contribuido a la disminución de la centralidad de la
ley. Además, la Constitución, concebida como una norma jurídica, ha ocupado el lugar
central que antes tenía la ley en el Estado constitucional actual. La crisis se manifiesta
también en la sobreabundancia de leyes, generando desorientación y déficit en el
conocimiento del derecho, así como la creación de leyes ambiguas e irracionales que
afectan la seguridad jurídica e injusticia.

La decadencia de la ley se atribuye a la pérdida de sus características de generalidad y


abstracción, ya que ahora refleja valores e intereses heterogéneos. A pesar de esto, la ley
sigue siendo una fuente fundamental del sistema, aunque sin la posición privilegiada del
pasado. La disciplina de las fuentes del derecho se extiende a considerar el proceso global
de producción y aplicación del derecho a nivel supranacional, nacional y subnacional.

La teoría de las fuentes del derecho también aborda los modelos existentes sobre el
derecho. Se destacan dos modelos antagónicos: uno que ve al derecho como un conjunto
de normas con un enfoque desde arriba, y otro que lo considera como argumentación o
razonamiento justificativo con un enfoque desde abajo. Estos modelos representan dos
perspectivas distintas sobre la relación entre derecho y moral, así como sobre la autoridad
central en la creación del derecho.

III. Clasificaciones de las fuentes del derecho


Existen diversas clasificaciones de las fuentes del derecho. Una primera distinción se hace
entre fuentes directas e indirectas. Las directas contienen en sí la norma jurídica, incluyendo
la Constitución, los tratados, los precedentes judiciales, la ley, la costumbre y los principios
generales del derecho, entre otros. Las indirectas ayudan a la comprensión del derecho y
son documentos y publicaciones que permiten entender las normas jurídicas.
Otra clasificación se refiere a fuentes internas y externas, según Gény. Las internas incluyen
la ley, la costumbre y la tradición, mientras que las externas abarcan elementos objetivos
racionales y objetivos provenientes de la libre investigación científica.

Una tercera clasificación distingue entre fuentes estatales y extraestatales. Las primeras
son creadas directamente por los órganos del Estado, como la Constitución y la ley,
mientras que las extraestatales provienen de ámbitos no estatales, como la sociedad,
organizaciones políticas, sindicales, etc.

Otra clasificación es entre fuentes-acto y fuentes de hecho. Las fuentes-acto son normas
que crean o modifican el derecho, como la Constitución y la ley, mientras que las fuentes
de hecho constatan un hecho jurídico preexistente, como la costumbre y el precedente
judicial.

Se puede clasificar también entre fuentes escritas y no escritas, aunque esta distinción no
es tan relevante como la de fuentes legales y extra ordinem. En esta última clasificación, se
destaca que algunas fuentes del derecho no están reguladas por normas sobre producción
jurídica previas, como la Constitución, cuyo fundamento se encuentra fuera del sistema
jurídico.

Una clasificación más alude a la distinción entre fuentes formales y materiales. Las formales
son las fuentes directas o inmediatas, como la ley, mientras que las materiales son factores
que nutren a las formales, como la naturaleza de las cosas, la tradición, el interés social,
etc.

Finalmente, se clasifican las fuentes según su fuerza jurídica, distinguiendo entre fuentes
constitucionales, primarias y secundarias. Las fuentes constitucionales son las más
importantes y no pueden ser contradichas por ningún otro ordenamiento, seguidas por las
primarias, ubicadas en niveles inferiores a la Constitución, como los tratados y la ley, y las
secundarias, como el reglamento. También hay fuentes terciarias subordinadas a las
anteriores, como la costumbre praeter legem.

IV. Las fuentes formales en el ordenamiento jurídico mexicano


La Constitución:

En el Estado constitucional, la ley y otras fuentes normativas están subordinadas a la


Constitución.
En México, el artículo 133 establece la supremacía de la Constitución, siendo la ley suprema
de la Unión.

La Constitución es la norma de mayor importancia, y todas las demás normas deben estar
conformes a ella para ser válidas.

La Constitución funciona como fuente de fuentes y contiene normas aplicables directamente


en diversas relaciones jurídicas.

