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Desde la Terapia cognitiva se entiende la hipocondría de forma muy similar al trastorno de pánico,
considerándose centrales las interpretaciones alarmantes de las sensaciones corporales que dan lugar
a la respuesta de ansiedad.
De esta forma, ambos comparten la percepción de amenaza severa para la salud. Sin embargo, se
diferencian en que en el pánico el miedo es de carácter agudo, mientras que en la hipocondría es de
carácter progresivo e insidioso.
Además, en el ataque de pánico se hace una interpretación catastrófica de los síntomas que lleva a su
intensificación, mientras que en la hipocondría los síntomas no son susceptibles de crecer
rápidamente, y se centran más en los síntomas difusos o inespecíficos.
Las técnicas cognitivas tienen por objetivo la modificación directa de dichas interpretaciones, mientras
que las conductuales se utilizan para obtener evidencias que obliguen al sujeto a revisar y cambiar esas
interpretaciones erróneas. Los estudios controlados indican que esta terapia es eficaz.
Se presenta la terapia como un curso que les ayudará a entender la percepción de los síntomas físicos
y se analizan los factores implicados en la amplificación o atenuación de los síntomas somáticos, que
son: el papel de la atención y uso de la relajación, la cognición y reatribución de síntomas benignos, el
contexto situacional y el papel del afecto y los conflictos de dependencia.
La terapia consiste en ayudar al paciente a detectar y cambiar los pensamientos automáticos negativos
sobre sus síntomas físicos, las creencias desadaptativas sobre la salud y enfermedad y las conductas
problemáticas.
1) Obtención del compromiso del paciente. Se propone una nueva hipótesis para explicar los síntomas
(como un problema de ansiedad) que luego se deberá someter a prueba.
2) Autoobservación de los episodios de ansiedad por la salud . El paciente debe identificar y registrar los
estímulos que desencadenan la preocupación excesiva por la salud, los pensamientos automáticos
negativos y las conductas inadecuadas.
3) Reatribución de los síntomas. Se lleva a cabo la modificación de las atribuciones negativas sobre el
origen de las sensaciones somáticas mediante técnicas verbales y experimentos conductuales.
4) Cambio de las conductas desadaptativas. Se trata de mostrar la influencia que ejercen las conductas
que realiza el sujeto en el mantenimiento de los síntomas. Para ello se utilizan la prevención de
conductas de verificación y de búsqueda de información tranquilizadora, y la retirada de la atención a
las preguntas y comentarios sobre los síntomas.
Se lleva a cabo en 10 sesiones de una hora de duración y con una periodicidad semanal (10
semanas=2meses y medio).
Fase de evaluación:
Detectar los supuestos disfuncionales sobre los síntomas y reemplazarlos por creencias más
adaptativas
Suprimir los comportamientos problemáticos.
Las sesiones se estructuran en tres fases:
1. Formulación del modelo y obtención del compromiso (sesiones 1 y 2). Se recoge la hipótesis del
paciente sobre lo que le sucede, se introduce una hipótesis alternativa y se presenta el modelo
cognitivo-conductual de Warwick y Salkovskis.
2. Estrategias de intervención (sesiones 3-8). Experimentos conductuales (lista de actividades que
el paciente no debe realizar como auto-inspeccionarse, visitas innecesarias a los médicos, etc.),
diario de hipocondría (autorregistro en el que examina datos a favor y en contra de sus hipótesis
para poder cuestionarlas), hora de preocuparse (dedicar una hora diaria a pensar en los
síntomas, provocando saciación y exposición imaginada a la posibilidad de estar enfermo),
diagrama del pastel (buscar explicaciones alternativas a sus síntomas), pirámide invertida (para
examinar la posibilidad de padecer una enfermedad), mostrar el papel de la auto-atención en la
percepción de las sensaciones corporales, técnicas de distracción (centrarse en objetos,
ejercicios mentales, actividades absorbentes).
3. Prevención de recaídas (sesiones 9 y 10). Prevención de recaídas y seguimiento.
Terapia de Avia
es una adaptación australiana del programa anterior, con los mismos componentes que el Coping Cat
pero añadiendo un tratamiento grupal al final de cada sesión individual en el que el niño asiste con sus
padres, el "Afrontamiento de la ansiedad en familia". En él se trabajan:
4) FRIENDS de Barrett
Un programa que consta de las siguientes fases y que cuenta con dos versiones: para niños de 6-11 años
y 12-16 años:
Incluye reestructuración cognitiva para los padres, entrenamiento en apoyar a la pareja y anima a
fomentar una red de apoyo social.
5) FORTIUS de Méndez Especialmente para TAS y también para cuando se presenta ira o enfado.
Consta de 12 sesiones y está indicado para niños de 8-12 años. Divide el trabajo terapéutico en 3
bloques, emocional, conductual y cognitivo.
El uso de estrategias facilitadoras (es decir, la aplicación por parte de los padres de manejo de
contingencias y contratos conductuales), y
La transferencia de control (del terapeuta a los padres, y de los padres al niño).
No se sabe aún su eficacia, pero el componente de la transferencia de control promete ser bastante
potente en la generalización y mantenimiento de resultados.
