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UTESA

Título:

Ética y Bioética en el desempeño de la enfermería

PRESENTADO POR:

Ana Sofía Polanco


1-23-1202

PRESENTADO A:

JUANITA ALCÁNTARA

Santiago de los Caballeros,


República Dominicana,

FECHA:

15-12-2023
Ética y Bioética en el desempeño de la enfermería
La enfermería es una profesión que implica el cuidado de las
personas en situaciones de salud y enfermedad, así como la
promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. Esta labor
requiere de un compromiso ético con los valores y principios que
orientan el respeto a la dignidad, los derechos y las necesidades de
los pacientes, las familias y las comunidades. La ética es la disciplina
que estudia el bien y el mal, lo justo y lo injusto, lo correcto y lo
incorrecto en la conducta humana. La bioética es una rama de la ética
que se ocupa de los problemas morales que surgen en el ámbito de
las ciencias de la vida y de la salud, especialmente en relación con la
aplicación de las biotecnologías. La bioética en enfermería busca
analizar y resolver los dilemas éticos que se presentan en la práctica
clínica, la investigación, la docencia y la gestión de los servicios de
salud, teniendo en cuenta los principios de autonomía, beneficencia,
no maleficencia y justicia. La bioética en enfermería también se basa
en la ética del cuidado, que enfatiza la importancia de la relación
interpersonal, la empatía, la responsabilidad y la solidaridad en el
acto de cuidar. La bioética en enfermería es una herramienta
fundamental para garantizar la calidad y la humanización de la
atención de enfermería, así como para defender los derechos y
deberes de los profesionales de enfermería y de los pacientes.

➢ La ética en enfermería se basa en el respeto a la vida, la


dignidad y los derechos de los pacientes, las familias y las
comunidades, así como en el compromiso con los valores y
principios que orientan la profesión.

➢ La ética en enfermería se aplica en diferentes ámbitos, como la


asistencia, la investigación, la docencia y la gestión de los
servicios de salud, y se enfrenta a diversos dilemas morales
que requieren de un análisis crítico y una toma de decisiones
responsable.

➢ La ética en enfermería se rige por el código de ética de


enfermería, que es un conjunto de normas y principios que
guían la conducta y el desempeño de los profesionales de
enfermería en su práctica diaria. Este código tiene como
objetivo principal asegurar que los cuidados de salud brindados
por los enfermeros sean de alta calidad y estén basados en los
valores éticos fundamentales.

➢ La ética en enfermería se sustenta en cuatro principios básicos:


autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia. Estos
principios implican que los enfermeros deben respetar las
decisiones y preferencias de los pacientes, actuar siempre en
su beneficio, evitar o minimizar el daño y distribuir
equitativamente los recursos y las oportunidades.

➢ La ética en enfermería también se inspira en la ética del


cuidado, que es una perspectiva ética que enfatiza la
importancia de la relación interpersonal, la empatía, la
responsabilidad y la solidaridad en el acto de cuidar. La ética
del cuidado reconoce la singularidad de cada persona y
situación, y valora la sensibilidad, la intuición y la comunicación
como elementos esenciales para el cuidado ético.

➢ La ética en enfermería se relaciona con la auditoría de


enfermería, que es una herramienta para evaluar la calidad de
los servicios de enfermería, aumentar la capacitación y la
competencia del personal de enfermería y mejorar la
satisfacción de los usuarios. La auditoría de enfermería implica
un proceso sistemático de recolección, análisis y comparación
de datos sobre el cumplimiento de los estándares de calidad
establecidos.

