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Módulo 1 pág 2
Alejandro Busto
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Módulo 1 - Discusión Epistemológica
onzález Rey, Fernando L.; Mitjáns Martínez, Albertina; Bezerra, Marília; (2016).
G
Psicología en la educación: Implicaciones de la Subjetividad en una perspectiva
cultural-histórica. Revista Puertorriqueña de Psicología, Julio- Diciembre, 260-274.
odríguez Acosta, Vivian. (2018). Educación para los derechos humanos. Un estudio
R
necesario. Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina, 6(2),
160-177.
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igo, M. A., Díaz Barriga, F. y Hermández Rojas, G. (2005). La psicología de la
R
educación como disciplina y profesión. Entrevista con César Coll. Revista Electrónica
de Investigación Educativa, 7 (1).
os procesos educativos son tan complejos que requieren una mirada multidisciplinaria, y
L
dentro de está mirada la de la psicología de la educación es muy importante, pero es una
más junto con otras miradas, una mirada específica, y quizás ese sea uno de los riesgos
que tenemos hoy en día los psicólogos de la educación: el de diluir la especificidad de
nuestra mirada en el marco de está aproximación multidisciplinar de los procesos
educativos.
os psicólogos estudiamos cómo se construye el sentido, como las personas construimos el
L
sentido de nuestra actividad y nuestra acción, y eso es imposible que se pueda hacer al
margen del contexto, de las condiciones, de las situaciones concretas en las que ese
comportamiento, esa actividad realmente se despliega.
uando se trata de abordar los procesos y fenómenos educativos desde una perspectiva
C
específica del conocimiento psicológico es necesario tomar algunas consideraciones:
1. La primera tiene que ver con planteamientos epistemológicos internos de la
disciplina sobre cómo se entienden las relaciones entre el conocimiento psicológico
y la teoría y la práctica educativa: así, es posible tener dos posturas, por un lado a)
se puede concebir una jerarquía epistemológica de aplicación del conocimiento
universal básico en los contextos, por el otro, b) la postura que justamente sostiene
que el comportamiento humano no se puede entender al margen del contexto en el
que se genera
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2. L
uego, el segundo nivel, tiene que ver con las teorías o paradigmas explicativos de
los procesos psicológicos, en tanto algunos son más proclives a una postura
aplicacionista o, a una postura de interdependencia-interacción.
a orientación puede dirigirse hacía cualquiera de las dos posturas, ya que ambas cuentan
L
con mucha presencia y fuerza en el medio. El que acabe dominando una u otra en un plan
de estudios determinado, tiene que ver más con la tradición dominante. En los lugares
donde hay una tradición académica muy fuerte, centrada en los procesos básicos, acabará
reflejando una postura aplicacionista. Por otro lado, en los lugares donde la formación se
hace sobre todo a partir de preocupaciones de aplicación y donde la tradición primigenia,
que fundamenta o que funda los planes de estudio, es una tradición más bien basada en
compromisos sociales, de intervención en ámbitos sociales, lo que suele prevalecer son las
posturas de interdependencia-interacción.
n general dentro del sistema escolar en los primeros niveles de escolaridad, vinculado a lo
E
que son asuntos de tratamiento-intervención en torno a problemas y dificultades de
aprendizaje.
a psicología de la educación, a mi manera de ver, es una disciplina aplicada que tiene que
L
generar conocimiento sobre su objeto específico y tiene una vertiente de intervención
profesional clarísima. Para mi está claro que se tiene que generar conocimiento que nos
permita entender los cambios que se producen en las personas, lo cual tiene que ver con el
hecho de que participen en situaciones educativas de manera formal, informal, u otras.
ara mi, lo que estudia la psicología son los cambios en el comportamiento, y en este
P
sentido, el psicólogo de la educación estudia aquellos cambios que parecen vinculados al
hecho de que las personas participemos en actividades, que calificamos de educativas,
sean formales, informales, escolares, familiares, es igual. Y cada vez que haya un tipo de
práctica social que podamos identificar como educativa y cada vez que podamos identificar
cambios en el comportamiento de las personas asociadas con el hecho de que participen en
esas actividades, aparecen ahí los objetos de estudio de la psicología de la educación y
nuestra obligación es generar conocimientos, modelos explicativos e instrumentos de
intervención para orientar, guiar y explicar esos cambios.
e parece fundamental que los equipos de investigación tengan una tradición, una
M
continuidad en el tiempo. Estoy convencido de que esto es lo que da sustancia, continuidad
y satisfacción al trabajo. Sin embargo, no percibo esto como tendencia general,
desgraciadamente, hay poca tendencia a trabajar en equipo.
i bien considero que esto se debe a una diversidad de factores, creo también que el signo
S
individualista de nuestro tiempo tiene una gran influencia, el individualismo rampante que
nos invade y que se integra en políticas institucionales que potencian y favorecen ese
individualismo en lugar del trabajo en grupo. También se relaciona con la falta de recursos o
de un sistema de provisión de recursos que permita realmente planificar a mediano y largo
plazo. Por otro lado, también tiene que ver con nuestra tradición disciplinar, y también y muy
importante de factores derivados de la juventud de nuestro ámbito de conocimiento. Tengo
la impresión que dentro de la psicología de la educación, no se acumula, sino que cada vez
que se aborda un tema se refunda todo, desde la terminología, el vocabulario, los
conceptos, las teorías. En otras disciplinas se construye a partir de lo anterior y puede haber
discrepancias, pero hay conocimientos que son acumulativos. Nosotros no, tenemos la
necesidad de refundarlo todo cada vez.
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s una falta de conciencia de que en realidad el conocimiento científico está sujeto a
E
grandes revoluciones, pero no hay revolución sin acumulación y continuidad.
s de destacar que el educativo es un quehacer estatal, una función concreta que remite a
E
políticas prácticas. Así, las ciencias de la educación se encuentran en una condición
histórica, material, sumamente diferente al resto de las ciencias sociales. La producción
intelectual en temas de educación está sometida a una especie de doble determinación:
1. por una parte la que hace a cualquier disciplina social, en cuanto a los límites del
discurso tolerado y a las políticas sobre lo científico que se dé el Estado
2. la otra, que se entrecruza con ésta (no se le suma simplemente) es la del control
estatal sobre la política educativa, y por tanto sobre la producción textual que se da
sobre las temáticas que le son inherentes.
sí, los márgenes con que se cuente en una investigación determinada, dependeran del
A
grado de inserción e influencia de está investigación sobre aspectos de las políticas
educativas concretas. Influencias que son, habitualmente, mucho más inmediatamente
prácticas que las de trabajos realizados en otras áreas de la reflexión social.
reemos que una de las razones de esto es que, en sentido estricto, no existen ciencias
C
“de” la educación, sino “aplicadas” a ésta. No existe, para nosotros, ciencias dedicadas a la
educación que sean independientes de la ciencia fundamental correspondiente. Es decir, se
entiende que la sociología de la educación, la psicología de la educación, etc, no son
campos teóricos temáticos propios, sino que son la aplicación de disciplinas generales a un
espacio empírico particular.
or esto es que afirmamos que debe hablarse de ciencias “aplicadas” a la educación, es
P
decir, de la psicología misma, la sociología, etc, tomadas en sus más genuinos desarrollos,
y derivadas a la temática educativa. Es este el único modo de rescatar para la discusión
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obre educación los mejores análisis de las ciencias contemporáneas, y no parciales
s
referencias y aproximaciones indirectas que pervierten la calidad y el nivel de intelección.
esto se le agrega otra determinación que le está ligada: si se trata de quehacer teórico
A
con referencia práctica inmediata, la operativización establece “per se” un campo propicio al
pragmatismo, tendiente a relativizar el rigor conceptual y la teoría, para privilegiar lo eficaz.
A partir de aquí, los límites conceptuales encuentran en realidad que su continente, aquello
que los demarca, está más allá de lo puramente conceptual, y naturalmente no se resolverá
solo en el plano de la discusión conceptual.
o cierto, es que este problema “de base” de la produccion simbolica sobre la educación
L
hace a su retraso relativo en relación al desarrollo de otras disciplinas sociales, y al hecho
de que la ilusión tecnocrática se mantenga plenamente presente en latinoamérica, sobre
todo, basado en el hecho real de nuestras carencias económicas.
stá posición tecnocrática nos sitúa dentro de la creencia de que son racionalizables los
E
medios y procedimientos pero nunca los fines, lo cual hace que se deje por completo de
lado la reflexión filosófica. Cuando (pareciera que) los problemas centrales de la educación
son el aumento de la matrícula, la racionalización del presupuesto, la formación cuantitativa
de un alto número de docentes, etc, se entiende como un lujo exotico y formalizante la
pregunta por los supuestos últimos de la función educativa, la reflexión sobre el tema de la
ideología a “los valores”. Estos, casi habitualmente, se los toma por ya dados, en tanto
sentido común social a versión particularizada de la política estatal. Pero este es
precisamente el error que va confinando al pensamiento sobre la educación a una serie de
mecanismos formales y carentes de contenido, basados en la apología del método y la
estadística. Error que no nos permite pensar en torno a problemas que estan exigidos por la
situación contemporánea.
a filosofía no es más que una “otra” manera de enfrentar el método de análisis, ante las
L
exigencias propias de cualquier objeto. Hoy la filosofía está intrínsecamente ligada a la
ciencia social. Hoy la filosofía no es “especulación”, sino puesta en juego múltiple de
elementos tomados de las ciencias para pensar “más allá” del horizonte que estas pueden
alcanzar dentro de su finalidad y su método.
Filosofia y educacion
stos son dos campos diferentes, prácticamente autónomos. Desde la modernidad filosófica
E
(Descartes), el tema educativo ya no ha sido visualizado como de importancia por los
filósofos, ni como parte de su objeto. La educación no es, desde que el “cogito” y el
problema del conocimiento se enseñorearon de la reflexión filosófica, un aspecto incluido en
la problemática de ésta.
ara la filosofía de la educación juega el mismo principio que aplicamos para la psicología o
P
la sociología, es decir, tomar a la filosofía misma y aplicarla a los temas educativos. La
filosofía debe llegar a la educación sin mediaciones, para pensar los problemas del sujeto,
del Estado, de los valores.
a tesis central de todo esto es, entonces, que no puede asumirse que el lugar de la
L
filosofía en los problemas educativos responda a la filosofía de la educación. Ese lugar lo
reclama la filosofía a secas. Además, la “ligazón” de filosofía y educación es problema de
los educadores mismos. No podemos esperar que los filósofos se encarguen del tema:
entre otras cosas porque desconocen los problemas específicos a que se enfrenta la
educación. No necesitamos filósofos dedicados a temas educativos, sino que se trata de un
procedimiento muy diferente; desde la interioridad de la práctica de la educación será que
se configurará el espacio propio de reflexión, el objeto de análisis, y el lugar que la filosofía
debe ocupar allí para esclarecer algunos de los temas centrales de la educación
contemporánea.
onzález Rey, Fernando L.; Mitjáns Martínez, Albertina; Bezerra, Marília; (2016).
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Psicología en la educación: Implicaciones de la Subjetividad en una perspectiva
cultural-histórica. Revista Puertorriqueña de Psicología, Julio- Diciembre, 260-274.
Introducción
vanzar en caminos alternativos para estos problemas, no es apenas una tarea práctica,
A
exige desarrollar una comprensión diferente sobre la forma en que los diversos contextos de
vida de profesores y alumnos les afectan en su actividad en la escuela, y afectan sus
relaciones.
a sociedad, los individuos que la integran y los procesos sociales que ocurren en ella
L
comparten una cualidad que es específica a los procesos humanos en las condiciones de la
cultura, la que permite explicar cómo los “problemas de vida” se organizan como problemas
individuales y sociales diferentes por su naturaleza de aquellos procesos que participaron
en su génesis. Esa especificidad de los fenómenos humanos, que representa un nivel
superior del desarrollo de la psique alcanzado por los seres humanos de forma inseparable
al desarrollo de la cultura, es la que definimos como subjetividad.
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La subjetividad y sus implicaciones para una educación diferente
os conceptos que usamos para generar conocimiento y orientar nuestras prácticas desde
L
está perspectiva teórica son:
- Sentidos subjetivos:representan la unidad básicay efímera de lo emocional y lo
simbólico en el curso de una experiencia concreta. Los procesos humanos ocurren
en el presente, pero sus sentidos subjetivos integran desdoblamientos simbólicos y
emociones de lo vivido y, con frecuencia, lo proyectado por vivir, que son parte
inseparable de la configuración subjetiva de la experiencia actual.
- Configuración subjetiva: Los sentidos subjetivosaparecen en una multiplicidad
cuya sucesión, contradicciones y continuidad define la configuración subjetiva de las
acciones que se suceden en una experiencia actual, siendo las decisiones y
posiciones activas de los individuos y grupos que se relacionan en esa experiencia,
fuentes permanentes de producción de sentidos subjetivos que estan más allá de
sus representaciones conscientes. Este proceso hace que la configuración subjetiva
sea inseparable de la acción, siento toda acción relacional, no por sus atributos
objetivos, sino por sus sentidos subjetivos. El individuo se torna sujeto de su
actividad cuando es capaz de tomar decisiones y desarrollar formas de subjetivación
singulares dentro del marco normalizado de toda experiencia institucional.
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- as prácticas educativas son ante todo prácticas relacionales, orientadas al
L
desarrollo institucional y personal. Cuando esas acciones son desarrolladas
dialógicamente, entre el maestro y los alumnos, y los alumnos entre sí, permiten un
sentido de responsabilidad y compromiso compartido, que facilita que los alumnos
se sientan parte de ese espacio, condición que facilita que las prácticas que tienen
lugar en el expresen el compromiso subjetivo de los alumnos.
- El trabajo educativo que tiene su foco en el desarrollo de la subjetividad, debe
complementar trabajo en grupo con trabajo individual. Las personas con dificultades
en cualquier área de la vida, requieren de un trabajo individualizado que integre los
diversos escenarios de su actuación personal.
as tareas que se realizan en clase, además de su carácter lúdico, el cual genera en el niño
L
sentidos subjetivos diferentes durante su realización, son también tareas que se desarrollan
en un marco relacional, dentro del cual el afecto, la seguridad, confianza y aceptación
generados por los actores institucionales son una fuente de nuevos sentidos en relación a la
tarea, que se expresan en los intereses del niño por su realización y la seguridad con que la
enfrenta, lo cual le permite concentrar sus esfuerzos intelectuales y llegar a una respuesta
correcta. En cada momento del aprendizaje la configuración subjetiva de este proceso va a
implicar sentidos subjetivos que favorecen ese proceso o que lo dificultan y esos sentidos
emergen dentro de la cualidad del espacio relacional en que la tarea se desarrolla. Cada
momento del aprendizaje es un microcosmos de la conciencia, un microcosmos de los
procesos subjetivos de la historia de vida del niño y de su contexto actual. La presencia de
una figura central en la comunicación del niño, a través de la cual se sienta reconocido y le
facilite un lugar social, es central para la emergencia de nuevos sentidos subjetivos capaces
de cambiar los procesos subjetivos implicados en su aprendizaje. Es este proceso esencial
para el desarrollo del niño en el contexto de la actividad de aprender.
n alumno tratado con respeto, cariño e interés es capaz de avanzar en corto tiempo lo que
U
no avanzó en años enteros de vida escolar donde sus procesos subjetivos fueron
desconocidos, separándose lo que se pretendía enseñar de las relaciones con el niño. A su
vez, la emergencia de una nueva configuración subjetiva frente a nuevas situaciones se
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onvierte en un proceso intenso de desarrollo del niño que no se reduce solo al plano del
c
aprendizaje, sino que puede también desarrollar la socialización del niño, ayudarlo a
superar inseguridades y por lo tanto, posibilitar que esto también se exprese en otras áreas
de su vida.
os procesos asociados al desarrollo del niño siempre deben estar asociados a sistemas de
L
relaciones dialógico-afectivas dentro de las cuales el alumno consigue desarrollar su
identidad dentro del espacio escolar.
uestras investigaciones revelan que los niños que no se integran en un espacio relacional
N
dentro de la escuela generan configuraciones subjetivas que les impiden aprender, las que
se asocian al miedo, la inseguridad, el sentido de incapacidad, la anticipación del fracaso y
muchos otros estados subjetivos que, de forma singular, se expresan como resultados de
esas configuraciones. Si el maestro, consciente de la importancia de apoyar al alumno
dentro de su zona de desarrollo próximo, es omiso de la cualidad de su relación de
comunicación con el alumno, su esfuerzo en el plano instrumental no tendrá los resultados
esperados.
sí, las rotulaciones estáticas sobre las dificultades de los alumnos, son generadoras de
A
una condición subjetiva del alumno que se convierte en la principal barrera para su
desarrollo subjetivo. La medicalización creciente en el tratamiento de las dificultades
escolares es una expresión de la desconsideración de la subjetividad del alumno y de la
falta de comunicación con él por parte de los educadores, procesos que llevan a la
desconsideración de la forma en que vive y de sus condiciones de vida.
omar la definición de subjetividad presentada aquí para analizar las cuestiones de la
T
educación escolar y el desarrollo infantil, permite integrar la dimensión emocional de los
niños en su estrecha relación con los procesos simbólicos de tal forma que permite
entender las operaciones intelectuales del aprendiz en su estrecha relación con la
imaginación, la fantasía y la motivación, procesos que caracterizan la configuración
subjetiva de las operaciones intelectuales.
a subjetividad se hace presente en cada momento de vida, por tanto, nunca representa
L
una entidad congelada para clasificar a las personas. Es en el movimiento de los sentidos
subjetivos en el curso de una experiencia, que otras configuraciones subjetivas, cuyas
producciones llevaron a dificultades en el individuo, se transforman, modificándose
cualitativamente y reconfigurándose los sentidos subjetivos en el curso de esa experiencia.
Este proceso se caracteriza como un proceso de desarrollo que no se reduce a la esfera
intelectual, sino de cambio de estados psicológicos tan importantes como el miedo, la
inseguridad y el sentimiento de exclusión.
l afecto y la comunicación son condiciones esenciales para que un niño pueda superar sus
E
dificultades escolares. Sin desarrollar los recursos subjetivos que le permitan al niño
concentrarse en el aula y desear aprender, el aprendizaje es imposible. Es necesario
avanzar en la consideración del desarrollo subjetivo del niño en las prácticas escolares, algo
que, con el carácter cada vez más instrumental de las prácticas educativas, es
desconsiderado por las escuelas.
odríguez Acosta, Vivian. (2018). Educación para los derechos humanos. Un estudio
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necesario. Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba y América Latina, 6(2),
160-177.
Introducción
a Educación no es solo un derecho para todos, sino que ella tiene por objeto el
L
fortalecimiento de los derechos humanos. La educación ayuda a los seres humanos a ser
autónomos, a tener mejor calidad de vida, a tomar decisiones, a ser solidarios. No solo se
tiene derecho a acceder a la educación, sino acceder a una educación de calidad.
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Dentro de las características esenciales del Derecho a la Educación estan:
- Disponibilidad:debe haber escuelas o institucioneseducativas que cubran la
totalidad de la población
- Aceptabilidad:los programas de estudio tienen queser adecuados culturalmente y
de buena calidad, aceptables por los titulares del derecho: alumnos y padres
- Adaptabilidad:esto significa que los programas debenadecuarse a los cambios de
la sociedad
- Accesibilidad:no se puede prohibir el acceso a laeducación ya sea por color de
piel o religion que ejerza, o por razones culturales o físicas
La necesidad de educar en y para los derechos humanos figura en la Declaración Universal:
oda persona tiene derecho a la educación…la educación tendrá por objeto el pleno
T
desarrollo de la personalidad humana y el respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales, favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas
las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos y promoverá la actividad de Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz.
os instrumentos internacionales sobre educación para los derechos humanos asumen que
L
las políticas educativas deben contribuir a fomentar la solidaridad, la tolerancia entre grupos
y naciones pues el objetivo supremo de la educación para los derechos humanos es la
construcción de una cultura de paz basada en la libertad y la justicia.
a educación para la paz supone preparar al individuo para la búsqueda de la armonía en
L
las relaciones humanas a todos los niveles, análisis críticos de la realidad en función de
unos valores y fines asumidos; también la acción para acercar el mundo real al ideal. Se
centra en problemas locales y de mayor amplitud geográfica, incluye la concientización y la
búsqueda de soluciones concretas; reconoce la importancia de las primeras edades para
desarrollar la educación para la paz, de construir, desde los espacios más próximos hasta
los más lejanos, experiencias personales y sociales que preparen a las nuevas
generaciones para vivir en paz.
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a educación para la paz es un fenómeno complejo que involucra a la sociedad como un
L
todo y a cada grupo social e individuo. Por ello se dirige, esencialmente, hacía dos
vertientes esenciales:
1. la creación de determinadas condiciones objetivas de existencia humana
2. la promoción de conocimientos, formas de pensar, sentir, relacionarse con la
realidad mediata e inmediata en que se vive
a cultura de paz, en tanto resultado de la educación para la paz, constituye una nueva
L
forma de concebir el mundo, se caracteriza por el respeto a la vida y a la dignidad de cada
persona, al rechazo a la violencia en todas sus formas, la defensa de un conjunto de valores
como la libertad, el respeto al diálogo o el rechazo a la injusticia, la intolerancia o el racismo;
la apuesta por la diversidad cultural y el interculturalismo como medio de enriquecimiento
común, una concepción del desarrollo que tenga en cuenta la importancia de todas las
formas de vida y el equilibrio de los recursos naturales del planeta, la búsqueda colectiva de
un modo de vivir y de relacionarse, que contribuya a construir un mundo más justo y
solidario en beneficio de toda la humanidad.
e basa en el modelo o enfoque integral que considera la educación para la paz como
S
elemento de la llamada educación global, los cuales, desde una perspectiva mundial,
ciudadana y holística pretende dar respuesta a los problemas y contribuir a edificar una
cultura de paz y de respeto a los derechos humanos.
ste modelo se hace viable en las condiciones concretas de Cuba en que el régimen
E
sociopolítico crea condiciones favorables para el desarrollo de la educación para la paz
como parte de su objetivo esencial, que es la formación del hombre y la realización de su
condición humana.
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a educación cubana, como parte medular del proyecto social crea condiciones óptimas
L
para el desarrollo de la educación para la paz en la escuela, las cuales pueden sintetizarse:
- Un sistema sociopolítico basado en la justicia social, la igualdad y el culto a la
dignidad humana de un profundo sentido humanista con una evidente toma de
partido junto a los pobres
- Un sistema jurídico que legitima estos principios a favor de los más desfavorecidos
- La educación popular, como un derecho y un deber de todos sin distincion de ningun
tipo, con igualdad de oportunidades, donde solo pesan las capacidades y la voluntad
de cada uno
- La aspiración expresada en acciones concretas, dirigida al desarrollo de una cultura
general integral en la que confluyen todos los agentes sociales
- La educación sustentada en la formación de valores
demás, entre algunos desafíos a tener en cuenta para lograr una verdadera educación
A
para los DDHH, se destacan:
- No basta educar en los contenidos del derecho a los DDHH
- Los DDHH se deben enseñar en todas las asignaturas y a través de todo el personal
de los centros de enseñanza
- Su desafío metodológico es enseñar competencias, ahora se enseñan objetivos
- Centrar la evaluación en la capacidad de desempeñarse o actuar y no solo en el
saber
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1
- Necesidad de una enseñanza no de o sobre los DDHH, sino de una enseñanza para
el ejercicio de estos
oncluimoscon que la educación para los DDHH requierede nuevas políticas educativas
C
que contribuyan a fomentar la solidaridad, la tolerancia entre grupos y naciones a partir de
la construcción de una cultura de paz basada en la libertad y la justicia.
Presentación
ue este sistema hará posible el seguimiento de los eventos educativos de los estudiantes,
Q
la detección en forma oportuna de situaciones de vulnerabilidad educativa y la intervención
temprana tanto durante un mismo año escolar como en la trayectoria educativa de mediano
y largo plazo, sobre todo en aquellos casos con inminente riesgo de abandono escolar.
Marco conceptual
e acuerdo a la ley 18.437 la educación es un derecho para todos los uruguayos y a la vez
D
obligatoria de los 4 a los 18 años, abarcando educación inicial y media superior.
unque la trayectoria social y escolar guarda íntima relación con las posiciones de clase,
A
género y etnia, no dependen exclusivamente de ellas ya que se pone en relación con por lo
menos tres dimensiones no siempre racionales que con cierto margen de autonomía van
armando los agentes en el delineado de sus recorridos:
1. los condicionamientos materiales
2. la esfera subjetiva(representaciones, expectativas, sentimientos)
3. las estrategias
egún Terigi (2007) podemos encontrar, dentro del sistema educativo, una trayectoria
S
teórica y una trayectoria real.
as trayectorias reales son aquellas que estan signadas por una diversidad de derroteros,
L
que muchas veces implica distanciarse de la trayectoria teórica. Las trayectorias reales se
manifestarían a nivel general en rezago en el aprendizaje, interrupción del ciclo educativo,
inasistencia intermitente, entre otras.
uestros desarrollos didácticos se apoyan en los ritmos que prevén las trayectorias
N
teóricas, continúan basándose en el supuesto de la biografía lineal estándar. Suponen, por
ejemplo, que enseñamos al mismo tiempo los mismos contenidos a sujetos de la misma
edad, con dispersiones mínimas. Insisto, no se trata de que no sepamos que en las aulas se
agrupan chicas y chicos de distintas edades; se trata de la relativa inflexibilidad de nuestros
desarrollos pedagógico-didácticas para dar respuestas eficaces frente a la heterogeneidad.
ealizar una trayectoria continua, que trasciende el movimiento de egreso de un ciclo y de
R
matriculación en el siguiente, supone una continuidad subjetiva y material escolar, esto es,
que la construcción de identidad escolar y la integralidad de la formación no se vean
interrumpidas.
n la misma línea, la organización de los procesos de formación en relación con perfiles de
E
egreso, y en tanto estos son marco genérico de formación, permite establecer referencias
comunes para la orientación y diseño de las experiencias curriculares contextualizadas a
nivel local de cada institución.
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Continuidad, riesgo educativo y protección de trayectorias
n clave de derechos, considerar los riesgos de que los sujetos no realicen trayectorias
E
continuas trascendería a los sujetos y sus condiciones subjetivas y sociales, es decir:
onsiderar las propuestas escolares para definir el riesgo educativo implica mirar las
C
condiciones pedagógicas e institucionales. De este modo, atender el riesgo educativo
requiere diversidad de respuestas pedagógicas, complejas e integrales, en las que el
proyecto institucional también se pone en juego. Así, aun cuando puedan definirse
estrategias y herramientas generales, se entiende que las respuestas pedagógicas no serán
únicas o universales, sino fundamentalmente singulares y requerirán la reflexión informada
respecto a cada situación.
sto a la vez que compromete a todos los actores del centro educativo, también supone
E
estrategias y dispositivos especiales, no asociados directamente a la enseñanza y siempre
en el marco escolar-educativo como el acompañamiento educativo o la actuación de actores
específicos.
compañar es unirse con alguien para ir a donde él va al mismo tiempo que él, acompañar
A
se define como el proceso que dinamiza tres lógicas: relacional, espacial y temporal.
