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Mediterranea 05
Mediterranea 05
I SUMARIO
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\ J. GARCÍA-ALBA y M. MOREY g¡na
La vegetación de las dunas litorales y su relación con la mor-
fología dunar y el gradiente de influencia marina 3
j J. M. CABO e I. CAMACHO
Aves acuáticas de la mar chica de Melilla, julio 1977 - junio
1978 y verano 1979 23
GONZALO MATEO
Sobre la influencia atlántica en la flora de la Sierra de Mira
(Cuenca - España) 35
NARCIS PRAT
! Quiromidos de Catalunya. (2. a nota) 43
F. V. FAUS y J. R. VERICAD
1
Sobre nidos aéreos de rata negra, Rattus rattus (Linnaeus,
1758), en el naranjal saguntino (Valencia) 67
J. A. GIL - DELGADO \
í La avifauna del naranjal valenciano. III. El verdecillo
(Serinus serinus L.) 97
SUMARIO
J. GARCÍA-ALBA y M. MOREY Página
La vegetación de las dunas litorales y su relación con la mor-
fología dunar y el gradiente de influencia marina 3
J. M. CABO e I. CAMACHO
Aves acuáticas de la mar chica de Melilla, julio 1977 - junio
1978 y verano 1979 23
GONZALO MATEO
Sobre la influencia atlántica en la flora de la Sierra de Mira
(Cuenca - España) 35
NARCIS PRAT
Quiromidos de Catalunya. (2. a nota) 43
F. V. FAUS y J. R. VERICAD
Sobre nidos aéreos de rata negra, Rattus rattus (Linnaeus,
1758), en el naranjal saguntino (Valencia) 67
J. A. GIL - DELGADO
La avifauna del naranjal valenciano. III. El verdecillo
(Serinus serinus L.) 97
3
tigadores españoles han dedicado sus esfuerzos a este problema
(ALVAREZ, 1972; LORÍENTE, 1974; LORÍENTE Y GONZÁLEZ MORA-
LES, 1974; LOSA Y ALONSO, 1974).
Desde el punto de vista fitosociológico, la vegetación de las du-
nas litorales se ha clasificado dentro de la División Ammophilea
arenariae O. Bolos, 1968, que comprende las siguientes Clases: Ca-
kiletea marítimae R. Tx. y Preising, 1950, correspondiente a las pla-
yas, con el Orden Euphorbietalia peplis, y Ammophiletea Br.-BI. y R.
Tx., 1973, con el Orden Ammophiletalia Br.-BI. (1931) 1933, corres-
pondiente a las dunas. Ambas clases se subdividen en categorías
inferiores con sus correspondientes especies características,
acompañantes, etc. (LORÍENTE Y GONZÁLEZ MORALES, 1974).
Hemos querido realizar un estudio ecológico de varios siste-
mas de dunas litorales de Asturias y Galicia, que incluyen lugares
relativamente bien conservados y lugares más degradados con el
fin de ordenar las comunidades vegetales de los distintos sistemas
a partir de muéstreos cuantitativos estratificados, siguiendo un gra-
diente perpendicular a la línea de la costa,.basado en la morfología
de las dunas.
MATERIAL Y MÉTODOS
4
PL AYA DE V E R D I !
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PL DE EL E S P " " " " ! '*
PLAYA DE
LA LANZADA
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PLAYA DE XAGO
PLAYA DE VERDICIO
5
En cada transición se distinguen las siguientes zonas:
A.—Playa: Comprendida entre el mar y el principio del frente
de las dunas primarias. Se caracteriza por su suave
pendiente, nunca superior al 15%. A veces se distin-
guen a simple vista dos comunidades vegetales apa-
rentemente distintas, en cuyo caso se han muestrea-
do separadamente.
B.—Frente anterior de las dunas primarias: Comprende desde
el final de la playa hasta la parte superior de las du-
nas primarias y se caracteriza por tener una pendien-
te relativamente fuerte (entre 15 y 40% en nuestro ca-
so).
C—Parte superior de las dunas primarias: Es ia zona práctica-
mente horizontal que forma la cima de las dunas pri-
marias.
D.—Frente posterior de las dunas primarias: Como su nombre
indica, corresponde a la zona de detrás de las dunas
primarias con pendiente a veces muy acusada (hasta
un 45%).
E.—Dunas secundarias: Son las muestras más alejadas del
mar y comprenden desde comunidades típicamente
dunares hasta comunidades de transición a la vege-
tación normal de la zona (prados generalmente). El
horizonte de humus ya suele estar diferenciado.
6
VERDICIO
2.B
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Or. 240
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7
En la playa de Verdicio, la duna primaria estudiada está abierta
por la parte posterior a la influencia del mar por el arroyo que discu-
rre al fondo, de modo que sólo topográficamente puede hablarse de
un frente posterior de duna primaria. Por otra parte, la dinámica de
formación de dicha duna, con un aporte continuo de arena desde el
mar y un arrastre de la misma por la acción del arroyo que discurre
tras ella, hacen que la arena del frente posterior se renueve periódi-
camente por derrumbes (G. FLOR, comunicación personal), por lo
cual ninguna comunidad que allí se asiente puede progresar hacia
etapas de mayor madurez. Por todo ello se han considerado todas
las muestras de esta duna como pertenecientes a la zona B.
En cada lugar de muestreo se tomaron los siguientes datos:
orientación, pendiente y distancia y altura sobre el nivel medio de
marea. Se determinó, además, la frecuencia relativa de las distintas
especies usando un cuadrado de muestreo de 60x60 cms dividido
en 16 subcuadrados ¡guales. Este cuadrado fue lanzado al azar 10
veces en cada lugar de muestreo, con lo cual las frecuencias obteni-
das pueden variar entre 0 y 160 para cada especie. Para evitar el
efecto de subestimación de las especies menos frecuentes, se
adoptó el criterio de asignar una frecuencia de uno a aquellas espe-
cies que, estando presentes, no quedaban incluidas en ninguna
muestra.
En primer lugar se aplicó un análisis de componentes principa-
les con tipificación de coordenadas y rotación de ejes a todas las
muestras usando una computadora electrónica IBM 7070 del Centro
de Cálculo Electrónico del C.S.I.C. (Madrid) y posteriormente otro
análisis de componentes principales con transformación logarítmi-
ca de los datos y rotación de ejes en una computadora UNIVAC del
Centro de Cálculo de la Universidad de Santiago de Compostela. En
este último análisis no se incluyeron los datos de las dunas de Gali-
cia. (SEAL, 1964; FERNANDEZ ALES y otros, 1975).
También se calculó la diversidad específica aplicando la fórmu-
la de SHANNON (SHANNON-WEAVER, 1963).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
8
TABLA 1.—Relación de especies observadas, con indicación de su
frecuencia relativa en tanto por ciento.
Especie Frecuencia
Aira caryophyllea L. 2,9
Agropyrum junceum P. Br. 45,7
Ammophila arenaria Link 80,0
Anagallis arvensis L 5,7
Andriala integrifolia L 37,1
Anthyllis vulneraria L. 11,4
Arbutus unedo L. 2,9
Artemisia crithmifolia L 11,4
Asperula cynanchica Rauhin L. var. marítima Lge. 14,3
Atriplex hastata L. 2,9
Calystegia soldanella (L) R. Br. 85,7
Cakile marítima Scop. 20,0
Carex arenaria L. 40,0
Carpobrotus acinaciformis (L.) L Bolus 8,6
Catapodium marínum (L.) C.F. Hub. 20,0
Cerastium sp. 11,4
Chlora perfoliata L. 11,4
Clematis vitalba L. 2,9
Crepis virens L. 5,7
Críthmum marítumum L. 25,7
Crucianella marítima L. 42,9
Dactylis glomerata L 2,9
Equisetum sp. 2,9
Eryngium maritimum L. 65,7
Erythraea littoralis Fries. 5,7
Euphorbia paralias L. 57,1
Festuca dumeterum L. 5,7
Helichrysum stoechas (L.) D.C. 5.7
Honkenya peploides (L.) Ehrh. 37,1
Hypochoerís radicata L. 17,1
Koeleria albescens D.C. 17,1
9
Lagurus ovatusL. 37,1
Linaria sp. 2,9
Lotus corniculatusL. 2,9
Malcolmia littorea R. Br. 8,6
Medicago marina L 14,3
Medicago suffruticosa RAM. 2,9
Musgo 14,3
Ononis red inata L. 5,7
Ononis repens L. 5,7
Ononis sp. 2,9
Otanthus maritimus (L.) Hoffgg. y Link 11,4
Pancratium maritimum L 22,9
Phleum arenarium L. 17,1
Pinus pinaster Ait.ssp. atlántica H. del Villar 5,7
Plantago coronopus L. 2,9
Poa sp. 2,9
Polygala vulgaris L. 2,9
Polygonum maritimum L. 14,3
Populus nigra L. 2,9
Pte/7s aquilina L 14,3
flívó/a peregrina L. 8,6
Salsola kali L. 17,1
Scolymus hispanicus L. 5,7
Sedum acre L. 2,9
Sese// sp. 5,7
Silene inflata L. 2,9
Smilax áspera L. 20,0
Tamarix galilea L. 2,9
Thrincia hirta Roth. 34,3
Trifolium repens L. 14,3
L//ex europaeus L. 2,9
Wc/'a sp. 2,9
Vu/p/a unigluniis Dum 42,9
10
En el análisis de componentes a partir de los datos no transfor-
mados el porcentaje de información recogida por los primeros ejes
es bastante aceptable, aproximándose al 50% en los tres primeros
componentes.
POSITIVOS NEGATIVOS
EJE I Lagurus ovatus Agropyrum junceum
Cerastium sp. Cakile marítima
Phleum arenarium Malcolmia littorea
Carex arenaria Salsola kali
Asperula cynanchica
Musgo
Poa sp.
Anthyllis vulneraria
Koeleria albescens
Pteris aquilina
Vulpia uniglumis
Thrincia hirta
Smilax áspera
Trifolium repens
Ononis red ¡nata
Andryala integrifolia
Erythraea littoralis
Chlora perfoliata
11
La proyección de los lugares de muestreo sobre el espacio for-
mado por los dos primeros ejes de coordenadas puede observarse
en la FIGURA 3. Todas las muestras propias de playa y del frente an-
terior de las dunas primarias (Zonas A y B) son muy similares y están
caracterizadas por la presencia de Agropyrum junceum, Cakíle marí-
tima y Salsola kali (TABLA 2). Por otra parte, se observa un compor-
tamiento diferencial de las dunas de Galicia frente a las de Asturias,
EJE II
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caracterizado por los valores negativos más elevados para el com-
ponente I y valores positivos también más elevados para el II; es de-
cir, que se diferencian fundamentalmente por la presencia de Ana-
gallis arvensis, Helichrysum stoechas, Scolymus hispánicas, Ono-
nis sp.; Sedum acre, Seseli sp. y Malcolmia littorea. Estas especies,
efectivamente, se han encontrado únicamente en las dunas de Gali-
cia y, en conjunto, parecen de distribución más mediterránea que
las demás. Cabe pensar en este caso en un efecto climático y bio-
geográfico, puesto que las dunas gallegas estudiadas están encla-
vadas en una zona de clima mediterráneo subhúmedo con tenden-
cia a atlántico europeo (Subregión IV (V)), mientras que las dunas as-
turianas están en la Subregión V (VI) o de clima atlántico europeo
(ALLUE ANDRADE, 1966). Realmente en el mapa del citado autor, la
playa de La Lanzada aparece en la Subregión V (VI), pero los estu-
dios que estamos realizando en el Departamento de Ecología de la
Universidad de Santiago demuestran claramente que toda la zona
de las Rías Bajas pertenece al clima citado anteriormente.