➢ La ética en enfermería exige que el auditor de enfermería


cumpla con los más altos valores éticos, sea imparcial,
mantenga un equilibrio en beneficio de la organización que
audita, esté capacitado, conozca los principios, resoluciones y
regulaciones éticas y asuma su rol con calidad. El auditor de
enfermería debe servir como guía para el ejercicio honesto y
profesional de la enfermería.
La ética en el desempeño de la enfermería
La ética en el desempeño de la enfermería es un tema muy
importante. Se refiere a un conjunto de principios y normas que guían
la conducta ética de los profesionales de enfermería en su práctica
diaria. Estos principios se basan en valores fundamentales como el
respeto, la responsabilidad, la justicia y la integridad.
En mayo de 1973, se aprobó el Código de Ética del Consejo
Internacional de Enfermeras, en el que se postularon sus 4
responsabilidades fundamentales: promover la salud, prevenir las
enfermedades, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento.
La ética en la enfermería comprende un sistema de valores y la
búsqueda de conocimientos que definen la forma de pensar y de
actuar de la enfermera(o). La enfermera(o) tiene que enfrentarse a
situaciones muy complejas que ponen en juego sus principios y hasta
su propia vida, para salvar a otras personas

Fundamentos y principios clave


Autonomía: reconoce y respeta el derecho del paciente a tomar
decisiones informadas sobre su propia atención médica. Los
enfermeros deben fomentar la autonomía del paciente,
proporcionando la información necesaria y respetando sus
decisiones.
Beneficencia: implica actuar en beneficio del paciente, promoviendo
su bienestar y salud. Los enfermeros deben buscar el mejor interés
del paciente y garantizar que sus acciones y decisiones estén
dirigidas a brindarles el máximo beneficio posible.
No maleficencia: este principio se refiere a la obligación de no causar
daño al paciente. Los enfermeros deben evitar hacer daño y
minimizar los riesgos en la atención médica. Lo idóneo es priorizar la
seguridad y el cuidado del paciente en todas sus acciones.
Justicia: se refiere a la equidad en la distribución de los recursos y la
atención médica. Los enfermeros deben garantizar que todos los
pacientes sean tratados de manera justa y sin discriminación,
independientemente de su origen étnico, género, condición
socioeconómica u otros factores.
Veracidad: implica ser honestos y veraces en la comunicación con
los pacientes y otros profesionales de la salud. Los enfermeros deben
proporcionar información precisa, clara y completa, y ser
transparentes en la toma de decisiones y la gestión de la atención
médica.
Confidencialidad: es el deber de mantener la privacidad y la
confidencialidad de la información del paciente. Los enfermeros
deben proteger la información personal y médica de los pacientes y
garantizar que se maneje de manera segura y confidencial.

Ética y Moral:
Usualmente los términos ética y moral tienden a confundirse, quizá
por el origen etimológico de sus raíces de hecho para algunos
autores son sinónimos- El concepto de ethos (escrito con eta)
originalmente significaba la morada, el lugar y la casa donde se
habita de manera protegida, el entorno natural del ser humano, su
mundo inmediato. Posteriormente, el ethos (escrito con épsilon y
tildado), significa la intimidad misma del ser humano, su carácter, su
modo simbólico de ser y de comportarse, la manera como el hombre
realiza su ser en el mundo, apropiándose el mundo exterior para
hacer simbiosis con su mundo interior y vivir coherentemente y
saludablemente. Para Cely “esta coherencia saludable no es otra
cosa que la higeia, producto de una forma virtuosa de vivir. La virtud
que los griegos llamaron “areté”, deriva su significado ético del
ejercicio físico diario y exigente que los atletas tenían que hacer para
mantenerse en forma. Es así como la ética aristotélica es una ética
de las virtudes, lo que equivale a una propuesta de vida llevada
higiénicamente”

