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H) En virtud del Art. 445 del Código Procesal Penal in fine, las decisiones
relativas a la libertad condicional y su revocación son apelables ante la
corte de apelación, y cuya interposición no suspende la ejecución de la
pena, salvo que lo disponga la corte de apelación apoderada, con lo que se
deroga el Art. 10 de la Ley No. 164 sobre Libertad Condicional.
Visto la Ley No. 164 sobre Libertad Condicional del 14 de octubre de1980;
RESUELVE:
Por muchos años el ordenamiento jurídico dominicano, en lo concerniente al aspecto penal, estuvo
regido por el sistema inquisitivo que heredamos de países como Francia, Italia y otros, el cual estuvo
consagrado en el Código de Procedimiento Criminal de 1884, hasta la entrada en vigencia del nuevo
sistema procesal que nos rige, el cual contiene íntegramente los Principios del Sistema Acusatorio,
consagrados en el Código Procesal Penal (Ley 76-02); disposición procesal que ha dedicado los artículos
28,[1] 436 al 447, para tratar exclusivamente todo lo concerniente a la fase de Ejecución de las Penas.
En la vigencia del Código de Procedimiento Criminal la ejecución del aspecto penal de las sentencias
condenatorias, estaba bajo el control del Ministerio Público; pero esa ejecución no se trataba de una
fase procesal en la que se pensase en respeto de derechos y garantías constitucionales, no, se trataba
solamente del acto administrativo del Ministerio Público de mandar a encerrar a una persona
condenada, pura y simplemente, y echar su caso en el saco del olvido.
Para romper con las prácticas descritas en el párrafo precedente, surge en nuestro país, con la creación
del Código Procesal Penal a partir del 27 de septiembre del año 2002, y vigencia plena el 27 de
septiembre de 2004, la figura jurídica del Juez de la Ejecución de la Pena, el cual se encuentra en el
libro cuarto de dicho texto legal, específicamente en los artículos del 436 al 447.
Origen y Evolución Histórica del Juez de la Ejecución de la Pena en la legislación de Costa Rica
Desde el año 1971, con el Código de Procedimiento Penal, según describe el juez de la Ejecución
costarricense Roy Murillo Rodríguez, existía la figura del juez de la ejecución de la pena, pero que ese
primer intento fue frustrado, ya que sus funciones fueron limitadas a un grado tal que las resoluciones
por éste dictadas consistían en simples recomendaciones, razones por la que la existencia de ese
funcionario judicial no tuvo mayor trascendencia.
Fue entonces a partir del año 1998, con la creación del Código Procesal Penal de Costa Rica[2], cuatro
años antes que en nuestra legislación, que se establece la judicialización de la ejecución de la pena,
dotando al juez de Ejecución de una serie de poderes y deberes, convirtiéndolo en un verdadero
controlador del respeto de los derechos fundamentales de la población condenada. De esa manera el
ordenamiento jurídico de Costa Rica pasó de un juez de la ejecución de la pena meramente decorativo a
un juez con amplios poderes, ya que las resoluciones emitidas por éste son vinculantes y con un abanico
de competencia mucho más amplio, en ese sentido, tres aspectos fundamentales se destacan en la
reforma Procesal Penal de Costa Rica, que según el Juez de la Ejecución de la Pena citado, son: “a) El
reconocimiento expreso de los derechos de la población penal; b) El reconocimiento de la ejecución
como una fase más del proceso penal ordinario y la creación de una vía penal especial para la tutela de
los derechos de la población penal; y c) el reconocimiento de la vigencia del principio de legalidad de la
ejecución de la sanción”.
Para el citado autor, la principal dificultad que presenta la jurisdicción de la ejecución de la pena, en
principio se genera a partir de la directa oposición y resistencia de las autoridades penitenciarias al
control jurisdiccional, alegando exclusividad de funciones y cuestionando la competencia y hasta la
capacidad de los juzgadores.
En el ordenamiento jurídico de Perú[3], la figura del Juez de la Ejecución de la Pena data desde el año
1985, y al igual que nuestra legislación y otras de América Latina su creación en ese Estado obedece a
las mismas realidades que obligaron la judicialización del proceso de la ejecución de la pena. No
obstante, es importante indicar que en el Estado Peruano, al parecer el juez de la ejecución no llenó las
expectativas esperadas por el legislador para su creación, en razón de que posteriormente fue necesario
aprobar una legislación especial para la ejecución penal, conocida con el nombre de Código del Juez de
la Ejecución Penal, mediante el Decreto Legislativo No 654, promulgado en el año 1991, el cual
adecuaron a los nuevos Códigos Penal y Procesal Penal y a la nueva realidad penitenciaria surgida como
consecuencia de las transformaciones sociales, tecnológicas y la evolución de la criminalidad. También
fueron introducidas nuevas normas y suprimidas otras, con la finalidad de hacer más eficaz el
funcionamiento del Sistema Penitenciario.
El nuevo ordenamiento de la ejecución penal de Perú, tiene como objetivo principal los conceptos de
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, estos principios,
doctrinariamente, pueden resumirse en el de resocializacion del interno, el cual está previsto en el
artículo II del nuevo texto de la ejecución de la pena de Perú, y el principio contenido en la
Constitución Política de dicho Estado.
La vida en sociedad sólo es posible si ella previene y reprime los actos que perturban su existencia y la
de sus miembros. El derecho Penal tiene por meta “Asegurar y organizar esa prevención y esa
represión”.
Pero, ¿Qué es el Derecho Penal? Es una rama del derecho que tiene por objeto el estudio de la represión
por parte del Estado de las actuaciones que tiendan a perturbar la sociedad. Estudia las condiciones
generales de la incriminación y las reglas generales sobre la fijación de las penas. Es una rama del
derecho positivo, lo que significa que no se trata de un derecho ideal, de un derecho natural, sino de
reglas de derecho positivo a las cuales son agregadas sanciones.
Como rama del derecho positivo, el derecho penal difiere no sólo del derecho natural, sino también de
la moral. No se ha establecido para aportar sanciones sociales a ciertas reglas usuales de moral (como
no matarás o no robarás), sino para asegurar el respeto a todas las prescripciones tendentes a
“mantener un orden mínimo en la sociedad”.
