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Diferentes temas de investigación durante el contexto socio económico dominicano y

estratos sociales de los que provienen los presos o internos.

Las precarias condiciones socioeconómicas, generalmente acompañadas por un déficit educativo,


familiar, sociocultural y cognitivo, emotivo-personal, pueden considerarse como reales y
potenciales factores de riesgo y de vulnerabilidad delictiva en los jóvenes

América Latina es la región de mayor desigualdad de ingresos en el mundo y esta profunda


desigualdad genera, sin lugar a dudas, tensión social. Se ha demostrado que los incentivos
económicos son uno de los factores más importantes para el robo, el asalto callejero, el secuestro
y el robo a mano armada. La pobreza en sí misma, cuando se le interpreta en sentido clásico
como una simple falta de oportunidades, quizás no cause directamente violencia (Arriagada y
Godoy, 2000 y Fajnzylber, Lederman y Loayza, 2001), sin embargo, origina sentimientos de
frustración y estrés, que en combinación con otros factores pueden desencadenar
comportamientos violentos, por ejemplo, si además del desempleo (exclusión económica), se
suma el hacinamiento en los barrios urbanos, la influencia de los medios de comunicación que
incentivan frecuentemente la violencia, el individualismo, consumismo desenfrenado, entre
otros, y la presencia real de los factores facilitadores del crimen organizado, la droga, el alcohol
y las armas de fuego. En nuestra querida república dominicana todos estos factores de riesgo
son muy comunes ya que la mayoría de las familias dominicanas viven en una precaria situación
económica.

Es lamentable que la desigualdad social no solo se vea afuera en las calles de nuestro país sino
hasta en las cárceles, donde se encuentran dos clases sociales los ricos poderosos que constituyen
la minoría y los humildes pobres que constituyen la gran mayoría en la que solo pueden existir
permitiéndose ser pisoteado.

La mayoría de presos dominicanos son personas jóvenes y proviene de clases muy bajas, según
los resultados presentado por el último censo penitenciario en el 2013, estos resultados
permitieron conocer las características demográficas de los privados de libertad, las necesidades
de tratamiento penitenciario en el área de salud, educación y actividades deportivas, así como
conocer algunas variables de interés del área legal,
De las características demográficas de los privados de libertad se observó que la población
penitenciaria que predomina se encuentra entre las edades de 25 a 39 años con un 55%,
representando los envejecientes mayores de 60 años el 2% de la población.

De acuerdo a la Provincia de nacimiento de los que se encontraban en prisión, el 20.5% resultó


proceder de la Provincia de Santo Domingo, representando la mayor población, seguido del
Distrito Nacional y de la Provincia San Cristóbal.

En relación al estado civil, el 60% de la población es soltero, seguido por los de unión libre, con
un 31% del total, resultando los casados con el 8.1%. De la población total un 74% dice tener
hijos.

El 95% de la población penitenciaria en recintos tradicionales es de nacionalidad dominicana,


los extranjeros constituyen el 5% procedente de veintiséis países, dentro de los cuales los
nacionales de Haití representan la mayor población de extranjeros privados de libertad en
República Dominicana, seguidos por los Países de España, Venezuela, Colombia y Holanda.

En relación a los niveles de escolaridad, los iletrados en recintos tradicionales alcanzaron el


16.5% de la población, un poco más alto de lo arrojado por el último censo de la población
dominicana en el año 2010, el cual resultó con un 14% de analfabetos. El 54% de los letrados
dijo haber llegado hasta el nivel de primaria, un 41% alcanzó el nivel secundaria, y 719 dijeron
haber llegado al nivel universitario, lo que representa el 5% de esta población censada.

Un 39 % de la población respondió que practica algún deporte, siendo las actividades deportivas
parte del tratamiento penitenciario que se implementan acorde a los programas de regeneración
del privado de libertad, reflejándose menor incidencia de esta actividad en los recintos de la
región sureste, específicamente en Pedernales, Azua, Baní y San Juan de la Maguana.

De acuerdo a las diferentes religiones a las cuales pertenecen los internos, la católica representa
el mayor porcentaje con un 50% seguida de la evangélica o protestante con un 41% y de los
adventista con el 8% del total que pertenece a alguna religión.

Los resultados arrojados en el área de salud indican que un 26% de la población censada padece
de alguna enfermedad, teniendo los mayores porcentajes los padecimientos de asma,
hipertensión arterial, riñones y diabetes, asimismo de los 4,099 que sufren de alguna enfermedad
89 padecen de VIH y 197 de Tuberculosis.

Con relación a la condición jurídica los preventivos representaron el 47%, contra los condenados
que resultaron en un 53%, de los cuales existe una población de 6,174 que están sentenciados de
cinco a treinta años. Según el último censo. Actualmente La población penitenciaria
dominicana está integrada por 24,719 reclusos, de los cuales 14,543 están en condición
preventiva (58.8%) y 10,176 condenados (41.2%), conforme a un reporte de la Dirección
General de Prisiones, hasta el 24 de agosto del 2015, esto indica que los presos en condición
preventiva ha aumento un 6 % en relación al último censo

La población de internos que permanecen en prisión según el delito que se le acusa o condena
está en mayor porcentaje por homicidio, alcanzando el 31% de la población penitenciaria. Cabe
señalar que la población por homicidio se mantiene con un alto porcentaje debido a la
permanencia en prisión de esta población en relación a los años de condena que se le imputan a
este hecho, lo cual alcanza la pena máxima de 30 años.

De los 15,951 censados resultaron 486 deportados, procedentes de veintiún países,


predominando los que han llegado desde Estados Unidos con 271 deportados, Puerto Rico desde
donde llegaron 137, seguido por Venezuela y Curazao con 13 y 12 respectivamente

El 83.5% de la población penitenciaria resultó que tiene abogado, de estos el 60.5% dijo tener
abogado público, mientras que un 39.5% tiene abogado privado.