La raíz latina “mores” significa costumbre, carácter; se define como


el conjunto de códigos, normas o reglas de conducta que permite
establecer una distinción entre lo que es bueno y lo que no lo es, lo
que uno debe y no debe hacer; dichas normas son adquiridas por
hábito y son aceptadas por la sociedad. El sentido moral nace de la
responsabilidad y de la libertad; es precisamente esta última la que
hace que los actos sean susceptibles de ser calificados como buenos
o malos, pues en el ejercicio de su libertad y luego de un análisis de
conciencia, el ser humano toma la decisión de efectuar un acto
determinado La ética es el estudio de la moral; plantea cual es el
valor de la bondad de las conductas mismas, de lo que es correcto o
incorrecto. Es entonces aquella parte de la filosofía que estudia la
moralidad del obrar humano; se entiende por moralidad, aquella
cualidad que se refiere a los actos humanos que se realizan libre y
voluntariamente, en este sentido la ética y la moral se relacionan
como lo hace una ciencia con su objeto de estudio; es decir, la ética
no crea la moral, sino que la estudia. Al respecto Adela Cortina
afirma: “La ética da razón, mediante la reflexión filosófica, de la moral
en este sentido explica, analiza, estudia, describe y critica los
comportamientos no los enjuicia…. acoge el mundo moral en su
especificidad y da reflexivamente razón de él.

Bioética en el desempeño de la enfermería


La bioética en la enfermería es una disciplina que estudia los
problemas éticos originados durante la práctica clínica1. Es el marco
ético que rige todas las actuaciones asistenciales de las enfermeras,
donde prima el respeto a la dignidad del paciente y su seguridad
clínica.
De acuerdo con Asnariz, no se puede negar que desde tiempos
remotos los filósofos, religiosos, hombres de ciencia y pensadores en
general se han preocupado por el uso de la ciencia y de la técnica en
el desarrollo de la vida humana y por el impacto de ésta sobre él y su
entorno; sin embargo, es a partir del inicio de la Bioética que dicha
preocupación ha tomado la importancia que tiene para la vida del
hombre y del planeta tierra.
El primero en manifestar su preocupación por el estudio de la ética
a favor del medio ambiente fue el ingeniero forestal Aldo Leopold;
pero el origen del término Bioética se atribuye a Van Rensselaer
Potter Potter, bioquímico oncólogo quien obsesionado por la
supervivencia de la vida y del medio ambiente planteo la siguiente
reflexión:
“Existen dos culturas, que parece que no son capaces de
comunicarse: la científica y la humanística: Si aceptamos que esta
incomunicación es una de las razones que hacen dudar de la
posibilidad de futuro de la humanidad, posiblemente construyendo un
puente entre estas dos culturas construiremos un puente hacia el
futuro”
Como respuestas a sus inquietudes Potter publica en 1971 su
libro“Bioética un puente hacia el futuro”, un puente entre dos culturas:
la científica en torno a la vida y el medio ambiente y la humanista
centrada en la ética. En la mente y en los escritos de Potter la Bioética
no nace reducida al campo de la medicina ni de ninguna otra ciencia,
sino que nace como una obsesión por la supervivencia de la vida y
del medio ambiente; en este sentido plantea una ética global por la
vida. Desde ese entonces la bioética se ha desarrollado en niveles
teóricos, académicos, primero norteamericanos, luego europeos y
finalmente hoy se ha extendido a todo el mundo ya que la
preocupación de Potter es hoy preocupación de todos.
Etimológicamente el término bioética proviene de las raíces griegas
bios: vida y ethos: ética cuyo fin es mejorar la calidad de vida del
hombre y del medio ambiente. Existen diferentes definiciones acerca
de la Bioética de acuerdo con la formación y enfoque ético de los
autores. En la Enciclopedia de Bioética Reich Warren (1995) la define
como “el estudio sistemático de las dimensiones morales incluyendo
la visión moral, decisiones, conducta y políticas de las ciencias de la
vida y el cuidado de la salud, empleando una variedad de
metodologías éticas en un espacio interdisciplinario”
Autonomía: La enfermera debe respetar las decisiones del enfermo
y velar por su capacidad de decidir en relación con su enfermedad.
Beneficencia: Se basa en la necesidad de no hacer daño y que el
personal de enfermería pueda atender en las mejores condiciones al
paciente.
No maleficencia: La enfermera debe trabajar por la seguridad del
enfermo, intentando reducir o eliminar el daño durante la práctica
clínica.
Justicia: Los recursos sanitarios deben distribuirse de manera
equitativa, por lo que los profesionales de la enfermería deben
ofrecer un trato igual y sin discriminaciones
Estos principios ayudan a las enfermeras a resolver los dilemas o
conflictos que puedan presentarse en la práctica asistencial diaria,
como el consentimiento informado, el rechazo a posibles
tratamientos, la humanización de los cuidados, el proceso final de la
vida o la comunicación de malas noticias1. Además, la bioética en
enfermería tiene por objeto el ofrecer todas las herramientas
necesarias a la hora de responder a los posibles conflictos que surjan
en el desempeño diario, muchos planteados por la tecnología actual:
eutanasia, reproducción asistida, interrupción del embarazo, objeción
de conciencia, ingeniería genética, terapias génicas, clonación,
omisión del deber de socorro, asignación de recursos a la sanidad
(listas de espera, por ejemplo), cuidados paliativos, ensayos clínicos,
etc.

