Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
argonautas@gmail.com
Introducción
Que Argentina y Uruguay son países cuyo crecimiento demográfico conoció un fuerte
aumento por el componente inmigratorio en el período entre las últimas décadas del siglo
XIX y el de entreguerras es una verdad de perogrullo. Pero sobre esta realidad se han
construido imaginarios sociales que presuponen que, en un marco de Estados liberales que
no intervenían en la mayor parte de los aspectos de la vida social, este flujo migratorio fue
plenamente espontáneo, generado en primera o mayor medida por el desarrollo del mercado
internacional de bienes y servicios, especialmente por el diferencial de salarios que o por ser
demasiado bajos eran expulsivos o que en el caso contrario funcionaban como polo atrayente.
De esta manera se tiende a simplificar el pasado, creando un antecedente romántico en
oposición a las restricciones a la movilidad internacional que son comunes hoy en día. En
este sentido, al buscar criticar decisiones políticas contemporáneas se recurre a un mecanismo
que termina rehabilitando experiencias que, en realidad, no fueron así. Un ejemplo de esta
práctica podemos encontrarlo en un libro reciente sobre las políticas migratorias en la
Argentina de los últimos cuarenta años. En este la autora encuentra necesario realizar un
breve recorrido histórico del marco normativo del período que referimos en este trabajo. Ella
encuentra que es recién con una serie de decretos de los gobiernos radicales a partir del año
1923 que se empieza a generar un marco migratorio “restrictivo” (puesto que la Ley de
Residencia de 1902 fue una norma de disciplinamiento político, que no buscaba incidir en la
política migratoria sino reprimir disidentes)1. Posiciones similares pueden encontrarse en el
caso uruguayo sobre las que ha trabajado Sylvia Acerenza Prunell 2.
1
Nejamkis, Lucila, Políticas migratorias en Argentina, 1976-2010. De la doctrina de Seguridad Nacional, a
la consolidación del derecho humano a la migración, Prometeo, Bs. As., 2016.
2
Acerenza Prunell, Sylvia, “El Uruguay de puertas abiertas: Patrones de rechazo en la Legislación inmigratoria
nacional (1890-1915)”, en X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Escuela de Historia de la
En general podemos ver, también, en el campo de la historia económica una visión
similar sobre lo irrestricto de la migración en este período. Por ejemplo en El Progreso
Argentino, de Roberto Cortes Conde, no hay mención alguna de restricciones a la migración,
lo que es llamativo siendo que uno de sus tres capítulos está enfocado en demostrar como la
expansión económica “se tradujo en una continua demanda de mano de obra [que por medio
de la migración] encontró una respuesta casi totalmente elástica” 3. Aunque sin contar con
estudios de similar magnitud en la historiografía uruguaya podemos encontrar que las
políticas migratorias tampoco fueron objeto de análisis por los historiadores económicos 4.
Otro campo del conocimiento que ha trabajado con los flujos migratorios y sus efectos
sociales son los estudios demográficos. Pero estos, en general, solo se ocupan de los temas
económicos en lo referido a la PEA y, en su mayoría, lo hacen en una perspectiva de larga
duración histórica para la cual, generalmente, utilizan categorías cuyas definiciones
corresponden mas cabalmente a la sociedad actual que a la del pasado 7.
Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional del Rosario. Departamento de Historia de la Facultad
de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional del Litoral, Rosario, 2005.
3
Cortés Conde, Roberto, El Progreso Argentino, 1880-1914, Sudamericana, Bs. As., 1979, p. 13.
4
Finch, Henry, La economía política del Uruguay contemporáneo 1870-2000, Banda Oriental, Montevideo,
2014; Millot, Julio y Bertino, Magdalena, Historia Económica del Uruguay, Tomo II, Fundación de Cultura
Universitaria, Montevideo, 1996; Díaz, Ramón, Historia Económica de Uruguay, Ramón Díaz, Uruguay, 2018.
5
Un balance sobre estos estudios para el caso argentino se encuentra en Devoto, Fernando, Historia de la
inmigración en la Argentina, Sudamericana, Bs. As., 2009.
6
Alejandro Fernández ha sugerido que la ley de inmigración y colonización de 1876 (Ley Avellaneda) se trató
de un instrumento anticíclico de política económica. Fernández, Alejandro, “Las políticas inmigratorias en
Argentina (1855-1895)”, Conferencia organizada por el CEEED, FCE-UBA, septiembre de 2018, p. 8.
