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¿Qué es la

economía
ambiental?

Política y
Economía
Ambiental
¿Qué es la economía
ambiental?
Aunque el campo de estudio de la economía ambiental probablemente data
de fines de la década de 1950 y principios de 1960, gracias a las importantes
contribuciones que surgieron de Recursos para el Futuro, 1 la economía
ambiental realmente despegó en la década de 1970 y desde entonces sigue
floreciendo.

En la década de 1990, los resultados comienzan a ser considerados en


términos de su influencia en la política ambiental. En la actualidad, los
permisos transferibles para el control de la contaminación son ampliamente
apoyados, los métodos de evaluación forman parte integral de la prevención
ambiental, la evaluación ambiental se está utilizando para tomar decisiones
respecto del impacto ambiental de proyectos públicos importantes y la
economía ambiental desempeña una función trascendental en el debate
actual sobre el cambio climático (Kolstad, 2001).

Cuando hablamos de economía, nos referimos a una población compuesta


por empresas, organizaciones, instituciones políticas y las diferentes
interrelaciones entre ellas, representadas en los mercados. Del mismo
modo, podemos decir que la economía trata sobre el estudio de cómo y por

1
Recursos para el Futuro (RFF, por sus siglas en inglés) es una organización de investigación
sobre economía ambiental y economía de los recursos naturales creada a principios de la
década de 1950 por la Fundación Ford para estudiar los problemas de la escasez de
materiales. Durante dicha década y las siguientes, los investigadores de RFF produjeron
numerosos documentos importantes. Una de sus contribuciones principales fue el
desarrollo de métodos para medir la demanda por recreación, el uso de impuestos sobre
emisiones, la escasez de recursos naturales, etcétera.

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qué los individuos y grupos en la sociedad toman decisiones sobre el uso y
la distribución de recursos humanos y no humanos valiosos. Esta ciencia,
además de dedicarse al estudio de las ganancias financieras de los agentes
obtenidos a partir de la toma de decisiones desde el punto de vista privado,
se dedica también a analizar situaciones de escasez de los recursos desde el
punto de vista de la eficiencia económica.

Podemos decir de manera generalizada que la economía ambiental provee


las herramientas analíticas y cuantitativas para estudiar y tratar de dar
soluciones a los problemas de asignación no eficiente de recursos naturales
y ambientales en la sociedad (Azqueta, 2007).

De manera más exacta, ¿qué es la economía ambiental? Según Kolstad:

la economía ambiental estudia los impactos de la economía


sobre el medio ambiente, la importancia del medio ambiente
para la economía y la manera apropiada de regular la
actividad económica con miras a alcanzar un equilibrio entre
las metas de conservación ambiental, de crecimiento
económico y otras metas sociales, como por ejemplo, el
desarrollo económico y la equidad intergeneracional. (2001,
p. 1).

En síntesis, la economía ambiental da respuestas a algunas de las preguntas


más trascendentales acerca de los problemas ambientales que aquejan al
mundo actual. Algunas de estas preguntas son:

3
¿Cuáles son los incentivos para la generación de
contaminación?
¿Cuáles son los costos de limpiar la contaminación?
¿Cuáles son las ganancias netas derivadas del control de la
contaminación para la sociedad?
¿Cuál es el balance correcto entre los costos del control y las
ganancias obtenidas del control?
¿Cuáles son los mecanismos regulatorios que pueden ser
diseñados para asegurar un balance adecuado entre costos y
ganancias?

¿Algunas veces estos objetivos son fáciles de cumplir y otras


veces son excesivamente complejos?

Economía del medioambiente y de la política


ambiental

Cuando nos preocupamos por el medioambiente y cuando surgen


inquietudes al intentar encontrar una respuesta al origen de la degradación
ambiental, que cada vez se agudiza más en todo el planeta, salen a relucir
dos causas principales: la alta densidad de población mundial y la diferencia
de ingresos entre las personas que habitan el planeta. Si en la actualidad
hubiese poca población global, el medioambiente debería tener la capacidad
de biodegradar y de reciclar por sí mismo (a través de procesos naturales)
todos los contaminantes generados por los seres vivientes del planeta

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(Perelló Sivera, 2009). En la actualidad, el número de personas que habitan
el planeta y, particularmente, la densidad de población en ciertas regiones,
colman el medioambiente y hacen que este sea incapaz de sostenerse por sí
mismo. Es entonces cuando aparecen los problemas de degradación
ambiental, que comprometen la existencia de una serie de recursos
naturales y ambientales (entre los que se encuentran especies de animales
y plantas y materiales inertes) que sirven de base para los bienes y servicios
que demanda la sociedad.

