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REVISTA MEDICA HONDUREÑA 7

Cuarto Centenario de Ambrosio Paré


Conmemoración de su obra.
Por J. L. Faure

Parece que una renovación de pos en que el alma de Francia


juventud y de gloria envuelve da pruebas de energía sobrehu-
hoy la gran sombra de Ambrosio mana y de imperdonable abando-
Paré. Hace 400 años comenzó no, parece saludable retemplar
su aprendizaje de la cirujía, inau- nuestros corazones en el ejemplo
gurando así la vida, en cuyo cur- de uno de esos hombres que lle-
so, debía conducir tan alto el cul- varon su piedra al monumento
to apasionado de nuestro arte. sublime erigido por los siglos a
Jamás es muy tarde para evo- la gloria de la Patria.
car el ejemplo de una noble figu- He aquí 400 años que Ambro-
ra. Sin duda es el trabajo acu- sio Paré entraba al Hotel Dieu
mulado en el curso de los siglos como compañero cirujano. Te-
de gloria y de miseria que ha he- nía apenas veinte años.
cho de la Francia el dulce país Su padre, Lava, fabricaba co-
que el universo admira, otros co- fres, un artesano de valor, como
dician y este más bello reino ba- es vieja Francia tenía tantos, ha-
jo el cielo que cantan los poetas, bía notado su aptitud para la re-
que dívinisa la naturaleza y por flexión y quiso preparar para al-
el cual han muerto tantos millo- guna carrera más noble que la
nes de sus hijos suya haciéndole aprender latín.
Pero la muchedumbre anónima Lo había confiado, no sin alguna
no se da cuenta de quienes la vacilación, al capellán Dorsay,
conducen. Si no hubiera tenido pues era de esos hombres que en
en la ruta eterna por donde ca- la época donde el espíritu empe-
mina la humanidad, algunos hé- zaba a romper sus cadenas, te-
roes salidos de las profundidades nían alguna tendencia a adoptar
para iluminar su pensamiento, las ideas de la reforma que cam-
liara orientar sus fuerzas, para biaba en Europa las almas y las
dirigir su acción, quién habría conciencias. Pero el capellán
sacado de las tinieblas, donde es- empleó más al alumno en limpiar
tuvieron durante milenarios, su jardín y pasear su muía que a
nuestros ancestres de la pre- estudiar la declinación.
historia? He ahí, porqué, en estos El trabajo terminado, iba a la
tiem- Escuela de Medicina de la calle
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de la Bucherie, donde seguía los de Laval se había transformado


cursos, escuchaba las lecciones en compañero cirujano del Hotel
del maestro y asistía a las disec- Díeu de París.
ciones. El azar que lleva al mundo de-
Pero salió luego de ¡a muche- cidió de su destino.
dumbre, pues las cosas no iban El Rey Francisco I preparaba
mejor que ahora El trabajaba. en esta época (1636) una expedi-
Era necesario dar pruebas de ción a Italia para combatir al Du-
cualidades exenciónales, pues fue que de Savoya, aliado del Empe-
distinguido por diversos profeso- rador Carlos V. M, de Mont-
res y en particular por Dubois jean, que ocupaba un alto grado
que había latinizado su nombre, en el pequeño ejército, hueco un
llamándose con el ilustre .de cirujano. Se le presentó Ambro-
sio Paré, le gustó y lo aceptó.
Sylvius. Como se necesitaba en
Y he aquí a nuestro héroe par-
el Hotel Dieu de un compañero tir por vez primera en estas ex-
cirujano, él fue escogido para pediciones militares que hicieron
ocupar ese empleo. de él al cirujano de los campos
Y he aquí como el pequeño de batalla y que permitieron a su
aprendiz a barbero de la tienda
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genio naciente o más bien a esa las heridos.