La obligatoriedad de la Constitución se basa en su legitimidad reconocida por gobernantes


y ciudadanos.

Los actos y omisiones contrarios a la Constitución son inconstitucionales, y existen


mecanismos de control de constitucionalidad.

Los tratados:

Los tratados celebrados por el presidente y ratificados por el Senado son parte del
ordenamiento nacional en México.

En el contexto globalizado, los tratados han ganado importancia como fuente formal del
sistema jurídico.

La relación entre la Constitución y los tratados varía en el derecho comparado, y en México,


se reconoce la supremacía de los tratados sobre las leyes.

La relación entre los tratados, la Constitución y las leyes debe ser objeto de discusión para
determinar su jerarquía y la integración internacional de manera más participativa y
democrática.

La Ley:

La palabra "ley" abarca toda norma jurídica emitida por el poder público, específicamente
por los órganos del Estado.

En sentido estricto, la ley es una norma aprobada por el Poder Legislativo y contrasta con
las costumbres, que surgen del pueblo.

La concepción contemporánea de la ley surge en las etapas finales de la Edad Moderna y


se consolida con la Revolución francesa, estableciendo la supremacía de la ley sobre otras
fuentes del derecho.
En la actualidad, la ley ha perdido importancia frente a la Constitución y se subordina a ella
en las sociedades contemporáneas y democráticas.

Aunque la ley sigue siendo relevante, su importancia se debe a su origen democrático,


garantía de división de poderes, prevención de arbitrariedades y regulación de ciertas
materias específicas.

La Jurisprudencia:

La jurisprudencia puede entenderse como la ciencia del derecho o como los criterios
contenidos en las decisiones de los tribunales.

En México, la jurisprudencia tiene carácter obligatorio según los términos establecidos por
la ley.

La obligatoriedad de la jurisprudencia tiene detractores debido a su limitación a la


discrecionalidad judicial.

Se establecen mecanismos para la creación, interrupción y modificación de la


jurisprudencia, como la reiteración, unificación, resolución de acciones de
inconstitucionalidad y controversias constitucionales.

La jurisprudencia puede ser temática y aplicarse a casos similares aunque no haya una
declaración específica de inconstitucionalidad.

Diversos órganos judiciales emiten jurisprudencia en base a normas y procedimientos


específicos, lo que refleja la diversidad en la estructura judicial del país.

El Reglamento:

El reglamento es una norma jurídica emitida por el Poder Ejecutivo para facilitar la
observancia de las leyes.

Se debate si el reglamento es expresión de la voluntad popular o solo de los


administradores.

La facultad reglamentaria del presidente está limitada por los principios de reserva de ley y
subordinación jerárquica.

No puede regular preceptos de la Constitución, salvo excepciones.

Diversas instancias emiten reglamentos, no solo el Ejecutivo.


La Costumbre:

La costumbre jurídica requiere repetición de actos y la convicción social de su carácter


obligatorio.

Clasificación: secundum legem (según la ley), contra legem (contra la ley), y praeter legem
(fuera de la ley).

En México, no existe costumbre derogatoria o contra legem según el Código Civil del Distrito
Federal.

Ejemplos de disposiciones que mencionan la costumbre en diferentes códigos.

Los Principios Generales del Derecho:

Se aplican en juicios civiles cuando no hay letra o interpretación jurídica de la ley.

Diferentes a los principios constitucionales, son subsidiarios y se aplican en ausencia de


ley.

Su valor normativo es cuestionado, pero son importantes para colmar lagunas jurídicas.

La Doctrina:

No reconocida formalmente como fuente del derecho en la Constitución.

Estudios científicos de juristas sobre el derecho para sistematizar, interpretar y aplicar


normas.

Importancia en la elaboración, interpretación y aplicación de normas, así como en la


transformación del derecho.

Los Procesos de Creación de Normas Individualizadas:

Además de leyes, costumbres y jurisprudencia, el derecho se compone de normas


individualizadas generadas por la aplicación e interpretación de normas generales.

Diferenciación entre normas que establecen competencia y procedimientos y las normas


individualizadas en sí.

Solo las normas que regulan la generación de normas individualizadas son fuente del
derecho en un sentido estricto.

