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Capítulo 3: Seguirle el paso a tu hijo

La mayoría de nosotros presta atención a lo que nos interesa. Por ejemplo, si te gusta el tenis, podrías ver
partidas de tenis en la televisión y recordar fácilmente la puntuación y los nombres de los jugadores. No
obstante, cuando ves algún evento deportivo que no te interesa mucho, como, por ejemplo, una partida de
fútbol americano, probablemente no recordarás mucho sobre esta. En lugar de eso, podrías perder el interés
y cambiar de canal tras solo unos cuantos minutos.

Un chico con TEA, incluso más que otros niños, presta atención a lo que le interese. Pero, debido a que a tu
hijo hay que mostrarle cómo hacer las cosas, podrías pasarte demasiado tiempo siendo su “profesor” o
“auxiliar”, mientras que él actúa como “seguidor”. Si siempre le muestras o le dices a tu hijo qué hacer, podría
no tener la oportunidad de hacer lo que realmente desea. Y no tendrá la oportunidad de empezar la
comunicación por su cuenta.

El chico que encabeza las acciones a menudo obtiene lo que necesita


• Un niño presta más atención a las cosas que escoge que a las cosas que tú escojas.
• Un niño a menudo será más sociable e interactivo cuando se dedique a actividades que haya elegido.
• Resultará mas fácil para tu hijo y para ti el enfocarse en lo mismo cuando él encabece las acciones.
Cuando pueda enfocarse en lo mismo que tú, tu hijo da un primer paso importante hacia poder
relacionarse contigo y con su actividad a la vez.
• Un niño que encabeza la acción aprende que tiene el poder de que las cosas se hagan. Sabiendo que
puede tener un efecto sobre la gente a su alrededor, es un paso importante hacia volverse un
poderoso comunicador.
• Un niño que encabeza la acción no tiene que cambiar su foco de atención, algo que resulta difícil a
los niños con TEA.

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Usar el método OWL: Observing (observar), Watiting (Esperar) and Listening (Escuchar)
Seguirle el paso a tu hijo empieza con “observar, esperar y escuchar” (observing, waiting and listening) a tu
hijo. 1

“Observar”

“Esperar”

“Escuchar”

Observar (Observing)
Observar consiste en ver de cerca lo que tu hijo hace para, así, ver las cosas por las que se interesa. Con
ello, puedes incluir sus intereses en lo que ustedes dos realicen juntos. Mira lo que Karen aprende sobre su
hijo Julian cuando ella lo observa de cerca durante su juego de golpear la pelota. Ella ve que Julian se interesa
más en sostener la cuchara frente a sus hijos que en usarla para golpear la pelota.

La observación de Karen le otorga cierta


información muy importante sobre Julian.
Ahora, ella tiene una elección: puede continuar Está más
interesado en
fomentando a que Julian golpee la pelota hacia ¡Julian, esa cuchara
ella o puede aprovechar el interés de su hijo en golpea la
la cuchara y olvidarse del juego de pelota. ¿Qué pelota!
consideras que debería hacer ella? (volveremos
a Karen y Julian más adelante en este capítulo).

Al observar a tu hijo, míralo para ver cómo y por


qué se comunica y a qué responde. Después de
que “haga eco” de lo que le digas, ¿parece como
si te estudiar mirando o se moviera más cerca
de aquello de lo que estabas hablando? ¿Notas
algún cambio en su expresión facial cuando le
traes cierto juguete? Lo que tu hijo haga en
dichas situaciones te otorgará información
sobre cómo empezar a ayudarle a su comunicación.

1
Se ha dejado las siglas como OWL (“búho”) para respetar la integridad del texto y mantener el juego de palabras. N.
de T.
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Esperar (Waiting)
El esperar le dará a tu hijo tiempo suficiente para enviar mensajes a su manera. Aunque, en ocasiones, puedes
creer que tu hijo no se comunica para nada, quizá no está teniendo la oportunidad de comunicarse.

La madre de Kelly está preocupada porque Kelly nunca le pide nada. Entonces, un día tras el almuerzo, cuando
Kelly usualmente obtiene su galleta, su madre no se la puede dar porque está al teléfono. Kelly da un pisotón
y grita para que su madre sepa que quiere una gallera ahora. Así, su madre se da cuenta de que Kelly puede
comunicarse si alguien la espera a que lo haga.

Si no te apresuras, tu hijo tendrá la oportunidad de realizar más de lo que esperas.

Esperar también puede darle a tu hijo la oportunidad a detenerse a pensar en lo que le estás diciendo. Si
le preguntas algo a tu hijo y no te responde inmediatamente, podrías suponer que no compre la pregunta y
se la formulas nuevamente. Sin embargo, tu segunda pregunta podría distraerle justo cuando está a punto
de agarrarle el sentido a la primera. Si está a punto de recordar una palabra, tu segunda pregunta podría
causar que se la olvidara.

A todos los niños les toma más tiempo que a los


adultos el responder las preguntas. A tu hijo le ¡Kelly me
está
tomará incluso más. Por ello, espera, por lo
diciendo
menos, entre 15 y 30 segundos a que tu hijo algo!
responda. Para recordarte a ti mismo que esperes,
cuenta lentamente hasta 15. ¡Pero ten cuidado! Es
posible que, si esperas demasiado, tu hijo pierda
el interés. Tienes que ajustar tu espera al nivel de
persistencia de tu hijo. Si tu hijo se rinde
fácilmente, tu tiempo de espera debería ser más
corto. Tu espera conllevará los mejores resultados
cuando tu hijo, como Kelly, está motivado.

La madre de Kelly descubre


la importancia de esperar.