¿Cuál de estas alternativas es correcta respecto el tratamiento farmacológico del Trastorno de Deseo
Sexual Hipoactivo de la mujer? (fuera de temario)
Hasta ahora no existe ningún fármaco con la indicación precisa y única de actuar sobre la falta de
deseo. No obstante, existen varios grupos farmacológicos que vienen siendo empleados:
Por una parte, se ha trabajado directamente con aquellos fármacos que potencian la
excitabilidad. Aunque la excitabilidad es una fase de la respuesta distinta al deseo y la mayoría
de las mujeres con falta de deseo, una vez que encuentran la motivación suficiente para iniciar
un contacto sexual, no tienen problemas para excitarse, son muchos los autores que estudian
fármacos que potencien la excitabilidad en la creencia de que una mayor facilidad para la
excitación activará el deseo subsecuentemente. En este sentido se ha usado, por ejemplo, la
efedrina, el sildenafilo, fentolamina, apomorfina, PGE1, HMP-12 (Adrenoceptor antagonista),
etc. Sin embargo, concretamente con el empleo de sildenafilo sólo Caruso y colaboradores
(2001), en un trabajo de insuficiente validez, encontraron un aumento de la frecuencia sexual
después del uso del fármaco, mientras otros autores no descubrieron cambios (Basson y Brotto,
2003). Todos estos fármacos pretenden incrementar la amplitud del pulso vaginal y, por ende,
la lubricación, además de obtener una erección clitoridea. Pero las mujeres no perciben
cambios subjetivos en la excitabilidad a pesar de que la lubricación aumente, tal como
anteriormente se había puesto de manifiesto por otros autores que descartaron una correlación
directa entre lubricación y satisfacción.
Otra medida de tratamiento es la aplicación de compuestos hormonales como la terapia de
sustitución con andrógenos. Frecuentemente, las mujeres menopáusicas con déficit
androgénico presentan un descenso del deseo, fatiga crónica y en general una disminución de
la sensación de bienestar. De tal forma, si la paciente presenta síntomas clínicos conviene medir
los niveles androgénicos. La terapia de sustitución con andrógenos se puede realizar a través de
distintas vías, pero la transdérmica es la que mejor permite alcanzar concentraciones
fisiológicas de testosterona, evitando que se produzcan los picos y valles característicos de las
otras vías de administración. También se observa que la vía transdérmica es la que ofrece
mayor seguridad en cuanto al perfil lipídico y a los posibles efectos a nivel hepático. En la
actualidad existe un parche específicamente diseñado para las mujeres denominado Intrinsa
(Procter&Gamble), que libera 300 microgramos de testosterona. Los resultados obtenidos con la
aplicación del mismo ponen de manifiesto que el deseo mejora ostensiblemente con respecto al
grupo control (Simon, Braunstein, Nachtigall, Utian, Katz et al., 2005).
Hoy día se está usando el bupropion de forma inespecífica, independientemente de la etiología
del deseo sexual hipoactivo, no obstante, los resultados distan de ser espectaculares pues sólo
va bien en el 29% de las mujeres (Segraves, Croft, Kavoussi, Ascher, Batey et al., 2001). También
ha resultado ser un fármaco eficaz en el tratamiento del deseo inhibido por tratamientos con
ISRS. Sin embargo, en el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, con el empleo de bupropion
no se encontraron diferencias significativas entre el fármaco y la terapia sexual, disminuyendo el
nivel de abandonos cuando se emplea un tratamiento combinado de bupropion más terapia
sexual (Cabello- Santamaría, 2005).
El bremelanotide (PT-141), un péptido sintético (hormona alfa-melanocíclicaestimulante),
administrado vía intranasal, se ha intentado emplear porque en algún trabajo con escasa
muestra parecía mejorar el deseo, pero recientemente ha sido rechazado por la FDA (opción 4
incorrecta). Cabello F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 282-
286.
Indica cuál de las siguientes características no pertenece al programa Edmonton para el abordaje socio
comunitario de los trastornos de personalidad (fuera de terapia):
El programa Edmonton se enmarca en los tratamientos sociales y comunitarios para los TP,
aunque también son prevalentes los pacientes con depresión y ansiedad elevadas.
Los objetivos del programa están orientados al tratamiento y a la rehabilitación o a ambos.
No se ofrece terapia individual a los pacientes, aunque en circunstancias especiales pueden
agregarse sesiones vinculares o familiares.
La duración estimada es de 18 semanas y suele dividirse en 3 fases de 6 semanas cada una.
El modelo puede considerarse integrativo, ya que se basa en un enfoque psicodinámico, pero
integra muchas aportaciones de la teoría general de los grupos y de la terapia sistémica.
De entre todos los grupos terapéuticos del programa, el más relevante es el grupo amplio, que
funciona diariamente con algo más de 1h y opera como si fuese una asamblea, en la que todos
los pacientes y el equipo participan, facilitando el proceso de autorrevelación, así como el
ingreso y despedida de los participantes.
Belloch, A., Fúster, H. (2010). Tratado de trastornos de la personalidad. Editorial Síntesis. Madrid. Media.
En el tratamiento de la hipocondría que proponen Bouman (2015) y Belloch (2019) uno de los objetivos
es desarrollar una respuesta de ansiedad ajustada a la magnitud real de la amenaza, dicho objetivo en
qué meta se enmarca:
1. Conductual
2. Emocional
3. Atencional
4. Cognitiva
Es importante tener claro qué objetivo se persigue en cada meta. Este programa plantea seis metas:
cognitivas, metacognitivas, atencionales, emocionales, conductuales y sociales.