Existen provincias tales como San José de Ocoa, Hato Mayor, Independencia, y Monseñor Nouel
que no cuentan con establecimientos penitenciarios, esta población es enviada al recinto más
cercano. Con el resultado del censo se pudo observar la distribución de la población penitenciaria
por la provincia donde se le conoce su proceso judicial y el recinto donde se encuentra. En este
sentido los recintos de El Seibo, Cotuí, Departamental San Francisco de Macorís, y La Vega
resultaron tener una mayor población de otras provincias que la procedente de la localidad donde
se encuentra ubicado el recinto penitenciario.
La delincuencia va adquiriendo su propio lenguaje en las calles, y esos vocabularios se extienden
al día a día en las cárceles. En el mundo del micro-tráfico de drogas en los barrios, “vegetal” le
dicen a la marihuana; “polvo” a la cocaína; “piedra” al crack, y “manteca” a la heroína.

Cuando se le echa el denominado “ácido del diablo” a alguien para desfigurar cuerpos, se dice
“Lo derretí como una vela” o “Lo bauticé”.

“Ese lenguaje es propio de nuestra juventud de bajo nivel socio educativo y la cárcel es el reflejo
de la vida barrial”, considera el magistrado Rafael Báez, juez de Ejecución de la Pena de la
provincia Santo Domingo.

Entiende que la forma del lenguaje de los jóvenes privados de libertad es una expresión común
en estos tiempos fruto de la degradación del tejido social, la falta de educación en valores y el
deterioro progresivo de la célula familiar. (La delincuencia tiene su propia forma de hablar.
(Reportaje hecho por Fernando Quiroz Periódico Listín Diario).

Organización del Sistema cancelario Dominicano


Antecedente del sistema cancelario dominicano : el sistema carcelario dominicano inicia su
reglamentación el 6 de abril del año1943. En la era del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina,
fueron creadas 14 comisiones, integradas por un total de 52 mujeres, designadas en 1936, para
que velaran por el buen funcionamiento de las cárceles del país y las visitaran, cuando menos,
una vez por semana. Se hizo por decreto No.1740 del 3 de diciembre del citado año; el cuál
estableció en su artículo 2: que las comisiones debían preparar informes en cada visita realizada
a los reclusos y presentarlos al presidente de la República, donde se señalarían las
recomendaciones procedentes, para una mayor eficiencia de dichos establecimientos. El
régimen del tirano se fundamentó en un conjunto de leyes que abarcó el sistema penitenciario de
que procedió, sin que esto se hiciera realidad, ya que en la práctica por la misma característica
del régimen, despiadado, inhumano y salvaje no podía cumplir, con lo que en teoría se planteaba,
con la promulgación de leyes y decretos.

En el 1936, en nuestro país, el régimen estaba distribuido como a continuación se señala: una
cárcel pública en el Distrito Nacional, una penitenciaría ubicada en el poblado de Nigua y once
cárceles ubicadas en San Cristóbal, Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Puerto Plata,
San Pedro de Macorís, Montecristi, Azua, Moca, Barahona, El Seibo y Samaná. Posteriormente,
se dicta el decreto No.147-89, cuyo artículo único estableció la clausura, a partir del 1ro. de
mayo del mismo año, de la cárcel ubicada en el edificio conocido como el cubo de la ciudad de
Puerto Plata. De ese modo, se clausuró una celda que venía operando desde hacía 90 años. El 6
de abril de 1943, se promulga un reglamento para los alcaldes de las cárceles provinciales, cuyas
funciones eran las siguientes:

1-Velar por el estricto cumplimiento de las disposiciones encomendadas por la Procuraduría


General de la República.

2-Responder por la cantidad de presos entregados a la ciudad.

3-Llevar un registro de los presos que ingresen en las cárceles y asentar, con cuidado, los datos
que se requieren en los formularios que les sean suministrados por la Procuraduría General de la
República.

El referido reglamento contaba con 15 artículos y fue elaborado para crear un clima favorable a
la dictadura del tirano, en un momento en que el país vivía una situación difícil, debido al
desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y la condena de la opinión pública internacional a los
dictadores Adolfo Hiltler y Benito Mussolini.

-El anhelo que tenían las autoridades en demostrar que en el país se interesaban por los recintos
carcelarios conllevó a que en 1946 se construyera una cárcel modelo en Elías Piña, ubicada en la
salida de la ciudad, en la parte Oeste. El recinto era más o menos amplio, dividido en cuatro
secciones, tres para hombres, y una para mujeres. En cuanto a los menores, estos eran llevados a
San Juan de la Maguana.

Al inicio de la década de los 50, la situación de las cárceles no varió, muy por el contrario, las
condiciones de las mismas empeoraban. Las cárceles inauguradas en esta década funcionaban en
fortalezas militares y cuarteles, levantadas en diversas partes del país. Las edificaciones, al
principio lucían limpias, pero al paso del tiempo se convirtieron en lugares inhabitables para
humanos y cuarto de torturas, tales fueron: la fortaleza de Azua, Baní, y Neiba.

Castigo a los Presos Durante la Tiranía de Trujillo

Este régimen, presidido por el tirano Rafael Leónidas Trujillo, desde 1930, se caracterizó por
mantener a los reclusos en condiciones inhumanas, de ahí que quienes cometían hechos
delictuosos eran aborrecidos hasta por sus familiares, marcados para toda la vida por la sociedad.

Las personas acusadas de crímenes o de robos, se les torturaba dándoles pelas de


ablandamientos, para que fueran condicionándose a las normas carcelarias. De igual manera, se
dispuso que los presos comunes vistieran de raya, modalidad copiada de países europeos, con
mayor desarrollo que República Dominicana. Los reclusos eran utilizados en labores agrícolas en
colonias, propiedad del tirano, como El Pozo en Nagua. Allí los presos morían por decenas, ya
que era un lugar pantanoso y con una extensión territorial muy grande, tanto así, que a los
prisioneros, primero había que distribuirlo y después recogerlo en camiones. Los reclusos que
eran trasladados al Sisal, en Azua, padecían situaciones críticas, ya que éste era un sembradío de
sisal, planta con parentesco a la cabuya, allí aparecían alacranes, camarones, guasábaras. A estos
se les torturaba en la cárcel La 40, El 9 el 6½ de la Autopista Duarte, a esos lugares se les llamó
así por las calles o Kilómetros donde estaban ubicados.

Métodos de Torturas usados en la Era de Trujillo: El Potro: Fue un instrumento de tortura,


utilizado por los seguidores del Tirano, el cual consistió en poner al prisionero boca arriba y
halarle los brazos y piernas en direcciones opuestas, con torturas manivelas hasta que hable o
pierda la conciencia por el dolor o el desmembramiento de sus extremidades.