V. Recapitulación
En la terminología jurídica tradicional, el concepto de "fuente" tiene tres acepciones:
formales (proceso de creación de normas), reales (factores que determinan el contenido de
normas) e históricas (documentos que contienen leyes). Enfoques contemporáneos
incluyen el explicativo (factores sociales), justificativo (valores que respaldan normas) y
sistemático (régimen de creación normativa).

Las normas jurídicas tienen su origen en fuerzas sociales y grupos de interés. La legitimidad
y eficacia de las normas están relacionadas con su conexión con el sentir social, derechos
humanos y democracia. La expresión "fuente del derecho" puede referirse a facultades de
creación, normas de segundo grado o al origen del conocimiento jurídico.

Las teorías de las fuentes del derecho presentan dos modelos: normativo y argumentativo.
La Constitución es fuente de fuentes, otorgando validez al ordenamiento, y también
contiene normas materiales directamente aplicables. Tratados ganan importancia debido a
la crisis de soberanía y globalización.

La ley ha perdido relevancia frente a la Constitución. El proceso legislativo federal en México


implica siete etapas, y la jurisprudencia se crea mediante mecanismos como reiteración y
unificación. La interrupción de la jurisprudencia permite cambios en criterios obligatorios.

El reglamento es un acto administrativo para ejecutar leyes, y su consideración como


expresión de la voluntad popular es debatida. La costumbre jurídica implica repetición de
actos, uso y convicción de su obligatoriedad.

Los principios generales del derecho, diferentes de los constitucionales, son subsidiarios y
se aplican en ausencia de ley. Aunque no reconocida formalmente, la doctrina impacta en
la elaboración, interpretación y aplicación de normas en México.

Capitulo Séptimo

Conceptos jurídicos fundamentales y división tradicional de la dogmática jurídica

I. Introducción a los conceptos jurídicos fundamentales


Los conceptos jurídicos fundamentales conforman un sistema donde algunos son primitivos
y otros derivados. Son esenciales para el estudio y práctica del derecho, proporcionando la
base teórica para otros conceptos. John Austin destaca principios comunes en sistemas
jurídicos, aunque no establece conceptos de validez universal. Félix Somló diferencia entre
jurisprudencia técnica y teoría jurídica fundamental.

Las teorías neokantianas de Stammler y Radbruch proponen categorías jurídicas a priori


con pretensión de validez universal. W. N. Hohfeld en el mundo anglosajón identifica ocho
conceptos fundamentales agrupados en correlativos y opuestos. Kelsen, aunque no aborda
explícitamente los conceptos fundamentales, presenta la estructura lógica de la norma
jurídica, rica en conceptos como antecedente y sanción.

La tarea principal respecto a los conceptos jurídicos fundamentales es analizar y reconstruir


un esquema conceptual éticamente neutral. Según Nino, la teoría del derecho debe
investigar criterios en el uso de tales expresiones, reconstruir criterios eliminando
ambigüedades y vaguedades, y mostrar conexiones lógicas para asegurar economía y
coherencia en las definiciones.

II. La relación jurídica


La relación jurídica es considerada por algunas teorías como un concepto jurídico
fundamental, siendo un conjunto de relaciones sociales reguladas por normas jurídicas.
Autores como Jaime Guasp resaltan su papel central en la sociedad, definiendo el derecho
como el conjunto de relaciones necesarias.

Kant y los neokantianos ven el derecho como un conjunto de condiciones que permiten la
armonización de los arbitrios individuales según una ley universal de libertad. Kant distingue
cuatro tipos de relaciones, siendo la última, entre sujetos con derechos y deberes, la única
considerada como relación jurídica.

Existen tres formas generales de concebir la relación jurídica: como una realidad
intranormativa, como la relación entre normas y sujetos destinatarios, y como los vínculos
entre personas determinados por la norma jurídica, según la concepción de Savigny. En la
última concepción, la relación jurídica implica vínculos jurídicos entre sujetos de derecho,
nacidos de hechos naturales o actos de voluntad, definidos por normas jurídicas,
estableciendo situaciones correlativas de derechos y deberes con ciertas prestaciones y
garantizadas por consecuencias coactivas o sanciones.