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Escuchar (Listening)
Cuando escuchas cuidadosamente los sonidos de tu hijo, aprendes sobre lo que ya puede hacer y aquello en
lo que puedes trabajar. Por ejemplo, si tu hijo produce muchos sonidos con sus labios, como “pah” y “bah”,
puedes enfatizar el motivar cosas que empiecen con tales sonidos, como “parque” o “balón”.

Cuando tu hijo empieza a hablar primero, podría no hablar con claridad. Si dice “Fua” cada vez que le sacas
el abrigo del clóset, existe una gran posibilidad de que ella esté intentando decirte “Fuera”. Si escuchas
atentamente, puedes responder su “Fua” diciendo “Fuera. Vamos afuera”. Esto le otorgará un modelo de
pronunciación correcta de la palabra, aun cuando no hayas planificado ir afuera. Pronto, tu hijo se dará
cuenta del poder de la palabra.

Puede que hayas oído a tu hijo usar una palabra un día y, después, no oír decirla nuevamente por días o
incluso semanas. Pero, si escuchas y recuerdas la palabra, puedes hacer cosas que le fomenten a usarla
nuevamente y pronto. Por ejemplo, si escuchas a tu hijo decir “no” una vez, puedes incrementa su
oportunidad de que use “no” nuevamente ofreciéndole comidas que no le gustan, cantando canciones con
la palabra “no” en estas y viendo imágenes de gente movimiento la cabeza y diciendo “no”.

Escuchar es una herramienta valiosa cuando tu hijo está usando la ecolalia (es decir, cuando imita o repite
las palabras o frases que otras personas dicen). Si escuchas la forma como tu hijo repite estas palabras, su
entonación te dirá mucho sobre por qué las está diciendo. Por ejemplo, si le preguntas a tu hijo “¿Quieres
una galleta?” y te repite la pregunta exactamente como la dijiste con la misma entonación ascendente, podría
no haber comprendido lo que le has dicho y “hace eco” porque siente malestar. Sin embargo, si repite lo que
le dices y cambia la entonación, es probable que haya comprendido lo que dijiste y te esté diciendo, lo mejor
que puede, “Sí, quiero una galleta”.

Cuando tu hijo usa la ecolalia tardía, cuando “toma” algo que haya oído en un contexto y lo use en otro,
necesitas saber escuchar y observar particularmente bien para intentar darte cuenta de lo que tales “ecos”
significan.

Para probar
otro juego,
presione
opción

A Stephanie le gusta escuchar una historia interactiva en su computadora. Cada ve que es hora de “voltear la
página”, la computadora dice “presione opción”. Cuando Stephanie quiere que su madre o padre le enciendan
el TV, también dice “presione opción”. Aunque esto tenga todo sentido para ella, confunde a su padre y
madre. Pero, al escuchar a Stephanie y observarla en la computadora, llegaron a darse cuenta de que asocia

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la orden “Presione opción” con lograr que algo nuevo aparezca tanto en la pantalla de computador como en
el televisor.

¡¿?!
Presione
opción.

Mediante la observación y la escucha, la madre y el padre de Stephanie se dan cuenta de que ella crea
que “Presione opción” significa “¡Haz que la pantalla (cualquier pantalla) cambie!”.

Puesto que muchas de las palabras, frases y oraciones de tu hijo habrían sido tomadas prestadas de otras
situaciones, asegúrate de que dichas palabras resulten útiles de aprender para tu hijo. Tras haber escuchado
a Stephanie y haberse dado cuenta de por qué lo estaba diciendo, la madre y el padre de Stephanie
intentaron buscar otros programas informáticos que brindaran instrucciones (p. ej. “Presionar el botón” o
“Siguiente”) que Stephanie pudiera usar en otras situaciones.

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Cuando emplees el método OWL, lo mejor es encontrarte cara a cara

Juguemos a los
bloques, Sujit.
¡Sujit!

¡El hilo
de Sujit!

La madre de Sujit no puede ver en lo que él


está interesado cuando está detrás de él.

Cuando Madre encara a Sujit, ella ve que él está jugando con


un hilo y, ahora, puede seguirle el paso uniéndose a lo que él
está haciendo.

Si te pones cara a cara con tu hijo, podrás ser capa de ver en qué está interesado. Al ponerte a nivel de tu
hijo, te vuelves parte de su mundo.

Ya que a tu hijo podría resultarle difícil realizar el contacto visual, facilítaselo. Por ejemplo, siéntalo en tu
rodilla para que, así, te pueda encarar; colócate bocabajo o a su lado si está jugando en el suelo; agáchate en
frente de él si está de pie.

Nuestros rostros muestran información social importante que a tu hijo le resultaría difícil de entender.
Incluso cuando tu hijo puede seguir una conversación, podría no prestar atención a los ceños fruncidos,
sonrisas o movimientos de los ojos que dicen tanto como las palabras. Por ello, acércate al nivel físico de tu
hijo y otórgale toda oportunidad para que vea a tu rostro “hablar”.

Tu hijo rendirá mejor cuando sabe qué esperar. Si juegas cara a cara con él frecuentemente, llegará a esperar
y anticipar tu presencia. Si un día no estás ahí, podría ir a buscarte para llevarte a jugar con él como lo sueles
hacer.