La Prensa para la Cabeza: Consistía en una prensa hecha con tablones y un tornillo sin punta, en
la que se le ponía la cabeza al recluso y comenzaba a aprestarla hasta que admitiera los hechos
que se les imputaban.

La Tenaza: Consistió en darles mordiscos, con pinzas, en los testículos a los reclusos, y parte del
dolor que provoca, por lo regular, castraba al que se le aplicaba.

La Silla Eléctrica: Constituyó una modalidad en la época de la década de 1950, y no se trajo del
extranjero, sino que se construyó en el país, dejando a un lado las modernas sillas que se
construían en el extranjero. Esta consistía en un sillón de madera, pero con abrazaderas metálicas
en los brazos, pies y cabeza, conectado a unos interruptores, que aumentaba el voltaje acorde con
el deseo del manipulador. Fueron motivos de diversión final de la dictadura por los hijos del
tirano (Ramfis y Radhamés), quienes llevaban a los presos políticos a esa silla para divertirse
mientras los veían morir lentamente.

Bastones Eléctricos: Fueron artefactos utilizados para provocar un impacto de corriente, y en la


mayoría de las ocasiones causaban la muerte

Gracias a Dios que estos método de tortura no se utilizan en nuestro país, y al nuevo sistema
Penitenciario que es el encargado de hacer cumplir las sanciones penales dictadas por los jueces,
con la aplicación del “nuevo modelo” garantizando la protección de los derechos humanos, en
estos, como lo establece nuestra con constitución en su artículo 8 que expresa los siguiente: Es
función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su
dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria,
equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social,
compatibles con el orden público , el bienestar general y los derechos de todos y todas. Este
articulo asegura que los aspectos más importantes en la vida de un ser humano se respeten:
educación, salubridad y alimentación, proveyendo las oportunidades de desarrollo profesional o
técnico, como así lo establece la Ley 224, sobre Régimen Penitenciario, al respecto el principio
28 del Código Procesal Penal señala que: el Estado garantiza condiciones mínimas de habilidad
en los centros penitenciarios y provee los medios que permiten, mediante la aplicación de un
sistema progresivo de ejecución penal, la reinserción social del condenado”.

El sistema penitenciario dominicano : convergen dos modelos de gestión penitenciaria, uno


denominado tradicional, cuyos recintos son conocidos como cárceles y penitenciarias, conforme
lo establecido en el artículo 1 de la Ley 224 del 1984. Así como un nuevo modelo, en donde se
trata de dignificar el tratamiento dispensado a las personas privadas de libertad, al cambiar no
solo la denominación de su estructura por la de Centros de Corrección y Rehabilitación (CCR),
sino al pasar de ser llamados los ingresados en dicho sistema de “presos” o “condenados” -con la
estigma social grave que conllevaba en el estado emocional de los mismos-, a ser nombrados
como internos, todo ello, con la finalidad de transparentar la función de la pena
constitucionalmente reconocida en el artículo 40.16 de nuestra Constitución, que no es otra que,
la de lograr la reeducación y reinserción social de la persona privada de libertad, a través de la
implementación del sistema progresivo. En los 40 centros penitenciarios guardan prisión
24,096 hombres y 623 mujeres aproximadamente. Además, 1,699 son extranjeros, el mayor
número de nacionalidad haitiana, con 1,310; 70 son norteamericanos y 319 de otras
nacionalidades que no especifica el informe.

En el sistema tradicional están recluidos 16,000, aproximadamente mientras que en los centros
del nuevo modelo 8,719. La población penitenciaria incluye a 106 ex policías y ex militares, los
cuales están recluidos en la cárcel del Campamento de Operaciones Especiales, ubicado en
Manoguayabo La mayoría de las personas que ingresan a prisión son por los delitos de robo y
drogas, según expresó el director de Prisiones, Tomás Holguín La Paz, aunque no precisó en qué
porcentaje. En tanto, sí estableció que 30 por ciento es por homicidio, con alrededor de 8,000.
El director de Prisiones dijo que la mayoría de los narcotraficantes están en los centros del nuevo
modelo de gestión penitenciaria, lo cual, aclaró, no constituye un premio. Argumenta que en esos
centros las visitas son más restringidas y los límites estrictos. ( Reportaje hecho por el Listín
Diario).

Las mujeres privadas de libertad se encuentran distribuidas en ocho recintos, estando el 70% de
esta población en los Centros de Corrección y Rehabilitación localizados en Baní, en Najayo
(San Cristóbal), y en Santiago. El otro 30% de las mujeres se encuentra en los recintos
tradicionales de Samaná, Nagua, Montecristi, Salcedo, y en el recinto exclusivamente para
mujeres localizado en Higüey. La población de Hombres representa el 97% de los privados de
libertad, estos guardan prisión en treinta y dos establecimientos penitenciarios, de los cuales
catorce son Centros de Corrección y Rehabilitación (CCR) con el 37% de la población masculina
y dieciocho son recintos tradicionales con el 63% de los hombres que están recluidos. En los
últimos años la población penitenciaria ha reflejado un considerable aumento con una variación
anual que ha llegado hasta un 14.6% .

El 1% ha estado recluido más de cinco veces en los presidios: Cuatro mil cuatrocientos
treinta y siete reclusos ha tenido más de un ingreso a prisión, el 30% de un total de 15,951
internos en los 19 recintos del viejo sistema carcelario, de acuerdo a un censo realizado por la
Dirección General de Prisiones.

Al detallar la cifra se indican que 3,104 reclusos -que representa el 21% de los reclusos- ha
tenido dos ingresos a prisión, mientras que 843 (9%) ha ido tres veces a la cárcel.

También se establece que en los recintos del viejo sistema penitenciario 280 presidiarios,
equivalentes al 2%, ha entrado cuatro veces a la prisión. En tanto que 95 reos han entrado a la
cárcel cinco veces, lo cual se traduce en un 0.6%.

El informe señala que los reos que han estado más de cinco veces en la cárcel ascienden a 115,
representando el 1% del universo que ha tenido más de un ingreso a la celda. Agrega que 10,435
ha ido una vez a la cárcel, lo cual equivale a un 70%.
El mapa muestra la ubicación de los centros penitenciario que existen en en la rep.dom.

