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Democracia y mercado
Reformas políticas y económicas en la Europa
del Este y América Latina
ADAM PRZEWORSKI
5 67 ·
CAMBRIDGE
UNIVERSITY PRESS
también significa que han tenido lugar bajo las mismas condiciones
ideológicas y políticas mundiales. A ello debe sumarse un efecto
de contagio. La contemporaneidad induce una homogeneidad: las
nuevas democracias pueden aprender de las ya establecidas y de
sus respectivas experiencias.
En segundo lugar, nuestro repertorio cultural de instituciones
políticas es limitado. Pese a algunas pequeñas variaciones, los
modelos institucionales para la democracia son escasos. Las demo-
cracias son sistemas con gobiernos presidenciales, parlamentarios
o mixtos; que recurren a elecciones periódicas destinadas a ratificar
los acuerdos alcanzados por los políticos; con una organización
vertical de los intereses; y casi sin mecanismos directos de control
de la burocracia por parte de la ciudadanía. Existen, sin duda,
diferencias importantes entre los distintos tipos de democracia,
pero la diversidad tipológica no es tan amplia como la de las
condiciones bajo las cuales se producen las transiciones.
En otras palabras, el punto de destino es tan importante como
el de origen. Las transiciones analizadas son transiciones desde
el autoritarismo y las características de los antiguos regímenes
influyen sobre sus modalidades y su rumbo. Pero también son
transiciones a la democracia y el destino común hace converger
sus caminos.
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Introducción
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Democracia y mercado
1 Doy por supuesto que la gente sabe o es capaz de pensar qué es lo que
desea. Por consiguiente, considero las necesidades como algo definido
subjelivamente y equivalentes a las preferencias entre todos los bienes
producidos y entre los diferentes niveles de ocio y esfuerzo.
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Preferencias endógenas
Las preferencias por un sistema económico pueden ser endógenas.
Examinemos la Tabla 3.1, donde una preferencia lJ significa que "un
individuo que vive bajo I prefiereJ".2 y designemos las combinaciones
de preferencias CC y SS como "conservadoras" y las combinaciones
SC y CS como "revolucionarias". Tanto las preferencias conservadoras
como las revolucionarias son endógenas.
Quienes propugnan uno u otro sistema han alegado a veces
que pu ede h acerse abstracción de las preferencias conservadoras.
El argumento es el siguiente: (1) Las personas que viven bajo
I prefieren I frente a ] simplemente porq ue desconocen ]. (2)
Si estas personas viviesen bajo J. preferirían ] frente a l. (3) En
consecuencia, la preferencia por I bajo I (o por ] bajo J) no es
"auténtica", "válida" o "independiente". Las personas que prefieren
el socialismo bajo el socialismo h an sufrido un lavado de cerebro,
dicen los estudios psicológicos financiados por el Ministerio de
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Capi~alismo y socialismo
Prefiere
Capitalismo Socialismo
,.
Defensa de los Estados Unidos. A su vez, el argumento comunista
consideraba justificada una dictadura transitoria por la necesidad
de "reeducar" a la población.3 Sin embargo, la simetría misma del
razonamiento lo invalida.
El mismo tipo de simetría descalifica las preferencias revolu-
cionarias. Aunque el capitalismo ha gan ado legitimación en todo el
mundo en los últimos años,4 muchos sectores intelectuales y gentes
pobres continúan creyendo en la superiorioridad del socialismo
como sistema económico. A su vez, en los paises del Este la mayoría
de los grupos salvo las trabaja~oras y trabajadores no cualificados
y la burocracia del partido se inclinan a favor del capitalismo. De
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Proyectos y realidades
Las alternativas ofrecen una esperanza a quienes sufren. Estas perso-
nas tienden a comparar la realidad de su sistema con proyectos de la
alternativa: economías racionalmente planificadas para satisfacer sus
necesidades o mercados que ofrecen oportunidades y garantizan
La eficiencia. En efecto, si bien todos conocemos nuestras propias
condiciones de vida, la mayoría solemos juzgar los demás sistemas
a través de impresiones de segunda mano. Sospecho que muchas
veces las preferencias revolucionarias se deben únicamente a la
tendencia a comparar la realidad de nuestro sistema con el proyecto
del otro.