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De este modo se reafirma que se acompaña la trayectoria, esto es la experiencia escolar en
la Educación Media. El acompañamiento supone una relación de uno a uno: un
acompañante y un acompañado que se complementa con el acompañamiento en el marco
de grupo y del centro educativo. En la línea conceptual planteada, tiene como punto de
partida, considerar que el adolescente se integra a una nueva fase de aprendizajes y por
tanto de relaciones con el mundo, esto es, a un proceso de aprendizajes que puede ser
considerado al menos en 3 dimensiones:
1. Social:con otros sujetos-pares y otros adultos
2. Emocional:el adolescente vive otras experienciasrespecto a la relación con otros y
también respecto al aprendizaje, y en ellas involucra sus emociones como la
curiosidad, interés, frustración, placer o satisfacción
3. Académica:el relacionamiento con otros y con losconocimientos tiene un marco
direccionalizado -el de la educación media-, fines, tiempos, organización -reglas
nuevas. El adolescente debe aprender el oficio de estudiante de la educación media
al tiempo que contenidos curriculares. A la vez, se considera que el aprendizaje es
indisociable del contexto educativo y de los significados que los sujetos dan a los
demás, a sus acciones y decisiones.
ercera línea:está constituida por el tránsito inter-ciclos.Se entiende que el pasaje de un
T
ciclo a otro es en la trayectoria educativa un momento sensible en el que los estudiantes
pueden enfrentarse a situaciones en las que el vínculo institucional se debilita. En este
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1
2
sentido se entiende necesario acompañar en el desafío del tránsito a aquellos estudiantes
cursando el último año de cada ciclo educativo.
o parece que la solución a estos problemas pueda venir de la mano de la mera extensión
N
de las formas tradicionales de escolarización homogeneizadora, de las cuales sus límites ya
son conocidos. Se percibe por ello la necesidad de no solo mejorar nuestros sistemas
escolares sino también revisar las herramientas clásicas de la política pública, como fueron
la escuela común.
stá premisa del respeto a la diversidad pone en cuestión componentes básicos del sistema
E
escolar: el curriculum único, el aula estándar, el método uniforme, y otros esfuerzos
análogos por instituir la igualdad a costa de la anulación de las diferencias.
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n este sentido el derecho a la educación cobra total relevancia. Las medidas para
E
garantizar la plena efectividad del derecho a la educación supone no sólo remover los
obstáculos de acceso, sino promover aquellas formas de organización institucional y de
trabajo pedagógico que se requieren para que todos y todas logren los aprendizajes a los
que tienen derecho.
as trayectorias reales son, en cambio, las que ocurren realmente en la realidad, y si bien
L
es posible reconocer trayectorias más frecuentes o más probables, próximas a las teóricas,
también es posible reconocer otras que no siguen o no se acercan a una trayectoria escolar
teórica. Estas últimas son llamadastrayectorias noencauzadas.
o se trata de que no sepamos que en las aulas se agrupan alumnos de distintas edades;
N
se trata de que nuestros desarrollos pedagogico-didacticos descansan en cronologias de
aprendizaje preconfiguradas por la trayectoria escolar estándar, y no asumen la producción
de respuestas eficaces frente a la heterogeneidad de las cronologías reales.
sí, el propósito político de que los sujetos realicen trayectorias escolares continuas y
A
completas trae nuevamente la preocupación por que en nombre de ello se arrase con la
singularidad. Sucede que, en un sistema homogeneizador como es el educativo, la
variabilidad suele percibirse como desvío, como fallo a corregir y reencauzar. La
preocupación por las trayectorias escolares debe ir de la mano de la remoción de las
barreras que impiden el cumplimiento de los derechos educativos y de la adopción de
medidas positivas a favor de quienes ven vulnerados sus derechos, pero no de la
estandarización de recorridos o del desconocimiento de las distintas vías por las cuales es
posible que se produzcan aprendizajes socialmente valiosos.
lo largo de las trayectorias reales de los sujetos por los distintos niveles de la enseñanza,
A
se produce un proceso de selección de la población estudiantil que va dejando fuera del
sistema a importantes contingentes de niños y jóvenes. Un análisis realizado permite
constatar que se ha producido un aumento de los años de estudio de los jóvenes de 18 a 24
años, pero que ese incremento no ha favorecido más a los jóvenes provenientes de hogares
de menor nivel socio-económico; por el contrario, el aumento se muestra dependiente del
nivel educativo alcanzado por los adultos, de modo que se verifica la persistencia del
proceso de transmisión intergeneracional de las desigualdades educativas.
1. E
l traslado de iniciativas de un país a otro, de una escuela a la otra, no
produce los mismos efectos en el nuevo terreno que en el original
o que interesa señalar aquí son los límites que presenta la transferencia automática de
L
iniciativas de un contexto a otro. Las instancias de cooperación y asistencia técnica son
herramientas valiosas de la política educativa, y pueden estimular el aprendizaje en virtud
de la experiencia. Pero los traslados automáticos o en bloque de las experiencias corren el
riesgo de desconocer aquello de lo singular que hace parte del desenvolvimiento de esas
Alejandro Busto
4
2
experiencias, comprometiendo con ese desconocimiento el suceso de las iniciativas en los
nuevos contextos.
. Por necesarios que sean los recursos materiales, poner recursos en las
2
escuelas no es suficiente
or otra parte, desde mediados del siglo pasado se reconoce a la educación como un
P
derecho de todos los ciudadanos. Está redefinición de la educación ha contribuido a la
renovación de los marcos jurídicos nacionales, regionales y globales en materia educativa,
ha permeado el diseño de las políticas y las instituciones educativas y, por último, ha
coadyuvado a renovar prácticas de enseñanza y concepciones pedagógicas.
demás, la educación ha comenzado a ser considerada como un bien público que deben
A
tutelar los Estados, más allá de los formatos o arreglos institucionales que se utilicen para
proveer con alcance universal servicios educativos.
Alejandro Busto
26
Objetivo de Desarrollo sostenible
or otra parte, la apuesta al desarrollo de las capacidades de las personas, cuando pone
P
una atención especial en los sectores más vulnerables o que estan sometidos a condiciones
ambientales y sociales más adversas, puede contribuir a reducir las brechas.
n un país con la dimensión territorial y poblacional del Uruguay, y habida cuenta de sus
E
capacidades fiscales, institucionales y técnicas, proteger en forma personalizada la
trayectoria de cada cohorte de 48 mil niños que nacen año a año en el país, a lo largo de su
infancia, adolescencia y juventud, constituye un reto que el país puede enfrentar con éxito.
stos datos indican que en las últimas décadas la educación media ha pasado a ser un
E
ciclo al que efectivamente acceden, o estan en condiciones formales de acceder, todos los
adolescentes -o casi todos-, al menos a su primer tramo. Asimismo, la educación terciaria
ha dejado de ser un tramo al que accede una minoría de la población joven para convertirse
en un tramo al que llegan, además de los estratos socioeconómicos altos, los sectores
medios y medio-bajos.
Para dejarlo más claro, teniendo en cuenta el periodo entre 1980 y 2013:
- En 1980 la matrícula de todo el sistema era equivalente al 50% de la población en
las edades correspondientes a esos tramos educativos
- En 2013 la matrícula en todo el sistema representó casi el 90%
Alejandro Busto
8
2
Un sistema educativo que se define como universal fracasa si no logra que todos alcancen
las metas definidas o establecidas, precisamente, para todos.Este es el cambio
paradigmático que entraña la universalización de un ciclo educativo cuando se
concibe a la educación como un derecho de los ciudadanos y un bien público: si no
se logra que todos alcancen los aprendizajes deseables y necesarios, y si no se logra
que todos culminen o acrediten los ciclos educativos socialmente deseables y
legalmente obligatorios, el que fracasa es el sistema, no sus destinatarios.
a similitud entre los promedios de años de escolarización de quienes tenían 25 años de
L
edad en Uruguay en 1990 (8,8 años de escolarización), en 2000 (9,1) y 2010 (9,1), quienes
transitaron por la educación básica o preterciaria en las últimas tres décadas del siglo
pasado, muestra con claridad cuál fue el periodo en que el sistema educativo uruguayo
enlenteció el ritmo de progreso o avance que lo había caracterizado desde fines del siglo
XIX hasta la década del sesenta del siglo pasado. Estos datos no son necesariamente
contradictorios con la evolución de la matrícula en los últimos treinta años, ya que el sistema
educativo, al mismo tiempo que logró universalizar el egreso de la educación primaria y
expandir -hasta finalmente universalizar- el acceso a la educación media, no logró retener al
grueso de sus nuevos estudiantes y, consecuentemente, incrementar los niveles de
finalización de la educación media.
l sistema educativo uruguayo tiene un problema de flujo en los dos tramos de la educación
E
media. El bajo crecimiento de las tasas de culminación de la educación media básica y
media superior ha constituido en las últimas décadas, y aún representa, uno de los cuellos
de botella -quizás el más importante- para generalizar la educación terciaria o superior.
esde luego, y sin desconocer la necesidad de atender las trayectorias educativas y los
D
logros de aprendizaje de todos los estudiantes y en todos los ciclos educativos, alcanzar el
egreso universal de la educación media básica puede requerir, además de transformaciones
de carácter estructural que aborden los contenidos curriculares y el régimen académico
(reglas sobre evaluación y promoción), un seguimiento planificado, personalizado e
intensivo de un segmento considerable de cada cohorte de estudiantes, que refuerce sus
aprendizajes, les ofrezca medidas alternativas a la repetición y prevenga trayectorias de
desvinculación escolar.
as experiencias recientes de los sistemas educativos más avanzados indican que la
L
discusión sobre las prácticas de enseñanza que se requieren cuando un sistema educativo
se convierte en universal no se pueden disociar del debate aún más amplio sobre el sentido
de cada uno de los tramos educativos (y sus propuestas curriculares) al devenir universales,
ni de la reflexión acerca del régimen académico que emplean para evaluar los aprendizajes,
establecer medidas de remediación educativa, tomar decisiones sobre la progresión escolar
de los estudiantes y acreditar la culminación de un ciclo completo de enseñanza.
modo general, se pueden identificar dos modalidades de integración de este tipo de
A
dispositivos en la arquitectura de los sistemas educativos:
1. Aquellas que operan como espacios adosados a la oferta curricular, que se instalan
en la periferia del núcleo educativo. Espacios que no se integran a las prácticas
regulares de los docentes, que tienen cobertura baja (insuficiente para la magnitud
de la población que deberían atender) y, en muchos casos, sin carácter permanente,
lo que hace que devengan o se transformen en experiencias de escolarización de
baja intensidad, a menudo cuestionadas y devaluadas por las propias comunidades
educativas y, en el extremo, estigmatizadas.
2. Modalidades en las que estos dispositivos constituyen un componente central y
permanente de lo que las instituciones educativas ofrecen a sus estudiantes, del
repertorio de dispositivos con los que cuentan para acompañar sus procesos de
aprendizaje, en particular en situaciones que ameritan apoyos especiales y
personalizados (tutores, clases de apoyo, etc), y a los que se destina una masa de
recursos técnicos y por tanto presupuestales significativa, ya que estan destinados
-potencialmente- a segmentos considerables de la matrícula.
n sistema educativo que incorpore este tipo de dispositivos sin revisar o reconsiderar al
U
mismo tiempo los contenidos curriculares, las prácticas docentes regulares y el régimen
académico puede convertirse o devenir en parte de la periferia del sistema; en cambio, si
los dispositivos son introducidos, precisamente, como parte de una revisión de las reglas
que ordenan los procesos de evaluación de logros, la remediación educativa, la toma de
decisiones sobre la progresión de los estudiantes, etc, entonces, potencialmente, podrían
transformarse en parte del portafolio de recursos con los que cuentan las instituciones para
acompañar las trayectorias de todos sus estudiantes.
a educación especial está organizada cada vez más como parte integrante del sistema
L
educativo general normal. Ésta tiene un papel clave en la mejora de la equidad y en la lucha
contra el fracaso escolar.
Alejandro Busto
0
3
La peruskoulu fue construida sobre el valor social de la equidad y fue impulsada por la idea
de que todos los estudiantes son capaces de lograr objetivos académicos y sociales
comunes a través de la elección de diferentes trayectorias educativas en los últimos grados
de la escuela integral.
os problemas relacionados con la repetición son bien conocidos, el impacto de ser enviado
L
de vuelta a la misma clase con estudiantes más chicos a menudo desmoraliza y raramente
mejora las expectativas académicas de los estudiantes. La repetición de un grado entero es
una forma ineficiente de promover el aprendizaje, ya que no se centra en aquellas partes
del plan de estudio en los que el estudiante necesita ayuda especializada. Los estudiantes
son enviados otra vez a la misma clase sin un plan que especifica las áreas de mejora, y
menos aún los métodos para alcanzar más eficazmente los niveles requeridos de
conocimientos y aptitudes.
La combinación de estas modalidades personalizadas de apoyo especial para los
estudiantes con una pedagogía centrada en el aprendizaje de cada niño o adolescente, que
incluye además muchas otras variables endogenas y exogenas al sistema educativo que
facilitan las trayectorias fluidas de los estudiantes explican la calidad y baja dispersión o
disparidad de los aprendizajes y las tasa de egreso universal de la educación obligatoria, a
lo que se suma una educación media superior extremadamente flexible y modular, que
determina tasas de egreso casi universales del último tramo de educación terciaria y, por lo
tanto, en un sistema educativo casi exclusivamente público, el amplio acceso a la educación
terciaria.
n los ejemplos anteriores, así como en otros sistemas educativos, se advierte como nota
E
distintiva la flexibilidad y la libertad -más allá de descripciones u orientaciones generales del
currículo- en los procesos de aprendizaje de los estudiantes.
l analizar la historia y la trayectoria reciente del sistema educativo uruguayo con relación a
A
la aplicación de dispositivos para apoyar en forma personalizada a los estudiantes se
Alejandro Busto
31
ueden apreciar, al mismo tiempo, características o rasgos típicos de un sistema
p
estructurado, rígido y uniforme e intentos, en distintos momentos de su historia, de
incorporar ese tipo de recursos para acompañar sus trayectorias escolares y flexibilidad su
progresión entre grados.
n los últimos diez años (2006 - 2016 aprox) se han ido incorporando al repertorio de
E
políticas y programas en educación dispositivos de acompañamiento personalizado de los
estudiantes con los objetivos de mejorar sus aprendizajes y prevenir la desafiliación
educativa, o de reinsertar en circuitos educativos a quienes ya se desvincularon de la
educación. Algunos de estos programas han logrado impactos positivos en la promoción y
la reducción de la desafiliación.
¿Qué peso tienen los apoyos personalizados en las trayectorias de los adolescentes
y jóvenes en la educación media de Uruguay?
in embargo, dicha encuesta revela que la mayoría de los estudiantes que han necesitado
S
-o creído necesitar- este tipo de apoyos han debido recurrir al mercado para obtenerlo. El
hecho de que este tipo de apoyo sea obtenido mayoritariamente en el mercado, que las
familias de los estudiantes deban pagar a particulares por este servicio, introduce una
barrera a quienes más necesitan este tipo de apoyo y, de esa forma, refuerza
potencialmente el impacto de las asimetrías o desigualdades socioeconómicas sobre las
trayectorias y los resultados educativos de los estudiantes.
in embargo, el repaso de la historia del sistema educativo uruguayo muestra que el
S
sistema educativo está intentando incorporar dispositivos de apoyo personalizado y
acompañamiento de trayectorias de aprendizaje de los estudiantes más vulnerables.
Aspecto clave para lograr estos desafíos, si se tiene en cuenta que, como muestra la
evidencia empírica, una porción significativa de los estudiantes demanda apoyos
extracurriculares que para la gran mayoría no han estado a disposición, al menos como
parte del repertorio regular de recursos de las instituciones educativas.
Alejandro Busto
32
Módulo 2 - Lo educativo fuera de la escuela
endez, J. Peregalli, A. (2011) Cuando los términos no alcanzan pero son útiles.
M
Desafíos semánticos y político-educativos de la Educación No Formal en el Uruguay.
EN: Ubal, M. Varón, X. Martinis, P. (comp.) Hacia una educación sin apellidos. Aportes
al campo de la Educación No Formal. (pp. 21-40). Montevideo:Psicolibros
Alejandro Busto
33
rippo, L. Scavino, C. Arrúe, C. (2011) Aprendizaje y participación desde la
G
perspectiva contextualista. EN: Ubal, M. Varón, X. Martinis, P. (comp.) Hacia una
educación sin apellidos. Aportes al campo de la Educación No Formal. (pp.131-144).
Montevideo: Psicolibros
Introducción
esde nuestra perspectiva, la especificidad de cada contexto de aprendizaje incide sobre la
D
constitución subjetiva de los sujetos que los transitan y participan en ellos.
esde está perspectiva, la psicología educacional reconoce que durante este proceso
D
histórico la escuela ha impuesto progresivamente un modelo de educación que no sólo
reguló y dio existencia a las prácticas al interior de la escuela misma, sino que dichas
prácticas también fueron colonizando otras prácticas sociales de la vida cotidiana en la
sinonimia educación=escuela.
in embargo, de un tiempo a está parte ha tomado fuerza la idea de que la educación es
S
más que la escuela y que la diversidad de prácticas educativas en la que las personas se
forman resquebraja el supuesto hegemónico de que la escuela es la “formadora de la
humanidad”.
onsideramos que parte del debate actual retoma está discusión no tanto para sostener la
C
hegemonía de una práctica sobre otra, sino en tanto busca incluir en el campo de la política
educativa una diversidad de prácticas educativas que hasta ahora eran subsumidas al
modelo escolar.
stá distinción también implica el reconocimiento de que el tránsito por las prácticas
E
“formales”tiene efectos específicos y relevantes sobre el aprendizaje y desarrollo humano.
Alejandro Busto
4
3
Así, todo aprendizaje y desarrollo asociado a las prácticas formales es más reconocido en
términos no solo materiales, con el otorgamiento de las certificaciones, sino también
simbólicos, en tanto se los considera como los más adecuados y válidos para la formación
de las personas en la sociedad.
stá distinción entre lo formal y no formal no es una simple cuestión terminológica, en
E
particular porque desde la psicología educacional vemos que en su revisión subyace una
conceptualización diferente sobre el aprendizaje y el desarrollo humano.
uando entendemos la noción de “contexto” como “lo que contiene”, cuando se piensa en el
C
contexto educativo, las diferencias que se produzcan en los aprendizajes no dependeran de
el, sino de las posibilidades o limitaciones de los sujetos. Está es la perspectiva tradicional
desde la que se entiende que cualquier situación de déficit no depende de la propuesta
educativa sino de los problemas del sujeto, su familia o su entorno. Es decir, la propuesta
educativa es vista como elemento neutral que no cambia en nada las posibilidades de
apropiación y de aprendizaje de los sujetos que participan en ella.
sí concebido el contexto, visibiliza una relación cualitativa entre hilos de un entramado. Es
A
decir una trama que está conformada por distintos hilos, como:
- las reglas de la actividad
- las metas que esta tiene
- los instrumentos de mediación cultural que se ponen en juego
- la comunidad que la realiza
- la división de roles entre los sujetos que participan en ella
hora, otros aspectos también cobran relevancia: la conformación histórica del contexto
A
educativo y las metas que se propone; entramados en ello pero también ligados a la
actividad particular que realizan los sujetos determinados: los sentidos y propósitos de la
tarea; como circulan los instrumentos de mediación cultural (uso del lenguaje); que reglas y
qué distribución de roles operan (¿quien puede hablar?, ¿quienes pueden proponer?, etc.).
l revés de lo que se suponía desde la mirada tradicional, serán estos aspectos los que, en
A
definitiva, permitirán al sujeto desarrollar unas capacidades y no otras. Por ende, podríamos
plantear quetodos los contextos educativos, independientementede su grado de
formalización, pueden ser vistos como actividades situadas en las que los sujetos
aprenden y se desarrollan, en función de las propuestas que se les ofrezcan.
ogoff (1993) plantea que es preferible pensar a los individuos y al contexto sociocultural
R
como un todo integrado. Sostiene que la actividad humana y contexto estan mutuamente
enraizados, de manera que el desarrollo de los individuos se encuentra enraizado en
contextos socioculturales. La autora afirma que es esencial considerar las actividades
cognitivas de los individuos en el contexto cultural en el que estos se encuentran inmersos,
ya que:
as prácticas culturales inciden en la forma en que se plantean los problemas que han de
L
resolverse, aportando tecnologías e instrumentos para su solución y canalizando el esfuerzo
para resolverlos por caminos que se valoran en función de los patrones específicos de cada
lugar.
n este sentido, podríamos decir que existen múltiples contextos educativos: la escuela, la
E
casa, el club, el centro cultural, etc.
Alejandro Busto
6
3
asisten, generalmente podría decirse que en un club hay múltiples contextos en función de
las relaciones establecidas.
n el caso específico de la escuela, desde está perspectiva, el contexto se define por las
E
relaciones establecidas para el cumplimiento de la tarea escolar. En algunos casos los y las
estudiantes buscan apoyo en la maestra, en otros casos en sus pares, y en otros casos
fuera de las relaciones escolares.
or todo esto, pensar la distinción entre educación formal y no formal desde la perspectiva
P
sociocultural plantea que dicha dicotomía:
- Busca homogeneizar los contextos sobre lo que se monta “la educación formal”
- Instaura la falsa idea de que es posible educarse “formalmente” e “informalmente” de
modo separado
- Instala una brecha entre los procesos de aprendizaje que parece imposible remediar
a idea de contexto fractura la ilusión de que en la escuela hay educación formal y en otras
L
prácticas de educación hay educación informal, porque advierte que para el aprendizaje
humano, y aun para el cumplimiento de las metas escolares, las experiencias y sistemas de
relaciones que arman los estudiantes exceden lo que la escuela les ofrece. Está mirada da
cuenta de que los sujetos se sirven de múltiples relaciones, denominadas habitualmente
como “no formales”, para hacer frente a las tareas que la escuela les propone y exige que
cumplan.
e plantea que, si bien es posible reconocer la asociación y la construcción como los dos
S
mecanismos principales del aprendizaje, conocer estos mecanismos no nos dice o no nos
aporta conocimiento respecto de cómo se ponen en juego y que se aprende. Orientados a
conocer que se aprende y cómo se hace, la cultura y las relaciones sociales a través de las
cuales ponemos en marcha nuestros mecanismos son un aspecto clave para la
comprensión de las cuestiones vinculadas al aprendizaje.
uede decirse que el aprendizaje sólo puede ser comprendido en una actividad específica y
P
determinada, de ahí el término “situado”.
Alejandro Busto
7
3
Está noción de aprendizaje situado nos permite revisar la distinción entre educación formal
y no formal. Dicha distinción pone el acento en las características y objetivos de la actividad
educativa:
- La formal tiene una intención de certificación pública que habilita a la regulación de
las inserciones sociales
- La no formal queda desvalorizada justamente por carecer de este objetivo de
acreditación. Lo no formal se define por aquello que no es, es la contracara de lo
que cuenta con legitimidad
n cambio, cuando se pone el acento en la idea de aprendizaje situado, tal distinción deja
E
de presentar interés porque ya no interesa tanto significar las actividades educativas en
términos de las certificaciones que aportan, sino en la naturaleza de la actividad que ellas
proponen para que se desarrolle la experiencia educativa y se promueva el aprendizaje.
anto la educación formal como la no formal no hacen referencia al lugar del sujeto en esa
T
actividad, a las implicaciones de los sujetos en esas actividades, lo cual condiciona las
maneras de aprender que en ellas se producen.
a educación formal conlleva un modo particular de desarrollar la cognición, más ligada al
L
pensamiento categorial y descontextualizado y al conocimiento individual.
egún Cole (1999) las diferencias en el desarrollo cognitivo surgen en los sujetos a partir de
S
su participación en contextos específicos y que la escolarización es un tipo de experiencia
más, al igual que las experiencias de las que participan los sujetos en sus contextos de vida
cotidiana. Cada una de ellas guiada por patrones culturales particulares y que requieren de
procedimientos y contenidos locales. Así, tanto el contexto escolar como otros contextos de
vida cotidiana producen desarrollos cognitivos diferenciales.
ogoff sostiene que las destrezas cognitivas de los sujetos varían en función de las
R
experiencias en los diversos contextos en los que estas personas transitan. Así, los
individuos escolarizados desarrollan destrezas cognitivas relacionadas con las actividades
escolares y los no escolarizados tienden a basarse en los resultados de su propia
experiencia cotidiana.
a noción de contexto resalta la importancia de todos los contextos para los aprendizajes.
L
En cierta medida democratiza los aprendizajes y devuelve a los contextos no escolares su
valor a la hora de entender los aprendizajes de los niñes y adultos. Revaloriza las
experiencias que niños y niñas tienen en otros contextos y en las que se dan aprendizajes
Alejandro Busto
8
3
tan importantes y valiosos como los que se dan en la escuela. Y plantea la importancia del
entramado entre diferentes contextos de aprendizaje para promover la inclusión educativa
en términos no solo de asistencia, sino sobre todo de aprendizaje genuino y de alojamiento
subjetivo de los sujetos.
e han podido detectar distintas áreas de trabajo en las que se ubican los proyectos de
S
educación extraescolar, áreas que se articulan en dos grandes polos:
- actividades vinculadas a la transmisión o el acceso a algún tipo de conocimiento
- actividades orientadas a influir sobre conductas o comportamientos de los sujetos
demás, es posible señalar que las acciones vinculadas al primer polo frecuentemente se
A
ven articuladas con las del segundo. Ello coloca las preocupaciones porla guíaola
conduccióncomo prácticas destacadas en los ámbitosde la educación extraescolar.
or otra parte, es posible apreciar las estrechas relaciones existentes entre las instituciones
P
que desarrollan educación extraescolar y los organismos públicos que diseñan y gestionan
políticas sociales y educativas. Puede señalarse que sin la existencia de está red de
instituciones no se producirían condiciones reales para la aplicación de las mencionadas
políticas, ya que la misma abarca varias decenas de miles de niños y adolescentes a lo
largo de todo el país.
Conclusiones aproximativas
n hecho que emerge como fundamental en las prácticas pedagógicas analizadas es la
U
reivindicación de los educandos como sujetos de la educación.
n lo que tiene que ver con el aspecto metodológico, tiende a primar un esfuerzo por
E
construir propuestas que habiliten la participación de los sujetos de la educación en las
acciones educativas. A su vez, también se enfatiza en este ámbito la necesidad de producir
propuestas que reconozcan la particularidad de las situaciones con las que se trabaja,
evitando los formatos excesivamente rígidos.
Alejandro Busto
40
endez, J. Peregalli, A. (2011) Cuando los términos no alcanzan pero son útiles.
M
Desafíos semánticos y político-educativos de la Educación No Formal en el Uruguay.
EN: Ubal, M. Varón, X. Martinis, P. (comp.) Hacia una educación sin apellidos. Aportes
al campo de la Educación No Formal. (pp. 21-40). Montevideo:Psicolibros
Introducción
n las últimas décadas del siglo XX sucedieron procesos económicos y políticos, sociales y
E
educativos que desafiaron la capacidad de los sistemas para dar respuesta a las
necesidades e intereses de la población.
omo parte de esos procesos, se genera la flexibilización del campo educativo y el acuerdo,
C
sustentado en la influencia de organismos y conferencias internacionales, de que la
educación no puede ser encasillada en los ámbitos tradicionales ni ceñirse a etapas
evolutivas clásicas específicas.
ue el derecho a la educación se efectiviza en la medida en que todos los sujetos tengan la
Q
posibilidad de cumplir con los requisitos que establece la legislación pero que ello no implica
necesariamente un tránsito exclusivo por los carriles formales.