El cuadro muestra la población privada libertad en cada región


Este mapa representa la población penitenciaria en cada provincia de la República Dominicana
al mes de agosto del 2013. Los colores más encendidos identifican las Provincias con mayor
concentración de población penitenciaria

Estos datos han variado puesto que fueron obtenido del último censo de los centros
penitenciarios en el 2013 , y tienen diferencia con los datos mencionado anteriormente en la
actualidad existen 40 recitos penitenciarios y la población de cada centro penitenciarios ha
aumentado considerablemente.

Cabe resaltar que en la actualidad, en vista de la sobrepoblación existente en los recintos


penitenciarios del modelo tradicional, que incrementa regularmente su capacidad máxima de
ingreso de un 200 a un 300%, además de la falta de preparación especializada de sus agentes de
seguridad (policías y guardias), la no segregación por estatus jurídico, edad y tipo penal, así
como los niveles de violencia existentes, a consecuencia de las condiciones inhumanas en las que
conviven. Sin desmeritar el hecho de que no se ha podido implementar el sistema progresivo
dispuesto en el artículo 13 de la Ley 224, lo que ha determinado en el país, el desarrollo
sostenido de los centros pertenecientes al nuevo modelo, el cual se inició a partir del año 2004,
con la inauguración del ubicado en Puerto Plata. Y para el año 2011 se encontraban funcionando
la cantidad de trece (13), encontrándose en proyecto a corto plazo para ser habilitado en el 2012
el CCR de La Romana. Lo cual podría decirse que ha constituido un remedio, pero no la cura
para la enfermedad anteriormente descrita, puesto que solo abarca menos del 20% de la
población privada de libertad. Las condiciones en las cuales los privados de libertad se
encuentran, constituye una obligación ineludible del Estado Dominicano, a través de las
instituciones creadas por el legislador para asumir dicha función, como es la Dirección General
de Prisiones, conforme a lo dispuesto en el artículo 6 de la Ley referida, en tal virtud, “el Estado
se encuentra en una posición especial de garante frente a las personas privadas de libertad, toda
vez que las autoridades penitenciarias ejercen un fuerte control o dominio sobre las personas que
se encuentran sujetas a su custodia. De este modo, se produce una relación e interacción especial
de sujeción entre la persona privada de libertad y el Estado, caracterizada por la particular
intensidad con que el Estado puede regular sus derechos y obligaciones y por las circunstancias
propias del encierro, en donde al recluso se le impide satisfacer por cuenta propia una serie de
necesidades básicas que son esenciales para el desarrollo de una vida digna”
El sistema penitenciario en República Dominicana está regido por la Ley 224-84 y con la misma
se creó la Dirección General de Prisiones como organismo regulador dependiente de la
Procuraduría General de la República con la responsabilidad de dar un servicio de bienestar,
asistencia y readaptación social al privado de libertad. Actualmente la población penitenciaria
para adultos se encuentra distribuida en treinta y seis recintos penitenciarios presentes en
veintisiete provincias del País, de los cuales diecisiete son Centros de Corrección y
Rehabilitación (CCR) incorporados desde el año 2004 como parte del Nuevo Modelo
Penitenciario en el País, y diecinueve permanecen como recintos del tradicional modelo. Los
recintos tradicionales se encuentran localizados en las provincias de Santo Domingo, El Seibo,
La Vega, San Juan de la Maguana, Sánchez Ramírez, Santiago Rodríguez, Hermanas Mirabal,
Samaná, María Trinidad Sánchez, Montecristi, Duarte, Barahona, Bahoruco, Pedernales, Azua,
La Altagracia y Peravia, sumando en total diecisiete provincias donde la seguridad de los
recintos está a cargo de la Policía Nacional y del Ejército Nacional. Mientras que los Centros de
Corrección y Rehabilitación CCR’s se encuentran distribuidos en las provincias de Santiago, San
Cristóbal, Espaillat, Peravia, La Vega, Duarte, Dajabón, Elias Piña, Valverde, Puerto Plata, La
Altagracia, La Romana, San Pedro de Macorís, Monte Plata y Santo Domingo, con el 38% de la
población penitenciaria, estando presentes en quince provincias. La seguridad en los CCR’s está
a cargo de los Vigilantes de Tratamiento Penitenciario (VTP). La Distribución de Recintos por
Regiones es la siguiente, de acuerdo a cuadro generado por la División de Estadísticas de la
Dirección General de Prisiones.
LA NUEVA ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA CARCELARIO DOMINICANO

Organigrama de un Centro de Corrección y Rehabilitación

Procuradora General de la Republica

Dirección General de Prisiones

Director/a del
Centro
Comisión de Vigilancia.
Junta de Tratamiento
Evaluación y Sanción

Encargado/a de Admisión
y Egreso Digitador/a

Subdirector/a Asistencia
Subdirector/a Subdirector/a
y Tratamiento
Seguridad y Vigilancia Administrativo/a

