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FUTBOL

El FUTBOL EN LA ESCUELA: APORTES PARA PENSAR UN


ENCUENTRO
Tulio Guterman (Arg.)

La escuela debería ser un espacio democrático de formación integral y de transmisión de la


cultura, por lo tanto abrir canales para el desarrollo de todas las aptitudes y potencialidades
de las personas que atravesamos el Sistema Educativo.
El fútbol no debería quedar afuera de la escuela, como saber a transmitir. Es
fundamental la reflexión acerca del lugar que ocupa el fútbol y su práctica en nuestro país,
como fenómeno sociocultural y como deporte de masas, lo cual excede ampliamente el
fútbol "del reglamento".
El fútbol está estrechamente vinculado a nuestra identidad nacional y atraviesa, de
alguna u otra manera todos los sectores sociales.
El fútbol no es un fenómeno "más" en nuestra realidad cotidiana, y sus formas de
manifestación motriz no son neutras ni tienen el mismo valor para las personas que otro tipo
de fenómeno vinculado al movimiento.

LA REVALORIZACION DE LOS PROPIOS CONTENIDOS

La Educación Física en la Educación General Básica y en los Polimodales (período que en


total abarca más de 12 años) de la vida de las personas tiene, en la práctica, el status de
una materia complementaria, es decir accesoria, de apoyo, compensatoria.
Los estrechos desarrollos disciplinares y la complicidad de los propios profesores han
contribuido día a día a una pérdida de legitimidad social y a un abandono por
desvalorización de los propios contenidos a desarrollar.
Uno de estos desarrollos es la creencia de que los saberes notacionales -la matemática y la
lengua- son más valiosos y se pueden desarrollar en el patio a través del movimiento, lo
cual colocaría a la Educación Física en el lugar de "apoyo" de los contenidos de estas
asignaturas.
Sin embargo, para niños normales mayores de 5/6 años (todos los que se encuentran
incluidos en la educación obligatoria en Argentina), no hay ninguna investigación que
pruebe el vínculo entre la inteligencia matemática y la habilidad motora. Por la tanto si la
hipótesis psicomotriz no ofrece ninguna evidencia, el desarrollo de gran parte del curriculum
en nuestra área se basa más en juicios y frases tomados a partir de conocimientos
fragmentarios, transmitidos de generación en generación, que en investigaciones serias y
conocimientos fundados.
Autores contemporáneos, que paradójicamente pertenecen a otras áreas, consideran que
son acciones igualmente "inteligentes" resolver un problema matemático como patear un
tiro libre al ángulo inalcanzable, componer un poema como elevarse en el área poblada de
oponentes y realizar un certero golpe de cabeza.
Con esto planteo que ambos saberes son igualmente importantes y necesarios, por lo cual
no deben ser subsumidos los contenidos de uno en el otro. Lo complicado es que hacia
dentro de la Educación Física todavía no se ha abierto un espacio ni siquiera para
iniciar el debate que permita discutir la significación social de realizar actividades
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físicas y deportivas para quienes concurren a los distintos niveles del Sistema
Educativo.
Sí hay evidencias acerca de que el desarrollo específico de habilidades motrices para la
práctica de un deporte conduce paulatinamente al aprendizaje de ese deporte, pero esta
cuestión esencial queda en un plano secundario.

