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Hacer discípulos”, es el mandato del Maestro (Mateo 28:19-20).

Nosotros podemos ignorarlo,

pero no podemos evadirlo.

Nuestro Señor resucitado dejó este legado, la carta magna de la iglesia y proveyó tanto el modelo

como el método. Su vida y muerte cautivan las vidas de los hombres. Él demostró que no hacemos

nada si no llegamos a cambiar las vidas de las personas.

“Seguidme”, dijo a sus discípulos, y entonces les dio la seguridad: “Y he aquí, yo estoy con vo-

sotros siempre...” De alguna manera hemos olvidado que esta promesa no es una carta blanca,

su promesa está unida a un proceso; no podemos aceptar la promesa e ignorar el proceso. Mucha

de la actividad febril y frustrada de la iglesia contemporánea está vacía de significado y cumplim-

iento. Diversión, no educación, es nuestro programa. Los creyentes laicos están desilusionados

tratando de involucrarse en los manjares eternos. C. S. Lewis dijo: “Todo lo que no es eterno está

fuera de razón.”

El Discípulo Se Hace - No Nace, no es una serie de seca doctrina, sino un alimento sugestivo para

ser masticado. El escritor constantemente da en el clavo.

Walt Henrichsen no es simplemente un teórico. Asociado desde hace mucho tiempo con “Los

Navegantes” -una organización dedicada a hacer discípulos- ha probado lo que dice por medio

de las Escrituras y ha presentado resultados efectivos de su estudio y experiencia.

También escribe de su propia experiencia familiar. Él y su esposa han tenido el gozo de educar a

cuatro hijos activos en las cosas del Señor y han experimentado el dolor de perder a su hijo mayor

afectado de leucemia.

Aquí está un libro de primera sobre el discipulado, recomendado a aquél que quiera andar por el

camino que Cristo anduvo y sostener un ministerio de multiplicación. Estas páginas llenan una

urgente necesidad en nuestra generación cuando la batalla que se libra es para ganar las mentes

y corazones de los hombres.

Cada cual, después que ha sido plenamente entrenado, será como su maestro,

declaró Nuestro Señor.


Lucas 6:40

Este libro invita a tomar Su yugo y a aprender de Él.

Howard G. Hendricks

Profesor de Educación Cristiana

Seminario Teológico de D

Impedimentos al discipulado

Cualquiera que se propone seguir a Cristo puede estar seguro que se le

brindarán maneras de eludir la responsabilidad. Se le concederán innumerables

oportunidades para volverse. Oirá voces que le llaman ofreciéndose para restarle algunas

pulgadas a su cruz. Doce legiones de ángeles estarán listas para sacarle del camino de la

abnegación y el sacrificio.

Esto lo ilustra en forma notable el relato de los tres discípulos en perspectiva

que permitieron que otras voces tomaran el primer lugar en vez de obedecer la voz de

Cristo: (Ver Revisión 1.960). (Lucas 9:57-62)

Tres personajes anónimos se enfrentaron a Jesús. Sintieron un impulso interno

de seguirle. Pero permitieron que algo se interpusiera entre sus almas y la completa

dedicación al Señor.

Señor Apresurado.

El primer hombre ha sido llamado Señor Apresurado. Se ofreció

entusiásticamente para seguir al Señor "adonde quiera que vayas". Ningún costo sería

demasiado alto. Ninguna cruz le sería demasiado pesada. Ningún camino sería demasiado

escarpado.

A primera vista parece que la respuesta de Jesús no tenía conexión con la

oferta espontánea del Señor Apresurado. Jesús le dijo: “Las zorras tienen guaridas y las

aves de los cielos nidos, mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza".
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Realmente fue una respuesta muy adecuada. Fue como si hubiera dicho: “Dices que estás

dispuesto a seguirme a todo lugar, pero ¿estás dispuesto a hacerlo sin las comodidades

materiales de esta vida? Las zorras tienen más comodidades que yo. Los pájaros tienen sus

nidos que pueden decir es su nido. Pero yo vago sin hogar en este mundo que mis manos

formaron. ¿Quieres sacrificar la seguridad de un hogar para seguirme? ¿Quieres renunciar

a las comodidades legítimas de esta vida con el fin de servirme devotamente?

Es claro que el hombre no estaba dispuesto, porque no oímos más de él en

las Sagradas Escrituras. Su amor por lo terrenal fue mayor que su dedicación a Cristo.

Señor Tardío.

El segundo hombre ha sido llamado Señor Tardío. No se ofreció en forma

voluntaria como el Señor Apresurado. Más bien el Salvador le llamó a que le siguiera. Su

respuesta no fue un rechazo de plano. El no estaba desinteresado en el Señor. La realidad

es que quería hacer algo primero. Ese era su gran pecado. Puso sus pretensiones por sobre

las demandas del Señor. Notemos su respuesta: "Señor déjame que primero vaya y

entierre a mi padre".

