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Conocer este camino es fundamental a nivel legal. Esto permite saber qué
acciones asociadas al crimen pueden resultar punibles ante la ley. Además, se
pueden vislumbrar los diferentes puntos en los que el sujeto activo pudo dar un
paso atrás. Se trata de una visión global de las consecuencias de cada acción
del delito.
Aunque pueda probarse que una persona haya pensado cometer un delito, el
mero pensamiento no se puede penar. “El pensamiento no delinque” es un
principio que está vigente desde los tiempos de la Revolución Francesa.
Los estados que se observan en la fase interna del iter criminis son:
Entre estos hechos se encuentran los actos preparatorios. Estos actos son
punibles de manera excepcional, ya que no siempre se puede probar que ellos
estén conduciendo efectivamente a la comisión de un delito. Puede haber actos
preparatorios equívocos que en definitiva no conduzcan a la comisión de un delito.
Los actos preparatorios que involucran a varias personas, como cuando se trata
de una proposición, una provocación o una conspiración criminal, realmente ya
son punibles. Entre otras cosas, porque en ellos se da el hecho de un acuerdo
previo para la ejecución de una acción criminal y una firme resolución de
cometerlo.
También es punible la acción que se conoce como apología, que tiene lugar
cuando una persona expone ante un grupo de personas o a través de un medio de
comunicación ideas que celebren o enaltezcan un acto delictivo o a su autor. Esto
puede considerarse una incitación a realizar un acto delictivo.
La tentativa del delito se castiga con una pena inferior, para reflejar la menor
lesión al bien jurídico y la menor culpabilidad del autor. La pena se rebaja en uno o
dos grados, dependiendo de la gravedad del delito, el grado de ejecución, la
idoneidad de los medios y la voluntad del autor.
El autor realiza todos los actos que deberían producir el resultado delictivo, pero
este no se produce por causas ajenas a su voluntad por ejemplo: si alguien entra
en la casa y se lleva las cosas, pero es interceptado por la policía antes de
escapar, hay delito frustrado.
El delito frustrado se castiga con mayor rigor que la tentativa del delito, puesto que
en aquel el agente hizo cuanto pudo para cometer el delito, en cambio en la
tentativa, el agente tenía que realizar todavía diversos actos para llegar a cubrir el
iter criminis completamente.
Desistimiento