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EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL
HERBERT MARCUSE (1964)
Resumen de Pablo Bivort para el ramo de teoría sociológica II – diciembre 2013
I NT R O D U C C I Ó N
El examen de sus alternativas históricas permite medir la práctica histórica específica. Existe
por lo tanto desde un principio en una teoría crítica el problema de la objetividad histórica.
Dos afirmaciones que implican juicios de valor. Por una parte el juicio que afirma que la vida
humana merece vivirse y el juicio que implica que en una sociedad dada existen posibilidades
específicas para un mejoramiento de la vida humana y formas y medios específicos para
realizar esas posibilidades.
El intento por responder a estas preguntas exige una serie de abstracciones iniciales. A saber,
un análisis trascendente de los hechos oponiéndose a toda metafísica mediante el riguroso
carácter histórico de la trascendencia, entendida como el disparo del universo establecido del
razonamiento y la acción hacia sus alternativas históricas.
El progreso técnico, extendido hasta ser todo un sistema de dominación y coordinación, crea
formas de vida (y de poder) que parecen reconciliar las fuerzas que se oponen al sistema y
derrotar o refutar toda protesta en nombre de las perspectivas históricas de liberación del
esfuerzo y la dominación, parece la sociedad contemporánea ser capaz de contener el cambio
social, este es quizás el logro más singular de la sociedad industrial avanzada.
El hecho de que la gran mayoría de la población acepte, y sea obligada a aceptar esta sociedad,
no la hace menos irracional y menos reprobable. La distinción entre conciencia falsa y
verdadera aun está llena de sentido, pero esta distinción misma ha de ser validada. Esto solo
puede ser posible si los hombres experimentan la necesidad de cambiar su forma de vida, de
negar lo positivo, de rechazar. Es esta necesidad la que la sociedad establecida consigue
reprimir en la medida en que es capaz de “repartir los bienes” en una escala cada vez mayor, y
de usar la conquista científica de la naturaleza para la conquista científica del hombre.
Diversas categorías como sociedad, clase, individuo están perdiendo su connotación crítica y
tienden a hacerse términos descriptivos, falaces u operacionales. El esfuerzo por recuperar el
sentido crítico de estas categorías puede parecer a primera vista un regreso de una teoría
unida con la práctica histórica al pensamiento abstracto y especulativo. Este carácter
ideológico de la crítica es el resultado de que el análisis es obligado a partir de una posición
fuera de lo positivo tanto como de lo negativo. Es la totalidad lo que está en cuestión.
El análisis desarrollado por Marcuse está centrado en tendencias que se dan en las sociedades
de su tiempo más altamente desarrolladas. Existen sin embargo zonas donde en ese momento
esas tendencias no prevalecen o no prevalecen al menos en ese tiempo.
1. L A S N U E V A S F O R M A S D E C O NT R O L
Se afirma en ese sentido que tal como libertad económica podría ser entendido como una
libertad de la economía, libertad política es la liberación de los individuos de una política sobre
la que no ejercen ningún control efectivo. Del mismo modo la libertad intelectual significaría la
restauración del pensamiento individual absorbido ahora por la comunicación y
adoctrinamiento de masas.
Las necesidades humanas son necesidades históricas. Se puede distinguir entre necesidades
verdaderas y falsas, las falsas son aquellas que intereses sociales particulares imponen al
individuo para su represión. Estas necesidades tienen un contenido y una función sociales,
determinadas por poderes externos sobre los que el individuo no tiene ningún control.
Predominio de necesidades represivas.
Las únicas necesidades que pueden inequívocamente reclamar satisfacción son las vitales:
alimento, vestido y habitación en el nivel de cultura que esté al alcance. La satisfacción de
estas necesidades es el requisito para la realización de todas las necesidades, tanto las
sublimadas como de la no sublimadas.
En última instancia, la pregunta sobre cuáles son las necesidades verdaderas o falsas solo
puede ser resuelta por los mismos individuos. Esto siempre y cuando tenga la libertad para dar
su propia respuesta.
La manera en que los controles tecnológicos parecen ser la misma encarnación de la razón en
beneficio de todos los grupos e intereses sociales hace parecer toda oposición imposible y toda
contradicción irracional.
La ofensiva empirista radical en las ciencias proporciona la justificación metodológica para que
los intelectuales bajen a la mente de su pedestal: positivismo que, en su negación de los
elementos trascendentes de la razón forma la réplica académica de la conducta socialmente
requerida. Esto no significa que prime el materialismo por sobre ocupaciones espirituales,
metafísicas y bohemias. Han proliferado pensamientos trascendentes fuera del establishment
académico como ideologías beat, existencialismo, zen pero no son contradictorios del statu
quo ni negativos.