Ahora bien, es perfectamente legítimo que un hijo muestre un respeto

natural por sus padres. Y si su padre ha muerto es ciertamente una obligación del cristiano

darle una sepultura decente. Pero, las legítimas acciones de la vida llegan a ser

pecaminosas cuando se anteponen a los intereses del Señor Jesús. La verdadera ambición

de este hombre queda expresada en su clara petición: “Señor,... primero... ". El resto de las

palabras eran un mero disfraz del deseo de su corazón de poner primero su yo.

Evidentemente no se dio cuenta que las palabras "Señor,... yo primero... “son un absurdo

moral y una imposibilidad. Si Cristo es el Señor, entonces El debe ser primero. Si el

pronombre personal ''yo" esta sobre el trono entonces ya no es Cristo quien manda.

El Señor tardío tenía algo que hacer y permitió que eso tomara el primer lugar.
Por lo tanto fue correcto que Jesús le dijera: "Deja que los muertos entierren a sus

muertos; tú ve y anuncia el reino de Dios". Podríamos parafrasear sus palabras de la

siguiente manera: “Hay cosas que los muertos espirituales pueden hacer como los

creyentes. Pero hay otras cosas que solamente un creyente puede hacer. Cuida de no pasar

tu vida haciendo las cosas que el no creyente puede hacer tan bien como tú. Deja que los

muertos espirituales entierren a los muertos físicos. Pero a ti te necesito. Que el

principal impulso de tu vida sea el progreso de mi causa sobre la tierra".

Parece que el precio era demasiado alto para el Señor Tardío. Sale en anónimo

silencio del escenario del tiempo. Si el primer hombre ilustraba las comodidades

temporales como uno de los impedimentos para el discipulado, el segundo nos habla de

una actividad o un trabajo que ocupa un lugar preferente con respecto a la principal razón

de existir del cristiano.

No hay nada de malo en un empleo secular. Es la voluntad de Dios que el

hombre trabaje para proveer lo necesario para sí y su familia. Pero la vida del verdadero

discipulado exige que el reino de Dios y su justicia se busquen en primer lugar; que un

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creyente no pase su vida haciendo lo que el no creyente podría hacer tan bien o mejor

que él, y que la función del trabajo es solamente proveer para las necesidades normales de

la vida, siendo la principal vocación del cristiano anunciar el reino de Dios.

Señor Liviano.

El tercer hombre ha sido llamado Señor Liviano. A semejanza del primer

hombre se ofreció voluntariamente para seguir a Cristo. Pero también a semejanza del

segundo usó las contradictorias palabras "Señor,... yo primero... ". Dijo: Te seguiré Señor;

pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa”.

Una vez más debemos admitir que tomada aisladamente esta petición no tiene

nada de malo. No es de ninguna manera contrario a las leyes de Dios demostrar un cariñoso
interés por los familiares u observar las reglas de urbanidad cuando uno se aleja de

ellos. Entonces ¿en qué falló este hombre? Fue en esto: dejó que los tiernos lazos de la

naturaleza ocuparan el lugar que corresponde a Cristo.

Y así, con visión penetrante, el Señor Jesús, dijo: “Ninguno que poniendo su

mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios." En otras palabras, "mis

discípulos no son tan egocéntricos, ni de ideas tan volubles como tú has demostrado ser. Yo

necesito personas que quieran renunciar a los lazos familiares, que no sean distraídos por

parientes sentimentales, discípulos que me pongan por sobre cualquier otra persona en

su vida."

Concluimos forzosamente que el Señor Liviano dejó a Jesús y se alejó

tristemente por el camino. Sus confíadísimas aspiraciones de ser un discípulo se hicieron

mil pedazos al chocar con la roca de los lazos familiares. Quizás era una madre Llorosa

la que le dijo lastimeramente: “Harías estallar el corazón de tu madre si me dejas para irte

al campo misionero". No lo sabemos. Todo lo que sabemos es que la Biblia,

misericordiosamente omite el nombre de este pusilánime que volviendo atrás, perdió la

mayor oportunidad de su vida y se ganó el epitafio de "No apto para el reino de Dios”.

Resumen.

Entonces tenemos que estos son tres de los impedimentos básicos para el

discipulado, ilustrados por tres hombres que no quisieron seguir las exigencias del

camino de Cristo:

Al Señor Apresurado: El amor por las comodidades terrenales.

Al Señor Tardío: La precedencia de un trabajo u ocupación.

Al Señor Liviano: La prioridad de los lazos familiares.