Ética en la Bioética:
No son la misma disciplina la ética es una disciplina filosófica que
trata acerca de la moral y la moralidad. Asnariz considera que la
Bioética está incluida en la ética y en este sentido, para algunos
autores, es una ética aplicada a un campo específico de la realidad y
necesariamente se fundamenta en la reflexión ética-filosófica. La
autora analiza el concepto de Bioética de Reich y afirma que en la
Bioética subyacen cuestiones básicas humanas que nos llevan a
cuestionamientos como los siguientes:
¿Qué clase de persona debo ser para realizar buenas decisiones
éticas y vivir una vida moral?, ¿Cuáles son mis deberes y
obligaciones hacia los otros cuya vida y bienestar pueden ser
afectados por mis acciones? ¿Qué obligaciones tengo hacia el bien
común como miembro de la socie-dad? ¿Qué perspectiva (enfoque)
ética ofrece más ayuda o responde mejor a los dilemas éticos?
Llano considera que en la reflexión bioética de un problema el
enfoque fundamental es la valoración ética que se hace del mismo
en forma interdisciplinaria teniendo como criterio fundamental la
dignidad de la persona humana.10Por lo anterior puede concluirse
que la Ética contribuye a la Bioética en el sentido en que coloca como
fundamento de la reflexión el comportamiento social de la persona en
relación con los avances científicos y tecnológicos que influyen en la
vida de todos los seres de la naturaleza. En una reflexión Bioética la
ética que aplicó es mi propia ética, mi conciencia, mi forma de pensar,
mi forma de obrar en una palabra ejercito mi yo moral que es el nivel
más alto de la concienticidad. De acuerdo con Llano “cuando
empiezo a deliberar con mi yo moral (que es consciente) en mi está
actuando mi yo racional, mi yo intelectual, mi yo sensible y mi yo
inconsciente”
El yo moral conlleva el obrar responsablemente, este nivel es práctico
y existencial; práctico en cuanto se relaciona con métodos de acción
concretos y existencial en cuanto implica el autocontrol y éste a su
vez la responsabilidad por los efectos de nuestras acciones sobre los
otros y básicamente sobre sí mismo, elemento fundamental en la
discusión bioética.
Todas las corrientes éticas (ética de las virtudes, ética deontológica,
ética utilitarista, ética consecuencialista, ética comunicativa) ofrecen
instancias filosóficas para fundamentar la Bioética y aunque de
acuerdo con Cely “ninguna en particular satisface plenamente las
expectativas”, considero que la ética comunicativa (también llamada
discursiva y dialógica) aporta elementos fundamentales para la
reflexión y toma de decisiones Bioéticas.