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Con objeto de eliminar el posible efecto biológico provocado
por las dunas gallegas, se sometieron a un nuevo análisis de com-
ponentes principales previa transformación logarítmica los datos
correspondientes a las dunas asturianas. Con ello se gana informa-
ción, pues el porcentaje de varianza recogido por los cinco primeros
ejes alcanza en este nuevo análisis más del 72% frente al 59% del
análisis anterior.
Los factores de carga para los dos primeros ejes de coordena-
das pueden verse en la TABLA 3 y la proyección de los lugares del
muestreo sobre los dos primeros ejes en la FIGURA 5.
POSITIVOS NEGATIVOS
EJE I Musgo Calystegia soldanella
Cerastium sp. Agropyrum junceum
Anthyllis vulneraria Ononis repens
Ononis reclinata Equisetum sp.
Smilax áspera Crucianella marítima
Poa sp.
Aira caryophyllea
Lotus corniculatus
Pteris aquilina
Phleum arenarium
Lagurus ovatus
Trifolium repens
Asperula cynanchica
Koeleria albescens
Añónala integrifolia
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Figura 5. -Proyección de las muestras so-
bre los dos primeros ejes del
análisis de componentes princi-
pales con transformación loga-
rítmica y referido sólo a Astu-
rias. La misma simbología que
en la figura 3.
16
tan mejor o peor diferenciados. Así, es evidente que sólo el último
de los análisis nos diferencia claramente y caracteriza bien las
muestras de playa (A) y las del frente anterior de las dunas primarias
(B), dejando, en cambio muy desdibujadas las diferencias entre las
muestras de esta última zona y las de las zonas C y D. Ello se debe a
que, al realizaren el segundo análisis una transformación logarítmi-
ca de los datos, queda proporclonalmente aumentada la frecuen-
cia, muy baja en la realidad, de las especies propias de las zonas A y
B, con lo cual adquieren más peso estadístico en el tratamiento ana-
lítico. En cambio en el primer análisis, las muestras correspondien-
tes a las zonas del frente posterior de las dunas primarias (D) y las
de las dunas secundarlas (E) quedan proporcionalmente más dife-
renciadas de las demás que en el último análisis.
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El comportamiento diferencial de las dunas de Galicia con res-
pecto a las de Asturias, que ya quedaba bien manifiesto a través del
primer análisis de componente principales, vuelve a presentarse
cuando se observa el comportamiento de la diversidad frente a las
coordenadas del primer componente (FIGURA 7). También en este
caso, la muestra de La Lanzada n.° 30 se separa significativamente
de todas las demás.
Diversidad
Lugares de muestreo media (H) s C.V.
Playa A 1,56 0,37 24,0%
Frente ant. de las d. primarias B 1,52 0,62 40,5%
Parte sup. de las d. primarias C 2,55 0,59 23,0%
Frente post. de las d. prims. D 2,88 0,24 8,3%
Dunas secundarias E 3,53 0,26 7,4%
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20
RESUMEN
SUMMARY
21
BIBLIOGRAFÍA
22
Mediterránea, 5 - Págs. (23 - 33), Año 1981
AVES ACUÁTICAS
DE LA MAR CHICA DE MELILLA,
JULIO 1977 • JUNIO 1978 Y VERANO 1979
INTRODUCCIÓN
MATERIAL Y MÉTODOS
23
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26
Las visitas no se han hecho de modo sistemático y regular, no
obstante se pueden calcular en una media de 3 veces por mes.
Las zonas más interesantes desde el punto de vista ornitológi-
co resultaron ser (Fig. I):
1) Karia-Arkeman: En el extremo inferior S-SE donde se en-
cuentran unas salinas hoy abandonadas, con zonas encharcadas y
manchas de vegetación halófila. Estas salinas están limitadas por el
N-NE por bosques de eucaliptos y por el S-SO por campos de culti-
vos.
2) Muelle del Carbón: Situada en el extremo opuesto al ante-
rior. Formada de arenales-fangosos con manchas ralas de vegeta-
ción halófila.
3) La Bocana: Situada en la Restinga y que en este último vera-
no, como consecuencia de la formación de bancos de arena, ha ad-
quirido mayor interés que en los años anteriores al ser visitado éste
por gran número de especies acuáticas. Presenta una vegetación
halófila en su margen interior (orilla de La Mar Chica) y de dunas en
su margen externo (orilla del Mediterráneo).
Las visitas a las tres zonas descritas se hacían el mismo día,
excepto en alguna ocasión en que sólo se ha visitado alguna de
ellas. El recorrido en cada una se hacía a pie y utilizando prismáti-
cos.
RESULTADOS
27
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3750 - GRÁFICA I
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32 50 -
3000 -
2 7 50 -
número 2 500 -
de aves
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1000 -
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28
En el año 1979, el 23-VII, 15 individuos; el 3-VIII, 25; el 23-VIII, 22
y el 4-IX, 23.
La presencia de esta ave ha estado ligada casi indefectible-
mente al Muelle del Carbón y Restinga, formado por fondos fango-
sos y arenosos. Sólo hay una cita en Karia-Arkeman, en septiembre,
con 1 solo individuo de los 23 observados.
VALVERDE (1956), cita en julio uno en la desembocadura del
Lucus (Larache) y también se le ha citado nidificando en Cabo Ne-
gro.
29
ALGUNOS DATOS SOBRE NIDIFICACION
RESUMEN Y CONCLUSIONES
30
En total se han encontrado 32 especies diferentes de aves
acuáticas, observándose la máxima variedad desde diciembre a
marzo. La mayor abundancia ha correspondido a los mismos meses
con cifras superiores a los 4.000 individuos en enero e inferiores a
los 500 en julio de 1977.
Los Laro-limícolos son los que aportan mayor variedad con un
total de 20 especies diferentes, de las que 15 corresponden a Limí-
colas y 5 a Láridos. De los primeros, destacan por su número: Cha-
radrius alexandrinus, Limosa limosa, Tringa totanus, T. hypoleu-
cós, Calidris canutus e Himantopus himantopus; de los segundos:
Larus argentatus y L. ridibundus.
Finalmente las especies más abundantes, en orden numérico
decreciente fueron: Fúlica atra, Anas penélope, Larus argentatus, L.
ridibundus y Phoenicopterus ruber.
31
RESUMEN
SUMMARY
32
BIBLIOGRAFÍA
BERNIS, F. (1966): Aves migradoras ibéricas. Fascículo 4.°, 503-705. Ed. S.E.O.
Madrid.
ETCHECOPAR, R.D. & HÜE, F., (1964): Les Oiseaux du Nord de L'Afrique. Ed. N. Bou-
bée y Cié. 606 pag. París.
JUANA, E. de, (1976): Nuevos datos de invierno sobre aves de Marruecos. Ardeola,
Vol. 23: 49-62.
VALVERDE, J.A., (1955): Aves de Marruecos español en Julio. Ardeola, Vol. II,
n.° 1:87-114.
(1956): Aves de Marruecos español en Julio. Ardeola, Vol. II, n.° 2: 213-240.
VÁUGHAN, R., (1971): Nota sobre aves acuáticas observadas en las salinas de Santa
Pola (Alicante), 20-30 de agosto 1969. Ardeola, Vol. 15: 94.
33
Mediterránea, 5 - Págs. (35 - 41), Año 1981
35
portante (Pelado 1.422 m., Mazmorra 1.411, Ranera 1.430), a una dis-
tancia de 90-95 kms. del mar, sin que se presente ninguna otra sierra
más elevada de por medio.
2°.—La gran superficie cubierta por sustrato silícico, principal-
mente areniscas y conglomerados triásicos, así como cuarcitas or-
dovícicas y sedimentos arenosos cuaternarios producto de la dis-
gregación de las anteriores rocas. Todos ellos originadores de sue-
los con mucha mayor capacidad de retención de agua que los cali-
zos.
3°.—Las precipitaciones recibidas, bastante más elevadas que
las de los llanos periféricos a la sierra, pues superan ios 600 mm. en
las áreas de mediana elevación, y alcanzan los 700-800 mm. en las
más elevadas; siendo siempre la sequía estival no demasiado acu-
sada; por lo que podemos calificar su bioclima de subhúmedo.
(Rivas-Martínez, 1979).
Dentro de las múltiples especies concretas, de carácter en al-
guna medida atlántico, que se presentan, vamos a elegir y comentar
algunas de las más representativas; aclarando que tomamos el con-
cepto de atlánticas en su sentido más amplio, y sin matizar subdivi-
siones del elemento, por otro lado sujetas a constante revisión a
medida que avanzan los conocimientos sobre las áreas de las espe-
cies y, por tanto, muy discutibles y no aceptadas de un modo unifi-
cado por los especialistas.
Podemos, sin embargo, afirmar que están ausentes los elemen-
tos euatlánticos, en sentido restringido (Dupont, 1962) exclusivos de
la provincia Atlántica; por lo que los táxones que alcanzan esta zona
son e l e m e n t o s s u b a t l á n t i c o s , a t l á n t i c o - m e d i t e r r á n e o s ,
subatlántico-submediterráneos, etc.
Quercus pyrenaica Willd. : Genuino representante de la flora
iberoatlántica, con óptimo en las montañas mediterráneas someti-
das a mayor influencia atlántica. Resulta relativamente abundante
en esta sierra, en localidades protegidaá de las montañas silícicas;
a donde llega, como puede apreciarse en el mapa (fig. 1.a) por vía
ibérica, alcanzando allí uno de sus límites en cuanto a penetración
en territorio mediterráneo.
Cytisus scoparius (L.) Link.: Más extendido que el anterior por
la provincia atlántica, resulta igualmente abundante por el territorio
iberoatlántico, presentando un areal similar en la península ibérica,
y alcanzando de modo finícola los rodenos de la sierra de Mira.
Viola rivinlana Reichenb. : De área más amplia en Europa, se
comporta en la península como iberoatlántica. Presente en las um-
brías más frescas de nuestra sierra, en el área potencial del melojar.
Carum verticillatum (L.) Koch : Especie de acentuado matiz
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37
atlántico, relativamente frecuente en esta zona, donde se refugia en
los juncales de MOLINIETALIA y HOLOSCHOENETALIA sobre sue-
los más húmedos.
Erica cinérea L: Quizá la especie más claramente atlántica de
las encontradas en la zona. Común en los brezales de la gran provin-
cia atlántica, desde Portugal a las costas del mar del Norte; penetra
en el Pirineo occidental (Villar, 1980), en algunas áreas mediterrá-
neas del sur de Francia (Aubert, Barbero & Loisel, 1971), en Cataluña
(Font Quer 1949, O. de Bolos 1951) y el macizo Ibérico. Dentro de és-
te resulta abundante en las sierras de la Demanda y Urbión (Vicioso,
1941), con mayor influencia atlántica; de donde pasa a la rama noro-
riental del Sistema Central (S.a de Ayllón, Mayor 1964) y a la Serranía
de Cuenca (G. López, 1976), alcanzando su límite en el territorio que
estamos considerando (Fig. 2.a).
Calluna vulgaris (L) Salisb.: Como la anterior, tiene su óptimo
en los brezales atlánticos, aunque su área es amplia y mayor su pe-
netración en territorio mediterráneo. Muy abundante en esta sierra,
donde interviene en gran número de comunidades silicícolas de bre-
zal, jaral, pinar, etc.
Anagallis tenella L: Especie ya conocida de áreas iberolevanti-
nas, en concreto del valle del Júcar (Rivas Goday & Mansanet, 1972),
donde se asocia con Erica erigena R. Ross sobre suelos permanen-
temente húmedos. En la sierra de Mira aparece en márgenes de
arroyos de montaña, en comunidades de MOLINIO-
HOLOSCHOENION en transición hacia las de MONTIO CARDAMI-
NETEA.
Littorella uniflora (L) Asch.: Casi desconocida en las áreas me-
diterráneas peninsulares. Se presenta en esta zona en una laguna
próxima a Sinarcas, en comunidades fragmentarias de LITTORE-
LLETEA, pertenecientes a la alianza Eleocharition multicaulis.