RENUNCIAS Y ABANDONOS

El fútbol es, sin dudas, una de las tantas renuncias históricas de la Educación Física
en Argentina. Durante años menospreció tenazmente al fútbol, en especial porque
forma parte de un 1 capital simbólico propio de sectores populares de nuestro país; y
nuestra profesión otrora (y actualmente) elitista desatendió sistemáticamente todo aquello
que no fuera de origen sueco, francés o alemán. Todavía está en la memoria de muchos la
"traición" de algún renombrado profesor que aceptó ser preparador físico de un equipo
profesional de fútbol, incluso a pesar de que él mismo se había dedicado a despreciarlo
fútbol durante años.
Al fútbol se lo niega además, porque 2 erróneamente se cree que los chicos o
adolescentes lo aprenden fuera de la escuela y entonces hay que enseñar otras
cosas.
La escuela es el lugar ideal para el desarrollo del deporte y en especial del fútbol en nuestro
país, porque es el espacio al cual concurren millones de chicos entre 5 y 14 años. A los
clubes concurre una minoría, una parte ínfima de la población argentina.
Con los procesos de pauperización general de la población de la última década, hubo
abandonos masivos de familias que concurrían a clubes, lugares que se convirtieron en
objetos de consumo suntuario. Sin embargo, si bien la clase media empobrecida abandonó
los clubes, no abandonó la escuela.
Los espacios de aprendizaje asistemático no existen más: no hay más baldíos ni potreros
en zonas urbanas, las plazas y parques o dejaron de ser lugares públicos o son
considerados como peligrosos, por lo cual sólo los sectores privilegiados pueden acceder a
ofertas de aprendizaje del fútbol con una cierta sistematización y a cargo de personas
académicamente formadas. Prueba de ello es la enorme expansión de Escuelas de Fútbol
en zonas de sectores de clase media alta e incluso alta: donde antes libremente muchos
jugaban en forma gratuita en un espacio público, hoy unos pocos pagan por "aprender" en
el mismo espacio privatizado.
A la misma hora, en los 3 clubes de barrio, los chicos y adolescentes son en muchos
casos, sometidos al maltrato constante en entrenamientos intensivos y extensivos a
cargo de "idóneos".
En la escuela se sigue sosteniendo el modelo del aprendizaje incipiente: aprender un poco
de cada cosa, total después, el alumno "elige" lo que más le gusta. El resultado de este
proceso de sistematización del estímulo al analfabetismo motriz significa el
desconocimiento de conductas mínimas que permitan participar activamente de alguna
propuesta deportiva en la adolescencia, sencillamente porque nadie quiere participar de
aquello que no sabe.
En realidad este es un modelo asistencial y no pedagógico que se aplica a las escuelas
públicas. En algunas escuelas privadas, en donde existe un desarrollo importante de
deportes como el rugby, hóckey, voleybol, fútbol y otros, promueven la práctica desde los 5
años, por lo cual la propuesta de los C.B.C. que incorpora el deporte desde los 11 años es
dejada de lado.
Otra línea de no intervención reproduce la idea de que el fútbol en Argentina no se
enseña, es algo del orden de lo natural y es dejado librado a la casualidad. Así
aparece como un "premio" al final de la clase (por portarse bien), o es sinónimo de
juego libre cuando el docente comete el ilícito de abandonar su campo de
intervención. Sin embargo, lo obvio es que la habilidad para jugar al fútbol o a
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cualquier otro deporte es un saber, del cual quien aprende se va apropiando
paulatinamente y quien lo enseña debería transmitirlo como cualquier otro
conocimiento. En EE.UU. el saber popular considera que para el básquetbol, el béisbol y
el fútbol americano se nace... y el fútbol (soccer) se aprende. Pero a diferencia de lo que
hacemos acá esos tres deportes de masas están incluidos en el Sistema Educativo como
parte de la formación general, por lo cual se encuentran gestionados, dirigidos y enseñados
por profesionales formados académicamente. Parte del producto final de este proceso de
integración del deporte en la educación formal es el "milagro" de la N.B.A., donde la
mayoría de los jugadores provienen de institutos universitarios.
Otra vertiente que sería interesante emular es que en aquellas realidades, se utiliza la
práctica deportiva como una de las herramientas de lucha contra el abandono escolar en la
escuela Media, problema creciente en Argentina. Y también para combatir la discriminación
social, racial, sexual y religiosa. No hay entonces en nuestro país, una línea clara y
actualizada de desarrollo teórico-práctico en el tema. Si una clase o una sesión de
entrenamiento es un acto de conocimiento, la actuación de un profesor de Educación
Física, su grado de capacitación y actualización, determinará que los aprendices, a lo largo
de un periodo de tiempo profundicen en conocimientos específicos. Además la profundidad
en las intervenciones suelen originar campos de competencia laboral reconocidos
socialmente.
COMPETIR Y APRENDER