especie de genio, que no es sino Después de una noche de in-
el buen sentido y la claridad de somnio, inquieto de haber in-
I» mente, dan libre curso a sus fringido las prescripciones de lo
inspiraciones y que debían con- que era entonces la verdad cien-
ducirlo poco a poco a los descu- tífica, fue a ver sus heridos.
brimientos que lo inmortalizaron. Qué había sucedido a los no
Desde esa primera campaña, cauterizados? Los encontró na-
tuvo ocasión de poner a prueba a turalmente, mucho mejor que los
la vez su generosidad natural y curados con aceite hirviendo!
su espíritu de iniciativa. Estos habían pasado una noche
Los primeros espectáculos de espantosa, tenían fiebre y las he-
las carnicerías salvajes, que eran
ridas eran negras y tumefactas.
entonces los combates cuerpo a
cuerpo, con el fracaso de las Los otros habían dormido bien,
armaduras y arca buzados, lo sufrían poco y sus heridas se
afectaron profundamente. Yo presentaban sin inflamación ni
me arrepiento, decía, de haber tumor. Su convicción estaba
salido de Paría para ver tan la- formada: Entonces, dijo, yo re-
mentable espectáculo. solví jamás quemar tan cruel-
Ambrosio Paré, desde esa épo- mente los pobres heridos por ar-
ca rompió su cadena. cabuz.
Siguiendo a Juan de Vizo, tra- Al regreso, al cabo de tres
taba las heridas por arena de años, en 1539 volvió a su trabajo.
fuego, cauterizándoles con aceite Encontró a su maestro Sylvius,
Sambuco hirviendo. Pero es que le había puesto gran afectó
fácil adivinar qué espectáculo desde el principio de sus estudios.
darían los desgraciados heridos Era un hombre eminente, cuyo
sometidos a esa terrible terapéu- nombre vivirá atravez de los si-
tica. A pesar de la dureza del glos, mientras hayan hombres
siglo, donde se veía quemar de capaces de interesarse por la
vez en cuando algún brujo, Am- anatomía cerebral. El joven, un
brosio Paré se preguntaba si no poco rudo, que había conocido
había algo mejor en qué ocupar- como un sólido trabajador, le
se que a este oficio de tortura- gustaba, y después vio, en su ex-
dor!
pedición allende los Alpes, cosas
Un día los heridos eran mu-
chos, el aceite de Sambueo faltó. interesantes. El viejo maestro
Qué hacer? Era sin embargo ne- le dio un buen consejo, el de re-
cesario curarlos. Ambrosio Pa- sumir lo que había observado y
ré compuso un digestivo hecho escribir una obra.
de yema de huevo, aceite rosado Pero esa idea horrorizó a Am-
y de terebentina y lo aplicó sobre brosio Paré. Escribir un libro.
No sabía el latín y no estaba se-
guro de saber el francés. Quién
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Lo sabía en esa época, donde la no debiera escribir en francés,


joven lengua francesa sulfa ape- porque la medicina será despre-
nas de la infancia? No había ciada, lo que me parece contrario,
aún despojado la dureza de sus pues lo que he hecho es más bien
orígenes, conservando la aspere- magnificarla y honrarla. Con-
za pintoresca, la truculencia y ri- viene entender que las ciencias
queza desordenada, cuyo magní- cuanto más conocidas son más
fico ejemplo es la obra de Rabe- estimadas, visto que ciencia y
lais. Pero los buenos construc- virtud no tienen mayor enemiga
tores allí estaban, pues llegaba que la ignorancia. Por qué, en-
la época en que el mismo Rabe- tonces, no me será permitido es-
lais, Montaigne, Rousard y sus cribir en mi lengua francesa?, que
amigos de la Pléyade, y Malher- es tan noble como cualquier len-
be iban a trabajar por darle su gua extranjera.
fuerza y suavidad, su potencia y Como la gloria del Banafré, la
su belleza. fama de su cirujano se extendía
Ya en París, disponiendo de do más en más entre los milita-
algún tiempo a pesar de las exi- res y gente civil, para subir poco
gencias de una clientela atraída a poco hasta el Olimpo fastuoso
por el renombre que empezaba a y radiante que era entonces la
rodear su nombre y siempre ade- curte de Francisco I Rey de
lantado por Sylving. se puso a Francia.
trabajar y escribió su obra sobre Sinembargo los sucesos seguían
El método de tratar las heridas su curso, Francisco I murió, pero
hechas por arcabuces y garrotes, la guerra con los imperios conti-
etc. Era en 1545. Fue a los nuaba en sus marchas por la Lore-
35 años que tuvo por primera vez na. A pesar de ser buen católi-
la alegría de verse en letras de co, Enrique II no desdeñaba la
molde. alianza de los príncipes protes-
Pero, he aquí, que su ignoran- tantes de Alemania contra los
cia de la lengua latina, suplida imperiales. Ambrosio Paré si-
por e! genio natural, nos dio un guió todavía a M. de Rohan, Fo-
libro sabroso, pintoresco, donde maron Foul, tomaron Metz. Lle-
brillan a cada instante las pala- garon hasta Alemania. Al repo-
bras chispeantes salidas del viejo so en Danivillieres, en una tienda
terruño francés, y del que los es- próxima a la de M. de Rohan, que
critores del gran siglo, dando a Ambrosio Paré hizo por primera
la lengua su nobleza y unidad, vez, en una amputación, la
la despojaron. ligadura cié las arterias y con-
Escribió en francés, y en la in- quistó la inmortalidad.
troducción al lector de sus obras Se trataba de una amputación
completas, se justifica victoriosa- de ¡a pierna. Fue rápidamente
mente: dicen los médicos, que yo cortada. Pero en momento en
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que pasaban al cirujano los fie- un barbero cirujano.