Campánula lusitanica L: Especie de óptimo iberoatlántico, co-
mún en los pastizales terofíticos silicícolas de la mitad oeste de la
península, que encuentran en estas montañas su límite oriental.
Jasione crispa (Pourret) Sampaio subsp. sesslliflora (Boiss. &
Reuter) Rivas-Martínez: Especie propia de la subprovincia cántabro-
atlántica, que penetra discretamente en territorio mediterráneo, a
través de algunas de sus subespecies, como la presente.
Narcissus pseudonarcissus L: Especie de importantes requeri-
mientos hídricos, con óptimo en áreas atlánticas, escasamente re-
presentada en área mediterránea; siendo ésta, pese a presentarse
abundantemente en ella, una de sus localidades extremas.
Danthonia decumbens (L) DC: Frecuente en los pastizales hú-
medos atlánticos y medioeuropeos, alcanza en esta zona uno de
sus límites en cuanto a penetración en territorio mediterráneo.
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39
Anthoxanthum amarum Brot.: Interesante especie, considerada
en el reciente último tomo de Flora Europea como endémica del NW
ibérico, pero que llega a alcanzar la provincia de Valencia por las
umbrías de las montañas silícicas de la sierra de Mira; presentándo-
se en los herbazales densos de los claros de bosque.
Eleocharis aclcularis (L.) Roemer & Schultes y E. multicaulis
(Sm.) Desv.: Estas dos pequeñas ciperáceas de óptimo atlántico, ca-
si desconocidas en área mediterránea ibérica, se presentan bastan-
te localizadas, sobre suelos inundados casi todo el año, en comuni-
dades de Eleocharition multicaulis.
40
BIBLIOGRAFÍA COMENTADA EN EL TEXTO.
AUBERT, G.; M. BARBERO & R. LOISEL (1971). Les callunaies dans le sud-est de la
France et le nord-ouest de l'ltalie. Bull. Soc. Bot. Fr. 118: 679-700.
BOLOS, O. de (1951). El elemento fitogeográfico eurosiberiano en las sierras litorales
catalanas. Collec. Bot. III: 1-41.
DUPONT, P. (1962). La Flore atlantique européenne. Introduction á l'étude du secteur
Ibero-Atlantique. Doc. Cart. Pr. Veg., Fac. Sciences, Toulouse.
FONT QUER, P. (1949). Acerca de la presencia de algunas plantas atlánticas y suba-
tlánticas en Cataluña. Portugalia Acta Biol. ser. B: 87-96.
LÓPEZ, G. (1976). Contribución al conocimiento fitosociológico de la Serranía de
Cuenca. I. Anal. Inst. Bot. Cav. 33: 5-87.
MAYOR, M. (1964). Especies pirenaicas en el tramo oriental del Sistema Central. Anal.
Inst. Bot. Cav. 22: 409-420.
RIVAS GODAY, S. & J. MANSANET (1972). Acerca del comportamiento edáfico de la
Erica mediterránea (hibernica) en España. Anal. R. Acad. Farm. 38: 95-106.
RIVAS-MARTINEZ, S. (1973). Avance sobre una síntesis corológica de la Península
Ibérica, Baleares y Canarias. Anal. Inst. Bot. Cav. 30: 69-87.
(1979). Brezales y jarales de Europa occidental (Revisión fítosociológica
de las clases Calluno-Ulicetea y Cisto-Lavanduletea). Lazaroa 1: 5-127.
VICIOSO, C. (1941). Materiales para el estudio de la flora soriana. Anal. Jard. Bot. Ma-
drid 2: 188-236.
VILLAR, L (1980). Catálogo florístico del Pirineo occidental español. P. Cent. Pir. Biol.
Exp. n.° 11, Jaca.
RESUMEN
41
Mediterránea, 5 - Págs. (43 - 66), Año 1981
QUIRONÓMIDOS DE CATALUNYA.
(2.a NOTA)
Por Narcis Prat1
INTRODUCCIÓN
43
TABLA I
44
FIG. 1.—Situación de las localidades de muestreo.
1. Lagos Pirenaicos, Llong i Redó.
2. Río Ter en Setcases.
3. Estanys de Campmajor (Banyoles) y lago de Banyo-
les.
4. Riera de Santa Coloma en Anglés (Gerona).
5. Riera de Osor en Osor (Gerona).
6. Sta. Fe del Montseny.
7. El Remolar (desembocadura del Llobregat en
Barcelona.
8. Salinas de Cubelles (Barcelona).
9. Río Ebro en Aseó (Tarragona).
10. La Tancada.
11. L'Encanyissada.
12. Salinas de San Antonio.
13. Sant Caries de la Rápita (Tarragona).
ir
Los métodos de recoleción, preservación, preparación y exa-
men del material han sido recientemente descritos en otro trabajo
(PRAT, 1979). Para cada especie se indica: sinonimia si procede, el
material recolectado, las características sistemáticas diferenciales
y su distribución y ecología.
CATALOGO DE ESPECIES.
Sub-familia Tanypodinae
Psectrotanypus varius (Fab.) 1787
Material estudiado: Sta. Fe del Montseny. Abril 1976. 1 c y 4 9 9-
Long. ala: 3,38 mm. LRi = 0,65. (n = 1).
Es la única especie europea del género y se caracteriza por sus
manchas alares (FITTKAU, 1962; fig. 59). En nuestro material el color
del cuerpo es similar. En el hipopigo el terguito IX no tiene sedas y el
estilo no es tan largo como describe el autor citado.
Distribución y ecología. Especie holártica (FITTKAU, 1962) citada
anteriormente de nuestro país en la provincia de Granada (LAVILLE,
1970).
Especie más propia de aguas estancadas (SHILOVA, 1976) aun-
que también puede encontrarse en ríos (LINDEGAARD, 1972) y pue-
de resistir un cierto grado de anoxia (TOÜRENQ, 1975). Nosotros
capturamos algunas pupas (que eclosionaron en el laboratorio) en-
tre la hojarasca del litoral del pequeño embalse de Sta. Fe del Mont-
seny (Barcelona).
46
FIG. 2.—Ala y manchas alares de Zavrelimyia hirtimana (dibujo de
M.A. Puig).
47
Sub-familia Orthocladiinae.
48
del cuarto segmento abdominal. En una de las hembras se contaron
28 sedas Sz en la primera pata. (Nomenclatura de HIRVENJOVA,
1973). Nuestros ejemplares corresponden por el tamaño del ala a la
«kleinere form» de HIRVENJOVA (loe. cit.)
Distribución y ecología. Especie presente en toda Europa, en Améri-
ca del Norte y en Java. Anteriormente la habíamos citado del río Ter
(PRAT, 1977).
Algunos autores la consideran minadora de plantas acuáticas
principalmente Potamogetón (THIENEMANN, 1950), aunque tam-
bién se ha encontrado en forma libre (LINDEGAARD, 1972). En L'En-
canyissada se recogió material sobre Potamogetón pectinatus.
Eukiefferiella bavarica Goetghebuer, 1934
Mat. est.: Setcases (Gerona). 1 o \ (Eclosión en laboratorio), leg. C.
Cornet y M.A. Bibiloni).
long. a l a = 1,23; A R = 0,44.
Hipopiglo con punta anal (FIG. 4B) y con la presencia de la vena
r 2 + 3 en las alas. Se distingue de las especies próximas £. calves-
cens y E. discoloripes por la forma puntiaguda de su antena (FIG.
4C); el bajo valor de AR y el lóbulo del hipopigio más alargado que
en E. calvescens (FIG. 4B comparar con fig. 14 en PRAT, 1979).
B A C
- 50 JJ
49
Distribución y ecología. Especie de centro-Europa (LEHMANN,
1972) encontrada recientemente en los Pirineos (LAVILLE & LAVAN-
DIER, 1977). Especie nueva para la fauna española.
Como todas las especies de este género propia de ríos, en luga-
res con fuerte corriente, sobre las piedras y entre los musgos (LEH-
MANN, 1972).
50
Distribución y ecología. Especie de centro y norte-Europa no citada
hasta el momento en los Pirineos (LEHMANN, 1972). Nueva para Es-
paña. Vive en ríos tanto entre los musgos como entre el sedimento.
También en fuentes.
Eukiefferiella calvescens Edwards 1929
Mat. est.: Osor (Gerona). 6.111.1971. 3 c c r .
A R = 0,74; long. ala = 1,88 (n = 1).
Se caracteriza por su lóbulo anal poco desarrollado y por el va-
lor bajo del AR (LEHMANN, 1972; PRAT, 1979).
Distribución y ecología. Especie Europea (LEHMANN, 1972). En Es-
paña la hemos citado anteriormente del Ter (PRAT, 1977) y de un em-
balse en Asturias (PRAT, 1979).
La larva vive en ríos y torrentes tanto en alta montaña (LAVILLE
& LAVANDIER, 1977) como en zonas bajas (LAVILLE, 1979). Entre la
costra algar de las piedras o entre los musgos (LAVILLE & LAVAN-
DIER, loe. cit., LEHMANN, 1972). Es un componente habitual de los
elementos de la deriva en los ríos, así es abundante en el Ter como
en otros ríos (WILSON, 1977; LAVILLE, 1979).
Rheocricotopus fuscipes Kieffer 1909
sinonimia: fíh. dispar Goetgh. 1913 (FITTKAU & REISS, 1968).
Mat. est.: Osor. 6.111.1971. Acrcr. Sta. Fe del Montseny. 27.111.1976.1
O".
A R = 1,3 (Sta. Fe); long. a l a = 2,16 mm. (Sta. Fe); 2,44-
2,66 mm. (Osor), (n = 2).
Es muy importante en este género la forma de un apéndice in-
terno («Third claspette») rectangular en esta especie (FIG. 6A). En el
ditistilo no existe «crista dorsalis» (FIGS. 6A y 6B)(LEHMANN, 1969).
En la muestra de Sta. Fe se obtuvo también una exuvia pupal que
presentaba las características de Rh. dispar (LEHMANN, 1969) con
un «shagreen» en el segmento III algo más extendido y un lóbulo
anal con 31 filamentos (21-27 en LEHMANN, loe. cit.).
Distribución y ecología. Europa central, Suecia y Finlandia (LEH-
MANN, 1969). Inglaterra (WILSON, 1977; PINDER, 1978). Nueva para
España.
Propia de ríos con corriente, entre piedras o plantas acuáticas.
Las pupas son una de las especies acompañantes en los ríos ingle-
ses (WILSON, 1977).
51
FIG. 6.—Rheocricotopus fuscipes. Hipopigio. A: visión dorsal. B:
apodémas internos.
FIG. 7.—
Rheocricotopus fove-
atus. A y B: hipopigio,
visión dorsal y apode-
mas internos. C: seg-
mento II del abdomen.
Quetotaxia.
52
Rheocricotopus foveatus Edwards 1929
sinonimia: Rh. gallicus (in LIMNOFAUNA EUROPEA, FITTKAU &
REISS, 1978).
Mat. est.: Sta. Fe del Montseny. 27.111.1976. 1 o-.
A R = 1,1; long. ala = 2,38. Color más claro
Esta especie se diferencia por una vena costal alargada aunque
en nuestro ejemplar lo era en menor grado que en LEHMANN (1969,
fig. 17a), el lóbulo anal del ala reducido es también característico y
ello la diferencia de las especies próximas Rh. tyrolensis y Rh. galli-
cus ya que las características del hipopigio son similares en las tres
especies (FIG. 7 A,B). Nuestro ejemplar presentaba una disposición
diferente de las sedas en el segmento II que ia dada por LEHMANN
(1969), (FIG. 7C).
Distribución y ecología. Alemania, Rumania y Francia (LEHMANN,
1969), Inglaterra (PINDER, 1978). Nueva para España.
Especie propia de ríos. En el río Lot (Francia; LAVILLE, 1979) se
encuentra de manera poco abundante entre las recolecciones de
pupas.