A nivel internacional:
- UNESCO (1973, 1974), respecto a la ENF se expresa que:se trata de toda actividad
organizada, sistemática, educativa, realizada fuera del marco del sistema oficial,
para facilitar determinada clase de aprendizaje a subgrupos particulares de la
población, tanto adultos como niños
- Banco Mundial (1980), define a la ENF como:las actividadesde aprendizaje,
organizadas y sistemáticas que se realizan fuera del sistema formal. No es ni un
sistema alternativo de educación ni un expediente para alcanzar la rápida educación
de la población, sino que constituye una segunda oportunidad de aprendizaje para
quienes no tuvieron educación escolar; hace posible que la población pobre, rural o
urbana, adquiera, dentro de programas de “desarrollo integrado”, conocimientos,
Alejandro Busto
41
ctitudes y habilidades útiles y suministra una amplia variedad de actividades de
a
aprendizaje directamente asociadas con el trabajo
Estas y más definiciones apuntan a variados y complejos aspectos. De entre ellos,
destacamos los criterios de demarcación de este tipo de educación con respecto de aquella
que se brinda en lo formal:
- El criterio deacreditación de la educación, definidoen última instancia por el
Estado, es uno de los que define qué es lo formal y que es lo no formal
- La caracterización de la ENF como unasegunda oportunidadeducativaes otra de
las notas características. Cuál “gancho”, lo no formal debería “capturar” a quienes no
fueron a la escuela o al liceo, o lo abandonaron prematuramente para reinsertarlos.
- La ENF cumpliría la función deincorporar a adolescentesy jóvenesal sistema
productivo. La distinción va de la mano de la función, con un fuerte contenido social
y político: lo no formal responde a la falta de alcance de lo formal, es la emergencia
del sistema para cubrir las falencias de lo institucionalizado.
- Podría hacerse referencia otro criterio:la distinciónpor el estilo pedagógico.A la
pedagogía asociada a normas rígidas y aprendizajes memorísticos se le contrapone
una más flexible, cercana a los sujetos y sus necesidades. Dicho esto vale la pena
aclarar que no somos de los que creen que la ENF es una “reserva de bondades”
que la EF no tiene, pero si somos de los que sostienen que muchas experiencias
han dinamizado el campo educativo llegando a alojar sujetos que no participan de
otras experiencias y a generar dispositivos teorico-metodologicos con cierto grado
de innovación.
Alejandro Busto
42
3. E
l tercero indica la relación de subsidiariedad de ENF al campo educativo formal.
Aquí la mención es clara: la ENF tiene como función oficiar de puente y
“preparatorio” de la población en ella contenidos hacía la educación formal.
a ENF parece ser un “paraguas” que alberga diferentes corrientes teóricas y movimientos
L
educativos. Justamente esa condición es la que puede tornar difuso al campo y hacernos
dudar acerca de la posibilidad de consolidarlo teoricamente.
Reflexiones finales
arece haber cierta inconsistencia teórica y a nivel de política educativa en el hecho de
P
promover un sistema formado por dos campos (formal y no formal) y en el cual el segundo
se subordina al primero. Nos parece que esto es porque se desconoce la singularidad y
especificidad de cada uno y se mira a uno en relación al otro, no reconociendo que esos
espacios pueden servir como catalizadores específicos de procesos que no suceden en
otros lados.
Alejandro Busto
43
os nombres importan, pero más importa el diseño de un sistema flexible, abierto,
L
que permita entradas diversas y no una única vía.
o que planteamos es en definitiva la posibilidad de ensanchar las vías para que los sujetos
L
circulen por carriles diferentes y que eso tenga un sentido válido para su trayectoria
personal. Si acordamos en que es necesario potenciar los diversos espacios educativos
existentes y que ellos sirvan a los propósitos de más y mejor educación habremos dado un
paso. Habremos puesto la mirada y el corazón en un norte diferente: los espacios en tanto
facilitadores y potenciadores de las trayectorias educativas y no como obstáculos o
experiencias de segunda para los sujetos.
na vez que hayamos virado la mirada hacía los sujetos, sus derechos y deberes,
U
habremos resituado las coordenadas para pensar el campo educativo. Focalizar su
organización según una perspectiva de derechos permitiría quizás borrar las distinciones
entre lo formal y lo no formal ya que se trataría de promover trayectorias educativas que no
necesiten de adjetivos que las acompañen o las nombren.
Alejandro Busto
44
Módulo 3 - Instituciones Educativas
rigerio, G. (2010) La educación: una escena del vivir entre otros / con-otros.
F
Reflexiones para compartir. Encuentro en Montevideo.
aborda, A., Leoz, G. y Dueñas, G. (2012): Paradojas que habitan las instituciones
T
educativas en tiempo de fluidez, San Luis, Argentina, Nueva Editorial Universitaria
Alejandro Busto
45
.1- La institución educativa como campo de producción de subjetividad.
3
Componentes constitutivos de las instituciones educativas. Identidad Institucional:
estilo, cultura, modelo e ideología. Novela institucional.
es-armando escuelas. Digamos en principio que se trata de armados que no lo son del
D
todo. Y sin embargo, son. De desarmes que no festejan el caos aunque se nutren de el.
o se trata de un imperativo que reza “desordenemos escuelas” para luego hacer una
N
mejor. Des-armando escuelas es el nombre que brota de una experiencia que desarma una
imagen de pensamiento y en estado de “ignorancia” se aproxima a las cosas atenta a lo que
puede ser.
os interesa cualquier cosa que tenga la fuerza de animar preguntas, cualquier cosa que
N
active encuentros, cualquier problema mientras problematice. No importa quién, no importa
la meta, no importan las correspondencias entre principios y realidades: importan los
devenires, importan los problemas.
a escuela de la que aquí se habla, no es ya una idea, o un proyecto, o una promesa, sino
L
que es más bien algo que sucede, o algo que nos pasa, una escuela sentida, conversada,
pensada, una escuela que no se sabe sino que se crea a cada instante y que no se habita
desde la reiteración monótona de sus objetivos, o de sus fines, o de sus tareas, o
prescripciones, sino desde la emergencia de sus aconteceres.
a escuela de la que aquí se habla ha sido ya aliviada de los grandes sentidos pero
L
quisiéramos aliviarla también de los nuevos ideales declamados en la era del capitalismo
cognitivo y globalizado.
odo eso de formar ciudadanos críticos, informados, ilustrados, buenos demócratas, hace
T
agua por todas partes, la idea de una sociedad de trabajadores está en liquidación por
derribo, y la transmisión de cultura se ha convertido en imposible, o en mera fábrica de
productores y consumidores de mercancías culturales.
Alejandro Busto
46
n el otro lado, en el lado del futuro, estan los que se abrazan al mito del cambio epocal:
E
todo eso de la era digital, lo de la sociedad de la informacion y comunicacion, lo de los
nuevos paradigmas a los que la escuela debería adaptarse abandonando de una vez las
viejas y mugrientas ideas ilustradas. Desde ese punto de vista, la escuela está atrasada
respecto a un tren de la historia que, según parece, es imparable y va en una sola dirección
y su principal tarea es vencer su retrógrada resistencia al progreso.
osotros sabemos que la escuela que hubo ya no puede ser; está corroída, desprestigiada,
N
y sabemos también, o sospechamos, que la escuela que nos dicen que tiene que haber
tampoco puede ser, que es un engaño, que eso que parece que viene es un desierto.
ensar la escuela desde sus aconteceres supone pensarla entre la fuerza que viene de
P
atrás, la de las tradiciones desgastadas, y la que viene de delante, la de los que se
presentan como dueños del futuro.
osotros sabemos que la escuela es un medio sin fines, el acontecer de unos encuentros
N
que se dan siempre en presente y que, por lo tanto, hay que nombrarlos, pensarlos y
habitarlos en la contingencia, en la inmanencia, en ese presente efímero y evanescente que
queremos que sea nuestra única morada.
a escuela carga con una imagen de sí misma que sostiene el peso de ser la única
L
institución legitimadora de los saberes sociales. Para funcionar como condición de pensar lo
que no se sabe, hay que intervenir, al menos, en esa carga heredada. Pero además, en esa
imagen de reproductora del saber, en esa escuela que sabe, también nosotros, los adultos,
los docentes, somos sabidos por la escuela, la escuela nos sabe, nos ha pensado, estamos
pensados por ella, nos provee estado.
caso eso incida en que muchas veces veamos que se prefiere no organizar momentos de
A
pensamiento aun cuando predomina el malestar, la incomodidad.
odríamos decir que hoy las escuelas exhiben un tipo de problemáticas cuasi existenciales.
P
Y cuando decimos existencial nos referimos a cuestiones que rozan el corazón de lo social.
La vida misma en su “gestión” cotidiana se ha vuelto inquietante por su grado extremo de
imprevisibilidad y las escuelas se presentan como reservorios de máxima notoriedad de las
tensiones sociales. La escuela es más territorio de visibilidad de pasiones y modos
artesanales de tramitación que centro de transmisión de valores y producción centralizada
de subjetividad. Tenemos la impresión de que las cuestiones que toman la preocupación de
Alejandro Busto
47
los maestros y directivos son aquellas que hacen a la búsqueda de posibles encuentros.
Encuentros con campos de conocimiento, con los otros. El encuentro sucede en el medio,
entre fuerzas vivas (personas, cosas). El encuentro no se realiza de persona a persona: el
encuentro es con lo que nos mueve en el seno de las relaciones. Nos encontramos con la
oportunidad de una experiencia, con la necesidad de investigar el vínculo con aquello que
nos sacude, nos inquieta. El encuentro no se busca sino que cuando va sucediendo
advertimos que lo estábamos buscando.
Digamos entonces que cuando hablamos de un pensamiento filosófico decimos:estamos
en el problema de los encuentros.Y de esto nuncasabemos del todo. Solo nos queda
seguir investigando, probando nuevas facultades, de amar, de hablar, de sentir, de
escuchar, de preguntarnos, de habitar. De hacer mundos.
Lo que nos interesa es el afuera de lo pensado, lo que aún no hemos podido pensar.
os violenta una fuerza que no sabemos pensar. No es el hecho en sí aquello que nos
N
violenta, sino el estado de perplejidad, de incomodidad que nos quita de la ilusión de
entenderlo todo. El problema es la pregunta que nos pone en movimiento.
De las cosas que pasan a lo que nos pasa cuando pasan las cosas
odemos hacer un listado interminable de las cosas que acontecen en la escuela pero,
P
¿cuánto podemos decir-pensar acerca del pasar de las cosas? De lo que permite un pasaje,
una variación en los modos de estar.
stamos frente a una cualidad de interrogación indiferente a las anécdotas particulares pero
E
no respecto de nuestra capacidad de afectar y ser afectados.
anto hemos leido y oido sobre el sentido de la escuela: gestar ciudadanía, seres ilustrados,
T
hombres y mujeres disciplinados para el mundo del trabajo, etc., pero, la fertilidad de un
pensamiento que se gesta en inmanencia es percibir que la vida -lo vivo- no crece
abrazando trascendencias.
Se puede vivir sin sentido? ¿Puede la escuela construirse más allá del sentido? A la
¿
primera pregunta nos arriesgamos a decir que no. A la segunda decimos que sí en tanto
preferimos pensar nuestra existencia más allá de tareas que cumplir, de prescripciones que
realizar, de significados dotados por poderes que nos exceden y sustraen nuestro poder de
querer y pensar.
Alejandro Busto
8
4
Se trata entonces de querer vivir. El sentido se verifica en la experiencia, no se declama, ni
se propaga. No se trata del sentido del vivir sino del vivir como sentido. De los modos de
vivir que hacen a modos de existir.
Pensar el sentido es pensar el devenir, el valor del pasar de las cosas que nos pasan.
a normalización escolar, ese espectro que todavía recorre la escuela, fue subsidiaria de la
L
producción estandarizada y apostaba a una formación estable y reproductiva. Este es el
modelo de escuela trascendente: un tipo de ordenamiento sostenido por los enlaces
anteriores a la escuela (relaciones familiares) y por los enlaces posteriores (la fábrica o la
universidad). El principio regulativo de la escuela estaba por fuera de la escuela.
l problema actual es que ya ni siquiera el Estado nacional, responsable último del sistema
E
escolar, funciona como una máquina trascendente, de poder absoluto e incuestionable.
odemos contraponer otra perspectiva para mirar la escuela, la inmanente. Desde aquí, la
P
dinámica institucional se asienta sobre el principio del movimiento y es más potente cuanto
más se alimenta de la incertidumbre como eje del hacer cotidiano. La inmanencia es ese
punto en el que podemos conocer las cosas no solo por su razón actual sino por todas las
relaciones de las que son capaces.
l modelo -la escuela disciplinaria, por ejemplo- es, por definición, trascendente. La
E
planificación es uno de los recursos operativos para que la escuela realice el modelo.
Propongo abandonar la persecución de la escuela modélica para encarar la
construcción del traje a medida de las escuelas.Estosupone el pasaje de la escuela
Alejandro Busto
9
4
trascendente a la escuela inmanente. El carácter inmanente busca los modos de existencia
envueltos en la comunidad educativa, y no los valores trascendentes por fuera de está
comunidad. Esa es la operación de la inmanencia. Pensar los posibles de las instituciones,
cada vez, sin descansar en el abrigo de los moldes universales. Una dinámica productora
de conceptos a medida de la conformación inmanente de lo real. Porque pensando en
inmanencia, ninguna situación puede ser comprendida desde parámetros externos.
a escuela pensada desde la trascendencia tiene el sentido de su hacer por fuera de sí
L
misma. Era la escuela que trasladaba a los niños desde las manos de sus padres a la de
sus capataces. Correa de transmisión entre instituciones. Podía hacerlo porque contaba con
la alianza de la familia con el consenso adulto acerca de cómo educar y también porque
conocía el estadio siguiente al que pasarían estos niños, luego de la escuela. Este era el
mundo de las certezas del progreso.
scuela parodiada
E
La escuela puede desarmarse y en pocos minutos volver a tomar “su” forma. Pero acaso en
su retorno ¿retorna lo mismo?
n está obsesión por que aprendan, hay demasiada finalidad, o demasiadas expectativas.
E
Una finalidad que obstruye. Se sabe cual es el objetivo: que aprendan. “A la escuela se va a
aprender”. No estaría mal volver a preguntarnos qué es aprender. En la obsesión, no hay
lugar para el deseo de aprender. Quizá, si nos corremos de la obsesión por el objetivo, por
las finalidades, podamos dar paso al flujo deseante.
a pregunta por el “contenido” parece desviar todo el tiempo la interpelación que nos hace
L
el sujeto. ¿Y las tablas, y el resumen, y las técnicas de estudio? Los maestros parecemos
instrumentos de los contenidos. Pero la escuela no le pertenece a los contenidos: aunque
pueden ser ellos el fruto de un esfuerzo colectivo, activado por el deseo emergente de una
relación que pone ánimo a un vacío inquietante: la clase. Quizá entonces aprender pueda
ser la necesaria disciplina -autodisciplina- que supone estar en una relación llamada a
descubrir, a comprender, a saber más de uno, de los otros, de lo otro.
ota:las subjetividades de los niños y de las familias,las redes vinculares y sus efectos
N
son asuntos de la pedagogía.
Alejandro Busto
51
Un quehacer que no busca soluciones
“ Que hacer” es la pregunta bisagra entre la impotencia y una fuerza que busca formas de
combinar elementos que se han desmembrado.
e trata aquí de una pregunta cuya respuesta se verificará en la propia práctica de las
S
relaciones y en la materialidad de la existencia. Se verificará no en la solución al obstáculo
que le dio origen sino en la ampliación de nuestro poder sobre las cosas. Se verificará en
mejores y más precisas reformulaciones de los problemas y en la creación de territorios y
nuevas preguntas que abran incesantemente tareas, acciones, nuevos quehaceres.
e trata de una pregunta en tiempo presente, pero que, en sí misma, actualiza la historia
S
que lleva anidada.
o es una inquietud meramente micro aunque sea este su territorio por excelencia. Se trata
N
de una pregunta nacida de la experiencia y no sabemos de antemano sus derivas. Solo se
conoce la deriva de la reproducción de una “receta”, de lo idéntico a sí mismo. “Qué hacer”
supone, para nosotros, aventurarse a la creación de formas que todavía no podemos
precisar, pero laten sus posibles en las dinámicas sociales que acontecen. El carácter
político de la pregunta no se mide por el tamaño de su territorio sino por sus efectos, sus
aperturas, su inagotabilidad.
na institución es en principio un objeto cultural que expresa cierta cuota de poder social.
U
Nos refiramos a las normas-valor que adquieren fuerza en la organización social de un
grupo o a la concreción de las normas-valor en establecimientos, la institución expresa la
posibilidad de lo grupal o colectivo para regular el comportamiento individual.
as normas que tienen mayor vigencia en un grupo social se presentan al individuo de
L
manera múltiple. De ahí también proviene parte de su poder regulador.
Alejandro Busto
2
5
Son, por un lado, las normas expresas y dichas en las relaciones. Si el comportamiento no
se moldea según su forma, el actor queda dolorosamente en evidencia, cuando no es
burlado o expulsado de su grupo.
or otro lado, son las que hallan lugar en el nivel de las representaciones colectivas. Desde
P
ellas entran a configurar la trama de vínculos en la que cada sujeto hace posible la
identificación con los otros y con el grupo.
iolar los marcos que establecen las instituciones, desviarse de ellas, contestarlas
V
criticamente, no acarrean solo el riesgo del castigo externo e interno de la autoridad.
Significan, además, correr el peligro de ser desmembrado del cuerpo grupal y también (y
peor aún) de derivar hacía una posición irreversible de extranjero.
uando el poder regulador de las instituciones internalizadas fracasa, el conjunto ejerce su
C
poder de vigilancia y castigo a través de las formas sociales encargadas de la protección de
lo establecido.
ales explicaciones conforman una trama que encubre la violencia de la expropiación de
T
derechos en el origen de las diferencias, y las deja establecidas en un orden natural que no
se cuestiona.
nos hallamos entonces frente a otra tensión inevitable: la que se establece entre los
Y
grupos y sectores con diferente posición respecto de esos derechos especiales, y frente a
otro conjunto de producciones culturales: las que procuran quitar peligrosidad a la tensión,
encubriendo las diferencias; justificandolas por algún hecho o razón ajenos a la voluntad de
los más poderosos; otorgándoles algún valor especial en vista de alguna meta o proyecto
más general…
esde este nivel de complejización, las instituciones que preservan la subsistencia del
D
conjunto social son también maneras de preservar la particular forma como se ha distribuido
el poder para uso privilegiado de bienes económicos, sociales y culturales.
los riesgos que conlleva el desobedecer los modos de ver y hacer que ellas pautan, se
A
suma entonces el peligro que acarrea la reacción y la venganza de los grupos, las personas
o sectores que se ven amenazados por ese poder o cuestionados en sus derechos.
ntonces, en este panorama complejo, las instituciones se ven incluidas en un juego de
E
explicitación y encubrimiento. Explicitación de los aspectos que muestran el orden
establecido como el único posible, y encubrimiento de aquellos otros que develarian el
carácter cultural de tal orden y las múltiples violencias sobre las que se asienta.
l juego social alrededor de está necesidad de mostrar y ocultar es el motor generador de
E
una serie de construcciones culturales, que conforman la trama de significados en donde se
mueven los sujetos y en la que hallan sentido a su realidad y sufrimiento.
n general, estos niveles tienden a ligarse en diferentes tipos de configuración. El intento de
E
explicación de cualquier hecho social debe transitar necesariamente el intrincado camino de
destejer esos diversos niveles de significación hasta llegar a poner a la luz a la trama de
relaciones entre las tensiones básicas y las construcciones ideológicas que justifican su
particular tratamiento.
a mirada de un problema desde un enfoque institucional será una mirada que procura
L
desmontar el conjunto de explicaciones que lo ubican en un orden natural y se interrogará
por sus diversos niveles de significado.
l requisito para que está mirada sea posible está en constituir un punto de intersección en
E
el que concurran las miradas de múltiples actores. Nadie puede alcanzar la compleja trama
de significación que rodea, da sentido,ubica un hecho social. De ahí que el conocimiento de
lo institucional y su organización teórica sea siempre resultante de una práctica colectiva.
Alejandro Busto
54
untarse para pensar y entender y poder hacerlo, es el primero y más revolucionario
J
resultado de una realidad generalmente trabada para ser vista y entendida de una sola
manera.
n la medida en que la mirada colectiva encuentra las tensiones y motivos de los hechos,
E
se encadena imperceptible pero consistentemente con el deseo de transformación.
n términos generales es posible decir que las propuestas englobadas como prácticas
E
institucionales coinciden en un número importante de supuestos:
- Existe en toda organización social un monto de conocimiento que permanece oculto
y cuya develación es soslayada cuando no impedida por medios de diversa potencia
represiva. Se trata del conocimiento relacionado con el origen social y cultural de
una serie de rasgos que con diversas manifestaciones se plantean como naturales o
normales.
- No solo este conocimiento es el que se tiene sobre las causas de las diferencias
sociales y las de la enajenación sino que, por permanecer vedado, es determinante
de mayor enajenación y de mayores diferencias.
- Tanto los grupos que se benefician de la estabilidad mantenida por la ocultación del
conocimiento como así las personas perjudicadas por dicho ocultamiento se resisten
al develamiento (aunque por diferentes motivos)
- La liberación del conocimiento y su circulación tienen en sí un efecto liberador.
Generan movimientos sociales que procuran la transformación de las condiciones de
enajenación e injusticia. También en los individuos permiten la recuperación de la
capacidad para pensar la realidad con mayor autonomía y desencadenan un
movimiento interno de liberación respecto a conflictos y modalidades de relación de
índole regresiva.
s posible pensar que en el nucleo singular de las instituciones educativas se halla de un
E
modo incuestionable, al mismo tiempo que la razon de la esclavitud, la razon de la libertad.
e trata, con un conjunto de órdenes que promueven la enajenación del individuo en las
S
características de su grupo y lo empujan a una inserción cultural prefijada a su deseo, pero
que al mismo tiempo al basarse en la transmisión de conocimientos, entrega la llave para
acceder a la conciencia de la individuación.
stas instituciones definen, por su mera existencia, un espacio de tres; el sujeto, el
E
conocimiento y el otro que, al mismo tiempo que el ojo y la mirada que vigila, es el vértice
de una relación de confrontación.
Alejandro Busto
55
Las escuelas. Algunos interrogantes
n el caso de los establecimientos educativos, parece evidente que estos sufren la
E
incidencia de mandatos sociales de carácter paradójico. En general, las demandas que se
le hacen a la escuela se evidencian en sus aspectos manifiestos a través de la formulación
de fines y objetivos, y en sus aspectos latentes, a través de la asignación diferencial de
recursos y modelos de trabajo y en la fijación social de expectativas de rendimiento.
or otra parte, también hay datos suficientes para sostener que la dinámica de los
P
establecimientos educativos sufre el impacto de la activación de por lo menos 4 tipos de
componentes fantasmáticos:
- Los vinculados a las relaciones con las experiencias de gestación, nacimiento,
alimentación y crianza. Resultan activados por las relaciones de ayuda que exige la
tarea educativa y el intenso intercambio afectivo, sobre todo, en los modelos
convencionales con un fuerte componente de sometimiento
- Los vinculados a las experiencias de logro de autonomía y diferenciación respecto a
los otros, el ejercicio del poder sobre los propios actos y el avance en la
recuperación de potencia depositada en las figuras de autoridad. Son activados por
los componentes de exposicion de si en los resultados, vigilancia y control, que
adquiere la función educativa respecto al logro, y por la fuerte presión
homogeneizante que opera en los encuadres convencionales
- Los vinculados a las experiencias primarias de ser observado, juzgado, comparado
y, en definitiva, elegido o rechazado por personajes de alta significación emocional.
Resultan activados por la índole competitiva de la vida institucional y las funciones
encubiertas de selección social, que se dan a través de la evaluación del logro
escolar
- Los vinculados a la relación entre la curiosidad, el deseo de conocer y el
consecuente temor a la sanción, la exclusión y el castigo. Son activados por la
significación de poder asociada al conocimiento y los modos sociales e
Alejandro Busto
56
institucionales de proteger el privilegio de conocer y la concentración del
conocimiento en los sectores o grupos que encarnan la autoridad.
n términos generales, las ciencias sociales y psicológicas tienden a acordar sobre la
E
existencia de diferentes ámbitos de complejidad en todo fenómeno humano. La
especificación más utilizada en este sentido es la que discrimina la operación de lo
individual, lo interpersonal, lo grupal, lo organizacional y lo social.
ada ámbito llama la atención sobre un nivel de integración y complejidad del hecho en
C
estudio diferente de los anteriores, y advierte sobre la operación de variables que en los
otros no eran evidentes.
Alejandro Busto
57
uando estudiamos la educación podemos observar, desde lo más circunscrito hacía lo
C
más amplio:
- Individual:El proceso por el cual un sujeto incorporay se discrimina de su grupo
social
- Interpersonal:La trama de relaciones con “otros”significativos que vehiculiza esos
procesos
- Grupal:La estructura y funcionamiento de las matricesgrupales en donde se
insertan esas relaciones interpersonales y las formas cómo influyen sobre ellas
- Organizacional:Las organizaciones en donde se incluyenesos grupos y los
procesos de ayuda, dirección y control que originan
- Social inmediato:La comunidad social que contienela organización educativa y
que le fija fines, tareas, normas y expectativas
- Social amplio:La sociedad global que contiene a lacomunidad
icho de otro modo, nos enfrentamos al desafío metodológico y conceptual de dar cuenta
D
de hechos que sufren una clara multideterminación: la que proviene de los individuos en sus
características constitucionales y aprendidas; las que origina la existencia de modelos,
pautas y significados en la interacción de los grupos y las organizaciones por su dimensión
situacional e histórica, y la que proviene de la realidad material en su doble carácter de
condición e instrumento.
os estudios institucionales han llamado la atención sobre dos ejes de significación que
L
aparecen reiteradamente en los materiales:
1. Los conjuntos de las significaciones psicoemocionales:vinculado a
significaciones provenientes del mundo interno de los sujetos que se activan en la
interacción según sus condiciones materiales y organizacionales
2. Los conjuntos de las significaciones políticas:relacionadocon significaciones
derivadas de la ubicación del sujeto en la trama relacional de los sistemas de poder
y de las peculiaridades de los sistemas mismos
n la intimidad de todas las formas de agrupación y en la de los individuos parece existir el
E
conflicto provocado por la tendencia a encubrir o develar las significaciones, que han sido
objeto de represión psicoafectiva o sociopolítica.
or esto podemos decir que lo institucional -en su papel de articulador de ambos tipos de
P
significación- es la dimensión del comportamiento humano que expresa en el nivel concreto
Alejandro Busto
58
la dialéctica de ese conflicto o, dicho de otro modo, la tensión entre las tendencias a
proteger y a cambiar lo establecido.
Alejandro Busto
9
5
La interacción de los componentes básicos a lo largo del tiempo arroja como resultado una
serie de productos materiales y simbólicos que, en forma genérica, llamamoscultura
institucional.Los productos culturales pueden serdiferenciados en grados de complejidad,
así, algunos de ellos en el primer nivel de complejidad pueden ser:
- representaciones de distinta figuración acerca de la institución, sus aspiraciones, sus
logros, sus valores;
- producciones simbólicas con variado grado de estructuración: mitos, “novelas” sobre
los fundadores, los personajes típicos, etc
- Concepciones, en especial las referidas a los aspectos centrales de la tarea
institucional
- etc
l sostener que lo que hace la escuela es lo mejor que se puede hacer en sus
A
circunstancias, la ideología institucional funciona como fuente de legitimación del modelo y
de los resultados institucionales.
n sus contenidos atiende a incorporar una serie de ideas sobre los sujetos que se educan
E
y sus probabilidades de desarrollo; sobre el papel de las posibilidades de la escuela y los
maestros de tener éxito en sus esfuerzos, etc, en fin, sobre la importancia y valor de la
educación.