Por otra parte, el nivel de ingreso es también importante no solamente


debido a que la gente con altos ingresos tiende a consumir más y, por lo
tanto, a contaminar más, sino también debido a que el medioambiente es
visto como un bien suntuario. Para la gente con bajos niveles de ingreso, que
trata de sobrevivir dentro de sus restricciones presupuestarias, la compra y
el consumo de bienes básicos (de subsistencia) son una prioridad; en
consecuencia, la compra y el consumo de bienes ambientales se dejan de
lado.

De todas maneras, en la actualidad, todos los habitantes del planeta están


tomando conciencia acerca del problema de la degradación ambiental y las
serias consecuencias que puede representar para la existencia y
preservación de la vida en el planeta. Todo esto conduce a que, a través del
tiempo, las personas aprendan a valorar más el medioambiente, al tomar en
cuenta sus restricciones presupuestarias, las funciones de utilidades del
resto de individuos en la sociedad y sus estándares de calidad de vida.

Una vez fijados los objetivos sociales en términos de una determinada


calidad de los servicios de la biósfera, es necesario conseguir que los agentes

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implicados en el proceso de degradación ambiental modifiquen su
comportamiento, de forma que se alcancen las metas propuestas. No es esta
tarea una fácil, teniendo en cuenta no solo la multitud de agentes
implicados, sino las propias características de los problemas ambientales
abordados. Es más, no se trata solo de alcanzar determinados objetivos de
calidad ambiental, sino de lograrlos en condiciones aceptables, es decir, sin
hacer pagar a la sociedad un precio excesivo por ello. Por eso, la política
ambiental tiene una función social de suma importancia: determinar la
cantidad correcta de contaminación.
El concepto de política ambiental debe entenderse en sentido amplio, ya que
los mecanismos a través de los que el administrador público puede tratar de
incidir sobre el comportamiento de los distintos agentes involucrados son
múltiples y trascienden la simple intervención directa. En efecto, las
posibilidades son muy amplias: desde la imposición de una normativa, por
ejemplo, hasta la subvención a las empresas menos contaminantes, pasando
por la creación de mercados para el intercambio de permisos de emisión. En
cualquier caso, y sea cual sea el conjunto de medidas adoptadas, lo
fundamental es que sea eficaz, flexible, eficiente y equitativo. En el siguiente
gráfico, podemos visualizar que una política ambiental eficaz en la reducción
de las emisiones de contaminantes conlleva a un incremento en los costos
empresariales (Perelló Sivera, 2009).

6
Figura 1:

Fuente: Azqueta, 2007, p. 293.

En conclusión, la economía y la política ambiental tienen que desempeñar


un papel importante en el diseño de políticas públicas para el mejoramiento
de la calidad ambiental. Al respecto, Field (1997) señala que al problema de
diseñar políticas ambientales eficientes no se le suele dar la importancia que
merece. Esto sucede porque no se entiende a la contaminación como un
subproducto de la producción de bienes. Para determinar los costos del

7
control de la contaminación, es necesario entender la estructura de la
producción de bienes y la manera en que variarían los costos de acuerdo con
los diferentes niveles de contaminación (Azqueta, 2007).

8
Referencias
Azqueta, D. (2007). Introducción a la economía ambiental. Madrid, ES:
McGraw-Hill.

Baumol, W., & Oates, W. (1998). The Theory of the Environmental Policy
(2.nd ed.). Cambridge, GB: Cambridge University Press.

Costanza, R. (1991). Ecological Economics (1.st ed). New York, US: Columbia
University Press.

Gro Harlem Brundtland. (1987). Nuestro futuro común. Washington, US:


Organización de la Naciones Unidas (ONU).

Hanley, N., Shogren, J., & White, B. (1997). Environmental and Practices.
Oxford, GB: Oxford University Press.

Kolstad, C. (2001). Economía ambiental. México D. F., MX: Oxford University


Press.

Mendieta, J. C. (1999). Manual de valoración económica de bienes no


mercadeables. Aplicaciones de las técnicas de valoración no mercadeables,
y el análisis costo beneficio y medio ambiente. Bogotá, CO: Universidad de
los Andes.

Pachauri, R. K. y Reisinger, A. (2007). Informe del Grupo Intergubernamental


de Expertos sobre Cambio Climático. Contribución de los grupos de trabajo I,
II y III al Cuarto Informe de evaluación del Grupo. Ginebra, CH.

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Perelló Sivera, J. (2009). Economía ambiental. Alicante, ES: Universidad de
Alicante.

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