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Usar las cuatro “íes” para seguirle el paso a tu hijo

Las cuatro “íes”:

1. Incluye los intereses de tu hijo


2. Interpreta
3. Imita
4. Inmiscúyete.

Las estrategias de las cuatro “íes” ayudarán a que tu hijo mejor sus habilidades para la interacción y la
comunicación. Puedes emplear las cuatro “íes” con tu hijo en cualquier etapa de su desarrollo comunicativo:
ya sea la de la Agenda propia, la del Pedilón, la del Comunicador temprano y la del Compañero. Tres de las
cuatro “íes”, incluye los intereses de tu hijo, imita e inmiscúyete, te ayudarán a fomentar a que tu hijo
participe de actividades e interactúe contigo. La estrategia de “interpreta” te ayudará a darle a tu hijo
información una vez que ustedes dos ya estén interactuando.

La primera “i”: Incluye los intereses de tu hijo


Fíjate en lo que tu hijo esté haciendo y, entonces, únetele
Eso fue lo que la madre de Sujit hizo cuando vio a Sujit jugando con el hilo. Acuérdate de Karen y Julian al
inicio del presente capítulo. Mientras jugaban a “golpear la pelota con la cuchara”, Karen notó que Julian
estaba más interesado en colocar la cuchara frente a sus hijos que en usarla para golpear la pelota. Aunque
ella quería que Julian jugara un juego que necesitaba de turnarse, ella sintió que, si ella lo presionaba para
que siguiera jugando con la pelota, él se habría levantado y se habría ido. Por ello, decidió poner la pelota a
un lado.

En vez de ello, Karen se acercó más a su hijo y, un momento después, cuando él bajó la cuchara, dijo “Te
pillé”. Julian se rio y puso la cuchara frente a sus ojos de nuevo. Pronto, empezó a decir “Te pillé” después de
Karen. Julian se “escondió” tras la cuchara ocho veces antes de cansarse del juego, y mantuvo contacto visual
todo el tiempo con su madre. Al ver a su madre, Julian la mantuvo inmersa en el juego, y así continuó.

Fíjate que, después de que la madre de Sujit y Karen se dieron cuenta de lo que interesaba a sus hijos, se
unieron al juego como “compañeras”. Unirse significa volverse un “chico” y hacer lo que sea que tu hijo esté
haciendo.

A veces, tu hijo podría tener intereses limitados y dependerá de ti para que le muestras nuevas actividades.
Preséntale algún objeto o actividad atractivos, y espera a que lo descubra y, entonces, únete a su actividad
para seguirle el paso.

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¡Te pillé!

Una vez que Karen se da cuenta de que Julian no quiere jugar con la pelota, ella le sigue el paso uniéndose a
lo que él está haciendo y volviendo su interés por la cuchara en un juego de “Esconder el rostro”.

Trae aquello a lo que tu hijo esté prestando atención a su espacio compartido


Incluir los intereses de tu hijo significa que, cuando tu hijo se interese por algo, también muestras interés por
eso. Puedes lograrlo acercando el juguete u objeto en que esté interesado a los dos. Por ejemplo, si una
piedra de color brillante llama su atención, agárrala y véanla juntos (incluso si pudiera verse extraño que
muestre más interés por una piedra o un hilo que por un juguete nuevo).

También puedes compartir los intereses de tu hijo fijándote en lo que esté viendo y, entonces, señalando a
esa persona, cosa o acción y lanzando un comentario. Tal comentario puede ser una sola palabra (“pelota”)
o una oración (“es una pelota grande”) que le otorgue a tu hijo información sobre sus intereses. Por ejemplo,
si tu hijo se fija en un pájaro, puedes señalarlo con el dedo y decirle “¡Mira! ¡Un pajarito!”. Debes encontrarte
cerca de tu hijo y cerca de aquello a lo que estás apuntando para que vea lo que estás haciendo. De ser
posible, coloca su mano sobre el objeto para que, así, sepa exactamente de qué estás hablando. Con ello, tu
hijo podría descubrir que también tienes cosas emocionantes que le puedes mostrar. Tal vez siente interés
por las cosas que tú notes antes que él.

¡Mira!
¡Pajarito!

El padre de Christopher señala y


nombra al “pajarito” para su hijo.

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La segunda “i”: Interpreta
Trata todo lo que haga tu hijo como si te estuviera enviando un mensaje
Cuando tratas lo que sea que haga tu hijo como si estuviera intencionalmente mandándote un mensaje, lo
ayudas a darse cuenta de que él puede tener un impacto sobre lo que hagas. Esta clase de interpretación
funciona especialmente bien en chicos en las etapas de la Agenda propia y del Pedilón, quienes no se
comunican directamente contigo, pero, a menudo, te dejan saber lo que quieren a través de sus acciones.

Por ejemplo, si tu hijo agarra las llaves de tu auto, puedes decir “Llaves. ¡Vamos!”. Incluso si no se está
comunicando directamente contigo, le respondes como si lo estuviera haciendo. Si realizas esto una y otra
vez, tu hijo podría conectar las llaves con viajar en auto y, finalmente, darte las llaves la próxima vez que
desee pasear en auto.

¡Llaves!
¡Vamos!

Llaves.
¡Vamos!

La madre de Eduardo actúa como si le Entonces, un día, él realmente se lo pide


estuviera pidiendo pasear en auto. dándole las llaves.

También puedes interpretar y responder a las palabras de tu hijo tratando lo que diga como si te estuviera
hablando. Por ejemplo, si oyes a tu hijo decir “mamá” mientras juega en otra habitación, puedes responderle
como si te estuviera llamando, yendo hacia él y diciendo “Aquí está mamá”.