rros encendidos al rojo, éste ante Pero los reproches que se pue-
la estupefacción de todos, los re- den hacer a los exámenes no se
chazó, poniendo en práctica una aplicaban solamente a los que co-
idea, que seguramente llevaba nocemos hoy. A pesar de los ce-
desde mucho tiempo en su cabe- los fermentados en el corazón de
za; tomó un hilo, lo pasó por la un cierto número de miembros
arteria tibial con un gancho y del Colegio de Cirujanos, algunos
puso una ligadura. Hubo mur- tenían, felizmente para Ambro-
mullos discretos, se increpa al jo- sio Paré, una admiración secreta
ven imprudente, que osaba deli- y profunda, y se hizo por él. lo
beradamente infringir las anti- que se haría talvez ahora, sí un
guas enseñanzas. Algunos días caso semejante se presentara.
después, el herido estaba curado Madame Lariviere compuso un
jurado escogido entre sus parti-
y Ambrosio Paré lo mandó a su darios; se cambió la fecha ordi-
casa; el herido con una pierna de naria y el sitio de la reunión; se
madera y diciendo que estaba convino anticipadamente en cier-
contento de no haber sido mise- tas preguntas y respuestas; pero
rablemente quemado para estan- las respuestas de Ambrosio Paré
carle la sangre. fueron hechas en un latín tan de-
Es así, como Ambrosio Paré, plorable que hubo algún disenti-
practicó por primera vez. la liga- miento en el jurado. Obtuvo
dura de las arterias, en una am- sinembargo los dos tercios de vo-
putación y se elevó de solo golpe tos y fue admitido al maestrazgo,
de alas a la primera línea de los pero a condición expresa de
que han trabajado por la cirugía, aprender el latín y la cirugía.
y que han dado a los hombres, Y nosotros no tenemos bastan-
sus hermanos servicios que nadie tes críticas para los exámenes
podrá medir su magnitud. Qué actuales. Nada ha cambiado bajo
importan ahora los otros traba- el sol —si no es que los reproches
jos, sus títulos y su gloria? Ved- que se nos pueden hacer parece
le por ese simple gesto-por ese deben ejercerse en sentido
hilo delicado puesto sobre un va- inverso-pues nosotros no tenemos
so—incluido en la Historia eterna. a menudo que pronunciarnos
La abdicación, después la muer- sobre candidatos de la talla de
te de Carlos V le trajeron algún nuestro héroe.
reposo. Felipe II menos comba- Las guerras dinásticas apenas
tiente que su padre, firmó el Tra- habían terminado, cuando se en-
tado de Chatean Cambresis y la cendieron las más crueles y ab-
Paz, descendió por algún tiempo surdas aún, las luchas que des-
sobre el pobre reino de Francia. pertó en los corazones y espíritus
Vuelta la tranquilidad, Ambro- la intolerancia religiosa. Ambro-
sio paré, pensó que él no era sino
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sio Paré, después de haber esca- minio de la moral universal. No