Alejandro Busto
0
6
Existe en cada establecimiento escolar un conjunto de estas representaciones -acerca de la
institución y sus diferentes componentes- que combinan las imágenes generales -el
maestro, por ejemplo- con aquellas que expresan el registro de hechos o personas
particulares; el mejor maestro que tuvo la escuela, etc.
Estas concepciones y representaciones se diferencian de las del primer nivel de
complejidad, en primer lugar, porque tienen mayor contenido idiosincrásico, pero sobre todo
porque estructuran un conjunto que, además de sostener y legitimar modelo y resultados,
procura sostenerse a sí mismo por la congruencia entre sus afirmaciones (no verdaderas
con respecto a la realidad sino en relación con las otras que la sostienen).
a novela institucional:es una producción culturalque sintetiza el registro que se tiene del
L
origen y las vicisitudes sufridas a lo largo del tiempo, haciendo particular referencia a
acontecimientos críticos y a las figuras de mayor pregnancia en la vida institucional:
“personajes”, “héroes”, etc
n sus niveles más profundos, la novela institucional da indicios de la manera en que se
E
resolvieron sucesivas crisis provocadas por la exacerbación de contradicciones fundantes y
se convierte en un verdadero código de significación que provee de nuevos sentidos al
modelo y la ideología institucional y permite captar con mayor alcance el porqué de su
lenguaje y de la pregnancia simbólica de sus ambientes y objetos.
n última instancia, puede ser vista como el núcleo protector de la idiosincrasia y el reducto
E
más profundo de la defensa contra la irrupción de estímulos que atentan contra el statu quo.
Alejandro Busto
61
Estilo institucional
l estilo institucional representa, por otra parte, la mejor respuesta que los miembros del
E
establecimiento han podido dar a las contradicciones constitutivas de su funcionamiento.
as producciones culturales protegen el estilo y, con él, la forma singular de cumplir con los
L
fines institucionales, manteniendo invariantes las condiciones vinculadas a la identidad del
establecimiento.
rigerio, G. (2010) La educación: una escena del vivir entre otros / con-otros.
F
Reflexiones para compartir. Encuentro en Montevideo.
Convivir
a noción y las prácticas de convivencia -vivir entre o vivir con otros- expresan aquello que
L
de manera constante y continua es necesario construir, cuidar, alentar. La noción, las
prácticas y las experiencias dan cuenta y condensan deseos detrás de los cuales se
vislumbran temores. Muchos de los cuales encuentran fundamento empírico en las
dificultades y obstáculos que los humanos encuentran para hacer y compartir un “mundo
común” del que todos formen parte.
Alejandro Busto
62
Las instituciones esos albergues del presente viviente
o alcanza con reproducir la carne para que exista lo humano, la humanidad exige la
N
pregunta acerca de los sentidos; lo humano se engarza en montajes normativos (nunca
definitivamente asegurados), que ofician de garantes de la filiación simbólica (que nos
reconoce a todos como de la misma especie).
sí,convivir,vivir con/entre otros, en paz, es unanecesidad que conoce avatares tanto por
A
obstáculos externos (sociales, políticos, económicos) como por la trama misma del mundo
interno de los sujetos.
Así, la complejidad de lo que está en juego excede en mucho a la singularidad de cada uno
de los componentes de la arquitectura simbólica e imaginaria de las sociedades; a la vez
que concierne y excede a toda noción de educación que se limitara a una cuestión de
formatos escolares y prácticas pedagógicas. Sin embargo, está afirmación no aleja ni limita
la responsabilidad escolar en la construcción de un mundo común del que todos formen
parte y tengan parte.
errida afirma que un deseo perdura en todo hombre, el de aprender al fin a vivir. Sería este
D
deseo el que se tramita si nos autorizamos a que, para el sujeto de la palabra, educación y
vida coincidan. Es sosteniendo que la vida del sujeto requiere del acto humanizante de la
educación que queremos reflexionar acerca del vivir, mejor dicho, sobre el aprender a vivir
con otros.
i educar tiene que ver con la vida de todo otro; si vivir para el sujeto social conlleva vivir
S
con otros, entre otros, junto a otros y esto requiriera de una educación (obvio no aludimos
aquí exclusivamente al sistema educativo), ¿no constituiria esto mismo el núcleo de lo que
habría que enseñar, de lo que es in-enseñable y, sin embargo, enseñable y aprendible?
Alejandro Busto
63
La educación una escena del vivir entre otros / con-otros
e todas nuestras otras características, ninguna nos distingue de los animales. Somos,
D
incluso, muy inferiores a ellos en cuanto a velocidad, fuerza y otras habilidades para la
acción. Es porque hemos recibido el poder de persuadirnos mutuamente y de hacer
aparecer ante nosotros mismos claramente el objeto de nuestras decisiones que nos hemos
desembarazado de la vida salvaje y nos hemos reunido para construir ciudades; hemos
establecido leyes; descubierto las artes y casi todas nuestras invenciones. Es la palabra la
que nos ha permitido lograr esto. Es la palabra la que ha establecido los límites legales
entre la justicia y la injusticia; entre el mal y el bien; si está distinción no se hubiera
establecido, seríamos incapaces de vivir los unos cerca de los otros.
i la educación tiene que ver con la vida, es fundamentalmente porque la definición de lo
S
distribuible implica una distribución de las vidas.,
ara nosotros, la educación no puede dejarse al azar, o contentarse con cumplir con las
P
biografías anticipadas, resignarse a reproducir y perpetuar los lugares y las condiciones que
anteceden a cada sujeto, consignandolo a un origen de cuya representación quedará preso.
l aprender a vivir con otros necesita que se haga vivir al arkhé (archivo, inicio,
E
consignación, autoridad). Educar sería, entonces, hacer vivir al arkhé. Que el arkhé esté, se
vuelva disponible para todos. Sería trabajar en sentido contrario de la pulsión antiarcontica
(la que busca destruir los archivos, censurarlos, expropiarlos, la que busca el fin de la
institución de la vida) y tomar una decisión acerca de las vidas.
anciere afirma que poner en escena una vida es poner en escena una configuración de lo
R
sensible y lo pensable y esto significa, en cada oportunidad, en cada caso, una decisión
acerca de quien piensa o puede pensar. Decidir, por ejemplo, que todos pueden pensar
constituiria el principio de una educación que no admite sin parte, que se resiste a ser
cómplice de la desigualdad y que reparte.
ara construir lo de todos, desde nuestro punto de vista, nada mejor que un buen educador,
P
cuyo trabajo consiste en hacerse responsable de lo que se le confió: el cuidado del archivo,
su mantenimiento, su interpretación, su ampliación.
on los educadores los que trabajan para que no se repartan y dividan los futuros
S
asignados a unos el porvenir como tiempo deseable y a otros el destino como inexorable.
o dividir los futuros es una decisión del pensamiento sobre lo que “posible” quiere decir y
N
sobre la recepción, o no, de un imposible en el campo de los posibles.
nseñar a vivir, renunciando a la soberbia delyote voy a enseñar.Fórmula que trae velada
E
una amenaza y anuncia la dependencia como condición de la relación, porque presupone,
da a entender que sin uno, el otro nunca aprendería.
inalmente, vivir mejor significa vivir emancipados. Emancipar es un modo de decir educar.
F
Educar es emancipar más allá del acto mínimo, no menor, formal, de declarar a alguien
habilitado, competente. Declaración necesaria, pero no suficiente, acerca de la cual
sabemos que su efecto simbólico es el que determina la posición del sujeto cuando éste, a
su vez, hace del acto externo un trabajo interno. Emancipar es un modo de significar y
afirmar la vida (no cualquier vida, la vida de todos, la vida buena para todos).
firmar la vida es salirse de las condiciones que paralizan o inhiben toda discusión acerca
A
de ellas, es crear otras condiciones. La emancipación de la vida y la emancipación del
pensamiento son la misma cosa. Vivir y pensar es lo que da sentido a la vida (del hombre).
Lo que vuelve a la vida no solo vivible, sino vital.
ivir requiere, así, un aprendizaje y éste, un trabajo sobre sí, y una enseñanza que no
V
puede darse en estos términos, pero que, sin embargo, se intenta, ofreciendo signos.
ivir con otros, vivir entreotros, no excluye a los fantasmas, salvo en los casos en los que
V
las politicas intentan forzarlos a un exilio que nunca se concrta del todo: lo reprimido
regresa, enmascarado como repeticion o como recuerdo disfrazado.
ivir con otros, vivir entre otros, no debe excluir a los contemporáneos, con los que el
V
mundo expresa su complejidad, su multiplicidad: más de uno.
o habría vida de lo humano sin esa posibilidad delmás de uno, sin ese trabajo por el
N
reconocimiento de los otros, el afán en volver disponible y distribuir una y otra vez, la parte
de todos entre todos, en todas partes.
Alejandro Busto
5
6
Estaremos, entonces, intentando enseñar lo inenseñable, lo que aún no ocurre, lo que aun
no pasa, aquello acerca de lo cual no sabemos bien, ni suficientemente, esperando que el
intento produzca sus efectos y que alguien, algunos, todos, puedan no de nosotros, pero no
sin nosotros: aprender a vivir juntos en justicia.
aborda, A., Leoz, G. y Dueñas, G. (2012): Paradojas que habitan las instituciones
T
educativas en tiempo de fluidez, San Luis, Argentina, Nueva Editorial Universitaria
n está última década muchos de los debates acerca de la crisis educativa se han
E
encarnado en la dicotomía modernidad-modernidad líquida, la cuestión es preguntarse si es
posible pensar la realidad sin quedar atrapados en la idealización de una y la demonización
de la otra.
onvocamos a pensar los modos de habitar las instituciones educativas y las tensiones que
C
la atraviesan usando la metáfora delvintage.
odemos pensar la realidad educativa desde este concepto, en tanto que el escenario
P
donde transcurre el acto educativo ha ido sufriendo progresivas transformaciones y en él
coexisten nuevas formas, formatos y tipos de vínculos con objetos concretos y simbólicos
propios de la modernidad. Las netbook, las tablet y los celulares conviven con los
pizarrones, tizas, carpetas y libros. Las clases organizadas de una manera específica,
propia de las sociedades disciplinares conviven con la oferta de plataformas educativas
virtuales.
n así que la escuela como institución, los “centros de capacitación”, las capacitaciones
E
tradicionales, la clase como dispositivo devienen en objetos vintageen tanto objetos
presentes en nuestra realidad educativa pero que fueron concebidos en otros
contextos históricos que tienen un plus de valor en tanto estan impregnados de una
gran carga simbólica por la “efectividad” que alcanzaron cuando fueron gestados.
Alejandro Busto
6
6
Este escenario vintage no es sólo observable en las instituciones primarias y secundarias
sino también en el nivel superior, haciéndose presente en todos puntos de tensión que dan
forma a particulares modos de habitarlas.
egún Corea y Lewkowicz, también puede utilizarse la metáfora del “galpón” porque está
S
permite nombrar lo que queda cuando no hay institución. Un galpón es lo que queda de la
institución cuando no hay sentido institucional: los ladrillos y un reglamento que está ahí
pero no se sabe si ordena algo en el interior de esa materialidad. En definitiva, materia
humana con algunas rutinas y el resto…a ser inventado por los agentes.
odríamos pensar que hay un choque entre las dos narrativas -modernidad y modernidad
P
líquida- que produce desplazamientos no solo en la posición del alumno sino también en la
posición del docente y a partir del que surge un “malentendido” que aumenta el sufrimiento
y la exclusión, y en ocasiones estalla la violencia.
parece un punto de tensión en tanto que la identidad docente se configura a partir de
A
procesos identificatorios con dispositivos sostenidos con lógicas contrapuestas.
l docente por un lado encarna los ideales propios de la modernidad con lo que se identificó
E
en su formación. La dinámica escolar cotidiana sigue reproduciendo el encierro, el aula
Alejandro Busto
7
6
sigue siendo un dispositivo espacial que intenta controlar el espacio, el tiempo y los cuerpos
de los estudiantes y la clase un dispositivo pedagógico en el que el docente pretende
enseñar e intenta sostener la vigilancia apelando a un lugar de autoridad hoy altamente
cuestionado. La modalidad por donde transita el proceso de formación de los sujetos y la
monopolización de contenidos que lo posibilitarian son quizás las características de la
educación de la sociedad disciplinaria más cuestionadas por los docentes en su práctica
docente cotidiana.
ero al mismo tiempo a lo largo de su trayectoria laboral también se identifica con las
P
premisas de la sociedad de control, que conciben al sujeto aprendiente como estudiante -y
no como alumno- como sujeto que tiene un saber importante de ser escuchado, en tanto
está escucha posibilita desplegar dispositivos de enseñanza que promueven tanto la
resignificación de ese saber como el aprendizaje. También el ideal de una formación
permanente forma parte de su identidad docente, porque por un lado en su formación
aprendió que está era una premisa básica que garantizaba ser un “buen docente”, pero por
otro lado por la fuerza que tienen los dispositivos de control del sistema educativo a partir de
los cuales la evaluación del docente está fuertemente atravesada por un sistema de
puntajes pro cursos realizados.
parece entonces puntos de tensión en tanto que la identidad docente se configuró a partir
A
de procesos identificatorios con dispositivos sostenidos con lógicas contrapuestas,
quedando sujeto a tensiones antagónicas: formarse para consolidar un lugar de saber,
formación eternamente insuficiente; formarse para lograr un puntaje elevado en la junta;
formarse para enseñar mejor; formarse para poder ejercer.
s necesario pensar la “capacitación” desde una lógica diferente, que se corra del mero
E
lugar de transmisión de conocimientos pedagógicos o disciplinarios porque no solo deviene
en acumulación de conocimientos, sino porque el impacto que estas tengan en la práctica
docente dependerá del malestar docente imperante. En tanto los formatos de las
capacitaciones tradicionales parecen ser anacrónicos, se torna necesario trabajar con este
malestar para que un aprendizaje subjetivante docente sea posible.
Alejandro Busto
8
6
Quizás sea posible pensar en un dispositivo de trabajo y de formación que permita despejar
este magma de sentimientos, producto de las tensiones que se viven al habitar las
instituciones escolares, pero también que habilite crear otros modos de habitarlas. De ese
modo el dispositivo formador estaría secuenciado en dos momentos sucesivos. En primer
lugar el trabajo grupal usando el formato de taller de educadores y en un segundo momento
la implementación del ateneo didáctico.
rabajar lo subjetivo que se entrelaza con la identidad docente, para recién luego abordar lo
T
didáctico habilitaría pensar éticamente dispositivos que permitan configurar respuestas
posibles. Invita a pensar formas alternativas de pensar la educación, la escuela, la
profesión, las infancias y adolescencias actuales que implique desnaturalizar lo que
entendemos de ellas. Esto permite habitar las instituciones a partir de la potencia del hacer
sin asfixiarse en el discurso de la crisis de las instituciones. Entre la novedad y la urgencia
de situaciones que demandan respuestas inmediatas tiene que ser posible elaborar
alternativas, porque si bien es verdad que hay formas destituyentes en el acontecer
institucional es posible encontrar formas instituyentes.
l devenir actual nos llama a una interrogación ética para habitar los nuevos escenarios
E
educativos que no son posibles ser pensados desde lo prescripto. Pensar éticamente remite
a ver el caso a caso.
rabajar con los docentes en el caso a caso permite diseñar dispositivos de intervención
T
que son imposibles de ser replicados mecánicamente, que no prometen soluciones
“definitivas”, ni son sostenidas por individuos aislados, por el contrario sostenidos “entre
varios”.
ue el docente pueda poner en juego su saber y crear con otros semejantes tiene un plus
Q
de valor incalculable que posibilita un bienestar en la institución que lo aleja de puntos de
impotencia, pero también de omnipotencia. Dispositivos que permitan producir encuentros,
conexiones en que sea posible corrernos de lugares prescritos, seguros aunque poco
fértiles, para que algo pase en el aula, en la escuela, en los institutos capacitadores.
i bien el círculo de la igualdad se ha abierto (al menos en teoría todo parece ser más
S
igualitario), las desigualdades sociales se refuerzan o no se reducen tanto como lo
supondrian nuestros valores democráticos. La mayoría de las veces, la explicación de está
paradoja se apoya en los mecanismos económicos que presuntamente ahondan las
desigualdades sin que lo deseemos, en beneficio de la pequeña minoría que con ello tiene
Alejandro Busto
9
6
todo para ganar. El retorno de las desigualdades sería independiente de nuestra voluntad,
porque la competencia en que se embarcan las economías y los Estados de bienestar
generaría necesariamente desigualdades sociales, en tanto que las existentes entre los
países parecen, al contrario, reducirse.
in embargo, explicar el crecimiento de las desigualdades por las “leyes” de la economía no
S
puede funcionar como excusa para renunciar a la lucha contra las prácticas desigualitarias
más banales y sus efectos. Basta con observar las prácticas de cada uno de nosotros para
advertir que, más allá de la oposición del 1% de los más ricos y los demás, elegimos con
frecuencia desigualdades sociales en la medida en que no ofendan nuestros principios
democráticos, e incluso cuando estos las legitiman.
o que ahonda las desigualdades no son las “leyes” implacables de la globalización, sino
L
las relaciones de fuerza ideológicas y políticas dentro de cada sociedad.
i los ganadores de las desigualdades son apenas algunos puntos porcentuales de la
S
población (el 1%), mientras que los perdedores constituyen una aplastante mayoría, ¿como
es posible que la gente se indigne sin ser verdaderamente capaz de actuar en sociedades
democráticas que, sin embargo, han puesto la igualdad en el centro de sus principios?
i el 1% arrasa con las riquezas a expensas del otro 99% que se indigna pero no hace nada
S
(con la excepción de pequeños grupos que alimentan la llama de la revuelta), es porque
estos últimos no son un bloque homogéneo capaz de actuar como tal. Es también porque,
dentro de ese conjunto, los intereses de unos no coinciden con los intereses de otros. Y
acaso sea, para terminar, porque la “pasión por la igualdad” no es tan fuerte como se
supone.
as desigualdades sociales forman más una cadena que una yuxtaposición de bloques, y
L
los individuos estan atrapados en escalas en las que aquellas resultan ser más finas, más
visibles y sobre todo más sensibles que las grandes desigualdades que, de tan grandes,
terminan por ser abstractas. No solo estan los “ricos” y los “demás”; hay, antes bien, una
larga sucesión de desigualdades a las que somos sensibles y nos aferramos porque nos
dan una posición y una dignidad, pese a que pueden parecer minúsculas cuando se las
compara con la increíble captación de riquezas por parte del 1%.
Separatismos
os individuos no buscan las desigualdades, pero sus elecciones las engendran. Todos los
L
que pueden -y que no son necesariamente los más ricos- quieren desarrollar un capital
social endógeno, vivir en los mismos barrios, no forzosamente para visitarse y generar una
vida barrial, sino por el ambiente, la seguridad, la sectorización escolar. Cuanto más se
ahondan las desigualdades sociales, más se estrechan las interacciones entre quienes se
asemejan desde el punto de vista económico, cultural y a veces “etnico”.
Alejandro Busto
70
l problema consiste en que, si los “guetos de ricos” son producto de una elección, y las
E
clases medias huyen de las zonas consideradas “difíciles”, al final del proceso el resultado
es la creación de barrios que concentran todas las desigualdades y todas las dificultades
sociales.
sí, ya no solo se percibe a los pobres como clases populares explotadas: se los ve como
A
“clases peligrosas” y “extranjeros”. El barrio que podría definirse como pobre, popular,
obrero se percibe como patológico, peligroso, lamentable, al margen de la sociedad, y estas
categorías de juicio se interiorizan con tanta fuerza que sus residentes se esfuerzan por
escapar de ellos ni bien pueden hacerlo, para alejarse de quienes son más pobres, más
lamentables y más peligrosos que ellos mismos, con lo cual participan de los mecanismos
que los victimizan.
ste, como otras situaciones, ejemplifican lo que en otras palabras podría plantearse como
E
el hecho de ser iguales en ciertos registros y desiguales en otros. La conciencia de las
desigualdades es mucho más viva porque siempre hay un dominio de nuestra experiencia
social en el que podemos sentirnos desiguales respecto de los demás, sobre todo cuando
nos comparamos con aquellos más cercanos a nosotros. En ese sentido, la conciencia de
las desigualdades se individualiza, se acentúa y se aprecia con exactitud.
o importante, por lo tanto, es diferenciarnos de los más desiguales y marcar nuestro rango
L
y nuestra posición, porque siempre estamos bajo la amenaza de ser desiguales y
despreciados.
n este sentido, deviene relevante el acceso extendido que hay hoy en día a los bienes de
E
consumo y bienes culturales. Los jóvenes ya no son prisioneros de los programas de
televisión, sino que construyen sus elecciones navegando por internet. Así, como los gustos
y las prácticas ya no son estructuradas por un orden estable, las estrategias de distinción y
diferenciación se han acentuado. Cada cual quiere construir para sí el conjunto más singular
y distintivo posible. La tiranía de las marcas reina en las aulas y las tribus de los looks, y los
estilos se multiplican a fin de que cada uno se provea de una desigualdad simbólica que le
sea favorable y, sobre todo, que aparezca como una dimensión de su personalidad, de su
libertad y, por lo tanto, de su igualdad fundamental. La experiencia de las desigualdades
incita pues a denunciar las grandes desigualdades, al tiempo que se consagra a defender
las “pequeñas”, que son las que marcan las diferencias esenciales.
Competencia y elitismo
os padres saben que el desempeño escolar de sus hijos tendrá un papel decisivo en su
L
futura trayectoria social, y que los títulos tienen mucha influencia en el acceso al empleo y el
nivel de ingresos.
a suma de esas muchas estrategias no deja de tener efectos sobre el propio sistema
L
escolar. Todas las diferencias se convierten en desigualdades. No todas las disciplinas
valen lo mismo, porque algunas son más selectivas que otras. No todos los
establecimientos valen lo mismo. No todas las formaciones universitarias valen lo mismo.
fin de cuentas, la propia oferta escolar se torna desigualitaria. No solo no todos los
A
alumnos entran a la misma escuela, sino que los más favorecidos acceden en general a
formaciones de mejor calidad.
os grupos sociales y los segmentos del sistema escolar que sacan ventaja de esas
L
desigualdades consideran que no es posible tocar la arquitectura de un sistema que, según
dicen, ha dado pruebas de su valía. Cada uno protege su territorio en nombre de la defensa
de la gran cultura, del porvenir de la nación, y a veces, de la defensa de los más meritorios.
l riesgo político que implica cambiar las reglas del juego parece insuperable. Y la urgencia
E
por modificar las cosas es mucho menor, porque las categorías sociales que pierden en el
juego escolar no tienen ni los recursos ni la legitimidad que les permitieran hacer oír sus
voces. Por eso, solo aparecen en el debate escolar bajo la forma de problemas sociales:
abandono y violencias escolares, deserciones familiares. De está forma, parecen haberse
convertido en los responsables de su propio infortunio.
a crítica social realizada en nombre de la igualdad tropieza con la crítica moral del mérito,
L
según la cual las víctimas de las desigualdades más flagrantes son presuntamente
responsables de su suerte.
sí, la “elección de la desigualdad” no es una elección ideológica reivindicada como tal; es
A
un conjunto de prácticas que seria inutil condenar desde un punto de vista estrictamente
moral, porque los individuos tienen a menudo “buenas razones” para actuar así y estan
atrapados en juegos sociales que apenas dominan. La cuestión es más bien tratar de
comprender por qué el sentimiento solidario que induce a querer la igualdad de todos se ha
debilitado tanto, y saber que es lo que podría fundar hoy una movilización en favor de la
solidaridad.
Alejandro Busto
73
Módulo 4 - Rol y ética del Psicólogo en la educación
elvini, M. (2004) El mago sin magia: cómo cambiar la situación paradójica del
S
psicólogo en la escuela. Ed. Paidós Educador. Bs. As. Argentina.
4.2 - La docencia -y las prácticas del psicólogo- como compromiso ético político
Alejandro Busto
4
7
4.1- El establecimiento escolar: campo de interacción y escenario dramático. Tensión,
conflicto y movimiento institucional. El currículum y sus dimensiones. Actores de la
institución.
n cuanto a los aportes específicos que la psicología puede realizar a la educación, diremos
E
que son múltiples, aunque nos interesan estas en particulares:
- el sujeto de aprendizaje
- el sujeto de la enseñanza
- las relaciones entre ellos y los objetos de conocimiento
l alumno es al tiempo un sujeto que presenta una serie de características psíquicas que
E
cabe identificar y conocer en cuanto participante íntimamente de los procesos
educacionales. Es siempre un sujeto particular que asume comportamientos específicos
según:
- El momento de desarrollo en que se encuentre
- El tipo de relaciones que establezca
- Los propósitos que estas relaciones definan
- Los contextos en donde estas relaciones tienen lugar
l alumno es tal en la medida que admite una relación asimétrica con quien se denomina
E
maestro o enseñante. Es alumno en tanto asume la intencionalidad de la cultura escolar, la
cual prescribe aquello que resulta conveniente y preferible incorporar y aquello que está
debidamente desaconsejado.
ste sujeto de la enseñanza mantiene con sus alumnos una relación asimétrica en varios
E
sentidos, aunque simétrica en otros. Está realidad no debería considerarse de hecho un
inconveniente; sencillamente la cuestión aquí pasa por que hace el profesor con la
asimetría, que uso hace de eso que puede interpretarse tanto como potencial ventaja o una
franca desventaja.
l modo de operar con la asimetría colocándola a favor del aprendizaje de sus alumnos
E
dependerá en gran medida de su pericia técnica. Sin embargo, dicha pericia es
indispensable aunque también claramente insuficiente para timonear la asimetría.
n este asunto está comprometido el maestro con sus dispositivos intelectuales y muy
E
especialmente con su estructura afectiva. Esta última de carácter ordinario influye tanto en
el modo de pensar del profesor como en la implementación que hace de su destreza
pedagógica.
Alejandro Busto
76
Una relación entre relaciones: el alumno, el docente y el conocimiento
stá triangulación (el alumno, el docente y el conocimiento) constituye uno de los ejes
E
básicos en el cual giran los procesos intelectuales. Sin embargo, cabe advertir con rapidez
que es bien fácil detectar otra multiplicidad de triangulaciones que operan
contemporáneamente a la señalada. Por ejemplo, docente-alumno-padres;
alumno-docente-dirección, etc.
a segunda reserva tiene que ver con la supremacía del docente. Muchas veces excedido
L
en autoridad, monopoliza la acción y las decisiones en el quehacer educacional, monopoliza
el uso del tiempo y del espacio, de la palabra y del silencio, del conocimiento y la
ignorancia, del amor y del odio. Este lugar tiene riesgos tanto para el alumno como para el
profesor, en cuanto a su estabilidad emocional se refiere. El maestro constituye en sí mismo
un instrumento de trabajo y la psicológica está en condiciones de aportar en relación a las
exigencias psíquicas que la tarea reclama y también acerca de los efectos que una acción
pedagógica en condiciones inapropiadas (supremacía del docente) tiene.
l maestro tiene que saber respecto a sí mismo,a sus motivaciones, a sus comportamientos
E
y a sus anhelos; tiene que procurar espacios para analizar colectiva e institucionalmente su
labor.
