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Moldear la PEA.

Políticas públicas para el ingreso de trabajadores en Argentina


y Uruguay (1876-1932)

Martín Ariel Manuli (UBA-FCE-CEEED)

argonautas@gmail.com

Introducción

En el marco de la primera globalización los movimientos de mercancías, capitales y


personas conocieron un aumento inusitado. Pero las masas de seres humanos que cruzaban
el Atlántico tuvieron mayormente un solo sentido: fuera de Europa. Si bien el periplo de
salida podía no ser, y muchas veces lo era, el único que realizaran en su vida en la mayoría
de los casos nunca iban a volver a sus tierras europeas de origen. De este modo entre el último
tercio del siglo XIX y el primero del siguiente el saldo migratorio registrado tanto en
Argentina como en Uruguay registró números positivos medidos en millones de personas,
siendo la mayoría población en edades económicamente activas (PEA). Tradicionalmente se
ha considerado que en estas jóvenes repúblicas la migración fue regida por los mismos
consensos liberales que establecieron la circulación irrestricta de mercancías y capitales,
hasta que la crisis económica de los años ’30 produjo la aparición de controles y
prohibiciones tanto formales como informales. En este sentido estos análisis consideraron
que ante las necesidades de trabajadores estas naciones operaron con una lógica de puertas
abiertas con el objetivo de llenarse de la mayor cantidad de población posible, sin establecer
criterios de selección o siendo estos demasiado laxos. Pero el análisis del marco normativo y
sus formas aplicación por parte de los funcionarios públicos muestra un panorama en donde
se intentó tanto moldear la PEA como evitar, en lo posible, el engrosamiento de la población
pasiva. El objetivo del presente trabajo es examinar como las políticas públicas de la
Argentina y Uruguay buscaban realizar estos fines. Además indagaremos en que efectos se
esperaba lograr, las actividades que se ansiaba promocionar y sus consecuencias en la
distribución territorial de la población. Por último analizaremos los efectos recíprocos que
tuvieron las prácticas migratorias en las repúblicas de cada margen del Río de la Plata. Para
ello trabajaremos con los cuerpos normativos pertinentes, las Memorias de las reparticiones
públicas de ambas Repúblicas y las series estadísticas disponibles (Censos y Anuarios
Estadísticos) para reconstruir los resultados de estas políticas.

Presentación del problema

Que Argentina y Uruguay son países cuyo crecimiento demográfico conoció un fuerte
aumento por el componente inmigratorio en el período entre las últimas décadas del siglo
XIX y el de entreguerras es una verdad de perogrullo. Pero sobre esta realidad se han
construido imaginarios sociales que presuponen que, en un marco de Estados liberales que
no intervenían en la mayor parte de los aspectos de la vida social, este flujo migratorio fue
plenamente espontáneo, generado en primera o mayor medida por el desarrollo del mercado
internacional de bienes y servicios, especialmente por el diferencial de salarios que o por ser
demasiado bajos eran expulsivos o que en el caso contrario funcionaban como polo atrayente.
De esta manera se tiende a simplificar el pasado, creando un antecedente romántico en
oposición a las restricciones a la movilidad internacional que son comunes hoy en día. En
este sentido, al buscar criticar decisiones políticas contemporáneas se recurre a un mecanismo
que termina rehabilitando experiencias que, en realidad, no fueron así. Un ejemplo de esta
práctica podemos encontrarlo en un libro reciente sobre las políticas migratorias en la
Argentina de los últimos cuarenta años. En este la autora encuentra necesario realizar un
breve recorrido histórico del marco normativo del período que referimos en este trabajo. Ella
encuentra que es recién con una serie de decretos de los gobiernos radicales a partir del año
1923 que se empieza a generar un marco migratorio “restrictivo” (puesto que la Ley de
Residencia de 1902 fue una norma de disciplinamiento político, que no buscaba incidir en la
política migratoria sino reprimir disidentes)1. Posiciones similares pueden encontrarse en el
caso uruguayo sobre las que ha trabajado Sylvia Acerenza Prunell 2.