Desde los orígenes de la razón moderna hay un contraste entre el radicalismo crítico extremo
presente en el método científico y filosófico y un quietismo acrítico en la actitud hacia las
instituciones sociales establecidas y operantes, presente en Hobbes, Descartes y Locke. Era
posible sin embargo por las condiciones una disociación entre el real estado de las cosas
establecido. Ahora la autolimitación del pensamiento es más amplia. Toda idea trascendente
parece como inaceptable para la ciencia y el pensamiento científico. Se convierte el progreso
científico y técnico en un instrumento de dominación.
El progreso parece dirigirse a una “pacificación de la existencia” como alternativa histórica, sin
embargo tiene un rol de contención. Por debajo de su dinamismo aparente es un sistema de
vida completamente estático. Se da una tendencia hacia la consumación de la racionalidad
tecnológica y esfuerzos intensos para contener esta tendencia dentro de las instituciones
establecidas. El elemento irracional es su racionalidad.
6 . D E L P E N S A M I E N T O N E G A T I V O A L P O S I T I VO : L A R A C I O N A L I D A D T E C N O L Ó G I C A Y L A L Ó G I C A
D E L A D O M I N A C I Ó N.
En la realidad social, a pesar de todos los cambios, la dominación del hombre por el hombre es
todavía la continuidad histórica que vincula la razón pre-tecnológica con la tecnológica. Sin
embargo, la sociedad que proyecta y realiza la transformación tecnológica de la naturaleza,
altera la base de la dominación, reemplazando gradualmente la dependencia personal (del
esclavo con su dueño, el siervo con el señor de la hacienda) por la dependencia al “orden
objetivo de las cosas” (las leyes económicas, mercados). Este último es en sí mismo resultado
de la dominación. Lo que está mal es la forma en que los hombres han organizado su trabajo
social.
La división cartesiana del mundo ha sido puesta en cuestión también en su propio terreno,
como límite. El dualismo de descartes implicaría ya su negación; aclararía antes que cerraría el
camino hacia el establecimiento de un universo científico unidimensional, en el que la
naturaleza es “objetivamente de la mente” osea, del sujeto. La ciencia de la naturaleza se
desarrolló bajo el a priori tecnológico que proyecta la naturaleza como un instrumento
potencial, un equipo de control y organización. Este a priori tecnológico es un a priori político
en la medida en que la transformación de la naturaleza implica la del hombre y que las
creaciones del hombre salen de y vuelven a entrar en un conjunto social. Se podría pensar que
la evolución del método científico en definitiva refleja la transformación de la realidad natural
en realidad técnica dentro del proceso de la civilización industrial aunque esta concepción es
criticada por Marcuse ya que asume dos campos separados, la ciencia y el pensamiento
científico y por otra parte su aplicación práctica.
El método científico que lleva a la dominación cada vez más efectiva de la naturaleza llega a
proveer así los conceptos puros tanto como los instrumentos para la dominación cada vez más
efectiva del hombre por el hombre a través de la dominación de la naturaleza. La razón teórica
permaneciendo pura y neutral entra al servicio de la razón práctica.
La tecnología también provee la gran racionalización para la falta de libertad del hombre y
demuestra la imposibilidad técnica de ser autónomo, de determinar la propia vida, esta falta
de libertad no aparece ni como irracional ni como política sino más bien como una sumisión al
aparato técnico que aumenta las comodidades de la vida y aumenta la productividad del
trabajo.
Marcuse desarrolla una reflexión sobre la ciencia física bastante compleja. Finalmente en
resumen trata de identificar más claramente el sujeto oculto en la racionalidad científica y los
fines ocultos en su forma pura.
La objetividad pura se revela a si misma como objeto para una subjetividad que provee los
telos, los fines. En la construcción de la realidad tecnológica no existe una cosa como un orden
científico puramente racional, el proceso de la racionalidad tecnológica es un proceso político.
1 0 . CO N C L U S I Ó N
La conclusión de Marcuse comienza con la frase “la sociedad unidimensional avanzada altera la
relación entre lo racional y lo irracional” realiza un contraste entre los aspectos fantásticos y
enajenados de su racionalidad y señala que el reino de lo irracional se convierte en el ámbito
de lo verdaderamente racional. Si no se puede expresar racionalmente “el arte de la vida”
quizás estas ideas no puedan tener otro medio de comunicación que el anormal de la ficción.
La dimensión estética conserva una libertad de expresión que permite al autor llamar a los
hombres y las cosas por su nombre, nombrar lo que de otra manera es innombrable.