Alejandro Busto
7
7
Se trata entonces de una relación primordial que conforma una trama a veces muy difícil de
desmontar o precisar,en tanto que cada uno de los componentes presenta matices tangibles
y también dimensiones no explícitas. Las de este orden suelen estar emparentadas con la
subjetividad propia de cada sujeto, se trate de alumno o de docente.
elvini, M. (2004) El mago sin magia: cómo cambiar la situación paradójica del
S
psicólogo en la escuela. Ed. Paidós Educador. Bs. As. Argentina.
l psicólogo ocupa una posición anómala, en la escuela italiana: no pertenece a ella, no
E
tiene ahí una situación. Por lo general interviene en la escuela “desde afuera”, enviado por
un organismo o por otra institución. Al no depender de la autoridad escolar -rector o director
didáctico-, no está obligado a responder ante esa autoridad por sus intervenciones o su
capacidad profesional. El psicólogo no encuentra espacio en el organigrama de la escuela:
actúa como asesor externo.
n apariencia está posición podría favorecer su autonomía, pero en los hechos, el psicólogo
E
solo es “alguien sin rol fijo”, sujeto a las expectativas propias de quienes se encuentran en
situaciones incómodas. Este panorama facilita el predominio de un determinado estereotipo
del psicólogo, en virtud del cual se le atribuyen, de modo irracional, conocimientos y
capacidades. Además, los psicólogos llamados a intervenir en el sistema escolar a veces
encuentran toda una serie de problemáticas en conexión directa con la falta de definición
precisa de su rol y con una serie de contradicciones nada despreciables.
Alejandro Busto
8
7
El pedido tipo de los docentes es siempre el de intervenir en un “caso difícil” -habitualmente
un niño con síntomas de inadaptación-. La hipótesis es que la enfermedad reside en el niño
indicado o, a lo sumo, en su familia. La escuela, sus métodos, la relación entre el alumno y
el docente que hizo el señalamiento no se cuestionan sino de manera muy tangencial. En
estos casos la expectativa puede ser doble:
- se confía en que el psicólogo confirme la “validez pedagógica” de la actitud del
profesor y ratifique entonces, con el aval de su autoridad científica, las decisiones ya
adoptadas
- o bien se espera que el psicólogo asuma la responsabilidad del caso y se ocupe en
forma directa del “paciente señalado”, tomándolo “a su cargo” y eximiendo al
docente de toda obligación al respecto
ay en estas actitudes una gran dosis de resistencia al cambio: el profesor, por lo general,
H
no quiere ser “cuestionado” y rechaza por “incompetente” al psicologo que intente implicarlo
como “ciente portador del problema”.
Los alumnos
os niños comparten la creencia social de que la función del psicólogo es tratar a los locos;
L
temen su presencia y su intervención; tienden a ridiculizar y a aislar socialmente a los
compañeros que tuvieron el infortunio de caer en sus manos. Se deduce de ahí que
tampoco los alumnos pueden ser considerados como “clientes potenciales” ya que para
ellos el psicólogo podría muy bien no existir.
uando el psicólogo acepta intervenir y se deja envolver en un manejo de este tipo, su
C
intervención, lejos de ser terapéutica o promotora de un cambio, solo sirve para reforzar el
statu quo.
tro tipo de expectativa que a menudo se crea en relación con el psicólogo es la de
O
atribuirle, de modo incondicional, conocimientos pedagógicos. Para muchos rectores y
docentes el psicólogo posee, como tal, las recetas metodológicas decisivas para transmitir
la cultura en sus diferentes disciplinas y temas. Debe conocer los medios para hacer
aprender la matemática a aquel que no la comprende, debe saber diagnosticar qué
mecanismo es responsable de las dificultades de aprendizaje del alumno y poder
eliminarlas.
s fundamental señalar que el estereotipo cultural actúa de manera tal respecto del
E
psicólogo, que lo define por anticipado en las relaciones con sus clientes potenciales. Una
Alejandro Busto
9
7
vez definido, el psicólogo queda reducido a la impotencia. Para que su figura tenga razón de
ser e incida en la realidad social de la escuela, es urgente encontrar los medios que le
permitan “autodefinirse” en su condición de psicólogo dentro de un determinado contexto.
ste tipo de intervención fue quizás el primero que se aplicó en las escuelas después de
E
que se crearon los centros psicopedagógicos o de orientación, y ello como consecuencia de
la fe ciega que los tests mentales y de personalidad inspiraban en la década de 1950. Su
legitimidad resultaba apuntalada por la exigencia de seleccionar a los alumnos inadaptados
que había que incorporar a las clases diferenciales.
n está se espera que la institución se planteara los problemas y sobre esa base pidiera la
E
intervención del psicólogo. Así, el señalamiento del “caso” suele limitarse a una indicación
de carencia intelectual o de bajo rendimiento escolar, o bien de trastornos de conducta. En
la mayor parte de los casos señalados, la escuela solo espera del psicólogo que confirme
su indicación, añadiendole una pizca de “cientificismo” para poder justificar las medidas
disciplinarias o de marginación.
sí, el psicólogo se define, si, como “promotor de cambio”, pero lo hace de un modo
A
tan erróneo en el sentido táctico, que una vez más se ve reducido a la impotencia.
s muy difícil practicar el psicoanálisis en la escuela sin alterar las pautas de la relación
E
paciente-terapeuta.
Alejandro Busto
81
a aplicación del psicoanálisis desplaza la atención del presente al pasado, buscando las
L
causas en la primera infancia y en el contexto afectivo familiar. El aquí y ahora de la
situación escolar se descuida de continuo en la indagación psicoanalítica tal como
inadecuadamente se la aplica en esa institución. El sistema relacional en el grupo
clase-docente no merece atención alguna en lo que concierne al trastorno del
niño-problema. Se da, en cambio, el mayor énfasis a lo intrapsíquico de ese niño, oscuro,
misterioso, con la consecuencia lógica de favorecer, incluso en el nivel del lenguaje
psicológico, las “jergas”, los neologismos para iniciados. Cuando se habla de escuela, todo
ello va en detrimento de la claridad comunicacional entre psicólogo, docente y padres y del
necesario enfoque del campo de observación del “aquí y ahora”.
Capítulo 2. Síntesis elaborada por un grupo de trabajo de psicólogos sobre el “rol del
psicólogo en la escuela”
e tiende, por consiguiente, a favorecer el “desarrollo” de los alumnos, y con ese fin se
S
toman medidas que apuntan a prevenir la inadaptación mediante intervenciones integrativas
y no marginantes (se pone el acento en la normalidad y no en la patología, y por ende se da
prioridad a cuanto atañe al conjunto de los educandos).
a respuesta a estas exigencias lleva a primer plano la función del psicólogo como experto
L
en relaciones sin descuidar por ello los aspectos terapéuticos y psicopedagógicos.
Alejandro Busto
82
4.2 - La docencia -y las prácticas del psicólogo- como compromiso ético político
uisiera sugerir la idea que explicita que la docencia es, por definición, un compromiso
Q
ético-político por un mundo más justo, lo cual implica que la educación se mueve siempre
entre “huellas socio-históricas” y “horizontes emancipadores”.
. Por eso, al educar, estamos jugando por “un mundo más justo”, para una convivencia
c
social bajo esos fuertes principios de justicia, libertad e igualdad, y, más radicalmente,
educar supone priorizar la comprensión de la atmósfera para el hábitat humano
simplemente como “la hospitalidad”, es decir: la acogida del otro en cuanto otro, erradicando
la violencia que pretende, o destruirlos, o desconocerlo, o -más sutilmente- reducirlo a la
mismidad, apropiándose de su alteridad.
El conocimiento
s que algo nos pasa con el conocimiento. Y no es poca cosa, cuando ha sido tematizada
E
la situación, ya desde finales del siglo XIX y en todo el siglo XX, como una fuerte sospecha
de si acaso contamos con un fundamento cierto, siempre igual a sí mismo, que nos permita
distinguir y nombrar la verdad.
Alejandro Busto
83
o es fácil educar, es decir, enseñar y aprender saberes, cuando se nos ha borrado el
N
horizonte y se nos movió el piso. Que fascinante puede ser enseñar y aprender saberes, sin
embargo, cuando entendemos que “nuestro destino es abrir puertas, aunque no sepamos
adónde nos llevan”.
l punto clave en está crisis profunda que afecta, entre otras cosas, la materia prima de la
E
educación, que es el conocimiento, radica en resistir al desánimo de no poder hacer nada e
insistir en apostar a lo mucho que podemos hacer y a las alternativas. En está línea invito a
que critiquemos a: una ilusión, una tentación y una confusión, que condensan la crisis.
a ilusión:consiste en creer que conocemos algo porquelo tenemos presente, porque es
L
presencia pura como correlato de una intención de saber. Desconocer que en lo que se nos
presenta como contenido de nuestro acto de conocer no hay ausencia, que en lo dicho no
queda nada no-dicho, que en lo manifiesto no está nada oculto.
entonces creemos atrapar la realidad con nombres propios, sin darnos cuenta que el
Y
sentido se dispersa, se disemina, porque simplemente no es una “esencia” que se nos da
para contemplarla, ni es un fenómeno que construimos sintetizando algo que nos afecta con
nuestras propias estructuras a priori. Por fin entendemos quela realidad es
acontecimiento y no cosa u objeto.
on está ilusión confundimos conocimiento con transparencia total, sin lugar para lo
C
ausente en lo presente, o lo no dicho en lo dicho.
onocer tiene más que ver con rastrear huellas, que son socio-históricas, y por lo mismo,
C
siempre indicando una ausencia, abriendo sentidos nuevos, dando que pensar. Y las
huellas son siempre fronterizas, entre donde estamos y donde no estamos, marcando un
sendero de herencia, ciertamente, inapropiable y al mismo tiempo de senderos abiertos
para orientar la marcha.
esde está “gran tentación” confundimos conocimiento con violencia, en el estricto sentido
D
de pretender reducir la exterioridad del otro en cuanto otro a la mismidad. En la relación
educativa siempre media el conocimiento, pero lo que hace “justa” está relación es lo que
siempre la precede y no puede ser reducido a ella: la interpelación ética del otro en cuanto
otro. Por eso la educación es acogida del otro en cuanto otro, es hospitalidad, es ser
capaces de “responder” a la interpelación ética del otro, es decir, responsabilidad.
recisamente esto tiene que ver con el conocimiento, y no con la mera información, con
P
poder sabernos causa y no mero efecto, actores y no meros instrumentos. Más aún, en
aquello de lo que no podemos ser causa, y sin embargo nos afecta, podemos aprender a
distinguir aquellos afectos que aumentan en nosotros la potencia de actuar (la alegría), de
aquellos afectos que la disminuyen (la tristeza).
sto implica estar abiertos, ciertamente, a lo que acontece, a lo nuevo, Pero aumentar la
E
potencia de actuar y estar abiertos a lo nuevo, solo tiene sentido y se justifica sobre la base
del cuidado de la alteridad, es decir, desde la responsabilidad de sabernos siempre
vulnerables a la interpelación ética del otro en cuanto otro.
or eso creo que el conocimiento, sin ilusiones, tentaciones y confusiones, es lo que nos
P
puede dar la pista de por donde el compromiso ético de un mundo mejor es el sentido
profundo de la tarea de formarnos como docentes y trabajar en el campo educativo.
a dimensión ético-política de la educación tiene que ver con está responsabilidad por
L
cuidar la alteridad, no violentarla, que justamente siempre se mueve entre “huellas
sociohistóricas” y “horizontes emancipadores”. Justamente lo que libera a los contextos
educativos, por complejos y difíciles que sean, de ser determinismos fatalistas y los hace
“huellas” interpretables, pero nunca del todo apropiables, y lo que libera a los proyectos
educativos, por bien formulados y completos que parezcan, de ser meras estrategias para
vigilar y castigar, y los convierten en horizontes emancipadores, es, justamente, la
responsabilidad, el sabernos vulnerables a la interpelación ética del otro, en definitiva el
decirle no a la violencia que pretende reducir al otro a la mismidad.
retender educar sin memoria es pretender ser sin estar. Pretender educar sin horizonte es
P
pretender estar sin animarse a ser. La sabiduría consiste en estar, meramente estar, pero
estar siendo, o si quiere, ser sin dejar de estar.
Alejandro Busto
85
ullen, C. (2004) Perfiles ético-políticos de la educación, Ed. Paidos, Buenos Aires,
C
Argentina. Cap. 10 y 12
oy se hace necesario reflexionar sobre la importancia central que tiene el conocimiento en
H
el pensamiento de Pablo Freire, como mediación productora de subjetividad. Hoy es
imprescindible insistir en esos dos rasgos centrales del sujeto que conoce: la dialogicidad y
la politicidad.
stá insistencia en la relacion entre conocimiento, palabra y poder se muestra como una
E
forma de resistencia y desenmascaramiento frente al nuevo fetichismo de la mercancía: el
que pone al conocimiento como un mero valor de mercado, despojandolo de su proceso de
producción en acciones culturales y acciones revolucionarias.
a condición de la acción y del diálogo argumentativo -ser este “potencial ciudadano”- es
L
poder cuidar y conocerse a sí mismo. Esto implica, de alguna manera, privilegiar la palabra,
como reunión de sentidos e intencionalidad de comprensión, consenso y emancipación.
Tomar la palabra es, quizás, el signo más claro del poder constituirse en agente y
dialogante. Estar informados, meramente informados, es simplemente tener un repertorio de
posibles respuestas a posibles estímulos.
Alejandro Busto
86
onocen, toman la palabra y asumen el poder para actuar “culturalmente” y, en definitiva,
c
“revolucionariamente”.
i entendemos las cosas así, la educación para la libertad, desde el conocimiento dialógico
S
y político, es relacionarnos con la esperanza.
n este contexto entonces, sostendriamos que la esperanza es una obligación moral, en el
E
sentido estricto de ser constitutiva de la acción sensata, y no meramente una
“consecuencia”, via mérito, que se deduciría de nuestro compromiso con el deber.
sí, propongo entender la esperanza como un valor en sí misma y, por lo mismo, como algo
A
que tiene razón de bien. Pero no entendiéndola como un bien supremo o último bien, sino,
más bien, como una determinación histórica posible, como una representación social
utópica, ni independiente de las vicisitudes culturales ni sometida a ellas. La esperanza, así,
opera hoy como el nombre propio de una alternativa posible para un mundo mejor y más
justo.
odemos pensar el futuro, simplemente, con esperanza. Pero pensarlo con esperanza es
P
hacernos responsables de este futuro, transformarlo en tarea digna de ser hecha, en tarea
que merece el compromiso, en tarea simplemente buena y que hace buenos.
ue la esperanza tenga una dimensión moral y que encierra un valor en sí misma, por lo
Q
cual es una responsabilidad fascinante sobre el futuro, es casi lo mismo que hablar de la
educación. En realidad, la educación es “el tiempo de la esperanza”, y por eso, justamente,
la educación es una de las formas ejemplares para pensar la ética como dimensión
normativa de la esperanza.
n la educación la esperanza toma el rostro del otro, absolutamente otro, que nos interpela
E
a educadores y educandos como aquello que en la misma relación pedagógica se absuelve
de la relación.
Alejandro Busto
87
3. P
orque la escuela condensa derechos y valores que son insobornables e
irrenunciables: la libertad del deseo de conocer, qué es el derecho de aprender y
enseñar, reconocimiento la pregunta, el argumento, la alternativa; el espacio público
para que la socialización y la convivencia formen ciudadanía reflexiva y crítica; el
tiempo justo para resignificar la memoria histórica y construir proyectos comunes,
frente a los olvidos y escepticismos
a dignidad de la escuela reside sencillamente en entender bien la dignidad sin más del
L
hombre. La dignidad de la escuela, entonces, viene por su misma tarea identificante:
reconocer la dignidad del hombre, de todos los hombres, precisamente porque educa, y
educar no es otra cosa que tomar en serio la dignidad humana y comprometerse a realizar
efectivamente lo que supone de derecho inalienable.
a dignidad de la que hablamos es la que nos constituye, aquella que nos obliga
L
incondicionalmente y que no puede intercambiarse como mercancía o mero precio en el
mercado. La escuela es digna, y debe ser respetada, sencillamente porque el conocimiento
crítico, la ciudadanía reflexiva, la responsabilidad moral son valores insobornables e
irrenunciables, que se ligan “sin rodeos” a la misma dignidad humana.
in está dignidad, la escuela, simplemente se convierte en otra cosa o, para ser más claro,
S
en “cosa”, es decir, algo cuyo sentido es puesto desde afuera, en una lógica de medios y
fines, que la transforma muchas veces en un referente meramente retórico de discursos
tramposos, o en un ritual más de meras prácticas de supervivencia.
e hecho, la escuela puede entrar en el discurso, puede ser parte de los rituales de la vida,
D
pero lo tiene que hacer dignamente, es decir, desde su propia dignidad, exigiendo que se
reconozca su identidad relacionada con el conocimiento, con la convivencia y con la libertad
responsable.
a escuela puede ser muchas cosas según las circunstancias. Pero debe ser digna en
L
todos los casos, y esto quiere decir que no puede renunciar ni negociar lo que la define: el
deseo de saber, el espacio público de la convivencia, el tiempo de la esperanza memoriosa.
La escuela no puede renunciar a estos valores ligados al conocimiento, a la justicia y al
derecho de tener proyectos históricos alternativos. Y debe luchar para que se reconozcan
estos valores, se los realice efectivamente y se los interprete cada vez con mayor agudeza.
Porque en esto va la “dignidad” de la escuela, y por lo mismo la de la humanidad, y esto no
se negocia.
a escuela es una institución socialviva, formaday sostenida por redes de sujetos que
L
diariamente ponen el cuerpo como alumnos y como docentes en la difícil tarea de aprender
y enseñar, de convivir y de imaginar alternativas fundadas. Esos esfuerzos, esos
intercambios, esos trabajos e, incluso, esa gratificaciones y esos sufrimientos se dignifican,
todos, por los valores puestos en juego: el conocimiento crítico, la convivencia justa, la
esperanza memoriosa.
uestra naturaleza define nuestro esfuerzo por ser, y, como somos sujetos que pensamos,
N
lo que tenemos en nuestra naturaleza es potencia para actuar. La mejor señal de nuestra
dignidad es sentir que podemos actuar pensando libremente, responsablemente,
justamente.
Alejandro Busto
88
a crisis es una sociedad de ciudadanos indignados, porque se nos quiere arrebatar la
L
dignidad, convenciendonos de que no hay que pensar, que la convivencia justa es
imposible, que no hay nada que esperar.
o que nos ocupa y preocupa a los docentes siempre se relaciona con el conocimiento y
L
con la ética. Esto significa que el espacio profundo de nuestro estar cotidiano se configura
en el horizonte de la búsqueda de la verdad y en el cielo abierto del ideal de justicia.
Hablemos de la búsqueda de la verdad. No poseemos la verdad, la rastreamos, la
investigamos, es decir: buscamos sus vestigios, vamos tras ellos, aprendemos a olfatearlos,
a degustarlos, a reconocer sus sonidos y vislumbrar sus formas y colores. Pero esto tiene
una condición: el deseo de saber. Hay que luchar por el reconocimiento de este deseo de
saber, que define la identidad docente.
olo reconocidos como “deseo de saber” podemos enseñar, es decir, reconocer el deseo de
S
saber de aquellos que, con nosotros, aprenden. Aquí en está lucha por el reconocimiento
del deseo de saber, el horizonte de la búsqueda de la verdad se configura y nos orienta.
l deseo de saber, como búsqueda de la verdad es, en definitiva, la fuente nutriente del
E
pensamiento crítico, es decir, del pensamiento capaz de relacionar la teoría con la práctica,
sin confundir el conocimiento con la mera adaptación a lo dado, y sin confundirlo tampoco
con una mera abstracción en relación con lo dado.
l pensamiento crítico no solo es dialéctico, porque el deseo de saber tensiona la teoría con
E
la práctica, sino que es, además, hermenéutico, porque el deseo de saber transforma el
discurso en un mojón, exige interpretación abierta, impide que nos aposentemos en un
momento como si fuera el último.
o basta relacionar la teoría con la práctica, no basta relacionar los discursos con la
N
historia; hay, además y sobre todo, que escuchar al otro que interpela nuestras “síntesis
dialécticas” y nuestras “deconstrucciones hermenéuticas”. El otro nos interpela siempre
como exterior, en relación con nuestro saber. Por eso es otro, y no meramente otro objeto
de nuestra ciencia u otro momento de nuestra historia.
Alejandro Busto
9
8
La interpelación del otro tiene a su vez, como condición de posibilidad, el deseo de saber y
la lucha por el reconocimiento de ese deseo.
orque hay alternativas, porque lo posible nos constituye y porque el bien y la justicia
P
transforman la utopía en un compromiso.
Esto tiene importancia actualmente porque es necesario deconstruir la falacia del
pensamiento único.
l pensamiento único, sin embargo, tiene como su verdad más profunda el miedo a pensar,
E
naturalmente proyectado en todos aquellos que piensan de modo diferente.
s posible pensar de otro modo, es posible significar la realidad de otra manera. La
E
esperanza tiene que ver siempre con una alternativa posible, con una utopía realizable, con
un sueño interpretable.
a metáfora del telar significa el arte de la política (no como teoría idealista del Estado, sino
L
como acciones políticas), porque se trata del arte del tejido,que nunca deja que se
establezca el divorcio entre los diversos elementos.
o que se propone es que la escuela es ella misma un telar, inmemorialmente construido en
L
los tiempos fuertes de la constitución de lo humano.
o que importa es que con los mismos hilos es posible tramar tejidos distintos. El mismo
L
tejido puede ser resultado del tramado de hilos distintos. En buena medida, la historia de la
educación nos puede enseñar muchas variantes de texturas y de tramados.
omo la educación tiene que ver con la verdad y la justicia, se sugiere pensar que los hilos
C
del telar son, precisamente, el conocimiento y la ética. El conocimiento, sin embargo, se
relaciona con la búsqueda de la verdad, y está última se encarna en el deseo de saber. Se
puede agregar ahora, que el deseo de saber nos singulariza, es decir, nos señala en lo que
Alejandro Busto
90
tenemos de más propio y nos conecta con esa difícil cuestión de la formación de la
identidad de cada uno. En este sentido, el deseo de saber se constituye, histórica y
socialmente, en una trabajosa historia singular. Este es uno de los hilos que está en el telar
de la escuela: el deseo de saber, resultado más proceso de complejas historias singulares.
or otro lado, la ética, se relaciona con la justicia, y la justicia es lo que conforma el espacio
P
de la interpelación del otro, donde verdaderamente acontece. Este espacio que se configura
en la justicia es, por definición, un espacio público, relacional, común. Pero lo público es un
espacio que se constituye éticamente en la interpelación del otro, y que nos responsabiliza.
Por eso la justicia es el otro hilo que ponemos en el telar que define la escuela: la
interpelación del otro, exterioridad que convierte a cada singularidad en vulnerable, en el
sentido de responsable. La interpelación del otro indica que en el espacio que habitamos
hay alguien que interpela.
o que se quiere insinuar es que el tejido que la educación trama con estos hilos es la
L
esperanza. Es decir, pensadores críticos, agentes responsables.
n realidad se trata de aprender a tejer la esperanza, siempre con los hilos de la verdad y la
E
justicia. Justamente, porque el tramado de la esperanza se relaciona tanto con la
singularidad del deseo de saber como con el espacio público de la interpelación del otro, la
educación es una tarea política que no deja que se disgreguen los elementos, que busca
tramarlos y que, en cada caso,sabe que solo teje esperanza.
a ética es una reflexión que nos debe ayudar a hacernos cargo mejor al actuar, al sentir, al
L
decir, que cualquiera sean nuestras opciones y las razones que las sostengan, en última
instancia, nunca puedan poner como medio lo que es un fin en sí.
Intentar una reflexión desde la ética, y ligarla a la educación y al desarrollo, es siempre una
alternativa ante dos actitudes que la suelen cercar y que confunden su sentido.
- En primer lugar, me refiero a cualquier forma defundamentalismoo actitud
dogmática, que consiste en no aceptar otro modo defundamentar las normas y los
valores, es decir, la moral o las morales. El fundamentalismo no deja que surja la
reflexión ética, porque es dogmático, porque es excluyente, intolerante y, en el límite,
peligrosamente agresivo.q
- En segundo lugar, el escepticismo; este es creer que no hay forma ninguna para
fundamentar principios en las normas de la acción correcta y por lo tanto todo está
permitido. Pero en el fondo en el escepticismo todo está permitido porque nada vale.
El escepticismo moral resigna toda posibilidad de distinguir, con argumentos, lo justo
y lo injusto, lo bueno y lo malo.
reo que no es posible la reflexión ética si hay actitudes fundamentalistas o escépticas. Si
C
son fundamentalistas no hay de que discutir, porque tienen la razón y esa razón es
absolutamente indiscutible. Y el escéptico no tiene razones, le da lo mismo cualquier cosa.
ara construir un relato de donde habita la ética voy a utilizar una metáfora: se trata de
P
memoria y no de nostalgia. La nostalgia es pegarse al pasado; la memoria es abrir sentidos
Alejandro Busto
1
9
que siguen operando hoy y que, por lo mismo, nos proyectan alternativas, muchas de ellas,
inéditas, para el mañana.
Ética, donde habitas? En una nueva e inédita definición del espacio público, el de la
¿
ciudadanía responsable y participativa, el de la posibilidad de generar proyectos comunes y
solidarios. El de tratar de encontrar una forma de articular la búsqueda de la felicidad con la
convivencia honesta y correcta y regida, sobre todo, por el respeto a los DDHH y a los
principios de la justicia.
omos responsables de reconfigurar políticamente el espacio ético de modo tal que no solo
S
nosotros, sino también nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, puedan sentirse
humanos, puedan encontrarse reconocidos, valorados y creativos.
Alejandro Busto
92
Módulo 5 - Psicología, educación y TIC
Alejandro Busto
93
oll, C. (2008) Aprender y enseñar con las TIC. Expectativas, realidad y
C
potencialidades, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, vol. 72
xiste un desfase entre, por una parte, las elevadas expectativas de cambio y mejora de la
E
educación escolar generadas por estas tecnologías, y por otra, los limitados avances
conseguidos hasta el momento. Este desfase no debe llevarnos a rebajar las expectativas
depositadas en la capacidad de las TIC para transformar la enseñanza y mejorar el
aprendizaje. Sino que, las expectativas están plenamente justificadas, pero lo que sucede,
es que la capacidad de las TIC de transformación y mejora de la educación debe
entenderse más bien comoun potencial que puede ono hacerse realidad, y hacerse en
mayor o menor medida en función del contexto en el que estas tecnologías son
efectivamente utilizadas. Así, son los contextos de uso los que determinan su capacidad
para transformar la enseñanza y mejorar el aprendizaje.
n este marco, las TIC han tenido un protagonismo creciente en los procesos educativos y
E
formativos. Se presentan como instrumentos poderosos para promover el aprendizaje, tanto
cuantitativa como cualitativamente. Suprimen barreras espaciales y temporales, permitiendo
a más personas acceder a la formación y educación y, además, dispone de nuevos recursos
y posibilidades educativas gracias a las tecnologías multimedia e internet.
ste desplazamiento de perspectiva va, entonces, por una parte, desde el análisis de las
E
potencialidades de las TIC para la enseñanza y el aprendizaje hacía el estudio empírico de
los usos efectivos que profesores y alumnos hacen de estas tecnologías. Por otra parte, se
vinculan las posibles mejoras del aprendizaje de los alumnos a su participación e
implicación en estas actividades, en las que la utilización de las TIC es un aspecto
importante, pero sólo uno,entre los muchos aspectos relevantes implicados.
