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Todos en algún momento del día o de la vida, nos enfrentamos a la derrota, al desaliento, al
desgano, y en todos ámbitos. Y muchas veces es más fácil rendirse que luchar porque, cuando
se trata de poner más de nuestra parte, muchas veces preferimos rendirnos que esforzarnos.
Pero, sin embargo, la Biblia nos alienta y nos enseña a no ceder al desánimo.
Salmos 42:11 (NTV)
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza
en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
Y es acá donde nosotros no lo vamos a ignorar, al contrario, debemos reconocer cuando esa
situación y ese estado de mi vida nos toca la puerta de nuestra vida; pero no para que lo
dejemos entrar y acomodarse, más bien retirémoslo con la fortaleza que Dios nos da.
Ceder o no al desánimo
Ceder es rendirse, es dejar de esforzarse y creer las mentiras que rondan en nuestra mente.
Esos pensamientos muchas veces son dardos del enemigo y tienen el objetivo de paralizarnos
y hacernos retroceder. Nosotros en esta vida debemos mantenernos siempre atentos y también
debemos estar dispuestos a aprender lo que Dios quiere enseñarnos en estas situaciones.
Muchas veces lo dijimos que en estas situaciones es donde más nos cuesta enfocarnos en
dios y casi siempre queremos hacer las cosas por nuestras propias fuerzas y es ahí donde mas
fallamos.
Isaías 42:16 (NTV)
Guiaré al ciego Israel por una senda nueva, llevándolo por un camino desconocido.
Iluminaré las tinieblas a su paso y allanaré el camino delante de ellos. Ciertamente yo
haré estas cosas; no los abandonaré.
Puede ser que evitar estas situaciones sea complicado para nosotros, por las luchas
constantes o porque no vemos esperanza en ningún momento y pensamos que es el final.
Pero tenemos que recordar que no estamos solos, que nuestra vida está en las manos de Dios
y que Él nos responderá en su tiempo perfecto. Tomemos fuerzas de Dios y de su Palabra, en
oración pidámosle que no deje que nos rindamos. Y como hacemos todo esto, necesitamos ser
instruidos, necesitamos ser sabios en nuestras vidas y en esas situaciones.