7
Recchini de Lattes, Zulma, “Consecuencias demográficas de los movimientos migratorios internacionales en
la República Argentina 1870-1960”, en Estudios de la población argentina. Algunos aspectos demográficos de
la población argentina, CONADE CELADE, s/d, 1967; Recchini de Lattes, Zulma y Lattes, Alfredo, La
población de Argentina, C.I.C.R.E.D. Series, Bs. As., 1975; Pereira, Juan José y Trajtenberg, Raúl, Evolución
de la población total y activa en el Uruguay 1908-1957, Instituto de Economía, Facultad de Ciencias
Económicas y de Administración, Universidad de la República, Montevideo, 1966; Rial, Juan, Población y
En este sentido consideramos que hay un campo historiográfico insuficientemente
trabajado hasta el momento: el análisis de los efectos que tuvieron en el desenvolvimiento
económico las políticas migratorias de fomento y restricción que se aplicaron entre las
últimas décadas del siglo XIX y la crisis del ’30 en Argentina y Uruguay. La presente
ponencia es un intento de avance en la resolución de este interrogante.
Argentina y Uruguay son países que, mirados a gran escala, tienen características
similares. Entre ellas podemos apuntar que ambos surgieron como naciones independientes
en las primeras décadas del siglo XIX, ensayaron diversas formas de representación
republicana que fueron interrumpidas por guerras civiles que provocaron penurias sociales y
económicas, se especializaron en la producción de materias primas de origen agropecuario
para su exportación hacia Europa y podríamos seguir enumerando parecidos. Pero si
reducimos la escala las similitudes se empiezan a disipar y a dejar lugar a las diferencias. Por
un lado Argentina encontró mas temprano un final a las guerras civiles y, de esta manera,
pudo constituir mas tempranamente un Estado centralizado y, en comparación,
financieramente sólido. Por otro la extensión territorial es otra diferencia de importancia,
puesto que Uruguay es geográficamente por completo llanura pampeana mientras que
Argentina tiene mayor variedad regional. No queremos extender esta línea de análisis mucho
mas, porque se escapa del objetivo del presente trabajo, pero creemos necesario advertir que
no se deben subestimar ni sobreestimar las similitudes o diferencias entre ambos espacios
nacionales. En este apartado pretendemos analizar en conjunto las normas migratorias de
ambos países puesto que consideramos que estas tuvieron un diálogo intertextual.
desarrollo en un pequeño país. Uruguay 1830-1930, Economía y Sociedad, Serie A. CIESU, Montevideo, 1983;
Fleitas, Sebastián y Román, Carolina, “Evolución de la población económicamente activa en el siglo XX: un
análisis de la estructura por sexo, edad y generaciones”, en Boletín de Historia Económica, Asociación
Uruguaya de Historia Económica, Año VIII, Nº 9, Diciembre de 2010.
constitucional aunque esta no hacia diferencia entre los extranjeros que tuvieran residencia
temporal de los que desearan asentarse. La única restricción que establecía era que estos
extranjeros respetasen las leyes de policía y no perjudicasen a terceros. Con respecto a la
ciudadanía se establecía que era necesario poseer “alguna ciencia, arte ó industria, ó
poseyendo algún capital en giro, ó propiedad raíz” y tener cuatro años de residencia en el
país8. Sobre este marco normativo se sancionaron, en las siguientes décadas, varias leyes de
migración, la mayoría de ellas autorizando proyectos de colonización agrícolas particulares
que, en su amplia mayoría, fracasaron por fondos estatales insuficientes, escasa supervisión
o defectos en su planeamiento9.
Por su parte la Argentina recién tendrá una Constitución duradera a partir de 1853, la
que establecía que era deber del Gobierno Nacional el fomentar la inmigración de origen
europeo y, además, tenía prohibido limitar o gravar con impuestos la entrada de migrantes
que llegaran con la intención de trabajar la tierra, mejorar las industrias o enseñar ciencias o
artes. Como vemos en Argentina se optó por alentar la migración de cierto origen geográfico
pero, al mismo tiempo, se establecía un régimen de ingreso aparentemente abierto. Con
respecto a la nacionalización esta se podía solicitar con solo dos años de residencia. En los
años posteriores se constituirán, primero como organizaciones de la sociedad civil con la
tutela estatal (del Gobierno de Buenos Aires y el de la Confederación) y luego como una
dependencia del Ministerio del Interior y posteriormente de Agricultura, diversas Comisiones
de Inmigración que regularán en la práctica la inmigración al país. Las tareas de éstas eran la
publicidad de las potencialidades del país a través de la acción propagandística de cónsules
en Europa, la inspección médica de los migrantes antes de bajar al puerto, y el ofrecer asesoría
jurídica, colocación laboral y alojamiento en los primeros días de arribo.