Sobre los usos de las TIC en los centros educativos y en las aulas
os niveles de uso de las TIC en el entorno escolar son extremadamente bajos, hasta el
L
punto de que no pueden equipararse a los que los propios alumnos desarrollan fuera del
entorno escolar.
Alejandro Busto
95
ero por otro lado, los estudios que se han realizado coinciden,también, en destacar dos
P
hechos que, en mayor o menor intensidad, aparecen de forma extendida. El primero tiene
que ver con el uso más bien restringido que profesores y alumnos hacen habitualmente de
las TIC que tienen a su disposición. El segundo, con la limitada capacidad que parecen
tener estas tecnologías para impulsar y promover procesos de innovación y mejora de las
prácticas educativas.
odo parece indicar, por lo tanto, que el desfase constatado entre expectativas y realidades
T
no puede atribuirse únicamente a problemas de acceso. Si bien el acceso es una condición
necesaria, no es una condición suficiente, ya que, incluso cuando se dispone de un
equipamiento y una infraestructura que garantiza el acceso a las TIC, profesores y alumnos
hacen a menudo un uso limitado y poco innovador de estas tecnologías. O no se utilizan, o
frecuentemente, cuando si se hacen, estas tecnologías acaban siendo utilizadas como
procesadores de texto o aplicaciones de bajo nivel que terminan reforzando las prácticas
educativas existentes en vez de transformarlas.
os estudios realizados dan cuenta -entre otras cosas- de que los profesores tienden a
L
hacer usos de las TIC que son coherentes con sus pensamientos pedagógicos y su visión
de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Así, los profesores con una visión más
transmisiva o tradicional de la enseñanza y del aprendizaje tienden a utilizar las TIC para
reforzar sus estrategias de presentación y transmisión de contenidos,mientras que los que
tienen una visión más activa o constructivista tienden a utilizarlas para promover las
actividades de exploración o indagación de los alumnos, el trabajo autónomo y el trabajo
colaborativo.
ería sin embargo un error concluir una especie de determinismo pedagógico o didáctico en
S
el sentido de que el potencial de las TIC para transformar, innovar y mejorar las prácticas
educativas depende directamente del enfoque o planteamiento pedagógico en el que se
inserta su utilización.
l potencial de las TIC para la enseñanza y el aprendizaje. Las TIC como instrumentos
E
psicológicos
hora bien, las TIC sólo devienen instrumentos psicológicos en el sentido vygotskiano
A
cuando su potencialidad semiótica es utilizada para planificar y regular la actividad y los
procesos psicológicos propios y ajenos. En este sentido, la potencialidad mediadora de las
TIC solo se hace efectiva cuando estas tecnologías son utilizadas por alumnos y profesores
para planificar, regular y orientar las actividades propias y ajenas, introduciendo
modificaciones importantes en los procesos intra e inter-psicológicos implicados en la
enseñanza y aprendizaje.
ivel del diseño tecnológico:En primer lugar, losusos que los participantes hagan
N
efectivamente de las TIC dependeran, en buena medida, de la naturaleza y características
del equipamiento y de los recursos tecnológicos puestos a su disposición. En este primer
nivel, lo que cuenta son las posibilidades y limitaciones que ofrecen esos recursos para
representar, procesar, transmitir y compartir información.
ivel del diseño tecno-pedagógico:En segundo lugar,es relevante tener en cuenta como
N
el diseño tecnológico es indisociable de su diseño pedagógico o instrumental. En efecto, los
entornos de enseñanza y aprendizaje que incorporan las TIC no solo proporcionan una
serie de herramientas tecnológicas, que sus usuarios potenciales pueden utilizar para
aprender y enseñar; sino que, además, por lo general, estas herramientas tecnológicas van
acompañadas de una propuesta, más o menos explícita y precisa, sobre la forma de
utilizarlos para la puesta en marcha y el desarrollo de las actividades de enseñanza y
aprendizaje. Por lo tanto, lo que los usuarios usualmente encuentran es la forma de un
diseño tecno-pedagógico.
Alejandro Busto
97
s precisamente en está recreación y redefinición donde la potencialidad de las
E
herramientas tecnológicas como instrumentos psicológicos termina haciéndose o no
efectiva.
n definitiva, los usos efectivos que profesores y alumnos hacen de las TIC dependen tanto
E
del diseño tecno-pedagógico de las actividades de enseñanza y aprendizaje en las que se
involucran, como de la recreación y redefinición que llevan a cabo de los procedimientos y
normas de uso de las herramientas incluidas en dicho diseño.
onsideramos que es necesaria una tipología de usos de las TIC que tenga en cuenta al
C
mismo tiempo las características de las herramientas tecnológicas y las principales
dimensiones de las prácticas educativas.
) Las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los alumnos y los
A
contenidos (y tareas) de aprendizaje.Algunos ejemplostípicos en esta categoría son:
- Buscar y seleccionar contenidos de aprendizaje
- Acceder a repositorios de contenidos que utilizan diferentes formas y sistemas de
representación (materiales multimedia, simulaciones, etc)
- Realizar tareas y actividades de aprendizaje o determinados aspectos o partes de
las mismas (preparar presentaciones, redactar informes, organizar datos, etc)
) Las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los profesores y
B
los contenidos (y tareas) de enseñanza y aprendizaje:Algunos ejemplos típicos en está
categoría son:
- Buscar, seleccionar organizar información relacionada con los contenidos de la
enseñanza
- Acceder a base de datos y bancos de propuestas de actividades de enseñanza y
aprendizaje
- Planificar y preparar actividades de enseñanza y aprendizaje para su desarrollo
posterior en las aulas (calendarios, programar la agenda, preparar clases,
presentaciones, etc)
) Las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre profesores y los
C
alumnos o entre los alumnos:Algunos ejemplos típicosen está categoría son:
- Llevar a cabo intercambios comunicativos entre -profesores y estudiantes- y
-estudiantes y otros estudiantes- no directamente relacionados con los contenidos o
las tareas y actividades de enseñanza y aprendizaje (solicitud de información
personal o general, expresión de sentimientos y emociones, informaciones o
valoraciones relativas a temas o asuntos extraescolares, etc)
Alejandro Busto
8
9
D) Las TIC como instrumentos mediadores de la actividad conjunta desplegada por
profesores y alumnos durante la realización de las tareas o actividades de enseñanza
y aprendizaje:Algunos ejemplos típicos en esta categoríason:
- Como auxiliares o amplificadores de determinadas actuaciones del profesor (ilustrar,
sintetizar, comunicar, visualizar)
- Como auxiliares o amplificadores de determinadas actuaciones de los alumnos
(aportar, intercambiar informaciones y propuestas, etc)
- Llevar un seguimiento de los avances y dificultades de los alumnos por parte del
profesor
- Solicitar u ofrecer retroalimentación, orientación y ayuda
s importante recordar que lo que define el tipo de uso que se hace de las TIC es su
E
ubicación en el entramado de las relaciones que se establecen entre los 3 elementos del
triángulo interactivo mientras se llevan a cabo las actividades de enseñanza y aprendizaje.
Ahora bien, a menudo estas relaciones no son estables, sino que evolucionan y se
modifican en uno u otro sentido a medida que el profesor y los estudiantes desarrollan las
actividades y tareas de aprendizaje, por lo que es lógico suponer que los usos de las TIC,
en tanto que instrumentos que median esas relaciones, pueden experimentar también una
evolución.
o obstante, conviene también subrayar que la potencialidad de las TIC para influir en los
N
procesos inter e intra-psicológicos implicados en los procesos de enseñanza y aprendizaje
será tanto más elevada cuanto mayor su incidencia en la manera como profesores y
alumnos organizan la actividad conjunta en torno a los contenidos y tareas de aprendizaje.
Es pues sobre todo en los usos que median las relaciones entre los 3 elementos del
triángulo interactivo, ya sea condicionando y determinando las formas de organización de la
actividad conjunta, ya sea conformando un entorno o espacio de enseñanza y aprendizaje.
hora bien, los estudios realizados sobre la incorporación de las TIC a la educación formal y
A
escolar dan cuenta que la mayoría de los usos identificados y descritos corresponden a las
dos primeras categorías. Las últimas 3 categorías son poco frecuentes, y a veces,
inexistentes.
ambién es posible incorporar las TIC a la educación escolar con el fin de hacer más
T
eficientes y productivos los procesos de enseñanza y aprendizaje, aprovechando los
recursos y posibilidades que ofrecen estas tecnologías. Para que esto sea positivo será
necesario subsanar las carencias de equipamiento y de infraestructuras presentes en
muchos países, y que se incrementen los recursos de formación y apoyo, tanto del
profesorado como del alumnado.
tra posibilidad es considerar a las TIC como instrumentos mediadores de los procesos
O
intra e inter-psicológicos implicados en la enseñanza y en el aprendizaje. En este caso, lo
que se persigue mediante su incorporación es aprovechar la potencialidad de estas
tecnologías para impulsar nuevas formas de aprender y enseñar. No se trata de utilizar las
TIC para hacer lo mismo pero mejor, con mayor rapidez y comodidad o incluso con mayor
eficacia, sino para hacer cosas diferentes, para poner en marcha procesos de aprendizaje y
de enseñanza que no serían posibles en ausencia de las TIC.
stas tres visiones de la potencialidad educativa de las TIC marcan un gradiente para la
E
alfabetización digital. El concepto de alfabetización comporta, no sólo el conocimiento y
manejo de unos recursos simbólicos y unas tecnologías, sino también conocer las prácticas
socioculturales asociadas al manejo de los recursos simbólicos y las tecnologías en
cuestión, y ser capaz de participar en dichas prácticas utilizando unos y otras de manera
adecuada.
odríamos decir que la alfabetización digital comporta no sólo el aprendizaje del uso
P
funcional de estas tecnologías, sino también el conocimiento de las prácticas socioculturales
asociadas al manejo de estas tecnologías en la sociedad de la información y la capacidad
para participar en esas prácticas utilizando dichas tecnologías de manera adecuada.
lanteado de está forma, los objetivos de una auténtica alfabetización digital no pueden
P
conseguirse mediante la simple introducción de unos contenidos curriculares y la
enseñanza y el aprendizaje del manejo de unas herramientas tecnológicas. Es el conjunto
del currículo el que debe ser revisado con el fin de adecuarlo a las necesidades formativas y
las prácticas socioculturales propias de la sociedad de la información.
o tiene sentido impulsar la incorporación de las TIC a la educación con el argumento de su
N
protagonismo y centralidad en la sociedad de la información, si al mismo tiempo se sigue
manteniendo un curriculo y una organización del sistema educativo que responde más bien,
en conjunto, a unas necesidades y unos modos de aprendizaje y de acceso al conocimiento
que en buena medida no son propios de la sociedad de la información.
Alejandro Busto
00
1
OLL, C. & MONEREO , C. (2008). Psicología de la educación virtual. Madrid: Morata.
C
Intentar entender y valorar el impacto educativo de las TIC atendiendo únicamente a su
influencia sobre las variables psicológicas del aprendiz es una aproximación sesgada y
miope de la cuestión. El impacto de las TIC en la educación es en realidad un aspecto
particular de un fenómeno mucho más amplio relacionado con el papel de estas tecnologías
en la sociedad actual.
stamos asistiendo desde hace algunas décadas a la aparición de una nueva forma de
E
organización económica, social, política y cultural, identificada como sociedad de la
información (SI), que comporta nuevas maneras de trabajar, de comunicarnos, de
relacionarnos, de aprender, de pensar y, en suma, de vivir.
l fenómeno Internet y su impacto en la vida de las personas serían en este sentido una
E
manifestación más, y con toda seguridad no la última, de está nueva realidad, y de las
transformaciones socioeconómicas y socioculturales asociadas a ella. Debido a que internet
es, en sí misma, un nuevo y complejo espacio global para la acción social y, por extensión,
para el aprendizaje y la acción educativa.
as TIC han sido siempre, en sus diferentes estados de desarrollo, instrumentos para
L
pensar, aprender, conocer, representar y transmitir a otras personas y otras generaciones
los conocimientos adquiridos. Todas las TIC reposan sobre el mismo principio: la posibilidad
de utilizar sistemas de signos para representar una determinada información y transmitirla.
Más allá de está base común, sin embargo, las TIC difieren profundamente entre sí en
cuanto a las posibilidades y limitaciones que ofrecen para representar la información, así
como a otras características relacionadas con su transmisión (cantidad, velocidad,
accesibilidad, etc), y estas diferencias tienen a su vez implicaciones desde el punto de vista
educativo.
xisten, a modo general, tres etapas clave en el desarrollo de las tecnologías comunicativas
E
y su incidencia en la educación:
1. La primera, dominada por el lenguaje natural, donde los interlocutores coincidían en
tiempo y espacio. Las habilidades que debían ponerse en juego eran sobre todo la
observación, la memoria, y la reproducción. Estas habilidades estan en el origen de
unas modalidades educativas y de unos métodos de enseñanza y aprendizaje -la
imitación, el recitado y la transmisión y reproducción de la información- muy útiles
para fijar y conservar unos conocimientos imprescindibles.
2. La segunda etapa trae consigo la necesidad de registrar ciertos datos, a modo de
memoria externa, y de trasladar y compartir con otros información,es, experiencias,
Alejandro Busto
01
1
consejos, etc., y está en el origen del nacimiento de la composición escrita, que si
bien no requiere la presencia física entre los interlocutores, si precisa de cierta
cercanía. En educación estas tecnologías comunicativas encuentran sus referentes
en una enseñanza centrada en los textos y en el nacimiento de los libros escolares y
la enseñanza a distancia por correspondencia. Desde entonces hasta nuestros días,
la consecución de una mente alfabetizada, letrada, capaz no solo de decodificar
fonéticamente los grafemas, sino de comprender los contenidos de manera
significativa para utilizarlos, ha sido probablemente el principal objetivo de la
educación formal.
3. En la tercer etapa, llegan los sistemas de comunicación analógica, primero el
telégrafo y después el teléfono, la radio y la televisión, las barreras espaciales se
rompen definitivamente y el intercambio a nivel planetario empieza a ser una
realidad. Luego aparecerán los ordenadores digitales y así, gracias a la
interconexión entre distintos ordenadores digitales y a Internet, se llega a la
Sociedad de la Información, que podríamos definir como un estadio más de
desarrollo de las sociedades humanas caracterizado, desde el punto de vista de las
TIC, por la capacidad de sus miembros para obtener y compartir cualquier cantidad
de información de manera prácticamente instantánea, desde cualquier lugar y en la
forma preferida, y con un coste muy bajo.
ómo es posible deducir, entonces, la interacción entre la mente de los agentes educativos
C
y un sistema complejo de procesamiento y transmisión de información como es internet está
modificando de forma significativa las herramientas, los escenarios y las finalidades de la
educación en estos inicios del siglo XXI.
Nuevas herramientas
n un mundo en el que las distancias se reducen, las fronteras desaparecen y los grandes
E
problemas se comparten, crece la movilidad de las personas, aumenta la heterogeneidad de
las comunidades y se hace patente la necesidad de trabajar conjuntamente para resolver
problemas comunes. La educación se ve obligada a hacer frente a está situación y se habla
de escuelas inclusivas, de educación formal e informal y de aprendizaje colaborativo y
cooperativo. Las TIC en general, y sus aplicaciones y usos educativos en particular, reflejan
lógicamente estas inquietudes.
Nuevos escenarios
os escenarios educativos, como cualesquiera otros escenarios, estan constituidos por un
L
conjunto de variables que los definen: unos actores particulares con unos roles y unos
formatos de interacción establecidos, unos contenidos concretos y unas modalidades de
organización del tiempo, el espacio y los recursos específicos. La entrada en escena de las
TIC modifica en buena medida cada una de esas variables y extiende los procesos
educativos más allá de las paredes del centro escolar.
Alejandro Busto
03
1
De los primeros ordenadores, grandes máquinas que servían a muchos usuarios al mismo
tiempo, se ha pasado al formato de un usuario y un ordenador personal para, en estos
momentos, empezar a considerar la idea de un usuario que tiene a su alcance muchos
ordenadores.
Cada terminal y cada red inalámbrica podrá, al margen de la posibilidad de conectarnos con
nuestros propios servidores, ofrecer un servicio educativo. De este modo, los escenarios
denominados de educación no formal o informal pueden pasar a ser plenamente educativos
si se programan contenidos con ese propósito. Asistir a un parque temático y aprender
sobre la historia de la China milenaria mientras paseamos por una gran muralla de
cartón-piedra, o sobre el funcionamiento del barco a vapor al tiempo que navegamos en un
prototipo sobre un río artificial a escala, son ya posibilidades absolutamente verosímiles.
n cuanto al rol de profesores y alumnos y las formas de interacción que las TIC propician,
E
los cambios también parecen irreversibles. La imagen de un profesor transmisor de
información, protagonista central de los intercambios entre sus alumnos y guardián del
currículum, empieza a entrar en crisis en un mundo conectado por pantallas. Parece
inevitable ante el despliegue de medios y recursos tecnológicos, que el profesorado vaya
abandonando progresivamente el rol de transmisor de la información y lo sustituya por los
de selector y gestor de los recursos disponibles, tutor y consultor en la resolución de dudas,
orientador y guía en la realización de proyectos y mediador en los debates y discusiones.
Nuevas finalidades
onereo y Pozo (2007) señalan que estas competencias deben poderse aplicar y utilizar en
M
4 grandes escenarios sociales en los que, a grandes trazos, tiene lugar el desarrollo de las
personas; entre estos escenarios se encuentra el educativo, entendido en un sentido amplio
Alejandro Busto
104
incluyendo tanto las situaciones y actividades de educación formal e informal como el
e
aprendizaje y la formación a lo largo de la vida.
l impacto de las TIC sobre la aparición de estas necesidades educativas y la puesta en
E
relieve de las nuevas competencias que las personas necesitamos adquirir y desarrollar en
el marco de la Sociedad de la Información es un tema complejo, ya que, por una parte,
estan en el origen de las nuevas necesidades educativas y de formación, pero por otra
parecen destinadas a jugar un papel decisivo en su satisfacción. Sin embargo, es
importante tener en cuenta que, no todo lo tecnológicamente viable es educativamente
pertinente y, aún más, no todo lo tecnológicamente viable y educativamente pertinente, es
realizable en cualquier contexto educativo.
a explicación de está dificultad hay que buscarla en el hecho de que, tanto las
L
posibilidades que ofrecen las TIC para la enseñanza y el aprendizaje, como las normas,
sugerencias y propuestas de uso pedagogico y didactico de las mismas, son siempre e
irremediablemente reinterpretadas y reconstruidas por los usuarios, profesores y alumnos,
de acuerdo con los marcos culturales en los que se desenvuelven y de la dinámica de las
actividades que despliegan conjuntamente en los centros educativos y en las aulas. Así, un
centro educativo, un equipo docente o un profesor con muchos años de recorrido, con
sólidas concepciones objetivistas y prácticas eminentemente transmisivas, acabaran
utilizando probablemente las TIC para complementar las clases expositivas mediante
lecturas y ejercicios auto-administrables en la red, pero difícilmente lo harán para que los
estudiantes participen en foros de discusión, trabajen colaborativamente o busquen y
contrasten informaciones diversas sobre un mismo tema.
a psicología de la educación, en tanto disciplina que estudia los cambios psicológicos que
L
se producen en las personas como consecuencia de su participación en situaciones y
actividades educativas, debe colocar en un lugar privilegiado en su agenda el estudio de los
cambios que provocan las situaciones educativas basadas total o parcialmente en el uso de
las TIC. Ello supone adoptar una doble mirada:
1. Una mirada sobre la naturaleza de los cambios que pueden producirse en los
actores educativos, en particular alumnos y profesores, y en sus formatos de
interacción. Se trata de analizar qué es lo que cambia (discursos, representaciones,
prácticas, procesos, etc). También cómo se producen los cambios y si tienen
características distintas a los que se producen en situaciones y actividades
educativas en las que no estan presentes las TIC. Y por supuesto, cuál es el sentido
de los cambios y si son generalizables o transferibles a otros contextos.
Alejandro Busto
05
1
2. Otra mirada sobre las características y cualidades de las situaciones educativas que
pueden inducir esos cambios, es decir, sobre los distintos tipos de contextos y
entornos en los que se plantean actividades y prácticas educativas basadas total o
parcialmente en el uso de las TIC.
a educación escolar debe servir para dar sentido al mundo que rodea a los alumnos, para
L
enseñarles a interactuar con él y a resolver los problemas que les plantee, y en ese mundo
las TIC son omnipresentes. La exigencia de que las TIC estén presentes en la escuela no
plantea pues duda alguna. La cuestión es más bien, la extensión y el sentido de está
presencia. No es lo mismo considerarlas una fuente de información que un laboratorio
donde experimentar la manipulación de variables o un medio de construcción de
conocimiento a través de la interacción social.
os nuevos escenarios educativos que se abren a nuestros ojos ponen en entredicho dónde
L
empieza y dónde termina exactamente la acción de centros y profesores. Las paredes de
los establecimientos escolares tienden a difuminarse y en el futuro los procesos educativos
tendrán lugar allí donde haya unas tecnologías disponibles y adecuadas para mediar entre
unos aprendices, unos profesores y unos contenidos. En este sentido, todo apunta en la
dirección de que pueden acabar constituyéndose 3 escenarios paralelos y claramente
interdependientes:
1. U nas aulas y unos centros educativos cada vez más “virtualizados”:con más y
mejores infraestructuras y equipamiento en TIC y con proyectos pedagógicos y
didácticos que intentarán aprovechar las potencialidades de estas tecnologías para
la enseñanza y el aprendizaje.
2. Una extensión de las aulas y los centros educativos a otros espacios:
bibliotecas, museos, centros culturales, etc., en los que será posible llevar a cabo,
con el apoyo de las TIC, actividades y prácticas con finalidades claramente
educativas.
3. Un escenario global y omnipresente:una especie de“mega-centro educativo”, en
el que la ubicuidad de las TIC y el desarrollo de las tecnologías móviles y de las
redes inalámbricas harán posible el aprendizaje en prácticamente cualquier lugar y
situación.
Alejandro Busto
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1
Además, los efectos colaterales de las TIC e INternet, que son negativos para la educación:
- Promueven una comunicación de baja calidad, básicamente apoyada en textos
escritos
- Restringen las comunicaciones emocionales, complejas y expresivas
- Potencian las relaciones sociales superficiales y en ocasiones favorecen la
irresponsabilidad y la falta de compromiso
- Permiten la agresión verbal, el insulto y los diversos “ismos” (racismo, sexismo, etc)
- Se favorece el abandono de las relaciones locales
etos y desafíos acuciantes que plantean las TIC en general, e Internet en particular, desde
R
el punto de vista de las finalidades de la educación escolar:
onseguir que, una vez alcanzado el acceso a las TIC, todos los sectores de la población
C
puedan hacer de estas tecnologías un uso enriquecedor, constructivo y creativo es el
verdadero y complejo reto al que nos enfrentamos en la actualidad. Y la educación formal y
escolar, en tanto institución de las sociedades modernas capaz de llegar al conjunto de la
población sin discriminaciones de ningún tipo, es el mejor instrumento para conseguirlo.
e ha escrito mucho sobre la “brecha digital”, pero bastante menos sobre la “brecha
S
generacional'', entendida como las dificultades de acceso a Internet de las personas de
mayor edad.
Alejandro Busto
107
in embargo, considerar la edad como causa determinante de que la mayoría de los
S
usuarios de internet se hallen por debajo de los cuarenta años supone atender la parte más
superficial del problema, ya que existen personas de edad avanzada que actualmente sus
formas de trabajar, comunicarse y de pensar estan firmemente mediatizadas por sistemas
informatizados. Así, más que hablar de brecha generacional deberíamos hablar debrecha
socio-cognitiva, en el sentido de que las TIC hanempezado a crear una separación entre
la manera en que piensan y se relacionan con el mundo aquellos que hacen un uso
esporádico o circunstancial de esas tecnologías; y aquellos otros en cuyas actividades
cotidianas es difícil no encontrar siempre adherido algún dispositivo tecnológico, sin cuya
participación la actividad sería distinta. En los centros educativos está situación es palpable
y mientras un grupo reducido de docentes está en la “cresta de la ola informativa”, la
mayoría a duras penas es un usuario competente y el resto vive de espaldas a la
digitalización; por consiguiente, en gran medida, de espaldas a sus alumnos.
esde la psicología cultural, y más específicamente desde una perspectiva vygotskiana, es
D
comúnmente aceptada la tesis de que las herramientas con que manejamos nuestro
entorno, no solo transforman el mundo que nos rodea, transforman las prácticas de quien
las utiliza y, consecuentemente, transforman las formas de proceder y procesar los
pensamientos que sustentan dichas prácticas. Si además esas herramientas estan en el
centro de nuestros procesos de comunicación y aprendizaje, como ocurre con las TIC, no
es exagerado decir que su uso extenso, persistente y permanente puede formatear nuestra
mente como en su momento lo hicieron el lenguaje oral o la escritura.
sí, el cambio de época; el cambio que estamos experimentando, supone una auténtica
A
revolución silenciosa, porque es el propio ser humano el que está modificándose.
Lógicamente una transformación tan radical necesariamente producirá conflictos, entre
ellos, en los procesos de enseñanza y aprendizaje. No resulta extraño escuchar
declaraciones de profesores universitarios en las que se afirma que los estudiantes que
llegan a las aulas son cada vez más iletrados y carecen de las habilidades mínimas
exigibles a un aprendiz. Sin embargo, también es relevante tener en cuenta que muchas
veces esos estudiantes han adquirido otras competencias distintas, preponderantemente
relacionadas a la utilización de las TIC e Internet. Así, aparece de manera inmediata una
reflexión: ¿no será que esos estudiantes, a menudo a pesar de sus profesores, estan
adquiriendo las competencias que efectivamente necesitarán para el mundo que les
espera?
mbos emplean los mismos medios tecnológicos, pero lo hacen de forma significativamente
A
distinta. Entre las prácticas sociales, educativas y comunicativas que los diferencian, se
incluyen las formas en que se comunican, encuentran, relacionan y socializan con otros; la
manera en que buscan, crean, comparten, intercambian y coleccionan información; sus
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onductas en la compra y venta de bienes de consumo; las formas en que juegan y se
c
divierten; el modo en que cooperan, aprenden y evalúan sus logros, etc.
n definitiva nuevas prácticas y rutinas sociales que configuran un nuevo ciudadano en una
E
nueva sociedad: la renombrada sociedad-red.
o cabe duda que la incorporación de las TIC modifica, reestructura las formas de pensar,
N
de aprender y por lo tanto, en consecuencia, debe modificar las formas de enseñar.
