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Escuela de Ciencias Sociales

Carrera de Psicología

¿LLEGÓ A COMPREDER
FREUD LA FEMINIDAD?

Nombres Alixson Corvalán


Mishka Durán
Fabiola Fuentes

Profesor del Curso Rodrigo Cornejo Portilla

Asignatura Psicoanálisis II

Fecha de Entrega 08.08.2022


Palabras claves: feminidad, masculino, femenino

En este resumen analítico Freud plantea que en base a hechos observados que, al
enfrentarnos a otros seres humanos, resolvemos de forma sencilla lo referente a masculino
y femenino, al igual que lo hace la ciencia anatómica en cuanto a asignar particularidades
de los sexos; Masculino hace referencia a la capacidad de fecundar por parte de su portador
y, por otro lado, lo femenino que refiere al óvulo y a su capacidad de albergar. Rescatando
otras diferencias anatómicas y fisiológicas que determinarían los caracteres sexuales
secundarios.

Y que la ciencia, por otro lado, ve una bisexualidad presente en ambos sexos, pero,
que existiría una predominancia hacia un lado en la mayoría de los casos. Por lo que
debiese entenderse lo masculino y femenino como definiciones con fluctuaciones y
variabilidades que no pueden ser definidas sólo anatómicamente.

Entonces, ¿podría la psicología dar respuesta a ello? Freud para explicar los conceptos
femenino y masculino y para explicar sus interacciones con la vida anímica y la conducta,
explica que ha existido una predisposición a relacionar lo masculino a una imagen fuerte y
activa y lo femenino con una imagen débil y pasiva. Esto en una analogía darwiniana sobre
como el macho persigue a la hembra con el fin de una unión sexual imponiéndose con
agresividad mientras la hembra y su óvulo esperan dócil y pasivamente.

Sin embargo, Freud en contraposición y alejándose de la definición sexual, expone


que estos conceptos se han comprendido erradamente al ignorar dinámicas de ciertos
animales y en el caso de los humanos, la función activa que cumple la madre al dar de
mamar y la importancia de la docilidad/pasividad en los hombres para lograr interactuar
con sus pares.

Freud plantea que la masculinidad y la feminidad como tal, no debe ser tratado solo
desde la anatomía sino también desde las convenciones sociales que dan forma al
comportamiento de los individuos y que pueden llegar a ser determinantes en su desarrollo.

A modo de interpretar psicológicamente la feminidad, Freud pide considerar la


influencia de las normas sociales y de cómo éstas han sido determinantes en la constitución
psíquica de la mujer, sofocando sus pulsiones activas, reprimiendo la agresividad y
potenciando tendencias destructivas y masoquistas. Desde luego dice el autor, tampoco se
ha logrado resolver con esto el enigma de la feminidad.

En cuanto al psicoanálisis, plantea que no pretende describir que es una mujer, sino,
como se desarrolla la mujer a partir del niño de disposición bisexual. Y como a partir de
estudios en varones pudo afirmar que el desarrollo de la niña hasta la mujer normal es más
difícil y complicado. Haciendo hincapié en las diferencias entre ambos sexos en cuanto a
disposiciones pulsionales que, en el caso de la niña, tienden a la obediencia, la docilidad, la
gobernabilidad, la diligencia y a la amabilidad. Sin embargo, no son datos que se hayan
comprobado por observaciones exactas, y que dependerán de variaciones individuales.

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Respecto del desarrollo libidinal expresa que en la etapa fálica y sádico-anal, los
impulsos agresivos en las niñas no son menores en comparación a los niños. Y que éstas
son más bien como un pequeño varón que buscan sensaciones placenteras en sus genitales
(clítoris) al igual que ellos (pene), excluyendo la vagina, ya que no ha sido descubierta aún
por ninguno de los dos y será gracias a esto, que atraviesen de forma similar las primeras
etapas de desarrollo.

Siguiendo la línea de desarrollo psicosexual, el autor plantea que si bien niño y niña
comparten en primera instancia el mismo objeto de deseo sexual debido a necesidades
vitales como el alimento y cuidado – etapa fálica-, existe un momento en que la niña vuelve
a su feminidad volcando su deseo hacia el padre, cambiando su zona erógena a la vagina.
Trasladándose de la fase masculina a la femenina, su destino biológico, a diferencia del
niño que mantendrá su objeto y zona erógena.

