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La hegemonía cultural

Al italiano Antonio Gramsci (1891-1937) se le atribuye el esquema que ha


servido de base al movimiento cultural marxista en el mundo occidental.

En el libro The Antonio Gramsci Reader:Selected Writings 1916-1935, editado


por David Forgacs, Gramsci aclara el desarrollo de una nueva forma de
estrategia para abrirle la puerta a la revolución socialista. Describió la
revolución rusa como ejemplo de una “guerra de movimiento”, debido al
derrocamiento súbito y total de la estructura gobernante existente en una
sociedad. Gramsci razonó que, en la Rusia de 1917, “el Estado lo era todo, la
sociedad civil era primigenia y gelatinosa”.

Así, un ataque directo sobre los gobernantes del momento podía funcionar
debido a que no existía alguna otra estructura significativa o instituciones de
influencia política que fuesen necesario superar. En contraste, en las
sociedades occidentales, observó Gramsci, el Estado es “sólo un último
esfuerzo desesperado” detrás del cual yace una sociedad civil robusta y firme.

Gramsci creía que las condiciones de Rusia en 1917, que posibilitaron la


revolución, no se materializarían en los países capitalistas más avanzados de
Occidente. La estrategia debería ser diferente y debía incluir un movimiento
democrático masivo, una lucha ideológica.

Su apoyo hacia una guerra de posicionamiento, en vez de una guerra de


movimiento no era una refutación de la revolución como tal, sino sólo una
táctica diferente ̶una táctica que requería la infiltración de organizaciones
influyentes que integran la sociedad civil. Gramsci comparó esas
organizaciones con las “trincheras”, desde donde se llevaría a cabo la guerra
posicional.

Desde su punto de vista, se requiere de una nueva voluntad general para


avanzar esta guerra de posicionamiento para la revolución. Para él, es vital
evaluar que puede oponerse en el camino de esa voluntad; esto es, ciertos
grupos sociales de influencia con ideologías capitalistas prevalecientes que
puedan impedir ese progreso.

Gramsci habló de organizaciones que incluían a iglesias, organismos de caridad,


medios de comunicación, escuelas, universidades y el poder “económico
empresarial” como organizaciones que necesitaban ser invadidas por
pensadores socialistas.
La nueva dictadura del proletariado en Occidente, según Gramsci, sólo podía
surgir producto de un consenso activo de las masas trabajadoras ̶ dirigidas por
aquellas organizaciones civiles claves que generan una hegemonía ideológica.

Como la describió Gramsci, hegemonía significa liderazgo “cultural, moral e


ideológico” sobre grupos aliados y subordinados.

… una guerra de posicionamiento implica una especie de “revolución pasiva”;


que sea capaz de hacer la transición desde el orden burgués dominante hacia
uno de socialismo, sin levantamiento social o violento alguno.

Para que ocurra la transición social, las “condiciones necesarias” en la sociedad


deben “ya haber sido incubadas”, según Gramsci. Aquí él se estaba refiriendo a
una nueva voluntad colectiva entre las masas, que coincide con tener a la gente
correcta en las posiciones estratégicas de la sociedad civil y de las burocracias
estatales.

Para la Izquierda, la “larga marcha a través de las instituciones” es un intento


deliberado de crear las mejores condiciones para el derrocamiento final de
nuestra sociedad de propiedad privada. Su éxito sería un desastre. Bradley
Thomas. Antonio Gramcsi: padrino del marxismo cultural

Nicki Lisa Cole, por su parte, analiza el concepto gramsciano de la “hegemonía


cultural”

La hegemonía cultural se refiere a la dominación o regla mantenida a través de


medios ideológicos o culturales. Por lo general, se logra a través de las
instituciones sociales, que permiten a aquellos en el poder influir fuertemente
en los valores, las normas, las ideas, las expectativas, la visión del mundo y el
comportamiento del resto de la sociedad.

La hegemonía cultural funciona al enmarcar la cosmovisión de la clase


dominante y las estructuras sociales y económicas que la encarnan, como justa,
legítima y diseñada para el beneficio de todos, a pesar de que estas estructuras
solo pueden beneficiar a la clase dominante. Este tipo de poder es distinto del
gobierno por la fuerza, como en una dictadura militar, porque permite que la
clase dominante ejerza la autoridad utilizando los medios “pacíficos” de
ideología y cultura.

… Gramsci desarrolló el concepto de hegemonía cultural a partir de la


teoría de Karl Marx de que la ideología dominante de la sociedad refleja las
creencias e intereses de la clase dominante. Gramsci argumentó que el
consentimiento para el gobierno del grupo dominante se logra mediante la
difusión de ideologías (creencias, suposiciones y valores) a través de
instituciones sociales como escuelas, iglesias, tribunales y medios de
comunicación, entre otros. Estas instituciones hacen el trabajo de socializar a
las personas dentro de las normas, valores y creencias del grupo social
dominante. Como tal, el grupo que controla estas instituciones controla el resto
de la sociedad.

La hegemonía cultural se manifiesta con mayor fuerza cuando los gobernados


por el grupo dominante llegan a creer que las condiciones económicas y
sociales de su sociedad son naturales e inevitables, en lugar de ser creadas por
personas con un interés personal en determinados órdenes sociales,
económicos y políticos.

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