Respecto a la Teoría de la disociación estructural de Van der Hart et al. (2006) señale la incorrecta:
Para responder a esta pregunta cabe darse cuenta de que nos pide la opción es incorrecta. La Teoría de
la disociación estructural (Van der Hart et al., 2006) postula que, como respuesta al trauma, se produciría
una disociación entre la PE (personalidad emocional, responsable del sistema de defensa frente a la
amenaza: lucha, huida, sumisión) y la PAN (personalidad aparentemente normal, responsable de llevar
adelante las tareas de la vida cotidiana) (opción 2 incorrecta por ser verdadera). Cuanto mayor sea el
trauma, mayor será la disociación entre PE y PAN y mayor la gravedad del trastorno (incluyendo aquí
presentaciones clínicas que van desde el TEPT hasta el TID). Este modelo diferencia también entre
síntomas disociativos negativos (elementos ausentes en la PAN) y síntomas disociativos positivos
(fenómenos intrusivos en la PAN). Van der Hart y cols. (1996) proponen un modelo jerárquico de
disociación en el que clasifican la disociación patológica en 3 niveles (opción 3 correcta por ser falsa): 1)
Disociación primaria. Supone una escisión entre la PE y la PAN. La PE almacenará el trauma y lo revivirá a
través de experiencias emocionales y sensoriomotoras; mientras que la PAN tratará de evitar entrar en
contacto con el contenido traumático. La personalidad queda fijamente anclada a la PAN, tratando con
elle evitar el contacto con el contenido traumático y filtrándose en ocasiones contenidos del trauma en
forma, por ejemplo, de síntomas de reexperimentación. Este tipo de disociación estructural es la que
encontramos con mayor frecuencia en personas con TEPT. 2) Disociación secundaria. Supone una
escisión entre la PE y la PNA, pero en este caso existen distintos modos de presentación de la PE (lucha,
huida, congelación). Es el tipo de disociación estructural que podemos encontrar habitualmente en
pacientes con TLP (opción 1 incorrecta por ser verdadera). 3) Disociación terciaria. Supone una escisión
entre la PE y la PNA en la que existen distintas formas de PNA en un mismo sujeto, lo que da lugar a la
aparición de distintas identidades. Este tipo de disociación estructural la encontramos en el TID (opción 4
incorrecta por ser verdadera). APIR Manual de Psicología Clínica, Tema 7.
En contra de lo que se puede presuponer, los hipocondríacos son muy receptivos a una explicación
psicológica de su problema como uno de ansiedad, donde
la malinterpretación de sus síntomas físicos y sus conductas de seguridad son los principales
factores que mantienen el problema.
Es importante mostrar por parte del terapeuta una aceptación genuina de su experiencia de
sufrimiento, y
valorar las expectativas del individuo sobre el tratamiento y sus experiencias previas con la
atención médica y psicológica con respecto a mensajes sobre la cronicidad o las dificultades de
"curación" del trastorno, que es lo que se venía considerando sobre el tratamiento de la
hipocondría y que actualmente se conoce el efecto de la TCC produce una mejora del 75% de los
afectados.
El abordaje debe hacerse de forma directa y cuidadosa sobre los síntomas, transmitiendo que
sus síntomas son reales y
diferenciar entre la validación de la fenomenología de la experiencia de su malestar y la
conceptualización de su problema como un trastorno de ansiedad.
López Santiago, J., Arnáez Sampedro, S. y Belloch, A. (2021). Tratamientos psicológicos para trastornos de
síntomas somáticos (somatización) e hipocondría. En E. Fonseca (Ed.), Manual de tratamientos
psicológicos: adultos (pp. 459-482). Pirámide.
Cuando se comparan diferentes tratamientos psicológicos en adultos con anorexia nerviosa, ninguno
de ellos es superior a los otros.
En esta situación, las guías internacionales aconsejan a nivel de terapia psicológica, que es el
tratamiento de elección:
las terapias basadas en la TCC, tanto la Maudsley Anorexia Nervosa Treatmente for adults,
MANTRA (Schmidt, Startup y Treasure, 2019),
como la Specialist Supportive Clinical Managementm, SSCM (McIntosh, 2015) (opción 3 y 4
incorrectas por ser verdaderas).
Se sugiere, que se le explique al consultante los tres tratamientos psicológicos (TCC, MANTRA y SSCM)
para que éste seleccione cuál prefiere.
cuando uno de los tratamientos anteriores resulte inaceptable, contraindicado o ineficaz para el
interesado (opción 2 correcta por ser falsa).
Para niños y adolescentes existe evidencia sobre la eficacia de la terapia familiar al estilo Maudsley. La
terapia psicológica es más eficaz cuando los problemas médicos se han tratado y superado y el IMC
está alrededor de 18. Por tanto, es imprescindible combinar el enfoque psicológico con el nutricional. Un
error muy común es centrar el tratamiento en técnicas psicológicas y olvidar o dejar en segundo plano el
cambio nutricional.
Algunos de los modelos empleados con mayor frecuencia para el tratamiento presencial de la disfunción
eréctil son el Modelo terapéutico de Masters y Johnson, cuya terapia es llevada a cabo por dos
terapeutas (hombre y mujer) al mismo tiempo y parte de la prohibición del coito para iniciar la
denominada por ellos focalización sensorial, consistente en que la pareja desnuda comienza a
masajearse sin pasar a caricias genitales en un primer tiempo y después incluyendo los genitales.
El Modelo terapéutico de Helen Singer Kaplan, que parte de las propuestas de Masters y Johnson
(1970), pero con una sistemática más flexible, adaptada a cada persona, empleando procedimientos
que no se hallan organizados de forma rutinaria y partiendo de las necesidades psicodinámicas de la
pareja (opción 4 incorrecta).
El modelo terapéutico de Gerard Zwang, cuya terapia se centra en el síntoma, que tiende a
recondicionar favorablemente a hombres y mujeres sanos física y psíquicamente, pero con una
psicología erótica inadecuada (opción 3 incorrecta).