Las acciones y omisiones se castigan con una sanción penal, de una pena impuesta por y en nombre de la
sociedad, en razón de la perturbación que los actos u omisiones cometidos por el hombre causan al
conjunto del cuerpo social. Aquí surge el problema de saber en qué se basa ese derecho de castigar del
Estado.
La Pena Privativa de Libertad
La pena privativa de libertad consiste en la reclusión de una persona condenada en un establecimiento
penitenciario (prisión, penitenciaría, reformatorio, etc.), donde permanece, en mayor o menor grado,
privado de su libertad, y sometido a un determinado régimen de vida. Esta definición nos lleva a
determinar el contenido de la misma, que no es otra cosa que privar al condenado de su libertad de
tránsito.
Según el doctrinario dominicano, Profesor Leoncio Ramos, la Pena “es la reacción de la sociedad contra
el crimen o como un sufrimiento impuesto por el Estado al culpable de una infracción penal, en
ejecución de una sentencia”.[5]
En tanto que para el también doctrinario dominicano, Dr. Héctor Dotel Matos, la pena “Es un castigo
dado por la sociedad al autor responsable de una acción”.[6]
Personalmente diferimos del concepto que tienen estos autores sobre la pena, pues los mismos
mantienen el antiguo criterio de que la pena es castigar, sancionar o reprimir a la persona que resulte
culpable de un ilícito penal; por lo que nos identificamos con las concepciones modernas del concepto
de pena, en las que se afirma que la pena es impuesta al culpable con la finalidad de reeducarlo,
regenerarlo y resocializarlo, de donde se colige que la pena es la restricción de la libertad de la persona
con miras a que la misma sea reorientada y posteriormente pueda ser reinsertada en la sociedad.
Antes de entrar en materia sobre lo concerniente al tema objeto del presente trabajo sobre “El Juez de
la Ejecución de la Pena”, hemos querido realizar un preámbulo sobre algunos aspectos de la pena,
especialmente su finalidad, debido a que el Juez de la Ejecución de la Pena entra en función a partir de
una sentencia condenatoria que ha adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, es decir
cuando se trata de una sentencia firme.
Finalidad de la Pena
Como hemos visto, en principio la pena tenía por objeto principal castigar al condenado, hacerlo sufrir
por el hecho cometido, no obstante, en la actualidad vemos que la finalidad principal de la pena
privativa de libertad es procurar la reeducación, regeneración y rehabilitación del condenado, a los
fines de poder reinsertarlo en la sociedad como un ente productivo, como persona renovada, sea antes
del cumplimiento de la pena o cuando fuere pronunciada la extinción de la misma.
La Teoria Absoluta de la Pena.
En la concepción de Kant la pena es el resultado que se impone cada vez que se comete un delito. Es la
retribución que siempre debe accionar, y debe ser equivalente al daño causado por el delito “punitur
quia peccatum est”. [7] En su opinion el castigo no debe ser fundado en razones de utilidad social
porque el hombre es “fin en si mismo” y no un instrumento en beneficio de la sociedad. Entonces la
pena debe basarse en el hecho de que el delincuente la marece según las exigencias de la ley penal.
Otro representante de la teoría absoluta es Hegel con su teoria retribucionista. El mira la pena como la
afirmación del Derecho. El delito es la negacion del orden jurídico (tesis) y la pena (antitesis) es la
negación del delito. En esta construcción “negación de la negación”, la pena se concibe como reacción,
como un instrumento que restablece el orden juridico sin tener fines utilitarios posteriores.
Se ha dicho que estas teorias no atribuyen a la pena ninguna utilidad social y el resultado es que la pena
“no sirve para nada”.
La función de la pena se funda en una exigencia intercondicionada –ya sea religiosa, moral o juridica– de
Justicia. Es una Justicia absoluta, que no depende de conveniencias utilitarias.
La Escuela clásica de Derecho Penal ha asumido estas ideas que han sido adoptadas de los principios
formulados en obras de Montesquieu y Cesare Beccaria.
La Teoría Relativa (De La Prevención)
La falta de la utilidad social de la teoria retribucionista ha conducido a su fracaso. Por esta razon han
nacido algunas teorias donde la pena no se justificaría como una respuesta retributiva al mal cometido
sino como una modalidad de prevenir delitos futuros.
Frente a la teoría absoluta, estas teorias (preventivas) reciben el nombre de “teorias relativas”.
Como se dijo, mientras que la retribución mira al pasado, la prevención mira al futuro.
Las teorias relativas han conocido dos corrientes:
–prevención general;
–prevención especial.
1. La prevención general
La teoria de la prevención general concibe la pena como medio de prevenir los delitos en la sociedad.
2. La prevención especial
A diferencia de la pevención general que usa como sujeto la colectividad, la prevención especial tiende
a prevenir los delitos de una persona determinada.
Por eso, la prevención especial opera en el momento de la ejecución de la pena y no de la conminación
legal como la prevención general.
El fundamento de la pena es evitar que el delincuente vuelva a delinquir en el futuro.
Pero la teoría de prevención especial, que parece a primera vista haber encontrado soluciones muy
buenas para los delincuentes, no explica tampoco el fundamento de la pena.
La prevención especial no puede justificar por si sola el recurso a la pena:
1. En algunas situaciones la pena no sería necesaria para la prevención especial porque los delincuentes
primarios y ocasionales no manifestan peligro de volver a delinquir.
2. En otros casos no se puede resocializar usando la pena porque el delincuente habitual no puede a
veces ser resocializado;
3. En otros casos la resocialización puede no resultar lícita –por ejemplo los delincuentes por convicción
politica, terroristas, con quienes no se debe intentar persuasion por la fuerza de un tratamiento porque
en un Estado democratico la resocialización no debe ser obtenida contra la voluntad del delincuente.
La Teoría Mixta (De La Union)
El resultado de la lucha entre las escuelas fue la teoria mixta, que combina los principio de la teoria
absoluta con los principios de la teoria relativa.
Para la teoria mixta (de la union) la pena debe cumplir en el mismo tiempo las exigencias de la
retribución y prevención. Ella debe ser justa y útil.
Una primera dirección ha dado prioridad a las exigencias de la justicia.
