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rai Jordana, figura en África, que no se nos olvidará; sé ílevaBá la El terreno tambiéii les fué favorable; bosque espeso

sque espeso en algu-


cuenta de los zocos, precisamente jHira no operar en ese día y se nos sitios, bosque bajo en otros, montañoso en todos; la retirada
lanzaba por delante una cortina de Policía, de aquella Policía fue muy dura, por la dificultad en los despliegues, en adoptar los
que dio tan excelentes resultados, que ocupaba las posiciones de dispositivos adecuados a estos combates retrógrados; máxime
noche, siguiendo los mismos métodos combativos de los rebeldes, cuando a nuestro paso, las cábilas que habían sido amigas se nos
con esa astucia y fino iiistinto de guerra de esta raza guerrera levantaban en armas, y surgian enemigos de todas partes.
por excelencia; y al amanecer, se encontraban ya con el «hecho Eué preciso un verdadero derroche de valor, por nuestras tro-
consumado»; aún disparaban algunos disidentes,pero pronto, con pas; que con sangre escribieron una de las páginas más brillantes
el fatalismo de lo que ya no tenia remedio, porque «estaba escri- de la Historia, y un derroche de inteligencia y de valor también
to», se acogían a la Oficina de Policía establecida, acataban al por parte del Alto mando, del valor más difícil, del valor de la
Majzen, y se había realizado la operación con escasas bajas y con responsabilidad, para cambiar los moldes sobre la marcha, ha-
poco esfuerzo. Esto costó trabajo aprenderlo, nos costó muchas ciendo caso omiso de todo y establecer después una barrera, luia
])érdidas, pero se aprendió al fin. línea racional; hasta llegar más tarde al actual estado de conso-
Hasta la aparición do nuestras primeras fuerzas indígenas lidación.
hemos luchado con desventaja. Nuestro soldado, por sus excelen- ]?eplegadas las fuerzas a la línea fuerte, aun quedaba la con-
tes condiciones, poi' liaber sido constantes en nuestra Patria las solidación de esta linea que había de jalonar con posiciones sóli-
luchas, por haber dominado al mundo entero, es un soldado das; colocar después columnas volantes en lugares apropiados;
aguerrido, fuerte, valiente, incomparable, no solo para guerras distribuir las fuerzas Jalifianas, que era preciso crearlas previa-
regulares, sino para guerra de guerrillas también; como lo de- mente, pues estaban en un estado total de jdesorganización y
muestra nuestra historia, nuestro pasado del que todos estamos asignarles su verdadero pajjel; organizar las iiíítei'venciones y co-
orgullosos. Pero nuestro soldado es confiado, lo somos nosoti'os menzar a funcionar de nuevo la política, asentada sobre cimiiui-
también y en este país, no es posible confiarse a nada; es preciso tos más sólidos que los antiguos.
por el contrario estai' siempre vigilantes, siempre alerta, siempre
En el período de consolidación de la linea se distribuyen las
dispuestos a i-epeler la agi'esión con la agresión, si no queremos
fuerzas Jalifianas, copiándolas convenientemente, para que en
sufrir serios contratiempos, jjorque el eiíemigo no dvierme, porque
cada sector hubiera un núcleo importante de ellas; las Harkas
el enemigo tiene esa paciencia musulmana para madurar sus gol-
ocupan también su puesto en las cábilas con misión de embos-
pes, observando un día y otro día nuestros servicios para aprove-
cadas, conjuntamente con las íilehal-las en los sitios mar-cados yov
char siempre nuestros yerros, nuestros descuidos, nuestros aban-
las Intervenciones, con arreglo a las noticias que hay del campo.
donos.
Poco a poco va renaciendo la ti'aiujuilidad y va convenciéndose
A pai-tir de nuestro desastre del 21 en el territorio de Melilla,
el enemigo, ensoberbecido de ayer, de la inutilidad de sus es-
varió radicalmente la oi'ganización y el modo de combatir de los
fuerzos y de sus intentos, ante una coi'tina de posiciones que no
rebeldes. Abd-el-Krim asiunió el mando, lo centralizó todo, orga-
cede, porque está pei'fectauumte apoyada por núcleos que han de
nizó unidades y servicios y quiso oponei'nos un ejército en regla;
salirle al paso.