pado del peligro de las batallas, podía comprender que una doc-
hubo que ser su víctima. trina de paz, de caridad y de
Las guerras de religión comen- perdón pudiera engendrar, como
zaban en Francia y renovaban lo veía, el desolador espectáculo
las discordias, las miserias y Ion de degüellos y suplicios, de ase-
sufrimientos de la guerra de cien sinatos y carnicerías. Es que él no
años que conocieron los antepa- sabía que las grandes ideas no
sados de los hombres que enton- son a menudo, sino un velo tenue
ces vivían, cuyas ruinas y cala- que cubre las pasiones humanas.
midades se recordaban con Son tanto más profundas cuando
ESpanto. toman su origen en misticismo y
Ambrosio Paré era hugonote. en convicciones que tienen, por su
M. Carlos de Escrevannes astá misma esencia, el carácter de lo
muy preocupado por saber sí Pa- absoluto y que cuando las
ré era protestante y católico. pasiones vienen a dirigir los actos
Discute extensamente este asun- de los hombres no hay más lugar
to y se inclina por la última opi- para la razón, para la justicia,
nión. Es también la de maljargue, para la tolerancia, ni aún para la
quien no da en favor de la piedad. No hay más lugar que
hipótesis, sino los argumentos para la locura.
más detestables. Yo no me en- Ambrosio Paré contemplaba
cargaré de tranzar esa diferen- con ojos entristecidos las nuevas
cia, aunque los peligros ciertos desgracias cernidas sobre la Fran-
que corrió durante los días trági- cia diezmada, desesperada de su
cos de San Bartolomé me hagan destino; ignorando que un niño
adoptar la primera y pensar que crecía en el Louvre, cuyo buen
abrazó la fé de los hugonotes. sentido, su espíritu de justicia y
Poco importa. Me es suficiente de tolerancia, las virtudes milita-
creer que tuvo una alma de cris- res y el genio político, iban en
tiano. Comprendo por eso, que algunos años a hacer del desgra-
conformó su vida al espíritu de ciado país devastado por dos si-
Cristo sin importarle sus minis- glos de guerras intestinas, la
tros. Era un hombre honesto, Francia del gran siglo y el más
j u s t o y caritativo, lleno de piedad bello reino que haya aparecido
por los dolores humanos, bueno, bajo el cielo, desde los tiempos
tolerante y amplio de espiritu de Carlomagno y aún después de
Cualquiera que haya sido su fé, los años venturosos de los siglos
la había tomado de lo bueno de olvidados durante los cuales la
las religiones, las ideas rectas y gran paz romana extendió sobre
generosas, que por la fuerza de el mundo los beneficios de una
las cosas, incorporan en sus re- civilización en la cual vivimos to-
glas estrechas y que son del do- davía.
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Repentinamente, sobreviene, el v ivir y vuelven al reposo una vez


drama atroz en el cual debía pe- saciada el hambre; pero el hom-
recer. bre, ser sublime, formado a ima-
Que sea por razón de Estado, o gen de Dios, mata por el placer
por esa fría prisión que nace en de matar. Solo él conoce la volup-
los fanáticos, Reina Madre, es- tuosidad de la muerte y la alegría
pantada de la resistencia de los de la sangre derramada. El de-
hugonotes y de los progresos que güello dúró tres días.
hacían en todo el reino, resolvió Pero todo París sabía que Am-
el dar un golpe maestro y exter- brosio Paré asistió a Coltgany, y
minar todos los jefes, comenzan- era más que ningún otro, desig-
do por el más grande y más res- nado a los golpes de los furiosos
petado de todos, el almirante y dementes sueltos en las calles
Coligany. de la ciudad.
La ocasión era favorable, un Carlos IX lo quería mucho. Lo
gran número de jefes hugono- interrogaba a menudo, le pedía
tes habían venido a Asis pura consejos, lo hacía su confidente.
asistir al matrimonio del joven Y Paré a su vez tenía un gran
rey de Navarra con Margarita de afecto por este Príncipe, por tan-
Valois, hija de Catarina. tos lados encantador y que sin
Pero la ciudad estaba en efer- duda hubiera sitio poeta a no ser
vescencia. Que iba a pasar. Fue Rey de Francia.
entonces cuando la reina madre Qué iba a suceder a Paré en
obtuvo de su hijo la orden fatal estos días trágicos? Vivía no le-
de la que lleva ante la historia la jos del Louvre, cerca del puente
terrible responsabilidad, pero que Saint Michei. Carlos IX envió a
la implacable Catarina, arrancó, buscarlo y lo hizo venir al palacio
sin duda a su debilidad más que a por caminos escondidos.
su voluntad. Talvez quería tener cerca de él
La mañana del día siguiente, ese hombre firme y recto en esas
cuando el alba despuntaba, el horas terribles, donde la visión-
ruido siniestro del Somatén que sangrienta de escenas de la calle
repicaba en la torre de San Ger- se listaban, horribles pesadillas y
mán Anrerrois daba a los solda- ya el remordimiento, sin duda
dos y al populacho, a la señal de espantaban su alma, pues parece
lo que fue talvez, el crimen más que fue profundamente impre-
grande de la historia que so ha- sionado por las consecuencias ho-
ya visto. El populacho ama la rrorosas de la orden que se había
sangre. La bestia humana de- dejado arrancar por la voluntad
sencadenada cae bajo las bestias de su madre. Sufrió hasta la
fieras y de los monstruos que muerte que vino en menos de
talvez pueblan las profundidades dos años.
del mar, que no matan sino para Lo que parece cierto es que
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Ambrosio Paré pasó en el apar- hombres para haberles aparecido