Sin embargo, Freud estaba convencido de que para comprender a la mujer era
necesario reconocer que si bien, muchas mujeres permanecen dependientes del lazo objeto-
padre hasta la adultez, esta dependencia estaría relacionada con su primer objeto de deseo,
la madre. El que puede durar mucho más tiempo y ocasionar fijaciones y predisposiciones.
Por tanto, es necesario recurrir a esta etapa preedípica objeto-madre.

Respecto de los vínculos libidinosos niña-madre, el mismo sugiere que son varios y
están estrechamente ligados a las fases de deseos orales, sádicos/anales y fálicos,
sustituyendo propuestas tiernas u hostiles. Las que estudiadas en observaciones analíticas
en el período preedípico y referente a la madre, se descubre como la causa de angustia y/o
paranoia en la adultez. Las que podrían contener una carga psíquica más fuertes si se
considera que las primeras sensaciones placenteras obtenidas por la niña fueron brindadas
por la madre al mamar, por ejemplo.

Freud sugiere que esa hostilidad y odio de la niña hacia la madre, está ligada a la
falta de leche – por motivos fisiológicos- por parte de ésta y traducida en falta de atención y
amor por parte de la niña. Y en el caso de la niña y el niño puede existir además el factor
del hermano intruso que llegó a destronarlo y a quitarle su alimento, alterando así su
conducta y afectando significativamente su desarrollo posterior.

Existe una ambivalencia de emociones. Por un lado, se les prohíbe el quehacer


placentero de los genitales al cuál ella misma habría orientado – en la etapa oral de
amamantamiento-. Por otro lado, la sexualidad infantil es apasionada, intensa y
ambivalente, por lo que las exigencias del amor y los deseos sexuales y su no resolución se
traducirían en perturbaciones, agresiones y rebeldías, que en el caso del varón tendrían
mayor y mejor resolución debido a que el no retrocede a su objeto de deseo como la niña.

¿Y cuál es el desenlace de esta relación objeto-madre? Para Freud reside en el


complejo de castración y que inevitablemente se relaciona a la diferencia anatómica de los
sexos. En el caso de varón existe el temor a perder su pene si no traslada su objeto de deseo
desde su madre. En cuanto a la niña, ésta al observar los genitales masculinos se siente
perjudicada y responsabiliza a su progenitora por esto, siente que le falta algo así- envidia
del pene- algo de importancia indudable si se considera que en las mujeres los celos y la
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envidia juegan un papel importante es su vida anímica. Al sentir la envidia del pene se ve
afectado, directamente, su desarrollo y la formación de su carácter.

Del descubrimiento del complejo de castración en el desarrollo de la niña parten tres


orientaciones del desarrollo. (1) inhibición sexual o neurosis, (2) alteración del carácter/
complejo de masculinidad, (3) la feminidad normal.

El primero se relaciona al modo que los padres combatieron o toleraron el


descubrimiento de la genitalidad infantil y el carácter que formará el individuo. En este
punto, la niña abandona la fantasía de tener un pene (reprime la pulsión) y vuelca su amor
al padre, descubriendo que tiene la posibilidad de poder parir en contraposición a la ventaja
de tener un falo. (propuesta pulsional pasiva). Aquí el complejo de castración abre el
camino al complejo de Edipo, en el cuál la niña permanece por tiempo indefinido, llegando
a deconstruirlo parcialmente, provocando un menoscabo en la formación del superyó.

La segunda reacción posible al descubrimiento de la castración femenina es


rehusarse a su rol biológico, no reprimiendo su pulsión y evitando la pasividad de la
feminidad con un fuerte influjo hacia la homosexualidad. Volcadas a volver a la
masculinidad relacionada con forzosas e inevitables desilusiones con el padre.

La tercera reacción sería la feminidad normal. ¿y qué es la feminidad? A ella Freud


le adjudica un alto grado de narcisismo que influye en la elección del objeto. En la vanidad
corporal sostiene que sigue participando la envidia del pene a modo de compensación por la
inferioridad sexual original. Le atribuye la vergüenza como origen del ocultamiento de su
genital defectuoso.