Asistente Jurídico Personal Auxiliar


Supervisor/a de
Servicios

Psicólogo/a Mayordomo / Conserje

Encargado/a de Área
Trabajador/a Encargado/a
Social Económico

Promotor/a Mensajero/a
Agente de Vigilancia y Deportivo y Cultural
Tratamiento

 Servicio Interior Encargado/a de Conductor/a


 Servicio Exterior
Talleres
 Servicio Traslado

Maestros/a
Encargado/a de la
Cocina

Médicos
 Enfermero/a
El sistema penitenciario en República Dominicana está regido por la Ley 224-84 y con la misma
se creó la Dirección General de Prisiones como organismo regulador dependiente de la
Procuraduría General de la República con la responsabilidad de dar un servicio de bienestar,
asistencia y readaptación social al privado de libertad. Actualmente la población penitenciaria
para adultos se encuentra distribuida en treinta y seis recintos penitenciarios presentes en
veintisiete provincias del País, de los cuales diecisiete son Centros de Corrección y
Rehabilitación (CCR) incorporados desde el año 2004 como parte del Nuevo Modelo
Penitenciario en el País, y diecinueve permanecen como recintos del tradicional modelo. Los
recintos tradicionales se encuentran localizados en las provincias de Santo Domingo, El Seibo,
La Vega, San Juan de la Maguana, Sánchez Ramírez, Santiago Rodríguez, Hermanas Mirabal,
Samaná, María Trinidad Sánchez, Montecristi, Duarte, Barahona, Bahoruco, Pedernales, Azua,
La Altagracia y Peravia, sumando en total diecisiete provincias donde la seguridad de los
recintos está a cargo de la Policía Nacional y del Ejército Nacional. Mientras que los Centros de
Corrección y Rehabilitación CCR’s se encuentran distribuidos en las provincias de Santiago, San
Cristóbal, Espaillat, Peravia, La Vega, Duarte, Dajabón, Elias Piña, Valverde, Puerto Plata, La
Altagracia, La Romana, San Pedro de Macorís, Monte Plata y Santo Domingo, con el 38% de la
población penitenciaria, estando presentes en quince provincias. La seguridad en los CCR’s está
a cargo de los Vigilantes de Tratamiento Penitenciario (VTP). La Distribución de Recintos por
Regiones es la siguiente, de acuerdo a cuadro generado por la División de Estadísticas de la
Dirección General de Prisiones.

La dirección general de prisiones y sus dependencias

La Ley 224 en su artículo 6 establece la creación de la Dirección General de Prisiones como un


organismo central dependiente de la Procuraduría General de la República Dominicana, y bajo
cuya dirección y control estarán todos los establecimientos penales del país.

A raíz de esta ley el estado dominicano crea la dirección general de prisiones a la cual le compete
el control y la supervisión de las cárceles del país exceptuando las cárceles de niños, niñas y
adolescentes. Este organismo estará bajo la dirección de la procuraduría general de la Republica.

Establece que la Dirección Nacional de Prisiones es un servicio civil de bienestar, asistencia y


readaptación social. Sus funcionarios serán reclutados entre la población civil, tendiéndose a la
progresiva exclusión de quienes provengan de instituciones militares y policiales, y estará a
cargo de un Director General que tendrá fundamentalmente las funciones siguientes:

Dirigir y supervigilar la marcha administrativa, técnica y orgánica del servicio; Proponer


proyectos de reglamentos para el servicio y dictar las instrucciones para la correcta y cabal
aplicación de las disposiciones legales y reglamentarias; Destinar, trasladar y suspender a los
empleados y funcionarios del servicio, a los cargos que corresponda, de acuerdo con las
disposiciones legales y reglamentarias; Aplicar al personal de vigilancia las medidas
disciplinarias que determine el reglamento; Disponer el traslado de los reclusos a su
permanencia en los establecimientos penitenciarios y de readaptación; y f) Ejecutar las demás
funciones que se le fijen por ley o reglamento.

Además del Director General, integran la Dirección General de Prisiones, en principio, los
siguientes departamentos: Departamento de Secretaría y Administración; Jurídico; De
Inspección; De Personal; De Vigilancia y Tratamiento Penitenciario; De Contabilidad y
Control; Industrial; Educacional; De Criminología; Sanitario; De Bienestar y Asistencia
Social; De Menores; De Mujeres;

Comisión de Vigilancia, evaluación y Sanción: Esta comisión es un organismo colegiado


integrado por un Director penal, un Psiquiatra, un visitador social, con la misión de evaluar el
tratamiento de los reclusos, su adaptación, concesión de permisos y aplicación de sanciones.
(Artículo 20 ley 224)

Dicho organismo es también una instancia de apelación para las quejas o peticiones que los
reclusos puedan presentar a la dirección del establecimiento.

La existencia de este organismo es de vital importancia para los reclusos por su carácter de
tribunal interno, que está constituido por personas de un roce cotidiano con ellos ante las cuales
pueden hacer sus reclamos.

Departamento de vigilancia y tratamiento penitenciario: La ley 224 también crea el


Departamento de vigilancia y tratamiento penitenciario, que es la policía penitenciaria. La cual
se encarga de la supervisión y custodia de los recintos carcelarios. Este personal enfrenta un alto
nivel de exigencia en el desempeño de sus funciones, particularmente en el ámbito de conductas
morales, ya que este debe constituir un ejemplo para los reclusos a su cargo.

Este es un cuerpo civil, que depende de la Dirección General de prisiones. Y su personal ira en
sustitución de la policía y el Ejército Nacional.

Cada funcionario de la policía penitenciaria deberá ser formado de manera rigurosa, de acuerdo
con la ley, incluyendo una formación acabada en aspectos legales, reglamentarios y ética
profesional.

Implementación del sistema progresivo: el artículo 13 establece que régimen penitenciario


aplicable a los condenados por sentencias definitivas, en aquellas penas que por su duración lo
permitan, tendrá carácter progresivo y contará de tres períodos fundamentales:

1) De observación; 2) de tratamiento; 3) de prueba;

Durante el período de observación que durará entre diez y treinta días se mantendrá al recluso en
dependencia separada del resto de la población penal que se encuentre en otros períodos de
tratamientos, y se efectuará el estudio de su personalidad, de su medio social y de sus
antecedentes personales, para determinar la sección o establecimiento a que deba ser destinado y
la naturaleza del tratamiento que sea conveniente aplicarle.

Durante el período de tratamiento se intentará la rehabilitación del recluso, mediante la


instrucción, el trabajo, la asistencia espiritual, la disciplina, la práctica de ejercicios y de sanos
pasatiempos y demás métodos que la naturaleza del caso aconseje.

El período de prueba comenzará a aplicarse de la manera siguiente: Para aquellos condenados


hasta 5 años después del cumplimiento de un tercio de la pena; para los condenados a más de 5
años después de un cuarto de la pena; en situaciones especiales se podrá proponer la puesta en
prueba de algún recluso que no caiga dentro de estas disposiciones, en cuyo caso la decisión
quedará a cargo de la Comisión de Vigilancia, Evaluación y Sanción creada por esta ley.
Presupuesto destinado a las cárceles dominicanas: El director general de Prisiones, Tomás
Holguín La Paz, dijo que mantener el sistema penitenciario es costoso, ya que requiere de todo
un montaje de programas para atenciones de salud, de formación y educación de gente que
delinquen porque no se educó y no tiene un comportamiento adecuado.