III.Hechos jurídicos
Los hechos jurídicos son acontecimientos o estados que, por sí mismos o en conjunto,
según lo establecido en las normas jurídicas, generan efectos legales. Se clasifican en base
a su función, complejidad, naturaleza positiva o negativa, su papel constitutivo, modificativo
o extintivo, y su origen natural o voluntario. Se diferencian de los actos jurídicos, que
involucran la voluntad humana. El Código Civil para el Distrito Federal establece criterios
para la posibilidad y licitud de los hechos en el contexto de los contratos.

IV. Acto y negocio jurídico


El acto jurídico implica la participación libre de la voluntad humana en eventos que el
derecho reconoce con consecuencias legales. Se clasifica en unilateral y bilateral, siendo
este último subdividido en contrato y convenio. Además, existe el negocio jurídico,
fundamental para contratos y testamentos, respaldado por la autonomía de la voluntad.
También hay "actos jurídicos no negociables", donde la consecuencia legal no es buscada
intencionalmente, sino que es establecida por normas.

V. El derecho subjetivo
El iusnaturalismo veía el derecho subjetivo como un poder innato, mientras que el
positivismo del siglo XIX lo enfocaba desde la autonomía de la voluntad, reduciéndolo al
ámbito privado. Hohfeld propuso cuatro significados: derecho, privilegio, potestad, e
inmunidad, y sus opuestos. El derecho subjetivo se entiende ahora como situaciones
particulares ante el orden jurídico. Diversas teorías explican su fundamento, como la de la
voluntad, el interés, y enfoques eclécticos. Kelsen propuso eliminar el dualismo entre
derecho objetivo y subjetivo, detallando varios sentidos del derecho subjetivo. La teoría
contemporánea debate si los derechos humanos están dentro del concepto de derechos
subjetivos del positivismo decimonónico. Ferrajoli critica esta concepción, argumentando
que subordinarlos al interés estatal contradice su existencia basada en la dignidad humana.

VI. Deber jurídico


En las teorías tradicionales, el deber jurídico se asociaba al deber moral, pero las teorías
contemporáneas buscan darle autonomía. John Austin lo veía como la obligación moral
derivada de la norma jurídica. Ramón Soriano, siguiendo a Hart, distingue entre deber
jurídico, social y ético. Para Kelsen, el deber jurídico es la conducta opuesta al acto
antijurídico, distinguiéndolo del deber moral. Hart lo entiende como una exigencia
intersubjetiva basada en normas socialmente aceptadas, superando visiones psicológicas
y sociológicas. Hoy se entiende que el deber jurídico es autónomo, reconocido por el
ordenamiento jurídico y más allá de las concepciones psicológicas y sociológicas. La teoría
jurídica contemporánea reconoce que los enunciados de deber jurídico no son
descripciones empíricas de estados mentales o acciones, sino que su sentido va más allá
de tales análisis.

VII. Persona jurídica


Este texto aborda el término "persona" desde sus orígenes griegos, donde se refería a las
máscaras teatrales. En la actualidad, se interpreta biológica, filosófica y jurídicamente. La
filosofía de Kant influyó al considerar a las personas como seres con un valor absoluto
debido a la racionalidad y autonomía. Jurídicamente, "persona" implica derechos y
obligaciones, diferenciando entre personas físicas e individuos que pertenecen al ámbito
jurídico y personas jurídicas, entidades formadas por la voluntad colectiva. Se exploran
diversas teorías sobre la naturaleza jurídica de las personas jurídicas, como la de ficción,
realista, institucional, formalista y kelseniana. Se destaca el enfoque analítico de Hart y la
perspectiva de Esquivel, quien cuestiona la existencia física de las personas jurídicas.
Además, se menciona el Artículo 25 del Código Civil para el Distrito Federal, que especifica
las entidades consideradas personas morales o jurídicas.

I. la nación, los estados y los municipios;

II. las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley;

III. las sociedades civiles o mercantiles;

IV. los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se re- fiere la
fracción xVI del artículo 123 de la Constitución Federal;

V. las sociedades cooperativas y mutualistas, y

VI. las asociaciones distintas a las enumeradas que se propongan fines políticos,
científicos, artísticos, de recreo o cualquier otro fin lícito, siempre que no fueren
desconocidas por la ley.