1
Nejamkis, Lucila, Políticas migratorias en Argentina, 1976-2010. De la doctrina de Seguridad Nacional, a
la consolidación del derecho humano a la migración, Prometeo, Bs. As., 2016.
2
Acerenza Prunell, Sylvia, “El Uruguay de puertas abiertas: Patrones de rechazo en la Legislación inmigratoria
nacional (1890-1915)”, en X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Escuela de Historia de la
En general podemos ver, también, en el campo de la historia económica una visión
similar sobre lo irrestricto de la migración en este período. Por ejemplo en El Progreso
Argentino, de Roberto Cortes Conde, no hay mención alguna de restricciones a la migración,
lo que es llamativo siendo que uno de sus tres capítulos está enfocado en demostrar como la
expansión económica “se tradujo en una continua demanda de mano de obra [que por medio
de la migración] encontró una respuesta casi totalmente elástica” 3. Aunque sin contar con
estudios de similar magnitud en la historiografía uruguaya podemos encontrar que las
políticas migratorias tampoco fueron objeto de análisis por los historiadores económicos 4.

Si bien el tema de los marcos migratorios, sus objetivos, limitaciones y restricciones


ha sido estudiado profusamente por los estudios migratorios, el análisis de los mismos se ha
limitado al campo de la historia cultural o de las mentalidades. En ese sentido se ha trabajado
en cuál era el modelo de país que buscaban fomentar los policy makers, cuál era su visión del
mundo y como esta fue cambiando con el correr de los tiempos y los nuevos conflictos 5. Pero
el análisis sobre los efectos generados en el sistema económico ha sido mencionado
tentativamente pero todavía no se ha abordado cabalmente 6.

Otro campo del conocimiento que ha trabajado con los flujos migratorios y sus efectos
sociales son los estudios demográficos. Pero estos, en general, solo se ocupan de los temas
económicos en lo referido a la PEA y, en su mayoría, lo hacen en una perspectiva de larga
duración histórica para la cual, generalmente, utilizan categorías cuyas definiciones
corresponden mas cabalmente a la sociedad actual que a la del pasado 7.

Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional del Rosario. Departamento de Historia de la Facultad
de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional del Litoral, Rosario, 2005.
3
Cortés Conde, Roberto, El Progreso Argentino, 1880-1914, Sudamericana, Bs. As., 1979, p. 13.
4
Finch, Henry, La economía política del Uruguay contemporáneo 1870-2000, Banda Oriental, Montevideo,
2014; Millot, Julio y Bertino, Magdalena, Historia Económica del Uruguay, Tomo II, Fundación de Cultura
Universitaria, Montevideo, 1996; Díaz, Ramón, Historia Económica de Uruguay, Ramón Díaz, Uruguay, 2018.
5
Un balance sobre estos estudios para el caso argentino se encuentra en Devoto, Fernando, Historia de la
inmigración en la Argentina, Sudamericana, Bs. As., 2009.
6
Alejandro Fernández ha sugerido que la ley de inmigración y colonización de 1876 (Ley Avellaneda) se trató
de un instrumento anticíclico de política económica. Fernández, Alejandro, “Las políticas inmigratorias en
Argentina (1855-1895)”, Conferencia organizada por el CEEED, FCE-UBA, septiembre de 2018, p. 8.
7
Recchini de Lattes, Zulma, “Consecuencias demográficas de los movimientos migratorios internacionales en
la República Argentina 1870-1960”, en Estudios de la población argentina. Algunos aspectos demográficos de
la población argentina, CONADE CELADE, s/d, 1967; Recchini de Lattes, Zulma y Lattes, Alfredo, La
población de Argentina, C.I.C.R.E.D. Series, Bs. As., 1975; Pereira, Juan José y Trajtenberg, Raúl, Evolución
de la población total y activa en el Uruguay 1908-1957, Instituto de Economía, Facultad de Ciencias
Económicas y de Administración, Universidad de la República, Montevideo, 1966; Rial, Juan, Población y
En este sentido consideramos que hay un campo historiográfico insuficientemente
trabajado hasta el momento: el análisis de los efectos que tuvieron en el desenvolvimiento
económico las políticas migratorias de fomento y restricción que se aplicaron entre las
últimas décadas del siglo XIX y la crisis del ’30 en Argentina y Uruguay. La presente
ponencia es un intento de avance en la resolución de este interrogante.