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Di o has las cosas “como él lo haría si pudiera”
Si tu hijo mostró interés por algo o trata de enviarte un mensaje, necesitas “interpretar” sus intentos de
comunicación diciéndolo o haciéndolo “como él lo haría si pudiera”. Cuando dices o haces algo “como él lo
haría si pudiera”, emplea las palabras y acciones que te gustaría que tu hijo empleara en el futuro, para así
darle un modelo que pueda copiar en el futuro. Un modelo físico demuestra lo que tu hijo puede hacer. Un
modelo verbal demuestra lo que puede decir. Por ejemplo, si tu hijo muestra un interés por un pájaro,
señálalo (un modelo físico) y di “pájaro” (un modelo verbal). Dirige la atención a tus modelos mostrándoselos
antes de decirlos o hacerlos y enfatizando o exagerando tus palabras y acciones. Cuando logras que un
modelo salga a relucir, tu hijo lo nota y se vuelve muy probable que lo copie.

Interpreta para tu h las etapas de la Agenda propia y de Pedilón


Tu hijo podría apenas estar empezando a comunicarse para pedirte cosas jalándote de la mano o
entregándote un objeto o imagen para intercambiarlos por lo que desee. Estos son momentos importantes
para otorgarle las palabras que “usaría si pudiera”. Etiqueta el objeto, la persona o la actividad que te pide
diciendo su nombre. Evita usar pronombres como “eso” o “esos” porque tales palabras no son tan específicas
como “galleta” o “libros”.

Ya que tus etiquetas también ayudan a que tu hijo comprenda el significado de las palabras, úsalas a menudo
para comentar sobre sus intereses.

Sí,
¡Pizza! ¡Pizza!

Cuando interpreta para Carl, su madre se lo dice todo de forma “corta y agradable”, con el fin de que Carl
pueda, finalmente, pedir la pizza por sí mismo.

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A veces, las primeras palabras que tu hijo dirá son tontas o carentes de sentido y que son fáciles de pronunciar
y divertidas de decir, como “Uy no” o “Puaj”. Puedes usar estas palabras DIVERTIDAS a la hora de interpretar
(véase el capítulo 6, página 201, para una lista de palabras DIVERTIDAS).

Haz que tus modelos sobresalgan exagerándolos, y sé consistente con las inflexiones y los mismos acentos
tónicos que empleas para enfatizar el modelo. La creciente asociación de tu hijo de la entonación con
palabras o frases especificas le ayudará a recordarlas. Antes de que tu hijo repita lo que dices, es más
probable que repita cómo lo dices, que imite tu entonación, pero sin realmente decir las palabras. No te
sorprendas si, cuando empiece a hablar, use tus palabras y tus patrones de entonación. Si a tu hijo le interesa
la música, ¡podrías incluso cantar algunas palabras con él!

¡Uy no!

¡Uy no!

“¡Uy no!” es una “palabra DIVERTIDA”


que le resulta más fácil y graciosa a
Raymond que “El tenedor se cayó”.

¡Hola!
¡Hola!

Christopher aprende a decir “Hola” mediante cantos, como su padre.

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Interpreta para tu hijo en las etapas del Comunicador temprano
Si tu hijo aún no ha comenzado a hablar, pero envía mensajes intencionales con imágenes o gestos, tu modelo
verbal debe ser una sola palabra que puedas decir justo cuando él realice los gestos o te entregue la imagen.

No obstante, si tu hijo, como muchos otros niños a esta edad, empieza a hablar “haciendo eco” de frases y
oraciones, es importante que tus modelos verbales contengan palabras que pueda “tomar” y usar más
adelante. Al modelar las palabras para tu hijo, le otorgas un guion que pueda memorizar y emplear en el
futuro. Una vez que aprenda qué decir en una situación, podría empezar a aplicarlo a otra. Cuando,
finalmente, tenga mejor capacidad para comunicarse, dependerá menos del guion y más de sus propias ideas
sobre lo que decir.

Veo
gatito. Veo
gatito.

Veo
gatito.

Al principio, Andrew aprende qué decir Luego, Andrew muestra que entiende
mediante repetición, cuando repite lo que las palabras usándolas en una situación
su padre dice. similar.

Tu hijo tenderá a recordar y repetir lo último que haya oído. Por ello, puedes enfatizar palabras importantes
colocándoles al final de lo que digas. Por ejemplo, si quieres que tu hijo aprenda la palabra “Abrir”, di “Puerta
abrir” en vez de “Abrir puerta”.

¡Dilo a su manera!
Si tu hijo va a usar tus palabras exactas para expresarse a sí mismo, es importante que le proporciones un
modelo verbal desde su punto de vista. Si dices “¿Quieres un poco de agua?”, tu hijo podría comprender
exactamente lo que estás pidiendo, pese a que no comprende lo que cada palabra significa. Debido a su
tendencia para “hacer eco”, podría repetir tu pregunta en vez de darte una respuesta apropiada. Si quieres
que tu hijo aprenda a decir cosas de una forma más apropiada, debes decirlas “¡como él las diría si pudiera!”.
En vez de preguntarle de la forma usual, asume la perspectiva del niño y di “Yo quiero agua”. Para mostrarle
al chico a qué se refiere “Yo”, ayúdalo a tocar su pecho con su mano.

Te podría resultar extraño hablarle a tu hijo de esta manera, pero es importante aprovechar su habilidad
para imitar lo que le digas para que, así, pueda empezar a usar sus palabras de manera significativa. Aun si
no puedes decirlo todo “a su manera”, intenta hacerlo cada vez que él se sienta motivado a hablar,
especialmente cuando quiere algo de ti, pero no tiene las palabras para expresarlo.

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Recuerda llamar la atención de tu hijo hacia el modelo bajando la velocidad antes de poder decirlo, y
diciéndolo con énfasis. Es más probable que tu hijo repita lo que digas cuando lo destacas.