Bryophaenoclaudius illimbatus Edwards, 1929.
sinonimia: B. flexidens (in LIMNOFAUNA EUROPEA, FITTKAU &
REISS, 1978).
Mat. est.: Estany de Colomers (Sant Miquel de Campmajor).
5.X.1975. 1 o- (leg. J. Sanz).
A R = 1,72; long. a l a = 1,35 mm.; L R i = 0,58.
53
FIG. 8.—Bryophaenocladius illimbatus. Hipopigio: visión dorsal y
apodemas internos.
54
Especie característica por su hipopigio. (BRUNDIN, 1956, fig.
100; PINDER, 1978, fig. 134B).
Distribución y ecología. Centro y Norte Europa. Azores. Madeira
(REISS, 1968). Inglaterra, Islandia, Francia (LAVILLE, 1972). Encon-
trada anteriormente cerca del embalse de Susqueda (Gerona)(PRAT,
1977).
Aguas corrientes o tranquilas bien oxigenadas. En las coleccio-
nes de pupas de la deriva de los ríos puede ser frecuente durante to-
do el año (WILSON, 1977; LAVILLE, 1979).
Corynoneura scutellata (Winnertz) 1846
Mat. est.: Llac Llong. 13. VIII.1975. 2 o- c (leg. L Campas y J.M. Vi-
laseca).
A R = 1,06; l o n g . a l a = 1,35 (n = 1).
Es característica la disposición de los apodemas internos de
esta especie (SCHLEE, 1968). También puede diferenciarse por su
lóbulo anal del ala poco desarrollados y por la forma puntiaguda del
lóbulo del ditistilo (PUNDER, 1978).
Distribución y ecología; Especie paleártica que llega hasta los Piri-
neos (LAVILLE, 1972). No citada anteriormente de España.
Vive sobre plantas acuáticas y musgos (THIENEMANN, 1950),
principalmente en las aguas frías y oligotróficas de los lagos (LAVI-
LLE, 1972).
Thienemanniella clavicornis Kieffer, 1911.
Mat. est.: Setcases. 1 o\ (pupas eclosionadas en el laboratorio), (leg.
C. Cornet y M.A. Blbiloni).
A R = 0,34; long. a l a = 1,07 mm.
Antena con 11 segmentos, el último de los cuales tiene una lon-
gitud inferior a los 2-3 segmentos que le anteceden (SCHLEE, 1968;
PINDER, 1978).
Distribución y ecología. Alemania, Bélgica, Inglaterra e Islandia
(LEHMANN, 1971). En España habíamos capturado una hembra atrl-
buible a este género en el embalse de Velle (Orense)(PRAT, 1979).
Larva que vive en ríos y torrentes de aguas frías y rápidas, lo
que concuerda con la localización de las pupas eclosionadas en
nuestro laboratorio.
Sub-familia Chironominae
Tribu Chironomini
Chironomus calipterus Kieffer 1908
Mat. est.: L'Encanyissada. 30.X.1976. 150 c e y 1 9 (leg. J. Gosál-
bez).
Esta especie se distingue de los demás Chironomus por ser la
55
única que tiene manchas en las alas (LAVILLE & TOURENQ, 1967,
fig. 11), aunque éste no sea el carácter diferencial usado en la re-
ciente revisión del género por LINDEBERG & WIEDERHOLM (1979).
Nuestros ejemplares eran algo mayores que los descritos en la Ca-
marga francesa (TOURENQ, 1975), pues medían hasta 6 mm. de lon-
gitud alar.
Distribución y ecología. Europa, Israel, Pakistán, Etiopía (TOU-
RENQ, 1975). En España estaba citada del coto Doñana (LAVILLE &
TOURENQ, 1967; sub. Ch. hexasticus).
Es una especie eurihalina que coloniza desde medios de agua
dulce (canales, arrozales) hasta agua salobre. (TOURENQ, 1975).
56
Propia de lugares con agua estancada, tolerando aguas muy
contaminadas e incluso habita en ios desagües de las depuradoras.
Cryptochironomus supplicans (Meigen) 1850
Mat. est.: L'Encanyissada. 30.X.1976. 1 o- (leg. J. Gosálbez).
long. ala= 3,9 mm.; AR= 3,4.
Esta especie es característica por su estilo sesgado (FIG. 9A) y
su punta anal que se ensancha hacia el final así como por la presen-
cia de tubérculos frontales en la cabeza (PINDER, 1978).
Distribución y ecología. Europa central, Inglaterra y Fennoscandia
(FITTKAU & REISS, 1978) llegando a Rusia e Irak (TOURENQ, 1975).
Nueva para España.
Especie propia de aguas estancadas tanto dulces como salo-
bres aunque normalmente poco abundante (SANDBERG, 1969; TOU-
RENQ, 1975). También encontrada en embalses (SHILOVA, 1976).
50
100 p P
FIG. 9.—Cryptochironomus supplicans. Hipopigio. A: visión dor-
sal. B: apéndice 1. C: detalle de la porción inferior del
apéndice 1.
57
Dicrotendipes peringueyanus Kieffer, 1924.
Mat. est.: L'Encanyissada. 22.X.1976. 104 ero- y 1 9 (leg. J. Gosál-
bez).
Especie muy característica por sus manchas alares y la forma
de su hipopigio (FREEMAN, 1957).
Distribución y ecología. Citada del centro de África (FREEMAN,
1957) y de la Carharga francesa (TOURENQ, 1975) así como del norte
de África (REISS, 1977).
En la Camarga vive en aguas poco saladas invadidas por la ve-
getación.
58
FIG. AO.—Parachironomus arcuatus. A: hipopigio, visión dorsal y
apodemas internos. B: detalle del apéndice 1.
59
Pentapedilum sordens (v.d. Wulp) 1874
Mat. est.: Estany de Colomers. XI.1975.1 a (eclosión en laboratorio),
(leg. J. Sanz).
iong. ala.= 1,98 mm.; A R = 1,87; LR= 1,22.
Especie que se distingue por su ditistilo corto y ancho así como
por la seda lateral del apéndice.1 (PINDER, 1978, fig. 165D).
Distribución y ecología. Europa y U.S.A. (REISS, 1968). Anteriormen-
te la habíamos encontrado en el lago de Estanya (Lleida) (PRAT,
1977).
Habita preferentemente la zona litoral de los lagos (REISS,
1968; SANDBERG, 1969; SHILOVA, 1976).
Polypedilum convictum (Walker) 1856
Mat. est.: Sta. Fe del Montseny. 1.X.1975. 1 c .
El hipopigio de esta especie es muy característico (PRAT, en
prensa; PINDER, 1974, fig. 3a).
Distribución y ecología. Europa y América del Norte (LEHMANN,
1971). Anteriormente lo habíamos encontrado en un embalse de Ga-
licia (PRAT, en prensa).
Especie propia de ríos donde puede construir pequeñas gale-
rías con granos de arena (LEHMANN, 1971; PINDER, 1974;
LINDEGAARD-PETERSEN, 1972) y también habita en el litoral de la-
gos (REISS, 1968).
Polypedilum laetum (Meigen) 1818
Mat. est.: Estany de Colomers. 8.XI.1975. 1 9 (leg. J. Sanz).
Color de las alas muy característico.
Distribución y ecología. Europa. En España la habíamos encontrado
anteriormente en Lleida (PRAT, 1977) y de un embalse de Málaga
(PRAT, en prensa).
Especie euritópica tanto de ríos como de aguas estancadas
(LEHMANN, 1971). La larva puede'incluso vivir entre las masas de
Sphaerotilus (WASSON, 1977).
Polypedilum nubeculosum (Meigen) 1818
Mat. est.: Estany de Colomers. 27.XI.1975. 1 9- Estany Negre (Sant
Miquel de Campmajor) 27.XI.1975. 2 ero- (leg. J. Sanz).
60
Sub-familia Tanytarsini
Micropsectra apposita (Walker) 1856.
Mat. est.: Sta. Fe del M o n t s e n y . 27.111.1976. 6 o-o-.
long. ala.= 2,58-2,8; A R = 1,17-1,2; LR= 1,42-1,54; long.
apéndice 2a = 85 mieras. (n = 2).
M. apposita es muy similar a M. contracta incluso en la genitalia
masculina (PINDER, 1978) y se diferencian sólo en la hembra y la pu-
pa y por su localización en diferentes medios, ya que la primera (co-
mo este caso) es propia de ríos o pequeños lagos en la zona litoral,
mientras la segunda se encuentra en las partes profundas de los la-
gos.
Distribución y ecología. Europa. En España citamos bajo este nom-
bre algunos ejemplares del lago de Sanabria (PRAT, en prensa) aun-
que podría tratarse de M. contracta.
Vive en aguas frías y fluyentes a diferencia de M. contracta que
como se ha señalado anteriormente es propia de lagos profundos.
Paratanytarsus confusus Palmen 1960
Mat. est.: Estany de Colomers. X.1975. 1 o- (leg. J. Sanz).
long. ala.= 1,93mm.;AR= 1,19; LR= 1,5.
Distribución y ecología. Finlandia, Alemania y Francia (TOURENQ,
1975). Rusia (SHILOVA, 1976). En España: Cataluña (PRAT, 1977) y
algunos embalses (PRAT, en prensa).
Especie propia de lagos y embalses e incluso aguas salobres
(PALMEN, 1960; LEHMANN, 1971; TOURENQ, 1975; LAVILLE, 1979).
Paratanytarsus handlirschi Goetghebuer, 1931.
sinonimia: P. bituberculatus [in: PRAT, (en prensa); PINDER, 1978].
Mat. est.: Estany Negre Gran (Sant Miquel de Campmajor). 8.XI.1975.
1 o* (leg. J. Sanz).
long. ala. = 1,82mm.;AR= 1,23.
Este ejemplar presenta como característica el tener sobre los
tubérculos del terguio anal solo 1 seda en cada uno (en los embalses
poseían dos y hay señalados casos con más sedas).
Distribución y ecología. Especie repartida por toda Europa (también
sub. P. atrolineatus). En España se conocía anteriormente de los Pi-
cos de Europa (sub. Lundstroemia pseudopraecox, LAVILLE, 1972),
y la habíamos encontrado en algún embalse (PRAT, en prensa).
Se ha encontrado tanto en ríos como en lagos y embalses, en
estos en la zona litoral (REISS, 1968; LEHMANN, 1971; LAVILLE,
1972; SHILOVA, 1976).
Paratanytarsus laetipes (Zett.) 1850
Mat. est.: Estany Negre Gran (San Miquel de Campmajor). 1 o- (eclo-
sionado en el laboratorio)(leg. J. Sanz).
61
long. ala. = 1,52 mm.; AR= 1,18; LR= 1,45; long. apéndice
2a = 36,9 mieras.
Es una especie muy característica por su apéndice 1a sencillo,
por el lóbulo del apéndice 2 y por la forma de las láminas del apéndi-
ce 2a (FIG. 11). Es una de las especies más pequeñas del género Pa-
ra tanytarsus.
50 ju
62
Distribución y ecología. Suecia, Finlandia, Inglaterra, Holanda, Bél-
gica, Austria, Alemania y Rumania (REISS, 1968). Nuevo para Es-
paña.
No se tienen datos sobre la ecología de la especie. El ejemplar
que obtuvimos en el laboratorio provenía de una muestra tomada en
unos estanques de agua dulce muy alcalina cerca de Banyoles (Ge-
rona). Estos estanques están siempre llenos de agua a pesar de las
fluctuaciones del nivel que pueden ocurrir.
Tanytarsus fimbriatus Reiss & Fittkau, 1971
Mat. est.: L'Encanyissada. 6.VI.1978. 1 c (leg. X. Ferrer).
long. ala. = 2,2 mm.; A R = 1,31; LR= 2,02; long. apéndice
2a = 25,6 mieras.