El Señor Jesús siempre ha llamado y aun llama hombres y mujeres que le sigan

heroica y sacrificialmente dejando todo. Las vías de escape aún se presentan diciendo con

palabras tentadoras" ¡Cuídate! ¡Esto no es para ti!" Pocos están dispuestos a responder.
AS CONDICIONES DEL DISCIPULADO
«El Verdadero Discipulado»
William McDonald
El verdadero cristianismo consiste en una entrega absoluta al Señor Jesucristo. El Salvador no está buscando
personas que le dediquen sus tardes libres, sus fines de semana o sus años de jubilados… El busca personas
dispuestas a darle el primer lugar en su vida. «El busca, y siempre ha sido así, no multitudes que van a la
deriva y sin propósito en su senda, sino hombres y mujeres que individual y espontáneamente se consagran a
su servicio por haber reconocido que Él necesita personas dispuestas a seguir en el sendero de la negación
personal por el que Él caminó primero».
La única respuesta adecuada al sacrificio de Cristo en el Calvario es la rendición incondicional a Él. El amor
divino tan maravilloso no puede ser satisfecho con algo menos que la entrega de nuestra vida, nuestra alma,
nuestro todo…
El Señor Jesús planteó exigencias rigurosas a los que iban a ser sus discípulos, demandas que han sido
totalmente olvidadas en estos días de vida materialista. Con mucha frecuencia consideramos el cristianismo
como un escape del infierno y una garantía del cielo. Aún más, pensamos que tenemos perfecto derecho a
disfrutar de lo mejor de esta vida. Sabemos que en la Biblia hay muchos versículos que hablan fuerte acerca
del discipulado, pero nos parece difícil conciliarlos con nuestras ideas a cerca de lo que debe ser el
cristianismo.
Aceptamos que los soldados entreguen sus vidas por razones patrióticas. No nos extraña que los hombres
pongan su vida por ideologías políticas. Pero que la característica de la vida de un seguidor de Cristo sea
«sangre, sudor y llanto», nos parece remoto y difícil de asimilar. Sin embargo, las palabras del Señor Jesús,
son bastante claras. No hay el más mínimo lugar para malinterpretarlas si las aceptamos en su verdadero
valor. Estas son las condiciones del discipulado tal como las dió el Salvador al mundo:
1. Amor Supremo Por Jesucristo
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y a su madre, y mujer e hijos, y hermanos, y aún también su
vida, no puede ser mi discípulo Lc 14:26. Esto no quiere decir que debamos tener indisposición o mala
voluntad en nuestro corazón hacia nuestros familiares, sino que nuestro amor a Cristo debe ser tan denotado
que en comparación, todos los demás afectos parezcan odio. En realidad, la parte más difícil de este pasaje es
la expresión «y aún su propia vida». El amor propio es uno de los obstáculos más persistentes para el
discipulado. Mientras no estemos dispuestos a ofrecer voluntariamente nuestra vida a disposición de Cristo,
no estaremos en el lugar donde Él desea que estemos.
2. Negación Del YO
«Si alguno viene en pos de mí, niéguese a sí mismo…» La negación del Yo, no es lo mismo que la
abnegación. Esto último significa privarse de algunas comidas, placeres o posesiones. La negación del Yo es
una sumisión tan completa al Señorío de Cristo, que el Yo no tiene derechos ni autoridad alguna. Significa
que el Yo abdica del trono. Henry Martin lo expresa así «Señor, no permitas que tenga voluntad propia ni
considere que mi felicidad depende en lo más mínimo de las cosas que pueden sucederme exteriormente, sino
que descanse completamente en tu voluntad».
3. Elección Deliberada De La Cruz
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz» Mt 16:24. Tomar la cruz no se
refiere a una enfermedad física o angustia mental, puesto que estas cosas son comunes a todos los hombres.
La cruz es una senda escogida deliberadamente. Es «un camino que tal como el mundo lo considera es una
dashonra y un reproche».
La cruz es el emblema de la persecución, la verguenza y el abuso que el mundo cargó sobre el Hijo de Dios y
que el mundo cargará sobre todos aquellos que elijan ir contra la corriente. Cualquier creyente puede evitar la
cruz conformándose a este mundo y a sus caminos.
4. Una Vida Invertida En Cristo
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo y tome su cruz, y sígame». Para comprender lo que
esto significa conviene preguntarse: ¿Cuál fue la principal característica de la vida del Señor Jesús? Fue una