Políticas migratorias rioplatenses: no tan laissez faire

Argentina y Uruguay son países que, mirados a gran escala, tienen características
similares. Entre ellas podemos apuntar que ambos surgieron como naciones independientes
en las primeras décadas del siglo XIX, ensayaron diversas formas de representación
republicana que fueron interrumpidas por guerras civiles que provocaron penurias sociales y
económicas, se especializaron en la producción de materias primas de origen agropecuario
para su exportación hacia Europa y podríamos seguir enumerando parecidos. Pero si
reducimos la escala las similitudes se empiezan a disipar y a dejar lugar a las diferencias. Por
un lado Argentina encontró mas temprano un final a las guerras civiles y, de esta manera,
pudo constituir mas tempranamente un Estado centralizado y, en comparación,
financieramente sólido. Por otro la extensión territorial es otra diferencia de importancia,
puesto que Uruguay es geográficamente por completo llanura pampeana mientras que
Argentina tiene mayor variedad regional. No queremos extender esta línea de análisis mucho
mas, porque se escapa del objetivo del presente trabajo, pero creemos necesario advertir que
no se deben subestimar ni sobreestimar las similitudes o diferencias entre ambos espacios
nacionales. En este apartado pretendemos analizar en conjunto las normas migratorias de
ambos países puesto que consideramos que estas tuvieron un diálogo intertextual.

Desde que en Uruguay se sancionó su primera constitución, en 1830, se sucedieron


seis reformas, todas en el siglo XX. La migración ya fue reglamentada en el primer texto

desarrollo en un pequeño país. Uruguay 1830-1930, Economía y Sociedad, Serie A. CIESU, Montevideo, 1983;
Fleitas, Sebastián y Román, Carolina, “Evolución de la población económicamente activa en el siglo XX: un
análisis de la estructura por sexo, edad y generaciones”, en Boletín de Historia Económica, Asociación
Uruguaya de Historia Económica, Año VIII, Nº 9, Diciembre de 2010.
constitucional aunque esta no hacia diferencia entre los extranjeros que tuvieran residencia
temporal de los que desearan asentarse. La única restricción que establecía era que estos
extranjeros respetasen las leyes de policía y no perjudicasen a terceros. Con respecto a la
ciudadanía se establecía que era necesario poseer “alguna ciencia, arte ó industria, ó
poseyendo algún capital en giro, ó propiedad raíz” y tener cuatro años de residencia en el
país8. Sobre este marco normativo se sancionaron, en las siguientes décadas, varias leyes de
migración, la mayoría de ellas autorizando proyectos de colonización agrícolas particulares
que, en su amplia mayoría, fracasaron por fondos estatales insuficientes, escasa supervisión
o defectos en su planeamiento9.