Si tu hijo imita con facilidad, todo lo que necesitas es enfatizar el modelo, mostrarle anticipación y, quizá,
tocar su pecho u hombro para que sepa que es su turno para hablar. Por otro lado, si tu hijo no se inclina por
copiar, podrías tener que dirigirlo a usar el modelo dándole instrucciones, como “Di ‘yo quiero agua’”. Si tu
hijo comprender el significado de las palabras “Di”, “Dime” u otras instrucciones, no las incluirá en su
repetición del modelo. No obstante, para los chicos que tienden a imitar todo lo que digas sin importar su
significado, tales instrucciones serán percibidas como parte del modelo. Puedes intentar ayudar a que tu hijo
distinga el modelo de las instrucciones usando una variedad de técnicas de las que se hablará en el siguiente
capítulo (véase capítulo 4, páginas 117-118). Si ves que tu hijo todavía repite tus instrucciones, apégate a
darle solamente el modelo.

¿Quieres un
poco de agua?

¿Quieres un
poco de agua?

Para decirle a su padre que desea beber agua, Christopher repite


la pregunta de su padre exactamente como la oyó.

98
¿Quieres un
poco de agua?

Más adelante, le pide agua a su


papá usando esta oración
memorizada.

Yo quiero
agua.

Yo quiero
agua.

Cuando su padre lo dice como


“lo diría Christopher si pudiera”,
Christopher tiene un modelo
más apropiado que copiar.

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Usa frases portadoras en tus modelos verbales para que tu hijo, así, aprenda algunas frases clave que puedan
resultar útiles en una variedad de situaciones.

¿Qué son frases portadoras?

Las frases portadoras consisten en palabras que, a menudo, van juntas y son usadas como una
unidad.

Ejemplos de frases portadoras apropiadas para todos los niños son:

“Yo quiero…”, “A mí me gusta…”, “Yo tengo…”, “Yo veo…”, “Yo voy a…”, “Dame…”, “Vamos a…”,
“¿Qué es eso?”

De una palabra a dos palabras y a tres


No todos los chicos en la etapa del Comunicador temprano aprenden a hablar repitiendo fragmentos enteros
de lo que oyen. Algunos, primero, adquieren un vocabulario de etiquetas sin acompañamientos, usualmente
para objetos tales como las comidas y juguetes favoritos, y de ahí progresan a combinar estas etiquetas con
palabras sobre acciones (es decir, verbos). Por ejemplo, podrían, al principio, decir solamente “Jugo” para
pedir una bebida y, más adelante, decir “Quiero jugo”. Cuando interpretas para un niño que usa palabras sin
acompañamientos, ayúdale a progresar de decir una palabra a decir dos. Primero, repite lo que él diga, y, a
continuación, dilo “como él lo diría si pudiera” modelando una frase de dos palabras que combine la palabra
que ha dicho con una palabra sobre una acción. Por ejemplo, si te trae un video y dice “video”, repite “video”
y agrega “Poner video” o “Quiero video”. Dirige su atención a la nueva palabra bajando la velocidad antes de
decirla y enfatizándola.

Repetir lo que tu hijo dice para, luego, agregar una palabra sobre acción a la etiqueta no es la única forma de
ayudar a que tu hijo realice combinaciones de dos palabras. También puedes combinar etiquetas con
palabras de lugares o palabras descriptivas. Solo date cuenta de qué diría tu hijo si pudiera y, entonces,
emplea la estrategia “repetir y añadir” para ayudarle a progresar de frases de dos palabras a frases de tres.
Aquí hay una lista para que puedas empezar.

Combinaciones de dos palabras Ejemplos


Persona/objeto + palabra sobre acción “Mamá empuja”, “Auto avanza”
Palabra sobre acción + persona/objeto “leer libro”, “quiero galleta”
Persona/objeto + palabra de lugar “perro afuera”, “zapato aquí”
Palabra sobre acción + ubicación/objeto “Ponerlo encima”, “Saltar más arriba”
Palabra descriptiva + persona/objeto “Más jugo”, “Bonita pelota”

Combinaciones de tres palabras Ejemplos


Agente (persona/cosa) + palabra sobre acción + objeto “Yo quiero jugo”
Agente + palabra sobre acción + objeto “Mamá besa bebé”
Palabra sobre acción + palabra de lugar + objeto “Poner sobre mesa”
Palabra sobre acción + palabra descriptiva + objeto “Quiero más jugo”

100
Interpretar para el compañero
Necesitarás usar menos la estrategia de “interpretar” con un niño que se encuentra en la etapa de
comunicación de Compañero, porque está comenzando a armar sus propias oraciones. Aun así, resulta
importante modelar palabras y frases que te gustaría que tu hijo aprendiera. También puedes decírselo
“como él lo haría si pudiera” para darle la información que necesita para corregir cualquier error que podría
haber cometido. Si oyes a tu hijo cometer un error, preséntale inmediatamente el modelo verbal correcto, y
exagera la corrección para que, así, note el cambio.

¡Sí, él es
gracioso!

¡Ella
graciosa!

Julie puede corregir su error si


su madre se lo interpreta.

Cómo puedes modelar los pronombres


Los “comunicadores tempranos” y los
“compañeros” que dependen de tomar y reusar lo Yo quiero
¿Tú
que oyen pueden beneficiarse no solo de tus pastel.
quieres
modelos de pronombres, sino también de los de pastel?
otros. El ver y escuchar a miembros de la familia
hablar entre sí y usando “Yo”, “mí” y “tú” en sus
conversaciones le dará a tu hijo modelos verbales
de estas palabras que podrá, finalmente, copiar.