Llamo "proyecto" al modelo de un sistema que incorpora
todos Jos postulados de sus defensores. Una objeción contra
un proyecto de este tipo puede ser, empero, su inviabilidad.
Por ejemplo, los partidarios del capitailsmo pueden reconocer
que el proyecto sociailsta es superior al proyecto capitalista, pero
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Democracia y mercado
Capitalismo y socialismo
¿El fracaso del socialismo invalida la crítica socialista de la irracio-
nalidad del capitalismo? Intentaré responder a este interrogante en
términos de los proyectos, de su viabilidad y de las experiencias
reales.
Proyectos
Las criticas socialistas del capitalismo son con frecuencia peregrinas,
a menudo incoherentes y a veces grotescas. Están marcadas por
las concepciones del siglo XIX; la mera idea de que un sistema
social descentralizado pueda funcionar adecuadamente sigue re-
sultando desconcertante para muchos críticos y criticas socialistas
del capitalismo.10 Y su ignorancia es preocupante; descartan los
argumentos en favor del capitalismo con rápida displicencia. A
pesar de todo, estoy convencido de la importancia fundamental
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12 Otras críticas son: (1) que la competencia se basa en la envidia y (2) que
la producción capitalista está orientada hacia la obtención de beneficios,
no en busca de la utilidad o la satisfacción. Téngase presente que sólo me
refiero aqtú a las criticas en cuanto a la irracionalidad del capitalismo, no a
su injusticia (de escas últimas me ocuparé más adelante).
13 En términos de Schumpeter, se trataría de una diferencia entre
ineficiencia estática y dinárrtica.
14 O'Neill (1989: 209) ofrece una formulación excepcionalmente clara de
esta crítica: "La información relevante para los actores económicos, en
vistas a coordinar sus actividades, no se comunica y ... no existe ningún
mecanismo que permita el ajuste mutuo de los respectivos planes. El
mercado, en virtud de su corác1er competitivo, bloquea la transmisión de la
información y no permite coordinar los planes de actuación económica."
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mercados incomp. Cap!talismo y socialismo
1 .~ C~I'~
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Gráfico 3.1
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Viabilidad
Los debates en torno a la viabilidad son más apasionados, al ser
inevitablemente menos concluyentes. Una vez admitidos todos
los postulados, los debates en torno a los proyectos se limitan a
proceder a las consiguientes deducciones lógicas. Los veredictos
en cuanto a la viabilidad obligan, en cambio, a emitir juicios y dejan,
por tanto. mayor margen para la discrepancia.
Las lineas de ataque socialistas contra la viabilidad del proyecto
capitalista son tres: (1) No puede existir el capitalismo sin una
intervención del Estado, (2) el capitalismo nunca puede llegar a
alcanzar, o sólo con un alto coste, los equilibrios en que sus
partidarios basan todas sus virtudes y (3) el capitalismo está abocado
a la autoarúquilación, puesto que desemboca necesariamente en el
monopolio. Ya he comentado antes el primer punto, que en mi
opirúón puede descartarse con un simple "¿Yqué más da?" La segunda
objeción parece válida. En efecto, ta idea de que Jos mercados se
hallan en condiciones de equilibrio competitivo permanente resulta
bastante incomprensible y la alegación de que los ajustes suponen un
despilfarro es muy plausible. Finalmente, el argumento de que los
mercados competitivos están abocados a la autodesrrucción es evi-
dente en cierta medida, si bien ya no es tan evidente en qué medida.27
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....'
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Caeitalismo y socialismo
expresan sus
necesidades
distribuye
el producto
Gráfico 3.2
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Realidades
Es imposible determinar cuál de los dos modelos, el socialista
o el capitalista, ha logrado mejores resultados en la práctica.