Individuo de color verde (en vivo) con las características man-
chas oscuras en los segmentos 2-4 del macho.
Distribución y ecología. Especie Paleártica que llega hasta Siberia
(LAVILLE, 1972). Yugoslavia, Grecia y Argelia (REISS, 1977). Conoci-
da en España de las marismas del Guadalquivir de donde proceden
los tipos que sirvieron para describir a la especie (LAVILLE & TOU-
RENQ, 1968; REISS & FITTKAU, 1971).
Especie que prefiere aguas salobres (TOURENQ, 1975) y tam-
bién en fuentes termales (REISS, 1977). El macho fue capturado en
el momento de la eclosión sobre una masa de Potamogetón natans.
Tanytarsus lugens (Kieffer) 1916
Mat. est.: Llac redó. 2.VII.1975. 1 cr (leg. Ll. Campás-J.M. Vilaseca).
long. ala.= 2,56 mm.; A R = 1,42; LR= 1,3.
Especie muy similar a T. batophllus (especie encontrada en los
embalses, PRAT, en prensa). Se caracteriza por la ausencia del
apéndice 1a y por la mayor longitud del segundo palpo maxilar res-
pecto del tercero.
Distribución y ecología. Noruega, Suecia, Alemania, Finlandia
(REISS & FITTKAU, 1971). No citada en España ni de los Pirineos.
Especie estenotérmica de aguas frías, es una forma relicta gla-
ciar según SANDBERG (1969).
63
CONCLUSIONES
SUMMARY
64
BIBLIOGRAFÍA.
65
REISS, F. (1968). Okülogische und systematische Untersuchugen aus Chironomiden
(Díptera) des Bodensees. Arch. Hydrobiol. 64: 176-323.
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xiana. 1: 85-97.
REISS, F. & FITTKAU, E.J. (1971). Taxonomie und Okologie der Europaisch Verbreiter
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WILSON, R.S. (1977). Chironomid pupal exuviae in the River Chew. Fresh. Biol. 7:9-17.
66
Mediterránea, 5 - Págs. (67 - 96), Año 1981
INTRODUCCIÓN
(1)
Centro Pirenaico de Biología experimental. Apartado 64, JACA (Huesca)
67
WETTSTEIN (1941) para Grecia, FELTEN et al. (1971) para Anatolia
occidental, AHARONI (1932) y ATALLAH (1978) para Palestina y, por
último, BLANC et. al. (1962), BROSSET(1960), CABRERA (1932), LA-
TASTE (1885), SAINT-GIRONS y PETTER (1965) para el Magreb.
Sobre R. rattus en Iberia se confirma la misma opinión con los
trabajos de CABRERA (1914), LEHMANN (1969), VALVERDE (1960),
VERICAD (1970) y VERICAD y MEYLAN (1973). A pesar de la reco-
mendación de Zimmermann, ninguna de las referencias aquí ex-
puestas, muchas de ellas posteriores a 1953, estudian con profundi-
dad la biología de R. rattus. Normalmente, dado que se trata en su
gran mayoría de fáunulas o faunas regionales o nacionales, se la ci-
ta en ellas de manera colateral, indicándose sólo los lugares de cap-
tura y el estado biológico de los ejemplares capturados. Algunos de
estos trabajos discuten aspectos de nomenclatura de R. rattus en
Europa y el área mediterránea, que todavía no están claros, así co-
mo aspectos biométricos,
Según lo que conocemos, solamente los escritos de KAH-
MANN y HAEDRICH (1957) y KAHMANN y QAGLAR (1970) se refie-
ren exclusivamente a la rata negra en la región mediterránea. El pri-
mer trabajo presenta y discute los resultados obtenidos de las ob-
servaciones y capturas realizados de R. rattus en la isla de Córcega.
El segundo contribuye al conocimiento de los hábitos alimentarios
de la especie, resaltando las contradicciones que sobre este tema
aparecen en los artículos publicados hasta aquel momento.
Si sobre la biología y requerimientos ecológicos de R. rattus el
conocimiento que se tiene es tan escaso y fragmentario, como se
deduce de la revisión que acabamos de hacer, sobre el tema que
nos ocupa, cual es, el estudio de los nidos aéreos de R. rattus, es fá-
cil de suponer que aún hay menos antecedentes.
La capacidad de R. rattus para llevar vida arborícola es conoci-
da de antiguo. Los nidos aéreos son consecuencia de esa vida arbo-
rícola. Algunas de las referencias citadas hasta ahora hablan de
ello, pero sin entrar en gran detalle. Así, LATASTE (1885) dice que en
los oasis saharianos ha capturado R. rattus en la parte alta de las
palmeras; CABRERA (1932) hace notar que en Marruecos ha encon-
trado esta rata en sitios con arbolado. Dice textualmente: «...la he
obtenido en bosquetes de adelfas, siendo seguramente un animal
arborícola como lo es en España el R. r. frugivorus». CABRERA
(1914) señala que R. r. frugivorus en Iberia anida generalmente en ár-
boles aunque se establece también en graneros y palomares. LE
LOUARN y SAINT-GIRONS (1977) hacen notar que R. rattus en la zo-
na mediterránea se instala en arboledas y espesuras donde constru-
ye un nido esférico con fragmentos vegetales o viven en madrigue-
ras. NIETHAMMER (1970) describe someramente los nidos esféricos
de este animal constituidos por hojas sueltas de lentisco y alcorno-
68
que, y situados a metro y medio del suelo en un zarzal. Añade, ade-
más, que estos nidos, de las cercanías de Lisboa, son similares a
los que R. rattus hace en el Mediterráneo. También, ATALLAH (1978)
describe nidos aéreos de R. r. frugivorus sobre acacias, formados
por hojas y tronquillos del mismo árbol, y localizados a más de dos
metros de altura. Observó, asimismo, madrigueras del mismo ani-
mal en la base del árbol.
En fin, otros autores señalan igualmente la construcción de ni-
dos aéreos por parte de la rata negra, cuya composición y altura va-
rían según los materiales que tenga a disposición y del árbol sopor-
te. KAHMANN y HAEDRICH (1957) dedican parte de su trabajo a los
nidos de R. rattus en la isla de Córcega, de los cuales encontraron
cerca de un centenar en diferentes biotopos. Son los autores más
explícitos y hablan sobre el soporte de los nidos, altura, materiales
de construcción utilizados y número de individuos presentes.
En nuestro trabajo, al contrario que en el de los autores prece-
dentes, el material proviene de un único biotopo (naranjal), recogido
tras búsqueda exhaustiva en el área de estudio. Ello ha permitido
generalizar la tendencia en ia construcción de nidos aéreos por par-
te de R. rattus en aspectos tales como dimensiones, composición
cualitativa y cuantitativa, orientación, situación en la copa de los
naranjos y distribución espacial de los nidos.
ÁREA DE ESTUDIO.
69
MATERIALES Y MÉTODOS.
70
b) Dimensiones de la situación espacial del nido respecto al ár-
bol soporte: Rne (radio nido-eje del tronco, cuya distancia en línea
recta va desde el centro imaginario del tronco al centro del nido),
Ans (altura o distancia que va desde el centro del nido al suelo, per-
pendicularmente) y Or (orientación del nido, tomada desde la base
del naranjo y en referencia al Norte).
c) Dimensiones propias del nido: Dm (diámetro mayor), Din' (diá-
metro menor, perpendicularmente al primero), H (alzada o altura del
nido), Sb (número de ramas sobre las que se emplaza el nido), V (vo-
lumen hipotético calculado mediante el producto Dm x Dm' x H) y Pf
(peso en fresco del nido).
Las dimensiones se dan en centímetros, la orientación en gra-
dos y radianes, el peso en gramos y el volumen en centímetros cú-
bicos.
Por otro lado, también se observaba la posible presencia de ma-
drigueras, localizándose al pie del naranjo analizado en la mayoría
de los casos y/o en los árboles cercanos, tomándose los siguientes
datos: dm (diámetro mayor de la boca de entrada de la madriguera),
dm' (diámetro menor de la boca de entrada de la madriguera) y f (pro-
fundidad de la entrada de la madriguera).
Los materiales de construcción del nido fueron analizados cua-
litativa y cuantitativamente. Se distinguieron: ramilletes (R), tomán-
dose la longitud total de la rama principal (l.t.), la anchura por la ba-
se de rotura (ampl.) y el número de hojas (n.° h.): y, ramltas (r), sin ho-
jas, sobre las que se medía la longitud total (l.t.), el espesor por el ex-
tremo de rotura (ampl.) y el número de bifurcaciones (n.° b.).
Para el estudio de la distribución espacial de los nidos se levan-
taron mapas de trabajo a partir de un plano a escala 1:2.000, facilita-
do por la Hermandad de Labradores de Sagunto. Se hizo uno para
cada huerto, a escala mitad del original, en los que se representa-
ban los frutales.
71
Dm Dm' H Sb V Pf
mn-mx 10-50 8-40 7-51 1-10 560-59400 14.31-1090.07
X 26.48 19.43 18.73 5.00 11739.08 190.44
sm 1.08 0.91 1.12 0.27 1608.07 28.85
s 8.33 6.97 8.63 2.05 12351.84 221.63
72
En la TABLA III se muestran los valores estacionales y anuales
del coeficiente de variación para las seis dimensiones estudiadas
de los nidos aéreos tipo A de R. rattus. Generalmente, se observa un
descenso progresivo en el valor del coeficiente de Invierno a Vera-
no, aumentando luego en Otoño. Pudiera suceder que ésto se rela-
cionase con la aparición de nidos con carnada en los meses de re-
producción y con la posterior actividad nidificadora de los ejempla-
res jóvenes de R. rattus.
73
RAMILLETES RAMITAS
l.t. ampl. n.°h. l.t. ampl. n.°b.
n 145 145 244 145 145 145
mn-mx 1.3-25.1 0.03-0.45 1-35 2.0-26.6 0.02-0.43 1-7
X 8.69 0.18 4.62 9.21 0.17 1.95
sm 0.39 0.01 0.29 0.43 0.01 0.12
s 4.65 0.07 4.63 5.19 0.07 1.43
74
En la TABLA VI se aprecian los valores estacionales y anuales
del coeficiente de variación para cada dimensión analizada de los
materiales de los 11 nidos aéreos de R. rattus antes considerados.
Estacionalmente, los valores más altos se observan en Verano y el
coeficiente no experimenta grandes cambios estacionales excepto
en las medidas de las ramitas cuyas oscilaciones son considera-
bles. El incremento del coeficiente de variación durante el Verano
se podría explicar puesto que una mayor variabilidad de las dimen-
siones de los materiales contribuiría a dar mayor consistencia y
compactibilidad a la estructura del nido, las cuales son necesarias
ya que en el período de estío la actividad reproductora de R. rattus
parece ser más elevada y los nidos tienen que ser más resistentes
para poder albergar, aparte de los adultos, a la carnada.
ORIENTACIÓN.
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76
INVIERNO PRIMAVERA VERANO OTOÑO ANUAL
n 25 35 18 24 102
mn-mx 0.17-4.89 1.48-5.85 0.87-5.32 0.17-6.02 0.17-6.02
X 2.56 3.02 2.97 2.80 2.84
sm 0.26 0.20 0.31 0.28 0.12
s 1.25 1.15 1.27 1.35 1.24
77
COORDENADAS DEL NIDO RESPECTO AL ÁRBOL Y AL SUELO.
78
Rne Ans
mn-mx . 40-300 129-301
X 181.47 210.51
sm 5.99 3.38
s 59.88 33.75
79
b) índice de MORISITA (1959), Id, a partir del cual deducimos el ta-
maño de los agregados existentes para cada estación del año y el
total de datos del conjunto de las mismas.
c) índice compuesto, \sl\2s, que representa el índice de Morisita
calculado para una superficie dada dividido por el índice que corres-
ponde a una superficie doble, y detecta estructuras que escapan a
una formulación estadística simple.