Los “comunicadores tempranos” y “compañeros”


entienden los pronombres más de lo que podrías
pensar. A menudo se dan cuenta de a quién se
refiere la palabra “tú”, incluso pese a que todavía
no pueden emplear “tú” correctamente en una
oración. Estos niños necesitan dos clases de
modelos de pronombres: uno que modele cómo
usarían los pronombres si pudieran y otro que
demuestre cómo se usan los pronombres
naturalmente en una conversación (véase el
capítulo 6, página 206 para más sobre cómo Los padres de Jerry modelan cómo Jerry puede
ayudar a que tu hijo entienda y use los pronombres). usar los pronombres durante el almuerzo.
101
La tercera “i”: Imitar
Síguele el paso a tu hijo copiando sus acciones y sonidos
La imitación puede ayudar a que tu hijo se involucre en interacciones de a dos, con la oportunidad de que él
y tú se copien entre sí.

Tu hijo podría prestarte atención si golpeas un bloque después de que él golpee un bloque, si saltas después
de que él salta o si realizas los mismos sonidos inmediatamente después de que él los haga. Incluso puedes
intentar copiar algunas de sus conductas sensoriales, como girar o aletear las manos. Podría sentirse con
bastante poder cuando se dé cuenta de que está marcando el paso y tú lo estás siguiendo. Si imitas las
acciones y sonidos de tu hijo, él podría empezar a imitar los tuyos. Entonces, podrías agregar algo nuevo para
que él imite. Este juego de copiarse es muy importante—tu hijo puede aprender mucho viendo lo que tú
hagas.

A la hora de almuerzo, Sean golpea la mesa con su cuchara. El padre de Sean le sigue el paso golpeando la
mesa con su propia cuchara exactamente como Sean. ¡Esto llama la atención de Sean! Tras volver a golpear
con la cuchara, Sean mira a su padre, como si estuviera diciendo “Te toca, papá”.

¡Bang!
¡Bang!

Si tu hijo no muestra interés por jugar a imitarse, podrías buscar enseñarle a imitarte. Empieza mostrándole
a tu hijo una acción y, entonces, si no puede copiarte, ayúdalo físicamente a que te copia. Cuando complete
la acción con éxito, recompénsalo con elogios, abrazos o un bocadillo favorito. Empieza logrando que copie
acciones con juguetes, tales como empujar un auto de juguete sobre la mesa. Luego, progresa a que copie
acciones sin juguetes (p. ej. “toca tu nariz”) y, a continuación, a copiar algunos sonidos, como sonidos de
animales.

102
La cuarta “i”: inmiscuirse
Insístele en unirte a lo que esté haciendo, aun cuando no quiera al principio
No siempre resulta fácil unirse a la actividad de un niño que se rehúsa a interactuar contigo o a quien le gusta
hacer cosas repetitivas por su cuenta. Pero recuerda, no está haciendo esto porque no quiera incluirte.
Simplemente, no sabe cómo incluirte. En vez de desanimarte, busca oportunidades para poder llegar a
ingresar en lo que él esté haciendo. Esto podría significar sentarse cerca de él cuando no parezca querer
tenerte cerca o bloqueando su camino cuando esté huyendo. ¡Agáchate bien cerca de tu hijo y juega con
juguetes similares! No te preocupes por si no parece agradarle al inicio. Al final, aprenderá que es más
divertido jugar contigo que jugar a solas.

Recuerda, tu hijo necesita escuchar modelos de palabras que pueda emplear. Cuando te inmiscuyes en las
actividades de tu hijo, también necesitarás interpretar para él.

A Ali le gusta corre de un lado a otro. Su padre intenta seguirle el paso corriendo detrás de él, pero Ali no
parece notarlo. Entonces, su padre le bloquea el camino a Ali y le dice “¡Alto!”. A Ali no le gusta e intenta
evitar a su padre corriendo a su alrededor, pero su padre también se mueve. Ali se ve forzado a empujarlo
del camino. Moviéndose a un lado, su padre le dice “¡Vete!”, lo que le permite a Ali reanudar sus carreras. Al
pasar esto unas cuantas veces, Ali comienza a esperar el “obstáculo” y se ríe cuando su padre se pone en
frente de él. Tres semanas después, cuando Ali está corriendo en la sala de estar, busca a su padre. Tan
pronto como su padre salta en frente de él, Ali, por primera vez, dice “¡Vete!” para que su padre se mueva
del camino.

Al crear un “obstáculo”, el padre de Ali


convierte las carreras de Ali en un juego ¡Alto!
interactivo y le da a su hijo la oportunidad de
aprender una nueva palabra.

¡Vete!

103
A menudo, existe más de una forma de inmiscuirse en lo que tu hijo esté haciendo. Podrías intentar con
algunas cosas diferentes antes de que tu hijo y tú establezcan una conexión.

Como Ali, quien corre de un lado a otro una y otra vez, tu hijo podría realizar cosas que, aparentemente, no
sean productivas. Es probable que tales acciones satisfagan una necesidad sensorial. Por ejemplo, a tu hijo
podría darle por tirar las cosas al suelo y ver cómo se caen. O podría alinear objetos, como carritos de juguete
o libros, porque le gusta cómo se ven las alineaciones.

Aquí van algunas ideas para inmiscuirte en dichas actividades repetitivas y solitarias para convertirlas en
interacciones positivas de a dos entre tu hijo y tú.