vida de obediencia a la voluntad de Dios, una vida de servicio desinteresado a los demás, una vida de
paciencia y tolerancia ante los más graves errores. Fue una vida llena de celo y desgaste, templanza,
mansedumbre, bondad, fidelidad y devoción. Para ser sus discípulos debemos andar como Él anduvo.
Debemos mostrar el fruto de nuestra semejanza con Cristo Jn 15:8.
5. Amor Ferviente Por Todos Aquellos Que Son De Cristo
«En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviéreis amor los unos con los otros» Jn 13:35. Este es
el amor que considera a los demás como mejores a uno mismo. Este es el amor que cubre multitud de
pecados. Este es el amor que es sufrido y es benigno; no es jactancioso, no se envanece, no es injurioso, no
busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta 1Cor
13:4-7. Sin este amor el discipulado sería un ascetismo frío y legalista. Sería un címbalo que retiñe.
6. Permanencia Continua En Su Palabra
«Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos» Jn 8:31. El verdadero
discipulado se caracteriza por la estabilidad. Es fácil empezar bien y lanzarse adelante en un deslumbramiento
de gloria. Pero la prueba de la realidad del discipulado es la resistencia hasta el fin. «Ninguno que poniendo
su mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios» Lc 9:62. La obediencia ocasional a las
Escrituras no sirve. Cristo desea que los que le siguen lo hagan obedeciendo en forma constante y continuada.
No permitas, ¡Oh, Padre! que vuelva atrás,
Mis lágrimas ya mojan las asas de mi arado,
Mis otras herramientas corruptas he dejado;
No permitas, Dios Padre, que vuelva atrás.7. Rechazo De Todo Por Seguir A Cristo
«Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo» Lc 14:33. Esta es, tal vez, la menos apreciada de las condiciones de Cristo para
el discipulado, y se podría probar que es el texto menos apreciado de la Biblia. Los teólogos
y entendidos pueden dar mil razones para probar que el versículo no quiere decir lo que
parece decir, pero los discípulos sencillos lo reciben con ardor, aceptando que el Señor
Jesús sabía lo que quería decir. ¿Qué quiso decir con renunciar a todo? Significa el
abandono de todas las posesiones materiales que no nos sean absolutamente necesarias y
que se puedan usar en la extensión del Evangelio.
El que renuncia a todo no se convierte en un despreocupado holgazán. Trabaja arduamente
para proveer a las necesidades comunes de su familia y de sí mismo. Pero, como el fin de
su vida es extender la obra de Cristo, invierte en el trabajo del Señor todo lo que sobrepase
sus inmediatas necesidades y deja el futuro en las manos de Dios. Buscando primeramente
el Reino de Dios y Su justicia, él cree que nunca le faltará nada, ni comida ni vestido. El no
puede poner su confianza en dinero ahorrado cuando hay almas que están pereciendo por
falta del evangelio. No quiere malgastar su vida acumulando riquezas que caerán en manos
del Diablo cuando Cristo regrese por sus santos. Desea obedecer el precepto del Señor en
contra del almacenar tesoros en la tierra, renunciando a todo, ofrece lo que de todos modos
no puede conservar y que ya ha dejado de amar.
Entonces tenemos que estas son las siete condiciones del Discipulado cristiano. El que esto
escribe, comprende que al señalarlas se condena a sí mismo como un siervo inútil que es.
Pero, ¿se suprimirá la verdad de Dios por la incompetencia de su pueblo? ¿No es verdad
que el mensaje es más grande que el mensajero? ¿No es más correcto que Dios permanezca
como un ser veraz y todo hombre sea considerado mentiroso? ¿No diremos como aquel
anciano, siervo fiel del Señor: «Haz tu voluntad, aún cuando para ello tengas que
quebrantarme»?
Cuando hayamos confesado nuestro fracaso pasado, enfrentemos decididamente lo que
Cristo pretende de nosotros y procuremos ser verdaderos discípulos de nuestro glorioso
Señor.
«Maestro mío, llévame hasta tu puerta,
para que perfores mi oído,
que voluntario te entrego.
Tus prisiones son mi libertad;
déjame quedar contigo, para sufrir,
soportar y obedecerte».
H.G.C.Moule
Tomado del libro «El Verdadero Discipulado», CLC
Dos de cada cinco cristianos no están
comprometidos con el discipulado en sus
iglesias
Aunque muchos cristianos no están comprometidos en el discipulado en sus iglesias, una
gran proporción de ellos están ansiosos por participar en este tipo de formación para crecer
en su fe.