Sabemos que en otros momentos culturales la mente humana ha debido incorporar nuevas
tecnologías de la información y del conocimiento que, a modo de auténticas prótesis
cognitivas, han reconstruido su funcionamiento para finalmente acabar naturalizandose.
odríamos decir que cada una de estas últimas revoluciones tecnológicas ha dado lugar
P
también a una nueva forma de representar y conocer el mundo, así que podríamos hablar
de una mente letrada o alfabetizada, de una mente crítica (que puede acceder a los textos
impresos y dialogar con ellos, generando una nueva racionalidad crítica y científica) y de la
más reciente “mente virtual”.
s está última la que nos interesa. Dado el carácter genético de nuestro modo de análisis,
E
debemos asumir que está mente virtual es un producto de la evolución cultural y cognitiva
de esas mentes letradas y críticas anteriores.
stá incorporación restringida de los sistemas culturales a la mente acaba por limitar la
E
mente teórica, que se caracteriza por convertir los propios sistemas de representación en
objetos de conocimientos. La mente teórica refiere a la capacidad específicamente humana
de usar los recursos cognitivos para reflexionar sobre el propio conocimiento, que se
acumula en forma de teorías, generada por el uso de sistemas externos de representación.
Así, según estos 3 procesos (implicitación, reificación e incorporación restringida),
incorporar nuevos sistemas de representación a la mente nos permite ampliar nuestras
posibilidades cognitivas, ya que nos facilita el acceso a nuevas realidades. No podríamos
representarnos el tiempo y operar con él de determinadas formas si no dispusieramos de un
sistema cronológico como el que tenemos (relojes con determinadas características y
regularidades, calendarios con determinadas características y regularidades), pero esto no
implica necesariamente ampliar las posibilidades teóricas de la mente.
n nuestra opinión, para que surja esa mente teórica en un dominio dado es preciso que la
E
alfabetización en estos sistemas este dirigida no solo a metas pragmáticas (dominar el
sistema, automatizar e implicitar su uso, convertir en un objeto real, en suma: naturalizarlo),
sino a metas epistémicas, a convertirlo en objeto de conocimiento. Por tanto, el tipo de
mentes virtuales que va a generar la incorporación de las TIC en nuestra cultura va a
depender de que en nuestra sociedad se promueva no solo un uso pragmático de esas TIC,
sin duda imprescindible, sino también un uso epistémico. En suma, de que nuestros
alumnos piensen “con” las TIC o además piensen “en” ellas como un sistema para
transformar la mente y hacer posible en nuestra mente otros mundos.
i el punto de partida es este realismo ingenuo, cabe pensar que aquellas formas culturales
S
que promueven un mayor perspectivismo deberían fomentar posiciones epistemológicas
más elaboradas. Las TIC deberían ser un espacio ideal para promover un pluralismo
representacional en la medida que permiten, casi exigen, la convivencia de múltiples
perspectivas que hacen posible transformar la realidad, o vivir realidades paralelas o
virtuales.
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110
in embargo, también puede caerse en el peligro de tomar una perspectiva encontrada
S
virtualmente como la realidad, en páginas no tan confiables, sin contrastarlas con otros
puntos de vista y, por lo tanto, se asumiria también otra suerte de realismo ingenuo, incluso
peor, en tanto menos fidedigno que el realismo ingenuo que deviene de aquello percibido y
sentido en el mundo físico.
ara que las TIC cumplan efectivamente su promesa y nos hagan avanzar hacía un
P
conocimiento más complejo y reflexivo, escapando de los procesos de naturalización, que
formatean nuestro conocimiento sin que lo sepamos, impidiendo su transformación, es
indispensable una intervención educativa que permita un análisis explícito de las
restricciones y reglas implícitas que las propias TIC imponen.
stá toma de conciencia incide, entre otras cuestiones, en que el aprendiz tienda a construir
E
una representación de sí mismo en y para la red.
xiste un acuerdo bastante unánime en considerar que la frecuente interacción con otras
E
personas en entornos virtuales puede crear una representación autorreferenciada del propio
yo, es decir, la percepción de que existe en la red al menos un “yo mismo” que nos
representa e identifica, es decir una identidad virtual. El estudio de la identidad virtual en las
TIC tiene actualmente, al menos, 3 grandes aproximaciones, de las cuales una de ellas es
la más interesante desde el punto de vista psicoeducativo.
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111
stá se refiere a la construcción identitaria en la red que emerge de situaciones de
E
interacción sincrónica como chats y asincrónica como los foros. Este tipo de interacciones
son intencionalmente utilizadas para negociar significados plenamente curriculares; el
motivo por el que se inicia la interacción, así como su finalidad, suelen trascender la red, la
cual actúa como un soporte educativo que facilita el intercambio, sin las limitaciones que
impone el tener que estar en un mismo lugar, en un mismo periodo de tiempo.
a síntesis de las ideas expuestas hasta aquí define algunos de los rasgos esenciales del
L
alumno que asistirá a nuestras aulas en la próxima década. Se trata de un alumno que, a
partir de un conjunto de prácticas cotidianas con las TIC, se va progresivamente apropiando
del uso de las herramientas y de los procedimientos que estas incorporan, en definitiva de
un modo de pensar, y va construyendo una identidad virtual, más o menos próxima a su
identidad presencial, que le permite posicionarse de una determinada forma en situaciones
de aprendizaje interactivas.
or otra parte, la institución escolar que tiene entre sus finalidades más importantes y
P
legítimas la de distribuir socialmente las tecnologías de conocimiento dominantes y que, por
consiguiente, debería liderar la introducción de las TIC en cuanto sistemas de generación
de conocimiento, ha dejado que sean otros los que dirijan esa alfabetización digital e incluso
ha percibido esa difusión como un enemigo a derrotar para salvaguardar el “verdadero”
conocimiento.
- Frente al riesgo de una ruptura intercultural (mente letrada frente a la digital) y ante el
A
peligro del desarrollo de dos sociedades en paralelo (virtual y física), se impone la
necesidad de crear redes sociales, en y fuera del aula, que sustenten, acompañen, protejan
y orienten a los alumnos en la adecuada utilización de las TIC. Para ello necesitamos
educadores que sean capaces de establecer un enlace eficaz entre ambas culturas y
cogniciones.
as tecnologías digitales estan ofreciendo a las escuelas posibilidades en conflicto, esto es,
L
opciones y expectativas marcadas por tensiones diversas. Estas tensiones tienen que ver
con las adaptaciones que se hacen en distintos contextos, con los discursos pedagógicos
disponibles, con la historia y presente de las instituciones y las políticas educativas, y
también con las propias permisibilidades técnicas y formas culturales de los medios
digitales, que son más heterogéneos y complejos de lo que suele suponerse.
os medios son una suerte de infraestructura, “aparatos que traducen el sentido a través del
L
tiempo y del espacio, a través de registros visuales, auditivos, verbales y manuales. Son
tecnologías que permiten registrar, preservar, transmitir y procesar la experiencia humana;
son medios de inscripción, circulación y diseminación de narrativas e historias, así como de
administración del tiempo o de bienes.
in embargo, es importante tener en cuenta que desde está perspectiva se corre el riesgo
S
de caer en el determinismo tecnológico, al dar demasiado protagonismo a la infraestructura
tecnológica. Es necesario balancear ese énfasis con la consideración de cómo se
transforman los medios en cada encuentro en el presente, en el cual estos objetos o
artefactos pueden abrir distintas trayectorias dependiendo de su inscripción en nuevas
redes. Los medios se definen no solamente por sus permisibilidades, sino también por sus
protocolos de uso, esto es, por las prácticas y saberes de los usuarios sobre los aparatos,
que influyen en cómo se despliegan distintas posibilidades en la vida social.
Cómo pensar a la escuela desde estas perspectivas? Por un lado, la consideración de las
¿
infraestructuras de la cultura es central para comprender la escolarización, dado que las
escuelas estan plenamente involucradas en los procesos de registro, preservación y
Alejandro Busto
113
transmisión de la cultura desde la invención de la escritura. Mirar a la escuela en su
dimensión infraestructural de registro e inscripción de la cultura, como forma de presentar y
representar el mundo a las nuevas generaciones, permite analizar sus condiciones
materiales con más complejidad que si se la considera solamente como resultado de la
interacción interpersonal. Desde este abordaje, las tecnologías no son objetos externos que
“llegan” a las escuelas, sino que la escuela es ella misma un entorno socio-técnico poblado
por artefactos (libros, láminas, mapas, escritorios) que materializan formas particulares de
registrar y organizar el conocimiento y la memoria humana. Una vez en uso, y en su
interacción con los cuerpos y los espacios, los artefactos y medios de inscripción se vuelven
viajeros en el tiempo, aun cuando los objetos en sí sean muy nuevos: llevan con ellos la
historia particular de las inscripciones de la cultura, de las organizaciones del conocimiento
y de la memoria, así como de las estrategias de poder que estaban presentes en el
momento de su emergencia, con sus inclusiones y exclusiones. Es por eso que todo
documento de cultura es también un documento de barbarie. La convivencia de medios
tecnológicos de distintas épocas humanas (el papel, el pizarrón, las pantallas) en la escuela
configura una espacialidad y una temporalidad densa, contradictoria, que hace que está
institución sea mucho más heterogénea de lo que suponen quienes la definen como plana y
tradicional.
or otro lado, también hay que subrayar que la escuela no es solamente una infraestructura
P
de medios y formas de inscripción; es también un mundo social, “una intersección en un
espacio social, un nudo en una red de prácticas que se expande en sistemas complejos que
empiezan y terminan afuera de la escuela”. Esa intersección define un lugar y un tiempo
específicos dedicados a un tipo de trabajo particular con las inscripciones de la cultura: el
estudio, la movilización de conocimientos en función de nuevos lenguajes y procedimientos,
la creación de una cierta atención al mundo, en suma, la producción y recreación de la
cultura para cada nueva generación a través de reglas y procedimientos pedagógicos.
l hecho de que sea una institución pública, es decir, que produzca estas operaciones en un
E
marco común y sometido a reglas que exceden las normas familiares, es vital para que la
escuela pueda recortarse provisoriamente de su contexto y proponer afiliaciones con el
conocimiento distintas a las disponibles en cada entorno.
se mundo social y esa acción específica de la escuela deben ser incluidos dentro de redes
E
históricas cambiantes, con estratos y temporalidades específicas. Por ejemplo, el estudio,
esa acción central en la escuela, cambia cuando pasa del libro a la pantalla, porque la forma
en que se presenta el texto contiene lógicas y posibilidades diferentes en cada caso; y
cambia todavía más significativamente en el marco de nuevas economías de la atención
que fragmentan los focos de atención y valoran la velocidad, antes que la profundidad. Pero
también los actores cambian: los docentes, sin ir más lejos, ven redefinido su papel por las
nuevas formas culturales y tecnológicas. En estas nuevas condiciones, se transforman las
relaciones entre los actores educativos, los espacios y los artefactos. Por eso habría que
pensar a las escuelas como “ensamblajes sociales frágiles, que son continuamente
revalidados e impulsados por varios esfuerzos de redes de actores sociales que tienen
intereses y compromisos dispares”. La escuela es una institución ambivalente, atravesada
por tensiones y contradicciones que no son disfuncionales, sino que son parte de su
Alejandro Busto
114
ntología histórica, y cuya estabilidad es producto de numerosas acciones de distintos
o
agentes que no pueden darse por descontadas.
l primer elemento que hay que considerar es que los medios digitales han supuesto
E
cambios profundos en la infraestructura de la cultura. La posibilidad de que el texto, la
imagen y el sonido se encuentren en un mismo soporte, expandió las capacidades de
registro y archivo de la memoria humana; las permisibilidades de los medios digitales
amplían las formas narrativas a opciones de navegación espacial, lo cual abre muchas
ventanas e hilos.
umadas a la interactividad, que permite una mayor participación, y que se asienta en
S
procedimientos algorítmicos, estas opciones de navegación habilitan acciones muy distintas
a las que podían hacerse con un texto escrito.
odas esas acciones se asientan en algunos saberes y procedimientos conocidos para las
T
escuelas (interpretar y combinar signos), pero introducen otros nuevos, por ejemplo, las
tecnologías inmersivas y la navegación que permite la apertura de muchas “ventanas” en
simultáneo y con formas de lectura rápidas, intuitivas, poco verbales y más cinestésicas.
stos no son fenómenos lejanos a la educación: la nueva analitica del aprendizaje incorpora
E
el mundo del big data a las escuelas, y puede notarse el desplazamiento de verbos
centrales para la acción escolar, como leer, escribir, estudiar y atender, por otros que
asimilan las acciones educativas a cualquier otra: clickear, linkear, compartir, visualizar y
mapear. Hay una creciente in-especificidad de lo educativo en la reducción de la interacción
pedagógica a datos fragmentarios procesados por algoritmos distantes de la escena del
aula.
Alejandro Busto
15
1
Resulta ante todo, necesario analizar cómo se dan estas nuevas condiciones en contextos
concretos, atendiendo a las intersecciones, traducciones o adaptaciones que se realizan en
las escuelas.
demás, en las aulas digitalizadas la configuración temporal de las clases está alterada.
A
Las clases no tienen, por lo general, un comienzo y un fin claros, a excepción del que
provee el timbre. El horario de clase suele extenderse al recreo, y puede verse que algunos
estudiantes siguen trabajando en sus producciones en ese tiempo extra; al mismo tiempo
buena parte del tiempo de clase se dedica a actividades no escolares como las redes
sociales. Pareciera que la responsabilidad de manejar el tiempo descansa crecientemente
en la autoorganización de cada alumno o grupo para resolver la consigna dada por el
docente; los límites institucionales de timbres estan en parte rebasados por las tecnologías
de la conexión continua y por la pedagogía de la actividad.
os medios digitales permiten un fácil acceso a la información, una producción más rápida
L
de las tareas y un menor esfuerzo, pero a su vez, implican problemáticas relacionadas a la
reflexión del material con el que se trabaja, la posibilidad de convertir el contenido de la
Alejandro Busto
16
1
tarea en objeto de reflexión tiende a hacerse problemática. La preocupación por “cortar y
pegar” que obstaculiza un trabajo más profundo de interacción con los textos es un
elemento reiterado en las entrevistas a profesores y en las clases observadas.
tra característica que destacan los estudiantes es que en el PDF está la información
O
completa y depende del especialista que la produjo. El archivo PDF se hace depender de su
autor y de quien ha autorizado su circulación, una institución reconocida por estudiantes y
profesores.
uede verse, entonces, que en las formas de estudiar hay también tensiones y rasgos
P
contradictorios que muestran las adaptaciones de formas pedagógicas y de organización
del conocimiento, así como actividades escolares previas a las nuevas condiciones
socio-técnicas.
Busqueda de informacion
os profesores afirman usar las imágenes digitales para que los estudiantes mantengan la
L
atención en la clase, y porque les son útiles para conseguir los propósitos del programa de
Alejandro Busto
117
studios. Sin embargo, muchas veces el trabajo se limita a la presentación de la imagen
e
como “información”, sin dar lugar a desafíos o preguntas más allá de hacerla atractiva o
divertida. Se convoca a las imágenes como modos de representación neutrales,
subsidiarios de la palabra escrita u oral, y hay poca reflexión o trabajo pedagógico sobre el
lenguaje o modo de representación.
En este marco de poca problematización del lenguaje visual -y de su reducción a ilustración
o indicador cuantitativo- el criterio de selección y presentación de imágenes es la calidad
visual y técnica de está, antes que su vínculo con un referente determinado o su pertinencia
científica y de contenido.
unto con este uso de las imágenes como ilustración o información, es cada vez más
J
frecuente solicitar a los alumnos que realicen presentaciones de imágenes o videos. Para
los profesores, el pasar de dar la clase con imágenes, videos, películas y documentales, a
“hacer hablar”, “hacer mostrar” a los estudiantes a partir de un video, se identifica con la
adopción de una pedagogía activa. A la par que funcional a la exigencia de tener evidencias
de los aprendizajes de los estudiantes, los vídeos y las presentaciones de imágenes ayudan
a los docentes a responder a las nuevas demandas pedagógicas de promover la
autonomía, estimular la creatividad, aumentar la participación, y generar producciones
donde el aporte individual sea mayor que en la resolución de cuestionarios; son una forma
de expresión y prueba de involucramiento identitario en la tarea.
sí, la apuesta pedagógica de que la realización del video con medios digitales moviliza por
A
sí sola una dimensión personal e identitaria muestra, una vez más, una sobreestimación de
las capacidades de la tecnología para resolver problemas pedagógicos complejos, que
requieren condiciones institucionales y áulicas particulares.
Conclusiones
demás, mediante la introducción de las tecnologías en el aula, se puede notar una cierta
A
paradoja: si las nuevas pedagogías han estado insistiendo, desde hace varias décadas, en
que el conocimiento no es solamente información, sino un proceso de apropiación y
construcción significativa por parte de cada sujeto, la nueva infraestructura de la cultura
digital parece, al menos en sus versiones dominantes, revertir esos logros al colocar en el
centro el valor de la información, entendida como dato. Esto es más consistente con la
“vieja pedagogía” que considera al conocimiento como el dominio de un conjunto de
información.
lgo a destacar es, lo que comenta un estudiante respecto a la tarea escolar. Para él, los
A
espacios y las actividades a los que se le convoca en la escuela le hacen ver cosas que ya
no vemos: códigos y estructuras, procedimientos de investigación, reglas y prácticas de
construcción del lenguaje. La tarea escolar no es, para él, solo imposición; es también una
posibilidad de realizar operaciones que no se le ocurrirían por sí mismo y en otros
contextos.
uede observarse que eso que él puede identificar claramente en relación con el lenguaje
P
verbal (la gramática, la redacción) y la construcción de conocimientos (la investigación, la
búsqueda), no es aún igualmente visible en relación con los medios digitales como campo
de conocimiento, lenguajes y experiencias. Esto será posible si se fortalece un trabajo
pedagógico que formule preguntas sobre los modos de conocer y registrar la experiencia
humana, y que se anime a experimentar con formas creativas y plurales de conexión y
producción de saberes en los entornos digitales.
Alejandro Busto
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Módulo 6: Subjetividades juveniles y vínculos entre jóvenes e Instituciones
úñez, P., & Litichever, L. (2015). Radiografías de la experiencia escolar. Ediciones del
N
Aula Taller.
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120
ávila León, O. (2004). Adolescencia y juventud: de las nociones a los abordajes.
D
Última década, 12(21), 83-104.
esde está perspectiva se conciben las categorías de adolescencia y juventud como una
D
construcción socio histórica, cultural y relacional en las sociedades contemporáneas.
Introducción
Alejandro Busto
21
1
De forma general en las conceptualizaciones de adolescencia podemos encontrar algunos
rasgos más o menos comunes entre ellas, sea desde el punto de vista biológico y
fisiológico, en cuanto a desarrollo físico, o que durante ella se alcanza la etapa final del
crecimiento, con el comienzo de la capacidad de reproducción: pudiendo decirse que la
adolescencia se extiende desde la pubertad hasta el desarrollo de la madurez reproductiva
completa. No se completa la adolescencia hasta que todas las estructuras y procesos
necesarios para la fertilización, concepción, gestación y lactancia no han terminado de
madurar.
esde una concepción más compleja e integral, el concepto de adolescencia incluye otras
D
dimensiones de carácter cultural, posibles de evolucionar de acuerdo a los mismos cambios
que experimentan las sociedades en cuanto a sus visiones sobre este conjunto social:
la par de las intensas transformaciones biológicas que caracterizan esa fase de la vida, y
A
que son universales, participan de este concepto elementos culturales que varían a lo largo
del tiempo, de una sociedad a otra y, dentro de una misma sociedad, de un grupo a otro. Es
a partir de las representaciones que cada sociedad construye al respecto de la
adolescencia, por tanto, que se definen las responsabilidades y los derechos que deben ser
atribuidos a las personas en esa franja etaria y el modo como tales derechos deben ser
protegidos.
ara Deval (1998), las conceptualizaciones más generales sobre la adolescencia pueden
P
sintetizarse en 3 teorías sobre la adolescencia:
1. La teoría psicoanalítica:concibe la adolescenciacomo resultado del desarrollo que
se produce en la pubertad y que llevan a una modificación del equilibrio psíquico,
produciendo una vulnerabilidad de la personalidad. A su vez, ocurre un despertar de
la sexualidad y una modificación en los lazos con la familia de origen, pudiendo
presentarse una desvinculación con la familia y de oposición a las normas,
gestándose nuevas relaciones sociales y cobrando importancia la construcción de
una identidad y la crisis de identidad asociada a ella.Desde está perspectiva, la
adolescencia es atribuida principalmente a causas internas.
2. La teoria sociologica:concibe a la adolescencia comoel resultado de tensiones y
presiones que vienen del contexto social, fundamentalmente en lo relacionado con el
proceso de socialización que lleva a cabo el sujeto y la adquisición de roles sociales,
donde la adolescencia puede comprenderse primordialmente a causas
sociales externas al mismo sujeto.
3. La teoría de Piaget:releva los cambios en el pensamientodurante la adolescencia,
donde el sujeto tiende a la elaboración de planes de vida y las transformaciones
afectivas y sociales van unidas a cambios en el pensamiento, dondela
adolescencia es el resultado de la interacción entre factores sociales e
individuales.
Alejandro Busto
122
Aproximación conceptual al fenómeno juvenil
lo largo de la historia han habido distintas concepciones de la juventud, por ejemplo, el
A
modelo de “los púberes” de las sociedades primitivas sin Estado, los “efebos” de los
Estados antiguos, los “muchachos” de la primera industrialización y “los jóvenes” de las
modernas sociedades postindustriales.
a juventud no es un “don” que se pierde con el tiempo, sino una condición social con
L
cualidades específicas que se manifiestan de diferentes maneras según las características
históricas sociales de cada individuo. Un joven de una zona rural no tiene la misma
significación etaria que un joven de la ciudad, como tampoco los sectores marginados y las
clases de altos ingresos económicos. Por está razón, no se puede establecer un criterio de
edad universal que sea válido para todos los sectores y todas las épocas: la edad se
transforma solo en un referente demográfico.
Alejandro Busto
23
1
Entonces lo que incluye es la variable vida cotidiana que define la vivencia y experiencia del
periodo juvenil.
stá mirada permite reconocer la heterogeneidad de lo juvenil desde las diversas realidades
E
cotidianas en las que se desenvuelven las distintas juventudes. De está manera posibilita a
su vez asumir que en el periodo juvenil tienen plena vigencia todas las necesidades
humanas básicas y otras específicas, por lo que resulta perentorio reconocer tanto la
realidad presente de los jóvenes como su condición de sujetos en preparación para el
futuro. Esto supone la posibilidad de observar a la juventud como una etapa de la vida que
tiene sus propias oportunidades y limitaciones, entendiendo no solo como un periodo de
moratoria y preparación para la vida adulta y el desempeño de roles predeterminados, tal
como lo define la perspectiva clásica.
ntre las teorías sociológicas que estudian la juventud, se encuentran, entre muchas otras,
E
las que sitúan la clase social en el centro del análisis, y a la juventud y las subculturas
juveniles son principalmente subculturas de clases: las subculturas son campos de pantalla
políticos entre clases.
ourdieu, por su parte, considera que el problema de la juventud debe inscribirse en el
B
contexto de las luchas sociales por la reproducción, luchas entre grupos sociales por el
control del acceso a las distintas posiciones en la sociedad.
Desde este enfoque son importantes dos nociones conceptuales y sus implicancias:
1. Nuevas condiciones juveniles:posiciona la atenciónen los cambios y
transformaciones societales experimentadas a nivel global en las últimas décadas,
representadas en la lógica del paso de la sociedad industrial hacía la sociedad
informacional o del conocimiento, los cuales estan influenciando con mayor fuerza
en los modos de vida de las personas y estructurando cambios acelerados en el
funcionamiento de las sociedades. Transformaciones y cambios socioeconómicos y
culturales que afectan a toda la estructura social y que adquiere características
específicas en el modo de entender y comprender la etapa juvenil y la categoría
juventud. Se propone concebir a la condición juvenil como un conjunto de cambios a
nivel de las vivencias y relacionamientos de los jóvenes en un nuevo escenario
social, que trae consigo ciertos elementos de nuevas condiciones juveniles,
diferenciándolas de la “situación social de los jóvenes”.
- La condición juvenilse entiende como categoría sociológicay
antropológica, que refiere a la estructura social, como a los valores y a la
cultura particular de los sujetos en los procesos de transformaciones sociales
contemporáneas (formativas, laborales, económicas, culturales).
- Situación social de los jóvenes:que remite al análisisterritorial y temporal
concreto, siendo el cómo los diversos jóvenes viven y experimentan su
condición de jóvenes, en el espacio y un tiempo determinado. De allí se
conjugan procesos que vinculan a la noción de juventud bajo ciertos
elementos que se visualizan con cierta estabilidad: alargamiento o
prolongación de la juventud, como una fase de la vida producto de una mayor
permanencia en el sistema educativo, el retraso en su inserción sociolaboral
y de conformación de familia propia, mayor dependencia respecto a sus
hogares de orígenes y menor autonomía o emancipación residencial.
