Está en la página 1de 1

LA EVOLUCIÓN

Aquella mañana, cuando se despertó, se sentía extraño. Había dormido toda la noche en la gran copa del
árbol, por lo cual no podía ser cansancio. Aún era temprano, miró hacia un lado y allí estaban sus padres, dos
monos grandes y robustos que dormían abrazados en una de las gruesas ramas de aquel inmenso árbol. Miró
hacia otro lado y allí estaban sus hermanos, pequeños monitos que apenas se habían despegado del pecho de
mamá. Aprovecho que aun todos dormían y bajó sigilosamente del árbol, sin hacer el menor ruido.
Tenía hambre, pero sus padres aún no se despertaban para poder comer algo, para que ellos le facilitaran la
comida, como siempre lo habían hecho, así que empezó a caminar. En el camino encontró un árbol de
manzanas, estaba frondoso y lleno de las jugosas frutas, eran de un color rojo brillante, tenía hambre y quería
comerlas, sin embargo, las manzanas estaban muy altas, lejos del piso y para alcanzarlas debería trepar hasta
la copa del árbol, para lo cual aún no se sentía listo, sentía miedo de hacerlo solo, sin que estuviera su mamá
para ayudarlo. Estuvo pensando un rato en la manera más fácil de bajarlas de allí, hasta que se le ocurrió
utilizar un par de piedras que tenía justo a su lado, las tomo con la mano, nunca había hecho algo parecido, y
las empezó a lanzar hacia lo alto… las manzanas no tardaron en caer.
Satisfecho emprendió el camino de regreso a casa, cuando justo una escena lo sorprendió y lo perturbó: dos
hienas estaban devorando a un gran ciervo que seguro habían cazado hace poco, ya que apenas estaban
comiendo una de sus patas. Estuvo un buen rato escondido viendo la faena de aquellos carnívoros, hasta que
se hizo la pregunta ¿Por qué se comen un pobre animalito? ¿a qué sabrá esa carne? De lo que si estaba seguro
es que aquellas hienas se veían completamente felices. Una vez estas se alejaron, llenas de toda la carne,
nuestro amigo se pudo acercar, aún quedaban restos del animal y él pudo no solo probarlo, sino incluso
llevarle un poco a sus padres. Era un sabor extraño, desconocido, pero no le molestaba del todo, incluso
podría pensar en cazar algunos animales para comer, ya había bajado unas manzanas con unas piedras ¿Por
qué no pensar en cazar con piedras a algunos animales?
Justo cuando había emprendido el viaje de regreso, se percató de que se había alejado cientos de metros de
su casa y que, ahora, el cielo se había encapotado, el sol se había ocultado y las nubes se habían vuelto negras
en el cielo. Los truenos empezaron a sonar de la forma más terrible que el jamás había escuchado y el agua, de
repente, se desató sobre la tierra provocando una fuerte tormenta. Caían muchos rayos que nuestro sabio
amigo supo esquivar, trataba de no mojarse, pero nunca paro su recorrido de vuelta. Cuando llegó a casa la
tormenta había menguado, pero se percató de que había un tronco caído y de él salía humo, mientras más se
acercaba pudo ver que en su interior había una extraña sustancia que generaba calor, mucho tiempo después
supo que aquello era el fuego. Sorprendidos salieron sus padres y hermanos de sus resguardos y se acercaron
a él observando estupefactos al fuego. Nuestro amigo les compartió los trozos de carne que había conseguido
e incluso le pareció buena idea ponerlos un rato al calor de la llama que se desprendía del árbol caído.
Comieron todos y esta vez, el sabor de la carne fue mucho más delicioso.

1. ¿Por qué crees que el cuento se llama “La evolución de nuestro amigo”?
2. ¿Dónde dormían los monos? ¿Por qué crees que era así?
3. ¿Cuál era la dieta de nuestro protagonista y su familia?
4. ¿Por qué crees que a nuestro amigo le sorprendió que las hienas se comieran a otro animal?
5. ¿Por qué la carne fue importante en la evolución del hombre?
6. ¿De dónde crees que surgió el fuego del final de la historia?
7. Escribe un final a la historia.

También podría gustarte