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Los Jesuitas en Tucumán:

Los primeros jesuitas que llegaron a la gobernación de Tucumán lo hicieron en octubre de 1585. El
arribo de la Orden de Loyola significó el inicio de una nueva forma de evangelización.

En las diferentes estancias quedan como testimonio importantes edificios: Convento e Iglesia de
San José de Lules, establecimiento Jesuítico de Tafí del Valle, la Casa de La Sala, del potrero de San
Javier y la estancia de San Ignacio de Loyola.

Ciudad de Ibatín:

Ibatín fue parte y testigo de la memorable gesta por fundar la ciudad nueva: San Miguel de
Tucumán; de allí, su inconfundible y ancestral hidalguía que la torna distinta al común de las
ciudades.

La ciudad tenía la forma de un damero o trazado en retícula, un cuadrado con siete manzanas de
cada lado. Las construcciones principales eran el cabildo, una cárcel y un cuartel, la iglesia Matriz,
las iglesias de los jesuitas, de los mercedarios, de los franciscanos y la de San Judas Tadeo y San
Simón.

Se la emplazó en el área pedemontana justo en la quebrada del Portugués que fue la vía que
usaba para comunicarse con el valle calchaquí; es decir, formaba parte de las rutas que
comunicaban con el Alto Perú.

En 1588 la Compañía de Jesús recibe la donación de dos solares, donde fundaron el colegio y la
iglesia de los Jesuitas. Fue la única construcción en la ciudad con paredes de ladrillos unidos con
cal. El techo de tejas y los pisos eran de baldosas realizadas en moldes.

Hoy Ibatín está bajo tierra. Sus 100 hectáreas expropiadas en 1944 buscan preservar los restos de
la originaria ciudad, para preservarlas como reliquia histórica. Las primeras excavaciones
realizadas en 1965 dieron a luz algunos utensilios y cimientos de piedra de las edificaciones
(Cabildo, Iglesia Matriz, iglesia y colegio de los jesuitas, iglesia mercedaria e iglesia franciscana) en
torno a la antigua Plaza Mayor.
En San Miguel de Tucumán:

Iglesia y Convento San Francisco – (M.H.N. -1967- y L.H.N -1986):

En este sitio se levantaba el Colegio y el Convento de la Compañía de Jesús. El actual templo con
su fachada erigida hacia 1880 se emparenta con las formas italianizantes de sus homónimas de
Salta, Catamarca y Jujuy. El templo conserva en su interior la imagen de un Cristo Yacente del siglo
XVIII, que perteneció a la Compañía de Jesús y fue testigo de importantes sucesos históricos: entre
1812 y 1815, sirvió como cuartel general a las tropas del Ejército del Norte y el 10 de julio de 1816,
se ofició el Tedeum, por la Declaración de la Independencia Argentina.

En Tafí del Valle:

Estancia y Capilla Jesuita de La Banda (M.H.N):

La Capilla y estancia de La Banda fue construida a principios del siglo XVIII (1718) por la Compañía
de Jesús, luego de que Francisca de Aragón, esposa de Fernando Carrasco, trasmitiera las tierras a
los padres jesuitas. La compraventa se escrituró el 22-4-1716 permitiendo a los seguidores de
Loyola instalarse en el valle erigiendo la capilla y dependencias de la estancia que la rodeaba.
El patrimonio de este conjunto que exhibe la forma de Museo, está instalado en las dependencias
de la casa. La pequeña capilla sólo exhibe un crucifijo antiguo en el nicho central y pinturas (las
divina Pastora, San José con el Niño y San Cristóbal) de posible pertenencia Jesuítica.
Hoy en día, la estancia, restaurada y con múltiples agregados, conserva su estructura original en la
sala y la capilla donde se exponen valiosos objetos pertenecientes a la Compañía de Jesús y a la
Familia Frías Silva que posteriormente vivió en este solar.

Estancia Jesuita Las Carreras:

Como un gran Potrero fue parte de la organización territorial que los jesuitas practicaron en el
Valle de Tafí. Este conjunto Jesuítico de herencia jesuítica es testimonio histórico de aquellos
cascos cuya arquitectura reflejada el modo de construir del Valle. Su parte más antigua, que
cuenta con un recoleto oratorio, fue construida por los jesuitas alrededor de 1718, con materiales
de la zona tales como la piedra, el adobe, cañas y madera de aliso y paja para sus techos.
Por su ancestral producción de quesos manchegos, de herencia jesuítica y el casco restaurado en
una distinguida hostería es considerada una de las mejores establecimientos para el turismo rural
argentino.

Estancia Jesuita Los Cuartos:

La propiedad se remonta a los tiempos de los Jesuitas cuando son expulsados en 1767. Tras el
remate de sus bienes esta fracción o potrero dio origen a la estancia.