no cabe duda que fué un grave error pai-a él y sus partidai'ios. l'na
guerra irregular, como la que había, hubiera durado miudio más Por eso hasta que no dan comienzo las operaciones de cola-
estando de su parto como estaba el terreno, y teniendo municio- boración franco-española, los encu(>ntros con el enemigo, no al-
nes y armas en abundancia, con el inmejorable parque de pertre- canzan la categoría de operaciones y se reducen al forcejeo
chos y armas de Tánger, portillo que han tenido siempi'c abiei'to natural de nuestras tropas Jalifianas en pi-imera línea con parti-
Al desastre del 21, siguió el repliegue del 24. das enemigas; a las que indudablemente se la asigna por el ad-
De tiempo inmemorial en Marruecos, en los pai'tes oficiales vcrsai-io un pajiel muy similar al nuestro.
de las operaciones habidas, estamos acostumbrados a oír, que la En este estado, reducido nuesti'o problema de África al justo
ocupación de una posición ha costado relativamente pocas bajas medio de nuestras disponibilidades, sobi'evino la ofensiva i'ifeña
y en cambio terminada esta, en el repliegue, casi siemjire hemos al frente francés, ofensiva formidable, ofensiva que obligó a
tenido un sangriento epilogo. Esto no ocurre, no suele ocurrir, en nuestros aliados a un repliegue rápido y no estudiado. Ello indu-
guerras regulares, pero en ésta, dada la idiosincrasia, el modo de dablemente ha hecho que tenga solución el problema de África,
ser del indígena, es seguro; no hay que citar ejemplos, porque es pues se vio la necesidad de una gran colaboración de los ejérci-
la regla general. Por eso cuando alguna vez se han cambiado los tos español y francés,
procedimientos, cuando efectuada la operación se han estaciona" Y es aquí donde comienza otra nueva foi'ma de combate,
do las columnas, han podido apreciarse los resultados completa- que se aproxima mucho a una guerra regular, do la que nos da-
mente satisfactorios a nuestras armas. Y es que el indígena, tiene mos perfecta cuenta leyendo las operaciones de colaboración ad-
un gran sentido práctico de la guerra; comprende que en los re- mirablemente detalladas ])or el culto escritor Vial de Moría, pre-
pliegues es donde se puede atacar con más éxito y jamás des- cisamente en las páginas de esta Eevista. Puestos ya de acuerdo
perdicia esta favorable coyuntura que se le presenta de hacer ba- los dos mandos francés y español, se les bate a los rifeños en la
jas, ya que no consiga su objetivo táctico. zona de Laraohe, siguiendo a estas operaciones las del desembar-
Siempre ve en la retirada un signo de debilidad, y ello, con- co de Alhucemas, que fué el golpe mortal para el adversario, la
juntamente con los antei-iores razonamientos, hace que su moral determinante del derrumbamiento del poderío rifeño.
se levante, que se crezca. Después sólo queda batir los pequeños núcleos de disiden-
Fácilmente se comprenderá pues la moi'al que tenia el adver- tes, pero sin descanso, sin esperar el verano; aprovechando la de-
sario en el repliegue del 24, después de haber llevado a cabo presión moral del enemigo. Asi indudablemente lo entienden los
nuestras fuerzas repliegues cruentísimos, en los que, si bien es Generales Sanjurjo y (íoded, que, recientemente, acaban de dar
verdad que se alcanzó a costa de grandes esfuerzos nuestro obje- una batida eficacísima en Beni-Ider y seguramente a estas ope-
tivo táctico, no es menos cierto que fué a un gran precio; que se raciones seguirán otras en Eeni-Aros y donde sea preciso; hasta
necesitó realizar un enorme esfuerzo, que hubo que luchar con acabar con los últimos focos de rebeldía, evitando de este modo
un enemigo crecido, envalentonado, que llevaba a cabo todo gé- que surjan nuevos cabecillas mañana, y terminar en el verano la
nero de empresas con una audacia máxima, ya que se había hin- labor ya iniciada del desarme, de lo que hablaremos en jjróximo
cho la ilusión de arrojarnos de África, alentado ]«.r las jiredica- artículo.
cíones de Abd-el-Krim, ayudado por fuertes contingentes rífenos,
que eran los mismos que habían consumado nuestro desastre de
Anual.
Francisco del R O S A L

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