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En esta hora santa, nos ponemos en las benditas manos de nuestro señor, hermano, hermana,

olvídate de tus pendientes y preocupaciones, de lo que dejaste en la casa o el trabajo, encomiéndate


a Dios nuestro señor y dedícale este pequeño momento de adoración, porque él nunca nos olvida, él
quiere estar contigo, está aquí expuesto en el altar,… cantemos mi Jesús Sacramentado.

En nuestra vida cotidiana, a menudo nos encontramos inmersos en un mundo lleno de distracciones y
ruidos que nos alejan de la presencia de Dios. Nos vemos tentados a buscar la satisfacción en lo
material y superficial, olvidando el camino hacia la verdadera paz y plenitud espiritual.
La cita bíblica de Mateo 6.5, nos recuerda la importancia de evitar la ostentación en nuestra vida de
oración, y en nuestra vida cotidiana, porque no debemos buscar ser vistos por los demás como
personas piadosas, sino que nuestra oración debe ser sincera y humilde, dirigida únicamente a Dios.
Nuestro señor no busca ni a sabios ni a Ricos, solo quiere que los sigamos, él sabe que llevamos en
nuestro interior, hermanos, que nuestro esfuerzo y cansancio ayude a otros… cantemos

Por otro lado, el desierto representa un lugar de soledad y silencio, donde podemos encontrarnos con
Dios de una manera más íntima. Así como Jesús se retiró al desierto para orar y enfrentar las
tentaciones, nosotros también necesitamos apartarnos de las distracciones del mundo para buscar la
presencia de Dios en nuestra vida.
En nuestro camino al desierto, debemos evitar las trampas del egoísmo y la vanidad en nuestra vida
espiritual. En lugar de buscar la aprobación de los demás, debemos cultivar una relación genuina con
Dios, donde nuestra oración sea sincera y nuestro corazón esté abierto a su voluntad.
Canto nos has llamado al desierto…

Jesús, no sólo fue llevado al desierto, sino que también fue tentado y así nos los dice la cita bíblica de
Hebreos 4.15 que nos habla de la Tentación y la Fortaleza Espiritual, y dice así: Hebreos 4.15 nos
recuerda que Jesús fue tentado en todo, pero sin pecado. Esto nos muestra que las tentaciones son
parte inevitable de la experiencia humana, pero también nos enseña que es posible resistirlas y
mantenernos firmes en nuestra fe.
En nuestra vida cotidiana, enfrentamos constantemente tentaciones que nos alejan de Dios y nos
llevan al pecado. Ya sea la tentación de la codicia, la lujuria, el orgullo o cualquier otra, debemos estar
preparados para resistir con fortaleza espiritual.
Hay que abrir los ojos hacia Dios, con el todo, sin él nada, nuestra fuerza viene de él, de Dios que nos
sigue en cada paso de nuestra vida, él sabe los que guardamos en nuestro interior… cantemos

La fortaleza espiritual no se alcanza de la noche a la mañana, sino que se cultiva a través de la oración,
la meditación en la Palabra de Dios y la práctica constante de la virtud. Es un proceso continuo de
crecimiento y maduración en nuestra vida espiritual.
Al igual que Jesús enfrentó las tentaciones en el desierto, nosotros también debemos estar
preparados para enfrentarlas con confianza en Dios y en su poder para ayudarnos a superarlas. Con
su gracia y nuestra cooperación, podemos resistir las tentaciones y vivir una vida de santidad y
fidelidad a su voluntad.

y para terminar este momento de adoración es importante hermano, hermana, que nos
entreguemos a Dios nuestro señor en cuerpo y espíritu, digamos: señor haz lo que quieras conmigo,
haz lo quieras de mí, hoy hay que rendirnos ante él…

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