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Transcripción

Proyecto: Literatura Narración

K (Kendra) Entrevistadora

T: (Tania) Entrevistada

K: Buenas noches. ¿Cómo se encuentra usted?

T: Buenas noches, muy bien, mucho gusto gracias por invitarme

K: Nombre no hay de que, gracias a usted por dedicarme un poquito de su tiempo ¿Cuál es

su nombre?

T: Mi nombre es Tania

K: Mucho gusto Tania ¿Su edad?

T: 50 años próximamente en octubre primeramente Dios

K: Que así sea

T: Así sea

K: ¿Cuál es su profesión?

T: Soy psicóloga, licenciada en psicología, estudie en la UNAM y en este momento me

dedico a actividades en casa

K: Ok, bueno ¿Usted podría hoy contarnos una anécdota de su pasado o algo que usted

quiera contarnos?
T: mira estuve pensando en una anécdota y bueno quisiera platicar una anécdota que no es

mía, es una anécdota que vivió mi mamá, pero a mí me dejó muy impresionada, siempre

desde que me la platicaba cuando íbamos con mis abuelitos a vacacionar o en alguna cena,

siempre salían las anécdotas que mis tíos y mi mamá vivían porque vivían en otra época, en

una época de muchísima inocencia y donde realmente los niños eran dueños de la calle y se

metían donde querían, realmente la inseguridad no eran los mismos tiempos que vivimos

hoy y me impresionaba mucho esa historia, que les voy a platicar.

K: Adelante por favor

T: Mi mamá tenía con sus hermanos tenían un grupo de amiguitos con los que salían pues a

convivir, a jugar lo que se pudiera, y en una ocasión fueron a jugar con una niña y su papá

era el vigilante de una maderería, la niña tenía una hermana más chiquita, la niña ha de

haber tenido a esa edad mi mamá y sus amiguitos como 10 años y tenía la niña que los

invitó tenía una hermanita de 6 años. A esa hermanita, bueno jugaban, se aventaban los

niños al aserrín como si fuera una alberca, eso también me impresionaba porque bueno

realmente decía mi mamá, nos íbamos hasta abajo y salíamos del aserrín, o sea realmente

yo decía bueno es peligrosísimo, a mí me pareció sumamente peligroso ese tipo de

actividades pero bueno en eso momento eso hacían, iban y se aventaban clavados,

agarraban de alberca el aserrín, jugaban con las herramientas y todo con lo que encontraban

en la maderería y en los lugares en donde iban y ellos andaban. Pero jugando con una

maquina uno de los niños, por supuesto fue accidental, le cortó dos de los deditos a la

hermanita más chiquita de la amiguita y bueno yo creo que no sé qué habrá sido, el chiste

es que la niña no sentía dolor, no se percataban de lo que había pasado, lo que más me

llamo y me dejo así como no sé cómo un sentimiento raro era que los niños lo primero que
pensaron en hacer fue pegarle los dedos, encontraron un bote de pegamento y le pusieron

pegamento a sus deditos, encontraron los deditos allí, todos llenos de aserrín y le pegaron

los deditos a la chiquilla y luego le envolvieron esos deditos con no sé, creo que alguien le

arrancó un pedazo de trapo de ahí de sus vestidos, de lo que llevaban y le envolvieron los

deditos a la niña y se siguieron jugando, afortunadamente al poquito, a los minutos llegó el

papá de las niñas y se percató de la niña, que pues yo creo que tenía los dedos chorreando

de sangre y le dijo oye que te pasó? Vio los deditos y pues se la llevaron de inmediato al

hospital, desafortunadamente pues la niña perdió los dos dedos pues por supuesto pero fue

una anécdota que platicaba y que realmente a mí me hacía sentir no sé, raro porque de

verdad que inocencia como para hacer ese tipo de cosas entre ellos, de los juegos que

tenían, luego como eran tiempos muy bonitos o con mucha inocencia y más de amistad y de

convivencia también era de peligro y de que no medían luego la inocencia era mucho más

que la que hoy tienen los niños, no? Bueno esa es la anécdota que yo quería platicarte

K: Pues muchas gracias por su tiempo, por esta anécdota tan traumática, se lo agradezco

mucho de verdad

T: Sí gracias a ti mi amor, gracias, buenas noches

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