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ADVERTENCIA
Las reflexiones realizadas sobre este tema son un intento temerario de aplicar el
conocimiento transmitido en el Curso de Metodología de la Investigación Científica que
fue dirigido por el maestro Argentino Juan Samaja, recientemente fallecido.
En este marco, el proceso sería la “vía para obrar”, es decir el método. No se puede
sostener que dentro de él se actúa sólo en base a la intuición o imitación, no se trata
únicamente de un obrar empírico, se obra según ciertas reglas, de tal manera que
∗
Codirectora y Profesora de Derecho Penal y Procesal Penal de EGACAL - Escuela de Altos Estudios
Jurídicos.
1
CARNELUTTI, Francesco. Metodología del Derecho. Valletta Ediciones, 2003. Pág. 12.
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“(…) el sano sentido común no puede ser tachado en su totalidad como un mero amontonamiento de
afirmaciones arbitrarias o de charlas insustanciales, y además, por lo contrario, tampoco se puede decir
que la ciencia sea conocimiento completamente fundado o probado. Precisamente, un rasgo peculiar de la
ciencia consiste en la asunción explícita de su carácter falible, ninguna de sus demostraciones es absoluta,
ninguna de sus comprobaciones, definitoria.” (SAMAJA, Juan. Semiótica de la ciencia. Pág. 5).
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Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Garantista 2007
El Juez debe dar ese “gran salto” de las situaciones conocidas a una situación
desconocida (el caso), conectando lo conocido con lo desconocido, a fin de encontrar
rasgos similares, y convertir el hecho investigado en un caso típico, surgiendo a partir
de ello, ciertas consecuencias trascendentes para el Derecho.
Modelos conocidos
La praxis permite al Juez tener presente, para esta tarea de comparación, modelos
conocidos, construidos en forma abstracta (ley y doctrina) y concreta (jurisprudencia).
Consideramos que el trabajo judicial no se reduce a un modelo binario de deducción, en
virtud del cual únicamente se deba subsumir el caso en la norma, utilizando el clásico
silogismo deductivo (premisa mayor, premisa menor y conclusión), más bien creemos
que el Juez abduce en forma cotidiana. Estando de acuerdo con la apreciación que nos
hizo llegar la profesora argentina Emilas Lebus que afirma: “Por lo tanto, debe quedar
claro que los “modelos” que el juez utiliza están, aunque no lo advierta, anclados en el
mundo de la praxis, toda vez que éste lo conecta al mundo de sus propias experiencias
pretéritas, es decir, al modo en que se han configurado, tipificado y resuelto situaciones
similares en el pasado.”
Ejemplo:
Llega al Juez un caso sobre un sujeto que utilizando el engaño ha logrado la entrega de
parte de la víctima de una cantidad considerable de dinero, a través del engaño la indujo
a error y por ello realizó la disposición patrimonial. De acuerdo al modelo conocido por
el Juez (tipo penal de estafa, previsto en el Código Penal), el Juez considera que se dan
los elementos que configuran el mencionado delito, puesto que reúne los rasgos
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“La ciencia busca las reglas, la técnica es la aplicación de éstas. La primera pertenece al campo del
conocimiento, la segunda al campo de la acción”. (CARNELUTTI. Ob. Cit. Pág. 18).
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“No hay, desgraciadamente para nosotros, ni telescopios ni microscopios (…)”. (CARNELUTTI. Ob.
Cit. Pág. 49)
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descritos en la Regla, ello, lo lleva a concluir que el caso tipo es de Estafa y dicha
hipótesis se confirma con los medios de prueba obtenidos en el proceso, por lo tanto, al
sentenciar concluye por la condena y la aplicación de las consecuencias penales que
corresponden al caso típico – estafa.
Planteada esta idea, en el ámbito penal tenemos por ejemplo, el caso de una mujer que
era maltratada constantemente por su marido, e influye en su hijo para causar la muerte
a su padre, a quien apuñala mientras estaba dormido; los padres de este joven no habían
contraído matrimonio; sin embargo, el hijo es producto de su relación mantenida
durante muchos años conocida por todos, como una relación estable y libre de
impedimentos. El Juez ante estos hechos se plantea dos interrogantes ¿La madre es
autor o instigador de parridicio u homicidio? ¿El hijo es autor de parricidio u
homicidio?, el Juez va utilizar los modelos conocidos para construir una hipótesis, y con
el temor de equivocarnos, en la siguiente afirmación, consideramos que para la
construcción que va realizar, intervienen los cuatro métodos desarrollados por
PEIRCE:5
También es posible que la solución planteada provenga de una creencia trasmitida por
otros sujetos (su familia o comunidad), la solución planteada puede no admitir críticas,
y no siempre va ser aceptada por todos.
Con el método de la reflexión, el Juez se plantea diversas alternativas y opta por aquella
que considera razonable, la mejor fundada en principios, pero la solución no resulta
eficaz. El Juez debe avanzar al punto de plantear soluciones que estén acordes con los
hechos, sobre los cuales ha efectuado una tarea contrastación o refutación, esto se logra
en el proceso, mediante la prueba.
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“Decíamos que tomaremos de él el espíritu amplio con que aborda los métodos, evaluándolos no por
referencia a un patrón concebido en un estado de cosas absoluto llamado “verdad”, sino por referencia a
uno concebido como función, que podemos llamar “eficacia”, “adaptabilidad” o, para usar un término de
la hora: “sustentabilidad”. Además tomaremos de Peirce el esquema de cuatro métodos, a saber: 1.
método de la tenacidad, 2. de la autoridad, 3. de la metafísica y 4. de la ciencia.” (Citado por SAMAJA,
en Semiótica de la Ciencia. Pág. 8).
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Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Garantista 2007
A MODO DE CONCLUSIÓN
Creemos que por este método se pone a funcionar los conocimientos generales ya
disponibles y efectivamente, se mueven en un círculo de presuposiciones con la
deducción y la inducción.
A través de la analogía se va del caso conocido al desconocido. Con la Regla del caso
conocido, y basados en la semejanza formal con el caso desconocido, el Juez infiere una
hipótesis, en virtud de la cual se esta diciendo que cierta configuración de rasgos puede
ser adscripta como “caso” de cierto “tipo” o patrón que explica la situación.
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SAMAJA, Juan. Ob. Cit. Pág. 29.
7
SAMAJA, Juan. Ob. Cit. Pág. 20.
8
SAMAJA, Juan. Ob. Cit. Pág. 25.