VIII. Capacidad jurídica y competencia

La capacidad, en el ámbito jurídico, se refiere a la aptitud para ser sujeto activo o pasivo de
derechos y obligaciones, y puede ser de goce o de ejercicio. La primera implica tener
derechos y obligaciones, pero sin la posibilidad de ejercitarlos, como en el caso de menores
o incapaces. La capacidad de ejercicio implica tener y poder ejercitar directamente esos
derechos y obligaciones. El Código Civil para el Distrito Federal establece que la capacidad
jurídica se adquiere con el nacimiento y se pierde con la muerte. La minoría de edad, la
interdicción y otras incapacidades son restricciones a la personalidad jurídica, pero los
incapaces pueden actuar a través de representantes.

En el ámbito penal, la capacidad se relaciona con el entendimiento, la edad, el raciocinio y


el control de la conducta. Los individuos con estas aptitudes mínimas son considerados
responsables de sus actos, mientras que los incapaces son inimputables y no pueden ser
penalmente sancionados.

La competencia, por otro lado, se asemeja a la capacidad pero se refiere a la facultad de


las autoridades para dictar normas dirigidas a otras personas en el ámbito público. La
competencia implica la autorización para regular la conducta de los demás mediante la
creación de normas jurídicas. Es importante señalar que la competencia puede estar
vinculada a un deber jurídico de actuar, como en el caso del carcelero que no solo tiene el
permiso sino también la obligación de mantener a alguien detenido según una resolución
judicial.

IX. Acción antijurídica y sanción

En la teoría kelseniana, el ilícito o acción antijurídica se considera como la condición para


la aplicación de una sanción. En el ámbito penal, los penalistas sostienen que una acción
es antijurídica cuando viola normas prohibitivas relacionadas con las normas que
establecen penas. Aunque el delito es un ejemplo típico de acción antijurídica en el derecho
penal, existen ilícitos o actos antijurídicos en diversos campos del derecho.

Kelsen argumenta que el acto antijurídico no contradice la norma, sino que representa una
situación hipotética que condiciona la aplicación de una sanción. Sin embargo, esta noción
ha sido criticada por no abordar adecuadamente las conductas que, aunque son realizadas
por el mismo autor del ilícito, no califican como delito. La definición kelseniana de "acto
ilícito" ha sido problemática debido a su concepción de las normas como estructuras
condicionales.

En contraste, autores como Hart proponen una distinción entre normas primarias y
secundarias para atribuir sentido a la noción de "delito" o ilícito. Se argumenta que las
sanciones pueden ser tanto negativas (coercitivas) como positivas (incentivos), y que el
sistema normativo utiliza diversas medidas para reforzar el respeto a las normas.
La cuestión de la sanción jurídica se vincula con la justificación de la pena, donde se
destacan dos posturas principales: el utilitarismo, que busca justificar la pena por sus
consecuencias positivas, como la disuasión o la rehabilitación; y el retribucionismo, que la
relaciona con el merecimiento y la restauración del equilibrio social. Sin embargo, la
discusión sobre la justificación de la pena también incluye argumentos basados en la
reducción de la criminalidad y la restitución de las víctimas.

X. Responsabilidad

Hart identificó cuatro sentidos de "responsabilidad": 1) como obligaciones o funciones


derivadas de un cargo o relación; 2) como factor causal; 3) como capacidad y estado
mental; y 4) como punible o moralmente reprochable. Para Kelsen, el último sentido es el
adecuado, vinculado a la susceptibilidad de ser sancionado, independientemente de haber
cometido una acción antijurídica.

Las responsabilidades se clasifican en directas (por acciones propias) e indirectas o vicarias


(por actos de otros), individuales y colectivas, y subjetivas (por culpa) y objetivas (por
resultado). Las penales suelen ser subjetivas, mientras que las civiles pueden ser objetivas
o subjetivas.