Para el empleo del índice de Morisita y el índice compuesto se
han utilizado siete tamaños diferentes de unidad de muestreo, tra-
tándose de cuadros de superficie creciente y doble del anterior, co-
rrespondiendo a 25, 50, 100, 200, 400, 800 y 1.600 árboles. Como el
área que abarca la copa de un naranjo es aproximadamente s = 7i2.5
metros cuadrados, a cada tamaño de cuadrado le corresponderá
una superficie de 2 5 X T I X 2 . 5 2 , 50X7IX2.5 2 , ..., 1.600 x n x 2.52 me-
tros cuadrados. Se han tomado un total de 20 cuadrados para cada
unidad de muestreo, escogidos al azar. Los mapas de trabajo han si-
do cuadriculados previamente para cada uno de los siete tamaños
distintos de cuadrado.
En la TABLA IX se dan los resultados del índice de Blackman,
señalando con un asterisco aquellos valores que corresponden a
una distribución contagiosa, para cada tamaño de cuadrado, tanto
estacional como anualmente, y a partir del número total de cuadrí-
culas de la parcela. Según los valores calculados, en Invierno la dis-
tribución de los nidos es contagiosa para las agrupaciones de 50,
200 y 1.600 árboles, en Primavera también lo es para todos los tama-
80
ños de cuadrado excepto en el de 1.600, en Verano sólo se presenta
contagio en la agrupación de 200 naranjos y en Otoño en todos los
tamaños de cuadrado exceptuando el de 400; anualmente hay con-
tagio en todas las agrupaciones a excepción de la de 1.600 árboles.
Aquellos tamaños de cuadrado que no presentan distribución con-
tagiosa tienen valores de I que corresponden a una distribución al
azar.
En la TABLA X podemos apreciar los valores calculados para el
índice de Morisita y el índice compuesto en cada uno de los tama-
ños de cuadrado considerados, tanto estacional como anualmente.
81
del tamaño de los agregados, los valores corresponden a una agru-
pación óptima de 200 naranjos y otro agregado más grande de 1.600
en Primavera, en Invierno el agregado preferido corresponde a la
agrupación de 800 árboles, en Verano hay dos tamaños de agregado
de 400 y 1.600, al igual que en Otoño cuyos agregados preferidos
son también de 400 y 1.600 naranjos. Anualmente hay dos agrupa-
ciones óptimas de 100 y 400 árboles. Como vemos, respecto a este
último índice, se observan estacional y anualmente dos tamaños de
agregado, predominando según los resultados estacionales uno
grande de 1.600 naranjos y otro menor que oscila de 200 a 400; sin
embargo, no se determina la presencia de agregados menores debi-
do quizás al pequeño número de nidos de cada estación, sobre todo
en Verano donde es bastante menor. En la FIGURA 2 podemos ob-
servar la localización exacta de los nidos aéreos de R. rattus en el
área de estudio, así como los tamaños de agregado asignados
anualmente según el índice compuesto Is/l2s.
No obstante, ya que cada uno de los índices aplicados para el
estudio de la distribución de los nidos de R. rattus y la deducción
del tamaño de los agregados existentes, tanto estacional como
anualmente, presentan eficiencias diferentes, no podemos ser es-
trictos en la asignación de las agrupaciones óptimas. Considerando
conjuntamente los resultados del índice de dispersión de Blackman
(I = s2/X), índice de Morisita (Id) y el índice compuesto (ls/Í2S) podemos
deducir, a grandes rasgos, que: en Invierno hay dos tamaños de
agregado de 50 y 200 árboles y otro que variaría de 800 a 1.600 como
mínimo; en Primavera habría un agregado que oscilaría de 100 a 400
naranjos y otro mayor de 1.600 al menos; en Verano se observarían
dos agregados preferidos que variarían de 200 a 400 árboles y otro
de 1.600 como mínimo, respectivamente; y, en Otoño, habría dos
agrupaciones preferidas, oscilando una de 200 a 400 naranjos y otra
de 1.600 al menos. Anualmente se apreciaría una agregación gene-
ral para todos los tamaños de cuadrado.
Por otra parte, se ha hecho una comprobación sobre el tipo de
distribución que siguen los nidos a'éreos de R. rattus dentro de los
agregados. Para ello hemos considerado la agrupación de 400 árbo-
les, la cual se dividió en un total de 16 cuadrículas, analizándose los
agregados situados en cinco campos de naranjos (5, 3a, 118D, 124 y
127), basándonos en el índice de Blackman. Según los resultados,
se deduce que, para cada estación y en todos los campos, los nidos
se distribuyen al azar dentro de los agregados, excepto en Primave-
ra donde en los campos 5 y 118D los nidos muestran una distribu-
ción contagiosa al igual que en Otoño para el campo 3a. Anualmen-
te el contagio es general en todos los campos aquí estudiados.
82
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83
CONSTRUCCIÓN DEL NIDO.
MADRIGUERAS.
dm dm' f
mn-mx 6-23 3-15 11-47
X 10.67 7.22 20.44
sm 0.70 0.44 1.63
s 3.57 2.26 8.29
84
En la TABLA XI se dan, para un total de 27 madrigueras encon-
tradas, los valores^mínimo (mn) y máximo (mx) de las medidas, la
media artimética (X) con su error estándar (sm) y la desviación típica
(s) de las dimensiones dm, dm' y f de los orificios de entrada a las
madrigueras.
OBSERVACIONES DE R. rattus.
85
«Variedad» Tipo de nido Categoría
Fecha y campo de árbol At Ans A C D de edad
8 XII-118D valencia 3.88 2.57 2nn ad.
8 XII-11 nave I 2.84 1.95 1n ad.
8 XII-11 nave I 3.25 2.00 1n ad.
8 XII-11 nave I 3.47 2.34 2n ad.
28 XII-4 nave I 3.50 2.44 1n sad.
28 XII-4 nave I 2.55 2.51 1n ad.
30 XII-7 nave I 2.87 2.00 1n ad.
30 XII-3 clementina 3.05 2.10 1n ad.
24 I-6 nave i 3.17 2.11 1n sad.
4 IV-118D valencia 3.83 2.45 2n ad.
19 IV-11 nave I 3.53 2.73 3n 2ad.
1sad.
10 VIII-5 nave I 3.62 2.47 10n cr.
22 VIII-118D valencia 3.57 2.67 I9,6n 9ad.
6juv.
7 IX-3 clementina 3.31 2.61 I9,2n 9ad.
2juv.
4 X-124 nave I 3.68 2.00 1 o",1n ad.
4 X-124 nave I 3.40 2.24 19 ad.
4 X-124 nave I 3.50 1.83 1n. juv.
11 X-11 nave I 3.47 1.90 I9,2n 9ad.
2cr.
9 XI-125 clementina 3.50 2.52 1n ad.
9 XI-125 clementina 3.53 2.95 1n ad.
86
blemente, del mismo árbol soporte. Los ramilletes con hojas y las
hojas sueltas representan la fracción más importante en la compo-
sición del nido; las ramitas sin hojas son, comparativamente, me-
nos abundantes. En ninguno de los nidos tipo A revisados se ha en-
contrado entrada alguna bien definida. Los pocos datos existentes
sobre composición de nidos de KAHMANN y HAEDRICH (1957),
NIETHAMMER (1970) y ATALLAH (1978), señalan que R. rattus utiliza
diversos materiales vegetales (hojas, talljtos, ramitas) que pueden
provenir del soporte mismo o no. Los nidos responden en el empleo
de los materiales a los que tienen a su mayor disposición, evidente-
mente. Eso explicaría la uniformidad en la composición cualitativa
de los nidos estudiados, pues proceden todos de un mismo biotopo.
Respecto al somero análisis que se ha efectuado de algunas
variables continuas o discontinuas de los materiales de los nidos se
ha comprobado que varias de las distribuciones de frecuencia se
acomodan a una distribución normal y otras no. Las que lo hacen se
debe seguramente a que provienen de un universo que presenta tal
tipo de distribución, como sería el caso del grosor de las ramitas.
Las variables que pueden tener más significado biológico son la
longitud de los ramilletes y de las ramitas, puesto que dependen de
la rata; estas variables no se acomodan a una distribución normal,
lo que indicaría que por parte de la rata hay cierta selección al cortar
las ramas y los ramilletes. Otras variables como el número de hojas
de los ramilletes o el número de bifurcaciones de las ramitas tampo-
co siguen una distribución normal, siendo muy posible que aquí la
rata no efectúe selección alguna y representen tan sólo el tipo de
distribución del universo del que provienen. Los valores del coefi-
ciente de variación calculados para cada estación del año, de cada
una de las variables consideradas de los materiales componentes
de los nidos, son más elevados en Verano que en las restantes épo-
cas. Esto podría estar motivado por la necesidad de una mayor con-
sistencia y compactibilidad del nido, que debe soportar por un lado
el peso de los adultos y las crías, y por otro ofrecer a éstas una pro-
tección mecánica y quizá térmica.
Los nidos aéreos de R. rattus representan indudablemente par-
te de las actividades de la población productora de los mismos. Por
ello, la obtención de información sobre el grado de variabilidad de
las dimensiones de los nidos y su peso no deja de tener interés. Se
ha visto que sólo la distribución de los datos de Dm y Sb correspon-
den a una normal; las dimensiones restantes (H y Dm') y las que de-
penden de ellas (volumen y peso) no lo hacen. Podría deducirse aquí
que H y Dm' vienen determinadas por unas pautas de comporta-
miento en la construcción del nido.
Trabajos experimentales han demostrado que las ratas, y tam-
bién los ratones, construyen nidos de tamaño diferente en respues-
ta a cambios de temperatura ambiental (KOLLER, 1955; THORNE,
1958). El tamaño del nido puede considerarse, así, como una medida
87
del comportamiento asociado a la homeotermia, el cual puede lle-
gar a tener carácter hereditario (KING er al., 1964). Parece también
claro que la actividad tiroidea, por su influencia en la actividad me-
tabólica y la temperatura, pueda estar relacionada con la construc-
ción de nidos de tamaño determinado (RICHTER, 1941). Además,
conviene recordar aquí que las crías de homeotermos tardan un
tiempo en ser capaces de regular su temperatura corporal (cf. MAX-
WELL y MORTONr, 1975). Es claro que en nuestro trabajo los extre-
mos citados ahora no los hemos comprobado, pero tienen un carác-
ter sugerente que permite interpretar biológicamente algunas de las
conclusiones. Así, el valor del coeficiente de variación calculado pa-
ra cada una de las dimensiones básicas de los nidos saguntinos dis-
minuye de manera general de Invierno a Verano y aumenta de nuevo
en Otoño. La explicación de dicha disminución sería que a medida
que se acerca el Verano la población de ratas está formada, sobre
todo, por individuos prestos a reproducirse, y la construcción del ni-
do viene determinada por las necesidades de parto y ulterior protec-
ción de las crías; o dicho de otra manera, los nidos son resultado de
una pauta de conducta en la determinación del tamaño, más estric-
ta que en otras épocas. El aumento del valor del coeficiente en Oto-
ño indicaría que los jóvenes, ya independientes, construyen nidos
de acuerdo con sus necesidades, y posiblemente inexperiencia,
coexistiendo en la zona de estudio con los nidos de los ejemplares
adultos.