En el texto de Mateo 28:19, después de su resurrección, Jesús da un mandato claro a los


apóstoles: “Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Las implicaciones de este mandato son múltiples, ya
que para hacer discípulos es necesario evangelizar a todos aquellos que no han creído en el
mensaje de Jesús, pero también es preciso que los que han creído puedan tener una relación
profunda y constante de encuentro con Cristo.

Así, de este mandato bíblico se extraen dos acciones a las que los cristianos están llamados:
La primera es a realizar una evangelización activa proclamando a Jesús como Salvador y la
segunda es estimulando un encuentro diario y continuo de todas las personas con el Señor.
A estas dos acciones las llamamos evangelización y discipulado respectivamente.

Pero, ¿cómo el discipulado y el evangelismo difieren y en


qué sentido ambos son similares?
El discipulado y el evangelismo son ambos conceptos bíblicos. Ellos difieren porque se
enfocan en diferentes niveles del crecimiento espiritual. Ambas acciones sirven al propósito
de expandir el Evangelio de Jesucristo. Sin embargo, el evangelismo está dirigido
típicamente a los no creyentes, mientras que el discipulado es usado tanto para los
inconversos como para el desarrollo espiritual de los creyentes.

El cristianismo empezó por medio del discipulado. Cuando Jesús vino a la tierra y comenzó
su ministerio, él lo hizo por medio del discipulado. Él se convirtió en un maestro y formó
un grupo con doce discípulos. Había claramente más discípulos que lo seguían, entre
hombres y mujeres. Jesús hablaba y enseñaba a todos aquellos que quisieran escucharlo. Él
enseñaba a las multitudes, dentro de una sinagoga, y dentro de las casas.

Aún así, no todos los que lo escuchaban eran discípulos. Los verdaderos discípulos eran
aquellos que seguían físicamente a Jesús. Muchos discípulos caminaban al lado de Jesús.
En el caso de otros, los que no caminaban con él durante sus años de ministerio, podían ser
señalados como discípulos de Jesús porque obedecían lo que el Señor enseñaba.

Algo interesante acerca de los discípulos de Jesús, era que ellos no sabían a quién estaban
siguiendo. Inicialmente, ellos no reconocían a Jesús como Mesías. De hecho, cuando ellos
lo reconocieron como el Mesías, tuvieron que dejar a un lado sus nociones preconcebidas
para poder reconocer así a Cristo como Dios y Salvador.

Aún más, los seguidores de Jesús no fueron reconocidos porque se llamaran a sí mismos
cristianos. De hecho ellos fueron llamados cristianos porque ellos eran discípulos. En
muchas iglesias hoy, nosotros llegamos a creer que somos cristianos simplemente porque
creemos en Jesús. Sin embargo, si estamos siguiendo fielmente el ejemplo de la Escritura,
primero debemos ser discípulos antes de ser considerados cristianos.

El discipulado de Jesús
El modelo de Jesús nos muestra que el discipulado puede ser preliminarmente conversión.
El discipulado no es dependiente de si alguien es o no creyente. En vez de eso, el
discipulado ocurre de manera que las personas puedan convertirse en creyentes. El
discipulado es así una relación cercana con Jesús y un proceso largo. Jesús vivía con sus
doce discípulos. Él hacía su vida diaria con ellos, sea que estuvieran preparando sus
comidas, trabajando, viajando, orando, o pasando el tiempo en alguna actividad.

Adicionalmente, el discipulado es extremadamente persistente. Jesús tenía una paciencia


extrema para con sus discípulos. Por esto, muchas veces pasamos por alto el hecho de que
los discípulos de Jesús no supieron quién era realmente Él hasta mucho tiempo después.
Hoy, teniendo la Escritura, tenemos una explicación de por qué los discípulos desconocían
esta realidad del Señor. Aún así, nosotros debemos recordar que Jesús les estaba mostrando
exactamente quién era Él. Cuando ellos fueron llamados por primera vez, ellos no sabían
todo lo que Jesús era o en lo que se convertiría para ellos.

En este mismo sentido, todos los creyentes estamos llamados a convertirnos en discípulos
de Jesucristo, a ser auténticos seguidores suyos. De esto se trata el discipulado cristiano.

Cómo convertirnos en discípulos de Cristo


Como creyentes individuales y en conjunto, como Iglesia, los cristianos tenemos la
responsabilidad de ser discípulos y de formar discípulos en la misma forma en que Jesús lo
hizo.

Todos los cristianos deberían preguntarse a sí mismos. “¿Simplemente creo en Jesús o


realmente vivo como Jesús enseñó que debía vivir?” Como se observa en los textos del
Nuevo Testamento, los verdaderos cristianos son aquellos que son obedientes a Cristo y sus
enseñanzas.

Una vez que un creyente puede expresar confiadamente que él o ella está siguiendo los
mandamientos de Jesús, entonces esa persona es un discípulo. Este discípulo puede
convertirse en un hacedor de discípulos.
Todo lo anterior nos muestra que un discípulo es alguien que está realmente dispuesto a
vivir según los mandatos de Jesús y al mismo tiempo a tener un encuentro personal con Él
en cada situación de su vida. Un discípulo es alguien que quiere vivir con Jesús y de
acuerdo a lo que Él enseña y quiere para nuestras vidas.