La participación en competencias deportivas, produce profundos lazos de


identificación social e institucional. El hecho que la Educación Física "recomiende" no
competir produce que justamente una de las cuestiones que enriquece y que hace a la
esencia del contenido como es la función agonística sea abandonado y tomado por otras
áreas.
Por ejemplo, en la última década surgen en todos los niveles escolares las Olimpíadas
Matemáticas que promueven competencias en las cuales se destacan los talentos en este
tipo de inteligencia, representan a la escuela o colegio, la zona geográfica o incluso el país.
Esto produce en los educandos un interés creciente y otrora desconocido por los
contenidos, que empezó a dar significación a la asignatura.
¿Y el talento motor, dónde se manifiesta?
La Educación Física considera históricamente que en las clases escolares se deben
abordar generalidades. Según esta idea, la escuela no debería promover ni estimular los
talentos deportivos, esto es función de los clubes. Esto desde ya va a contramano de la
actual Ley Federal de Educación (Ley 24.195, 14/4/1993), que en el Capítulo VII,
Regímenes especiales, Pto. D: Otros regímenes especiales. Art. 33, plantea: "Las
autoridades educativas oficiales: a) Organizarán o facilitarán la organización de programas
a desarrollarse en los establecimientos comunes para la detección temprana, la ampliación
de la formación y el seguimiento de los alumnos/as con capacidades o talentos especiales".
Justamente, el día que el Sistema Educativo forme, promueva y estimule los talentos
motores quizás, se empiece a legitimar a la Educación Física y sus profesores en la escuela
en Argentina. Potenciar la habilidad para jugar al fútbol que es una de las formas de
expresión más genuinas del talento motor en nuestra realidad cultural. Esto es,
evidentemente, tarea de la Escuela.

PROFUNDIZAR EN LOS CONTENIDOS

Las línea a seguir no son sencillas, plantean dilemas, disyuntivas. O reproducimos las
prácticas vigentes, o eliminamos el objeto de conocimiento por considerarlo espúreo o
profundizamos para cerciorarnos si es posible transformarlo e incluirlo como saber en el
ámbito escolar.