tamento del Rey la primera no- como el Padre de la Cirugía, mag-
che que era un domingo, después nifico y glorioso epíteto, que en
todo el día lunes; el degüello con- la memoria de las muchedumbres,
tinuaba, la sangrienta noche, y tres siglos revueltos no han podido
no llegó a su casa hasta el mar- separar de su nombre; ese as-
tes, cuando el populacho estaba censo, que es un caso único en la
saciado; los vapores de la sangre historia de la cirugía, no fue en
subían del pavimento de la ciu- realidad, sino el desarrollo pro-
dad y que terminaba en la muerte gresivo de su genio personal, he-
y el cansancio la tragedia más cho de simplicidad, de buen sen-
sombría que ha deshonrado la tido, de espíritu de observación,
Historia. al mismo tiempo que de trabajo,
A fines de agosto de 1590 En- de coraje, de valor moral. Pero
rique IV levantó el sitio. El 20 que quedaría de Ambrosio Paré si
de diciembre del mismo año Am- no hubiera poseído tan raras
brosio Paré se extinguía en me- cualidades y altas virtudes, Li-
dio de los suyos; 80 años de edad. bros olvidados, volúmenes perdi-
Vio desarrollarse los sucesos del dos, como tantos otros en el polvo
siglo XVI, tan grande por la des- de las bibliotecas, en que ninguna
gracia de los hombres y de los mano, sin duda correría las hojas.
pueblos, como por la esperanza Pero un día sintió brotar en él la
que daba ya el espíritu nuevo que inspiración repentina, la chispa
soplaba sobre e1 mundo. El si- sagrada, esa luz interior que
glo precedente dio hombres, hé- revela al marcado por el genio lo
roes, sobre los mares tenebrosos que solo él puede ver, cuando
y los océanos desconocidos, en el quienes le rodean marchan en las
descubrimiento de la tierra. Aho- tinieblas, y el gesto de un día
ra era sobre rutas nuevas, abier- lijando un vaso lo condujo a las
tas al espíritu que avanzaba la cumbres donde brillan los
humanidad. nombres de quienes pasaron sobre
Ambrosio Paré murió en la ho- la tierra dejando una obra
ra en que bajo el impulso decisi- inmortal.
vo del que fue un gran hombre Era entonces el hijo de su crea-
al mismo tiempo que un gran ción; él solo se había hecho; na-
Rey, los franceses reconciliados cido en un siglo donde los hom-
iban a asistir a la resurrección bres vivían en la fé de los anti-
de la Patria. guos, entre los errores de su
El ascenso de Ambrosio Paré tiempo, observó, reflexionó, pidió
que salió de tan bajo para llegar armas a la razón.
tan alto, pues es necesario ver- Debemos darnos cuenta, para
daderamente que haya subido comprender el esfuerzo que hizo,
muy alto en la conciencia de los del estado de espíritu de los hom-
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bres de su siglo, en medio de los piertan apasiblemente en su le-