La tradición señala que el primer núcleo de ese edificio (al cual con los años se le fueron
agregando "cuartos") habría sido construido a finales de la década de 1840, con paredes de adobe
y techo de paja por el doctor Fernando Segundo de Zavalía. Posteriormente toda la propiedad
cambió de manos y a fines del XIX se terminó de conformar la estancia Los Cuartos. Los
propietarios posteriores, entre los que sobresale Lidia Zavaleta de Chenaut, construyeran algunos
cuartos más. Hoy la casona -con varias modificaciones posteriores y las vicisitudes que soportó- es
una de las construcciones más antiguas del valle y conserva casi intacto su estilo original de
evidente rusticidad. Recorrer la casa con calma, significa transitar por innumerables y frescos
locales, logrado por sus anchas paredes, admirar su equipamiento de cuño antiguo así como pisos
de madera y techos de paja con tirantería atada con cuero. Una distintiva y generosa galería
frontal, junto al descampado que antecede al casco, más las pircas de los corrales y el
"guardapatio" típico son indiscutiblemente los elementos que caracterizan con fuerza la identidad
de este casco de estancia.

Conserva una artesanal fábrica de quesos y está abierta al turismo rural.

Estancia Jesuita Las Tacanas:

Este fundo, fue parte de la vasta propiedad que Los Jesuitas poseían en el Valle de Tafí.
Subdivididas las tierras esta porción se constituyó en un potrero como otros tantos distribuidos en
el valle. La tradición familiar sostiene que, en la época de los Padres Jesuitas, ya existía algún tipo
de construcción en el lugar de la actual casa Las Tacanas. El nombre vendría de una serie de
tacanas (morteros de piedra) tallados en una gran piedra de los fondos de la propiedad.

Las Tacanas, inicialmente, junto con parte de la estancia "los Cuartos", formaba parte del vasto
"Potrero de Carapunco". Fundo que luego de expulsados los Jesuitas perteneció a Juan Antonio
Aráoz. Posteriormente fue comprado en 1784, por Miguel Laguna y heredada por su hijo, Don
Nicolás Valerio Laguna (1772 - 1838), jurisconsulto, reiteradamente gobernador de Tucumán y
diputado por Tucumán a la Asamblea del año XIII.

Es indudable que la casa ya existía cuando el doctor Laguna era su propietario. Con el tiempo fue
adquirida por Ángel Miguel Esteves – Zavalía. Hoy los sucesores poseen un confortable Hotel de
Campo que gratamente se incorporó a los requerimientos y necesidades que demanda esta
modalidad de turismo.

Como muchas otras esta casona tiene en sus recintos una carga emotiva de historias y recuerdos.
Por ejemplo la casa fue visitada por el sabio Miguel Lillo, que a comienzos de siglo, mientras
realizaba estudios climáticos, dejaría de su puño, en una de las vigas de quebracho de la galería, la
inscripción de la temperatura, asombrosamente fresca que se disfrutaba allí en pleno verano.

La casa es la expresión de una arquitectura espontánea, cuya personalidad y originalidad esta dada
por la eficaz sumatoria de las distintas fases de su desarrollo.

De la fracción originaria quedó tan solo el casco central de la casa, ahora, en medio de la
abigarrada edificación de la villa veraniega. Esta realidad no es a propósito de esta estancia. En el
resto de las propiedades del valle, el problema de la titularidad de las propiedades presentó una
compleja subdivisión, que aún hoy persiste como producto de diversos juicios sucesorios.

En La Cocha:

Capilla de San Ignacio de Loyola (M.H.N):

Erigida en 1746, perteneció a una de las estancias de la Compañía de Jesús. Por los documentos se
puede afirmar que fue el primer sitio donde se fabricó el azúcar. El templo es un modesto
exponente de la arquitectura religiosa colonial. Su espadaña norte tiene una campana con la
inscripción “S Ignatti ora pro nobis I.H.S. 1746”, que atestigua la antigüedad del sitio.

Destaca en su interior las imágenes de San Francisco Javier, Santa Rosa de Lima y la de vestir de
San Ignacio de Loyola. La histórica imagen del fundador de la orden fue quemada por vándalos en
1994, de allí que el ícono que se exhibe es una replica realizada por el escultor Guillermo
Rodríguez.

En Lules:
Misiones Jesuíticas de San José de Lules (M.H.N):
La antigua estancia comenzó a formarse entre los años 1670 y 1673, tras haber recibido la
Compañía de Jesús la donación de las tierras por parte de Doña Jordana de Trejo. Luego se
incrementarían por otras donaciones que hizo el Deán Francisco de Salcedo a fines del S. XVIII.

La estancia contaba con granja, iglesia con su claustro, ranchería, un horno para fabricar ladrillos,

una fábrica de carretas y talleres de carpintería y herrería.

Allí la Orden fundó la primera escuela de letras y explotaron un pequeño cañaveral de caña de
azúcar.

El primer templo respondía al estilo español sin torres, pero poseía una armazón que sostenía la
campana.

Catorce años más tarde de la expulsión de los jesuitas las tierras y bienes fueron adjudicados a la
Orden de Predicadores (dominicos), quienes reconstruyeron el templo a partir de 1882.

En 1814 estuvo acantonado el Regimiento de Granaderos. Sus claustros cobijaron a los Generales
San Martín, Manuel Belgrano, José María Paz y a Fray Justo Santa María de Oro.

Otros sitios donde establecieron sus haciendas los Jesuitas:

 Valle de la Sala – Sierra de San Javier.


 Raco y El Siambón.
 Vipos.

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