El modelo terapéutico de Keith Hawton (1985), que deriva de las proposiciones introducidas por
Masters y Johnson (1970) y desarrolladas por Kaplan (1974) y que consta de estas etapas:
Por otro lado ha sido frecuente en el campo de la terapia sexual la existencia de materiales de
autoayuda, posiblemente porque la gente ha tenido y, aunque con algunos cambios, sigue teniendo
dificultades para consultar sobre sus problemas sexuales.
De entre los programas de autoayuda referidos a la disfunción eréctil, son destacables el propuesto por
Carole Altman (1978) (opción 1 correcta) y la adaptación de Masters y Johnson de su esquema
terapéutico (Masters, Johnson y Kolodny, 1994).
El Modelo de Carole comienza por una autoevaluación a partir de un cuestionario que determina si la
causa de la disfunción es probablemente de carácter psicológico, o por el contrario, de base orgánica;
en cuyo caso, se advierte de la poca probabilidad de mejoría siguiendo el programa de autoayuda. Parte
de la idea de que, al igual que en otros campos, las personas que trabajan y se esfuerzan por conseguir
una vida sexual agradable y excitante tienen muchas más probabilidades de conseguirla que las que
ignoran su sexualidad. Este esfuerzo se va a ver reflejado en una serie de contratos con la pareja que
son imprescindibles y de obligado cumplimiento. Los contratos a seguir serían por orden
Cabello F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 221-225.
FUERA DE TEMARIO: En principio la utilización de fármacos es el método más rápido para retardar la
eyaculación.
Lo cierto es que la terapia farmacológica funciona mientras se toma la medicación, siendo frecuentes
las recaídas cuando ésta se abandona (opción 4 incorrecta).
Dentro de los fármacos más utilizados en esta línea de tratamiento tenemos los antidepresivos
tricíclicos, que han sido ampliamente estudiados en este campo, sobre todo la Clomipramina.
Otro fármaco poco usado en el tratamiento de esta disfunción es el Tramadol (opción 2 incorrecta). Su
principio activo actúa como analgésico activando los receptores opioides a nivel central e inhibiendo la
recaptación de serotonina y norepinefrina, ha demostrado eficacia retardando la eyaculación a
demanda.
En teoría una dosis de 25 miligramos consigue que la latencia pase de 1,17±0,39 a 7,37±2,53
minutos (Salem, Wilson, Bissada, Delk et al., 2008).
La Dapoxetina es el único fármaco desarrollado con indicación específica para el tratamiento
de la eyaculación precoz. Se trata un inhibidor del transporte de Serotonina (opción 1
incorrecta) con características farmacocinéticas adecuadas para ser tomado a demanda.
Presenta el pico máximo a la hora y media de la ingesta, quedando en sangre sólo un 5% de la
dosis a las 24 horas.
Los ensayos clínicos indican que 30 miligramos de dapoxetina permiten un alargamiento del
IELT de 0,92 a 3,2 minutos y 60 miligramos producen un alargamiento hasta los 3,5 minutos con
pocos efectos secundarios, tales como náuseas, cefaleas, diarreas y mareos (Buvat, Tesfaye,
Rothman, Rivas y Giuliano, 2009). En España se comercializa con el nombre de Priligy®,
debiéndose comenzar por una dosis de 30 miligramos pasando, en caso de que el resultado
inicial sea insuficiente, a 60 miligramos a las seis semanas.
Cabello F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 248-250.
La cronoterapia es un tratamiento específico de los trastornos del sueño que tienen como causa una
alteración del ritmo normal de sueño-vigilia con respecto a un horario estándar (opción 2 correcta).
El objetivo es sincronizar la tendencia circadiana del sueño con las horas programadas para
acostarse.
Antes de comenzar la cronoterapia, es indispensable que los sujetos supriman el consumo de
cualquier tipo de fármaco para dormir.
Además, es preciso que el sujeto respete el programa de sueño que se le aplique y que se
comprometa a finalizarlo, ya que en caso de interrupción puede quedar en un estado peor a la
inicial.
El programa consta de varias fases, que pueden durar entre uno y tres días.
El tratamiento se inicia estableciendo la hora en la que se duerme habitualmente el sujeto
(hora de referencia).
En la primera fase, el sujeto se acostará tres horas después de la hora de referencia, y esto se
mantendrá constante durante el tiempo que dure esta fase.
En la segunda fase, se realiza otro retraso, en este caso de seis horas con respecto a la hora de
referencia. Se sigue con este horario hasta el inicio de la tercera fase
y así sucesivamente, hasta la terminación del programa, que ocurre cuando se alcanza la
llamada “hora óptima de sincronización”, que es el momento en el que los ritmos biológicos
están ajustados con el horario estándar del ambiente en el que vive el sujeto.
La detención del pensamiento es una técnica desaconsejada en el tratamiento del TOC (opción 1
incorrecta).
LA SIGUIENTE PREGUNTA SOBRE TICS: TENER MUUUY CLARA CÓMO ES LA RESPUESTA POR FONSECA
QUE ES LO MÁS ACTUAL
En particular, esta técnica implica exponerse a la pesadilla (incluyendo escribirla, leerla en voz alta
(opción 4 incorrecta) e identificar los temas comunes), para luego volver a reescribirla y leerla en voz
alta.
La ERRT es muy parecida a la IRT, no obstante, la principal diferencia entre ambas es que la IRT
instruye específicamente al niño para crear y practicar un nuevo final de la pesadilla (opción 1
correcta).