8
Constitución de la República, Constitución 1830 promulgada el 28 de junio de 1830, Artículo 8°.
9
Para un relato pormenorizado de las mismas veáse Nahum, Benjamín y Barrán, José Pedro, Historia rural del
Uruguay moderno, 1886-1894, Banda Oriental, Montevideo, 1971, pp. 371 y ss.
tiempo se prohibía la entrada al país a los mayores de cincuenta y nueve años y a “enfermos
contagiosos o de cualquier vicio orgánico que los haga inútiles al trabajo” 10. La ley preveía
el permiso para los ancianos que tuvieran familia afincada que asegurara su manutención,
mecanismo que ejecutaba administrativamente la Comisión de Migración. Si esta
dictaminaba que el capitán del buque había embarcado pasajeros que tuvieran su ingreso
prohibido al país le imponía una multa mas la repatriación al puerto de destino al pasajero,
acción que fue implementada regularmente por la Comisión11. Como vemos el régimen
constitucional que hemos definido como “aparentemente abierto” se transformó, a partir de
la sanción de la ley de migración, en un sistema restrictivo que solo permitía el ingreso de
personas que pudieran integrar la PEA inmediatamente, o en el mediano plazo en caso de ser
niños. Los potenciales migrantes que fueran población pasiva solo podrían ingresar en tanto
fueran parte familias ya asentadas o viajasen en primera clase, entiéndase que contasen con
un capital que les permitiera sustentarse. Un último aspecto remarcable es que establece que
los agentes consulares deben certificar la aptitud para el trabajo y la buena conducta de todo
individuo que desee emigrar.
10
Apéndice al Registro Nacional de la República Argentina. Tomo décimo-quinto, Sociedad Anónima de Tip.
y Lit. Fund. de Tipos a Vapor, Bs. As., 1877, p. 23 y 26.
11
Una transcripción de las principales resoluciones del Departamento, en las cuales abundan ambos tipos de
casos, para el año 1890 figura en la Memoria del Departamento General de Inmigración correspondiente al
año 1890 presentada al Ministerio de Relaciones Esteriores por el Comisario General Juan A. Alsina, Imprenta
de Pablo E. Coni e Hjos, Bs. As., 1891.
12
El caso de los siriolibaneses empezó siendo una colectividad que fue recibida con dificultad pero gracias a
sus acciones de presión lograron construirse un lugar en la sociedad uruguaya. Veáse Acerenza Prunell, Sylvia,
“Los siriolibaneses y la Ley de 1890: El racismo como ordenador de la política migratoria”, 2005 Recuperado
de: www.unesco.org.uy/ shs/fileadmin/templates/shs/../articulo04_04.pdf
los barcos que declaren acarrear migrantes13. Varias de estas restricciones serán consagradas
en la reforma constitucional realizada por el presidente de facto Gabriel Terra en 1934 y
permanecerán en la ley de leyes hasta la actualidad14.
Las restricciones por origen étnico si bien no prohibidas por el marco normativo
también existieron en la República Argentina, ejemplo de ello son las prevenciones con
respecto a la migración de origen judío y su fiscalización constante por la Oficina de
Inmigración como el espanto suscitado por la propuesta de un empresario de traer chinos a
la Argentina como trabajadores, que mereció denuncias de traición a la patria por parte del
Director de Inmigración15.
En ambos países los efectos de la crisis económica del ’30 generaron que se
decidiesen implementar medidas administrativas que desalentaron la migración,
estableciendo que los migrantes debían contar con contrato de trabajo a su entrada al puerto,
prohibiendo la migración de algunos grupos sociales considerados peligrosos, etc.
En resumen, como podemos ver desde temprano que estos países buscan atraer
migración pero no en general, sino específicamente población sana, en edades
económicamente activas, dotadas preferencialmente de un oficio o de inclinaciones agrícolas
y de ciertos orígenes étnicos, específicamente europeos en el caso argentino, pero en general
definidos por la negativa: no se aceptaban chinos, negros y gitanos, siendo los judíos y
siriolibaneses aceptados a regañadientes.
Moldear la PEA
13
Ugon, E. Armand, Cerdeiras Alonso, J. C., Arcos Ferrand, L., Goldaracena, C., Compilación de Leyes y
Decretos, 1825-1930, Tomo 18, 1889-1890, Montevideo, 1930, pp. 349 y ss.
14
El artículo 36° recoge la redacción que se hiciera con respecto a la entrada de extranjeros en 1830 y
agregándole “La inmigración deberá ser reglamentada por la Ley, pero en ningún caso el inmigrante adolecerá
de defectos físicos, mentales o morales que puedan perjudicar a la sociedad”.