Reveló que mantener un recluso le cuesta al Estado 73.37 pesos por día, por lo que se destina
RD$1,813,633 en atención a los 24,719 reos en los 40 recintos existentes.

Trabajar con una persona con deformaciones desde la niñez resulta muy costoso, muy costoso”,
expresó. Enfatizó que trabajar con los internos no se circunscribe solo a los que están
encarcelados, porque hay una población en libertad condicional que tiene que ser asistida.

Pero siendo honestos y realistas, si tenemos limitaciones para trabajar con los que están
encerrados, con los que están afuera es mucho más costoso”, indicó. (Periódico Listín Diario).

Ante la falta de los recursos necesarios para resolver los problemas carcelarios, la dirección de
Prisiones sometió un presupuesto de RD$1,300 millones, solo se le asignaron RD$700 millones,
de los cuales más RD$600 millones se gastan en la comida de los internos.

También fueron solicitados RD$500 millones adicionales para desarrollar varios proyectos, pero
eso se quedó en papeles.

La mayoría de las cárceles del viejo modelo son almacenes de seres humanos. “Se dan una serie
indescriptibles de situaciones irregulares, que incluyen vejaciones y vulneraciones a los derechos
humanos, y la ausencia de las normas y estándares internacionales de manejo sobre las cárceles”,
dice Pérez Sánchez.

Para Roberto Santana, coordinador de la Escuela Nacional Penitenciaria, el principal obstáculo


es que parte de la delincuencia que hoy arropa al país está íntimamente relacionada con ese
personal armado que custodia esas instituciones, y “eso pasa ahí dentro, lo mismo con el trasiego
de droga y los privilegios a ciertos internos”.

Persiste el contubernio entre custodios y reos. Policías y oficiales, en ocasiones, sacan a presos
de “cierta categoría” fuera de los recintos a hacer diligencias personales, cogen dinero, además
dentro de esas cárceles hay todo tipo de juegos de azar, y desde donde se dirigen redes de
delincuencia.

Los casos de prevención en las centros penitenciarios: Esta gran cantidad de presos
preventivos provocan en las cárceles dominicanas un hacinamiento creando una situación
extremadamente difícil en los centros penitenciarios para el mantenimiento del orden
estimulando así la ocurrencia de motines.

La causa fundamental de esta gran sobrepoblación carcelaria es nuestro lento proceso judicial
por el cual deben pasar los ciudadanos en las cámaras penales, que según estudios realizados
representa un gran cuello de botella, abusando así de la prisión preventiva.

También es preciso poner en libertad a toda persona que ha estado en prisión preventiva durante
más tiempo que el de la pena máxima prevista para el presunto crimen que implica que el
acusado, cuya inocencia debe presumirse, deba cumplir la sentencia máxima que podría haberle
sido impuesta, sin que tenga condena en su contra.

La sobrepoblación carcelaria se agrava, porque las personas reciben ordenes de libertad en su


favor siguen teniendo problemas para lograr salir de las cárceles. Algunas de estas personas no
pueden pagar las multas pecuniarias que les han sido impuestas además de sus sentencias de
prisión y son, por lo tanto, obligadas a servir tiempo adicional en la cárcel antes de salir. En otros
casos, no son liberadas inmediatamente por dificultades burocráticas.

SAN JUAN DE LA MAGUANA.- Reclusos, militares y munícipes de San Juan expresaron


preocupación por las precarias condiciones en que opera la cárcel provincial en la fortaleza
General José María Cabral, sede de la tercera brigada del Ejército de República Dominicana
(ERD).

El recinto fue construido en 1942 para alojar a 150 presos, pero en la actualidad tiene 673, para
una sobrepoblación de un 400%.
Consideran que mas que una cárcel, es una pocilga, donde los reclusos duermen apiñados, entre
pulgas, chinches, cucarachas, ratones y sabandijas.

Por las deplorables condiciones, esta cárcel está siendo catalogada de almacén de enfermos, de
un foco de contaminación, a tal grado que, según las informaciones obtenidas, en las
habitaciones donde duermen oficiales y alistados han encontrado decenas de pulgas, chinches y
otros insectos.

Los militares que administran y operan el recinto carcelario albergan el temor que debido a esas
condiciones en cualquier momento se pueda originar un motín, un intento de fuga masiva que los
obligaría a evitarlo con un saldo grave de víctimas.

Debido a la situación descrita, advierten sobre la ocurrencia de un desastre humano, debido a las
condiciones de la infraestructura física, la desorganización y el hacinamiento por la falta de
divisiones entre celdas y la construcción sin orden de decenas de casuchas improvisadas
alrededor del patio interior de parte de los reclusos, para poder sobrevivir.

Recordaron que hace una década, en el recinto hubo un motín que dejó un saldo de ocho presos
muertos, producto de un incendio provocado durante un pleito entre grupos, algunos de los
cuales optaron tomar a sus rivales, encerrarlos en celdas, cuando estaban divididas, colocaron
candados a las puertas y las incendiaron. (la voz de San juan . Com)
La cárcel de La Victoria, la más grande del país,
que aloja en la actualidad a más de 5,000 personas,
pese a que cuando fue construida en 1952, Con
instalaciones para 2,000 reos, la Penitenciaria
Nacional de La Victoria alberga un promedio de
8,500 presos, o sea, más de un 400% por encima de
su capacidad, lo que demuestra que la cantidad de
reclusos que pueden rehabilitarse es la minoría.

Su entrada dibuja un hacinamiento espantoso. Es


conmovedor el estado de desastre, abandono,
insalubridad, promiscuidad y desorden en que se encuentra. Más que una celda se define como
un calabozo, no apto para la vida humana.

Ranas: No se puede caminar, no hay espacio, hay gente por todos lados, la fetidez contamina el
aire y mancha hasta el cemento gris de las paredes.

En ese ambiente sobresale la imagen de los presidiarios “ranas”, llamados así aquellos que
duermen en el frío del suelo, pues no han podido “pagarle” a las mafias que controlan los centros
penitenciarios tradicionales para poder entrar un colchón a la “zona de descanso”.

Es uno de los recintos más viejos de República Dominicana y el más grande de todas las
instituciones carcelarias del país, siendo este el que alberga más problemas a nivel general, pero,
como toda cárcel, es un centro de corrección, con el compromiso de que sus reclusos, al quedar
en libertad, estén en condiciones de reintegrarse a la sociedad. Pero su principal problema lo
impide, y es la superpoblación que padece.