cuales vivía y compartía la ma- cho.
yor parte de sus ideas, como su- Ambrosio Paré era de su tiem-
cede por la fuerza de las cosas y po. Sin embargo se dejaba lle-
por una especie de impregnación var por la credulidad general del
espiritual en todos los tiempos y siglo en que se vivía en un mun-
en torios los países. Jamás, tal- do poblado de ángeles y demonios
vez, el insondable absurdo del y donde las cosas de la tierra del
espíritu humano se ha manifes- cielo y del infierno se confundían
tado más brillante que hacia este en la fé de esas almas simples,
fin de la edad media, del que se en un misticismo infantil, lleno
salía apenas, y que al lado de de1 mismo tiempo de espanto y de
tantas obras asombrosas, que beatitud, cuyo testimonio es fácil
nunca han sido sobrepasadas, co- contemplaren las pinturas de la
mo esos monumentos sublimes: época, Ambrosio Paré haciendo
las catedrales, nos ha dejado los un llamamiento a la razón cuan-
testimonios estupefactos de todas do se trataba do lo tocante a su
las aberraciones. Pues parecía arte.
natura! a los hombres de ese En fin, cosa admirable en esos
tiempo, quemar sus compatriotas tiempos tan alterados, conservó
para asegurar la salud de su al- algo de más bello, de más pro-
ma y conducir al suplicio, des- fundo y de más generoso; un
pués de procesos paciente y - gran espíritu de tolerancia tan
consiensudamente instruidos por rara en la época, tanto entre los
hombres de buena fé, de los des- hugonotes como en los fieles a la
graciados convencidos de ir a las autoridad soberana del Sumo
Mamas por haber negociado con Pontífice Romano. No compren-
el diablo en una misa negra. Y día que se impidiera la fé de los
los herejes que se conducían al otros, ni que los otros tuvieran
suplicio no se asombraban de esas algo que ver con lo que pasaba
sentencias. Sus convicciones, en el fondo de su propia concien-
tan potentes como las de sus per- cia. Todavía menos comprendía
secutores, les hacían preferir el que el pobre reino de Francia,
suplicio a la abjuración y los he- ya tan golpeado por las guerras
chiceros que subían al madero, con los ingleses, que durante to-
se decía que era necesario hacer- do un siglo lo habían devastado
los sufrir por su eterna salud, y casi acabado por la guerra con
pues habían sido convencidos por el Emperador Carlos V, al punto
el diablo. Todo el mundo sabia, de preguntarse qué sucedería a
en efecto y ellos también lo sa- la Francia si todos los hijos de
bian, que cuando van al conven- Catalina, que parecían de una ra-
tículo de Ios brujos, los hechice- za degenerada, morirían sin hi-
ros pierden todo recuerdo y des- jos, no comprendía cómo los fran-
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ceses después de tantos sufri- trabajar en libertad buscando la


miento, tomaran las armas con- verdad.
tra otros franceses, combatiendo No es en un sitio como este,
por su fé. donde tengo el derecho de califi-
Era entonces un espíritu libre. car la tradición. Pues si los si-
Pero cuántos espíritus libres o glos pasados han acumulado erro-
que s e creen esclavos, res y los han trasmitido, han
aprisionados en la ignorancia y también acumulado verdades
en la servidumbre. Aquí es don- eternas y vivimos sobre los tra-
de debe darse todo su valor a una bajos de quienes nos precedieron.
circunstancia que decidió sin du- También, después de lo que
da, la fortuna de ese hombre que antes vimos y hoy vemos, no te-
no se elevó a la primera calidad nemos el derecho de pronunciar
y no fue el Padre de la Cirugía a la ligera esa palabra magnífica
sino porque se hizo él solo. de libertad, sobre todo aplicán-
dola a las manifestaciones del es-
Ambrosio Paré no sabía latín
píritu en el que no sabrían nacer
y sí esa lengua lo privó de cierta
espontáneamente las reglas de la
disciplina del espíritu, que mu-
verdad soberana. Pues el espí-
chos juzgan hoy, y con razón,
ritu, como el cuerpo, como los
necesaria a su desarrollo, fran-
músculos, tiene necesidad de una
queo al menos en lo concerniente
dirección, de una disciplina sóli-
a la medicina, una ciega sumisión
da, sin la cual puede perderse en
a las ideas del tiempo, irremedia-
los caminos que parecen llevar a
blemente empapadas en las tra-
las cumbres y que conducen a los
diciones galénicas.
abismos.
De suerte que la ignorancia de
Ah, sin duda es fácil hipnoti-
esa lengua, impidiéndole leer el
zarse con palabras y lanzarse al
Evangelio sagrado de los médi-
galope por el camino encantado
cos de entonces, le permitió con-
de los sueños e ilusiones! Sin
servar esa independencia del es-
duda es fácil, en la mañana de
píritu, una de las mayores cuali-
un hermoso día de verano, ver
dades del hombre, porque le da
de lo alto de la colina, el sol su-
la fuerza para luchar contra la
bir lentamente en las brumas del
rutina eterna y de romper erro-
horizonte. Pero quién puede sa-
res legados por el pasado, para

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