La estrategia del cuidador


• Si a tu hijo le gusta tirar cosas, como bloques, al piso, trata esa tiradera como si él estuviera
intencionalmente empezando un juego. Coloca una canasta o caja en el suelo para atrapar los
objetos, y di “En la caja. Los bloques. En la caja”. A continuación, vuélvete parte del juego de tirar
bloques volviéndote el “cuidador” de los bloques. Junta los bloques tan pronto como tu hijo los tire
y ofrécele uno de nuevo a él. Interpreta al nivel de tu hijo: si está en la etapa de comunicación de la
“Agenda propia” o del “Pedilón”, di “bloque”. Si es un “comunicador temprano”, y es capaz de repetir
lo que le digas, di “Quiero un bloque”. Un niño en la etapa del “Compañero” probablemente
encontrará su propia forma de decirte que quiere un bloque. Dale a tu hijo un bloque. Después de
que lo tire, dale otro, junto con el modelo verbal apropiado. Una vez que establezcas un patrón,
espera unos cuantos segundos antes de regresarle el bloque. Esto le dará al niño tiempo de alcanzar,
realizar un sonido, repetir tu modelo o usar sus propias palabras para pedírtelo.

Recuerda que tu hijo podría no mostrarse del todo contengo con cualquiera de tus inmiscusiones,
pero, con alguna persistencia lúdica de tu parte, las actividades en solitario se pueden convertir en
juegos interactivos.

¡En la canasta!

Cuando ella insiste en atrapar los bloques en una canasta, esta madre convierte la tiradera
repetitiva de bloques de su hija en un juego interactivo.

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• Si a tu hijo le gusta alinear objetos, puedes usar la misma estrategia del “cuidador” como lo harías
con un niño al que le gusta tirar cosas. Reúne todos los objetos que tu hijo aliena (por ejemplo,
carritos de juguete, letras del alfabeto o bloques) y entrégale los objetos uno por uno hasta que
aprenda que eres parte el juego. Cuando eres el “cuidador” de los objetos que tu hijo desea, tendrá
que incluirte en lo que esté haciendo.

¡Yo quiero
auto!

El padre de Carl sostiene el último


carrito que Carl necesita para finalizar
su alineación, por lo que Carl tiene que
interactuar con él para obtenerlo.

• Ayuda a tu hijo a alinear poniendo tú mismo un objeto en la línea. Solo mételo con mucha
naturalidad y dile algo como “Aquí hay otro carrito”.

Después de que tu hijo te haya permitido participar, introduce una variación, como agregar un
juguete distinto a la alineación o poner el mismo juguete en la alienación, pero de forma inusual (por
ejemplo, bocabajo o volteado a un lado). El cambio podría no gustarle, pero cuando grite o llore,
recuerda, ¡es comunicación! Si persistes de forma amable y juguetona, su nueva rutina de juego te
incluirá pronto.

¡No!

Carl deja en claro cómo se siente


cuando su padre intenta poner un
bloque de Lego en su alineación de
carritos.

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Esconder y buscar
• Toma uno de los objetos de la alineación y escóndelo bajo la manga, en tu bolsillo o debajo de tu
camisa. Esto casi siempre garantiza que tu hijo interactuará contigo (¡aunque podría ser que le guste
tanto el juego de “esconder” que empiece a buscar en las mangas y bolsillos de todo el mundo!).
• Esconde el objeto que a tu hijo le gusta y, a continuación, ayúdale a buscarlo. Para ayudarle a que
su búsqueda tenga éxito, asegúrate de que los objetos estén parcialmente visibles, ya sea que se
encuentren bajo el sofá, detrás de la puerta o sobre una mesa.

Cuando busques, usa palabras y frases que sean apropiadas para la etapa de comunicación de tu hijo:
una palabra simple si tu hijo está en la etapa de la “Agenda propia” o del “Pedilón” (p. ej. “Carrito”);
una o dos palabras o una oración que contenga una frase portadora para un “Comunicador
temprano” (p. ej. “¡Veo un carrito!”); o una oración que incluya una nueva palabra o concepto (tal
como “¡Vamos a ver debajo de la silla!”) para un “Compañero”.

¡Veo un
camión!

El padre de Carl esconde los carritos de Carl para que, cuando


desee alinearlos, tenga que ir a buscarlos primero con su padre.

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Interponte en su camino
• Interponte en su camino para que, así, tu hijo tenga que decir o hacer algo para pedirte que te
muevas. Eso es exactamente lo que el padre de Ali hace cuando bloquea el camino de Ali, lo que
imposibilita a su hijo no interactuar con él si desea seguir corriendo.

Encuentra otras oportunidades para


bloquearle el paso a tu hijo. Si quiere
alcanzar a tomar un juguete favorito
suyo, intenta pararte en frente del
armario. Interpreta para él cuando te
empuje para que salgas de su camino
diciendo cosas como “¡Muévete!” o ¡Vete!
“¡Vete!”. Párate frente a las puertas,
las escaleras, las escalinatas que
conducen al tobogán e incluso frente
al televisor. Si bloqueas el acceso de tu
hijo a algo que desee, él te lo hará
saber.

Si Ali quiere pasar, tendrá que


decirle a su padre que se mueva.

Únete al juego

• Cuando tu hijo esté jugando a solas con un juguete, encuentra un juguete similar e insiste en unírtele
para jugar. Por ejemplo, choca con tu carrito de juguete a su carrito y di algo como “¡Choque!” o
“¡Ay, no!”. Haz que tu dinosaurio se coma a su dinosaurio, crea emoción realizando rugidos y
diciendo “¡Te tengo!” en el caso de las etapas de la “Agenda propia”, de “Pedilón” o de “Comunicador
temprano”, o “¡Argh! ¡Voy a comer triceratops!” para el “Compañero” que se conoce los nombres
de los dinosaurios.