¿Cómo las iglesias pueden llevar a cabo acciones de


discipulado?
Las iglesias pueden comprometerse en el discipulado de múltiples formas. Todas aquellas
acciones de formación que lleven a las personas a tener un encuentro personal con Jesús y a
aprender más de su Palabra para seguir sus mandatos pueden considerarse acciones de
discipulado. Sin embargo, algunas acciones de discipulado más concretas se pueden ver en
los siguientes ejemplos:

Por medio de la predicación del evangelio y la práctica de la membresía dentro de la iglesia


y su disciplina, los cristianos aprenden lo que es el evangelio, lo que es ser un cristiano, y
cómo corregir a los hermanos y hermanas cuando ellos y ellas se aparten de la confesión
que han hecho.

Por medio de la predicación de la Palabra, los miembros de la iglesia pueden aprender a


centrar sus vidas en las Escrituras y cómo enseñar a otros la Palabra de Dios.

A través de la oración en común, los miembros individuales aprenden a confiar en Dios y


ayudar a los demás a satisfacer sus necesidades cuando ellos no puedan hacerlo.

Por medio de las actividades de enseñanza de la iglesia, grupos de oración y formación, los
creyentes pueden aprender a tener una relación mucho más íntima con la Palabra de Dios y
un mayor compromiso con la extensión del mensaje del evangelio.

¿Por qué el discipulado es tan importante para la vida de


la iglesia?
El discipulado es importante en la vida de la iglesia por múltiples razones. La principal
razón por la cual el discipulado es tan vital para la vida de la comunidad cristiana es porque
queremos que las personas se conviertan en seguidores completamente comprometidos con
Jesús. El discipulado ayuda a los creyentes a crecer en su fe, a crecer en madurez y
sabiduría, y a construir su fe sobre fundamentos fuertes, de manera que ellos puedan luego
discipular y llevar a otras personas hacia Cristo.

Al aprender sobre la historia y al razonar sobre cómo el discipulado ha formado a la iglesia,


podemos ver ahora de una forma mucho más completa la importancia del discipulado en el
cristianismo.
El discipulado no solo ha sido un método de larga data para enseñar el evangelio y crecer,
sino que también fue el mismo método que usó Jesús nuestro Salvador para enseñar y
pastorear a los demás.

Este método de vida cristiana nos asegura que por medio de la enseñanza de la Palabra y la
relación de formación y confianza en la iglesia, los creyentes no caigan entre las fisuras,
convirtiéndose en personas autocomplacientes y sin propósito.

De esta manera, el discipulado ayuda a la iglesia en los siguientes aspectos:

Crecimiento en la fe

Una de las razones por las cuales el discipulado es tan importante es porque ayuda a la
iglesia a contrarrestar la autocomplacencia. Las iglesias que solamente enseñan desde el
púlpito, y no implementan formas para que un cristiano experimentado camine junto a otras
personas, se estancan y terminan quedándose solamente enfocadas en el púlpito.

El discipulado introduce responsabilidad en la vida del nuevo creyente, comenzando con


los aspectos básicos y urgiendo a que ellos vayan hacia aspectos más profundos de su fe.
Una cosa es escuchar la Palabra en el púlpito, y otra es tener alguien a tu lado que te anime
a vivir una vida orientada por el evangelio.

El discipulado nos ayuda a profundizar y a crecer como creyentes en la fe. Los nuevos
creyentes se pueden beneficiar al seguir el ejemplo de cristianos con un compromiso más
estable y que ya han caminado y enfrentado múltiples obstáculos en su vida de fe.

Formación en sana doctrina

Otro aspecto clave en el discipulado es aprender de la doctrina de la iglesia de una forma


más profunda. En la Carta a Tito, Pablo urge a Tito varias veces para que conozca y enseñe
una sana doctrina y también para que nombre presbíteros que se encuentren firmes en la
enseñanza de una sana doctrina.

El discipulado está diseñado para enseñar a aquellos que son “infantes” en la fe, lo cual está
de acuerdo con la enseñanza de Jesús. Todas las personas tienen el riesgo de entender mal
algo en alguna ocasión, especialmente cuando los creyentes están comenzando su camino,
de manera que es importante tener a alguien que esté mucho más versado en la fe y que nos
pueda mostrar las correctas enseñanzas de Cristo.

También debe ser claro que todos los creyentes deberían ser capaces de enseñar la Palabra
de Dios y estar listos para dar una respuesta sobre las razones de su esperanza en la
salvación.

Levantar nuevos liderazgos


Finalmente, llegamos al tema del liderazgo. El discipulado es lo primero, ayudando a
nuestros hermanos y hermanas a crecer en su fe de manera que ellos puedan tener una
relación más cercana con Cristo. Pero otro elemento fundamental es la formación de
líderes.