Problemas bioéticos en la prestación de los cuidados


enfermeros durante la pandemia del COVID-19
La pandemia provocada por el virus SARS-Cov-2 es una de las
mayores tragedias humanas y sanitarias que ha vivido la humanidad
en los tiempos modernos. Con ocasión de anteriores brotes
epidémicos (SARS,1 MERS,2 Ébola3) se publicaron trabajos en los
que se reflexionaba sobre las exigencias éticas de la actividad
enfermera en tiempos de pandemia.4 Esa literatura se acrecentó en
los últimos años como consecuencia de las advertencias que se
venían haciendo acerca del riesgo de que pudiera desatarse una
pandemia con alto índice de mortalidad.5 También encontramos
reflexiones sobre la ética de las profesiones sanitarias en tiempos de
guerra y catástrofe, que ayudan a orientar el trabajo de las
enfermeras cuando, en la pandemia de la Covid-19, el sistema
sanitario resulta insuficiente para atender las necesidades más
elementales de los pacientes. En este trabajo identificamos los
principales problemas y desafíos éticos a los que se han enfrentado
las enfermeras en su trabajo durante la pandemia, así como las
respuestas de que han sido objeto.
Retos éticos en un contexto de máxima dificultad
La enfermera tiene un papel protagonista en una pandemia como la
provocada por el nuevo virus SARS-Cov-2. Ella es la que, como
prestadora principal de los cuidados de salud, pasa más tiempo junto
al paciente.6 En consecuencia, su riesgo de contagio es igual o
incluso superior al de otros profesionales sanitarios. En la medida en
que muchos de los pacientes contagiados de la Covid-19 no pueden
ser acompañados por familiares, para evitar el riesgo de contagio, la
enfermera se convierte en muchos casos en la persona más próxima
a ellos en unos momentos cruciales de sus vidas. A continuación,
identifico los principales retos éticos a los que la enfermería se ha
tenido que enfrentar en un contexto de máxima dificultad para la
prestación de los cuidados de salud, por el enorme riesgo de contagio
y la escasez de recursos para prestarlos en los momentos en los que
el sistema de salud ha llegado a saturarse7.

El conflicto entre cuidado del paciente y autocuidado de la


enfermera
La enfermería persigue un bien interno que la define: el cuidado.8 En
esa línea el CDCIE dispone que “la responsabilidad profesional
primordial de la enfermera será con las personas que necesiten
cuidados de enfermería”. Pero, al mismo tiempo, ese mismo Código
establece que “la enfermera mantendrá un nivel de salud personal
que no comprometa su capacidad para dispensar cuidados”. En
situaciones de pandemia, los principios de cuidado integral del
paciente y de cuidado personal entran en conflicto. La situación más
grave se da cuando personas contagiadas de coronavirus precisan
de cuidados y la enfermera encargada de prestarlos carece de
medios para protegerse frente al riesgo de contagio, o los que tiene
a disposición para hacerlo son insuficientes. Pero el único riesgo no
es la exposición a patógenos. También se deben contemplar los
riesgos derivados del incremento de las horas de trabajo, la angustia
psicológica, la fatiga, el estrés moral, el estigma. Muchos de ellos
afectan a la salud mental9 u ocasionan un daño moral10 en la
enfermera.
Las circunstancias que condicionan el grado de conflicto entre esos
dos bienes (el cuidado del paciente y la seguridad de quien presta los
cuidados) son muy variadas: la enfermera puede formar parte de un
grupo vulnerable; no contar con apoyo adecuado para satisfacer sus
necesidades personales y familiares; disponer de unos medios de
protección inadecuados, pero que ofrecen cierta protección; sentir
que es la única persona que puede prestar cuidados, de modo que,
si renuncia a hacerlo, deja al paciente en situación de abandono; o
tener una preocupación justificada por su protección profesional,
ética y legal a la hora de prestar cuidados de enfermería en la
situación de pandemia.11 Esta variedad de situaciones en las que se
puede encontrar la enfermera demandan respuestas singularizadas.