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En el primer caso no podemos intervenir por definición: no se trata de una práctica
pedagógica; en el segundo corremos el riesgo de perder la legitimidad de intervenir en tanto
eliminamos el objeto de conocimiento, quizás el de mayor significatividad social en gran
parte de la geografía de nuestro país. El problema de la tercera opción es que hay que
ponerse a investigar, avanzar sobre lo desconocido, profundizar sobre el contenido y salir a
combatir con las armas del conocimiento.
La educación formal tiene mucho que aprender y es probable que las prácticas
ocasionales y asistemáticas den más claves en este recorrido que los análisis y las
prescripciones vigentes.
Algunos datos para empezar a reorganizar el campo: cuando juegan 4 ó 5 chicos de cada
lado con bolsos o palos como postes nadie le llama a eso "predeportivo": eso es fútbol.
Jamás vi en una plaza una fila de 10 chicos esperando para patear, mientras un adulto le
devuelve la pelota uno a uno.
El fútbol como manifestación lúdica, no fragmenta lo físico, lo técnico, lo táctico y lo
mental, se da en el mismo espacio y tiempo, por lo cual debe ser aprendido en esos
términos.
La construcción de las nociones del juego debe darse en un proceso altamente
participativo, por lo cual jugar en las mismas condiciones que plantea el reglamento o tal
cual juegan los jugadores profesionales lleva a que muy pocos aprendan. El juego
reducido, con adaptación de las reglas permite ir aprendiendo a superar el obstáculo
que plantea el ocasional oponente.
Falsas denominaciones, no participación, fragmentación y juegos masivos con poca
participación, son construcciones artificiales y delirantes que llevan a aprendizajes
incipientes.
Estudiar e investigar sobre la "indisciplina" de lo lúdico, sobre el imprevisto y lo
creativo, es una de las formas de aumentar el espesor disciplinar.
Históricamente la Educación Física trató de disciplinar los cuerpos a partir de lo que
significa sesgar las partes (gimnasia tradicional). Con el deporte intentó hacer lo mismo, lo
que llevó a desarrollos lineales de espacios complejos.
Sólo se trabaja la técnica por sobre lo táctico y lo estratégico, y se pierde lo más rico
del contenido. En nuestro caso, la suma de pases con un compañero, patear, driblear
con la pelota, atajar y sacar desde el lateral permitiría intervenir en el juego. Y el
desarrollo del juego no es la suma de las partes: es sencillamente otra cosa.
La Educación Física en esta lectura lineal y fragmentaria, entiende al deporte como una
suma de movimientos gimnásticos y desde este punto de vista es lógico que lo haya
abandonado por "mecanicista", hacia formas de juego libre. Esto último generó una
superficialización del conocimiento específico lo cual hoy se verifica en una creciente
degradación profesional de muchos profesores de Educación Física.
Se me ocurren algunas preguntas: ¿es lo mismo cualquier juego motor en cualquier lugar,
circunstancia, espacio, etc.? ¿Quién determina esto: el profesor, la "onda" de los pibes ese
día, el libro de moda en ese momento que dice cómo es el niño? ¿Se puede ofrecer en el
patio de una escuela de las afueras de Buenos Aires lo mismo que en las afueras de París?
¿Es lo mismo la bolsita que una pelota número cinco? Un pibe de 5 años va a una escuela
de fútbol fuera de la escuela, ¿qué aprende cuando el profesor de Educación Física en la
escuela lo hace saltar adentro y afuera de un aro?

INCORPORAR EL FUTBOL: LEGITIMAR LA EDUCACION FISICA ESCOLAR

Desde este planteo acá van mis aportes al intento de legitimar la Educación Física hoy en
Argentina.
La escuela es el lugar para adquirir todo un mundo de distinciones que hacen posible
pensar o coordinar eficazmente acciones exitosas con los demás, cada vez en

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campos más amplios. Muchas acciones se dan con obstáculos, problemas,
oposiciones.
Para ello hay que ponerse de acuerdo, coordinar las acciones individuales y las
grupales, gambetear las dificultades, tirar la pelota afuera y enfriar el juego si es
necesario, llevar a cabo tácticas múltiples y variadas que permitan resolver los
problemas y poner en juego estrategias globales. Unir las líneas si hay que capear un
mal momento y saber festejar ruidosamente si tenemos éxito.
Prepararse a conciencia y aprender a tener paciencia si los resultados no se dan
inmediatamente. Aprender a emprender acciones en un campo que se torna cada vez
más incierto (cancha embarrada, público en contra, inferioridad numérica y otros).
Profundizar el estudio entre los profesionales aplicados al deporte y promover espacios de
aprendizaje para que se manifieste la "indisciplina" de realizar movimientos
inesperados y por lo tanto diferenciados de quienes realizan ejercicios mecánicos y
repetitivos, es un trabajo transdisciplinario que sin duda permitirá engrosar el espesor
disciplinar de la Educación Física y de las ciencias del deporte.
Lo que era asistemático puede ser hoy sistematizado desde una construcción
eminentemente pedagógica. Incorporarlo como contenido a enseñar sería una forma de
desfragmentar las construcciones teóricas y vincularlas al espacio de la práctica.
Producir un discurso sobre el fútbol que fundamente un conjunto de intervenciones posibles
comenzaría sin duda a saldar una las tantas deudas pendientes que tiene la Educación
Física escolar en Argentina.

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