La segunda dirección de la teoría mixta es la utilidad, pero a diferencia de las teorias preventivas, se
busca soluciones útiles que no sean injustas.
Porque la utilidad es el fundamento de la pena; solo es legitima la pena que opere preventivamente. La
segunda orientación es preferible desde el punto de vista de la politica social, pero en Derecho Penal
solo se puede trabajar con una serie de criterios justificantes de la pena en su trayectoria: el momento
de la amenaza, el momento de la aplicación y la ejecución.
El autor aleman Roxin ha propuesto una concepción “dialéctica” (teoria dialéctica de la union) “en la
medida en que asentúa la oposición de los diferentes puntos de vista y trata de alcanzar una síntesis”.
En el momento de la amenaza el fin de la pena es la protección de los bienes juridicos.
En el momento de la aplicación (individualización judicial) la pena no sirve para prevención general,
sino para confirmar la seriedad de la amenaza legal, pero sin sobrepasar la culpabilidad del autor.
En el momento de la ejecución, la pena sirve para la resocialización del delincuente como forma de
prevención especial.
Ninguna de estas teorias explican suficientemente la utilidad y la necesidad de la pena. En general la
conclusión es que la pena es un mal necesario, pero se trata de una cuestion abierta, en que se busca
soluciones para un Derecho Penal mas humano.
Las Naciones Unidas en los Congresos Internacionales celebrados con la finalidad de estudiar los Delitos,
el tratamiento de Delincuentes y la necesidad de Prevención, han elaborado una serie de principios los
cuales se inspiran en la idea de buscar un fin y una justificacion a las penas y medidas privativas de
libertad, de ahí que el Principio No. 58 del Primer Congreso, celebrado en Ginebra, Suiza, en el año
1955, exprese lo siguiente:
…”El fin y la justificación de las penas y medidas privativas de libertad son, en definitiva, proteger a la
sociedad contra el crimen. Sólo se alcanzará este fin si se aprovecha el período de privación de libertad
para lograr, en lo posible, que el delincuente una vez liberado no solamente quiera respetar la ley y
proveer a sus necesidades, sino también que sea capaz de hacerlo”.
EL JUEZ DE EJECUCIÓN DE LA PENA
Es el funcionario del orden judicial que tiene como función principal garantizar al condenado o
condenada por sentencia irrevocable, el goce de los derechos y garantías fundamentales que le
reconocen la Constitución, los Tratados Internacionales, el Código Procesal Penal, la Ley 224 sobre
Régimen Penitenciario vigente y demás leyes especiales, quien además controla y vigila la legalidad de
la ejecución de la pena”.
Otro concepto importante de la Ejecución de la Pena, es el que sostiene el autor Carlos E. Montenegro,
“la Ejecución Penal es una fase más del proceso penal considerada íntegramente en la que se busca dar
cumplimiento a las disposiciones de la sentencia que condena a pena privativa de libertad, sin olvidar el
respeto a los derechos fundamentales de los sujetos sentenciados”.
De igual forma, el tratadista Rafael Hinojosa Segovia, define la ejecución de la pena de la manera
siguiente: “es el conjunto de actos atribuidos a los órganos del Estado, facultados legalmente para ello,
que tienden a dar cumplimiento dentro de los limites establecidos por la ley y los reglamentos, a los
pronunciamientos contenidos en el fallo o parte dispositiva de las Resoluciones Ejecutables, recaídas en
un proceso penal”.
En tanto que el tratadista español Luís Fernández Arévalo, concibe la idea de que la Ejecución “es el
conjunto de actos protagonizados por los órganos del Estado facultados legalmente al efecto,
encaminados a materializar y a hacer cumplir los pronunciamientos adoptados en el fallo de una
sentencia”.[8]
En otro tenor, del contenido de los artículos 28 y 74 del Código Procesal Penal dominicano (Ley 76-02),
se infiere una especie de definición del Juez de la Ejecución de la Pena, si así se quiere ver, al
transcribirlo de la manera siguiente: “Los jueces de ejecución penal tienen a su cargo el control de la
ejecución de las sentencias, de la suspensión condicional del procedimiento, de la sustanciación y
resolución de todas las cuestiones que se planteen sobre la ejecución de la condena”.
Otros autores sostienen el concepto de que el Juez de la Ejecución Penal, es un Juez de vigilancia como
garante de derechos de los internos, basados en una disposición que otorga al Juez de vigilancia la
función de corregir los abusos y desviaciones que apreciare en el sistema penitenciario.
En España la fase de ejecución de la pena ha sido encargada a dos funcionarios del orden judicial, uno
es el Juez de Ejecución de la Pena, el otro es el Juez de Vigilancia Penitenciaria. El Juez de Ejecución
de la Pena se encarga de los asuntos administrativos propios de la ejecución penal; al Juez de Vigilancia
Penitenciaria, por su parte, le corresponde conocer de los incidentes de la ejecución penal y lo relativo
a los derechos de los internos. [9] Observamos que esta estructura es totalmente diferente a la de
República Dominicana, en donde esta doble responsabilidad le corresponde a un solo funcionario
judicial, es decir, al Juez de la Ejecución de la Pena.
Este Juez es “un órgano personal judicial especializado, con funciones de vigilancia, decisorias, y
consultivas, encargado de la ejecución de las penas y medidas de seguridad de acuerdo al principio de
legalidad y del control de la actividad penitenciaria, garantizando los derechos de los internos y
corrigiendo los abusos y desviaciones que puedan producirse por parte de la Administración
Penitenciaria”.
Principio de Legalidad:
Característica fundamental de un Estado Democrático de Derecho y tiene doble fundamento uno político
propio del Estado Liberal de derecho caracterizado por el imperio de la ley y otro jurídico que se
resume en la máxima Nullum crimen nulla poena sine lege.
Cuando aludimos al principio de legalidad, nos referimos a que la ley penal debe ser anterior al delito y
cuya pena aplicable debe ser la legalmente establecida.