Se desarrolla un binomio entre la rehabilitación que reciben algunos, y la frustración en la que


quedan otros por no tener acceso al cambio. A falta de espacio, muchos de los privados de
libertad , en su mayoría jóvenes, tienen que dormir en el baño, donde es inevitable dormir ante la
falta de higiene y el mal olor, siendo el descanso el único recurso que tienen para olvidarse un
poco de la realidad en la que viven.
Cursos técnicos que realizan
La escuela vocacional de Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, es el principal centro de
acogimiento para la rehabilitación de los reclusos, ofreciendo múltiples cursos técnicos para que
los privados de libertad al salir estén en condiciones de reintegrarse a la sociedad, con un título
que los acredite como bachiller, o técnico en una de sus especialidades.

Los principales talleres que funcionan actualmente son los siguientes:

Fabricación de inversores, Tapicería, Artesanía (en este trabajan con larimar, y se les enseña
especialmente a hacer carteras y peines).

También se imparte Sastrería, corte y confección.

Enseñan además el idioma inglés, cuya capacitación llega hasta el quinto nivel.

El Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) ayuda de manera


extraordinaria, con el propósito de que los reclusos de esta penitenciaria salgan rehabilitados,
desarrollando la tanda extendida para que haya un mayor número de beneficiados.

El principal curso técnico que ofrece Infotep es la Ebanistería, donde confeccionan muebles,
mesas de computadoras, tienen su taller de tapicería, donde el arte, la pintura y la madera son sus
principales elementos.

El Ministerio de Educación ofrece formación a los reclusos desde el nivel básico hasta concluir
bachillerato, ayudando así a que los presidiarios puedan salir bachilleres de esta penitenciaria, y
no solo paguen una condena, sino que mientras la pagan, también se rehabiliten.

Sin embargo, la gran cantidad de reos que tiene la cárcel de La Victoria es precisamente la
mayor queja expresada por los internos, quienes a través de confesiones revelaron que aunque la
cárcel cuenta con programas educativos para ayudar con la rehabilitación, no todos pueden
beneficiarse.

Estadísticas
En un informe estadístico de la Dirección General de Prisiones, de 25,745 internos que posee el
sistema penitenciario dominicano, recluidos en 42 cárceles, una tercera parte está en La Victoria.

Fuente:(la superpoblación hace que pocos puedan acceder a los programas de rehabilitación.
Reportaje hecho por el periódico listín diario 19/02/2015)
. Los visitantes a la cárcel de La Victoria son
sometidos a acoso y macuteo por parte de
reclusos y del personal de seguridad que allí
labora, quienes piden dinero a todo el que
llega para facilitarle el acceso. También se
exponen a ser atracados por los presos. Los
que llegan a ese centro penitenciario son
asediados desde que entran, primero por
agentes policiales y luego por los reclusos que
le caen como enjambre, para que les den dinero. Cobran para llevar al visitante a la celda del
recluso que busca, y los que están en el área conocida como “la plancha” claman a los que por
ahí pasan: “mi papá, dame algo para comer”. Agentes de la Policía y de la Dirección Nacional de
Control de Drogas apostados en la puerta revisan a los visitantes por todas

El hacinamiento es el principal problema de esta


cárcel con 8 mil reclusos.

En La Victoria, como en las demás cárceles, se


hace todo tipo de negocios.

Drogas
En la Victoria, como en las demás cárceles del
país existen privilegios para los reclusos que
disponen de dinero para comprar seguridad, comida de buena calidad, teléfonos celulares,
televisores y hasta drogas narcóticas. Esta situación obliga a inspecciones periódicas de las
celdas.

Macuteo
Los agentes de seguridad, a propósito, dejan que se formen grandes filas en el interior del recinto
para que la gente se desespere y tenga que pagar dinero para salir sin dilación. Al visitante se le
pone un sello en las manos para diferenciarlos de los reclusos y se le retiene la cédula hasta que
sale.
A los reos se les permite las visitas conyugales y hay mujeres que también van a buscarse su
dinero manteniendo relaciones con ellos. Tienen también la oportunidad de practicar deportes,
formarse técnicamente en diferentes disciplinas y se les permite tener teléfonos, televisor y otros
utensilios.

A muchos se les permite salir de la cárcel hacia una escuela vocacional que hay fuera del
recinto.

En el centro penitenciario de la cárcel hay mercados, colmados, peluquería, salón, compra venta,
comedores, iglesias católicas, pentecostal y adventista del séptimo día, para los quieren buscar de
Dios, así como todo tipo de negocios. La cárcel está ubicada en una comunidad de Santo
Domingo Norte que lleva el mismo nombre. El negocio de venta y alquiler de cerdas no es sólo
de La Victoria, también se da en otro recinto, como Hatillo, donde hay celdas que se venden
hasta a medio millón de pesos.

Venden celdas

Las autoridades penitenciarias venden las celdas más cómodas a los presos con poder
adquisitivo. Los reos que tienen dinero se reubican en el área conocida como Alaska donde las
celdas se venden de 30 mil pesos en adelante y se alquilan hasta a dos y tres mil pesos
mensuales. La mayoría de los reclusos de La Victoria viven en una forma inhumana por el gran
hacinamiento que hay, como si se tratara de animales. En una celda que no tiene capacidad ni
para una persona, duermen hasta tres.