Por su parte la Argentina recién tendrá una Constitución duradera a partir de 1853, la
que establecía que era deber del Gobierno Nacional el fomentar la inmigración de origen
europeo y, además, tenía prohibido limitar o gravar con impuestos la entrada de migrantes
que llegaran con la intención de trabajar la tierra, mejorar las industrias o enseñar ciencias o
artes. Como vemos en Argentina se optó por alentar la migración de cierto origen geográfico
pero, al mismo tiempo, se establecía un régimen de ingreso aparentemente abierto. Con
respecto a la nacionalización esta se podía solicitar con solo dos años de residencia. En los
años posteriores se constituirán, primero como organizaciones de la sociedad civil con la
tutela estatal (del Gobierno de Buenos Aires y el de la Confederación) y luego como una
dependencia del Ministerio del Interior y posteriormente de Agricultura, diversas Comisiones
de Inmigración que regularán en la práctica la inmigración al país. Las tareas de éstas eran la
publicidad de las potencialidades del país a través de la acción propagandística de cónsules
en Europa, la inspección médica de los migrantes antes de bajar al puerto, y el ofrecer asesoría
jurídica, colocación laboral y alojamiento en los primeros días de arribo.

Pero las consideraciones constitucionales encontraron su reglamentación en la ley de


colonización e inmigración que fue sancionada en 1876. En su artículo 12º creó la figura
legal del inmigrante excluyendo de la misma tanto a los pasajeros de primera clase y a los
entrados por vías terrestres y fluviales. Para ser considerado migrante se debía tener una cierta
capacitación profesional (jornalero, artesano, industrial, agricultor o profesor). Al mismo

8
Constitución de la República, Constitución 1830 promulgada el 28 de junio de 1830, Artículo 8°.
9
Para un relato pormenorizado de las mismas veáse Nahum, Benjamín y Barrán, José Pedro, Historia rural del
Uruguay moderno, 1886-1894, Banda Oriental, Montevideo, 1971, pp. 371 y ss.
tiempo se prohibía la entrada al país a los mayores de cincuenta y nueve años y a “enfermos
contagiosos o de cualquier vicio orgánico que los haga inútiles al trabajo” 10. La ley preveía
el permiso para los ancianos que tuvieran familia afincada que asegurara su manutención,
mecanismo que ejecutaba administrativamente la Comisión de Migración. Si esta
dictaminaba que el capitán del buque había embarcado pasajeros que tuvieran su ingreso
prohibido al país le imponía una multa mas la repatriación al puerto de destino al pasajero,
acción que fue implementada regularmente por la Comisión11. Como vemos el régimen
constitucional que hemos definido como “aparentemente abierto” se transformó, a partir de
la sanción de la ley de migración, en un sistema restrictivo que solo permitía el ingreso de
personas que pudieran integrar la PEA inmediatamente, o en el mediano plazo en caso de ser
niños. Los potenciales migrantes que fueran población pasiva solo podrían ingresar en tanto
fueran parte familias ya asentadas o viajasen en primera clase, entiéndase que contasen con
un capital que les permitiera sustentarse. Un último aspecto remarcable es que establece que
los agentes consulares deben certificar la aptitud para el trabajo y la buena conducta de todo
individuo que desee emigrar.

Por su parte Uruguay sancionará un cuerpo normativo similar en 1890. Este se


caracterizará por ser mas exhaustivo tanto en sus definiciones como en sus prohibiciones.
Prohíbe que los capitanes de los buques embarquen con destino a la ROU, en calidad de
inmigrantes a ciertos sectores y grupos sociales considerados nocivos: población pasiva,
asiáticos, africanos y gitanos12. Con respecto a los pasivos se engloba en estos a enfermos
contagiosos, mendigos, inhábiles para el trabajo o mayores de sesenta años. La única
excepción es que en el caso de inhábiles o sexagenarios estos sean miembros de una familia
de migrantes “compuesta a lo menos de cuatro personas más útiles para el trabajo”. Estas
restricciones son analizadas por los inspectores de migración a la llegada a puerto de todos