En este sentido, subyuga como un principio esencial la máxima nullum crimen nulla poema sine lege,
nadie podrá ser castigado si no por los hechos que la ley haya definido previamente como delictuosos, ni
con otras penas que las creadas legalmente. Así que en esta máxima se contiene una doble garantía
individual: no delitos, garantía criminal (nullum crimen sine previa lege poenali), y no ser castigado con
penas diferentes de las instituidas previamente por la ley, garantía penal (nullum crimen nulla poema
sine lege).[10]
La garantía de legalidad impone que el cumplimiento de la sentencia se ejecute conforme a lo prescrito
por la ley y a la vez resguardando que los derechos de los internos no sean restringidos más allá de lo
que instituya dicha sentencia. Esto está consagrado de forma implícita en la CRD en su Art. 8, numeral
5; de manera expresa en el 15.1 del PIDCP, y en el Art. 9 de la CADH.
Con este precepto, el juez de Ejecución Penal queda facultado para controlar la legalidad de las
decisiones y medidas emitidas por los jueces de la causa y llevada a cabo por la autoridad penitenciaria
con respecto a los reos.
El requerimiento de que la ejecución de los fallos condenatorios se lleve con sujeción a la Constitución y
al resto del ordenamiento jurídico, comporta además la obligación que tendrá el Juez de Ejecución de
fijar la nulidad de lo actuado con quebrantamiento de la legalidad, siempre y cuando se haya producido
indefensión, y siempre que no proceda la subsanación, salvaguardando, eso si en todo caso, la
invariabilidad de la cosa juzgada. [12]
Implica que toda persona tiene derecho a que se respete su dignidad personal y su integridad física,
psíquica y moral, implicando con ello que nadie puede ser sometido a torturas y tratos crueles,
inhumanos y degradantes.
Este principio implica que: “el status de condenado en un establecimiento penitenciario no puede
significar la eliminación de sus derechos fundamentales, lo que envuelve el reconocimiento de que el
condenado disfruta de los derechos de todo ser humano, con la restricción que resulte de la aplicación
de la pena, en virtud del Art. 436 del Código Procesal Penal”.
Principio de Resocializacion:
Consiste en que la finalidad de la ejecución penal será lograr que el condenado o condenada adquiera la
capacidad para comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social.
El Debido Proceso se extiende a todo lo largo del Procedimiento, incluyendo las competencias del Juez
de Ejecución de la Pena, en razón de que los actos de las autoridades, en el caso especifico, del juez de
la ejecución penal y las autoridades penitenciarias, deben ser adoptadas siguiendo el mecanismo
establecido en la Constitución y conforme a los principios, normas y valores considerados supremos por
hallarse en el Ordenamiento Constitucional o por tener su rango dentro del bloque de
constitucionalidad, la observancia de los principios que consagran el debido proceso de ley tiene un
carácter obligatorio e imprescindible en toda materia, a los fines de que las personas puedan ejercer su
derecho de defensa de manera adecuada ante todas las instancias del proceso.
Principio de Oficialidad:
Con la firmeza de la sentencia condenatoria se inicia la ejecución penal, el impulso para la ejecución de
la resolución judicial condenatoria y firme corresponde al propio tribunal que la dictó, sin necesidad de
que sea interesado por el ministerio público o alguna de las partes que intervinieron en el proceso
Principio de Inmodificabilidad:
Llamado también principio de invariabilidad, implica que una vez firmado el fallo no podrá ser
modificado fuera de los causes legalmente establecidos, pues de lo contrario se atentaría contra el
principio de la cosa juzgada y contra la seguridad jurídica, vulnerando así el derecho a la tutela judicial
efectiva.
Principio de Celeridad:
Es consecuencia del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas. Este principio no se recoge de forma
explícita respecto a la ejecución de la sentencia, pero que es coherente con el control de la duración
máxima del proceso previsto en el CPP., y con el diligente funcionamiento que impone el art. 438 al
indicar: “Desde el momento en que ella (la sentencia condenatoria) es irrevocable, se ordenan las
comunicaciones e inscripciones correspondientes y el secretario del Juez o Tribunal que la dictó remite
la sentencia al juez de ejecución de la pena para que proceda según este Título”.
Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad han de estar orientadas a la reeducación y
reinserción social del condenado (art. 3 CD y art. 10.3 del PIDCP). No obstante, del mandato recogido en
estos artículos no se derivan concretos derechos subjetivos en favor del penado, sino que comportan un
compromiso del legislador de orientar su política penal y penitenciaria hacia la consecución de tales
fines.
Atribuciones y Competencia:
Son atribuciones del Juez de la Ejecución de la Pena, de conformidad con los Artículos 28, 436, 437 y
441 del Código Procesal Penal, las siguientes:
El Juez de la Ejecución de la Pena tiene competencia territorial dentro del Departamento Judicial para
el que ha sido nombrado. En caso de que sea más de uno en un Departamento, la Suprema Corte de
Justicia establecerá el ámbito de su competencia territorial.
Ejecutoriedad y Apoderamiento:
El Juez de Ejecución de la Pena se apodera con la Sentencia Condenatoria Irrevocable dictada por los
tribunales del orden judicial. Desde el momento que la sentencia es irrevocable luego del ejercicio de
los recursos correspondientes o hayan transcurrido los plazos para ejercerlos, la Secretaria del Tribunal
o Corte que dictó la sentencia condenatoria, sin más trámite y dentro de las cuarenta y ocho horas
siguientes, certifica el carácter irrevocable de la sentencia y la remite al Juez de la Ejecución.
En caso de que el condenado se encuentre en libertad, el Juez de Ejecución dicta orden de arresto para
su comparecencia o captura.
Según lo dispuesto en el párrafo III del ordinal “PRIMERO” de la Resolución 296-2005, la Denuncia es la
acción que persigue poner en conocimiento del Juez de la Ejecución de la Pena cualquier violación a los
derechos y garantías de los condenados durante la imposición de medidas disciplinarias por la
administración del establecimiento penitenciario.
De acuerdo al párrafo XIV del ordinal “PRIMERO” de la citada Resolución 296-2005, también se apodera
al Juez de la Ejecución de la Pena a través de Peticiones o Solicitudes y Quejas, conceptualizado de la
forma siguiente: “Medio o vía que tiene abierta el condenado o condenada para acudir, por sí o a través
de su representante, por ante el Juez de la Ejecución de la Pena, cuando por acción u omisión le sean
afectados los derechos y garantías consagrados en la Constitución, los Tratados Internacionales, en el
Código Procesal Penal y en la Ley sobre Régimen Penitenciario y otras leyes especiales”.