¡Argh!
¡Te voy a
comer! A Liam le gusta jugar con sus
dinosaurios por su cuenta hasta
que su madre insistía en formar
parte del juego. Entonces,
descubre un nuevo juego que es
divertido solo cuando dos
personas participan.

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¡Exprime!

A Lynsey le gusta sentarse a solas en el sofá, hasta que su madre la


interrumpe con el juego de “exprimir”.

• Si a tu hijo le gusta siempre sentarse a solas, intenta sentarte muy cerca de él y, de forma
juguetona, “exprimirlo”. Para el chico en la etapa de la “Agenda propia”, de “Pedilón” o de
“Comunicador tempano”, di algo como “Exprimir”, “Apretar” o “¡Ay, mamá está sobre Lynsey!”. Para
el chico en la etapa de “Compañero”, di algo como “¡Juguemos a exprimir!”. Si te da la espalda o se
aleja cuando te le acerca, es fácil suponer que eso significa “¡No molestes!”. Pero si desistes, no
podrás establecer una conexión. Por tanto, persiste (¡siempre de forma juguetona!) en compartir el
espacio con él.

Inmiscúyete para llevar a cabo conversaciones


• Si tu hijo está en la etapa de comunicación de “Compañero”, inmiscuirte podría significar más que
simplemente involucrarte en lo que esté haciendo. Podrías no necesitar de inmiscuirte tan a
menudo para establecer una conexión con tu hijo o para que se fije en ti. En vez de eso, podrías
emplear la técnica de “inmiscuirse” para ayudar a tu hijo a llevar a cabo conversaciones.

Si tu hijo te pregunta lo mismo una y otra vez, o insiste en seguir la conversación según su propio tema,
seguirle el paso no siempre resultará la mejor idea. Si dejas que continúe hablando exclusivamente de lo que
él quiere, no aprenderá a cómo llevar a cabo una conversación.

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A Joey le gusta listar todas las paradas de autobús que conoce. A veces, su padre le sigue el paso e intenta
incluir el interés de Joey en las conversaciones. No obstante, su padre quiere que Joey hable de otras cosas
además de buses. Mira cómo su padre se inmiscuye para ayudar a que Joey se distancie de su tema favorito.

Ahí está la parada de Mencióname una


Yonge y la parada de parada de bus más.
Bayview. Luego, está De ahí, hablemos
la parada de Leslie. Y sobre la escuela.
luego…

El padre de Joey lo ayuda a cambiar el


tema de la conversación presentándole
uno nuevo.

Cómo inmiscuirte cuando tu hijo se sale del tema o insiste en su tema:


• Reintroduce el primer tema o introduce uno nuevo. Adviértele a tu hijo que va a haber un cambio en
la conversación (p. ej. “Una cosa más sobre… de ahí, hablemos de…”).
• Vuélvele a decir lo que se ha dicho anteriormente antes de que tu hijo cambie el tema.
• Dirige a tu hijo de vuelta al tema volviéndole a decir parcialmente lo que ya se ha dicho para, a
continuación, completar el resto (p. ej. “Estábamos hablando de la escuela. Primero, pintaste. Luego,
jugaste con…”).
• Asegúrate de que tu hijo te entienda. Si tu hijo se ha ido a un tema familiar porque la conversación
lo confunde, intenta simplificar lo que has dicho. Convierte una pregunta difícil en una afirmación. Y,
a continuación, formúlale una pregunta más fácil.

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Momentos en que no se debe seguir el paso a tu hijo
No siempre resulta apropiado o útil para tu hijo que le sigas el paso. Él todavía necesita aprender muchas
cosas de ti, y una de esas cosas es cómo comportarse. La decisión sobre cuándo seguirle el paso a tu hijo y
cuándo no a menudo se basa en tu sentido común.

Se ha sugerido que intentes convertir conductas repetitivas y poco productivas en juego interactivo. Pero si
las acciones de tu hijo son el resultado de frustración o ira, necesitarás mostrarle otras formas de manejar
esos sentimientos. Por ejemplo, si está tirando los bloques por ira o para hacerte saber que no está
interesado en jugar con esos, no refuerces dicha conducta intentando convertirla en un juego. En vez de eso,
hazle saber a tu hijo que no aceptarás lo que está haciendo, diciéndole “nada de tirar” o “alto” con firmeza y
claridad, para evitar que siga tirando más los objetos. Una vez que la tiradera ha terminado, guía a tu hijo a
que recoja los juguetes que ha tirado diciendo algo parecido a “¡Recoge! ¡Recoge!”.

Las necesidades sensoriales de algunos niños resultan tan fuertes que podrían resultar difíciles de satisfacer.
Por ejemplo, un juego interactivo de perseguirse podría no ser suficiente para el chico que ansía el
movimiento. Para este niño, debes encontrar otras formas de otorgarle las sensaciones que necesita, como
un mini trampolín o un columpio. Un terapeuta ocupacional que conozca del área de los problemas
sensoriales podría ayudarte a decidir qué input sensorial tu hijo necesita y cómo puedes dárselo.

Resumen
Cuando usas el método OWL (“observe”-observar, “wait”-esperar y “listen”-escuchar lo que tu hijo dice y
hace), encontrarás exactamente cuáles son sus intereses. Y así, podrás seguirle el paso a tu hijo uniéndotele
e incluyendo dichos intereses en sus interacciones juntos. A veces, podría resistirse a que te unas. Entonces,
debes inmiscuirte con gentileza en su mundo. Otra forma de conseguir la interacción es imitar a tu hijo
copiando sus acciones o sonidos. Cada vez que sientas que tu hijo se podría comunicar “si pudiera”, otórgale
la información que necesite interpretándola, diciéndole las palabras desde su punto de vista.

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