15
Sobre la suspicacia hacia la migración judía veáse, por ejemplo, Memoria del Comisario General de
Inmigración correspondiente al año 1886, Establecimiento Tipográfico El Censor, Buenos Aires, 1887, p. 74.;
Memoria del Departamento General de Inmigración correspondiente al año 1891, Imprenta de Pablo E. Coni
e hijos, Bs. As., 1892, pp. 15 y ss. Con respecto a la sola idea de que migren chinos veáse Memoria del
Departamento General de Inmigración correspondiente al año 1893, Imprenta de Pablo E. Coni e Hijos, Bs.
As., 1894, pp. 45-46.
Si como vimos en el apartado anterior los policy makers de ambos países buscaron
generar un marco normativo para fomentar a ciertos migrantes y excluir a otros lo que resta
es ver si estas políticas tuvieron efecto en la sociedad que buscaban moldear. Como ya hemos
dicho el estudio sobre los balances contemporáneos sobre esta experiencia ha sido el terreno
común de análisis de los historiadores, especialmente los dedicados a los estudios
migratorios. Baste decir que en general se considera que, si bien con avances y retrocesos, se
generó un consenso en las clases dirigentes sobre la utilidad social de la migración (ya sea
para combatir la falta de trabajo, la introducción de conocimientos técnicos particulares, una
moralidad que se consideraba mas adecuada, etc.) y que la mas útil para el Río de la Plata
fuera la espontánea, entendida como la cual el Estado no incidía directamente sobre la
decisión de migrar adelantando pasajes o obsequiando tierras. Pero el análisis sobre el efecto
económico de las políticas migratorias restrictivas no ha sido abordado hasta el momento.
Como ya hemos dicho mas arriba el marco migratorio, especialmente a partir de las
leyes de migración y colonización argentinas y uruguayas buscó incidir en la PEA,
aumentándola. Pero es muy difícil calcular la PEA de estos dos países en este período. El
terreno mas firme sobre el cual se ha trabajado la misma ha sido utilizando los censos pero,
lamentablemente, estos son demasiado esporádicos además de contar con el problema
adicional de que las categorías censales no se mantienen estables y, en varios casos, no se
explican las mismas16. En la tabla 1 se muestran los censos existentes:
Tabla 1. Censos
Argentina Uruguay
Nacional Provincial Municipal Nacional Montevideo
Bs. As. Sta. Fe Bs. As. Rosario
1869 1855 1887 1887 1900 1860 1884
1895 1904 1906 1908 1889
1914 1909 1910 1963 1930
1947 1936 1925
16
Hemos explorado este tema en “Aproximaciones al mercado de trabajo urbano rioplatense 1870-1930
(Buenos Aires, Rosario y Montevideo)” conferencia dictada en el marco del seminario interno del CEEED,
FCE-UBA.
La gran dispersión de fechas, en particular en el caso uruguayo, complican mucho las
estimaciones intercensales, especialmente porque tampoco se cuentan con estimaciones
confiables de saldo migratorio. De esta manera todos los cálculos que se pueden realizar
sobre el tema son aproximaciones tentativas. Para el caso Argentino, utilizando los censos
obtenemos estos guarismos:
Proporción de
Año % PEA Argentina % PEA Bs. As. % PEA Rosario Extranjeros sobre la
PEA nacional
18,30%
1869 51,20% 55,50% 50,30%
36,80%
1895 45,30% 70,20% 62,20%
46,10%
1914 41,40% 71% 62,60%
Fuente: La PEA Argentina en Recchini de Lattes, Zulma y Lattes, Alfredo E., op. cit.,
p. 150. Las PEA de Buenos Aires, Rosario y la proporción de extranjeros sobre la PEA
nacional son de elaboración propia.
% PEA % PEA
Año Montevideo Uruguay
1908 39% 34,10%
1909 35,00%
1914 34,50%
1919 34,40%
1924 35,10%
1929 36,90%
1930 37%
1934 37,60%
1939 38,50%
1944 39,60%
Fuentes: Elaboración propia en base a censos y a Rial, op. cit. y Fleitas y Román, op.
cit.
17
Bagú, Sergio, Evolución histórica de la estratificación social en la argentina, Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales, s/f, s/d.
18
Barrán, José P. y Nahum, Benjamín, Historia rural del Uruguay moderno, Tomo IV, Historia social de las
revoluciones de 1897 y 1904, Banda Oriental, 1972.
ligeramente superior en 1908). En última instancia restaría hacer el ejercicio de calcular la
tasa de PEA montevideana intercensal, siguiendo alguna de las tipologías avanzadas por los
demógrafos uruguayos para reconstruir la PEA nacional.