La ERRT se ha aplicado con éxito para la extinción de las pesadillas y los trastornos del sueño
relacionados con el trauma en la población adulta. Richard y Cromer, en 2019, aplicaron una
intervención para el abordaje de las pesadillas postraumáticas basado en el protocolo publicado por
Fernández a 23 niños con edades comprendidas entre los 5 y los 17 año. Los hallazgos de este estudio
revelaron que las funciones ejecutivas no jugaban un papel relevante en los resultados del tratamiento, a
excepción de en la calidad del sueño (opción 3 incorrecta). APIR. Manual de tratamientos psicológicos.
Tema 27.
El primero, adaptado al castellano del original Reading and Smile, se llama “Interpretar una
sonrisa y otras expresiones importantes”, complementa el entrenamiento en cognición social de
los pacientes e incluye, entre otros, material dinámico en vivo.
Y el segundo, el RehacoG está dirigido a pacientes que superan los 55 años de edad o bien
presentan un nivel de deterioro cognitivo muy superior, un perfil habitual entre pacientes con
esquizofrenia crónica (opción 2 incorrecta).
El Neuropersonal Trainer es un programa desarrollado por el Instituto Guttman con amplia experiencia
en el tratamiento de pacientes con lesiones cerebrales de diferente naturaleza. Originalmente diseñado
para otras poblaciones clínicas se ha desarrollado una versión alternativa para pacientes con trastornos
psiquiátricos incluida la esquizofrenia. Ofrece ejercicios que pueden ser programados por el terapeuta
en función del tipo y grado de deterioro del paciente y un diseño atractivo.
Puede observarse en personas sin diagnóstico clínico pero que son portadoras de variables de
alto riesgo para desarrollar la psicosis. Los seis estudios que fueron incluidos en la revisión
ofrecieron a sus pacientes remediación cognitiva por ordenador con un enfoque bottom-up.
Cuatro de los seis estudios observaron una mejoría significativa en atención, memoria verbal y
velocidad de procesamiento, ninguno de ellos, sin embargo, revelo cambios en las variables
clínicas asociadas a la aparición de la psicosis.
Sin embargo, otros autores han encontrado una disminución significativa de la presencia de
síntomas negativos de la enfermedad después de que los pacientes recibiesen tratamiento de
rehabilitación, tanto en PEPs como en pacientes con esquizofrenia.
La mayor parte de los estudios ponen el énfasis en destacar la recuperación funcional asociada
con incrementos en niveles de autonomía e independencia funcional. Esta recuperación
funcional puede estar relacionada también con mejoras en el funcionamiento social,
especialmente cuando se administra con programas con formato de lápiz y papel (opción 4
correcta).
La recuperación en cognición también se ha asociado a mayor sensación de control sobre la
vida propia del paciente, con un incremento significativo en la calidad de vida percibida y con
una mayor capacidad de mantener un empleo protegido o un aumento de las horas de
rendimiento laboral.
Se están incrementando las evidencias de que este tratamiento produce cambios significativos en el
cerebro de los pacientes que lo reciben produciendo una reorganización funcional que resulta
beneficiosa.
Las evidencias de eficacia son muy altas y de gran impacto, lo que ha llevado a algunos gobiernos a
incluirla como tratamiento habitual en los protocolos de actuación del sistema sanitario publico con
pacientes psicóticos.
Aunque ya existen algunos estudios que describen el mantenimiento de esta recuperación en el tiempo
a nivel longitudinal y a pesar de no realizar sesiones de refuerzo, queda mucho por trabajar hasta
establecer que tipo de seguimiento sería necesario a largo plazo para que el efecto perdurase con éxito e
impacto en la vida de los pacientes.
Respecto su tratamiento clínico, son varios los modelos terapéuticos que han servido de base para esta
disfunción. Entre ellos, el modelo de LoPiccolo y Friedman. Estos autores (1998) presentan un modelo
centrado en la potenciación de los inductores externos del deseo y pobre en cuanto al trabajo de la
intimidad y la dinámica en pareja, por lo que resulta poco eficaz en el tratamiento del deseo de la
mujer, al contrario de lo que ocurría con los hombres (opción 1 incorrecta por ser verdadera).
El Modelo de McCarthy centra el origen del deseo hipoactivo en la ira, la culpabilidad y la reacción
ante posibles traumas sexuales. La estrategia terapéutica se resume en dos puntos, por un lado, romper
con la ansiedad anticipatoria y otros elementos negativos y, por otro, construir un estilo de vida sexual
satisfactorio.
mejorar la intimidad,
técnicas encaminadas a incrementar la atracción entre los miembros de la pareja, favorecer la
confianza y seguridad en la pareja y desarrollar nuevos escenarios sexuales.
Como vemos es este modelo el que emplea estas técnicas y no el modelo de Trudel, el cual sigue un
programa terapéutico de 9 pasos:
1. Análisis de las causas inmediatas y a largo plazo que provocan el deseo hipoactivo.
2. Información sexual.
3. Ejercicios para potenciar la intimidad en pareja.
4. Focalización sensorial.
5. Entrenamiento en habilidades de comunicación.
6. Entrenamiento en reforzamiento mutuo en pareja.
7. Reestructuración cognitiva.
8. Trabajo con las fantasías sexuales. (opción 2 correcta por ser falsa).
el modelo descrito por Trudel y colaboradores (2001), en una media de doce sesiones de dos horas
semanales permite superar el cuadro de deseo sexual hipoactivo al 76% de las mujeres, persistiendo el
resultado en el 64% de las mismas al año de seguimiento (opción 4 incorrecta por ser verdadera).
En el caso del deseo sexual hipoactivo de larga evolución es frecuente que exista un fuerte componente
de evitación, por lo cual el tratamiento comenzará de forma distinta.
potenciación de la erotofilia,
terapia de pareja centrada en el intercambio de conductas agradables y generando un adecuado
nivel de intimidad,
entrenar pautas de acercamiento diferenciando la aproximación cariñosa de la sensual y
la desensibilización sistemática en imaginación.