En todo caso, y con carácter general, la enfermera no debe asumir


riesgos desproporcionados de contagio y, por tanto, no debe trabajar
si no cuenta con equipo de protección personal. La OMS ha
recordado, con ocasión de la crisis, que el personal sanitario “tiene
derecho a retirarse de una situación laboral que tenga una razonable
justificación para pensar que ofrece un peligro inminente y grave para
su vida o salud”.12 Es responsabilidad de la administración sanitaria,
o de las empresas que prestan servicios de salud, proveer medios de
protección personal.

Procurar a cada paciente unos cuidados de calidad y priorizar la


asignación de unos recursos escasos para maximizar su utilidad
La insuficiencia sobrevenida de recursos como consecuencia de una
crisis sanitaria, puede poner a la enfermera en situación de tener que
decidir a quién prioriza en los cuidados. Esas decisiones pueden
llegar a ser dramáticas, cuando se trata de priorizar un recurso que
no alcanza para todos. El enorme incremento de ingresos en las
UCIS o en las Unidades de Cuidados Paliativos puede suponer un
drástico incremento de la ratio de pacientes por enfermera. Lo
deseable es que se hayan establecido con antelación unos criterios
justos de priorización para esos contextos. En todo caso, la
aplicación de estos criterios deberá estar sujeta a la valoración de la
situación de la persona y de sus circunstancias concretas.
De este principio se derivan dos modos de proceder, que tienen
especial importancia en un contexto de priorización por insuficiencia
de recursos. Por un lado, y con carácter general, la enfermera se
solidarizará con las decisiones adoptadas. Ahora bien, cuando
considere que esa decisión es injusta deberá manifestarlo, podrá
objetar a participar en lo que directamente tenga que ver con ella17
y, en su caso, deberá poner en conocimiento de quien corresponda
las razones por las que rechaza esa actuación.

Para evitar situaciones conflictivas, que reduzcan la calidad de la


asistencia al paciente e incrementen el estrés moral de las
enfermeras, es imprescindible contar con un ambiente que promueva
la reflexión y la comunicación, y premie, en lugar de penalizar, a las
personas capaces de identificar los problemas éticos de la
práctica.18 El Código Deontológico del Consejo Internacional de la
Enfermería dispone que “la enfermera contribuirá a crear un entorno
ético de la organización y se opondrá a las prácticas y a los contextos
no éticos”. Evidentemente, ese ambiente no se improvisa. Debe
existir con antelación a una crisis sanitaria como la de la Covid-19
pues, de otro modo, las acciones serán menos eficientes, y la
angustia y daños morales de las enfermeras (y el resto de
profesionales sanitarios) será enorme.

El presunto deber de cuidar sin suficiente cualificación o con


escasez de recursos
Cuando las demandas desbordan la capacidad de un determinado
servicio, es posible que se requiera el refuerzo de enfermeras
procedentes de otros servicios o de otros centros. Existen dos modos
adecuados de proceder. Primero, trasladar a esos servicios a
enfermeras capacitadas que, en ese momento, trabajan en otros
servicios en los que, a su vez, pueden ser más fácilmente
reemplazadas.19 Segundo, formar aceleradamente a enfermeras en
determinadas técnicas de modo que puedan prestar, con las debidas
garantías, los cuidados en el servicio saturado. Si no se puede
cumplir con ninguna de estas condiciones, no se deberían destinar
nuevas enfermeras a esos servicios. Únicamente incrementará los
problemas en la asistencia, el daño moral20 y emocional de la
enfermera, y los riesgos de demandas y denuncias.
Afortunadamente ese escenario es sumamente improbable que
acontezca. Solo en situaciones extremas se podrá ponderar entre
dejar de hacer, con el consiguiente perjuicio directo para el paciente,
y actuar sin la suficiente cualificación, con el incremento de los
riesgos asociados a la intervención.

