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Nombre de la Institución: Unidad Educativa de FF.

AA Liceo Naval Quito

Nombre del Estudiante: Anthony Fernández

Curso: 2do BGU C

En el tranquilo pueblo de Celestia, Martín, un joven apasionado por las estrellas, encontraba
consuelo y maravilla en el observatorio local donde trabajaba como astrónomo aficionado.
Cada noche, después de un día de explorar los misterios del cosmos, ascendía a su modesta
habitación, una especie de santuario lleno de telescopios, mapas estelares y libros desgastados
por la constante búsqueda de conocimiento.

Aunque Celestia ofrecía una vida serena, Martín llevaba consigo una inquietud persistente. Si
bien su amor por la astronomía le otorgaba un sentido de propósito, también cargaba con la
sombra de una pérdida del pasado que lo impulsaba a explorar más allá de los límites de su
pequeño mundo. Sus noches eran un baile con las estrellas, pero había algo más en la
vastedad del universo que le llamaba desde lo más profundo de su ser.

Fue en una de esas noches mágicas cuando el destino tocó a su puerta. Mientras exploraba los
rincones polvorientos del observatorio, Martín tropezó con un antiguo artefacto. Este
misterioso objeto vibraba en armonía con el susurro de las estrellas perdidas, revelando un
lenguaje cósmico que solo él parecía entender. Este hallazgo extraordinario desencadenó un
cambio cósmico en la vida del joven astrónomo.

Martín, guiado por el anhelo de descubrimiento y la esperanza de redimir la pérdida que lo


atormentaba, decidió embarcarse en un viaje más allá de las estrellas conocidas. A medida que
se aventuraba en la inmensidad del espacio, descubría secretos cósmicos que desafiaban su
comprensión y lo sumergían en un éxtasis de asombro.

Las estrellas ya no eran simples puntos de luz en el firmamento, sino portadoras de respuestas
que conectaban su historia con la historia del universo. En este viaje de exploración, Martín
descubrió que la verdadera magia residía no solo en el conocimiento astronómico, sino en la
conexión profunda con algo más grande y ancestral.

Entre noches estrelladas y descubrimientos cósmicos, Martín experimentó una transformación


personal. El susurro de las estrellas perdidas se convirtió en una melodía que guió su
comprensión de sí mismo y del universo. El joven soñador comprendió que, a veces, las
respuestas más significativas se encuentran en la conexión con algo más grande que la suma
de sus partes, y su vida en el apacible pueblo de Celestia se transformó en una epopeya
cósmica que perduraría por siempre en las estrellas.

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