Las discrepancias en las con venciones contables y en los valores
relativos utilizados en la agregación de los diferentes productos,
las asombrosas disparidades en la utilización de los inputs, las
diferentes posiciones de partida y en término~ .de ventajas compara-
tivas determinan que cualquier inten to de valoración resulte prác-
ticamente irrelevante. Las comparaciones detalladas entre aspectos
parciales de la actuación económica y del bienestar material generan
veredictos que dependen de la dimensión y el periodo considera-
dos.41 Ni siquiera existen motivos bien fundados para argumentar
que, si bien las economías capitalistas son más eficientes, los
sistemas socialistas garantizan una mayor seguridad en el empleo,
igualdad y seguridad material. Por un lado, las tasas agregadas de
crecimiento de los paises socialistas son equiparables a largo plazo
a las de las economías capitalistas de desarrollo más acelerado. Por
otro lado , existen crecientes pruebas de la desigualdad de rentas
existente en la Unión Soviética y la Europa del Este y testimonios
cada vez más frecuentes sobre el deterioro de los servicios de
bienestar sociaJ.42
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doble de acero que los países capitalistas para producir una unidad
de producto.44 Los ejemplos de irracionalidad son abundantes: la
mitad de la producción agrícola de la Unión Soviética se pierde al
parecer antes de llegar al mercado de consumo; en invierno, los
niños se divierten deslizándose con sus trineos por las montañas
de abonos acumuladas en torno a las estaciones, a la espera de
ser transportados hasta las explotaciones agrícolas; el valor de
los productos que nadie quiere llevarse d~ las tiendas checas
aunque el precio sea nulo es equivalente al crecimiento de la
economía en un periodo de dos años; la relación input-output
en los inventarios de las fábricas húngaras es cinco veces superior
que en Occidente; etcétera. Los indicadores de bienestar son
igualmente desconcertantes: los países socialistas tienden a contar
con mayor número de médicos en relación a su población, sus
tasas de matriculación en la enseñanza secundaría suelen ser
más altas y construyen más viviendas, a la vez que presentan
una menor esperanza de vida, tasas brutas de mortalidad más
elevadas, una menor productividad del trabajo e inferior calidad
de las viviendas.
Quizás el problema más espinoso para la comparación de los
resultados de las economías socialista y capitalista sea el del patrón
de medida. ¿Con qué países deben compararse los progresos de la
Unión Soviética, Polonia o China? Jrushov se propuso como meta
emular al Reino Unido, sin embargo muchas veces se compara la
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Unión Soviética con los Estados Unidos, país con el que compite
en el terreno militar. Actualmente, muchos observadores soviéticos
y occidentales comienzan a considerar la Unión Soviética como un
país tercermundista. Sin embargo. la Europa del Este forma parte
de Euro pa; tomar com o pauta de referencia el mundo occidental
capitalista desarrollado resulta ineludible ante Ja exhibición coti-
dian a de los niveles de vida occidentales en los medios de comuni-
cación y a través de las o bservaciones personales de las personas que
han viajado al extranjero. Y esta comparación resulta devastadora
y dolorosa. ¿Por qué no puede equipararse la Alemania o riental a
la occidental? Creo que ésta es precisamente la pregunta a la cual
corresponde respo nder que la causa es "el sistema económico".
También deben tenerse en cuenta, finalmente, las expectativas
frustradas. El estalinismo fue desarrornsta al máximo. Durante mi
infancia en Polonia, todas las paredes estaban decoradas de gráficas
con gruesas lineas rojas que ascendian imparables hasta el radiante
futuro, según la frase de Alexander Zinoviev. El socialismo se
impondría sobre la naturaleza; todas sus construcciones - presas,
plantas siderúrgicas, rascacielos - serían más monumentales que
las erigidas bajo el capitalismo; conduciría a las sociedades al
imperio del orden y la razón. Pero la naturaleza se ha vengado.
Actualmente el peor desastre ecológico de Europa se sitúa en
la zona de confluencia de Checoslovaquia, Alemania del Este y
Polonia. El "m onumentalismo" también se hizo extensivo a los
errores: tras la introduccció n d e la irrigación masiva en Ucrania,
el rendimiento por hectárea se redujo bruscamente debido a la
contaminación por sales del suelo.45 Y la irracionalidad llegó a ser
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fue del 0,0 por ciento. Durante esos mismos años, los tres paises de la
Europa del Este que comunican sus datos al FM1 - Hungría, Polonia y
Yugoslavia- registraron una tasa m edia de crecimiento de su PIB del
1,0 por ciento. El consumo per cápita disminuyó en muchos países.46
Ninguno de los dos modelos generó un crecimiento sostenido.47 De
hecho, Argentina, Brasil y México, y Hungría, Polonia y Yugoslavia se
enfrentan con crisis sin precedentes en su historia.