10
Apéndice al Registro Nacional de la República Argentina. Tomo décimo-quinto, Sociedad Anónima de Tip.
y Lit. Fund. de Tipos a Vapor, Bs. As., 1877, p. 23 y 26.
11
Una transcripción de las principales resoluciones del Departamento, en las cuales abundan ambos tipos de
casos, para el año 1890 figura en la Memoria del Departamento General de Inmigración correspondiente al
año 1890 presentada al Ministerio de Relaciones Esteriores por el Comisario General Juan A. Alsina, Imprenta
de Pablo E. Coni e Hjos, Bs. As., 1891.
12
El caso de los siriolibaneses empezó siendo una colectividad que fue recibida con dificultad pero gracias a
sus acciones de presión lograron construirse un lugar en la sociedad uruguaya. Veáse Acerenza Prunell, Sylvia,
“Los siriolibaneses y la Ley de 1890: El racismo como ordenador de la política migratoria”, 2005 Recuperado
de: www.unesco.org.uy/ shs/fileadmin/templates/shs/../articulo04_04.pdf
los barcos que declaren acarrear migrantes13. Varias de estas restricciones serán consagradas
en la reforma constitucional realizada por el presidente de facto Gabriel Terra en 1934 y
permanecerán en la ley de leyes hasta la actualidad14.

Las restricciones por origen étnico si bien no prohibidas por el marco normativo
también existieron en la República Argentina, ejemplo de ello son las prevenciones con
respecto a la migración de origen judío y su fiscalización constante por la Oficina de
Inmigración como el espanto suscitado por la propuesta de un empresario de traer chinos a
la Argentina como trabajadores, que mereció denuncias de traición a la patria por parte del
Director de Inmigración15.

En ambos países los efectos de la crisis económica del ’30 generaron que se
decidiesen implementar medidas administrativas que desalentaron la migración,
estableciendo que los migrantes debían contar con contrato de trabajo a su entrada al puerto,
prohibiendo la migración de algunos grupos sociales considerados peligrosos, etc.

En resumen, como podemos ver desde temprano que estos países buscan atraer
migración pero no en general, sino específicamente población sana, en edades
económicamente activas, dotadas preferencialmente de un oficio o de inclinaciones agrícolas
y de ciertos orígenes étnicos, específicamente europeos en el caso argentino, pero en general
definidos por la negativa: no se aceptaban chinos, negros y gitanos, siendo los judíos y
siriolibaneses aceptados a regañadientes.

Moldear la PEA

13
Ugon, E. Armand, Cerdeiras Alonso, J. C., Arcos Ferrand, L., Goldaracena, C., Compilación de Leyes y
Decretos, 1825-1930, Tomo 18, 1889-1890, Montevideo, 1930, pp. 349 y ss.
14
El artículo 36° recoge la redacción que se hiciera con respecto a la entrada de extranjeros en 1830 y
agregándole “La inmigración deberá ser reglamentada por la Ley, pero en ningún caso el inmigrante adolecerá
de defectos físicos, mentales o morales que puedan perjudicar a la sociedad”.
15
Sobre la suspicacia hacia la migración judía veáse, por ejemplo, Memoria del Comisario General de
Inmigración correspondiente al año 1886, Establecimiento Tipográfico El Censor, Buenos Aires, 1887, p. 74.;
Memoria del Departamento General de Inmigración correspondiente al año 1891, Imprenta de Pablo E. Coni
e hijos, Bs. As., 1892, pp. 15 y ss. Con respecto a la sola idea de que migren chinos veáse Memoria del
Departamento General de Inmigración correspondiente al año 1893, Imprenta de Pablo E. Coni e Hijos, Bs.
As., 1894, pp. 45-46.
Si como vimos en el apartado anterior los policy makers de ambos países buscaron
generar un marco normativo para fomentar a ciertos migrantes y excluir a otros lo que resta
es ver si estas políticas tuvieron efecto en la sociedad que buscaban moldear. Como ya hemos
dicho el estudio sobre los balances contemporáneos sobre esta experiencia ha sido el terreno
común de análisis de los historiadores, especialmente los dedicados a los estudios
migratorios. Baste decir que en general se considera que, si bien con avances y retrocesos, se
generó un consenso en las clases dirigentes sobre la utilidad social de la migración (ya sea
para combatir la falta de trabajo, la introducción de conocimientos técnicos particulares, una
moralidad que se consideraba mas adecuada, etc.) y que la mas útil para el Río de la Plata
fuera la espontánea, entendida como la cual el Estado no incidía directamente sobre la
decisión de migrar adelantando pasajes o obsequiando tierras. Pero el análisis sobre el efecto
económico de las políticas migratorias restrictivas no ha sido abordado hasta el momento.