En la dogmática jurídica, las responsabilidades pueden ser penales, civiles, administrativas,


laborales y políticas, derivadas de los respectivos ámbitos normativos. En el ámbito político,
los servidores públicos están sujetos a responsabilidades políticas, penales,
administrativas, civiles y laborales por actos u omisiones que afecten los bienes jurídicos
tutelados.

Alf Ross vinculó la responsabilidad con la culpabilidad y el castigo, destacando la


transgresión de un sistema normativo. Distinguía entre responsabilidad como exigibilidad
(quien puede ser exigido por sus acciones) y responsabilidad como sancionabilidad (quien
puede ser condenado o sentenciado).

XI. División tradicional de la dogmática jurídica


La dogmática jurídica se divide en estudios sobre el derecho interno y externo. El derecho
interno aborda normas de un sistema jurídico nacional, mientras que el derecho externo
examina normas y ordenamientos internacionales. El derecho externo se subdivide en
internacional público y privado, tratando relaciones entre Estados y entre un Estado y
particulares extranjeros. Se han desarrollado áreas especializadas como el derecho
internacional de los derechos humanos, del mar, y humanitario

En el derecho interno, se distinguen el privado, público y social. El privado incluye el civil y


mercantil, abordando relaciones entre gobernados, personas, bienes y contratos. El público
comprende el constitucional, administrativo, penal, procesal y fiscal, regulando la
organización estatal, derechos fundamentales y funciones del gobierno. El social vincula a
los derechos económicos, sociales y culturales.

El derecho social se desglosa en laboral, agrario y de seguridad social. El del trabajo regula
relaciones laborales individuales y colectivas, el agrario aborda la propiedad rural, y el de
seguridad social trata salud, pensiones y jubilación.

Se destacan áreas emergentes como el derecho ecológico, electoral, de la información,


parlamentario, judicial, informático, espacial y relacionado con el genoma humano. También
se mencionan estudios clásicos y disciplinas asociadas como la sociología y psicología del
derecho.

Otras clasificaciones incluyen derecho sustantivo y adjetivo, objetivo y subjetivo, vigente y


eficaz. El derecho sustantivo regula derechos y deberes, mientras que el adjetivo trata
procedimientos judiciales. El objetivo es el derecho positivo de un Estado, mientras que el
subjetivo se basa en facultades y permisos. El derecho vigente es formalmente válido, y el
eficaz se aplica y cumple en la realidad social, evaluándose en términos de eficacia
normativa, efectividad y eficacia causal.

XII. Recapitulación

Los conceptos jurídicos fundamentales son herramientas esenciales para el estudio y la


práctica del derecho, sirviendo como base teórica para la construcción de otros conceptos.
W. N. Hohfeld identificó ocho conceptos fundamentales, agrupándolos en correlativos y
opuestos, como "derecho-deber" y "privilegio-no derecho". La teoría del derecho debe
investigar y reconstruir criterios de uso, eliminando ambigüedades y mostrando conexiones
lógicas.

La relación jurídica puede entenderse intranormativa, entre normas y sujetos, o entre


personas, basada en hechos o actos contemplados por normas. Los hechos jurídicos y
actos jurídicos producen efectos jurídicos, siendo el negocio jurídico fundamental para
contratos y testamentos.
Diversas teorías explican el derecho subjetivo, desde la voluntad hasta perspectivas
eclécticas. La filosofía analítica destaca su naturaleza normativa. El deber jurídico se
fundamenta en normas, independiente de aspectos psicológicos o sociológicos. La
existencia de personas jurídicas se entiende según el lenguaje jurídico del sistema.

La capacidad puede ser de goce o de ejercicio, y la competencia es la facultad de las


autoridades para obligar jurídicamente. El acto antijurídico es contrario a normas de
mandato, y la sanción busca reforzar el respeto a las normas y remediar su inobservancia.

Hart distingue cuatro sentidos de "responsabilidad", desde obligaciones derivadas de un


cargo hasta la responsabilidad como punible o moralmente reprochable. La dogmática
jurídica se divide en derecho interno y externo, clasificándose en privado, público y social.
Se destacan distinciones como derecho objetivo y subjetivo, sustantivo y adjetivo, y derecho
vigente y eficaz, considerando la eficacia normativa, efectividad y eficacia causal.

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