Así como en el diseño inicial del discipulado en el tiempo de Jesús, el mismo principio
aplica para nuestras vidas hoy. El discipulado significa pasar la sabiduría del liderazgo de
Cristo a cada persona que lo busque y que desee seguirlo.

Los cristianos no están destinados a permanecer estancados en sus iglesias, buscando la


guía de una sola persona, en vez de eso toda la iglesia debe estar activa y trabajando en
unidad, operando en sana doctrina y compartiendo los dones que cada uno ha recibido en su
vida.

De esta manera podemos afirmar que el discipulado es un modelo de vida y enseñanza


basado en la Biblia, comenzando con Jesús, y su punto principal es llevar a los creyentes a
una relación más sólida con Él, y como resultado, dar el paso de respuesta al llamado que
Dios nos ha hecho.

¿Cuál es la situación actual del discipulado dentro de las


iglesias?
Aunque el discipulado es un elemento fundamental de la vida de la iglesia, la realidad es
que la mayoría de los cristianos no participan en él. Esto según una reciente investigación
realizada por Barna en los Estados Unidos, en la que se confirma que dos de cada cinco
cristianos no participan en las actividades de discipulado de su iglesia local.

¿Cuáles son las barreras que hacen que los cristianos se


alejen de las actividades de discipulado?
Para un nuevo libro llamado “Creciendo juntos: Una guía de tres partes para el seguimiento
de Jesús y llevar amigos a esta jornada”, Barna se asoció con The Navigators para estudiar
cómo los cristianos pueden ser y hacer discípulos hoy. Mientras que la mayoría de los
cristianos experimenta algún tipo de inversión en el crecimiento espiritual, dos de cada
cinco no se encuentran comprometidos con el discipulado del todo.

Quizás esto no sorprenda a muchas personas, en nuestra sociedad crecientemente


individualizada, el 56 por ciento de los cristianos consultados por Barna dicen que su vida
espiritual es enteramente un asunto privado. Aún así, para animar o entrar en estas
relaciones (de discipulado), los líderes de las iglesias deben apreciar cuándo y cómo, estas
ocurren - y entender por qué algunos cristianos no quieren involucrarse en ellas.
Solo el 28% de los cristianos están comprometidos en las actividades de discipulado de
sus comunidades.

Primero que todo. ¿Qué es lo que exactamente constituye una relación de discipulado? Ya
vimos que hay una diferencia clara entre el evangelismo y el discipulado, en la que el
discipulado nos invita a un crecimiento y una relación de seguimiento con Jesús de manera
consistente en el tiempo. ¿Cómo se traduce esto en la vida de la iglesia y en las actividades
que esta desarrolla?

Una relación de discipulado no necesariamente funciona de la misma manera en todas las


congregaciones, pero la investigación de Barna puede dar cuenta de un par de formas clave
en las que el discipulado ocurre.

Para este estudio, los investigadores identificaron a los cristianos, aquellos que están siendo
discipulados por otros y que al mismo tiempo están formando a otros como las personas
que están completamente comprometidas en una comunidad de discipulado.

Solo algo más de uno de cada cuatro cristianos (el 28%) cae dentro de esta categoría. Otro
28% son personas que solamente están siendo discipuladas, pero no están ayudando a otros
a crecer en la fe en Cristo, y un muy pequeño porcentaje, (el 5%) se encuentra solamente
discipulando a otros.

Con estas definiciones, esto significa que un amplio grupo de cristianos (el 39%) no está
comprometido en actividades de discipulado en ninguna dirección.

¿Por qué los cristianos se comprometen en el


discipulado?
Cuando se trata de discipular a otros, las motivaciones clave para los cristianos incluyen
“creer más en su relación con Dios” y “desarrollar más su fe”.

De manera estimulante, este estudio muestra cuál es exactamente el resultado que muchos
cristianos están experimentando. Los cristianos que participan en comunidades de
discipulado son más propensos a sentirse re-energizados por el tiempo que pasan en
oración y que deriva en un profundo gozo y satisfacción de su relación con él.

Estos cristianos también pueden ver una conexión más fuerte entre su vida espiritual y su
vida cotidiana. Cerca de tres de cada cinco de los que participan en actividades de
discipulado concuerdan en que su relación con Jesús impacta la forma en que viven su vida
cotidiana.

“Me mantiene enfocado en la misión de Dios y en los valores del Reino”, según declara un
encuestado acerca del discipulado. “Permanezco constantemente consciente de mi propio
camino, conociendo que soy alguien que se está involucrando en algo más que me anima a
ser mejor cada día, de manera que no podrá hacerme perder en cosas que no valen la pena.
Para otros, pienso que es realmente estimulante cuando alguien desarrolla un interés
genuino en ellos”.