Más arriba hemos hecho unas consideraciones sobre la rela-
ción existente, comprobada por autores ya citados, entre el tamaño
del nido y la temperatura ambiental o la actividad tiroidea, así como
la importancia del tamaño del nido, aparte del tipo de materiales uti-
lizados en su construcción, en la termorregulación o en la consecu-
ción de un microclima adecuado. Pues bien, el caso que nos ocupa,
cual es el de los nidos aéreos de R. rattus, cabe pensar que estaría
relacionado con los dos aspectos citados en el párrafo anterior me-
diante la orientación de los nidos y las coordenadas respecto al eje
del tronco del naranjo y las coordenadas al suelo; las respuestas de
orientación de los organismos o sus señales de actividad, como son
los nidos aéreos, son de gran significado ecológico, ya que por me-
dio de tales respuestas los organismos encuentran su microclima
más favorable. Por otro lado, la situación del nido en la copa del ár-
bol soporte, definida por sus coordenadas respecto ai eje del árbol y
al suelo, puede ser considerada asimismo como expresión de las
necesidadestérmicasdelconstructordelnidopuestoquelascopasde
los árboles, tanto aislados como en formaciones más o menos den-
sas, gozan de un microclima propio más o menos acentuado (aspec-
tos microclimáticos de la copa del naranjo han sido tratados entre
otros por KALMA y STANHILL, 1972). Como consecuencia de todo
ello podemos decir que tanto el tamaño del nidos como su orienta-
ción respecto al eje del árbol y sus coordenadas respecto al árbol y
al suelo son los medios que de manera aislada o conjunta expresan
88
las exigencias térmicas de la especie, tanto en la apropiada protec-
ción de los adultos como de las crías, cuya escasa homeotermia se
ve así compensada.
Vamos a tratar ahora de interpretar adecuadamente los resulta-
dos conseguidos al estudiar la orientación y la situación espacial
del nido en la copa del naranjo soporté. La orientación media de los
nidos se ha encontrado que es Sur para Primavera, Verano y Otoño,
así como para el conjunto de datos de las cuatro estaciones; para el
Invierno la orientación media es Sureste. Las distribuciones de fre-
cuencia de los datos de orientación siguen una distribución normal,
según se ha comprobado. Hemos confirmado, por medio de estadís-
tica de atributos, que esta tendencia a nidificar en orientación Sur
es significativa para el total de datos. Asimismo, se ha comprobado
que para Primavera y Otoño existe la misma tendencia significativa
a nidificar en orientación Sur; en cambio, en Invierno y Verano no,
aceptando la hipótesis nula de que hay independencia entre la
orientación y el número de nidos. La explicación biológica más con-
gruente en estas conclusiones se relacionaría con la presencia de
crías o no en los nidos. Ya se ha visto que la época de reproducción
se presenta en Primavera, Verano y Otoño. Así, en Verano el mante-
nimiento de un microcNma adecuado para la protección de las crías
no es necesario por la benignidad climática de la estación. En In-
vierno, época de anestro, y, por tanto, sin crías en los nidos, las ne-
cesidades de los adultos en cuanto a microclima no son muy exi-
gentes. Esto explicaría que en dichas dos estaciones no hay una
tendencia significativa a nidificar en orientación básicamente Sur.
Por último, también se ha verificado que existe independencia entre
los atributos «estación del año» y «orientación», lo cual significa
que la tendencia a construir nidos con la misma orientación no varía
estacionalmente.
Respecto a la situación espacial del nido en la copa del árbol
soporte cabe comentar que los resultados a que se ha llegado son
de más difícil interpretación. Ello puede ser debido, por un lado, al
desconocimiento que tenemos del microclima de la copa del naran-
jo en las densidades que se presenta en Sagunto, y por otro porque
se ha encontrado que existe una correlación significativa positiva
entre las dimensiones del árbol soporte (altura y radio medio de la
copa) y las coordenadas del nido respecto al eje del tronco del na-
ranjo y al suelo.
Tanto los individuos de una población como los restos o seña-
les de su actividad, en este caso los nidos aéreos, pueden presen-
tarse en tres tipos básicos de distribución espacial: al azar, unifor-
me y contagiosa. El primer paso a dar es conocer qué tipo de distri-
bución siguen esos individuos o señales, y el segundo sería develar
qué causas determinan el tipo de distribución hallado.
Normalmente, las distribuciones uniformes o regulares son ra-
89
ras en la naturaleza, presentándose casi sólo en superficies peque-
ñas, y son debidas, sobre todo, a comportamiento territorial. Como
este no es el caso de nuestro estudio quedarían entonces dos posi-
bilidades: azar o contagiosa. Conviene recordar aquí que la primera
hipótesis que se considera es la de que los elementos de la pobla-
ción se distribuyan al azar, cosa que se acepta cuando los datos se
ajustan a una distribución de Poisson. Sin embargo, el hecho de que
haya un buen ajuste no quiere decir que los elementos se distribu-
yan al azar, sino que no desechamos la hipótesis de que lo sea, pues
pueden distribuirse de modo contagioso aquellos elementos y no
poder detectarse. Esto quiere decir que la detección de una distribu-
ción contagiosa presenta ciertos problemas, teniendo la superficie
de la unidad de muestreo gran efecto sobre los resultados a los que
se llegue. Además, la deducción del tamaño del agregado en una
distribución contagiosa que hemos efectuado por medio de. diver-
sos índices tampoco es fácil, pues cada índice tiene una eficiencia
propia en la detección del tamaño del agregado y da sólo valores in-
dicativos. En general, se puede decir que la distribución espacial de
los nidos aéreos de R. rattus es contagiosa en cada una de las esta-
ciones del año, y presenta dos niveles de agregación que varían de
tamaño según las estaciones. Así, el tamaño de agregado menor se-
ría aproximadamente de unos 5.000 metros cuadrados y el mayor de
como mínimo 22.000.
90
venir determinados por la necesidad de conseguir un microclima fa-
vorable, bien para las crías, bien para los adultos. GENEST-
VILLARD (1972) comprobó, en efecto, que la temperatura del interior
de los nidos aéreos del especializado múrido africano Tamnomys
rutilans se mantenía bastante constante y más alta que la tempera-
tura exterior, la cual podía variar hasta ocho grados. El mismo autor
señala que este hecho tiene gran importancia en ei mantenimiento
de la temperatura corporal de este roedor en sus descansos de las
salidas nocturnas. El trabajo ahora citado constituye un buen punto
de apoyo en algunos de los argumentos utilizados a lo largo de esta
discusión.
Parece que los nidos aéreos de R. rattus no estarían solamente
relacionados con cuestiones microclimáticas. PACKARD y GAR-
NER (1964) consideran que, para algunos roedores como el Ochro-
tomys nattalli, los nidos aéreos pueden tener cierto valor adaptativo
y favorecer la supervivencia frente a catástrofes como inundaciones
y algunos depredadores. En el caso de los nidos aéreos del naranjal
saguntino habría que buscarles valor adaptativo junto con los nidos
subterráneos, los cuales suelen ser excavados por las mismas ratas
en la base de los troncos de los naranjos; así, ambos tipos de nidos
tendrían un uso complementario. Hay que suponer, por otro lado,
que cuando se riegan los naranjales éstos quedan prácticamente
inundados al igual que los nidos subterráneos; salir de ellos, al pri-
mer síntoma de inundación y trepar para refugiarse en los nidos
aéreos, es la reacción lógica. Así pues, deducimos que tanto los ni-
dos aéreos como los subterráneos presentan soluciones alternati-
vas para aumentar la supervivencia de R. rattus. En el caso concreto
que nos ocupa parece que los que muestran mayor valor adaptativo
son los nidos subterráneos, pues de manera normal la rata negra en
el área mediterránea tiende a llevar vida arborícola. Cabe preguntar-
se qué pasaría en las poblaciones habitantes de zonas no cultiva-
das y ver si presentan dicha solución alternativa, o si sólo es propia
de zonas de cultivo donde existe de modo casi continuado una pre-
sión humana por parte de-los labradores al echar abajo los nidos
aéreos. BROADBOOKS (1974) indica que cree que las ardillas del gé-
nero Eutamias son los únicos esciúridos, y, posiblemente, los úni-
cos roedores, en los que grupos familiares utilizan a la vez nidos
aéreos y subterráneos. Sin embargo, nuestro caso puede ser otro
*rnás.
91
RESUMEN.
92
SUMMARY.
KEY WORDS: Aerial nests; black rat; orange grove; Sagunto, Spain.
93
FIGURA 3.—Nido aéreo individual de R. rattus sobre la rama de un
naranjo.
94
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96
Mediterránea, 5 - Págs. (97 - 114), Año 1981
97
ÁREA DE ESTUDIO.
MATERIAL Y MÉTODO.
RESULTADOS.
98
de la base aproximadamente, y coincidente con el tercer día de ela-
boración del nido arriba indicado.
Igualmente conflictivo resulta precisar ei momento en que fina-
liza el aporte de material una vez que, al menos en apariencia, el ni-
do está acabado.
Intervalos variables entre tres y ocho días transcurren desde
que los cuatro nidos antes reseñados fueron encontrados hasta el
acabado en apariencia de los mismos, TABLA I; y supuesto constan-
te el tiempo necesario desde el inicio de construcción hasta obtener
1/4 de La base edificada, resulta entre seis y once días la total elabo-
ración del nido. En estos cuatro nidos, transcurren dos días desde
su terminación hasta la deposición del primer huevo, TABLA I. Sin
embargo, espacios superiores muestran tres entre los seis nidos
restantes hallados aparentemente acabados y expuestos en la mis-
ma TABLA. En conjunto, de ocho a trece días parecen necesarios
desde que se inicia la edificación del nido hasta que es depositado
el primer huevo, con un valor máximo de 16 en función de los inter-
valos mayores.
TAMAÑO DE LA PUESTA.
99
Acabado Interval. días
Inicio del Edificado Intervalo en Deposición acabado
nido Vi base en días apariencia 1.° huevo 1.° huevo
25-2-1977 28-11-1977
2-111-1977 3 5-111-1977 7-111-1977 2
9-111-1977 7 16-111-1977 18-111-1977 2
9-111-1978 4 13-111-1978 15-111-1978 2
17-111-1978 8 25-111-1978 27-111-1978 2
5-111-1977 6-111-1977 1
26-111-1976 28-111-1976 2
26-111-1977 29-111-1977 3
26-111-1977 31-111-1977 5
19-IV-1978 22-IV-1978 3
8-VI-1977 10-VI-1977 2
Tamaño
de la Marzo Abril Mayo Junio Julio
puesta (1) (2) (1) (2) (1) (2) (1) (2) (1) (2) Total
2 1 3 2 2 8 7,84
3 2 1 3 3 6 15 14,7
4 1 25 3 21 9 15 3 1 78 76,48
5 1
n 1 28 4 28 14 23 3 1 102
x 4 3,8 3,7 3,7 3,5.3,5 4 4
N 29 32 37 3 1
X 3,8 3,7 3,5 4 4 3,7
100
sentan tamaños medios de puestas menores según podemos obser-
var en la TABLA II.
Mediante la aplicación del análisis de varianza, un camino, no
se aprecian diferencias significativas entre los tamaños medios de
la puesta:
F
05;3;98 > 1 - 9 2 1 2 : F05;1;100 > °> 9696 ; F05;3;98 > 1 ' 8 2 2 5 -
entre años, localidades y meses respectivamente.
Para el análisis entre localidades englobamos las muestras de
Museros y Picasent. También los nidos procedentes del mes de Ju-
lio, (1), lo incluímos en el anterior mes.
9 1
10
11 1
12 4 2 8
13 2 2 9
14 4 2 6 17
15 2 1 4 8
16 2 1 1 4
17 1
18 1
N 11 11 15 44
X 14,9 12,8 14 13,
101
ñor, 13,8 días, si se obtiene a partir de la edad real de las crías, ya
que la primera en saltar suele arrastrar consigo a las demás, bien
que ello pudiera estar influido por nuestra presencia.
ESTACIÓN DE NIDIFICACION.
102
NAD
15
10
103
SUPERVIVENCIA Y ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD.