Auschwitz sigue persiguiendo no la memoria sino los logros del hombre: este es el lugar en que
tienen lugar los grandes logros humanos de la ciencia, la medicina y la tecnología. Los
esfuerzos por salvar y mejorar la vida son la única esperanza en este desastre. La imaginación
ha llegado a ser un instrumento del progreso, es un instrumento del que se abusa
metódicamente. La obscena mezcla de la estética y la realidad refuta a las filosofías que
oponen la imaginación “poética” a la razón científica y empírica. El progreso tecnológico va
acompañado de la racionalización progresiva e incluso de la realización de lo imaginario. Sus
aspectos modernos son elementos de la dominación tecnológica y están sujetos a ella.
Liberar a la imaginación para que pueda disponer de todos sus medios de expresión presupone
la regresión de mucho de lo que ahora está libre y perpetúa una sociedad represiva. Es un
asunto político. ¿Cómo pueden los individuos administrados liberarse al mismo tiempo de si
mismos y de sus amos? ¿Cómo es posible pensar que pueda romperse este círculo vicioso?
Las instituciones dentro de las que puede imaginarse la pacificación desafían la tradicional
clasificación en administraciones autoritarias y democráticas. La meta de la autentica
autodeterminación de los individuos depende del control social efectivo sobre la producción y
la distribución de las necesidades. En este punto, la racionalidad tecnológica, despojada de sus
aspectos de explotación, es el único nivel y guía en el planteamiento y el desarrollo de los
recursos disponibles para todos. La autodeterminación en la producción sería un despilfarro. El
control centralizado es racional si establece las precondiciones de una autodeterminación
verdadera. Esto puede ser posible en su propio campo: en las decisiones referentes a la
producción y distribución del excedente económico y en la existencia individual. La sociedad
será racional y libre en la medida en que esté organizada, sostenida y reproducida por un
sujeto histórico esencialmente nuevo, liberado de toda propaganda, adoctrinamiento o
manipulación.
Donde los trabajadores han llegado a ser una parte de la forma de vida establecida, su ascenso
al control prolongaría esta forma en un escenario diferente. Los hechos que dan validez a la
teoría crítica de esta sociedad y su fatal desenvolvimiento están perfectamente presentes: la
irracionalidad creciente de la totalidad, la necesidad de expansión agresiva, la constante
amenaza de guerra, la explotación intensificada, la deshumanización Todos ellos apuntan hacia
la alternativa histórica: la utilización planificada de los recursos para la satisfacción de las
necesidades vitales con un mínimo de esfuerzo, la transformación del ocio en tiempo libre, la
pacificación de la lucha por la existencia.
La teoría dialéctica no es refutable pero no puede ofrecer el remedio. No puede ser positiva.
Sin duda, el concepto dialéctico al comprender los hechos dados, los trasciende. Este es el
signo de su verdad. Define las posibilidades históricas, incluso las necesidades. Pero su
realización solo puede estar en la práctica que responda a la teoría y en el presente, la práctica
no da tal respuesta. Sobre bases tanto teóricas como empíricas, el concepto dialéctica
pronuncia su propia desesperanza. La realidad humana es historia y, en ella, las
contradicciones no explotan por sí misma. El desarrollo de la tecnología lleva un incremento en
la conquista del hombre por el hombre, esta conquista reduce la libertad que es condición
necesaria para la liberación. Esta es libertad de pensamiento en el único sentido en que el
pensamiento puede ser libre en el mundo administrado: como la conciencia de su
productividad represiva y como la absoluta necesidad de romper con esa totalidad. Esta
necesidad no prevalece precisamente donde puede llevar a ser la fuerza impulsora de una
práctica histórica.
Las tendencias totalitarias de la sociedad unidimensional hacen ineficaces las formas y los
medios de protesta tradicionales, quizás incluso peligrosos porque preservan la ilusión de
soberanía popular. Esta ilusión contiene una verdad, el pueblo se ha elevado para convertirse
en el fermento de la cohesión social. Bajo la base popular conservadora se encuentra el
sustrato de los proscritos y los “extraños” los explotados y los perseguidos de otras razas y
otros colores. Ellos existen fuera del proceso democrático. Su vida es la necesidad mas
inmediata y la mas real para poner fin a instituciones y condiciones intolerables. Así, su
oposición es revolucionaria incluso si su conciencia no lo es. Su oposición al sistema desde el
exterior y por tanto no es derrotada por el sistema. El espectro está ahí otra vez, dentro y
fuera de las fronteras de las sociedades avanzadas. Existe la posibilidad de que se junten los
extremos históricos, la conciencia mas avanzada de la humanidad y la fuerza más explotada. La
teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que puedan tender golpea que puedan tender
un puente sobre el abismo entre el presente y su futuro.
“sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza.” Walter Benjamin