Por las razones antes mencionadas, el legislador dominicano ha creado al órgano competente, juez de la
ejecución de la pena, para que realice todo lo concerniente al procedimiento para el Cómputo
Definitivo de la Pena, mediante el cual se impone al juez de la ejecución de la pena la obligación de
revisar el cómputo de la pena dispuesto en la sentencia, tomando en cuenta la privación de libertad
sufrida por el imputado[13] (interno) desde el día de su arresto para determinar con precisión la fecha
en que finaliza la condena, y en su caso, la fecha a partir de la cual el condenado (interno) puede
solicitar su libertad condicional o su rehabilitación, disponiendo también que, el cómputo es siempre
reformable, aún de oficio, si se comprueba un error o cuando nuevas circunstancias lo tornen necesario.
La explicación anterior nos pone en condiciones de decir que computar la Pena es el acto por el cual el
Juez de la Ejecución de la Pena, tomando en cuenta el momento del arresto del condenado, la medida
de coerción aplicada y el período de tiempo de privación de libertad establecido en la sentencia
condenatoria, realiza los cálculos que sean necesarios para establecer con exactitud cuándo se inicia la
condenada, cuándo el condenado cumple la mitad de la pena a los fines de que pueda solicitar su
libertad condicional; pero además es el procedimiento con el que se determina la fecha en que finaliza
la condena para pronunciar, a favor del condenado, la extinción de la pena y su rehabilitación.
De acuerdo al artículo 440 del CPP, para revisar el cómputo definitivo el Juez de la Ejecución de la Pena
tomará en cuenta los siguientes parámetros:
De acuerdo a las disposiciones contenidas en el artículo 441 del CPP, es competencia del Juez de la
Ejecución de la Pena, de oficio o a solicitud del condenado o su defensor, hacer la unificación de las
penas o condenas en los siguientes casos:
a) En los casos previstos en el Código Penal, o sea cuando se admite o no el cúmulo de penas;
b) Cuando es condenado en diferentes juicios, por hechos distintos, ya sea durante el proceso o durante
el cumplimiento de la condena.
De acuerdo a las disposiciones contenidas en el artículo 342 del Código Procesal Penal, el Juez de
Juicio, para la fijación de la pena deberá tomar en cuenta condiciones particulares para el
cumplimiento que serán determinadas por las características individuales del imputado, de conformidad
con el principio rector de la humanización de la pena que determina un régimen especial para el
cumplimiento de esta, sobre todo en los casos siguientes:
El cumplimiento de las penas impuestas en los casos precedentes, puede ser cumplida total o
parcialmente en la forma indicada en la sentencia como son: en el domicilio del condenado o
condenada; en un centro de salud mental, geriátrico, clínico o de desintoxicación, según se ordene en la
sentencia condenatoria irrevocable.
Es atribución del Juez de la Ejecución controlar y vigilar su adecuado cumplimiento, para lo cual
establecerá los controles necesarios a fin de verificar el cumplimiento de lo fijado en la sentencia
condenatoria, pudiendo ser asesorado por peritos.
Cumplidas por el condenado o condenada las obligaciones impuestas, el Juez de la Ejecución dicta el
auto de excarcelación correspondiente.
En los casos en que durante el procedimiento de ejecución de la pena sobreviniere una de las
circunstancias extraordinarias de atenuación de la pena, establecidas en el Art. 342 del Código Procesal
Penal, el Juez de la Ejecución puede realizar las modificaciones de la misma según lo previsto en el Art.
443 del Código Procesal Penal, para lo cual está obligado a solicitar el dictamen del Ministerio Público
del Distrito Judicial de que se trate. Una vez tomada la decisión el Juez de la Ejecución de la Pena
informará al Presidente de la Corte de Apelación de su Departamento Judicial.
En cuanto al procedimiento a seguir según lo regulado por el Art. 444 del Código Procesal Penal y la ley
164 sobre Libertad Condicional y sus modificaciones:
El director del establecimiento penitenciario deberá remitir, un mes antes del cumplimiento de la mitad
de la pena computada por el Juez de la Ejecución, los informes necesarios para resolver sobre la
libertad condicional del condenado o condenada con los demás datos relativos al condenado o
condenada, conforme se establece en el Art. 3 de la ley 164 sobre Libertad Condicional, modificada por
la ley 278-04 citada.
En caso de solicitud denegada, el condenado no puede renovarla antes de transcurrir tres meses desde
el rechazo, en cuyo caso un nuevo informe debe ser requerido a la autoridad penitenciaria.
La decisión que otorgue la libertad condicional del condenado debe ser motivada, fija las condiciones e
instrucciones, de conformidad con los Art.s 3, 4, 5, 6 y 7 de la indicada Ley No. 164 sobre Libertad
Condicional.
Las demás condiciones de la libertad condicional están regidas por la Ley No. 164 sobre Libertad
Condicional, en cuanto a los reincidentes, art. ll, los que no se beneficiaran de la libertad condicional;
la liberación definitiva del condenado por el cumplimiento de las condiciones de la libertad, art. 13; y la
exoneración de todo impuesto, derecho o tasa, art. 14.
La parte legitimada para promover la revocación es el Ministerio Público, y sigue rigiendo la Ley No.164,
sobre Libertad Condicional, en sus Arts. 8, 9, y 12.
Cuando el incidente de revocación se promueve con la presencia del condenado, el juez puede ordenar
que se mantenga bajo arresto, hasta que se resuelva el incidente.
El Juez de la Ejecución decide por resolución motivada, cuya lectura vale notificación a las partes
comparecientes, a quienes se les remitirá copia certificada de la decisión.
Son aplicables en cuanto a la revocación de la libertad condicional los Arts. 9, 11 y 12 de la Ley No. 164.
En virtud del Art. 445 del Código Procesal Penal in fine, las decisiones relativas a la libertad condicional
y su revocación son apelables ante la corte de apelación, y cuya interposición no suspende la ejecución
de la pena, salvo que lo disponga la corte de apelación apoderada, con lo que se deroga el Art. 10 de la
Ley No. 164 sobre Libertad Condicional.