Alejandro Busto
25
1
2. Trayectorias de vida:nos remite al tránsito desde una situación de dependencia
(infancia) a una situación de emancipación o autonomía social; tránsito que se ha
modificado, principalmente, por el alargamiento de la condición de estudiante en el
tiempo y el retraso en la inserción laboral y de autonomías de emancipación social
de los jóvenes. Podemos distinguir entre la transición, considerada como
movimiento(la trayectoria biográfica que va de lainfancia a la edad adulta) y la
transición considerada comoproceso(de reproducciónsocial); donde las
trayectorias de los jóvenes son algo más que historias vitales personales:son un
reflejo de las estructuras y los procesos sociales; procesos que se dan de
manera conjunta, es decir, consideran procesos a nivel de la configuración y
percepciones desde la propia individualidad y subjetividad del sujeto, y las
relaciones que se establecen entre aquellas y los contextos a nivel de las
estructuras sociales en las cuales se desarrollan aquellas subjetividades.De
este modo, en la transición a la vida adulta por parte de los jóvenes, el tiempo
presente no está determinado solamente por las experiencias acumuladas del
pasado del sujeto, sino que también forman parte de él las aspiraciones y los planes
para el futuro: el presente aparece condicionado por los proyectos o la anticipación
del futuro.
esde está perspectiva, la transición desde la etapa juvenil a la vida adulta es concebida
D
como un tránsito que está más vinculado a una fase imprevisible, vulnerable, de
incertidumbre mayor que en las trayectorias tradicionales o lineales, donde pueden
denominarse tipos de “trayectorias reversibles, laberínticas o yo-yo”. A su vez, estos
posibles itinerarios de vida o de tránsito a la vida adulta desde la etapa juvenil, también
pueden tener finales diversos debido a la pluralidad de juventudes y condiciones juveniles
posibles de identificarse, donde hallamos, según sus resultados, “trayectorias exitosas” o
“trayectorias fallidas”, dependiendo de las situaciones biográficas de los jóvenes, donde la
variable que más discriminará y será factor de predictibilidad, son los desempeños y
credenciales educativas obtenidas por los sujetos en este tránsito hacía la vida adulta;
ademas de la acumulacion, apropiacion y transferencia diferenciada de los capitales
culturales, económico, social y simbólico.
l interés por las personas jóvenes surge como efecto de las transformaciones sociales,
E
económicas, políticas y culturales propias de la modernidad, a partir de las cuales su
posición en la sociedad se transforma, y estas pasan a ser vistas como protagonistas de las
movilizaciones sociales, como representantes de la peligrosidad o como sujetos de
consumo. Entendemos, por lo tanto, que la juventud, como sujeto o actor social, político y
cultural, es un producto del capitalismo y la modernidad.
eguillo (2013) establece que en las sociedades modernas, las personas jóvenes como
R
actores sociales cobran visibilidad por:
a) su presencia o ausencia en las instituciones de socialización
b) por la incidencia de las políticas públicas y el derecho, que lo definen como
ciudadano, tanto para protegerlo como para castigarlo
c) por un cierto consumo diferenciado de bienes simbólicos y productos culturales
i bien la juventud como concepto ha logrado superar el esencialismo, no ha sido así en lo
S
que refiere a su pretensión homogeneizadora, quedando oculta atras de la noción, la
cuestión de la heterogeneidad.
a identificación de los campos discursivos que estan presentes en los procesos mediante
L
los cuales se construye la juventud como categoría puede funcionar como un prisma a partir
del cual resulta posible comprender fenómenos más complejos.
esulta importante el aporte de Reguillo (2013), quien sostiene que no debe olvidarse que
R
las categorías no son neutras ni aluden a esencias; son productivas, hacen cosas, dan
cuenta de la manera en que diversas sociedades perciben y valoran el mundo y, con ello, a
ciertos actores sociales.
l discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas o los sistemas de dominacion,
E
sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno
adueñarse.
a juventud, en este caso, funciona como una dimensión transversal a partir de la cual es
L
posible conocer en profundidad acerca de las relaciones de poder que tienen lugar en el
orden de lo social.
n este sentido, pensar a la juventud desde la idea de transición supone la idea de
E
incompletud. Un sujeto en transición es alguien que es, para convertirse en otro. Un otro
que, a su vez, representa una versión más acabada de sí mismo. Se trata de un sujeto cuya
condición está instalada en una paradoja.
stá idea tiene grandes implicancias en lo que refiere al juego de relaciones de poder entre
E
adultos y jóvenes, y, a la asimetría histórica que ha tenido lugar en dicha relación.
odos estos discursos quitan agencia (capacidad de acción) al joven o directamente no
T
reconocen (invisibilizan) al joven como un actor social con capacidades propias -solo lo leen
en clave de incapacitación-. Las formaciones presentadas operan como discurso de
clausura: cierran, no permiten la mirada cercana, simplifican y funcionan como obstáculos
epistemológicos para el conocimiento del otro.
demás de estas formas de concebir y representarse al joven, existen otras que, a modo
A
general, algunas más que otras, funcionan como criterios racionales de legitimación de
relaciones de poder asimétricas entre adultos y jóvenes. La juventud como categoría, de
acuerdo con esto, constituye una dimensión transversal a partir de la cual las relaciones de
poder que existen en el orden de lo social pueden ser pensadas.
ste tipo de nociones tienen un efecto performativo, es decir, generan efectos ontológicos,
E
crean la realidad que describen. Entendiendo a la performatividad como una práctica
reiterativa y referencial mediante la cual el discurso produce los efectos que nombra.
as personas jóvenes, en tanto categoría sociocultural diferenciable del resto social, se
L
reconocen a sí mismas como tales, y asumen dicha condición generalmente con
comodidad.
s decir, los modos esperados de ser joven para cada sociedad también estan presentes en
E
las representaciones de las personas jóvenes.
l discurso adultocéntrico, que funciona como posición hegemónica, sitúa el poder del lado
E
del adulto. Esto acontece en el orden de un enorme conjunto de prácticas y saberes que
legitiman dicho proceso. De todos modos, no se trata de saberes, prácticas o discursos que
existen solo en el mundo adulto. La reproducción de las lógicas discursivas adultocéntricas
también estan presentes en las diferentes formas de expresión juveniles y forman parte de
las experiencias de las personas jóvenes.
n muchas ocasiones, las formas visibles de las lógicas discursivas del mundo juvenil
E
responden a las mismas lógicas discursivas propias del mundo adulto, más allá de que en la
superficie este explícita la cuestión de la resistencia. Dicha resistencia, a su vez, se produce
desde lo paradojal. Por un lado, se da la lucha por el reconocimiento, la cual afirma la
diferencia. Por el otro, se intentan borrar dichas diferencias, en la medida en que estas se
vinculan de modo estrecho con lo asimétrico de las relaciones de poder.
Alejandro Busto
29
1
Núñez, P., & Litichever, L. (2015). Radiografías de la experiencia escolar. Ediciones del
Aula Taller.
a escuela secundaria es un escenario fascinante para dar cuenta de las formas de
L
sociabilidad juvenil, una sociabilidad como forma lúdica de la asociación que crea un mundo
artificial donde se hace como si todos fueran iguales y como si al mismo tiempo se hiciera
honor a cada uno en particular, espacio de la democracia como escenificación.
a obligatoriedad de la escuela secundaria tiene una implicancia distinta de la que tuvo la
L
obligatoriedad de la escuela primaria hacía fines del siglo XIX, ya que en este último caso la
responsabilidad de cumplir con está obligación recaía en las familias que debían enviar a
sus hijos a la escuela. Por el contrario, para el caso de secundaria, la obligatoriedad es
responsabilidad del Estado, que tiene la obligación de generar las condiciones para que
todos los adolescentes puedan concurrir, permanecer y egresar de las escuelas.
stá obligatoriedad implica la consolidación y asunción por parte del Estado como garante
E
de una tendencia a la masificación del nivel secundario. Sin embargo, más allá de la
tendencia a la ampliación de la matrícula, quisiéramos poner en cuestión un aspecto
relevante para pensar la configuración de la escuela secundaria y el tipo de experiencias
juveniles en el nivel. En este sentido, Tiramonti analiza que el mito de la sociedad igualitaria
y de una escuela pública que incorpora a todos por igual presenta un rasgo desigualador,
dado que se realiza a partir de una incorporación diferenciada; se crean nuevas escuelas
para los distintos grupos, en los diferentes momentos históricos de ampliación de la
matrícula. Es decir, está incorporación se dio de manera diversificada de acuerdo al origen
social de los alumnos, quienes fueron integrándose en instituciones y modalidades diversas,
por ejemplo, en el caso de las escuelas técnicas, conformadas como escuelas que
formaban para oficios a las que accedieron los sectores con menos recursos.
as reformas acaecidas en la década los noventa dejó huellas indelebles en el sistema, que
L
afectó notablemente la estructura de este. La descentralización, la renovación de los
contenidos curriculares, la implementación de políticas focalizadas en los sectores de mayor
vulnerabilidad social y económica, desde una perspectiva asistencialista, la ampliación de
los años de obligatoriedad, constituyendo el ciclo básico de secundaria como obligatorio,
son solo algunas, entre otras tantas características de estás reformas.
partir de allí la escuela secundaria es cada vez más una institución atravesada por una
A
doble obligatoriedad, ya que a la obligación legal se suma la obligación social. En muchos
casos, la escuela secundaria aparece como una institución en la cual las y los jóvenes
-particularmente los varones de sectores pobres- deben asistir para evitar estar en un lugar
considerado peligroso, como es conceptualizada muchas veces “la calle”, particularmente
“la esquina”. En este escenario han cobrado impulso tanto la educación para adultos como
las políticas que promueven la terminalidad educativa, incentivando la finalización de los
estudios secundarios.
Alejandro Busto
130
l crecimiento de la matrícula del nivel secundario muestra disparidades regionales, y
E
también por los sectores sociales. Donde cobra total relevancia las nociones de trayectorias
teóricas y trayectorias reales. Las diferencias entre trayectorias no suelen ser
problematizadas en el sistema educativo y expresan, a nuestro entender, un ejemplo del
desacople entre una propuesta escolar estandarizada, que imagina etapas transitadas de
manera secuencial, y la heterogeneidad de trayectorias juveniles. Lo que queremos resaltar
es que no puede pensarse la evolución de la matrícula ni la política educativa
desconectadas de otros procesos que ocurren en paralelo: iniciativas de distintas
organizaciones, transformaciones en el mundo del trabajo, problemas sociales qué atraen la
atención pública, políticas implementadas por otras agencias estatales en las cuales el
completar la secundaria, sea a través de volver a estudiar como a finalizarla, tienen notable
centralidad. Creemos que la inclusión requiere del despliegue integral de políticas que no
solo sostengan la escolarización de las y los jóvenes, sino que busquen impactar en otras
esferas de su vida.
econocer estas vicisitudes permite incorporar una noción como la de desigualdad que es
R
relacional, la cual permite dar cuenta de algunos indicadores que estan inscritos dentro de
la dinámica social. La presencia de desigualdades en la escuela secundaria permite
observar y analizar cómo cada sector social recorre instancias de socialización que
privilegian el encuentro con otros similares, configurándose de este modo espacios sociales
distantes.
sí, las experiencias juveniles en la escuela secundaria tienen lugar en un escenario que
A
combina el aumento de la cobertura del nivel secundario con un sistema educativo
caracterizado por su fragmentación, por lo que muchos jóvenes atraviesan una experiencia
educativa de baja intensidad.
Alejandro Busto
31
1
La experiencia escolar es entendida como una construcción personal, social e institucional,
ya que comprende las relaciones, significaciones, lógicas de acción y estrategias a través
de las cuales estudiantes y profesores se constituyen en su integración a un espacio escolar
con diversas lógicas de acción institucional. En varios trabajos se señala una concepción
doble sobre la escuela; por un lado, se la concibe como un espacio culturalmente ajeno; por
el otro, representa, para los jóvenes de sectores populares, un espacio de integración o de
adquisición de los bienes culturales legítimos, o que puede dar otros recursos para
desenvolverse en la vida.
as maneras en que los diferentes actores circulan por el espacio escolar, los usos del
L
tiempo -y sus posibles alteraciones-, la distribución de los cuerpos en el espacio durante un
acto escolar, las acciones políticas protagonizadas por jóvenes son, a modo de ejemplo,
aspectos sustanciales en el aprendizaje de los marcos de lo posible en cada escuela, y en
tanto tales, del modo en que se despliega la sociabilidad política juvenil.
l análisis de las comunidades educativas implica una doble mirada en torno a la
E
organización de cada establecimiento:
1. En primer lugar es necesario hacer hincapié en los aspectos normativos de la
organización escolar, particularmente en el modo en que dicha organización
determina el tipo de comunidad conformada.
2. En segundo lugar, implica considerar aquellas variables que enfatizan las
características de los estudiantes, de los docentes y directivos que concurren a ella,
y como los vínculos que se establecen redundan en la conformación de una
comunidad más democrática o más excluyente.
as experiencias juveniles actuales tienen lugar en un contexto signado por una profunda
L
transformación de las formas de transmisión cultural en nuestras sociedades. Asimismo,
ocurre en momentos de mayores cuestionamientos del lugar de autoridad legitimada de los
docentes para la transmisión de los saberes. El auge de las nuevas tecnologías, la
velocidad de circulación de la información, los diferentes tiempos y espacios en que
transcurre la vida de las nuevas generaciones afectan las funciones más tradicionales del
nivel secundario.
esde nuestro enfoque, entendemos a la juventud como una construcción social, que
D
adquiere sentido en la interacción entre las condiciones sociales y las imágenes culturales
que cada sociedad elabora en cada momento histórico sobre este grupo de edad. La
Alejandro Busto
32
1
diversidad de estilos juveniles, las diferencias en las trayectorias estudiantiles, no hace más
que resaltar la existencia de una heterogeneidad de formas de ser joven, bastante alejada
de una creencia extendida sobre la existencia de una única juventud, de conductas
homogéneas.
Los procesos tienen repercusiones diferentes de acuerdo a la clase social, al lugar de
residencia, al género, a la sexualidad, etnia y distintos clivajes de construcción de las
identificaciones. Sin embargo, también es factible, con extrema prudencia, señalar algunas
tendencias comunes que atraviesan a las y los jóvenes más allá de las diferencias
señaladas, ya que participan en acontecimientos y experiencias que crean lazos.
lgunas investigaciones mostraron que hoy se ponen en juego ciertos significados sobre la
A
escolarización. Algunos autores señalan que la escuela se convierte, para muchos jóvenes,
en una etapa “ordenadora” de la vida, pero también en un buen lugar para estar.
os nuevos medios proponen, más bien, momentos de gran intensidad emocional y de un
L
espectáculo visual impactante, involucran un nivel somático de respuesta corporal. Todo ello
se opone al modo más clásico de relación con el saber que configura la escuela, basada en
la distancia, la reflexión intelectual, la moderación y hasta la represion de los aspectos
emocionales, y el control y reducción de los estímulos visuales más espectaculares.
sto no implica que la propuesta escolar deba modificar su temporalidad y espacialidad, de
E
manera de ajustarla al modo en que el mercado ofrece sus productos para tornarla más
atractiva para las y los jóvenes. Tampoco los estudiantes demandan este tipo de cambios.
Pero sí obliga a reconocer que ellos y ellas portan saberes que es preciso reconocer e
incorporar a la dinámica escolar. Comprender que acceden, desde distintas plataformas y
experiencias en otros ámbitos,a cuestiones que antes se creía que solo transmitía la
escuela. Asimismo, experiencias en los márgenes (como los programas de orquestas y
coros juveniles), aun en su disparidad de modos, se presentan como espacios escolares
que son habitados -y habilitados- desde la construcción de otro vínculo con los docentes y,
fundamentalmente, con el conocimiento.
ientras la escuela ofrece un menú cerrado para cada materia, las y los jóvenes organizan
M
su vida y el acceso a los saberes y conocimientos como si se tratase de un proceso de
edición, recortando, pegando, realizando múltiples actividades diferentes entre sí al mismo
tiempo y eligiendo qué aspectos les resultan más interesantes.
Alejandro Busto
33
1
Estos cambios en los sentidos que las y los jóvenes le otorgan a su tiempo en la escuela,
son más perceptibles cuando les preguntamos qué aspectos les gustan más de la misma. Al
indagar en estas cuestiones encontramos que, si bien se hallan presentes, son menos las
referencias a los aprendizajes y sus opiniones se orientan fundamentalmente a hacer
hincapié en las dinámicas de la sociabilidad y el encuentro con otros, resaltando aspectos
que incluyen dimensiones de la emocionalidad.
uisa Vecino y Barabara Guevara (2014) analizan las expectativas de las y los jóvenes en
L
relación con la escuela, y señala, que en líneas generales persiste en los estudiantes una
mirada en la que se sostiene que la escuela los preparara para encontrarse mejor
posicionados en el futuro, de las condiciones sociales que les tocó vivir. La experiencia
escolar también es valorada y ponderada desde el presente, como ámbito de socialización
entre pares y lugar de encuentro e intercambio intergeneracional, a través del vínculo
particular que supone el espacio escolar. Estas formas de significar el paso por la escuela
podría suponer una redefinición de los marcos temporales que la experiencia de transitar la
escolarización secundaria implicaba.
través de la investigación se puede dar cuenta de que las posibilidades de elegir a qué
A
institución asistir se encuentran desigualmente distribuidas. Y se entiende que la
experiencia juvenil en la escuela es consecuencia de una elección
condicionada/determinada de sus escuelas, que gira en torno a diversas variables
(socioeconómicas, geográficas, simbólicas, culturales, etc).
n cuanto a las razones que señalan las y los estudiantes acerca de para qué sirve la
E
escuela pueden encontrarse claramente distintos tipos de utilidades atribuidos al tránsito por
ella, que implican en algunos casos una proyección donde la idea de futuro se encuentra
más presente, mientras que en otras oportunidades la referencia es más inmediata, a
aspectos que son resaltados como aprendizajes utilizables en el corto plazo.
n las encuestas se encuentran hasta tres tipos de sentidos expresados respecto a la
E
escuela secundaria:
1. El primero hace referencia a la posibilidad de tener un trabajo y a la concepción de la
escuela secundaria como parte de un aprendizaje para el futuro.
2. En el segundo sentido, se enfatiza a la escuela como elemento que encadena una
trayectoria hacía el futuro, para continuar estudios superiores.
3. E
l tercer tipo de sentidos hace hincapié en los aprendizajes concretos, de hoy,
donde encontramos la manifestación de la sensación de estar obteniendo una
cultura general y de aprender, por lo que es algo que ocurre en el presente, que se
valora por el goce que provocaria, pero que servirá fundamentalmente en conexión
Alejandro Busto
134
on un futuro pensado en términos de mediano plazo. Encontramos, también,
c
sentidos asociados a aprendizajes del corto plazo, que se vinculan
fundamentalmente con la sociabilidad, con el estar con otros, con incorporar
aspectos vinculados a saber desenvolverse en distintas situaciones. Esa pérdida de
especificidad del mundo del trabajo como fundamento del ir a la escuela, no es
vivida como algo necesariamente negativo. Pareciera que el sentido se ha invertido,
resaltando la valoración de una experiencia que ensalza lo que brinda, que enfatiza
las posibilidades de interacción.
l tercer sentido aparece también asociado a un futuro, pero no implica la continuación de
E
una trayectoria educativa, sino más bien la necesidad de aprovechar los aprendizajes
logrados en la escuela para poner en juego en el inicio de su trayectoria laboral. Estos
sentidos se encuentran vinculados al hecho de obtener aprendizajes concretos, fuertemente
asociados en el caso de las escuelas técnicas a saberes y herramientas específicas para
desempeñarse en el ámbito laboral, pero también en la expectativa que jóvenes de sectores
populares depositan en la institución escolar, como espacio donde obtendrán conocimientos
que serán utilizados en un presente relativamente cercano.
or último, las categorías que refieren al presente. Parecieran ser los jóvenes de los
P
sectores medios quienes más enfatizan la posibilidad de disfrutar, de relacionarse con otras
personas, revalorizando espacios como el Centro de Estudiantes y un trato más autónomo.
Entendemos que el sentido que tiene la escolarización secundaria para estos jóvenes hace
hincapié en la posibilidad de disfrutar de dicha experiencia, de contar con elementos para
desenvolverse en distintos ámbitos, en lograr adquirir un estilo -que combina formas de
hablar, poses corporales, actitudes- que a la vez que anuda a quienes transitaron por
experiencias similares construye una distinción con otros de su misma generación. Los
estudiantes de estas escuelas, que suelen pertenecer a un universo cultural similar
(diferenciado más por opiniones políticas o estilos juveniles que por aspectos
socioeconómicos), valoran la posibilidad de expresarse, de contar con espacios de
participación y el desarrollo de un pensamiento crítico a la vez que comprometido con la
realidad social.
fectivamente, si existe relación entre los sentidos otorgados a la experiencia escolar y la
E
construcción de marcos temporales que son distintos en su extensión, es preciso
preguntarse por las formas de transitar una incertidumbre que está incorporada como dato
cotidiano en sus vidas. Los procesos por las y los jóvenes atraviesan, sus vínculos de
pareja, políticos, laborales, son diferentes a esas etapas de largo aliento en que
Alejandro Busto
35
1
considerábamos se desarrollaba la transición a la vida adulta, que se realizaba de maneras
diferentes, pero que permitía lograr alcanzar a un punto de llegada relativamente estable,
sea cual fuere. Hoy la situación es diferente y esas transiciones son heterogéneas, ya que
la condición juvenil convive con una sensación de mayor incertidumbre, dónde riesgo e
inseguridad aparecen como formas diferentes de gestionarla.
achado País (2007) recurre a la idea del laberinto para pensar las trayectorias juveniles.
M
En este sentido, así como la incertidumbre es, para las nuevas generaciones, un dato
incorporado a su experiencia cotidiana, la relación que entablen con el presente y el futuro
aparece como una cuestión central. Para las y los jóvenes de sectores populares cobran
relevancia los sentidos del presente y una representación de la escuela como camino que
garantizaria el ingreso al mundo laboral. Por su parte, en los sectores medios continúa
predominando la idea de una escuela que prepara para los estudios universitarios; pero, de
manera concomitante, son estos jóvenes quien otorgan mayor importancia a la posibilidad
del encuentro, de la sociabilidad y las dimensiones afectivas y placenteras del tiempo
escolar. Pareciera ser que los jóvenes de estos sectores sociales, que a priori cuentan con
más herramientas para atravesar la incertidumbre, son más conscientes de la importancia
de valorar el momento que atraviesan.
a nueva mirada sobre convivencia busca propiciar un clima democratico y participativo en
L
las escuelas, que busca revisar los regímenes disciplinarios y regular las relaciones entre
los distintos actores del ámbito escolar.
a preocupación por la convivencia ha ganado terreno en los últimos años, en parte para
L
darle forma a la inclusión de nuevos sectores en las escuelas, pero también,
probablemente, debido a la aparición de fenómenos de desestructuración institucional, de
episodios de violencia o de movimientos que discuten el dentro y el fuera de la escuela, sus
características democráticas o autoritarias.
stá preocupación por generar una “buena convivencia” al interior de la escuela secundaria,
E
intenta dejar de lado una idea restringida que entiende la disciplina básicamente como una
conducta posible de ser categorizada como buena o mala, correcta o incorrecta, e intenta
Alejandro Busto
36
1
incorporar una concepción más amplia, que hace referencia a los modos de estar juntos con
otros y a la manera en la que es transitada está experiencia.
a convivencia con otros es presentada como una forma más democrática de establecer
L
vínculos e introduce otras temáticas y preocupaciones como la discriminacion, el
reconocimiento de la diversidad sexual, la enseñanza de los derechos humanos o el respeto
entre los distintos sujetos en el ámbito escolar.
ientras que por una parte la convivencia constituye el conjunto de principios que guían las
M
prácticas y define los vínculos al interior de las escuelas, que conforman “una gramática de
la convivencia al enunciarse su sistema de reglas y normas”, aparece otra dimensión más
ligada al estado de las relaciones interpersonales que suceden en la cotidianeidad escolar y
que conforman las diferentes culturas escolares.
in embargo, algo bien interesante que también encontramos es que ocasionalmente en
S
escuelas con estilos institucionales muy diferentes se plantean principios similares en la
fundamentación de sus acuerdos de convivencia.
La convivencia vista por las y los jóvenes: entre al prescripcion y la percepción
La normativa sobre convivencia promueve dos grandes instancias para abordarla:
1. Por un lado prescribe que cada escuela redacte sus propios Acuerdos de
Convivencia en función de sus propias características y las necesidades de su
comunidad
2. Por otro lado, se establece desde las normativas que las escuelas conformen
Consejos de Convivencia que deben ocuparse de la redacción de los acuerdos pero
también abordar los conflictos que se presentan y sugerir formas de resolución.
Estos deben tener una representación de estudiantes, agrupaciones estudiantiles,
docentes, preceptores, familiares, personal no docente y equipo de conducción.
n las escuelas donde ya han sido conformados los Consejos de Convivencia, por su parte,
E
en general solo se tratan temas que refieren a conflictos y a las decisiones sobre la
aplicación de medidas frente a las transgresiones.
Alejandro Busto
38
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Los trabajos que en el ámbito educativo indagaron en las acciones políticas juveniles así
como, de modo más amplio, en la construcción de la ciudadanía, muestran una diversidad
de experiencias políticas, fuertemente vinculadas a situaciones regionales y locales.
a ampliación de la cobertura del nivel secundario supone una apropiación por parte de los
L
jóvenes del espacio escolar. Sin embargo, a pesar de que todos tienen acceso al comienzo,
luego devienen trayectorias diferentes de transitar por la escolarización, que podrían
implicar modos de formación ciudadana disimiles y concepciones sobre la “política”, la
“igualdad”, la “justicia” o los “derechos” diferentes.
n este sentido, los estudios feministas y de género resultan de gran apoyo para imaginar
E
nuevos recorridos. La compilación de trabajos realizada por Adams y Bettis (2005) pretende
enfocar las investigaciones en espacios específicos -los cuales tienen relaciones de poder
que construyen reglas y definen límites- y las prácticas juveniles asociadas a dichos
lugares. Según su propuesta, los rasgos de época merecen ser pensados a partir de
interrogarnos dónde pueden ser, en qué espacios tienen lugar la posibilidad de expresarse
como uno/a se siente. Sostenemos que es preciso pensar las acciones políticas juveniles
desde marcos alejados de la mirada adultocéntrica sobre el “deber ser” de la participación e
intentar comprender cuales son los modos de organización, los lugares y actos a través de
los cuales los sujetos promueven sus acciones de ciudadanía y, a través de esa operación,
se transforman en ciudadanos activistas.
uchas de las acciones protagonizadas por las y los jóvenes ocurren en un contexto en el
M
cual la definición de las problemáticas que enfrentan cotidianamente suele ser establecida
Alejandro Busto
39
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por los adultos. Esto nos obliga a ser cautelosos y reflexionar sobre los distintos grados de
legitimidad con los que cuentan los diferentes grupos sociales para expresar sus reclamos.
Los jóvenes, a las dificultades que deben enfrentar por sus rasgos más particulares (clase
social, género, etnia, etc) suman una desigualdad vinculada a la cuestión etaria, ya que sus
voces son juzgadas de manera diferente a las de los adultos. Finalmente, también uno
puede encontrar que entre las y los jóvenes existen diferencias en sus posibilidades de
enunciación, incluso en ámbitos que se presentan como más horizontales.
as instituciones secundarias que cuentan con Centros de Estudiantes, en las cuales los
L
sentidos que los estudiantes otorgan a este son aquellos más vinculados a la defensa de los
derechos de las y los jóvenes, y a ser un canal de representación de los alumnos, son los
que dependen de universidades nacionales. Creemos que en estos casos la impronta
institucional tiene una relevancia notable, de manera que existe en estas escuelas una
persistencia de las tradiciones de acción política a las cuales los integrantes de la
comunidad educativa pueden apelar o, para decirlo en otros términos, los estilos de hacer
política en la escuela.
n relación a los sentidos otorgados a los Centros de Estudiantes, podemos señalar que
E
aspectos como arreglar la escuela y lograr becas estudiantiles aparecen mencionados en
escuelas donde concurren mayormente jóvenes de sectores populares.
l panorama hoy pareciera ser más proclive a la participación estudiantil. Es factible hablar
E
de cierto interés de las y los jóvenes por la pòlitica, o por decirlo de otra manera, un
reencantamiento con lo público que puede verse en mayor interés por la participación en los
partidos políticos, ocupaciones de plazas y espacios, en su interés en actividades culturales,
en acciones solidarias, en la participación en alguna marcha. Aun así, encontramos que hay
temáticas que los interpelan más que otras, aspectos que inciden o creen que influyen más
en sus vidas y que, por lo tanto, les interesan más, como la infraestructura de los liceos, los
modos de vivir la sexualidad o los problemas en sus barrios.
l sistema educativo está habituado a convivir con siglas, referencias, normativas de las
E
más variadas, informes a elevar en una trama burocrática que manifiesta un intento de
planificación de sus acciones.
a escuela es un lugar valorado porque permite conocer gente o estar con amigos, por el
L
clima que se construye, pero también por ciertos aprendizajes. Los estudiantes valoran a los
Alejandro Busto
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docentes que proponen actividades interesantes, pero más a aquellos que saben enseñar,
que transmiten conocimientos con pasión, que se involucran de lleno en el proceso de
enseñanza y aprendizaje, así como a quienes explican todas las veces que sea necesario.
Frente a la heterogeneidad de formas de ser joven que habitan hoy las aulas, también los
desafíos y las demandas hacía los docentes son diversos y más complejos.
demás es pertinente considerar que las posibilidades de elegir a qué institución asistir se
A
encuentran desigualmente distribuidas. El lugar donde uno viva,y las posibilidades de
circulación por otros ámbitos de la ciudad aparecen como elementos clave, por lo que es
factible hablar de una correlación entre desigualdad urbana y educativa. Resulta también
importante como elemento diferenciador la desigualdad a nivel horizontal, entre quienes
habitan el mismo barrio y forman parte de sectores socioeconómicos similares y el tipo de
experiencia escolar que tengan de acuerdo a la institución en la que estudien.
Alejandro Busto