Como ya hemos dicho mas arriba el marco migratorio, especialmente a partir de las
leyes de migración y colonización argentinas y uruguayas buscó incidir en la PEA,
aumentándola. Pero es muy difícil calcular la PEA de estos dos países en este período. El
terreno mas firme sobre el cual se ha trabajado la misma ha sido utilizando los censos pero,
lamentablemente, estos son demasiado esporádicos además de contar con el problema
adicional de que las categorías censales no se mantienen estables y, en varios casos, no se
explican las mismas16. En la tabla 1 se muestran los censos existentes:

Tabla 1. Censos

Argentina Uruguay
Nacional Provincial Municipal Nacional Montevideo
Bs. As. Sta. Fe Bs. As. Rosario
1869 1855 1887 1887 1900 1860 1884
1895 1904 1906 1908 1889
1914 1909 1910 1963 1930
1947 1936 1925

16
Hemos explorado este tema en “Aproximaciones al mercado de trabajo urbano rioplatense 1870-1930
(Buenos Aires, Rosario y Montevideo)” conferencia dictada en el marco del seminario interno del CEEED,
FCE-UBA.
La gran dispersión de fechas, en particular en el caso uruguayo, complican mucho las
estimaciones intercensales, especialmente porque tampoco se cuentan con estimaciones
confiables de saldo migratorio. De esta manera todos los cálculos que se pueden realizar
sobre el tema son aproximaciones tentativas. Para el caso Argentino, utilizando los censos
obtenemos estos guarismos:

Tabla 2. PEA Argentina

Proporción de
Año % PEA Argentina % PEA Bs. As. % PEA Rosario Extranjeros sobre la
PEA nacional

18,30%
1869 51,20% 55,50% 50,30%
36,80%
1895 45,30% 70,20% 62,20%
46,10%
1914 41,40% 71% 62,60%

Fuente: La PEA Argentina en Recchini de Lattes, Zulma y Lattes, Alfredo E., op. cit.,
p. 150. Las PEA de Buenos Aires, Rosario y la proporción de extranjeros sobre la PEA
nacional son de elaboración propia.

Como puede verse en la tabla 2, encontramos una tendencia contradictoria: mientras


que en el país tiende a caer la población económicamente activa (o lo que es lo mismo, a
aumentar la tasa de pasividad) en los mas importantes centros urbanos aumenta
sensiblemente en la década y media entre 1869 y 1895 para estabilizarse en esos niveles.
Mientras tanto la proporción de extranjeros en el país mantiene una tendencia ascendente.
Este fenómeno ya fue visto por Sergio Bagú quien sostuvo que, merced a los cambios
producidos en el país producto a su inserción en el comercio internacional, en el interior
argentino “no hay en la región o en la provincia trabajo asalariado para todos los miembros
femeninos de la familia que en la generación pasada se ocupaban de los telares y de otras
tareas artesanales”17.

En cambio si analizamos los datos de Uruguay en la Tabla 3, nos encontramos con


una realidad diferente.

Tabla 3. PEA Uruguay

% PEA % PEA
Año Montevideo Uruguay
1908 39% 34,10%
1909 35,00%
1914 34,50%
1919 34,40%
1924 35,10%
1929 36,90%
1930 37%
1934 37,60%
1939 38,50%
1944 39,60%
Fuentes: Elaboración propia en base a censos y a Rial, op. cit. y Fleitas y Román, op.
cit.