El Código Procesal Penal trae consigo una novedad interesante en materia de multas, a los fines de
hacer útil la ejecución de esta pena pecuniaria, se trata de la posibilidad de sustituir la multa por
formas alternativas de pago, con la finalidad de preservar la vigencia de los principios fundamentales,
en este caso el Estatuto de Libertad, esto significa que de acuerdo a como lo dispone el artículo 446 del
CPP, reglamentado por la Resolución No. 296-05, del 6 de abril del año 2005, que crea el Reglamento
del juez de la Ejecución de la Pena, la multa puede ser sustituida por:
a) Trabajo comunitario;
b) Solicitar plazo para pagarla;
c) Entregar bienes suficientes que alcancen a cubrirla;
d) Pagarla en cuotas, en cuyo caso el Juez de la Ejecución puede autorizarlo.
Si es necesario sustituir la multa por prisión, el Juez de la Ejecución, según el procedimiento de los
incidentes, cita al Ministerio Público, al imputado o imputada y a su defensor, oye a quienes concurran y
decide, terminada la audiencia, por decisión motiva.
Sustituida la multa por prisión, ordena el arresto del condenado o condenada, si estuviere en libertad.
Otros Procedimientos para la Ejecución de las Penas Accesorias como: Entrega de los Objetos
Secuestrados; Decomiso y Destrucción Previstos en la Ley
Al Juez de la Ejecución de la Pena le corresponde realizar las medidas necesarias para cumplir los
efectos accesorios de la sentencia, de conformidad con el Art.338 Código Procesal Penal, como son:
Las costas con cargo a la parte vencida, este aspecto está regido por los Arts. 246 al 254 del Código
Procesal Penal y su liquidación le corresponde al Secretario del tribunal que dictó la sentencia
irrevocable.
Entrega de los objetos secuestrados a quien tenga derecho para poseerlos, según lo decida la sentencia
condenatoria, sin perjuicio de los reclamos que correspondan ante los tribunales civiles.
Las medidas de seguridad tienen como finalidad ejercer sobre el inimputable la misma acción
rehabilitadora que se le encarga a las penas privativas de libertad.
Las reglas establecidas anteriormente para la ejecutoriedad de las condenas, rigen para las medidas de
seguridad en lo que les sean aplicables. Se observan las siguientes disposiciones:
En caso de incapacidad del inimputable interviene su representante legal, quien tiene la obligación de
vigilar la ejecución de las medidas de seguridad, bajo el control del Juez de la Ejecución.
Rol del Juez de la Ejecución de la Pena en el Proceso posterior a la Suspensión Condicional del
Procedimiento.
Este procedimiento constituye una excepción al principio de que sólo la sentencia condenatoria
irrevocable es ejecutable, pues aquí, una vez el Juez de la Instrucción ha dictado el Auto que ordena la
Suspensión Condicional del Procedimiento, en el que fija las condiciones y el plazo de la suspensión,
debe remitirlo al Juez de la Ejecución de la Pena, a los fines de que vigile y controle el cumplimiento de
las condiciones impuestas en la vigencia del plazo de prueba, debiendo tramitar al juez competente los
informes correspondientes, indicando el cumplimiento o la violación de las condiciones pautadas, para
que dicho funcionario ordene lo que proceda de acuerdo a la ley, entre la revocación de la medida o la
declaración de la extinción de la acción penal; así lo dispone el párrafo cuarto del artículo 437 del
Código Procesal Penal.
En caso de incumplimiento de los requisitos del artículo 41 del CPP, el Juez de la Ejecución notifica al
Juez de la Instrucción que dictó el auto de suspensión condicional del procedimiento, para que proceda
a revocar dicha medida.
Entendemos que al constituir la Suspensión Condicional del Procedimiento una excepción al principio de
que solo la sentencia condenatoria e irrevocable es ejecutable, y siendo además una forma alternativa
para resolver el conflicto, estamos totalmente de acuerdo con que sea el juez de la ejecución el que se
encargue de vigilar el cumplimiento estricto de las condiciones impuesta por el juez de la instrucción,
en razón de que si analizamos exhaustivamente las funciones del Juez de la Ejecución de la Pena, nos
damos cuenta de que este funcionario viene siendo un Juez de Vigilancia; vigilancia en doble aspecto,
Primero: vigilante de la situación penitenciaria de los internos como forma de garantizar el respeto de
los derechos fundamentales de estos, y Segundo: vigilante de que las decisiones de los tribunales en
materia de solución alternativa de conflictos, y de beneficios penitenciarios como en la Libertad
Condicional y Permisos de Salida, sean cumplidas efectivamente, pues de lo que se trata es que sean
ejecutadas las decisiones judiciales; de esta forma se da cumplimiento al principio de que el sistema de
justicia es responsable de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, aún en casos de soluciones alternativas.
Tiene su fuente en el artículo 341 del Código Procesal Penal y consiste en la facultad otorgada al Juez
de Juicio de suspender de manera condicional, la ejecución de la pena al condenado, en los casos donde
concurran las circunstancias siguientes:
En el caso de la Suspensión Condicional de la Pena, que constituye una forma alternativa de hacer
cumplir la condena en beneficio del condenado, entendemos que el legislador ha sido verdaderamente
sabio, pues se trata de una sentencia condenatoria cuya responsabilidad de ejecución recae en el Juez
de la Ejecución de la Pena, sólo que el juez de fondo ha dispuesto que la pena sea ejecutada fuera del
recinto carcelario, es decir, sustituyendo el ingreso del condenado al centro penitenciario imponiendo
ciertas reglas de conducta que el condenado deberá observar para permanecer en libertad durante el
tiempo pautado en la sentencia, pues recordemos que la suspensión puede ser total o parcial.
En virtud del Art.343 del Código Procesal Penal, el juez de juicio, en los casos de ciudadanos
extranjeros provenientes de Estados con los cuales exista tratados de cooperación judicial o
penitenciaria con la República Dominicana, el juez de juicio puede ordenar que la ejecución de la pena
impuesta sea cumplida total o parcialmente en el país de origen o residencia del condenado o
condenada.