Entradas (1884-1889)
300000
250000
200000
150000 Uruguay
Argentina
100000
50000
0
1884 1885 1886 1887 1888 1889
Entradas (1896-1900)
160000
140000
120000
100000
80000 Uruguay
Argentina
60000
40000
20000
0
1896 1897 1898 1899 1900
Cabe aclarar que los índices promedio de PEA en la entrada migratoria en este período
son ligeramente mas altos para el caso uruguayo (90,3%) que para el argentino (86,5%). Al
mismo tiempo el índice de masculinidad en la PEA también es mayor para Uruguay (82,7%
contra 74,8%). Una explicación posible ante estas diferencias radique en que las mayores
posibilidades de acceder la producción agropecuaria argentinas estimulasen la radicación de
familias en este país.
Un último aspecto para analizar con respecto al efecto de las políticas migratorias
restrictivas en el período es el del origen de los migrantes (Gráficos 3 al 5)
Inmigrantes a Uruguay
25000
20000
15000
Nacionalidades europeas
10000
Total no europeo
5000
4000
3500
3000
Países de América
2500
Turcos
2000 Árabes
Otras nacionalidades
1500
1000
500
0
1884 1885 1886 1887 1888 1889 1896 1897 1898 1899 1900
200000
150000
Nacionalidades europeas
100000
Otras nacionalidades
50000
Como se puede ver en los gráficos la aplastante mayoría de los migrantes hacia ambos
países fueron de origen europeo, especialmente en el caso argentino. Gracias a una mayor
desagregración de la información en el caso uruguayo podemos notar que el nivel de
inmigración americana es relativamente estable, presentándose un pico estadístico muy
notable con respecto a las “otras nacionalidades” que estimamos deben tratarse de Europa
del este, puesto que en la Argentina este es el período de establecimiento de las primeras
comunidades de judíos en el país. Por último notamos la participación, aunque modesta, de
Turcos y Árabes los cuales, en una primera instancia, se verían excluidos por la legislación
migratoria de 1890, y contra la cual los siriolibaneses lograrían en los primeros años del siglo
XX ser exceptuados.
Consideraciones finales
Como hemos demostrado en las páginas anteriores la normativa legal y las prácticas
de los funcionarios públicos en este período fueron mas intervencionistas de lo que se suele
suponer. El corpus jurídico que se consolidó tendió a seleccionar los migrantes que se
deseaban desde un punto de vista de potenciar el desarrollo económico integrando la menor
cantidad de población pasiva posible, y excluyendo a los grupos étnicos y sociales que se
consideraba que atentaban con el buen devenir de la economía. En este sentido, y como ya
es sabido, el migrante ideal que se buscaba era un europeo, que pudiera desarrollar labores
agropecuarias o las conexas a estas, pero esto no se esperaba lograr solo a través de la
propaganda y la difusión en esos países sino, mas bien, impidiendo el ingreso de otros grupos
sociales que podrían arrebatar las posibilidades a los migrantes ideales buscados por los
legisladores y los funcionarios. En este sentido el fenómeno migratorio que caracterizó a
estas décadas es solo virtualmente la concurrencia libre de ofertantes y demandantes de
fuerza de trabajo, puesto que los Estados argentino y uruguayo establecieron un marco
jurídico para que solo pudieran participar del mismo quienes cumplieran con los requisitos
normativizados. Lo que estaban haciendo era moldeando a la población que gobernaban, con
el fin de aumentar su productividad al inyectar mas trabajadores activos los cuales, en teoría,
vendrían con prácticas laborales que redundarían en una mayor productividad. De esta
manera las prácticas restrictivas de la migración actual se deben entender como parte del
instrumental político con el que cuentan los Estados desde la modernidad para controlar sus
espacios nacionales y no como prácticas novedosas. Lo que en un punto ha cambiado es
quienes se constituyen en indeseables, o lo que es lo mismo, quienes son transformados en
deseables.
Por último resta analizar como los marcos jurídicos con respecto a la migración de
ambos países se retroalimentaron entre sí, constituyéndose en el Río de la Plata una región
con unas reglas similares con respecto a la movilidad poblacional, que buscaban atraer al
mismo tipo de personas y expulsar a similares. En ese sentido es notable que el cambio del
marco de recepción selectiva a uno puramente expulsivo se haya dado de manera
contemporánea. Este es un llamativo aspecto de convergencia en un marco en donde, sobre
todo a partir de la primera década del siglo XX Uruguay pareció tomar un camino diferente
implementando políticas sociales e intervencionistas mientras que en la otra orilla seguía
campeando el laissez faire a la criolla.