Garantizar las condiciones de seguridad frente a contagios y los


derechos del paciente al acompañamiento y a la ayuda espiritual o
religiosa

Las declaraciones de derechos del paciente proclaman el derecho a


ser acompañados, tanto en su proceso asistencial como al final de la
vida.21 Las leyes autonómicas sobre la atención al final de la vida,
aprobadas en España en los últimos años, también lo proclaman.22
Esos mismos instrumentos normativos reconocen el derecho del
paciente a recibir una asistencia espiritual o religiosa conforme a sus
creencias y valores. Al tratarse de derechos, los pacientes pueden
ver limitado, pero no completamente anulado, su ejercicio por
razones de seguridad frente al riesgo de contagio. En todo caso, más
allá de su consideración como derechos, acompañamiento y ayuda
espiritual son dos expresiones fundamentales de una asistencia
humanizada. Las enfermeras, como defensoras de paciente,23
deben proponer modos que faciliten el ejercicio de estos derechos
sin que pongan en riesgo la salud de nadie. El ser humano no tiene
como fin último de su existencia la mera supervivencia, sino disfrutar
de una vida con sentido. La compañía en la enfermedad, y
especialmente en la muerte, así como la asistencia espiritual son dos
fuentes portentosas de sentido de las que no se puede privar a la
persona.24
El deber del autocuidado y el derecho a la consideración social
e institucional
La enfermera es uno de los baluartes del sistema sanitario y así se
ha puesto de manifiesto de nuevo en la crisis sanitaria
desencadenada por la pandemia de la Covid-19.25 Tanto por
razones de justicia distributiva como de utilidad general, resulta
prioritario velar por su cuidado: la enfermera tiene el deber de
cuidarse, y el sistema de salud el deber de cuidarla, para que no
enferme y para que recupere la salud cuanto antes, si la pierde.

El deber de autocuidado enfermero es estratégico en un contexto de


máxima exigencia profesional. Ese deber incluye el descanso físico
y psíquico, así como la resiliencia moral26 y emocional.
Evidentemente ese cuidado no es responsabilidad exclusiva de la
enfermera. Más aún, en contextos de crisis sanitaria, la
administración sanitaria tiene una responsabilidad reforzada de
procurarlo. Dentro del deber de cuidar pueden incluirse las siguientes
exigencias:

- Rechazo de toda discriminación o estigmatización de las


enfermeras por parte de ciudadanos que ven a quienes se enfrentan
al virus día a día como una amenaza para su salud. La misma
enfermera que es aplaudida por ayudar a salvar vidas, es repudiada
por sus vecinos como agente infeccioso. Más allá del deber de la
autoridad pública de combatir estas actitudes,27 afortunadamente
aisladas, conviene promover una educación cívica que deshaga
prejuicios fundados en la ignorancia.28

- Apoyo ético. En el contexto de una pandemia con un alcance como


la presente, frente a la que ni el sistema de salud ni sus profesionales
estaban específicamente preparados, es inevitable que se susciten
infinidad de problemas éticos complejos ante los que cualquier
profesional sanitario, y entre ellos las enfermeras, puede quedar
perplejo y confuso. Esa circunstancia es causa de desasosiego o
angustia moral, lo que dificulta el desarrollo de la actividad
profesional diaria en condiciones adecuadas, y pone a la enfermera
en riesgo de desarrollar un síndrome de “burn-out”. Para atajar ese
riesgo, es necesario crear un ambiente ético,29 en el que los equipos
de salud dispongan de un tiempo mínimo para deliberar sobre los
casos difíciles que se presenten, y para comentar las inquietudes
éticas que se le planteen a cada uno.30 Habrá que garantizar la
participación real, y no meramente formal, de la enfermera. Consultar
a los comités de ética asistencial en determinados momentos puede
ser una opción idónea, incluso un deber, para esclarecer
determinados problemas y dar con el curso de acción correcto.31
Aunque estas comisiones no tienen facultad decisoria sí pueden ser
fuente de orientación.