El Juez de la Ejecución de la Pena procederá:
Ordenar, al ser remitida inmediatamente la sentencia irrevocable a la Secretaría del Juez de la
Ejecución, la inscripción de la sentencia en un libro registro físico o digital, destinado para los casos de
condenados o condenadas extranjeros, cuya pena ha sido suspendida total o parcialmente, para su
cumplimiento en el país de origen del condenado o condenada o en el de su residencia;
La inscripción de la sentencia irrevocable se hace con el mismo número único del expediente, del
tribunal de procedencia.
En caso de sentencia condenatoria contra extranjero o extranjera que ordene su ejecución parcial en el
país, se procederá como en los casos de la ejecución de las sentencias condenatorias previamente
regulado, en lo que respecta al tiempo de cumplimiento en territorio de la República Dominicana.
Cuando se haya cumplido la pena impuesta, se notifica al Procurador General de la República a los fines
de que se proceda a la repatriación del extranjero o extranjera.
De conformidad con el art. 439 del Código Procesal Penal, las penas impuestas por la sentencia
irrevocable prescriben:
A los diez años para las penas privativas de libertad, superiores a cinco años;
A los cinco años, para las penas privativas iguales o superiores de cinco años;
Al año para las contravenciones y penas no privativas de libertad.
El juez decide por resolución motivada y contra ésta procede el recurso de apelación, cuya interposición
no suspende la ejecución de la pena, salvo que así lo disponga la Corte de Apelación.
La responsabilidad de resolver jurisdiccionalmente las cuestiones que se susciten durante la ejecución,
es decir, todas las solicitudes y quejas, accesorias al asunto principal que es la condena, conforme al
procedimiento de los incidentes, le corresponde al Juez de Ejecución de la Pena, de conformidad con
los Artículos 74 y 442 del Código Procesal Penal.
Dicho esto estamos en condiciones de resumir que el Juez de Ejecución de la Pena puede ser apoderado
de quejas, denuncias, peticiones y cualquiera otras cuestiones que se susciten a consecuencia de la
ejecución o extinción de la pena, y que estas serán tramitadas siguiendo el procedimiento de los
incidentes. De igual forma ya sabemos que quienes tienen calidad para promover estos incidentes, son:
Es el momento propicio de conocer concretamente la forma prevista en la normativa para tramitar este
procedimiento de los incidentes.
La forma procesal para conocer y decidir sobre los Incidentes de la Ejecución de la Pena, está contenida
en el Capitulo XVIII, de la Resolución No. 296-05, de fecha 5 de abril del año 2005, dictada por el Pleno
de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana, bajo la denominación de Procedimiento de
los Incidentes
Una vez recibida la denuncia queja o petición en la secretaria del Tribunal de Ejecución de la Pena, es
notificada a los interesados, de manera específica: al Ministerio Público, a la Defensa Pública, a la
Dirección General de Prisiones, a la autoridad administrativa penitenciaria, o cualquier otra persona
interesada, por cualquier medio (fax, alguacil, teléfono, e-mail, etcétera).
Ahora bien, si se trata de incidentes donde se promuevan pruebas, es necesario celebrar audiencia a los
fines de que dichas pruebas sean discutidas de manera oral, pública y contradictoria, en cumplimiento
de los principios del debido proceso penal, en ese sentido será necesario celebrar audiencia en los casos
siguientes:
1.- Cuando se presenten denuncias, quejas o peticiones por violación de derechos y garantías
fundamentales de los condenados o condenadas, fundados en la Constitución, Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos de las Naciones Unidas, y demás instrumentos sobre derechos humanos
internacionales; en el Art. 436 del Código Procesal Penal, en la Ley No. 224, sobre Régimen
Penitenciario vigente, Ley No. 164, sobre Libertad Condicional y otras leyes correlativas especiales.
2.- Para la revisión del cómputo definitivo, cuando hayan reclamaciones del condenado o condenada;
3.- En casos de solicitudes para la Unificación de penas o condenas y el nuevo juicio sobre la pena;
5.- Solicitudes de Conversión para el pago de las Multas y para la Ejecución de las medidas de seguridad.
El Juez de la Ejecución decide por resolución escrita motivada, pronunciada inmediatamente después de
cerrada la audiencia oral, salvo en caso de imposibilidad por la complejidad del asunto, caso en el cual
el juez deberá decidir en un plazo de diez días; y se dará lectura de la decisión, con la presencia del
condenado o condenada y partes intervinientes en la audiencia oral, valiendo notificación para todos los
comparecientes, a quienes se les entregará copias certificadas de la decisión.
Las resoluciones son recurribles en apelación por ante la Corte de Apelación correspondiente a la
jurisdicción del Juez de la Ejecución, según el procedimiento establecido en el Art. 416 y siguientes del
Código Procesal Penal.
De conformidad con el Art. 429 del Código Procesal Penal, el Juez de la Ejecución de la Pena ejercerá el
recurso de revisión cuando tenga como causal: "cuando se dicte una ley que extinga o reduzca la pena, o
en caso de cambio jurisprudencial".
El recurso de revisión, de conformidad con el art. 430 del Código Procesal Penal, se presenta mediante
escrito motivado, con indicación de los textos legales aplicables o la jurisprudencia contentiva del
cambio jurisprudencial.
De acuerdo al art. 430 del Código Procesal Penal, junto con el escrito, el Juez de la Ejecución de la
Pena, debe adjuntar la prueba pertinente, ya sea documental o designar el lugar donde ésta pueda ser
requerida.
La Cámara Penal de la Suprema Corte de Justicia es el órgano competente para conocer del recurso de
revisión, de acuerdo al art. 431 del Código Procesal Penal.
En caso de que considere que el recurso reúna los elementos suficientes, emitirá el fallo y decide sobre
el escrito y las pruebas que se promuevan, y adoptará su decisión de conformidad con los Arts. 434 y 435
del Código Procesal Penal, los cuales disponen:
Art. 434.- Decisión. Al resolver la revisión, la Suprema Corte de Justicia, puede rechazar el recurso, en
cuyo caso la sentencia atacada queda confirmada; o anular la sentencia. En este último caso, la
Suprema Corte de Justicia:
1) Dicta directamente la sentencia del caso, cuando resulte la absolución o la extinción de la pena, en
cuyo caso ordena la libertad del condenado si está preso; u ordena la rebaja procedente, cuando la ley
haya disminuido la pena establecida;
2) Ordena la celebración de un nuevo juicio, cuando es necesaria una nueva valoración de la prueba.