En el presente informe se hace una descripción del Sistema Penitenciario actual, regido por la
Ley 224-84. El cual contempla el respeto a los derechos fundamentales para el establecimiento
del sistema carcelario en la República Dominicana, inspirado en los conceptos modernos de la
Penología, que buscan el respeto a los derechos fundamentales que el Estado está llamado a
respetar. La política planteada por el Estado, no deja de ser un sueño, ya que al hacer un análisis
de los principales problemas carcelarios actuales, nos damos cuenta que lamentablemente el
Sistema no brinda las herramientas más importantes: rehabilitación y reinserción de los
condenados al seno de la sociedad. Actualmente el sistema penitenciario cuenta con dos
modelos, por un lado el denominado viejo sistema, bajo el cual existen 23 centros y el nuevo
modelo con 12 Centros de Corrección y Rehabilitación, para un total de 35. Diferenciándose uno
de otro, en que en el segundo se aplica el régimen penitenciario del sistema progresivo
contemplado en la ley 224-84, es decir, observación, tratamiento y prueba, y en el primero no es
aplicado ninguno. Hasta el momento el Sistema Penitenciario se encuentra bajo la supervisión de
la Dirección General de Prisiones, como organismo dependiente de la Procuraduría General de la
Republica, a la cual le compete el control y la supervisión de las cárceles del país. Exceptuando
los centros de atención integral para los adolescentes en conflicto con la Ley penal, donde a
pesar de que algunos son financieramente manejados por la Procuraduría General de la
Republica, cuentan con la supervisión de la Dirección Nacional de Atención Integral para
Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal y otros están bajo la dependencia de Salud Publica.
Dentro de la Dirección Nacional de Prisiones existen diferentes comisiones que se encuentran
avaladas por la ley, para el debido funcionamiento de los centros, como lo es la Comisión de
vigilancia, evaluación y sanción, que es un organismo colegiado integrado por un director penal,
un psiquiatra, un visitador social. Teniendo como misión evaluar el tratamiento de los internos,
su adaptación, concesión de permisos y aplicación de sanciones. Actuando a su vez como una
instancia de apelación para las quejas o peticiones que los internos puedan presentar a la
dirección del establecimiento. Según el espíritu de la Ley 224-84 busca un régimen que armonice
las penas privativas de libertad y los derechos fundamentales, lo cual 26 años después sigue
siendo tema de discusión. El Estado dominicano tiene una función de vital importancia, la
Constitución en su artículo 8 establece que “La finalidad principal del Estado es la protección
efectiva de los derechos de las personas, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios
que le permitan al individuo perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva…”. El
legislador dominicano al momento de la redacción de la ley sobre el Régimen Penitenciario, se
inspira en los tratados internacionales relativos a los derechos humanos de los privados de
libertad, de los cuales nuestro país es signatario, a fin de establecer un catálogo de derechos que
permitan proteger los derechos de las personas, y mantener los medios que le para perfeccionarse
progresivamente. En este caso, para ser devuelto a la sociedad en capacidad de respetar la ley.
Dentro de otras cosas y en busca del perfeccionamiento del ser humano, se pretende erradicar el
ocio, que cada uno de los internos pueda desarrollar sus competencias y habilidades técnicas y
hacer que su convivencia sea más humana. Siendo además obligación del Estado proporcionarles
la posibilidad de realizar trabajos apropiados remunerados en función a sus conocimientos,
mientras se encuentren dentro del centro, para así atender las necesidades de sus familias y
formar un fondo de reservas para su egreso. Estando enfocado el trabajo de los internos como un
medio de tratamiento penitenciario y no un castigo adicional, el cual busca la rehabilitación del
interno y no un beneficio pecuniario para el Estado.

El gran problema Dominicano, radica no es en las cárceles como forma de control, sino que, la
política que el Estado plantea, y lo que se lleva a cabo en la práctica son hasta cierto punto, dos
caras de una misma moneda. Es porque lo que la ley dice expresamente que se debe hacer, en la
práctica no se hace, y se hace lo no se debe hacer, Yo con esto no quiero decir que privar a las
personas de su libertad este mal, todo lo contrario es preciso que se persiga y se encarcele a los
violadores de las leyes penales para la tranquilidad y seguridad de todos, pero que esto no
implique que

Otro problema que debe ser resuelto cuanto antes, es el hacinamiento de los presos y las
condiciones infrahumanas en que se encuentran los recintos carcelarios. Por eso debe crearse un
plan estratégico para el desarrollo de una verdadera infraestructura carcelaria suponiendo la
construcción o remodelación, según el caso, de por lo menos un penitenciaria para condenados
por cada Departamento Judicial y una cárcel para presos preventivos por cada Distrito Judicial.
Y esto es, porque tiene una incidencia muy negativa en nuestro país, la cantidad de presos
preventivos que se encuentran en las cárceles dominicanas es alarmante

LOS RECINTOS CARCELARIOS SEGÚN LA LEY 224-84

Como mencione anteriormente la finalidad del estado con la aplicación de las penas privativas de
la libertad del individuo es retornarlo a la sociedad como un ente capaz de cumplir la ley. Pero
para poder llegar a este resultado es preciso que se lleve a cabo un cierto orden en los recintos
carcelarios, por lo cual el legislador ha establecido que el estado debe disponer de diferentes
categorías de establecimientos, conforme a las penas. Y diferentes secciones de acuerdo al sexo,
edad y antecedentes. Y los detenidos preventivos deben estar separados de los condenados. La
ley establece también que deben existir celdas individuales, y si esto no es posible entonces
deben alojarse siempre un número impar de reclusos siendo preferible un máximo de tres
reclusos por celdas.

En la política penitenciaria establecida por el estado se contempla que es una obligación


fundamental del estado el mantener los recintos carcelarios en las debidas condiciones de higiene
para la conservación y mejoría de la salud física y mental del recluso. Atendiendo al clima, al
volumen de aire y a la ventilación.

Además en todo recinto carcelario según la ley 224 debe existir un baño y ducha adecuadas, debe
haber un comedor e instalaciones de agua potable, como también terrenos e instalaciones para la
práctica de actividades deportivo-recreativas. Y deben diseñarse y construirse lavanderías,
bibliotecas, cocinas y enfermerías.

Al crear todas estas medidas el legislador piensa que las personas allí recluidas enfrentan el
mismo entorno día y noche, siete días a la semana, durante meses y años. Su vida entera se
desarrolla en ese espacio, por lo que su diseño debe cumplir las múltiples funciones que para los
ciudadanos libres cumple el variado espacio de la ciudad o el campo. Es obligación del estado
también el proporcionarles al recluso trabajo apropiado a fin de procurarles una justa
remuneración que les permita atender las necesidades de sus familias y formar un fondo de
reservas para su egreso. Así mismo el estado hará lo que este a su alcance para enseñarle una
profesión o labor que le permita ganarse la vida decorosamente en libertad. El trabajo de los
recluso será un medio de tratamiento penitenciario y no un castigo adicional. Y su objetivo la
búsqueda de la rehabilitación del recluso y no un beneficio pecuniario

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