- Apoyo emocional. Junto al apoyo ético, es también necesario el


apoyo emocional. La sobrecarga de trabajo y las condiciones de
mayor tensión en las que se realiza, repercuten sobre el estado físico,
psicológico y emocional de las enfermeras. La situación familiar y
social de la enfermera condicionará ese impacto y, en consecuencia,
la atención a la enfermera deberá ser integral.32

Defensa de los derechos del paciente


En situaciones de alarma sanitaria puede ser necesario limitar el
ejercicio de los derechos. Eso no quiere decir que desaparezcan,
tampoco los del paciente. Esas limitaciones deberán establecerse
por ley y ser proporcionadas. Se suele entender que la enfermera es
una de las principales defensoras de los derechos del paciente y, en
las circunstancias presentes, debe seguir siendo así. Por mucho que
el sistema esté completamente desbordado en un momento
determinado, siempre se debe garantizar al paciente que no será
abandonado, que se respetarán su dignidad y derechos, y que
recibirá los cuidados que precise, en el marco de las concretas
circunstancias del momento.
Entre los derechos que deben ser especialmente defendidos por las
enfermeras, porque corren más riesgo de verse vulnerados en un
contexto de pandemia, además de los mencionados derechos al
acompañamiento y a la asistencia espiritual, destacan los siguientes:
- Derecho a la intimidad. Aunque este problema se plantee más en el
ámbito de la prevención y vigilancia, que no en el de la asistencia
hospitalaria, no se debe perder de vista que el derecho a la intimidad
debe preservarse también en tiempos de pandemia y que
únicamente se debe acceder a los datos personales cuando resulte
necesario y proporcional para el objetivo de preservar la salud
pública.33 Las enfermeras de atención primaria y salud pública
deben cumplir un papel de protección de este derecho en sus
respectivos ámbitos.

- Derecho a unos cuidados personalizados y humanizados. Es


deseable que, también en situaciones de emergencia, se disponga
de protocolos que guíen la toma de decisiones. Pero ninguna
enfermera se puede escudar en el protocolo para actuar
mecánicamente y eludir la responsabilidad personal que le
corresponde como profesional habilitada en el cuidado del paciente.
Cada decisión relacionada con los cuidados debe ajustarse a las
circunstancias en las que se encuentra el paciente. Por otra parte, la
compasión y la amabilidad, expresiones naturales e invisibles del
cuidado, no pueden quedar oscurecidas en tiempos de pandemia. No
solo el exceso de trabajo y la carencia de recursos lo dificultan; los
equipos de protección personal (EPI) se convierten en un “muro” que
entorpece la comunicación con el paciente. Esta dificultad debe
superarse para mantener la comunicación empática con el
paciente,34 más aún cuando no pueda estar acompañado.

Para concluir; problemas bioéticos en la prestación de los


cuidados enfermeros durante la pandemia del COVID-19
La crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 ha suscitado muchos
problemas éticos en la prestación de los cuidados de enfermería en
los centros hospitalarios. Esos problemas tienen que ver
específicamente con la prestación de cuidados en contextos de
escasez de recursos y alto riesgo de contagio, con el (auto) cuidado
que corresponde a la enfermera, y con la preservación de los
derechos del paciente. En este trabajo únicamente se apuntan los
problemas y se esbozan propuestas de resolución.
En previsión de futuras situaciones como la que estamos viviendo,
parece necesario conocer más detalladamente esos desafíos y el
modo correcto de abordarlos.

En conclusión, la ética y la bioética son fundamentales en el


desempeño de la enfermería. La ética se refiere a los valores y
principios que rigen la conducta humana, mientras que la bioética se
enfoca en la toma de decisiones éticas en el ámbito de la salud. En
el caso de la enfermería, la ética y la bioética son esenciales para
garantizar la calidad de la atención al paciente y para proteger los
derechos y la dignidad de los pacientes. Los profesionales de
enfermería deben ser conscientes de los principios éticos y bioéticos,
y aplicarlos en su práctica diaria. Además, deben estar
comprometidos con la mejora continua de su práctica y con la
promoción de la salud y el bienestar de sus pacientes.

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