En el nuevo juicio no se puede absolver ni modificar la sentencia como consecuencia de una nueva
apreciación de los mismos hechos del proceso anterior, con prescindencia de los motivos que tornaron
admisible la revisión.
La sentencia que se dicte en el nuevo juicio no puede contener una pena más grave que la impuesta en
la primera sentencia.
Art. 435.- Rechazo y nueva presentación. Tras la negativa de la revisión o la sentencia confirmatoria de
la recurrida, el recurso puede ser interpuesto nuevamente si se funda en motivos distintos.
Las costas de una revisión rechazada están a cargo del recurrente.
Jurisdicción Administrativa
Los demás incidentes, siempre notificados a los interesados, pueden ser resueltos administrativamente,
mediante autos escritos motivados y notificados al condenado, al Ministerio Público, a la Dirección
General de Prisiones, autoridad penitenciaria administrativa u otra parte interesada.
De conformidad con el Art. 437 del Código Procesal Penal se le atribuye al Juez de la Ejecución de la
Pena, el control y vigilancia del sistema penitenciario, a los fines de garantizar todos los derechos y
garantías de los condenados, por lo que es de su competencia el control judicial del sistema
penitenciario y de manera específica:
Inspeccionar y visitar los establecimientos penitenciarios, por lo menos cada dos meses;
Hacer comparecer ante sí a los condenados o a los encargados de los establecimientos con fines de
vigilancia y control, en los casos de quejas y denuncias, si se consideran bien fundadas;
Dictar autos, aún de oficio, sobre las medidas que juzgue conveniente, para corregir y prevenir las fallas
en el funcionamiento del sistema penitenciario, en violación a las Reglas Mínimas para el Tratamiento
de los reclusos de las Naciones Unidas y la Ley No. 224 sobre Régimen Penitenciario vigente.
Ordenar a la Dirección General de Prisiones, para que en el mismo sentido expida las resoluciones
pertinentes.
En virtud de esas atribuciones es competencia del Juez de la Ejecución ejercer la tutela efectiva de los
derechos del condenado, de conformidad con los Arts. 3, 8 y 10 de la Constitución Política Dominicana y
los derechos penitenciarios contenidos en las indicadas Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
Reclusos de las Naciones Unidas y otros instrumentos internacionales sobre derechos humanos de los
reclusos y Ley No.224 sobre Régimen Penitenciario en la República Dominicana.
En el Art. 6 de la Ley No. 224, se crea la Dirección General de Prisiones, dependiente de la Procuraduría
General de la República, como órgano administrativo para la dirección y control de todos los
establecimientos penales del país, lo que implica la individualización de las funciones de ambos
operadores en materia de la ejecución y extinción de la pena, unas funciones administrativas la de la
Dirección General de Prisiones y jurisdiccional, la del Juez de la Ejecución de la Pena, quien es el
competente para garantizar el control jurisdiccional para la efectiva vigencia de los derechos humanos
de los reclusos, dentro de la finalidad del Estado de Derecho.
[1] Art. 28 del Código Procesal Penal: Ejecución de la Pena: La ejecución de la Pena se realiza bajo
control judicial y el condenado puede ejercer siempre todos los derechos y facultades que le reconocen
las leyes. El estado garantiza condiciones mínimas de habitabilidad en los centros penitenciarios y
provee los medios que permiten, mediante la aplicación de un sistema progresivo de ejecución penal, la
reinserción social del condenado.
[2] Código Procesal Penal de Costa Rica, (Ley N° 7594 del 10 de abril de 1996).
[3] Código Procesal de Perú, su última modificación fue promulgada el 29 de julio del año 2004.
[4] Literalmente, quiere decir “derecho de imponer penas”. Definición obtenida en el diccionario
multimedia enciclopédico www.dicciobibliografía.com
5 RAMOS, Leoncio Notas de Derecho Penal Dominicano. Cuarta Edición. Santo Domingo, Rep. Dom. :
Editora Punto Mágico. 2002. en Pág. 70.
[6] DOTEL Matos, Héctor. Fundamento de Derecho Penal. República Dominicana. Ediciones Jurídicas
Trajano Pontentini, 2002, en Pág. 3.
[7] Punitur quia peccatum est” Literalmente quiere decir: “El que ha pecado, será condenado.”
Definición obtenida en el diccionario multi-media enciclopédico www.dicciobibliografía.com.
[8] FERNÁNDEZ Arévalo, Luís. “Ejecución de la Sentencia Penal”. En fortalecimiento del Poder Judicial,
Suprema Corte de Justicia, Cooperación Española Constitucionalización del Proceso Penal. Santo
Domingo, República Dominicana: Editora Corripio. 2002. en Pág. 410.
[9] Código de Procedimiento Penal de España, del 25 de marzo del 1999.
[10] Cuello Calón, Eugenio. Derecho Penal. Decimotercera Edición. Tomo I. Parte General. Barcelona,
España: Bosch Casa Editorial. 1960. En pág. 178
[11] Meléndez López, Mariel. Ibiden en pág.
[12] Llarena Conde, Pablo. “La Ejecución”. Ponencia escrita del Quinto Seminario para la
implementación del Nuevo Código Procesal Penal. Santo Domingo, República Dominicana. 2006. En pág.
503.
[13] En esta parte queremos significar que el término imputado no lo utilizamos como sinónimo de
interno, sino como a una persona que aún se le está conociendo su proceso y no ha recaído sobre él
sentencia firme o irrevocable, pero que una vez condenado el juez de la ejecución de la pena debe
tomar en cuenta el tiempo que dicho imputado permaneció privado de su libertad en el curso del
proceso, esto así a los fines de computarle ese tiempo como parte de su condena definitiva.
[14] Es preciso aclarar que el mismo capítulo XV.1.j de la Resolución 296-2005, establece que si a
consecuencia del perdón judicial el condenado queda eximido de pena se excluye de la ejecutoriedad
ante el Juez de la Ejecución de la Pena.
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