Según los casos, al mismo tiempo se puede administrar Bupropion y/o Alprazolam (opción 3 falsa por
ser verdadera).
Una vez que la mujer tenga cierto nivel de motivación y no genere mucha ansiedad ante las situaciones
eróticas, se procederá, como se ha citado anteriormente, a estimular los inductores externos del deseo.
Por tanto, comenzará con autoestimulación, recondicionamiento orgásmico, erotización, etc.
A modo de conclusión, desde la sexología existen estrategias terapéuticas que han puesto de manifiesto
su eficacia de forma empírica.
Cabello F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 271, 286-293.
El orgasmo femenino, dada su poca influencia a nivel reproductivo, apenas había despertado interés en
el mundo científico.
La liberación de la mujer y la defensa de los derechos sexuales, entre otros cambios favorecedores de
una visión más hedonista de la vida, han contribuido a darle una gran importancia al orgasmo, cuya
ausencia ha pasado a ser la disfunción sexual femenina más estudiada.
De cara al tratamiento sexológico para este trastorno, todos los modelos terapéuticos suelen incluir
entrenamiento en autoestimulación y mecanismos para inhibir la ansiedad, habiéndose demostrado que
la masturbación es muy eficaz para el tratamiento.
Sin embargo, no existe evidencia científica de que las diferentes técnicas empleadas para inhibir la
ansiedad contribuyan a la experimentación del orgasmo, lo que ha llevado a algunos autores a suponer
que la ansiedad no tenga un papel relevante en la disfunción orgásmica (Meston, 2004).
También casi todos los modelos incluyen los ejercicios de Kegel (1952), sin embargo, se ha verificado
que no existen diferencias significativas en cuanto al orgasmo por el uso de los ejercicios.
En el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, se lleva a cabo una estrategia que recoge elementos
de todos los modelos mencionados y consta de una serie de pasos.
En primer lugar, se trabaja en la potenciación de la erotofilia, con ello buscando eliminar las
actitudes negativas y prejuicios en torno a la sexualidad en general.
Posteriormente se trabaja con la autoestimulación.
Desde el principio se enseñan técnicas de relajación, que en nuestro caso será una modificación
de la sistemática de Shoultz y los ejercicios de Kegel (1952). Así, la mujer aprende a
concentrarse en las distintas partes de su cuerpo, a sentirlo y, acto seguido, puede comenzar a
explorarlo.
Paralelamente, en pareja se dedica una parte de la terapia a mejorar la comunicación. Para ello
se puede emplear un recurso del tipo "The Minnesota couple communication program" (Miller,
Nunnally, Wackman, 1971) (opción 3 incorrecta por ser verdadera),
al mismo tiempo se comienza con la erotización sensual y la erotización genital.
Una vez que la mujer ha conseguido el orgasmo con la autoestimulación y ha practicado con
éxito en distintas circunstancias, se solicita que se autoestimule delante del compañero, para
progresivamente pasar a que sea él quien, con las caricias dirigidas por ella, provoque el
orgasmo. Esta fase se conoce como erotización orgásmica, y supone la fase previa a trabajar
finalmente con la capacitación orgásmica. En la capacitación orgásmica se va avanzando por
medio de una serie de subfases
o Penetración con autoestimulación clitoridea,
o Penetración con heteroestimulación clitoridea y
o Penetración sin estimulación clitoridea para ir avanzando en la consecución del orgasmo
por parte de ambos miembros de la pareja de forma satisfactoria.
Cuando se consigue el orgasmo se instruye a ambos miembros de la pareja en la "coital
alignment technique" (CAT) propuesta por Eichel (1993) (opción 2 correcta por ser falsa), que
según algunos autores incrementa de forma notable la habilidad para obtener el orgasmo
(opción 1 incorrecta por ser verdadera).
Llegados aquí se recomienda, al igual que en otras disfunciones, dejar un número de posibles
encuentros eróticos para repasar ejercicios, tales como la masturbación de ella sola delante de
la pareja y alcanzar el orgasmo por estimulación de él sin penetración.
Cuando se trata de un trastorno del orgasmo secundario, si se ha descartado que sea a consecuencia de
la ingesta de medicamentos o de una enfermedad orgánica, el pronóstico será por lo general muy pobre.
En estos casos, la estrategia terapéutica que más resultado da a largo plazo es generar habilidades de
comunicación en pareja, haciendo una terapia similar a la que se emplea para el tratamiento del deseo
sexual hipoactivo (opción 4 incorrecta por ser verdadera). Cabello F. (2010). Manual de sexología y
terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 323, 334-337.
El fomento del empleo de tiempo con pareja de una forma reforzante y activa,
El afrontamiento de los problemas más inmediatos,
Fomentar la expresión emocional y psicoeducación sobre la relación entre los pensamientos y
las emociones.
En la segunda fase se busca:
En la tercera fase:
En el manual de Belloch, Sandín y Ramos (2020) se incluye una tabla con la propuesta de Chóliz y
Marcos (2020) para el tratamiento de la adicción al juego. Este se divide en 5 etapas en las que se
especifican para cada una los objetivos perseguidos y las técnicas empleadas.
de anamnesis clínica,
test psicológicos y entrevista motivacional (opción 1 incorrecta).
contrato terapéutico,
control de estímulos,
gestión de las deudas y el gasto,
establecimiento de las conductas alternativas al juego y
técnicas de reducción del malestar y de control.