Por un lado no podemos corroborar si se dio el mismo proceso porque la serie de


datos que poseemos es de un período posterior, aunque fuentes cualitativas le indicaron a
Barrán y Nahum la existencia de una masa cada vez mas importante de desocupados rurales
que fueron, para estos autores, la masa disponible para los levantamientos armados blancos
de Aparicio Saravia18. Por otro lado la PEA Montevideana es llamativamente menor que las
calculadas para Buenos Aires y Rosario, pero son similares a las del resto de Uruguay (siendo

17
Bagú, Sergio, Evolución histórica de la estratificación social en la argentina, Instituto de Investigaciones
Económicas y Sociales, s/f, s/d.
18
Barrán, José P. y Nahum, Benjamín, Historia rural del Uruguay moderno, Tomo IV, Historia social de las
revoluciones de 1897 y 1904, Banda Oriental, 1972.
ligeramente superior en 1908). En última instancia restaría hacer el ejercicio de calcular la
tasa de PEA montevideana intercensal, siguiendo alguna de las tipologías avanzadas por los
demógrafos uruguayos para reconstruir la PEA nacional.

Claramente es necesario reforzar lo antedicho con otras fuentes de información. En


este sentido avanzaremos en el análisis de los flujos migratorios para ambos países. Para ello
reconstruimos dos series de ingresos en años que contamos con datos suficientes para ambos
países. Escogimos los seis años previos a 1890 porque por un lado muestran el efímero
período en el cual en la Argentina se intentó, durante el gobierno de Juárez Celman, otro
modelo de política migratoria, la artificial. Es decir que el Estado activamente buscaba
introducir migrantes facilitando pasajes. El segundo período es el que va desde 1896 hasta el
1900, en donde vemos el repunte económico tras la crisis de 1890.

Gráfico 1. Entradas a Uruguay y Argentina (1884-1889)

Entradas (1884-1889)
300000

250000

200000

150000 Uruguay
Argentina
100000

50000

0
1884 1885 1886 1887 1888 1889

Fuente: Elaboración propia en base a Memorias del Departamento de Inmigración


Argentino y Anuario Estadístico de la República de Uruguay.
Gráfico 2. Entradas a Uruguay y Argentina (1896-1900)

Entradas (1896-1900)
160000

140000

120000

100000

80000 Uruguay
Argentina
60000

40000

20000

0
1896 1897 1898 1899 1900

Fuente: Elaboración propia en base a Memorias del Departamento de Inmigración


Argentino y Anuario Estadístico de la República de Uruguay.

Como se puede apreciar en el gráfico la brecha en las magnitudes de migrantes son


muy significativas especialmente en el período 1896-1900. La dispersión se agudizó a partir
del período de inmigración “artificial” antedicho. Los efectos del mismo fueron duramente
criticados tanto por los funcionarios de migración argentinos como sus pares orientales. Pero,
por otro lado, también podemos apreciar que la variabilidad de la Argentina es muy alta,
sobre todo comparada con la de Uruguay. Claramente la tendencia de entrada al primer país
parecen seguir el ciclo económico.

Cabe aclarar que los índices promedio de PEA en la entrada migratoria en este período
son ligeramente mas altos para el caso uruguayo (90,3%) que para el argentino (86,5%). Al
mismo tiempo el índice de masculinidad en la PEA también es mayor para Uruguay (82,7%
contra 74,8%). Una explicación posible ante estas diferencias radique en que las mayores
posibilidades de acceder la producción agropecuaria argentinas estimulasen la radicación de
familias en este país.

Un último aspecto para analizar con respecto al efecto de las políticas migratorias
restrictivas en el período es el del origen de los migrantes (Gráficos 3 al 5)

Gráfico 3. Nacionalidades de los inmigrantes hacia Uruguay

Inmigrantes a Uruguay
25000

20000

15000
Nacionalidades europeas
10000
Total no europeo

5000

Fuente: Anuario Estadístico de la República de Uruguay.