La realidad no nos aclara, por tanto, gran cosa. En el mundo real,
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Socialismo de mercado
Hasta aquí he expuesto todo mi análisis en términos de mecanismos
de asignación de recursos y de distribución de la renta. He proce-
dido así porque dudo que sepamos (1) si las formas de propiedad
tienen consecuencias para los resultados de las empresas y (2) si la
distribución observada de las formas de propiedad, en particular
la escasez de cooperativas de empleados, se debe a sus resultados.
Pese a la popularidad de la idea de un socialismo de mercado,
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S'I Una reciente encuesta polaca confirma estos temores: Si bien un 72,2 o/o
de las personas encuestadas se manifestaron favorables a la privaózación
de las empresas estatales, un 52,3 o/o preferían trabajar para esa categoría
de empresas (Zycle Warszawy. 25 de junio, 1990, p. 4).
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ss Bauer (1989) señala, empero, que los empresarios privados que operan
en un sistema de asignación administrativa de los recursos no se deciden
a orientar plenamente su acruación hacia la obtención del máximo
beneficio, intimidados por el riesgo de desencadenar una reacción política
ante los precios que cobrarían y las rentas que podrian percibir. Y sus
temores están justificados: Wladyslaw Balea (1986: 130), ex-ministro polaco
de Economía y artífice de la "segunda fue" de la reforma económica,
advirtió que "no se tolerará el amasamiento de forrunas aprovechando las
ineficiencias de las soluciones sistémicas [esto es, estatales]".
56 Esta afirmación no implica la recíproca. Algunos sistemas mixtos pueden
resultar una opción pésima.
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Socialdemocracia
¿Puede reformarse el capitalismo? La respuesta es, obviamente,
••
\
afirmativa: algunos países capitalistas han conseguido garantizar la
seguridad material básica para toda su población, aunque incluso
en estos países el capitalismo es suceptible de crítica por diversas
razones.64 La erradicación de la pobreza representa, sin embargo,
un criterio suficiente de éxito en un mundo donde las privaciones
materiales afectan a miles de millones de personas. Si se piensa
que treinta millones de personas viven en condiciones definidas
como de pobreza absoluta en los Estados Unidos y unos cuarenta
millones en la Unión Soviética -por no mencionar ya los casos
de China, India o Brasil-, las condiciones materiales de Suecia,
Noruega y Francia resultan envidiables.
Las econornias capitalistas son sumamente heterogéneas. Difieren
enormemente en sus niveles de des";írrollo, distribución de la renta e
intervención del Estado para asegurar el bienestar material. La renta
per cápita de los países capitalistas más desarrollados es veinte veces
superior a la de los más pobres.65 La esperanza de vida de una
63 Entre los exponentes del punto de vista contrario cabe citar a Dahl
(1985) y a Bowles y Gintis (1986).
64 Véase una crítica en este sentido en Przeworski 1985, Epilogo.
65 Considerando el PNB calculado en termines de paridad de poder
adquisitivo. A partir de las cifras convencionales del PNB ofrecidas por
el Banco Mundial la rema per cápita sería setenta y cinco veces mas
alta en el primer grupo de países que en el segundo.
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66 Todos los datos son del Banco Mundial, Devdopmenr Repon, 1987 (versión
en diskette). Excepto la distribución de la renta de las unidades
familiares, todos los demás datos corresponden a 1985.
67 Entre los países para los cuales se dispone de datos, la tasa de pobreza
absoluta antes de impuestos y transferencias (según la de.finición
estadounidense, convertida a monedas locales a los tipos de cambio
correspondientes a una paridad de poder adquisitivo) es del 5,6 %
en Suecia, del 5,8 % en Suiza, del 7,4 % en Canadá, del 8,3% en la
República Federal de Alemania, del 11,8 % en el Reino Unido, del
12,7% en los Estados Unidos y del 13,2 % en Australia (Rainwater et al.
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n Esta propuesta se aproxima a las ideas de van der Veen y van Parijs
(1986). De hecho, las siguiemes consideraciones están basadas en
anteriores comentarios sobre sus afirmaciones (Przeworski t 986a),
aunque entonces pensaba que la abundancia requerida era "ligera", en
vez de fuerte. De hecho, se requiere un nivel de desarrollo superior
al que permitirla la satisfacción de todas las necesidades básicas si se
utilizasen plenamente todas las dotaciones de los factores; esto es lo
que denominariamos ligera abundancia.
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