Sentirse mal preparados es una de las muchas razones por las que muchos cristianos no se
comprometen en la tarea de discipular a otros.

Aquellos que priorizan la comunidad de discipulado, también priorizan su vida espiritual en


general, según muestra la investigación de Barna. En otras palabras, viajar sinceramente
hacia la tarea de discipular a otros significa también valorar la posibilidad de ser
discipulado por otros miembros de la iglesia.

Sin embargo, hay muchos cristianos que no ayudan


activamente a otros a acercarse a Cristo. ¿Qué los está
deteniendo?
El no sentirse bien entrenado y equipado (37%) es una de las principales barreras para
quienes deciden no involucrarse en el discipulado. Adicionalmente, la investigación de
Barna muestra que el desinterés en la tarea de discipular a otros está atada al miedo de no
ser demasiado bueno para este encargo, al miedo de no tener suficiente conocimiento o de
ser la persona errónea para el trabajo. La crisis de confianza es un problema fundamental.

Sea por esta preocupación personal acerca de las capacidades para el discipulado o por una
indiferencia general, algunos cristianos que no están haciendo discípulos parecen solo
necesitar un empuje para ello. Uno de cada cuatro dice que la práctica del discipulado o de
transmitir el evangelio a otros no es algo que les haya sido sugerido (24%) o que ellos no
habían pensado en la posibilidad de acercar a otros a tener una relación más profunda con
Dios (22%).

De forma interesante, una carencia de motivación externa se convierte en el obstáculo


principal por el cual los cristianos están siendo discipulados ellos mismos pero no están
ayudando a otros a crecer en la misma dirección; 31% (versus el 19% de los cristianos que
no están comprometidos en ninguna forma de discipulado) dice que nadie les ha sugerido o
pedido que ellos discipulen a alguien más, siendo esta la respuesta principal. Esto implica
que animar a otros a participar en actividades de discipulado podría ser un paso clave en
esta jornada para que la iglesia pueda crecer espiritualmente.

De modo similar, cuando los cristianos no tienen una relación que les provea
responsabilidad, apoyo y crecimiento espiritual, la principal razón es que ellos no han
pensado acerca de ser discipulados (38%) o ellos no han encontrado alguien con quien
quieran tener este tipo de relación (35%). “De estas respuestas, hemos llegado a la
conclusión que la invitación a una vida espiritualmente fructífera no es algo que ocurra de
modo natural”, afirma Barna.
En resumen, los cristianos le han dicho a Barna que la carencia de confianza, la carencia de
pensar en el tema del discipulado o la carencia de una oportunidad o una invitación son los
obstáculos más grandes al discipulado. En “Creciendo Juntos”, los cristianos y las iglesias
que los apoyan, pueden aprender sobre el poder del discipulado en su vida cotidiana - y por
qué los cristianos podrían estar más dispuestos de lo que ellos piensan a comprometerse en
las tareas de discipulado.

Sobre la investigación de Barna

El estudio cuantitativo de Barna está compuesto de dos encuestas realizadas en línea.

Primero, una encuesta en línea fue realizada entre 2511 adultos que se autoidentifican como
cristianos y que viven en los Estados Unidos. Los adultos que completaron el estudio
fueron seleccionados al azar a través de dos paneles de investigación en línea. Este estudio
fue llevado a cabo desde el 22 de diciembre de 2020 hasta el 18 de enero de 2021. El
margen de error para los datos es de cerca del 1.8% con un nivel de confianza del 95%, lo
que significa que los investigadores de Barna tienen una confianza del 95% de que los
verdaderos números a nivel nacional caen dentro de este pequeño margen de error.

El segundo fue una encuesta realizada en línea y que comprendió a 2930 adultos
estadounidenses. Esta encuesta fue llevada a cabo desde el 1 de junio hasta el 4 de julio de
2020. El margen de error para estos datos es del 1.5% y el nivel de confianza es del 95%.

Acerca de Barna

Barna es una institución privada no partidista y sin ánimo de lucro que opera bajo el grupo
de compañías Issachar. Localizada en Ventura, California, Barna Group ha estado
conduciendo y analizando investigación primaria para entender las tendencias culturales
relacionadas con los valores, creencias, actitudes y comportamientos desde 1984.

 Nadie puede obligar a nadie a ser un discípulo. Cada persona tiene voluntad
propia, y cada persona tiene libertad para elegir si quiere ser un discípulo o no.
 Pocos hemos visto un discípulo en acción.
 Tratar de cambiar la forma de pensar de los cristianos.
 Vidas estériles incapaces de reproducirse.
 Conceptos y prácticas equivocadas de lo que significa verdaderamente ser un
discípulo de Cristo .
2

 Falta de entendimiento, humildad, fe, poder espiritual y compromis

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