En la etapa 3: de descondicionamiento y entrenamiento en autocontrol se incluyen técnicas como:
la exposición,
el contracondicionamiento y
el entrenamiento en estrategias de afrontamiento (opción 2 incorrecta).
Por último, la etapa 5: de consolidación de los cambios y prevención de recaídas incluye las técnicas de:
dramatización,
técnicas de debate y
grupos de discusión (opción 4 correcta).
Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2020). Manual de psicopatología. (Vol.I). Madrid: Mc-Graw- Hill.
Página 535.
En comparación con otros trastornos, es poca la información de la que disponemos sobre el tratamiento
de los trastornos bipolares. La última guía clínica de la American Psychiatric Association (2002) habla del
manejo psiquiátrico y la terapia farmacológica como componentes esenciales del tratamiento del TAB
para episodios agudos y prevención de episodios futuros, y reconoce la utilidad de los tratamientos
psicosociales para reducir el malestar y mejorar el funcionamiento de los pacientes entre episodios, así
como para maximizar dicha prevención. Esta recomendación es específica para la terapia interpersonal y
TCC acompañadas de fármacos y la terapia de grupo. Sin embargo, la APA también expone en su guía
que actualmente los tratamientos que se utilizan reducen la morbilidad y la mortalidad del trastorno
bipolar, pero no existe ningún tratamiento que cure el trastorno de manera definitiva.
El objetivo básico del tratamiento del TAB debe ser evaluar y tratar las exacerbaciones agudas, prevenir
las recaídas mediante la identificación de los síntomas subsindrómicos, mejorar el funcionamiento entre
episodios, y mejorar la asistencia, insight y apoyo a los pacientes y sus familias, así como la adherencia
farmacológica.
Respecto a la Terapia Familiar y Terapia Marital: un alto índice de emoción expresada familiar (que
incluye un grado elevado de actitudes críticas, hostilidad y sobreimplicación emocional), influye en el
aumento de las recaídas del paciente bipolar, de igual forma que sucede en la esquizofrenia, por lo que
resulta fundamental en estos casos trabajar con la familia o pareja de los pacientes y mejorar el ajuste de
estos últimos.
Existen dos autores que han desarrollado programas de Terapia Familiar y Marital para el trastorno
Bipolar:
Respecto a la Terapia Interpersonal y del Ritmo Social: fue desarrollada por Frank y colaboradores en
1994. Se basa en la terapia interpersonal de Klerman, en la Teoría de Inestabilidad del Trastorno Afectivo
Bipolar de Goodwin y Jamison y además otorga un papel fundamental al ambiente cotidiano y social del
paciente (opción 2 incorrecta por ser verdadera). Es una intervención individual que está basada
fundamentalmente en dos características: el establecimiento de rutinas cotidianas periódicas (donde
también se incluye la adherencia a la medicación) y la potenciación de las relaciones interpersonales.
Una de las tareas que debe aprender el sujeto consiste en la identificación de aquellos eventos
estresantes que hacen que abandone sus rutinas y comience a relacionarse de manera inadecuada con
las personas de su entorno. Esta terapia da mucha importancia a mantener unos ciclos de sueño
regulares.
Frank no propone una duración fija de su programa, ya que las características del trastorno bipolar hacen
necesario un tratamiento a largo plazo. APIR Manual de Tratamientos Psicológicos, Tema 4.
En la bibliografía científica y aún más en la paracientífica existen cantidad de técnicas y modelos para
retrasar la eyaculación. Con el paso de los años en el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología se ha
configurado un modelo terapéutico propio integrando las diferentes estrategias.
Al igual que en el tratamiento de la disfunción eréctil existen dos modalidades: Modelo simple sin
fármacos y Modelo combinado.
El modelo simple sin fármacos comparte las primeras fases con el empleado para la disfunción eréctil.
Las fases que se trabajan son:
erotización sensual,
erotización genital,
erotización orgásmica I, técnica de compresión basilar
erotización orgásmica II,
desensibilización intravaginal I,
desensibilización intravaginal II y
desensibilización intravaginal III.
En la siguiente parte de la erotización orgásmica (parte II) se solicita que se estimulen de forma
compartida (sin utilizar la penetración) y cuando la excitación sea elevada, él continúe hasta que ella
alcance el orgasmo. Inmediatamente después ella lo masturbará a él hasta el final, cronometrando las
cinco primeras sesiones para que se tenga constancia del tiempo (opción 2 incorrecta). En el resto de
fases, se trabajan otros contenidos de forma estructurada pero no particularmente la técnica de
compresión basilar o pinza (opción 1 y 4 incorrecta).
O'Donohue (1997) afirma que la terapia sexual constituye el tratamiento de mayor eficacia. En
la práctica consiste en una desensibilización sistemática.
Para Schnyder y colaboradores (1998) en el caso del vaginismo resultan igual de eficaces la
desensibilización sistemática in vivo o in vitro.
Otra posibilidad terapéutica es el tratamiento quirúrgico. En el ámbito de la ginecología es muy
frecuente el uso del bisturí para solucionar el problema. De tal forma, se practican
esfinterecmías sin tener en cuenta que quien controla el esfínter es la mente. En el Instituto
Andaluz de Sexología y Psicología se han visto tres casos en donde el tratamiento quirúrgico no
ha servido para nada (opción 3 incorrecta).
Una técnica terapéutica que sí parece estar dando muy buenos resultados es el biofeedback.
Por el contrario, a pesar de la eficacia del empleo de la toxina botulínica manifestada en
diversas publicaciones, es posible que a las mujeres a quienes se pueda introducir dilatadores
vaginales con la toxina recaigan cuando no usen el fármaco (opción 2 incorrecta).