Gráfico 4. Inmigrantes no europeos a Uruguay


Inmigrantes no europeos a Uruguay
4500

4000

3500

3000

Países de América
2500
Turcos
2000 Árabes
Otras nacionalidades
1500

1000

500

0
1884 1885 1886 1887 1888 1889 1896 1897 1898 1899 1900

Fuente: Anuario Estadístico de la República de Uruguay.

Gráfico 5. Nacionalidades de los inmigrantes hacia Argentina.


Nacionalidades de los inmigrantes hacia
Argentina.
250000

200000

150000
Nacionalidades europeas
100000
Otras nacionalidades

50000

Fuente: Elaboración propia en base a Memorias del Departamento de Inmigración


Argentino y Anuario Estadístico de la República de Uruguay.

Como se puede ver en los gráficos la aplastante mayoría de los migrantes hacia ambos
países fueron de origen europeo, especialmente en el caso argentino. Gracias a una mayor
desagregración de la información en el caso uruguayo podemos notar que el nivel de
inmigración americana es relativamente estable, presentándose un pico estadístico muy
notable con respecto a las “otras nacionalidades” que estimamos deben tratarse de Europa
del este, puesto que en la Argentina este es el período de establecimiento de las primeras
comunidades de judíos en el país. Por último notamos la participación, aunque modesta, de
Turcos y Árabes los cuales, en una primera instancia, se verían excluidos por la legislación
migratoria de 1890, y contra la cual los siriolibaneses lograrían en los primeros años del siglo
XX ser exceptuados.

Consideraciones finales

Como hemos demostrado en las páginas anteriores la normativa legal y las prácticas
de los funcionarios públicos en este período fueron mas intervencionistas de lo que se suele
suponer. El corpus jurídico que se consolidó tendió a seleccionar los migrantes que se
deseaban desde un punto de vista de potenciar el desarrollo económico integrando la menor
cantidad de población pasiva posible, y excluyendo a los grupos étnicos y sociales que se
consideraba que atentaban con el buen devenir de la economía. En este sentido, y como ya
es sabido, el migrante ideal que se buscaba era un europeo, que pudiera desarrollar labores
agropecuarias o las conexas a estas, pero esto no se esperaba lograr solo a través de la
propaganda y la difusión en esos países sino, mas bien, impidiendo el ingreso de otros grupos
sociales que podrían arrebatar las posibilidades a los migrantes ideales buscados por los
legisladores y los funcionarios. En este sentido el fenómeno migratorio que caracterizó a
estas décadas es solo virtualmente la concurrencia libre de ofertantes y demandantes de
fuerza de trabajo, puesto que los Estados argentino y uruguayo establecieron un marco
jurídico para que solo pudieran participar del mismo quienes cumplieran con los requisitos
normativizados. Lo que estaban haciendo era moldeando a la población que gobernaban, con
el fin de aumentar su productividad al inyectar mas trabajadores activos los cuales, en teoría,
vendrían con prácticas laborales que redundarían en una mayor productividad. De esta
manera las prácticas restrictivas de la migración actual se deben entender como parte del
instrumental político con el que cuentan los Estados desde la modernidad para controlar sus
espacios nacionales y no como prácticas novedosas. Lo que en un punto ha cambiado es
quienes se constituyen en indeseables, o lo que es lo mismo, quienes son transformados en
deseables.

Por último resta analizar como los marcos jurídicos con respecto a la migración de
ambos países se retroalimentaron entre sí, constituyéndose en el Río de la Plata una región
con unas reglas similares con respecto a la movilidad poblacional, que buscaban atraer al
mismo tipo de personas y expulsar a similares. En ese sentido es notable que el cambio del
marco de recepción selectiva a uno puramente expulsivo se haya dado de manera
contemporánea. Este es un llamativo aspecto de convergencia en un marco en donde, sobre
todo a partir de la primera década del siglo XX Uruguay pareció tomar un camino diferente
implementando políticas sociales e intervencionistas mientras que en la otra orilla seguía
campeando el laissez faire a la criolla.

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