Número Super-
de huevos Eclosiones % vivientes %
Marzo 97 70 72,2 41 42,2
Abril 94 61 64,9 36 38,3
Mayo 83 48 57,8 18 21,7
Junio 12 12 100 0 0
Julio 4 3 75 0 0
TOTAL 290 194 66,9 95 32,7
104
Mes - año Localidad Éxito en la Éxito en la
eclosión % vivencia %
Marzo - 1976 Sagunto 88,9 55,5
Abril 1976 Sagunto 58,9 30,8
Mayo 1976 Sagunto 27,6 0
X 2 = 19.01 P<0.001
Abril 1976 Museros& 100 100
Mayo 1976 Museros 92,3 69,2
X 2 =1.67p>0.05
Marzo 1977 Sagunto 69,6 36,2
Abril 1977 Sagunto& 0 0
Mayo 1977 Sagunto& 26,7 0
Junio 1977 Sagunto& 100 0
Julio 1977 Sagunto& 75 0
X2 = 20.05 p<0.001
Marzo 1978 Sagunto& 60 40
Abril 1978 Sagunto 72 36
Mayo 1978 Sagunto& 0 0
X 2 =1.26 p>0.05
105
V .
\ \
8 12 Edad en d í a » .
106
El éxito en la eclosión aumenta con el tamaño de la puesta. De
igual manera, el número de eclosiones por nido crece según la pues-
ta se hace mayor, TABLA Vil, donde también puede apreciarse el
más alto número de supervivientes por nido según aumenta el tama-
ño de la puesta.
107
Edad Peso medio en gr. Longitud media de ala Tamaño de
en días o alón en mm. la muestra
0 2 5 1
1 2,76±0,16 5,46±0,2 13
2 3 7,33±0,2 9
3 3,66±0,33 9 ±0,57 3
4 4,81 ±0,2 10,5 ±0,69 11
5 5,87±0,2 15,87±0,7 16
6 7,12±0,39 20,25±0,77 8
7 7,5 ±0,5 23,1 ±1,3 8
8 9,5 ±0,9 27,3 ±1,5 6
9 9,53±0,3 31,8 ±0,5 15
10 9 ±0,7 30,5 ±1,7 6
11 10,4 ±0,3 38,2 ±0,7 11
12 11,6 ±0,5 41,1 ±1,1 8
13 9,7 ±1,2 40,7 ±0,7 3
DENSIDAD
108
w CO co
co O o
u.
•o 05
COT) -o
CO
••-•
•• \ ••. / i * •• o O cCO
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<
DC
3
03
Li-
109
DISCUSIÓN.
110
(1955), PULUAINEN (1977), GIL-DELGADO y cois (1979), entre otros,
señalan especies pertenecientes a la segunda categoría definida
por KLOMP (1970). El descenso paulatino del tamaño medio de la
puesta expuesto por KLUIJVER (1951) en el Carbonero Común (Pa-
rus major), refleja el modelo de la especie tratada en este artículo.
Sin embargo, el posterior crecimiento del tamaño medio de la pues-
ta, TABLA II, parece sugerir un nuevo modelo.en el que tras un des-
censo del tamaño medio de la puesta, desde el inicio de la estación
de reproducción, se eleva de nuevo al final de la temporada de nidifi-
cación. No Obstante, en relación con el valor de F = 1.8225 <Fo5j3;98
debemos concluir con que la variación intermensual aparecida es
debida al azar. El Verdecillo, en definitiva, mantiene el mismo tama-
ño de la puesta durante toda la temporada.
111
RESUMEN
SUMMARY.
112
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114
Mediterránea, 5 - Págs. (115 - 128), Año 1981
ÁREA DE ESTUDIO.
115
da por desbordamiento sobre un camino de tierra que
cruza el arroyo.
Barranco del
Carraixet: Se escogieron dos estaciones de cien metros de longi-
tud cada una y separadas por un ensanchamiento de
la corriente. El agua como en Horteta fluye durante to-
do el año. A 3 Kms. de la línea costera en los márgenes
destacan Juncus spp y Arundo spp. A menos de diez
metros de altitud el barranco actúa de límite entre los
términos de Alboraya y Almacera.
Mapa 696. 1:50.000, del S.G.E. 1976 en los UTM
YJ2776.
Acequia del
Bobalar: Artificial, construida en la década de los treinta, discu-
rre entre naranjos y almendros en el término de Estive-
lla, mapa 668 a escala 1:50.000 del S.G.E. 1975 y en los
UTM YJ2799. A 13 Kms. de la costa está situado a 160
m. de altitud. Con anchura constante, inferior al metro,
el centro está colonizado por Juncus spp y Typha spp.
El agua, a pesar de depender de las necesidades de
riego de los huertos circundantes, fluye continuamen-
te aunque el nivel de las mismas varía diariamente. La
longitud de la acequia es de 700 m.
MATERIAL Y MÉTODO.
116
munidades de aves (PURROY, 1972). En el Barranco del Carraixet, al-
gunas especies se presentaron en fuertes agregaciones, para ellas
los valores que señalemos son aproximativos según las clases 0-10;
10-50; 50-100; más de 100 individuos.
RESULTADOS.
117
ZYGOPTERA
118
ESPECIE ALBORAYA ESTIVELLA TORRENTE
Calopteryx haemorrhoidalis
Calopteryx splendens x
Lestes virídis x X
Sympecma fusca X X
Platycnemis acutipennis X
Platycnemis ¡atipes X X
Coenagrion lindeni X X
Coenagrion mercuriale X
Coenagrion puella X
Ischnura elegans X X X
Ceriagrion tenellum X X X
Erythromma viridulum X
Gomphus pulchellus X
Aeschna mixta X X
Aeschna cyanea X
Anax imperator X X
Orthetrum chrysostigma X X
Orthetrum coerulescens X
Orthetrum brunneum X X
Crocothemis erythraea X X
Sympetrum striolatum X
Sympetrum fonscolombei X X X
TOTAL 14 15 15
119
reflejado para otros países, AGUESSE (1968) para Francia; CONSI-
GLIO y cois. (1974) en las cercanías de Roma (Italia); y ROBERT
(1958) para Suiza. En general y para el conjunto de especies se apre-
cia esta mayor amplitud en fase ¡mago, con aparición más temprana
y desaparición más tardía, bien ambas (ROBERT, 1958; AGUESSE,
1968; CONSIGLIO y cois., 1974).
ABUNDANCIA ANUAL
Los recuentos lineales efectuados en los recorridos por las ori-
llas, permiten cifrar las frecuencias diarias de las distintas espe-
cies. En algunos casos, por dificultades de identificación entre es-
pecies pertenecientes al mismo género, los resultados vienen ex-
presados a nivel genérico. Durante los transectos lucía el sol y no
soplaba el viento, ello con el fin de mantener las condiciones clima-
tológicas constantes. Las frecuencias diarias están basadas única-
mente sobre las observaciones matinales.
/. elegans, C. tenellum y Coenagrion spp, aparecen en agrega-
dos en el Barranco del Carraixet y en más abundancia los dos prime-
ros citados, FIGURA 2. En este centro, L viridis y O. chrysostigma
son puntuales al igual que P. ¡atipes y C. haemorrhoidalis en la Ace-
quia del Bobalar.
El número de individuos de cada especie censados por sesión
se muestran en las FIGURAS 2, Zygoptera, y 3, Anisoptera. Las espe-
cies puntuales no están representadas.
Zygoptera: E. viridulum, falta en Estivella y su presencia en el Ba-
rranco del Carraixet es más o menos constante mien-
tras muestra actividad de vuelo. Otro tanto ocurre con S.
fusca en ambas localidades, a pesar del intervalo de ju-
lio que debe coincidir con la fase de desarrollo larvario
indicada en Francia por AGUESSE (1968) para los meses
de mayo y junio. Un mes de retraso presente en dicho
proceso la especie en las localidades aquí estudiadas.
/. elegans, tiene a principios de mayo una pequeña cima
en Estivella, FIGURA 2, menor no obstante qué los máxi-
mos de agosto a principios de septiembre. Hacia el 20
de agosto puede apreciarse un descenso de individuos
que vuelve a recuperarse hasta alcanzar la tercera cima
de principios de septiembre. A continuación se inicia el
descenso hasta su desaparición a mediados de octubre.
Su aparición a finales de marzo ocurre con un mes de re-
traso en relación con el Barranco del Carraixet, donde
una primera y pequeña cima se observa hacia el 20 de
abril, con descenso posterior y elevarse a finales de ma-
yo por encima de los 50 individuos, abundancia existen-
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te hasta el 14 de julio. No obstante, hasta la primera
quincena de septiembre los censos mostraron valores
superiores a los quince ejemplares. Desaparecen los úl-
timos individuos un mes después que en la Acequia del
Bobalar.
L viridis, puntual en el área más cercana a la costa, pre-
senta una cima inicial a principios de agosto en Estive-
lla, FIGURA 2, a continuación puede apreciarse un des-
censo de la población hasta la tercera decena de agosto
para crecer y a principios de septiembre reflejar los su-
periores valores. Más abundante durante septiembre y
octubre que en los restantes meses que presenta la fase
¡mago. En la Acequia del Bobalar es ia especie de desa-
parición más tardía.
Las especies pertenecientes al género Coenagrion tie-
nen una permanencia de la fase imago más amplia en el
Barranco del Carraixet. En Estivella, sólo C. mercuriale y
presente únicamente desde fines de mayo a principios
de agosto al igual que Ceriagrion tenellum en esta loca-
lidad. Las dos especies en el Barranco del Carraixet, TA-
BLA I, desde la primera decena de julio a finales de
agosto presentan valores comprendidos entre 10 y 50 in-
dividuos. La presencia de ¡magos duplica en el intervalo
anual sobre el Barranco del Carraixet al período activo
de vuelo en Estivella. Similar modelo presenta C. tene-
llum, si bien su desaparición es más temprana que en
Coenagrion. C. tenellum es la especie más abundante
en el Barranco del Carraixet, una vez que alcanza la ci-
ma entre principios de junio y tercera decena de agosto.
La frecuencia de individuos y duración de la fase de
imago en el resto de las especies existentes en el Ba-
rranco del Carraixet puede apreciarse en la FIGURA 2.
Anisoptera: La duración anual de los ¡magos se muestra en la FIGU-
RA 1, para las localidades en ellas citadas. En ei límite
de Alboraya y Almacera falta A. cyanea, por otro lado A.
mixta es puntual en Estivella. Entre las dos localidades
puede apreciarse en las FIGURAS 1 y 3 mayor longitud
del período de vuelo activo para las especies comunes
en el Barranco del Carraixet. Aeschna llega a coexistir
con A. imperator en Estivella, donde las especies perte-
necientes a los géneros Orthetrum y Sympetrum son
más abundantes de septiembre a noviembre. C. eryth-
raea, presenta dos cimas a finales de junio y agosto res-
pectivamente. Sus efectivos hasta el octavo mes del
año son superiores a Orthetrum y Sympetrum.
COEXISTENCIA DE ESPECIES.
Aunque a lo largo del año el número de especies para cada lo-
calidad varía entre catorce y quince, TABLA I, el número de ellas que
123
FIGURA 4.—Frecuencias acumuladas de las cinco especies más
abundantes en Estivella. La línea gruesa continua ex-
presa el número total de odonatos sobre la Acequia
del Bobalar en las distintas visitas. La figura permite
apreciar, que es a principios de septiembre cuando
aparece el mayor número de individuos sobre el área
estudiada.
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125
llegan a coexistir es menor, 10 en el Barranco del Carraixet y en Hor-
teta y 9 sobre la Ace.quia del Bobalar. Los resultados obtenidos en
Horteta se muestranen la TABLA III, donde puede apreciarse que el
mayor número de individuos que coincide con el máximo de espe-
cies coexistentes se da en el mes de septiembre. Este mismo mes
mantiene igualmente mayor abundancia conjunta en Estivella, refle-
jo de las mayores frecuencias de L viridis, Orthetrum spp y Sympe-
trum spp, FIGURA 4. En Álboraya, los máximos preceden de junio y
julio en función de C. tenellum e /. elegans.
DISCUSIÓN.
126
RESUMEN.
SUMMARY.
127
BIBLIOGRAFÍA.
128