Resumiendo, se puede afirmar que el tratamiento del vaginismo es posiblemente el que más éxitos
terapéuticos proporciona, sobre todo cuando aplicamos las técnicas de desensibilización sistemática in
vivo, junto con entrenamiento individual (opción 1 incorrecta) y la reestructuración de las creencias
irracionales de la paciente (opción 4 correcta).
Cabello F. (2010). Manual de sexología y terapia sexual. Madrid: Síntesis. Pág 317-321.
El modelo AIM-SP (Assess, Intervene and Monitor for Suicide Prevention) está compuesto por tres fases,
y en cada una se deben seguir una serie de pasos.
Evaluación: hay que preguntar explícitamente sobre la conducta suicida y la ideación tanto en el
presente como en el pasado, se deben identificar los factores de riesgo presentes (opción 3 incorrecta)
y hay que centrarse de forma continua en la seguridad de la persona (opción 4 correcta).
En la fase de intervención se deben elaborar estrategias de afrontamiento, así como se debe elaborar el
plan de seguridad de Stanley y Brown (opción 1 incorrecta) y debe utilizarse aquellos tratamientos
psicológicos basados en la evidencia (opción 2 incorrecta).
Por último, en la fase de monitorizar, se debe aumentar la flexibilidad y disponibilidad del clínico,
aumentar la supervisión en situaciones o periodos de alto riesgo suicida, involucrar a la familia y a
otras redes de apoyo social y apoyarse en otros clínicos y supervisar casos si es preciso.
1) ISRS, son el fármaco de primera elección para pacientes con agresión impulsiva y
conducta autodestructiva. En concreto la fluoxetina ha demostrado una gran eficacia en
pacientes agresivos con depresión, retraso mental, estrés postraumático o TLP (opción 4
correcta por ser verdadera).
2) Neurolépticos, se usa principalmente como tranquilizante. Han demostrado ser
efectivos con pacientes psicóticos y con retraso mental.
3) Litio, es especialmente eficaz en pacientes bipolares y en los casos en los que los
otros fármacos no han aportado mejoría.
Dado que el campo de los Trastornos de personalidad (TP) es relativamente nuevo para la investigación,
no hay muchos estudios epidemiológicos. Aun así, los datos disponibles permiten aproximar una
prevalencia de 5-15% de estos trastornos en la población general, sin una diferencia clara entre ambos
sexos. Su curso por definición es crónico y estable, aunque el pronóstico es variable. Los estudios
publicados sobre psicoterapias en TP no siempre cumplen las condiciones necesarias de diseño y control
para considerarse aceptables a la hora de establecer la eficacia de un tratamiento. Respecto a los
Trastornos de Personalidad en General, existen escasos estudios sobre tratamientos aplicados, siendo la
mayoría de los trabajos de tipo psicodinámico. A continuación se exponen las principales terapias que
existen:
Terapia cognitivo-conductual (Pretzer), Terapia cognitiva basada en los esquemas (Young y Behary),
Terapia cognitivo-conductual breve en grupo (Springer, et al.), Terapia estratégica del yo (Beahrs, et al.),
Psicoterapia dinámica breve (Pollack, et al.), Terapia psicoanalítica breve en grupo (Piper, et al.), Terapia
psicoanalítica y cognitivo-conductual en grupo (Wilberg, et al.), y Terapia centrada en el cliente (Teusch,
et al.).
Hay muchos tratamientos en fase experimental para tratar otros trastornos de personalidad:
1) TP Paranoide: Terapia Psicoanalítica Breve en Grupo (Piper) (opción 4 incorrecta por ser falsa)
2) TP Esquizotípico: Terapia en grupo Psicoanalítica y Cognitivo Conductual,
3) TP Antisocial: Terapia Cognitiva Breve (con orientación dialéctica) (Davidson y Tyrer) (opción 2
correcta por ser verdadera); Terapias de Comunidad Terapéutica (Dolan),
6) TP Dependiente: Terapia Psicoanalítica Breve en Grupo (Piper) (opción 4 incorrecta por ser
falsa),
capacita a los líderes del grupo dentro de las escuelas para difundir mensajes positivos, que
ayudan a modificar las normas sociales en los entornos escolares, de modo que se aliente a los
estudiantes a desarrollar habilidades y actitudes positivas para la vida y fomentar una creencia
y una estrategia que promueva la búsqueda de ayuda en los adultos (opción 3 incorrecta).
Fonseca, E., Al-Halabí, S. (2022). Manual de psicología de la conducta suicida. Editorial Pirámide.
Madrid.
Por un lado, dentro de las formulaciones sin una conceptualización contextual explícita encontramos:
Por otro lado, dentro de las terapias con explícita conceptuación contextual tenemos:
Jacobson y Christensen (1996) desarrollaron la IBCT para superar las limitaciones de la TBCT partiendo
del supuesto de que el reproche e imposición mutua de cómo debe ser el otro solo sirve para agravar
los problemas (opción 1 incorrecta por ser verdadera). De este modo, IBCT sitúa el trabajo de los
integrantes de la pareja en la aceptación de sus emociones y el abandono de intentos de cambiar al
otro, respetando su historia personal.
Con estos objetivos, IBCT incorpora tres estrategias principales:
No obstante, se recomienda comenzar trabajando la aceptación, en tanto que los cambios vendrán de
la mano de esta de una manera más natural y efectiva que los inducidos por estrategias de cambio ,
más arbitrarias y ajenas a una relación de pareja (Jacobson et al., 2000) (opción 3 correcta por ser falsa).
Fonseca, E. et al. (2021). Manual tratamientos psicológicos adultos (1, 172-173). Pirámide.