Freud considera que la primera orientación sería la más adecuada en tanto desarrollo
de la feminidad y la que más acercaría a la mujer a encontrar su significancia.

Sin embargo, también sostiene que la mujer jamás logra una resolución completa del
conflicto de la libido con su objeto materno y paterno. Por lo tanto, se mantiene en una
ambivalencia en todos los ámbitos de lazos afectivos y sociales.

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Reflexión

En el texto 33 Conferencia: La feminidad; Freud intenta conceptualizar e indagar


acerca de la diferenciación entre masculino y femenino, cuestionándose algunas
convenciones sociales de la época, sin embargo, todo esto dentro de un contexto político y
social que al día de hoy nos resulta evidentemente anticuado en cuando a lo que creemos ha
avanzado la sociedad en torno al tema de género.

Partiendo por el tema de la genitalidad, si bien Freud no le otorga un significado


totalitario, sí es incuestionable que lo femenino y lo masculino tiene representación en esto,
hoy se ha teorizado que el ser femenino o masculino muchas veces es una concepción
mucho más profunda y psicológica que concreta (tener pene a veces no es igual a ser
hombre y tener vagina no siempre es igual a ser mujer).

En cuanto a las características psicológicas que Freud le otorga mayormente a la


mujer y al hombre, también con posterioridad algunos autores cuestionaron la raíz de estas
creencias que efectivamente eran comprobables; la mujer representaba características de
docilidad y pasividad, mientras que los hombres eran fácilmente identificables por
características de actividad y agresividad. En este punto como indica Fascioli (2010), fue
Carol Gilligan, una psicóloga y filósofa norteamericana quien teorizó acerca de esto en su
trabajo In a different voice (1982), y concluyó que estas características más que ser
matrices e inherentes a cada sexo, tenían que ver con un resultado de las experiencias
diferenciadas que se le brindan a hombres y mujeres, y tiene mucho sentido. Si lo
pensamos, incluso hoy a los niños se les brindan experiencias de aprendizaje y juego
diferenciadas por sexo, y si retrocedemos en el tiempo (incluso al tiempo en que Freud
escribe el texto en que se analiza en este resumen), encontramos estas diferencias aún más
amplificadas. Si pensamos en hoy, por ejemplo, en contextos educativos tradicionales en
Chile, la vestimenta uniformada que deben portar los niños permite distintas opciones de
juego, teniendo las mujeres experiencias mucho más limitadas, debido a la poca comodidad
que significa el uso de una prenda como la falda.

Además, Freud plantea en esta obra la diferenciación de los sexos en cuanto se


desarrolla la etapa fálica, desarrollándose en ambos pero distintamente el complejo de
Edipo; en las etapas iniciales del desarrollo el objeto de amor de ambos sexos será la
madre, pero la niña luego deberá trocar y cambiar este afecto hacia el padre, al identificar
que es éste quien posee el falo. Trabajos como el de Sofía Brucco (2019), nos llevan a
cuestionarnos sobre la importancia de que el Psicoanálisis vuelva a repensar las
subjetividades existentes hoy, y en si resulta útil seguir pensando en cuestiones como
“envidia del pene” o “erotismo reprimido” y nos parece muy importante hacerlo, para poder
dar respuesta y obtener una comprensión más cabal acerca de qué es lo que finalmente nos
hace ser masculino o femenino, dejando de lado la patologización excesiva y las
limitaciones que representan los cánones y expectativas sociales ligadas a cada uno de
éstos.

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Bibliografía

Freud, S. (1933). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Conferencia 33


“La feminidad”. En Obras Completas. Vol. XXII. Amorrortu: Buenos Aires.

Brucco, S. (2019). Psicoanálisis y feminidad: Un diálogo carenciado. Hacia una nueva


conceptualización de lo femenino. XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica
Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de Investigación. XV Encuentro de
Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de Investigación de Terapia
Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología - Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. https://www.aacademica.org/000-111/353.pdf

Martínez, A. (2010, diciembre). Ética del cuidado y ética de la justicia en la teoría moral de
Carol Gilligan. Revista ACTIO, 12.
http://www.actio.fhuce.edu.uy/images/Textos/12/Fascioli12.pdf

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